Morfología

2. El género

2.6 Moción genérica y sustantivos comunes en cuanto al género. Profesiones, títulos y actividades

2.6a En los apartados anteriores, ordenados por la terminación de los sustantivos, se ha comprobado que la presencia de marcas de género en los nombres que designan profesiones o actividades desempeñadas por mujeres está sujeta a cierta variación, a veces solo desde tiempos relativamente recientes. La lengua ha acogido, pues, en ciertos medios, voces como bedela, coronela, edila, fiscala, jueza, médica o plomera, pero estas y otras voces similares han tenido desigual aceptación, generalmente en función de factores geográficos y sociales, además de propiamente morfológicos. Así, se registra el femenino jueza en el sentido de ‘mujer que desempeña el cargo de juez’. Esta voz se ha extendido en algunas zonas (entre otras en Chile y también en parte del área rioplatense, el Caribe continental y Centroamérica), a veces en alternancia con la juez. No ha triunfado, en cambio, o es minoritaria en otras (entre ellas México, España o el Perú), en las que es normal emplear juez como sustantivo común en cuanto al género (el juez/la juez):

A la juez Sonsoles le gustaba aquel lugar (Memba, Homenaje); A la juez le dieron ganas de gritar (Gala, Invitados); Yo, el día que me drogué, fui y le dije a la jueza: me drogué, cuánto hay que pagar (Maradona, Diego); Trajo a una jueza civil y los casó aquí mismo (Dou, Luna).

2.6b Han desaparecido casi por completo los sustantivos femeninos que designaban antiguamente a la esposa del que ejercía ciertos cargos (la coronela, la gobernadora, la jueza), y se han impuesto los significados en los que estos nombres se refieren a la mujer que pasa a ejercerlos. Frente a estos nuevos usos, reflejo evidente del cambio de costumbres en las sociedades modernas y del progreso en la situación laboral y profesional de la mujer, se percibe todavía, en algunos sustantivos femeninos, cierta carga depreciativa o minusvalorativa que arrastran como reflejo de la cultura y de la sociedad en las que se han creado. En los apartados siguientes se analizarán algunas de estas alternancias y se examinarán los factores que intervienen en los casos de variación.

2.6c Suelen ser comunes en cuanto al género los sustantivos que designan grados de la escala militar, sea cual sea su terminación:

el alférez/la alférez; el almirante/la almirante; el brigada/la brigada; el brigadier/la brigadier (si bien se usa la brigadiera en el Perú); el cabo/la cabo (si bien se usa la caba en el Río de la Plata para designar a la enfermera jefe en los hospitales); el comandante/la comandante; el coronel/la coronel; el general/la general; el sargento/la sargento; el teniente/la teniente.

Cabe agregar el soldado/la soldado. Se registran solo ocasionalmente usos de la soldada, opción que no se recomienda. Para aludir a las mujeres que poseen esta profesión es común también las mujeres soldado(s), además de las soldados: 1.072 mujeres soldado solicitaron la baja por depresión en el Ejército en cuatro años (Mundo [Esp.] 11/2/2002). En varios países americanos se documentan los femeninos comandanta, coronela (mencionado en el apartado anterior), generala, sargenta, tenienta, etc., para designar a las mujeres que poseen tales grados: La tenienta de policía de 24 años […] será promovida en agosto al rango de capitana (Tiempo [Col.] 2/6/2002).

2.6d El sustantivo capitana admite en algunos países, como se acaba de ver, la interpretación en la que designa un cargo militar. En otros, se usa más frecuentemente para hacer referencia a la mujer que dirige una nave o un equipo deportivo. Los sustantivos capitana y generala se han aplicado también a la Virgen, más frecuentemente en el español europeo que en el americano:

Que no quiere ser francesa / que quiere ser capitana / de la tropa aragonesa” (Galán, Jota); A cada soldado le encargó ser el centinela de su propio destino, nombró a la virgen “generala de las tropas”, y el 18 de enero de 1817 inició el ascenso a los Andes (Fuentes, Espejo).

2.6e El sustantivo sargenta tiene en varios países, además de otros significados que explica el DRAE, el de ‘mujer prepotente o mandona’, sentido que está presente asimismo en el sustantivo sargento. Se documenta también este último como atributo, como en Bernardo ha tenido mala suerte con la Rosa, que es un sargento. La Rosa es su mujer —concluyó en un alarde de precisión— (Marsé, Teresa). Este sentido burlesco de los sustantivos sargento y sargenta se extiende a su uso adjetival: Se dice de los entrenadores yugoslavos que son un poco sargentos (País [Esp.] 1/5/2001). Como sucede con otros sustantivos similares (§ 2.6c), está prácticamente perdido el uso de sargenta con el sentido de ‘mujer del sargento’: La mujer del coronel, a quien la baronesa había conocido de sargenta en Cuba, dijo que […] (Baroja, Hierba).

2.6f Otros sustantivos de persona que designan cargos, títulos, empleos, profesiones y actividades diversas, y hacen el masculino en -o, presentan el femenino en -a. Muchos de ellos eran considerados antiguamente comunes en cuanto al género. La lista siguiente contiene una muestra representativa de ese extenso paradigma:

abogado/abogada; agregado/agregada; árbitro/árbitra; arquitecto/arquitecta; banquero/banquera; biólogo/bióloga; bombero/bombera; boticario/boticaria; calígrafo/calígrafa; candidato/candidata; catedrático/catedrática; comisario/comisaria; diputado/diputada; escribano/escribana; estomatólogo/estomatóloga; farmacéutico/farmacéutica; filántropo/filántropa; filólogo/filóloga; filósofo/filósofa; físico/física; fontanero/fontanera; fotógrafo/fotógrafa; funcionario/funcionaria; geógrafo/geógrafa; geólogo/geóloga; ginecólogo/ginecóloga; grafólogo/grafóloga; informático/informática; ingeniero/ingeniera; licenciado/licenciada; magistrado/magistrada; mandatario/mandataria; matemático/matemática; mecanógrafo/mecanógrafa; médico/médica; meteorólogo/meteoróloga; ministro/ministra; neurólogo/neuróloga; notario/notaria; odontólogo/odontóloga; podólogo/podóloga; (p)sicólogo/(p)sicóloga; químico/química; quiosquero/quiosquera; reportero/reportera; secretario/secretaria; síndico/síndica; taquígrafo/taquígrafa; técnico/técnica; torero/torera; veterinario/veterinaria.

Sobre el uso del artículo en el par árbitro/árbitra, véase el § 14.2p. Se ejemplifican seguidamente algunas de las variantes en femenino de estos nombres:

Una certificación de la abogada y notaria pública, […] indica que el 30 de noviembre de 1999 se reunió la Junta Directiva de la empresa (Prensa [Nic.] 24/11/2000); No se suponía que Susan Dick fuese banquera (Nuevo Herald 14/4/1997); Pensó hasta en la quiosquera de la esquina (García Sánchez, Historia); Hacía tiempo que Luis andaba empeñado en la idea de traerse al primo de Rosario Banderas, la torera (González, E., Dios); Belio y los restantes integrantes de la lista firmaron un acta ante la escribana Susana Montenegro (Clarín 9/5/1997); Esta geógrafa francesa es la autora de “El paisatge humà de la Costa Brava” (Vanguardia [Esp.] 2/12/1995); La federación que agrupa a los trabajadores de la salud denunciará a la ministra del Trabajo (Mundo [Ven.] 17/12/2003).

2.6g El hecho de que los sustantivos femeninos de persona que coinciden con nombres de ciencias, artes o disciplinas puedan dar lugar a dos interpretaciones no es óbice para que se recomiende su uso: física, informática, matemática, música, política, práctica (de un puerto), química, técnica. Se ha observado que algunos de estos sustantivos encuentran mayor resistencia que otros en su empleo como nombres de persona (Es música de profesión; Era una política de pura cepa), mientras que otros muchos (informática, matemática) se han impuesto sin dificultad, a pesar de la ambigüedad a la que se alude:

De orden del señor Adolfus —dijo el mensajero— se incorpora a su laboratorio la técnica en tejidos que había solicitado (Zaragoza, Concerto); ¿Cómo era posible que aun en el caso de que el olfato fallara, el tacto no hubiese advertido de su error a la joven matemática? (Pitol, Juegos); Eva, física de profesión, se llevó las manos a la cabeza (Gironella, Hombres).

También se considera correcto el femenino perita (Ya es perita mercantil), pese a que coincide con el diminutivo de pera.

2.6h Son escasos los masculinos en -o formados a partir de sustantivos originariamente femeninos en -a. Menos extendido que modisto, citado en el § 2.5d, está azafato (de vuelo, de viaje), que se usa ocasionalmente en España, México y parte del área caribeña: Toma el micro, y medio incorporado sobre uno de los asientos delanteros, como un azafato de viaje, va contestando a los periodistas mientras la caravana prosigue su curso (Feo, Años). Se emplea a veces con intención irónica la locución nominal amo de casa, formada sobre la correspondiente variante femenina, si bien se documenta asimismo usada sin dicha connotación: Elegía la película que verían todos juntos a la hora de la siesta, endulzando su agotador fin de semana de padre, madre, amo de casa, profesor particular y terapeuta ocasional (Grandes, Aires).

2.6i En el § 16.2j se explica que las fórmulas de tratamiento se asimilan a los sustantivos comunes en cuanto al género en lo relativo a la concordancia. Los modificadores de sustantivos como Majestad, Santidad o Excelencia concuerdan con ellos en femenino: su excelsa majestad; Vuestra Santidad; su excelencia reverendísima (no reverendísimo). Los grupos nominales de este tipo admiten ambas formas de concordancia en las oraciones copulativas y en otras construcciones predicativas similares, según hagan referencia a un hombre o a una mujer. Como es lógico, la concordancia, en estos casos, está en función de que la dignidad que se designa sea compatible con el sexo de la persona a la que se atribuye, lo que asimila estos sustantivos a los comunes en cuanto al género, aunque solo sea en las fórmulas de tratamiento. Se obtienen así contrastes como Su majestad se halla {indispuesto ~ indispuesta} o Su excelencia ha sido muy {generoso ~ generosa} conmigo. La situación era distinta en la lengua antigua, como se observa en el § 16.2k. Se muestran a continuación otros casos similares, correspondientes al español contemporáneo, en los que el género del grupo nominal está en función del de la persona que ejerce el cargo o el título que se mencionan:

Yo he procurado disuadirle; pero su Ilustrísima es un poco terco (Galdós, Perfecta); Su Majestad es, pues, muy español, pero también francés, lo cual es una ventaja (Hernández, R., Secreter); Su Santidad podrá recibirle hoy encantado (Leguineche, Camino); Veo que Vuestra Majestad está obsesionado con la familia real española (Vallejo-Nájera, Yo); Creen que Vuestra Alteza está muy enfermo (Uslar Pietri, Visita).

2.6j Se extiende la doble concordancia a ciertas locuciones nominales que no designan títulos, pero se emplean para hacer referencia a las personas. Se elige, pues, uno u otro género en Una alta personalidad del Gobierno declaró ayer que se sentía muy {satisfecho ~ satisfecha}, según sea hombre o mujer la persona de la que se habla. Aun así, si el sexo de la persona que se menciona queda identificado por otros recursos, es habitual que la concordancia se adapte a esa forma de mención. El grupo nominal que se subraya en el ejemplo que sigue no es el sujeto de declaró, sino una aposición del sujeto de ese verbo (una alta personalidad del Gobierno). A pesar de ello, impone su género al adjetivo satisfecho: Una alta personalidad del Gobierno, concretamente el ministro de Agricultura, declaró que se sentía muy satisfecho por el nivel de las exportaciones. Sobre el par señorito/señorita, véase el § 16.16h.

2.6k Los sustantivos que designan algunos instrumentos de música y que, por metonimia, han pasado a designar a la persona que ejerce el oficio de tocarlos (casi siempre en una agrupación musical) son comunes en cuanto al género:

el contrabajo/la contrabajo (al lado de el contrabajista/la contrabajista); el corneta/la corneta (al lado de el cornetista/la cornetista); el flauta/la flauta (al lado de el flautista/la flautista); el fagot/la fagot (al lado de el fagotista/la fagotista); el trompeta/la trompeta (al lado de el trompetista/la trompetista); el violín/la violín (al lado de el violinista/la violinista); el bajo/la bajo (al lado de el bajista/la bajista).

Se dice, pues, de un hombre que es “el primer o el segundo violín de una orquesta”, y de una mujer que es “la primera o la segunda violín”: Este cuarteto Dante gira en torno a la primera violín, nacida en Londres de padres polacos (Mundo Clásico 26/4/2007). Aunque se documenta ocasionalmente la primer violín, se prefiere la primera violín porque el sustantivo violín pasa a ser femenino con este significado. En efecto, como se explica en los § 21.4c y ss., el adjetivo ordinal primero no se apocopa ante sustantivos femeninos en la lengua culta. Se dice, por la misma razón, la primera ministra y se considera anómala la variante la primer ministra, al igual que lo es la primer vez. Nótese que en oraciones como La fagot estuvo espléndida concuerdan en género el sustantivo fagot (femenino en este caso) y el adjetivo espléndida.

2.6l Son varias las razones que explican la ausencia de sustantivos femeninos terminados en -a en ciertos nombres de profesiones, ocupaciones o actividades, o bien el hecho de que el sustantivo exista, pero no se use o tenga una difusión irregular. No se suele crear esa variante cuando podría resultar inconveniente su confluencia con la connotación peyorativa de alguna voz homónima ya existente. Así, cabe pensar que se emplea como común en cuanto al género el sustantivo sobrecargo (el sobrecargo/la sobrecargo), que designa a la persona que ejerce ciertas labores de supervisión, porque hay un sustantivo femenino sobrecarga, que, como explica el DRAE, significa ‘exceso de peso’, además de ‘molestia’, entre otros sentidos. La razón es estrictamente morfológica otras muchas veces. Como se explicó en el § 2.5o, se prefiere canciller a cancillera porque los sustantivos terminados en -er (bachiller, sumiller, ujier, etc.) son comunes en cuanto al género.

2.6m Las causas pueden ser también sociales. Entre las razones que explican el amplio uso de formas como una médico o la médico, ilustrado en Orestes retuvo la mano de la médico, que nos invitó a seguirla con un gesto extraordinariamente delicado (Díaz Martínez, Piel), está la preferencia particular de muchas profesionales de la medicina por esa variante, o bien por el uso del par doctor/doctora, que pertenece a un paradigma regular. La alternancia juez/jueza está sujeta a variación geográfica, como se explicó en el § 2.6a, pero también a preferencias particulares dentro de cada país entre las mujeres que ejercen esa profesión. Finalmente, la actividad a la que se hace referencia puede resultar desconocida en un ámbito determinado, y con ella la palabra que la describe, como sucede con el sustantivo comadrón, mencionado en el § 2.5s. Cabe añadir, en el mismo sentido, que, en ciertas confesiones protestantes (la Iglesia anglicana entre otras), existen mujeres a las que corresponde la dignidad de obispo. El sustantivo obispa cuenta ya con documentación, pero su uso no se ha extendido porque tampoco lo ha hecho entre los hispanohablantes la realidad que designa.

2.6n Si bien los sustantivos comunes en cuanto al género constituyen una subclase de los nombres comunes, cabe asimilar a ese paradigma los escasos nombres de pila que se pueden aplicar a varones y mujeres, como Trinidad, Patrocinio o Rosario:

Trinidad Soler pasaba por ser un tipo bastante corriente (Silva, L., Alquimista); Diferente resultó su hermana Trini, obviamente llamada Trinidad (Cabrera Infante, Habana); En esa época el gobernador de Chiapas era Patrocinio González (Proceso [Méx.] 15/12/1996); La dueña de la pensión se llamaba doña Patrocinio (Umbral, Leyenda); Enseguida entra por el foro don Rosario, vestido absurdamente de etiqueta (Mihura, Sombreros); Seguramente Rosario está acurrucada en un sillón (Steimberg, Espíritu).

 

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