Sintaxis

12. El sustantivo y el grupo nominal

12.13 La aposición (I). Las aposiciones especificativas. Sus clases. Presencia y ausencia de la preposición de

12.13a Como se señaló en el § 12.9f, las aposiciones o construcciones apositivas son secuencias en las que un sustantivo o un grupo nominal incide sobre otro y da como resultado una expresión sintáctica, por oposición a una unidad morfológica (§ 11.2 y 12.8). Las aposiciones se clasifican tradicionalmente en especificativas (que responden a la pauta «A B»: mi amigo Arturo) y explicativas (con la estructura «A, B»: mi amigo, Arturo). Los términos especificativo y explicativo admiten varias interpretaciones. Entendidos de forma laxa (es decir, en sentido no técnico) podrían parecer equivalentes, ya que el DRAE define especificar en su primera acepción como sinónimo de explicar. La interpretación semántica que se suele hacer del adjetivo especificativo es menos abarcadora. Cuando se dice de una oración de relativo que es “especificativa”, se afirma, en efecto, que restringe —a la manera de un adjetivo— la extensión del sustantivo o el grupo nominal al que modifica, como en la gente que espera. Sin embargo, cuando el adjetivo especificativo se emplea en la denominación aposición especificativa, no recibe siempre esta interpretación, como se verá en los apartados siguientes. Se han usado también los términos unimembre y bimembre para trazar una delimitación similar a la que se establece entre aposiciones especificativas y explicativas. Estas etiquetas pueden no ser suficientemente nítidas, ya que parece apropiado entender que el grupo nominal mi amigo Arturo consta de dos miembros tanto si se hace pausa entre ellos como si no es así.

12.13b Los estudios gramaticales sobre la aposición especificativa han prestado desigual atención a la relación gramatical que se da entre los términos que las constituyen. Los adjetivos recortan o restringen la extensión del sustantivo, pero no proporcionan su referencia (mi amigo inglés). En cambio, los nombres propios no especifican la referencia de una expresión (mi amigo Arturo), pero pueden identificarla proporcionando el nombre de cierto individuo. Ello lleva a pensar que algunas de las aposiciones que se suelen denominar tradicionalmente especificativas son más bien identificativas. Aun así, la relación semántica que se da entre ambos segmentos es compleja, ya que el primer sustantivo designa propiedades que ha de satisfacer más de un individuo. En este sentido, es posible interpretar de varias maneras contrastes como mi primo Arturo ~ *mi padre Arturo (frente a mi padre, Arturo, con aposición explicativa). Una opción es entender que Arturo en *mi padre Arturo está identificando una expresión referencial ya identificada. Otra opción es entender que el nombre propio identifica aquí uno de los varios individuos denotados por el nombre común, siempre que ello tenga sentido. La primera interpretación de estos hechos favorece las particiones que sitúan el nombre común en el segmento A —es decir, [mi amigo] [Arturo]—, mientras que la segunda da a entender que sería tal vez más apropiado situarlo en B —como en [mi [amigo Arturo]]—. No existe acuerdo general entre los gramáticos sobre este punto.

12.13c No se reconoce ninguna relación apositiva en Mi querido Arturo, ya que este grupo nominal solo contiene un sustantivo, pero sí la hay en las expresiones vocativas, como en Profesor Fernández: lo llaman por teléfono42.13r y ss.). También se da esta relación en grupos nominales mínimos como calle Mayor. En efecto, aunque este grupo nominal parece mostrar la misma estructura sintáctica («sustantivo + adjetivo calificativo») que otros como calle grande o calle antigua, el adjetivo Mayor identifica en él el nombre de la calle tal como lo haría un nombre propio o un grupo nominal (calle General Mitre, calle Alcalá). No restringe, pues, la denotación de calle. Cabe pensar que los grupos nominales definidos como la calle Alcalá admiten dos segmentaciones. Por un lado, tiene sentido la segmentación [la calle] [Alcalá], puesto que Alcalá es un nombre propio y puede identificar la referencia de una expresión definida (la calle). También tiene sentido, por otro lado, la estructura [la] [calle Alcalá], cuyo segundo segmento aparece en la forma en que se presentan los rótulos del callejero. La presencia del artículo puede estar aquí en función de otros elementos gramaticales, por ejemplo de una relativa especificativa en la calle Alcalá que yo conocí de niño. En uno y otro caso, el papel del nombre propio Alcalá es más identificativo que especificativo. Se aplican las mismas consideraciones a la variante la calle de Alcalá y a otros muchos grupos nominales que se analizarán en esta sección.

12.13d En el § 12.9f se vio que el término aposición puede interpretarse en dos sentidos. En el sentido restringido, se consideran aposiciones solo las uniones directas de nombre y grupo nominal, mientras que en el uso más abarcador del término se incluyen las construcciones del tipo «A (de) B», como la calle (de) Alcalá, y también las del tipo «A de B», como el problema de la droga. En principio, el concepto de ‘especificación’ se aplica aquí de manera más apropiada, puesto que el grupo preposicional de la droga restringe la extensión de problema tal como lo haría un adjetivo de relación. Aun así, en el § 13.12p se explica que el vínculo que se da entre un sustantivo y un adjetivo de relación se puede invertir semánticamente en ciertas construcciones. No solo cabe usar la expresión el problema universitario para aludir a cierto problema relativo a la universidad, sino también para afirmar que la universidad es un problema. El adjetivo universitario es, en esta segunda interpretación, un modificador del sustantivo problema, pero también es el elemento del que se predica el ser un problema, de forma similar a como se predicaba de la droga el serlo en el problema de la droga. Se ha observado en los estudios sobre la estructura del grupo nominal que los complementos preposicionales como de la droga en el problema de la droga expanden la información que aporta el artículo, ya que ejercen en estas construcciones un papel semántico similar al de los determinantes: cierto problema, este problema, etc. Los determinantes no aportan la misma información que los adjetivos, ya que, más que restringir la extensión de los nombres, les otorgan la referencia de la que por sí mismos carecen.

12.13e La interpretación semántica del término especificación proporciona resultados similares cuando se aplica a las aposiciones formadas en torno a un nombre o un adjetivo de sentido enfático (el tonto de Carlitos, una maravilla de película), ya que tampoco contienen propiamente grupos nominales que acoten la extensión de un sustantivo. A estas construcciones se dedicará el § 12.14. Se aplican consideraciones análogas a grupos nominales apositivos como la letra m, la ópera Fidelio, fray Gonzalo y otros que se analizarán en esta sección. Así pues, se empleará aquí, tal como se hace tradicionalmente, el término aposición especificativa, pero se advierte que —como se ha explicado— el papel semántico de muchos nombres o grupos nominales que participan en esas construcciones no es tanto el de “especificar” (en el sentido de ‘acotar’ o ‘restringir’) la denotación de los sustantivos, sino más bien el de proporcionar el nombre de una entidad o el de identificar la referencia del grupo nominal que la designa.

12.13f La aposición especificativa de estructura más simple corresponde a la pauta «A B», donde A y B pueden ser sustantivos o grupos nominales. Si B es un nombre propio, se obtienen construcciones en las que B identifica a A:

el transatlántico Queen Elisabeth, la ópera Fidelio, la película Cabaret, el hotel Imperio, el teatro Colón, la torre Eiffel, el actor Orson Wells, el instituto Elcano, la iglesia Santa María de la Piedad, el ex presidente Sanguinetti, el asunto Dreyfuss, el planeta Saturno, la fábrica de cauchos Martínez.

El segmento B puede sustituir al conjunto «A B» en algunos de estos casos, pero no en otros. Puede decirse, en efecto, Escuché Fidelio; Se ve Saturno, o Entrevistaron a Sanguinetti, pero no *Entra en el puerto Queen Elisabeth o *Subí a Eiffel. Como se ve, en español tiende a rechazarse la mención de un barco o de una torre por su solo nombre propio, a diferencia de la de una ópera o de un planeta. Ello da a entender que, en unos casos, el segmento A resalta un rasgo definitorio de B (el de ser una ópera en el caso de Fidelio, un planeta en el de Saturno, etc.), mientras que en otros el segmento B recorta la extensión de A al proporcionar su denominación. Pueden ocupar el lugar de A y de B grupos nominales más complejos:

la antigua iglesia barroca Santa María de la Piedad, la famosa ópera Fidelio, el magnate de las finanzas George Soros, el mundialmente conocido transatlántico Queen Elisabeth II.

12.13g Se forman aposiciones especificativas con muchas clases semánticas de sustantivos. Constituyen un grupo amplio los nombres que designan símbolos, signos y muchos elementos análogos de naturaleza denominativa. Todas estas expresiones poseen, en consecuencia, naturaleza metalingüística:

la letra m, el número 7, el signo , la fórmula SO4H2, el término globalización, la palabra mesa, el grito ¡Socorro!, la interjección ay, el verbo comer, el sonido [θ], el título Cien años de soledad,

o incluso construcciones más extensas: Recibieron como respuesta la frase “hay que saber esperar” (Américas 29/3/1997). Aunque se han analizado a veces como aposiciones, no lo son propiamente las construcciones en las que se reproducen palabras de otros, sobre todo porque presentan las características del discurso directo a las que se hace referencia en los § 43.9 y 43.10: […] cuyas opiniones pueden resumirse en la cita siguiente: “Cuando los genéticos hablan en serio de las implicaciones de distintas opciones eugenésicas […]” (López-Fanjul, Vaivenes).

12.13h La pauta «A B» se extiende con facilidad a un gran número de términos que permiten establecer clasificaciones o agrupaciones de personas o cosas. Así, en cuanto que se identifican con nombres propios las asignaturas, los partidos políticos, las fábricas o los barrios, se forman sin dificultad grupos nominales apositivos como la asignatura “Química Orgánica”, el partido político “Dignidad Nacional”, la fábrica “La Molinera” o el barrio “San Fernando” (sobre la variante el barrio de San Fernando, véase el § 12.13t). Forman un grupo nutrido de sustantivos que ocupan el lugar del segmento A los nombres comunes con los que se establecen clasificaciones, es decir, clase, tipo, estilo, marca, variedad y otros semejantes (§ 12.5ñ y ss.) que permiten agrupar personas o cosas en función de rasgos comunes, como en motores de la clase EFF3, naranjas del tipo “clementina”, o en —A mí —dijo— Antoñito no me recuerda ni el tipo Valcárcel, ni el tipo Reyes (Clarín, Hijo). El segmento B proporciona en estas aposiciones el término que designa cierto grupo de entidades por oposición a los demás. Los nombres propios se neutralizan en parte con los comunes en esta construcción, como sucede en el ejemplo de Clarín que se acaba de citar. Cabe decir lo mismo de secuencias como zapatillas de la marca Fernández o muebles de estilo Luis XV. Las aposiciones formadas con los nombres de color, como en camisetas malva o pantalones azul marino, se analizan en los § 13.7k y ss.

12.13i Las aposiciones especificativas formadas por antropónimos admiten variantes. Cuando A y B son nombres comunes en la pauta «A B», se obtienen grupos apositivos de interpretación referencial que pueden designar varios individuos en contextos diferentes, como en la reina madre o la princesa regente, pero también uno solo, por antonomasia12.8g), como en el profeta rey (David, también el rey profeta); el rey monje (Ramiro II de Aragón); la monja alférez (Catalina de Erauso). Cuando participa un nombre propio en estas construcciones, se obtienen significados diferentes según ocupe el segmento A o el B. Puede hablarse de el escultor Picasso o de el novelista Cervantes, pero también de el Picasso escultor y el Cervantes novelista. Se usarían expresiones como el Cervantes novelista o el Cervantes poeta en oraciones como El Cervantes novelista me gusta más que el Cervantes poeta, o en otras como Tengo presente, sobre todo, el Cervantes poeta, quien […] (García Nieto, Discurso) en las que el nombre propio se usa como común. Este último ejemplo implica, en efecto, la existencia de “varios Cervantes”, como se vio en el § 12.7m. El mismo tipo de recategorización se observa en la Lima colonial, el Buenos Aires de mi infancia y otras construcciones similares analizadas con anterioridad. En cambio, en el novelista Cervantes se antepone el nombre de una profesión al del individuo que la ejerce, como en el ejemplo el actor Orson Welles, mencionado en el § 12.13f. La referencia del grupo nominal el novelista Cervantes coincide, por consiguiente, con la de Cervantes, lo que no puede decirse de la de el Cervantes novelista.

12.13j Muchas aposiciones especificativas del tipo «A B», donde A y B son sustantivos o grupos nominales, admiten cierto grado de recursividad o de subordinación sucesiva, particularmente las que se refieren a las personas. Así, la pauta «nombre de pila + apellidos» da lugar al grupo nominal apositivo [Ana [Martínez García]], que designa el nombre completo de un individuo. Esta construcción puede insertarse a su vez en la pauta «título o dignidad + nombre de persona», como en [doña [Ana Martínez García]] o [sor [Ana Martínez García]]. A los nombres de profesión corresponde una capa más externa. Se forman así grupos nominales como la profesora Martínez (al igual que el doctor Gonzales, la licenciada Suárez, el capitán Gómez, la abogada Sánchez), pero también otros como la profesora Ana Martínez García, o incluso la profesora [doña [Ana [Martínez García]]], que contiene todas las capas sintácticas que se han mencionado. Aun así, unos autores entienden que deben agruparse los dos segmentos de la capa más externa en uno solo, como en [la novelista] [doña Ana Martínez García], y otros interpretan que el segundo se debe integrar en el segmento siguiente, como en [la [novelista doña Ana Martínez García]]. El término señor/señora puede anteponerse a don/doña, como se explica en el § 16.16g, pero no lo hace cuando don/doña va precedido por un nombre de profesión: la señora doña Ana Martínez García ~ la profesora doña Ana Martínez García ~ *la profesora señora doña Ana Martínez García.

12.13k A los nombres de reyes, emperadores y papas suele seguir un número romano (leído a veces como cardinal, pero interpretado como ordinal: § 21.5d). Este número permite situar a la persona de la que se habla en una cronología: Pedro I, Alfonso X, Inocencio II. El grupo nominal así formado admite otro que designe un sobrenombre. Se construye este último con la pauta «artículo determinado + adjetivo calificativo o participio», lo que da lugar a grupos nominales complejos como Darío I el Grande; Alfonso X el Sabio; León I el Magno; Carlos II el Hechizado; Pedro I el Cruel. En ocasiones, el sobrenombre puede añadirse también sin la presencia del número: Isabel la Católica, Felipe el Hermoso. Alternan en el uso Alejandro el Magno y Alejandro Magno, con preferencia por la segunda opción. A todos estos grupos nominales puede anteponerse a su vez el nombre que designa la dignidad real o papal: el emperador Darío I el Grande, el rey Alfonso X el Sabio, el papa León I el Magno. Se agregan sobrenombres (formados a veces con sustantivos en lugar de adjetivos o participios) a las denominaciones de personas, pero también de ciudades, iglesias y otras localizaciones:

En Toledo la noble, que es arzobispado, / un día de grand festa por agosto mediado […] (Berceo, Milagros); En Valencia la nombrada, / Que de moros conqueria […] (Sepúlveda, Romances); Ya me están aguardando en la sala don Fernando el traidor y mi padre el codicioso, con otros testigos (Cervantes, Quijote I); Mató a Téllez el librero, y luego tomó casa y puso porteros (Guevara, Epístolas); Ahora Balboa regresa de su última campaña […] presenciando con tristeza el lamentable estado en que se encuentra Santa María la Antigua del Darién (Reyes, C., Carnaval); Había estado interrogando a Antonio el Fogueteiro toda la tarde y la noche (Vargas Llosa, Guerra); ¡Especialidad de la casa! —gritó Pepe el Tuerto subiendo la escalera (Luca Tena, Renglones).

Los sobrenombres (§ 12.8j) pueden aportar información explicativa sin ir precedidos de pausa. Así, en el ejemplo de Berceo que se cita, no se quiere distinguir la ciudad castellana de Toledo de otra del mismo nombre. Sin embargo, es posible también que la aposición tenga una función restrictora y permita, por consiguiente, distinguir dos personas o dos lugares, tal como sucede en Alfonso el Magnánimo y Alfonso el Batallador, o en Santa María la Mayor y Santa María la Menor.

12.13l El grupo nominal apositivo que designa un sobrenombre puede aludir asimismo al lugar que se asocia con una persona, como en […] tu amigo el de la choza de al lado (Lindo, Ley) o en Paco el del Casino […] (Ibargüengoitia, Crímenes). Los sobrenombres se diferencian sintácticamente de los epítetos (§ 13.2e) en que estos últimos se anteponen a los nombres propios, mientras que los primeros suelen posponerse, como se ha explicado. Puede compararse, en este sentido, Fernando el Católico (donde el sobrenombre el Católico sigue al nombre de pila de cierto rey) con la expresión subrayada en el texto siguiente, que contiene el grupo adjetival muy católico como epíteto de don Carlos III: […] cuando el muy católico don Carlos III confiscó todos los bienes de los jesuitas en sus dominios (Sierra, J., Evolución).

12.13m Representan una capa sintáctica más externa que todas las señaladas los nombres de parentesco usados con posesivo (mi hermano, su primo), a los que se añaden otros que representan ciertas relaciones sociales y familiares (mi amigo, su compadre, tu padrino). Ello da lugar a aposiciones especificativas como mi amigo Arturo, pero también a otras de estructura más compleja, como tu madrina la señora doña Ana Martínez García; su primo el emperador Darío I el Grande, o como las subrayadas en los textos siguientes:

Su padre vino recomendado por mi amigo el doctor Ricardo Gómez (Signes, Antonio Ramos); Enamoró a la hija del tío Tomás el Cojo (Salvador Caja, Eje); El arsénico se lo dio su compadre el doctor Díaz Vélez (Arenas Luque, Buenos Aires).

Sobre la ausencia de artículo en algunas expresiones definidas formadas con nombres de parentesco (como en Me lo dijo tía Carlota), véase el § 18.7m.

12.13n Como se vio en el § 12.13b, los sustantivos que expresan la relación social o de parentesco a la que se ha hecho referencia designan propiedades que puede satisfacer más de un individuo. Contrastan, pues, mi amiga Margarita o tu primo Pepe (donde se identifica una amiga o un primo entre varios) con *mi jefe Luis (cf. mi jefe, Luis, con aposición explicativa) o *su padre Manuel (cf. su padre, Manuel, con aposición explicativa). Así pues, con el sustantivo o el grupo nominal que corresponde al segmento B no se especifica la referencia de un grupo nominal que designa un solo individuo. De todos modos, ha de tenerse en cuenta que la aposición se interpreta a veces como explicativa a pesar de la ausencia de pausa, al igual que sucede en secuencias como Tú que estás ahí44.5l). No es, pues, imprescindible que una persona tenga varios padrinos para dar sentido al texto siguiente: […] con el respaldo de su padrino el Lic. Mauro Fernández Acuña (Chase, Pavo). Modifican a algunos topónimos un sustantivo o un grupo no minal cuya función es la de precisar si se habla de una ciudad, un estado, una provincia, etc.:

Aquí me asfixio. Llévame a México Distrito Federal (Pombo, Ventana); Y al parecer cabe decir lo mismo del País Vasco y de Madrid capital (Gironella, Hombres).

12.13ñ Las aposiciones especificativas del tipo «A B» se construyen asimismo con un pronombre personal de primera o segunda persona de plural en A y un grupo nominal definido en B que proporciona su referencia, como en los textos siguientes:

Bueno, con ustedes las mujeres, uno nunca sabe (Wolff, Álamos); Es lo que vosotros los europeos llamáis vivir en sociedad (Fernández Lizardi, Periquillo); Sospecho que ustedes los ripaldistas estudian algo más que su catecismo (Ramírez, I., México).

Como muestra la forma llamáis del segundo ejemplo, es el pronombre personal el que impone la concordancia de persona al verbo cuando el grupo nominal en su conjunto ejerce la función de sujeto (§ 33.6k y ss.). La variante de esta construcción formada con pronombres personales en singular es explicativa aunque la puntuación no siempre la muestre como tal: La habían ocupado, estando yo el rey ausente de estos dichos reinos (Sandoval, Historia). Véase también sobre estas construcciones el § 16.2i.

12.13o Se observó en el § 12.13d que la relación atributiva caracteriza un gran número de grupos nominales apositivos que se ajustan a la pauta «A de B», donde A es un predicado de B y la preposición de no es optativa. Así, en el primer ejemplo que aparece abajo, la moda de las represas implica ‘Las represas son una moda’. Si A es un sustantivo o un grupo nominal, puede ocupar el lugar de B otro grupo nominal, pero también una oración sustantiva de infinitivo o con verbo en forma personal. Estas opciones están en función de las propiedades semánticas de A, lo que no impide que se puedan admitir las tres posibilidades con el mismo sustantivo. Es lo que sucede en los ejemplos siguientes, construidos con los nombres moda y problema. Se subrayan las tres variantes de B en los seis textos siguientes:

En el sur la cuenca del Limay ha sido una de las más afectadas por la moda de las represas (Chebez, Especies); La moda de quemar coches que el pasado otoño se extendió por toda Francia es solo un aviso (Goytisolo, Castores); ¿De cuándo acá, pues, la moda de que un guardia se separe de su Máuser para la revista? (Vargas Llosa, Mayta); El problema del incesto y el problema de la promiscuidad sexual es casi obsesivo en esta obra (Carrera, M., Arte); El problema de considerar al fotógrafo como artista y la fotografía como una de las Bellas Artes sigue, en esencia, intacto (Villaurrutia, Mentira); Existe el problema de que los ediles nombraron a un administrador para ese Concejo Municipal (Nacional 17/1/1997).

12.13p Corresponden a la variante con infinitivo secuencias como la obligación de madrugar, la virtud de saber escuchar, la tentación de huir, la aventura de vivir, la capacidad de amar, la noble tarea de gobernar y otras muchas similares en las que el segmento A (obligación, virtud, tentación, etc.) se predica de la oración de infinitivo. La variante en la que B es una subordinada sustantiva con verbo en forma personal corresponde a secuencias como el hecho de que tú estuvieras presente o la suerte de que nadie lo viera. Estas construcciones están limitadas a los sustantivos que pueden predicarse de las proposiciones, como hecho, suerte o los que se subrayan en estos ejemplos:

Le quedó la sospecha de que algo extraño había ocurrido (Pacheco, Batallas); Difundía la tesis de que la historia era “un caos de sucesos fortuitos” (Rojas, R., Tumbas); […] la tristeza de que las cosas no hubieran tenido un origen distinto (Onetti, Novia).

12.13q Es polémica la cuestión de si corresponden o no a este mismo grupo construcciones como las siguientes:

La advertencia de que solo mirara hacia abajo […] (García Márquez, Noticia); La afirmación de que hemos alcanzado un punto de quiebra en el “paradigma de base” de la Modernidad […] (Echeverría, R., Búho); Mientras que la primera pregunta lleva implícita la respuesta de que psicoanalizamos a una existencia subjetiva, la segunda […] (Chiozza, Cuerpo); Aquí viene la gran revelación del desengaño del mundo y la afirmación de que la vida no es sino un sueño (Siles, Algo).

Se dedican a esta cuestión los § 43.5i y ss. La polémica existe porque las subordinadas sustantivas de este último grupo se pueden interpretar como argumentos de los nombres: en la primera se habla de lo que se advierte, en la segunda de lo que se afirma, en la tercera de lo que se responde, etc. No obstante, también cabe entender que cierto hecho ‘es una advertencia’, ‘es una afirmación’ o ‘es una respuesta’.

12.13r Se ha observado que las restricciones sintácticas particulares de algunas nominalizaciones permiten interpretar como aposiciones secuencias como la citada (§ 12.11n) Creí percibir en su tono una mezcla de admiración y de alarma (Edwards, Anfitrión). La imposibilidad de omitir aquí el complemento de admiración y de alarma pone de manifiesto dos propiedades de esta construcción: la primera es el hecho de que en ella se dice que se perciben dos sensaciones o dos sentimientos (es decir, los complementos expresados por el segmento B de la estructura apositiva); la segunda particularidad es que, tal como se explicó, la coordinación copulativa es inducida por el sustantivo mezcla en sus complementos, ya que hereda esta propiedad del verbo mezclar.

12.13s La opción en la que B es un grupo nominal, en lugar de una oración, está mucho menos restringida, ya que son muchos los atributos nominales que pueden usarse para caracterizar algo, para clasificarlo entre otros elementos análogos o para asignarle propiedades diversas que implican algún juicio de valor. El sustantivo o el grupo nominal que corresponde al segmento B puede ser definido:

el arte de la fotografía, el deporte del fútbol, la virtud de la esperanza, el sentido del tacto, el sentimiento de la soledad, el riesgo del fracaso, la necesidad de la reforma económica, el tabú de la muerte,

o bien indefinido:

la posibilidad de un pacto, el pretexto de un viaje, la profesión de abogado, el rumor de un golpe de Estado, el milagro de un reencuentro.

El artículo que encabeza la construcción es sensible a la naturaleza definida o indefinida del complemento apositivo, ya que se rechazan variantes como *un sentimiento de la soledad o *un milagro del reencuentro. Si el complemento introducido por la preposición es un grupo nominal sin determinante, el artículo que encabeza la construcción tiende a ser indefinido (un rumor de golpe de Estado), a no ser que se produzca la legitimación discursiva del artículo definido (El rumor de golpe de Estado se expandió a todo el país). Si el complemento aparece encabezado por el artículo indefinido, el artículo que encabeza la construcción es definido (el rumor de un golpe de Estado) y puede ser interpretado como endofórico, en el sentido que se explica en los § 14.6b y ss.

12.13t Se dan numerosas alternancias entre las aposiciones especificativas de los tipos «A de B» y «A B», donde A es un nombre común y B un nombre propio. Se registran estas alternancias con ciertos nombres de calles y plazas, como en la calle (de) Alcalá, la plaza (de) San Marcos, así como en los de algunos accidentes geográficos: el cabo (de) San Vicente, el monte (de) San Antón (pero el monte Aneto, no *de Aneto). Existe considerable variación en este punto. La preposición o la ausencia de la preposición de es forzosa en términos como Río de la Plata, Ciudad de México o Ciudad Bolívar porque estas expresiones se asimilan a los nombres propios. Se escriben, por tanto, con mayúscula inicial. Son, en cambio, grupos nominales de estructura apositiva la región de Burgos, la avenida de Mayo o la ciudad de El Alto, en los que también es necesaria la preposición. Pertenecen al mismo grupo la ciudad de Maracaibo, el lago de Chapala, la isla de Cuba, la región de Urabá, el país de Gales, el reino de Bélgica. Se omite, en cambio, la preposición en otras muchas expresiones análogas a estas últimas (Paseo Colón, calle La Verbena, Puente la Noria), o bien se admite o se rechaza en función del país o la ciudad, como en la calle (de) Italia, la avenida (de la) Ciudad de Barcelona.

12.13u No se usa hoy la variante con de con los nombres de los ríos (el río Paraná, el río Amazonas), común en el castellano medieval:

Partió por la otra parte del rio de Duero con toda aquella hueste (Pulgar, Crónica); Eran subiugados todos aquellos qui eran d’aca del rio de Ebro (Fernández Heredia, Crónica I).

En España tiende a omitirse el artículo tras la preposición de en los nombres de los ríos integrados en nombres de ciudades, como en Alcalá de Henares, Alba de Tormes, Miranda de Ebro, etc., pero se documentan excepciones, como Alcalá del Júcar, Guardamar del Segura o Villafranca del Guadiana.

12.13v Se obtienen contrastes similares de presencia y ausencia de la preposición de con algunos sustantivos temporales, como en el año (de) 1923. Esta alternancia se estudia en los § 14.8q, r. Se usan con preposición en esta pauta los nombres de los meses (el mes de marzo, el mes de septiembre). La variante sin de (el mes marzo, el mes abril) se registra ocasionalmente en los textos, pero es rara en el español actual. Con los nombres de las estaciones es hoy más frecuente la construcción no apositiva (la primavera, el verano). La variante apositiva con de es poco común en la actualidad, pero se documenta en textos literarios del siglo xix y de principios del xx:

La estación de primavera estaba entonces muy adelantada (Barros, Historia); Pero en la estación de otoño, templada y benigna, aquella caprichosa construcción […] era el albergue más coquetón y donoso que puede imaginar la mente (Pardo Bazán, Viaje).

No se usan con preposición las construcciones apositivas con siglo, como en el siglo (*de) xxi, pero sí obligatoriamente las de las décadas: *la década de 1990.

12.13w Como se explica en el § 14.8e, tampoco se emplea preposición en el día martes, el día jueves, el día sábado, etc., en gran parte de América:

Era el mismo joven que me había llevado víveres el día sábado en la mañana (Edwards, Anfitrión); El rumor general que corrió en Lima es que el día martes Tudela renunció a Torre Tagle (Caretas 17/7/1997).

Esta construcción alterna con la variante no apositiva, en la que no aparece el sustantivo día (el jueves, el martes, etc.): Pero, para nosotros, los días más humildes son el día miércoles, el lunes, el sábado y el domingo (Burgos, E., Rigoberta). La construcción no apositiva es la única que se usa en el español europeo. En la lengua medieval se registra la variante con de, hoy perdida: el día de lunes, el día de martes, etc.:

Si de aquel agua con que los molinos molieren a los huertos fuere menester, ayan la .II. dias en la selmana, en el dia de martes y en el dia de uiernes (Fuero Alarcón); Aquesta dotrina nos dio nuestro maestro Jhesu Cristo quando en dia de sabado guaresçio un enfermo (Zorita, Árbol).

Sobre la presencia del artículo en todas estas expresiones formadas con nombres que se refieren a unidades del calendario, véanse los § 14.8c y ss.

12.13x Se dice en el español general contemporáneo el día de hoy (no *el día hoy). La variante hoy día se usa con dos sentidos. En todas las áreas hispanohablantes puede equivaler a ‘en los tiempos actuales, en la actualidad’, por oposición a ‘en los tiempos pasados’, como en Se conserva aún hoy día, a manera de una loa en el embrionario de los negros del Congo (Ortiz, Música). En las áreas andina y rioplatense, así como en Chile, se utiliza con el sentido de ‘hoy, en el día en que hablo’:

¿Cómo está hoy día nuestra señorita? (Contreras, G., Nadador); No más, por hoy día (Wolff, Laura); Me la compré hoy día —me responde (Serrano, M., Vida); Había una manifestación hoy día y creo que había otra ayer (CREA oral, Bolivia); ¿Levantose de mal humor hoy día? ¿Cuernos quizás? (Caretas 16/4/1996).

12.13y Alternan con otros pocos sustantivos las pautas «A de B» y «A B», si bien el segmento B se emplea en la segunda opción de forma metalingüística, como en el nombre de Arturo ~ el nombre “Arturo”. Es habitual, por ello, marcar B con algún signo tipográfico:

Hay conceptos que algunos denominan “ocasionales”. Así el concepto “aquí”, el concepto “yo”, el concepto “este” (Ortega Gasset, Historia); Por eso es que se inventó el concepto “integridad artística”, para no admitir ese rechazo a reescribir o que es mera vagancia (Campanella / Castets, Hijo).

La marca tipográfica se usa también en la otra opción (es decir, la que contiene la preposición de), en alternancia con la variante sin marca:

Pienso que es de ahí de donde Brecht tomó el concepto de distanciamiento (Piglia, Respiración); El concepto de edad avanzada también ha cambiado (Rapado, Salud); La España musulmana inventó el álgebra, así como el concepto de cero (Fuentes, Espejo).

En los textos científicos y técnicos prevalece hoy esta segunda opción.

Información adicional

En relación con este capítulo, las siguientes entradas del Glosario de términos gramaticales podrían ser de su interés:
aposición, especificativo

 

Nueva gramática de la lengua española
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