Morfología

4. La flexión verbal

4.4 Distribución de los morfemas flexivos (II). Persona y número

4.4a El segmento PN reproduce en el verbo los rasgos de persona y número del sujeto. Como se explica en el § 16.1a, la primera persona se refiere al hablante o a los hablantes; la segunda, al oyente o a los oyentes, y la tercera, a las personas o cosas de las que se habla. Los pronombres personales se llaman así porque son los que manifiestan, junto con los posesivos, los rasgos de persona, como en Yo pienso o Nosotras cantamos. Los grupos nominales concuerdan con el verbo en tercera persona (El sol sale por el este), pero los que están en plural y designan personas pueden hacerlo también en la primera y en la segunda (Los padres no siempre sabemos lo que es bueno para los hijos). Estas construcciones se analizan en los § 33.6j, k. El uso de ciertas fórmulas de tratamiento para aludir al oyente explica la concordancia de tercera persona (como en vuestra merced > usted), analizada en los § 33.6b. De forma similar, el valor etimológico plural de vos explica su concordancia con formas de segunda persona del plural o derivadas de ellas (tenéis > tenés). El verbo puede reflejar los rasgos de su sujeto tácito, sea este nominal o pronominal: Ø no me dijo la verdad; Ø tendríamos que llamarla. La omisión del sujeto se analiza en los § 33.4 y 33.5.

4.4b Los rasgos de persona y número están estrechamente relacionados. Se han criticado a veces términos habituales como tercera persona del singular o segunda persona del plural porque da la impresión de que subordinan la persona al número. Estos términos parecen sugerir, en efecto, la existencia de un paradigma del singular y un paradigma del plural, en el interior de los cuales se marca la persona. Se usarán aquí estos términos tradicionales, pero sin implicación de preeminencia alguna del número respecto de la persona o a la inversa. Esta última opción (subordinación del número a la persona) ha sido considerada preferible por algunos autores con el argumento de que el número especifica el hecho de que el sujeto, caracterizado previamente por su relación con el hablante en función de la persona, puede designar o no un grupo. Como se recordó más arriba (§ 4.1i), algunas lenguas incluyen el género entre los rasgos de concordancia del sujeto con el verbo, lo que podría considerarse un rasgo subordinado a la persona, no al número. En cualquier caso, se explicó en los § 4.1c y 33.6a que los rasgos flexivos del segmento PN reproducen información nominal o pronominal, de lo que se deduce que el problema del orden o la preeminencia de los rasgos morfológicos debe ser considerado en los sujetos, más que en los verbos. No se ha estudiado con detalle si la posible jerarquización de los rasgos de los pronombres personales tiene o no consecuencias gramaticales. En efecto, los rasgos que caracterizan al pronombre personal (es decir, rasgos como ‘tercera persona’, ‘singular’ o ‘plural’, ‘reflexivo’ o ‘con caso oblicuo’; § 16.3a) suelen presentarse desordenados, pero se sabe que algunos de ellos siguen cierta jerarquía. Por ejemplo, un pronombre personal puede estar marcado en español como ‘exclusivamente reflexivo’ si es de tercera persona, no si es de segunda o de primera (§ 16.3ñ). En este capítulo se consideran paralelas las dos informaciones que abarca el segmento PN, lo que no significa que carezca de interés el problema de la jerarquización o la preeminencia de los rasgos flexivos al que esta cuestión apunta.

4.4c En los análisis que presentan amalgamados los segmentos flexivos (§ 4.2b) no existe un segmento PN en cant-o, sino un segmento TM-PN: cant RAÍZ-oTM-PN. Son hoy mayoritarios, como se ha explicado, los análisis que desdoblan las informaciones flexivas. Desde este punto de vista, el morfema de PN es nulo (Ø) en la primera persona del presente de indicativo del verbo regular cantar: cantRAÍZ-ØVT-oTM-ØPN, al igual que en los demás tiempos de la conjugación: cante-Ø, cantaría-Ø, cantaré-Ø, etc. (no se aíslan ahora los demás segmentos flexivos). Se considera también nulo el segmento PN en las terceras personas de toda la conjugación (Ella canta-Ø; El tenor cantaba-Ø; El coro cantará-Ø). El segmento PN es regular en la primera persona del plural (siempre -mos: canta-mos, cantába-mos, cantare-mos) y en la tercera del plural (siempre -n: canta-n, cantaba-n, cantaría-n).

4.4d El segmento PN correspondiente a la segunda persona forma un paradigma flexivo mucho más complejo:

Segunda persona del singular
con tuteo-s en todos los tiempos (amaba-s, temía-s, parte-s), salvo en el pretérito perfecto simple (cantaste-Ø) y el imperativo (canta-Ø).
con voseo
(español americano)
-s en el presente (cantá-s), excepto en algunas variantes más restringidas, en que es Ø (cantái-Ø); -s en el pret. perfecto simple (cantaste-s), y Ø en el imperativo (cantá-Ø).
con tratamiento de usted
(en la variante de respeto)
Ø en todos los tiempos (usted canta-Ø, usted cantaría-Ø).
Segunda persona del plural
con ustedes
(español americano, canario y andaluz occidental; y variante de respeto en el resto del español europeo)
-n en todos los tiempos (ustedes canta-n, ustedes tenía-n).
con vosotros
(variante de confianza en el español hablado en España, salvo en Andalucía occidental y en Canarias)
-is (cantá-is; tenía-is), pero -d en el imperativo: canta-d, siempre con VT tónica.

Las formas plurales del último grupo mencionado coinciden con las del voseo reverencial del español europeo, que se analiza en los § 16.7d y ss. Las variantes específicas del voseo se detallan en el § 4.7.

4.4e El esquema precedente requiere algunos comentarios. Como se ha explicado, los rasgos flexivos que el verbo muestra en la variante usted/ustedes son los de tercera persona. La concordancia de estas formas en segunda persona del plural (ustedes sabéis) se documenta hoy, aunque está en declive, en el español popular hablado en Andalucía, especialmente en el área occidental. Este uso, que no ha pasado a la lengua culta, se analiza en el § 33.6i. No se hace distinción entre la variante de confianza y la de respeto en la segunda persona del plural (ustedes trabajan), salvo en el español europeo, excluidas la mayor parte de Andalucía occidental y Canarias. El área andaluza a la que se hace referencia en el cuadro anterior abarca fundamentalmente las provincias españolas de Huelva, Sevilla, Cádiz y Málaga, así como algunas partes de Jaén y Córdoba. No obstante, en los últimos años se ha detectado un crecimiento de vosotros/vosotras a costa de ustedes en estas áreas, probablemente motivado por la intensa influencia de los medios de comunicación. Como se explica en los § 16.15m y ss., el tuteo no se rechaza en la mayor parte de las áreas voseantes, pero suele reservarse para el trato dirigido a los hispanohablantes que no vosean. Se analizan otros aspectos semánticos y discursivos del voseo en el § 16.17. Sobre los estrictamente morfológicos, véase el § 4.7.

4.4f Se observa desde los primeros textos de nuestro idioma una tendencia marcada a extender la -s característica de la segunda persona del singular en los pretéritos perfectos simples (cantastes, dijistes, salistes). A pesar de que están ampliamente documentadas en el español medieval y en el clásico, estas variantes se consideran hoy incorrectas. Las formas sin -s eran también las que recomendaba Nebrija en su Gramática y las que consideraban preferibles otros preceptistas posteriores:

Francia, dí, ¿por qué huistes? (Cancionero musical); Anega mis pecados, tú que anegastes a Faraón y su gente en el profundo de las aguas, y cumple la palabra que me diste por tu santo profeta Micheas (Malón Chaide, Conversión); O coluna venturosa, / Que aunque fuistes instrumento / De las penas de mi Esposo, / Lo fuiste de mi remedio! / Sustento fuistes vn rato / Del que sustenta los Cielos, / Por cuya causa mil vezes / Te adoro, embidio y contenplo (Solís Valenzuela, Desierto); Variación primera del tiempo pasado. Yo tomé, tú tomastes, él tomó (Bonet, Reducción).

Tales usos aparecen ocasionalmente utilizados por escritores contemporáneos en boca de algunos personajes:

Di de una vez, ¿quién te figuras que fue el caballero que vistes por el postigo de la ventana? (Villaverde, Cecilia Valdés); Por eso fracasastes (Azorín, Cervantes); ¿No le enseñastes mis cuadernos a nadie? —pregunta receloso (Britton, Siglo); A lo mejor no engañastes a la policía por mí (Pombo, Héroe); Ha dicho que allí le amenazastes de muerte (Trapiello, Amigos).

Las formas en -s se extienden en el español popular europeo a los imperativos de ir (Ves a decírselo por Ve a decírselo) y oír, el segundo, sobre todo en ciertas partes de Castilla y especialmente en la forma interjectiva oyes, como en ¡Que te vayas a tu casa, oyes, que regreses a Grecia, estoy harta de ti! (Obligado, C., Salsa). Ninguna de estas formas ha pasado a la lengua culta, por lo que se recomienda evitarlas en la expresión cuidada. Sobre el uso supletivo de andar en estos contextos, véase el § 4.13j.

4.4g No deben integrarse las variantes en -s mencionadas en los apartados precedentes con las formas etimológicas del voseo terminadas en -s que son características de la literatura clásica. Así, el latino amavistis dio amastes, y posteriormente amasteis. Estas formas son analógicas de otras segundas personas de plural con diptongo decreciente, como en amabātis > amábades > amabais. Como doña Jimena trata al Cid de vos, el uso de cinxiestes en el ejemplo siguiente muestra que se sobrentiende el pronombre vos, no el pronombre tú. Confirma este diagnóstico la forma avedes y el posesivo vuestra, que aparecen en ¡Merced, Campeador, en buen ora cinxiestes espada! / sacada me avedes de muchas vergüenças malas! / Afeme aquí, señor, yo e vuestras fijas amas (Cid). En el Siglo de Oro se percibe más claramente la unificación casi general de las dos formas a las que se hace referencia, por lo que la -s caracteriza tanto la segunda persona del singular correspondiente a como la que corresponde a vos (plural etimológicamente). La forma verbal vistes en Dezidme —dixo—: ¿ha mucho que le vistes? ¿Ha mucho que le dexastes? (Cervantes, Persiles) revela el trato de vos, como confirma el imperativo dezidme que aparece en el mismo fragmento. Por el contrario, en las oraciones siguientes no es posible saber —sin acudir al contexto— si el que habla dispensa a su interlocutor trato de o de vos:

Si caístes, don Blas, los serafines / cayeron de las altas jerarquías (Quevedo, Poesías); ¿Fuistes a Granada? (Góngora, Polifemo).

4.4h La coincidencia en la opción Ø de la 1.ª y 3.ª personas del singular da lugar, en algunos tiempos verbales, al sincretismo de formas, concretamente en el imperfecto de indicativo (yo amaba ~ él amaba; yo temía ~ ella temía; yo partía ~ Iván partía), el condicional (yo amaría ~ él amaría; yo temería ~ ella temería; yo partiría ~ él partiría), el presente de subjuntivo (yo ame ~ él ame; yo tema ~ ella tema; yo parta ~ ella parta), el imperfecto de subjuntivo (yo amara o amase ~ él amara o amase; yo temiera o temise ~ él temiera o temiese; yo partiera o partiese ~ él partiera o partiese) y el futuro de subjuntivo (yo amara ~ él amare; yo temiere ~ él temiere; yo partiere ~ él partiere).

4.4i En los estudios modernos sobre la desambiguación se han analizado los factores sintácticos, semánticos y también pragmáticos que intervienen en la elección de la variante apropiada en los casos de sincretismo. Así, la información contenida en la relativa libre cuando era una niña solitaria y rabiosa no permite elegir entre la primera persona (yo) y la tercera (ella) en la forma subrayada, pero el posesivo átono que aparece en la cita a la que este fragmento literario pertenece sugiere, aunque no garantiza, que la elección correcta es la primera persona: Cuando era una niña solitaria y rabiosa en la casa de mi abuelo, soñaba con proezas heroicas (Allende, Paula). Existen diversas estrategias de desambiguación similares a esta. En cuanto que son objetivas, se han desarrollado recientemente programas informáticos que eligen, con porcentajes aceptables de acierto, la opción más plausible en función de un análisis ponderado de la relevancia que cabe otorgar a cada uno de los factores que intervienen en este proceso.

4.4j Como se explica en los § 16.7 y 42.3, las formas personales del verbo solo se emplean hoy con pronombres enclíticos en la lengua literaria (Diose por enterado), con excepción del imperativo, que se usa con enclíticos en el español estándar: Decímelo; Guárdatelas; Tráemelo. El morfema de PN de la primera persona del plural -mos pierde la -s- en estos casos ante el pronombre enclítico nos: Alegrémonos por lo sucedido; Démonos prisa; Comprémonos ese coche, pero no ante los demás pronombres: Digámosle la verdad. Este proceso se extiende a otros usos del subjuntivo en las oraciones independientes, incluso a los enunciados no exhortativos, como en monos o no de esto cuenta (Unamuno, Sentimiento). En estos últimos casos es hoy más frecuente la proclisis: Nos demos o no cuenta de eso. Los textos antiguos muestran numerosas formas en -mosnos, como en Encomendámosnos a Dios (Lazarillo); Ya llegamos, pongámosnos aquí en baxo destas ventanas (Silva, F., Celestina), que hoy se consideran incorrectas. Aparecen ocasionalmente en los textos actuales puestas en bocas de personajes: Pongámosnos, sin embargo, en el mejor de los casos (Roa Bastos, Supremo); Entretanto, ocupémosnos de su asunto (Cambaceres, Música).

4.4k La -s- del pronombre enclítico se se funde con la de -mos en los contextos de enclisis, como en digámoselo, repitámoselo. El segmento -d, que representa la desinencia de la 2.ª persona del plural del imperativo en la variante ama-d (que corresponde a vosotros/vosotras y también a vos) se pierde ante el pronombre enclítico os: amaos, perdeos, partíos: Dormíos, blancas doncellas / hasta que el globo no caiga / en brazos de la marea (Alberti, Marinero). Sobre las particularidades que presenta el imperativo de ir, véase el § 4.13i.

4.4l En el habla popular o en la rural de casi todos los países hispanohablantes se documenta el traslado de la desinencia de 3.ª persona de plural al pronombre enclítico, como en márchesen (por márchense), forma incorrecta. Véase también sobre este punto el § 42.3i. A continuación se ilustra este uso:

¡Demen un arma, demen un arma, canejo! (Gutiérrez, E., Juan Moreira); Pero delen un pedazo de pan (Rojo, F., Mentiras).

Están fuertemente estigmatizadas las formas verbales que repiten la -n de la desinencia de tercera persona al final de esas mismas secuencias, como en márchensen o cállensen. Se ejemplifica esta pauta en los textos siguientes, que reproducen usos populares:

El vigilante dio un rebencazo a su caballo y gritó: —¡Retírensen! (Barletta, Historia); Tráiganmen un cura […] ¡Y búsquenmen mi jija (Guerra Navarro, Pepe Monagas); —¿Y dónde guardamos esto? —Espérensen (Arlt, Juguete); —Identifíquensen! —reclama el capitán Membrívez (Fontanarrosa, Mundo); ¡Lárguenlon no más! (Güiraldes, Segundo).

4.4m Es frecuente en la lengua antigua la permutación consonántica que se percibe en dezilde (por dezidle) y en otros casos similares (§ 42.3j). Sobre el uso de Se los dio por Se lo dio (a ellos), véase el § 35.2h. Todos estos fenómenos muestran que los pronombres enclíticos se asimilan a los segmentos flexivos desde el punto de vista morfofonológico. De hecho, los pronombres clíticos no solo forman grupos morfológicos entre sí (selo, mela, etc.: § 16.11), sino que constituyen segmentos entre los que pueden intercalarse, como se ha visto, morfemas flexivos. Las variantes que se obtienen no siempre pertenecen hoy a la lengua culta, pero algunas de ellas se registran en textos clásicos (§ 42.3j).

Información adicional

En relación con este capítulo, las siguientes entradas del Glosario de términos gramaticales podrían ser de su interés:
ambigüedad, morfema cero, número, plural, pretérito perfecto simple, sincretismo, singular

 

Nueva gramática de la lengua española
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