Sintaxis

40 Las funciones informativas

40.6 Adverbios de foco (II). El foco de la negación

40.6a El foco de la negación es un segmento insertado casi siempre en el ámbito sintáctico de esta. Se interpreta como el elemento que aporta la información que se excluye, se niega o se rechaza, de forma que los demás elementos que la negación abarca no se ven afectados por ella. El adverbio no puede ser contiguo al segmento afectado (Vi no uno, sino dos), o bien relacionarse con él a distancia (No vi uno, sino dos). En los ejemplos que siguen, el foco de la negación es contiguo al adverbio no. Nótese que aparece en todos ellos el segmento contrastivo que sino encabeza:

Dudaba que siquiera pudiera escribir una nota, no musical sino crítica (Cabrera Infante, Habana); Tuvo no tres, sino cuatro hijos (Moix, A. M., Vals); […] una vieja crítica adversa que le había hecho Antón Arrufat, no a su arte de dentista sino a su mala práctica novelística (Cabrera Infante, Vidas); Para mí pensar en serio es juzgar, no a los hombres, sino a las circunstancias que los mueven (Halcón, Monólogo); Permaneció varios minutos mirando fijo pero como de costumbre no a las calles sino más arriba (Puig, Beso); Imagínese si, a pesar nuestro, se oficializa la cuestión y empiezan a aparecer no amigos, sino amigas, muchas amigas (Vázquez Montalbán, Galíndez).

No puede omitirse la construcción conjuntiva en estos contextos. No cabe suprimir, por ejemplo, los segmentos subrayados en Le dio no un apretón de manos, sino un par de besos o en Empiezan a aparecer no amigos, sino amigas, en el último texto citado. En algunos tratados tradicionales, la partícula sino se considera conjunción adversativa exclusiva. En otros se prefiere el término sustitutiva, ya que la información que sigue a sino no es la que resulta excluida, sino más bien la que ha de ocupar el lugar de la que se excluye en el fragmento precedente (recuérdese el § 31.10ñ). Se retomarán estas diferencias en los § 40.6d y ss.

40.6b En ausencia de marcas prosódicas o sintácticas, existe cierta tendencia a interpretar como foco de la negación el segmento final del dominio que constituye su ámbito. Aun así, otros constituyentes que no son finales pueden interpretarse igualmente de esa forma (§ 48.2b y 48.4a, c, w). Cuando se construyen con el grupo conjuntivo que sino encabeza, es aún más frecuente que las secuencias que contienen focos contrastivos aparezcan en posición final, ya que en la medial interrumpen el flujo del discurso y dificultan su procesamiento. En efecto, resulta poco natural decir En medio de los aplausos del público entregó no un ramo de rosas, sino todo un centro floral, a la mezzosoprano, y se prefiere en su lugar En medio de los aplausos del público entregó a la mezzosoprano no un ramo de rosas, sino todo un centro floral.

40.6c El foco de la negación está formado por un solo constituyente en todos los casos presentados en los apartados anteriores. Es poco frecuente, pero no imposible, que esté integrado por varios. En estas situaciones, la expresión sustitutiva que sino encabeza contiene segmentos paralelos a los introducidos, como en Envió los papeles comprometedores no a su jefe directo al día siguiente, sino a unos periodistas una semana después, o como en Manuel no se encontró con Esther en el cine, sino con Roberto en el autobús. Se subrayan los focos dobles en estas oraciones. La negación focal presentada en este apartado y los anteriores ha sido denominada contrastiva, y también polémica, en diversos estudios monográficos. Se considerarán de nuevo estos términos en los apartados siguientes. Como sucede en la negación proposicional (§ 48.2a, e-h), el segmento focalizado suele estar vinculado con ciertos supuestos que proporcionan el discurso precedente o la situación. En el ejemplo de Vázquez Montalbán citado en el § 40.6a (… empiezan a aparecer no amigos, sino amigas), se niega el segmento amigos porque el que habla entiende que sería esperable o natural que aparecieran amigos en el contexto descrito. Análogamente, en el ejemplo que sigue aparece adiós como foco contiguo de la negación porque esta información representa, de nuevo, la opción no marcada en opinión del que habla. Lázaro Pizarro está en esas calles por las que cruzamos hace un momento, en la cabeza y el cerebro de toda esa gente que vino a decirle no adiós, sino hasta luego (Aguilar Camín, Golfo).

40.6d El segmento que la conjunción sino introduce es paralelo al foco negado. Como se ha explicado, este grupo conjuntivo aporta cierta información contrastiva o sustitutiva que ha de ocupar el lugar de la que se rechaza. Cabría pensar que en el texto siguiente no es tanto sino como sino que la conjunción que precede al segmento paralelo al foco de la negación, que se marca con subrayado: Beveridge no inventó nada, sino que copió la ideología antiliberal que provenía del país derrotado en la guerra (Cambio 16 29/5/1995). No obstante, puede entenderse que las dos conjunciones son independientes sintácticamente, como en sino si, sino porque, etc. El foco de la negación en este texto es un grupo verbal, como pone de manifiesto el paralelismo entre inventó y copió. Por el contrario, el foco de no en No olía a humo sino a brillantina de florecitas (García Márquez, Cien años) es únicamente el grupo preposicional que se subraya, a su vez paralelo al que sigue a la conjunción sino.

40.6e La correspondencia entre el segmento sustitutivo que sino encabeza y el foco de la negación suele ser categorial (es decir, un grupo nominal se corresponde con otro nominal, uno preposicional con otro análogo, etc.), como en los ejemplos siguientes, en los que se subrayan los segmentos paralelos:

No mires a lo que pueden decir, sino a lo que te toca: digo a tu provecho (Lazarillo); No se trataba de adquirir pieles exóticas, sino de aprovechar pieles de animales serranos (Delibes, Hereje); No se ha traído a la mujer buena, sino a la esquiva (Azorín, Cervantes); Y realmente lo hizo, pero por supuesto que no para cancelar la boda sino para decirle a Lupita, en nombre del novio, lo mucho que la quería (Esquivel, Deseo); Ella terminó por abandonar su trabajo, no tanto por los sarcasmos de su marido, sino porque le resultó imposible competir con la alfarería antigua de los indios (Allende, Casa).

Sobre la correlación que se establece en el último ejemplo citado entre por y porque, véase el § 46.2.

40.6f Existen algunas excepciones a la generalización que se acaba de introducir, como en No le molestó su interés, sino que la llamara a todas horas o en este otro ejemplo: Vivir significaba no grandes cosas, no, sino hacer aquello que siempre habían querido hacer, pero intensa, tranquilamente (Sánchez-Ostiz, Infierno). En los atributos y en los complementos circunstanciales, la correlación no es siempre estrictamente categorial, por las razones que se explican en los § 37.1 y 39.1. Estas asimetrías son muy habituales en la coordinación copulativa (§ 31.4), por lo que no es extraño que se den también en los contextos contrastivos, como en No está enfermo, sino de un humor excelente, o en estos otros ejemplos:

No se fue en el barco que zarpó hacia el sur días más tarde, como planeaba, sino a finales de octubre (Allende, Retrato); No vinieron aquí para la asamblea, sino acompañando al príncipe de Asturias, al que ya consideraban su rey (Vallejo-Nágera, Yo).

40.6g Por lo general, cuando el foco de la negación es el verbo o el grupo verbal en su conjunto, la conjunción sino no introduce directamente otro grupo verbal análogo en el español actual (*No salió de casa, sino se quedó a descansar). En estas construcciones se hace necesaria la presencia de la conjunción que para establecer un contraste oracional: … sino que se quedó a descansar. Como se observó en el § 31.10p, en el español antiguo se permitía, en cambio, la construcción en la que sino precedía a un grupo verbal, no necesariamente a una oración:

Hernando de Ávalos no suplicó de ella sino dijo que la quería cumplir (Santa Cruz, Crónica Emperador); No se contentó con haberles dado tantas habilidades para conservarse en su ser, sino quiso también que le imitasen en esta manera de bienaventuranza y contentamiento (Granada, Símbolo); No le respondió palabra Periandro, sino hizo que Auristela, Cloelia y la intérprete se animasen y le siguiesen (Cervantes, Persiles).

Esta construcción se documenta esporádicamente en textos de los dos últimos siglos, a veces como arcaísmo deliberado:

No corta el mar sino vuela / Un velero bergantín (Espronceda, Obra poética); En la visita de la diócesis […] no solo no había oído queja de indio contra cura del partido de León de Nicaragua, sino había reconocido en ellos “acérrimos defensores de los indios” (Lopetegui, Historia).

También se registra en el área rioplatense, tal como se señaló en el § 31.10p. El hecho de que el verbo se construya con sujeto tácito en estos casos favorece que el contraste de oraciones y el de grupos verbales dé lugar a significados análogos. Los ejemplos siguientes muestran la pauta que corresponde al español actual:

Aunque Rosa ya no cocinaba sino que dirigía a las cocineras […] (Ferré, Batalla); Don Fermín Benijalea no tocó ningún timbre, sino que salió con su habitual apremio de la habitación (Caballero Bonald, Pájaros).

40.6h La correlación que se establece en las construcciones focales que se analizan vincula dos segmentos tónicos. Los pronombres personales que participan en las llamadas construcciones de doblado16.14) exigen la forma tónica en estos contextos. Puede decirse, por ejemplo, No te vi, y también No te vi a ti, pero se hace necesario el segmento subrayado en No te vi a ti, sino a ella. No podría formarse, pues, la construcción de foco contrastivo si faltara el grupo sintáctico tónico con el que sino ha de establecer el contraste. Como se hizo notar en el § 40.1n, los segmentos átonos no pueden ser focales. Se aplica el mismo razonamiento a los textos siguientes:

Se sentía defraudado porque no lo amaba a él sino a su hermano gemelo (García Márquez, Obra periodística); No la había abrazado a ella sino a quién sabe cuál fantasma de su pasado o de sus pesadillas (Allende, Plan); Como si no le perteneciera a él sino a otra persona (Cercas, Soldados).

40.6i Tanto las construcciones negativas con foco contiguo como las que lo marcan a distancia se extienden a los fragmentos de los grupos sintácticos, no solo del verbal, como ya se ha comprobado, sino también del nominal y del adjetival. Así, en el primero de los ejemplos que siguen, a de rústicos ganaderos corresponde la función de complemento del sustantivo versos:

Lo que oían cantar eran versos, no de rústicos ganaderos, sino de discretos cortesanos (Cervantes, Quijote I); Lo lamento: no es una tarea de piedad histórica, sino de imaginación política (Paz, Discurso); La obra no es el enfrentamiento de un monstruo y un santo, sino de dos hombres (Benedetti, Pedro); No se trata de vender recursos genéticos agrícolas sino silvestres (Martínez Alier, Obstáculos).

Se ha observado repetidamente que la existencia de estas formas de contraste está relacionada con el hecho de que se puedan crear preguntas u oraciones de relativo con elementos análogos a los que aquí se contraponen, como en Los poetas de los que se han publicado versos.

40.6j La conjunción sino se asemeja a los términos de polaridad negativa (§ 48.7), en cuanto que requiere un elemento negativo que la preceda (No es probable, sino tan solo vagamente posible). De hecho, el proceso de exclusión y sustitución que en esas oraciones se manifiesta sería inviable sin la presencia de la negación. La negación exigida por sino en el interior de la oración no puede ser morfológica (cf. el § 48.2i: *Es improbable, sino tan solo vagamente posible) ni estar contenida léxicamente en alguna expresión: {No aceptó ~ *Rechazó} su dinero, sino únicamente su gratitud. Tampoco incide únicamente esta negación sobre un segmento oracional externo al predicado verbal. No obstante, se ha observado que este requisito es más débil para algunos hablantes que, en la lengua coloquial y en contextos de réplica, construyen oraciones como No todos aceptaron la primera propuesta, sino la segunda. Estas secuencias no se han integrado en los registros formales. Respecto de la diferencia entre sino y pero sí, véanse los § 31.10q, r y 40.7n.

40.6k El adverbio no puede preceder al verbo, como en los ejemplos mencionados en los apartados anteriores, pero también a otras muchas categorías, en las formas de negación contigua que se han descrito: no uno, sino dos; no alegre, sino triste; no la silla, sino el sillón. Muchos de los contextos negativos que sino rechaza, como los mencionados en el apartado precedente, son aceptados por los términos de polaridad negativa, aunque en las circunstancias restringidas que se analizan en el § 48.9: Es improbable que diga nada comprometedor; Rechazó radicalmente ser el responsable de ninguno de aquellos terribles incidentes. Los indefinidos negativos en función de sujeto extienden o arrastran esta propiedad al verbo, lo que permite que el pronombre nadie aporte la negación que requiere ni en oraciones como Nadie habló con Antonio ni con Pedro. Este mismo pronombre negativo es más raro en los contextos preverbales seguido de sino: Porque Irene tenía muy claro que nadie nace vicioso, sino que se hace (García Sánchez, Historia). Entienden algunos autores que las oraciones que se ajustan a esta pauta (nadie… sino que…; nunca… sino que…, etc.) pueden explicarse a partir de las variantes de la llamada alternancia negativa (No vino nadie ~ Nadie vino), a la que se dedica el § 48.3. Como allí se explica, cuando se antepone el indefinido, permanece el adverbio no en algunas lenguas romances y está ausente en otras, a pesar de lo cual ejerce una serie de efectos sintácticos.

40.6l Se comprobó en los apartados anteriores que el foco de la negación puede obtenerse a distancia, o bien en relación de contigüidad. La negación que caracteriza estas últimas construcciones se llama comúnmente correctiva. Se reconocen dos variantes fundamentales de negación correctiva. En la primera, presentada en el § 40.6a, la negación introduce directamente el foco, sea o no argumental, como en el ejemplo (citado varias veces en las páginas precedentes) Empiezan a aparecer no amigos, sino amigas. Ilustra el segundo tipo de negación correctiva el ejemplo Fue a comer con sus abuelos, no con sus padres. Como se ve, la negación no aparece en este caso en la oración principal, sino únicamente en el segmento que la sigue. Este segmento se agrega, pues, a modo de apéndice contrastivo introducido por no. A la misma pauta corresponden los textos siguientes:

Además, uno se suicida con cianuro, no con estricnina, pendejo (Vargas Llosa, Fiesta); Nosotros tenemos problemas con los invasores, no con los mineros artesanales (Hoy [Ec.] 13/7/1997).

Con la primera variante se cancela una posible expectativa del oyente o del lector; con la segunda se rectifica el segmento de un enunciado que proporciona la información que se ha considerado inadecuada. En los § 45.12f y ss. se explica que, en ciertas oraciones comparativas, se corrigen de modo similar ciertas informaciones, como en Es listo, más que inteligente.

40.6m El segmento que el adverbio no introduce en las dos variantes descritas en el apartado precedente aporta la información que ha de ser corregida, no la información correctora. Esta última la proporciona en la primera variante el grupo conjuntivo que sino introduce (… sino amigas), mientras que en la segunda variante la aporta el foco de la oración principal (… con sus abuelos). Las dos formas de negación correctiva descritas admiten paráfrasis con la variante caracterizada por marcar el foco a distancia. Se obtienen así tres esquemas sintácticos que dan lugar a significados relativamente próximos. Están representados por las oraciones siguientes:

Fue a comer no con sus padres, sino con sus abuelos

Forma: El foco de la negación es contiguo. Se niega un segmento de la oración principal, pero no el predicado verbal.

Significado: Se cancela una expectativa que podría deducirse de forma natural del contexto previo, o bien una afirmación tenida por verdadera por el hablante o el oyente. El grupo conjuntivo encabezado por sino introduce la información correctora.

Fue a comer con sus abuelos, no con sus padres

Forma: El foco de la negación es contiguo. No se niega un componente de la oración principal, sino un segmento contrastivo agregado al final.

Significado: El foco de la oración principal corrige la información incorrecta que aporta el segmento agregado.

No fue a comer con sus padres, sino con sus abuelos

Forma: El foco de negación no es contiguo, sino que se determina a distancia. El grupo conjuntivo aporta la información sustitutiva o correctora.

Significado: El foco de la negación establece en la oración principal la información que se considera incorrecta. El grupo conjuntivo aporta el sustituto adecuado.

Se obtiene una variante de estas construcciones con el adverbio , seguido o no de en cambio, y sin la conjunción sino: No fue a comer con sus abuelos, (y) sí, en cambio, con sus padres; No le gusta la música clásica; sí, en cambio, el rock31.10q, r). Se dedicará al adverbio la mayor parte de la sección siguiente.

40.6n En el § 40.6i se vio que la negación que determina su foco a distancia admite que se contrasten partes o fragmentos de un grupo sintáctico. La negación correctiva acepta esta misma propiedad, que se aplica al complemento del nombre o del adjetivo —como en los dos primeros textos que siguen—, al verbo auxiliado de las perífrasis verbales —como en el tercero—, y también a otros grupos sintácticos:

Son disciplinas o indisciplinas de butaca, no de laboratorio (Bunge, Ser); Es digna de lástima, no de execración (Vallejo-Nágera, Yo); […] un mediocre opus de Bertolt Brecht que se suponía que uno debía no mirar, sino venerar como si fuera un misterio medieval (Cabrera Infante, Habana).

Al igual que en la negación sustitutiva, el segmento correctivo es paralelo al focal: Y, adelantándose un poco el mozo, entró en una casa no muy buena, sino de muy mala apariencia (Cervantes, Rinconete).

40.6ñ Los contrastes descritos se establecen entre dos segmentos remáticos. Se explicó en las páginas precedentes que los sujetos preverbales no suelen ser focos, a menos que estén marcados con un fuerte acento intensivo o se use un pronombre personal (Él no lo sabía). Estas consideraciones se aplican igualmente a las formas de negación que se analizaron en los apartados anteriores. Podría decirse, por ejemplo, Luis castigó a su hija, no Marta, si Luis se pronunciara con acento intensivo, como sucede, en general, con los focos preverbales (§ 40.2i y 40.4b). Con esta marca focal, podría contrastar adecuadamente con Marta, que se interpretaría así como el segmento corregido. Como los focos posverbales no exigen esa misma prominencia acentual, no sería necesaria en la misma medida tal marca prosódica en el segmento subrayado en Luis castigó a su hija, no a Marta. En general, tal como se vio en las secciones anteriores, la información remática no necesita marcas suplementarias si aparece en posición final, pero sí en caso contrario.

40.6o Los segmentos que introduce la negación correctiva pueden yuxtaponerse a la oración principal, como en los ejemplos ya mencionados o en los siguientes:

Eso es tan solo una opinión, no un hecho oficialmente aceptado (Vázquez-Figueroa, Tuareg); Qué distinto para Laura era vivir en una casa rodeada de calles, no de campo (Fuentes, Laura Díaz); Se lo digo yo, que soy ciudadano viejo de Miami, no un recién llegado (Vázquez Montalbán, Galíndez); Usted lo conoció muy de cerca, no de oídas, como yo (Muñoz Molina, Beltenebros).

No obstante, también aparecen en incisos parentéticos formados generalmente con las conjunciones y, pero, aunque y que:

Le dice a la chica que la tiene que cuidar, y no atacar (Puig, Beso); Lo disimulaba con toda clase de fábulas científicas y pretextos filosóficos que convencían a muchos, pero no a su esposa (García Márquez, Amor); Sin mi asistencia iba saliendo de su estupor, aunque no de las tinieblas (Marías, J., Corazón); En el corazón sosegado, en el ánimo quieto tiene el amor deleitable su morada, que no en las lágrimas ni en los sobresaltos (Cervantes, Persiles).

40.6p Mientras que los términos unidos por la conjunción y deben sustituirse mutuamente en las expresiones contrastivas descritas, los vinculados por aunque o pero mantienen una relación de compatibilidad, en cuanto que la información que se añade tras estas conjunciones tan solo restringe o limita la afirmación precedente. En efecto, la oración que puede reconstruirse a partir de la información introducida por la conjunción y implica la negación de la primera proposición en el texto siguiente, en el que resultan contradictorias las informaciones ‘enfrentarse en una lucha real’ y ‘enfrentarse en un simulacro’: Les observaban en silencio, consternados, sin querer aceptar que se enfrentaban en una lucha real y no un simulacro (Vázquez-Figueroa, Tuareg). Por el contrario, de las introducidas por pero o por aunque no se deriva dicha implicación. En el texto que sigue no se produce incompatibilidad lógica entre ‘ser creyente’ y ‘ser un beato’, sino únicamente la diferencia de orientación argumentativa que se explica en los § 31.10b y ss.: Yo era creyente, pero no un beato y ni siquiera un ferviente practicante (Hernández, R., Secreter). Cuando se niegan cualidades sujetas a estimación gradual, es más común que en el segmento encabezado por sino se exprese un grado extremo superior (No es bueno, sino buenísimo), que un grado extremo inferior (No es bueno, sino pésimo), aun cuando se admitan sin dificultad las formas intermedias de ponderación (No es bueno, sino solo regular).

40.6q En todas las construcciones negativas analizadas en los apartados anteriores, se contrasta el foco de la negación con algún otro elemento. Existen, sin embargo, construcciones negativas en las que queda tácito uno de los segmentos que se contraponen. En el § 40.6l se explicó que en la primera variante de la negación correctiva no se puede dejar tácito el segmento que aporta la información correctora o sustitutiva (es decir, el subrayado en Fue a comer no con sus padres, sino con sus abuelos). Es posible omitir, en cambio, el segmento que aporta la información corregida en la segunda variante cuando está precedida por una conjunción, como en Este fin de semana voy a leer, pero no el libro que mandó el profesor. En esta oración sigue a no un segmento que contrasta con el complemento directo no expresado del verbo leer. Este esquema es característico de los verbos que admiten argumentos tácitos, en particular los transitivos que aceptan el llamado uso absoluto34.4e y ss.). Se documenta también con algunos complementos circunstanciales y, en general, adjuntos, como en Morirá sin duda, pero no de esta gripe (donde se entiende ‘morirá de otra cosa, de algo’), o en estos otros ejemplos:

Llegaron a una isla también despoblada, aunque no de árboles (Cervantes, Persiles); Concedo que haya alguna resistencia; pero no hasta ese bárbaro extremo (Galdós, Episodios); Le he dicho, padre, que le quiero; pero no para marido (Unamuno, Tula); De todas formas se lo vamos a exorcizar, aunque no con agua bendita (Vallejo, F., Fuego); Lo señaló Sigmund Freud, y muchos otros antes que él, aunque no, desde luego, en el corpus de una teoría (Castilla, Reflexión); —Ese tipo es un sádico. —No con su gente —fue la tranquila respuesta— (Vázquez-Figueroa, Piratas).

40.6r Es particularmente frecuente la construcción descrita en el apartado anterior cuando se contraponen los grados de una propiedad o un estado de cosas (§ 20.5-7), como en Me gusta, pero no lo suficiente, donde el segmento subrayado contrasta con una expresión adverbial cuantificativa tácita (‘algo, en alguna medida’), o en Estaba ya viejo; pero no para dar esos pasos tan cortos, tan sin ganas (Rulfo, Pedro Páramo). Este tipo de contraste se produce asimismo a menudo en las construcciones en las que intervienen fórmulas como no al extremo de, no hasta el punto de y otras similares: Los camareros ya me conocían, pero no hasta el punto de atribuirse una molesta confianza que me había hecho huir otras veces de lugares semejantes (Muñoz Molina, Invierno).

40.6s Junto al uso contrastivo o sustitutivo de sino, analizado en los apartados precedentes, suele distinguirse un valor exclusivo de esta conjunción. Ese significado está cercano al de salvo, excepto, aparte de y, en la lengua clásica, al de fuera. En tal caso, sino introduce un elemento que se señala como único frente a las demás opciones, que se niegan implícita o explícitamente en el resto de la oración: No dijo sino que era inocente. Este uso de sino puede, además, estar inducido por la interrogación retórica, en lugar de por una negación expresa:

¿Con quién me sustentaba yo sino con ellos? (Cervantes, Quijote II); ¿Quién sino ellos para alertar sobre la urgencia de la vida? (Moix, Arpista); ¿Qué otra cosa puedo hacer sino ir en seguida a verlo? (Cortázar, Reunión); ¿Qué pueden hacer los pequeños sino imitar a los grandes? (Urrea, I., Coco Chanel).

Existe una relación estrecha entre los dos usos de sino que se han presentado. En el uso contrastivo se sustituye una expresión focal por otra que hace sus veces; en el exclusivo, se comunica que ninguna otra persona o cosa cumple las características expresadas por el predicado principal. Sino alterna, en estos casos, con más que y con otra cosa que: No decía {más ~ sino} que quería irse; No trajo {otra cosa que ~ sino} problemas. Es incorrecto el uso de si no por sino en los contextos mencionados.

40.6t Se han presentado dos análisis de las construcciones exclusivas que se mencionaron en el apartado anterior. Unos autores entienden que el atributo de era en No era sino un melindroso (Gracián, Criticón I) es una expresión compleja de núcleo tácito. Este núcleo sería el pronombre negativo nada, o bien un grupo nominal igualmente sobrentendido que exprese alteridad (aproximadamente, otra cosa). Otra hipótesis sostiene, en cambio, que estas unidades no pueden ser tácitas, por lo que el atributo de era en el ejemplo propuesto sería directamente sino un melindroso. Las dos opciones se aplican, de forma análoga, a los ejemplos que siguen, entre otros muchos que ilustran esta construcción:

Se podrá cometer algún asesinato sobre mis soldados esparcidos; pero no conducirían sino a la ruina de España (Vallejo-Nágera, Yo); De su boca no salía sino un mugido entrecortado (Galdós, Audaz); En la gaveta no había sino veinticinco centavos (García Márquez, Funerales); […] un camastro que yo no había visto, y que quizá no fuese sino un montón de pellejos vacíos (Umbral, Ninfas); Oyó los pasos que supuso de él y que no eran sino de alguien del piquete que trabajaba allí (Caballero Bonald, Pájaros).

Así pues, en el primer texto de este grupo habría de elidirse a ningún lugar tras conducirían, de acuerdo con el primero de los análisis introducidos. Si se elige el segundo análisis, el complemento de régimen de conducirían sería sino a la ruina de España. Existen argumentos a favor y en contra de los dos análisis. En los apartados que siguen, se presentarán muy resumidamente los principales.

40.6u A favor del primer análisis aboga la existencia de variantes de estas secuencias con el indefinido otro: En seis meses no había podido hacer otra cosa sino “volver siempre mañana” (Larra, Fígaro). Asimismo parece apoyar el primer análisis el que los complementos directos estén representados en español por grupos nominales, en lugar de conjuntivos. A favor del segundo análisis cabe aducir, en cambio, que esta construcción se admite aun en los casos en los que el verbo rechaza la elisión de su objeto directo. Así, no se omite nada en No dijo nada, pero resulta normal decir No dijo sino tonterías. También apoya el segundo análisis el hecho de que la presencia de la doble conjunción o (oo: § 31.9) no impida considerar como complemento directo el segmento subrayado en Tienes que leer o un texto o el otro. Desde este mismo punto de vista, también podría analizarse como complemento directo el que se marca en No leyó sino lo que tenía que leer. Análogamente, la presencia de entre … y … no impide que el grupo subrayado sea adjetival, en lugar de preposicional, en Su español tenía un vago acento extranjero, entre andaluz y británico (Pérez-Reverte, Carta), tal como se explica en los § 13.17b y 31.3ñ.

40.6v Es desigual la valoración que hacen los gramáticos de cada uno de estos argumentos. Parece tener cierto peso objetivo en favor del primer análisis el comportamiento de sino con haber y hacer, ya que la otra opción predice indebidamente la combinación de infinitivos con el predicado principal: *hacía mirarla en el primero de los ejemplos que siguen, y *hacía resbalar en el último:

La hermosa reina no hacía sino mirarla (Zayas, Desengaños); No hacía sino escribir, juntas las manos, lo que el muchacho le había contado (Ayala, Usurpadores); No hay sino verlo en el símbolo eucarístico (Unamuno, Sentimiento); Esta negativa no hacía sino resbalar sobre su sonrisa feliz (Marsé, Teresa).

40.6w El giro no así es propio de los registros formales, en los que se utiliza con función correctiva, casi siempre en construcciones yuxtapuestas. El adverbio no alterna a menudo con no así en esta pauta, con la diferencia relativa al cambio de registro que se ha mencionado:

—Son moderados en el vestir. —No assí en el comer (Gracián, Criticón III); Le ha caído a usted la lotería, y no así un premio cualquiera, sino el gordo de Navidad (Galdós, Fortunata); La alimentación estaba resuelta, pues. No así el hambre sexual (Fuentes, Compañía); Se oyó un trueno lejano y se alarmó la yegua, no así el caballo (Marías, J., Batalla); Un poco parco para hablar de su pasado, no así del presente y futuro, aún conserva sutiles dejos en su modo de expresarse que seguramente aprendió en sus años por España (Vistazo 20/11/1997).

40.6x Otras veces, no así no desempeña la misma función gramatical que no. Ello sucede en particular cuando el adverbio así se interpreta anafóricamente y retoma el contenido de algún verbo o algún grupo verbal del discurso previo. En estos casos, no así admite paráfrasis como no sucede lo mismo con, y también otras de sentido adversativo, como no en cambio, pero no, etc. Se introduce en esos contextos una situación paralela a la presentada en la oración anterior, en lugar de realizarse simplemente la sustitución de un segmento por otro:

Su actitud fue obsequiosa. No así la de los escasos transeúntes en las calles (Vallejo-Nágera, Yo); Las figuras varían con respecto a las caldeas y babilónicas. No así el sentido que se daba a las distintas influencias astrales (Marni, Universo); En cualquier otro lugar de Europa aquella confusión habría sido sospechosa. No así en Escocia, uno de los pocos países civilizados donde parece muy natural —por lo menos muy natural— que […] (García Márquez, Obra periodística).

40.6y En las páginas anteriores se explicó que con el foco de la negación se selecciona un determinado segmento de su ámbito, que queda excluido de la noción predicativa que la oración expresa. En algunos estudios recientes sobre el foco de la negación, se ha señalado que los conceptos de contraste y de sustitución no bastan para explicar adecuadamente el significado de las oraciones en las que se rechaza algún segmento de una estructura oracional, ya que el contraste se puede interpretar de varias formas. Considérese la oración Julia no visitó Amberes el año pasado. Si el grupo verbal subrayado constituye el foco de la negación, esta oración podría continuarse con: …; de hecho, no se movió de casa en todo el año. Supóngase ahora que el foco fuera únicamente el sustantivo Amberes. Si se restringe el foco de esta forma, la oración podría usarse en dos sentidos diferentes. En la interpretación más natural se diría que Julia omitió la visita a esa ciudad el año pasado, o simplemente que nunca estuvo en ella a lo largo de ese período. Puede parafrasearse este sentido con la construcción de relieve Lo que Julia no visitó el año pasado es Amberes. Pero también cabría suponer que con esa oración se quiere decir algo diferente, en concreto que Julia visitó cierta ciudad el año pasado, y esa ciudad resultó no ser Amberes. La paráfrasis adecuada en este caso sería Lo que Julia visitó el año pasado no es Amberes. En esta oración, Amberes sigue siendo el foco de la negación, pero cabe observar que en la interpretación semántica que proporciona la fórmula de relieve no se niega el verbo principal (visitó), sino el verbo copulativo (es).

 

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