Sintaxis

19. Los cuantificadores (I). Sus clases. Cuantificadores universales

19.5 Aspectos morfológicos de los cuantificadores y su repercusión sintáctica (II). La apócope

19.5a El grupo B2 de la clasificación esbozada en el § 19.2a hace referencia a otra propiedad morfológica de los cuantificadores: la apócope. En efecto, algunos cuantifica dores están sujetos a alternancias entre variantes apocopadas (cualquier, algún) y variantes no apocopadas o plenas (cualquiera, alguno). Las primeras se usan en posición prenominal y son propias del uso adjetival de los cuantificadores al que se hizo referencia en el § 19.2h: No había leído ningún libro; Elige cualquier día. Las segundas son características del uso pronominal de los cuantificadores (Elige cualquiera; Ninguno le gustaba), con algunas excepciones que se analizarán en esta sección. Son, pues, esperables contrastes como un libro {cualquiera ~ *cualquier} o No queda rastro {alguno ~ *algún}. Poseen variantes apocopadas los cuantificadores alguno, cualquiera, ninguno y otros que se analizarán en el § 19.5h. La apócope en los numera les ordinales (primero ~ primer) se estudia en los § 21.4c-g. Otros cuantificadores, en cambio, carecen de variante apocopada. Entre ellos se hallan bastante, demasiado, más, menos, poco y los numerales cardinales, con la excepción de uno y sus derivados (§ 21.2u).

19.5b Los cuantificadores cuánto, mucho y tanto toman respectivamente las formas cuán, muy y tan ante adjetivos (cuán cierto, muy listo, tan alto), adverbios (cuán lejos, muy rápido, tan aprisa) y las locuciones que corresponden a esas dos clases de palabras, como en muy de agradecermuy + locución adjetiva»); muy de vez en cuandomuy + locución adverbial»); cuán de acuerdocuán + locución adjetiva o adverbial»); cuán en seriocuán + locución adverbial»). He aquí algunos ejemplos de estas construcciones:

Y eso es tan difícil de conseguir (Paz Soldán, Materia); […] cuya fijación demostraría cuán vertiginoso es el proceso elíptico del pensamiento (Carpentier, Pasos); Usted mismo debe percatarse de cuán irresponsablemente ha actuado, y cuán en contra de vuestro deber de maestro de la juventud (Lledó, Días); Él había tocado a mi familia muy de cerca (García Ramis, Días).

La variante apocopada del relativo cuanto es cuan, que hoy se usa escasamente cuando modifica a adjetivos y adverbios, salvo en expresiones como Se estiraba cuan larga era o Trabaja cuan arduamente puede. Sobre esta cuestión, véase el § 22.6o. Cuando cuánto, mucho y tanto inciden sobre los grupos adjetivales o adverbiales que forman comparativas de desigualdad, se elige la variante no apocopada, como en mucho más alto, mucho menos temprano, o en estos otros ejemplos:

¡Cuánto más cerca que el campo mismo estamos, Platero, de la naturaleza, en esta ventana abierta al antro plutónico! (Jiménez, Platero); […] honor tanto más grato por cuanto lo recibo de manos del Rey Juan Carlos I (Loynaz, Discurso); Esther, aunque amiga de toda la vida, es otra cosa, mucho menos comprensiva (Delibes, Mario); El señor nos hizo el grandísimo honor —más elocuente cuanto menos frecuente— de sentarse a la mesa (Vega, A. L., Crónicas).

La forma cuán es hoy más usada en el español americano que en el europeo. En este último se utiliza en las oraciones exclamativas e interrogativas en la lengua literaria y, en general, en los registros más formales (§ 22.14o, p). En algunos países americanos —como los del área andina, entre otros— el uso de cuán en las oraciones interrogativas (como en ¿Cuán grande será el costo?) es propio de la lengua estándar.

19.5c Se explica en el § 45.2k que los adjetivos mejor y peor se construyen con mucho en lugar de con muy (mucho mejor, mucho peor) porque envuelven una expresión comparativa: mucho mejor equivale a ‘mucho más bueno’. Sobre alternancias como muy mayor ~ mucho mayor, ambas correctas en contextos diferentes y con significado también diferente, véase el § 45.2n. Las alternancias tan ~ tanto y cuán ~ cuánto se asimilan a esta misma pauta. Se eligen, por consiguiente, tanto y cuánto en lugar de tan y cuán ante los adjetivos comparativos:

mencía: […] os ruego / no os ausentéis de esta casa, / poniendo a tan claro riesgo / la salud. enrique: ¡Cuánto mayor / en esta casa le tengo! (Calderón, Médico); Solo tiene que aprovecharse de la imitación en lo que fuere escribiendo, que, cuanto ella fuere más perfecta, tanto mejor será lo que se escribiere (Cervantes, Quijote I); Y es menor que yo, fíjese. Pero yo estoy tanto mejor conservado (Donoso, Delfina); ¡Cuánto mejor le hubiera ido a usted casado con gente de su clase! (Lorca, Zapatera); Piensen cuánto peor es para la sociedad que ese individuo siga destilando su veneno (Sábato, Túnel).

Los adverbios antes, después, mejor y peor son comparativos. Eligen, por tanto, frente a otros adverbios, las variantes no apocopadas de los cuantificadores mencionados cuando son compatibles con su significado. Se obtienen, así, contrastes como {mucho ~ *muy} antes (con algunas excepciones: § 45.2ñ), frente a {*mucho ~ muy} despacio, o como Canta mucho mejor, frente a … muy bien. Se dice, análogamente, cuanto antes, tanto mayores, etc. Constituye una excepción el contraste cuanto {más tarde ~ *después}. La opción cuanto después solo se admite en los casos en que cuanto y después pertenecen a segmentos sintácticos diferentes, como en No me arrepentiré de cuanto después haga.

19.5d En el español medieval, y ocasionalmente también en el de épocas posteriores, se atestigua el empleo del cuantificador mucho ante adjetivos. Este uso ha desaparecido por completo de la lengua contemporánea:

Vn cauallero de aquella tierra, el qual era muy mançebo e mucho apuesto e bueno de armas, e era de grand linaje, ouo de enamorarse de aquella monja (Castigos); Fijo, por amor de Dios, déxate de tal mujer amar, que es mucho peligrosa, e puede ser que venga en dapño de tu persona (Martínez Toledo, Corbacho); Aduxom a tierra de Jherusalem e a un mont mucho alto (Almerich, Fazienda); Esto dezía él porque era mucho calvo (García Salazar, Historia).

Aunque con frecuencia menor, también se atestigua tanto en estos mismos contextos:

Porque amor asý es en sý tanto delicado que es todo lleno de miedo e de temor (Martínez Toledo, Corbacho); Fue en escorias de amadores / que sufriesse por amores / vn dolor tanto continuo (Montaños, Poesías); A cuya causa era tanto necesario sostener este Concilio con la presente autoridad, y así le suplicaba mandase luego partir sus perlados a Trento (Sandoval, Historia).

Asimismo, se documenta en la lengua medieval y clásica el uso de mucho y tanto posnominal:

Que ordenado desde ayer el ynfierrno, avn el para el rrey fue aderesçado, afondo e aletigo su foguera, fuego e leña mucha, e el rresfollo del Señor commo arroyo de asufre ardiendo enella (Biblia ladinada); En los pocos años está la inconstancia mucha (Cervantes, Amante); Con aquestas riquezas tantas a Valencia son entrados (Cid); Por dónde hayan pasado aquellas gentes tantas y de tan diversas lenguas y costumbres como las que en el Nuevo Mundo se han hallado (Inca Garcilaso, Comentarios).

19.5e La combinación «cuánto (sin flexión) + adjetivo», que se usa ocasionalmente en la lengua actual, no se asimila al uso que se acaba de describir, ya que la incidencia sintáctica se produce en sentido contrario: el adjetivo modifica en estos casos al pronombre exclamativo cuánto, como en ¡Paz y ciencia!, amigo Avito…, cuánto bueno por aquí (Unamuno, Amor). También se dice cuánto de bueno20.3f). En el español actual se anteponen mucho, tanto y otros cuantificadores evaluativos a los adjetivos sustantivados, que se asimilan a los sustantivos a efectos sintácticos. No caben, por consiguiente, las variantes apocopadas en estos contextos. Son esperables, en consecuencia, alternancias como mucho vago, tanto desesperado (se subrayan los sustantivos, § 12.3g), frente a muy vago, tan desesperado (se subrayan los adjetivos):

Eso es lo que pasa en este país, que la gente no quiere trabajar. Mucho vago es lo que hay, ¿no le parece a usted? (Ruiz Zafón, Sombra); ¡Da lástima ver tanto desesperado, tantos padres de familia dispuestos a matar! (Blasco Ibáñez, Arroz).

En el área rioplatense se registran usos de muy por mucho en contextos anafóricos, como en —¿Te pareció interesante? —Muy.

19.5f En construcciones como cuánto hermoso poema, se elige cuánto en lugar de cuán porque el cuantificador incide sobre el grupo nominal hermoso poema, y no sobre el adjetivo hermoso. En el siguiente texto de Cervantes, cuantas incide, en cambio, sobre los sustantivos —o adjetivos sustantivados— hermosas y discretas: La más hermosa y discreta que pudiera hallarse, no entre los gitanos, sino entre cuantas hermosas y discretas pudiera pregonar la fama (Cervantes, Gitanilla). Los cuantificadores mucho y tanto preceden a los grupos nominales a los que modifican en muchas grandes ocasiones o tantos gratos recuerdos.

19.5g Las alternancias entre las formas apocopadas y las no apocopadas permiten distinguir con nitidez la estructura sintáctica en la que el cuantificador modifica a un adjetivo antepuesto de aquella otra en la que modifica al sustantivo o al grupo nominal. Repárese en que se elige tan en los ejemplos siguientes:

Recién ingresado en la Triple B, con tan mala leche, que en su primer día de prácticas en la Sección de Explosivos se voló la mano derecha (Quintero, E., Danza); En el mundo no hay hombre de tan mala suerte como yo (Baroja, Inquietudes); Al alcalde le quedaban tan solo unos cuantos días en tan envidiado puesto (Sada, Mentira).

Se elige, en cambio, la variante sin apocopar en estos otros textos:

Lo que más me pesa es haber tenido tanta mala suerte (Vargas Llosa, Casa); Todos dicen que jamás han visto tanta mala leche y tanto desagradecimiento (Vázquez, Á., Juanita Narboni).

Estas alternancias son consecuencia directa de la estructura sintáctica de los grupos nominales. En el primer caso se obtiene la segmentación [tan mala] [suerte], no *[tan] [mala suerte], mientras que en el segundo se produce el resultado inverso: [tanta] [mala suerte], no *[tanta mala] [suerte]. La diferencia en la segmentación afecta al significado: en tan mala suerte se intensifica la condición de ser mala la suerte, mientras que en tanta mala suerte, se alude a una cantidad elevada de mala suerte. Las dos segmentaciones dan lugar a paráfrasis diferentes en las construcciones consecutivas: Fue tan mala la suerte que… (en el primer caso), frente a Fue tanta la mala suerte que… (en el segundo). Para la presencia de cuantificadores de grado en el uso adjetival de algunos sustantivos (bastante bestia, demasiado animal, muy mujer), véanse los § 12.3g y 13.5ñ.

19.5h Los cuantificadores alguno y ninguno poseen, respectivamente, las formas apocopadas algún y ningún, que se usan como modificadores prenominales: algún día, ningún paso. Al igual que en el artículo indeterminado (§ 15.1c), se emplea la variante apocopada ante sustantivos femeninos que comienzan por /a/ tónica, como en estos textos:

¡Y si muero, ningún alma tendrá piedad de mí! (Savater, Ética); […] incorporando diariamente alguna diosa de cuarzo rosado, algún arma de impresionante empuñadura (Mujica Lainez, Casa); El casco no nos hizo ningún agua, recién calafateado, y lucía con toda la pintura nueva en blanco y verde (Sánchez Mazas, Pedrito); ¿Padecéis el maleficio de algún hada más poderosa que vos…? (Benavente, Príncipe).

El uso de estas variantes es mayoritario en la lengua actual, pero también se registran, y se admiten como igualmente correctas, las formas sin apocopar en estos contextos:

Ponen tan baja la mirada que ninguna alma distinguida se puede contentar con lo que ofrecen (Maeztu, Quijote); Lago artificial formado aprovechando el terreno y el hecho natural de que alguna agua se acumulaba allí en épocas de lluvia (Cabrera Infante, Habana); […] que saliéramos en fila de a uno, sin ninguna arma, con las manos en la cabeza (Vargas Llosa, Guerra); Es que si no se pelean ninguna ama de casa va a seguir pegada al radio (Sada, Mentira); Su labor empezaba más atrás, podía consistir en la creación de la necesidad de ese documento en alguna área a la que él tuviera acceso indirecto (Gopegui, Real).

19.5i No impide la apócope de alguno y ninguno el hecho de que medie alguna palabra entre el cuantificador y el sustantivo, como en ningún buen hombre o en algún alto cargo. En cambio, con los femeninos alguna y ninguna no se produce la apócope en estos casos aunque el sustantivo comience por –a– tónica: {ninguna ~ *ningún} posible arma homicida. No se usan nunca las formas apocopadas con los cuantificadores posnominales: No hay arma {alguna ~ *algún}.

19.5j Alternan en los textos «algún que otro + sustantivo» y «alguno que otro + sustantivo». Si bien ambas se consideran correctas, la primera es hoy algo más frecuente en el español europeo y en el rioplatense, pero es muy poco usada en los países andinos o los del Caribe continental, entre otras áreas. En los demás países se prefiere la forma no apocopada o bien se da alternancia entre ambas. Los ejemplos que siguen ilustran la variante apocopada:

No faltó algún que otro audaz que se pusiera a bailar en los bancos del parque (Alberto, Eternidad); […] altos funcionarios de la Gobernación y algún que otro eclesiástico que requiere a veces nuestros servicios más discretos (Ulive, Dorado); Gracias a un amigo de su padre, subdirector de una revista, había empezado a hacer algún que otro trabajo (Montero, Amado),

y estos otros, la no apocopada:

Me imagino a sus lectores, compañeros de universidad, amigos, alguno que otro profesor joven leyendo su cuento (Santos Febres, Pez); Alguno que otro grano quedaba a veces en el cedazo de la rejilla (Roa Bastos, Supremo); La madre de don Ignacio alguno que otro año venía al pueblo en el tiempo de ferias y vendimias (García Pavón, Reinado).

Este cuantificador complejo, infrecuente en las construcciones partitivas, precede a los sustantivos contables y sugiere a menudo cierta dispersión temporal o espacial de la noción cuantificada. De hecho, admite paráfrasis con disperso, esporádico, ocasional y otros adjetivos similares en contextos indefinidos. Para la alternancia cien ~ ciento, véanse los § 21.2l-s. Las alternancias primer ~ primero; tercer ~ tercero y postrer ~ postrero se analizan en los § 21.4c y ss. En relación con la variante uno que otro, véase el § 20.3s.

19.5k El cuantificador cualquiera20.4 y 22.12) posee la variante apocopada cualquier, que se usa en posición prenominal: cualquier día, cualquier persona. En el español antiguo se admitía también la variante no apocopada en estos contextos, ya fuera ante sustantivos masculinos:

Cómo a nuestro parecer / cualquiera tiempo pasado / fue mejor (Manrique, Coplas); Para derribar una piedra que está en lo alto de un monte, fuerzas de cualquiera hombre son poderosas y bastan (Alemán, Guzmán II); Y no los sana solamente de un vicio, sino de cualquiera vicio, que haya habido en ellos (León, Nombres),

o femeninos:

De cualquiera manera que me llevéis, será llevarme sin vida (Cervantes, Quijote I); Ha salido cédula de Su Majestad poniendo talla de 30000 ducados á los que denunciaren a cualquiera persona que le hubiere servido de veinte años á esta parte (Barrionuevo, Avisos); Me llevó con tanta blandura y amor a su casa, que se me quitó cualquiera imaginación y sospecha (Espinel, Marcos de Obregón).

19.5l El uso de la forma singular cualquiera ante sustantivos masculinos ha desaparecido en la mayor parte de las variedades cultas del español actual, a diferencia del plural cualesquiera (cualesquiera propósitos que pudiera albergar), pero en algunos países se documenta ocasionalmente en la lengua popular. Se recomienda, pues, evitar expresiones como cualquiera trabajo que tenga. Cuando el plural cualesquiera va antepuesto al sustantivo puede adoptar también la forma apocopada cualesquier: Por eso aquí le ofrezco algunas sugerencias para asistir a una exposición o participar desde su asiento o en cualesquier ejercicios que el expositor proponga (Ruiz Orbegoso, Sugerencias). En muy diversos niveles de lengua se registra el cuantificador cualquiera ante sustantivos femeninos en textos contemporáneos. Esta construcción es algo más frecuente en el español americano que en el europeo. Se emplea en casi todos los niveles de lengua en Chile, y también en las áreas caribeña y rioplatense, entre otras:

Nos encargamos de escribir cartas y hacer cualquiera gestión que se nos encomiende (Castro, J., Aguas); La hoguera ardía normalmente, como cualquiera hoguera de buena leña (Carpentier, Reino); Blaine frente a Lazlo aparece como disminuido; justamente él, el imperturbable, que siempre ha estado por encima de todos y de cualquiera situación (Soublette, Mensajes); Buscaba solo en el favor de las mujeres, de cualquiera mujer (Cambaceres, Rumbo).

El uso de cualquiera con sustantivos femeninos fue decreciendo en el español europeo del siglo xix, se fue registrando cada vez con menor frecuencia conforme avanzaba el siglo xx, y esporádicamente se atestigua en autores actuales:

Se imponía pena de muerte a cualquiera persona que mantuviese comunicación o diese asilo a los individuos que componían aquella feroz cuadrilla (Gómez Avellaneda, Novelas); Moros falsificados que piden limosna haciendo cualquiera habilidad (Galdós, Miau); Como ante cualquiera situación, la conducta normal se caracterizaría por la aceptación de la realidad (Castilla, Psiquiatría 2).

19.5m La siguiente tabla recapitulatoria reúne las principales propiedades morfológicas de los cuantificadores más usados (se repiten las mismas formas en diferentes columnas para expresar que los rasgos que les corresponden no tienen manifestación formal):

masculino singularfemenino singularneutromasculino pluralfemenino pluralvariante apocopada
todotodatodotodostodas
ambosambas
cadacada
algunoalgunaalgunosalgunasalgún
ninguno ningunaningunos (restringido)ningunas (restringido) ningún
alguienalguien
nadienadie
algo
nada
variosvarias
cualquieracualquieracualesquieracualesquieracual(es)quier
cuántocuántacuántocuántoscuántascuán
cuantocuantacuantocuantoscuantascuan
tantotantatantotantostantastan
muchomuchamuchomuchosmuchasmuy
pocopocapocopocospocas
bastantebastantebastantebastantesbastantes
demasiadodemasiadademasiadodemasiadosdemasiadas
másmásmásmásmás
menosmenosmenosmenosmenos

No se incluyen los numerales, sean cardinales (cuatro), distributivos (sendos) o de otro tipo. Sus propiedades morfológicas se analizan en los § 21.1f, h. A pesar de que el cuantificador varios se forma sobre el adjetivo singular vario/varia, ese último no es cuantificador, como se explica en los § 13.9c y ss. y 20.7ñ, por lo que no aparece en la tabla.

 

Nueva gramática de la lengua española
Real Academia Española © Todos los derechos reservados

cerrar

Buscador general de la RAE