Sintaxis

22. Relativos, interrogativos y exclamativos. Sus grupos sintácticos

22.2 Semejanzas y diferencias entre relativos, interrogativos y exclamativos

22.2a La tabla del § 22.1f mostró que la proximidad morfológica entre relativos, interrogativos y exclamativos es notable. En la presente sección se analizarán diversos puntos de contacto entre estas voces, así como las principales diferencias que las oponen. Algunas divergencias sintácticas entre relativos, interrogativos y exclamativos se deben a propiedades fonológicas; en particular, a la naturaleza generalmente átona de los relativos, frente al carácter tónico de interrogativos y exclamativos. Otras diferencias entre ellos tienen su origen en el hecho de que los relativos poseen antecedente, frente a los miembros de los otros dos grupos. También difieren en sus usos pronominales y adverbiales, y en el hecho de que los interrogativos y los exclamativos pueden introducir actos verbales, a diferencia de los relativos.

22.2b Las correspondencias observadas entre quien ~ quién, que ~ qué, como ~ cómo, donde ~ dónde y los miembros de otros pares análogos se extienden solo en parte a por qué. Es polémico el análisis sintáctico de esta expresión que para unos autores constituye una locución adverbial similar a los adverbios interrogativos de otras lenguas (ingl. why, al. warum, etc.), mientras que para otros debe considerarse grupo preposicional. Se retomará esta cuestión en los § 22.16n y ss. El correlato relativo del interrogativo por qué, es decir, la forma porque o por que con valor relativo, es muy poco frecuente en el español de hoy y no se puede considerar que tenga valor adverbial. No obstante, se documenta en la lengua medieval, en la clásica y aun en textos posteriores, con los sustantivos motivo y razón:

E yo enbio uos dezir la raçon porque non podia seer hi (Juan Manuel, Carta); E las razones por que el casamiento fue estableçido mayormente son dos (Partidas); Y esto de pedir para las ánimas es cuento verdadero, que yo lo vi, y la razón porque pedía se dice adelante (Cervantes, Gallardo español); Este es el motivo porque comúnmente suele darse el nombre de Corregimiento de Guaranda (Velasco, Historia); Este es el motivo por que he puesto aquí a los ojos de los lectores muchos de los passages que más fuertemente acreditan mi firme adhesión a todas las doctrinas de la Iglesia Cathólica Romana (Feijoo, Teatro VIII).

El español contrasta en este punto con otras lenguas modernas en las que los adverbios relativos causales son hoy de uso común (ingl. the reason why…; al. der Grund, warum…). En su lugar, se prefieren en el español actual los grupos preposicionales por el que (o por el cual), por la que (o por la cual), etc. Por otra parte, el hecho de que no exista ni haya existido un adverbio inespecífico formado con porque semejante a cuandoquiera, comoquiera o dondequiera da a entender que su incorporación en el grupo de los relativos fue siempre parcial.

22.2c No existe una explicación única del escaso uso de las formas relativas por que y porque con valor causal en el español de hoy. Nótese que la correspondencia entre los adverbios subrayados en Así fue como ocurrió no se da en Por eso fue por lo que ocurrió, donde no aparece adverbio alguno. Si se intentara usar por que como adverbio relativo en esta construcción, el resultado sería agramatical: *Por eso fue por que ocurrió. No son agramaticales, pero tampoco habituales, ejemplos como Es por eso por que lucharé, en los que tampoco puede considerarse que por que tenga valor adverbial. Así pues, el correlato relativo más común de por qué (grupo preposicional o locución adverbial interrogativa, según los análisis) es el grupo preposicional por lo que. Cabe pensar que la laguna que representan los adverbios relativos causales en el español general de hoy pueda estar relacionada con el hecho de que los complementos de causa suelen ser externos al predicado verbal, en contraposición con los de tiempo, manera, lugar, etc. Se estudian algunas consecuencias semánticas y sintácticas de esta propiedad en los § 46.3 y 48.2.

22.2d Se explicó en los apartados anteriores que los relativos se diferencian de los interrogativos o de los exclamativos en que poseen antecedente. En el § 1.9w se observa que los antecedentes de los relativos pueden ser expresos, como en la persona que venga, o bien tácitos o encubiertos, como en quien venga, que incluye la misma información. Los relativos que incorporan semánticamente su antecedente poseen, al menos, dos componentes gramaticales: uno nominal y otro propiamente relativo. El primero se subraya con trazo continuo y el segundo con trazo discontinuo en las paráfrasis que de ellos se dan a continuación: quien (‘la persona que’); donde (‘el lugar en que’); cuando (‘el tiempo en que’); cuanto (‘la cantidad o el grado (en) que’). Así pues, el sujeto de llame en quien llame es el relativo quien, que incorpora o integra léxicamente a su antecedente, tal como se ha explicado. A estos dos componentes cabría añadir un tercero, que resulta variable en función del contexto. En efecto, las paráfrasis presentadas contienen un artículo determinado. No obstante, los relativos que incorporan su antecedente pueden ser definidos, como en Quien [=‘el que’] me hizo el encargo sabe muy bien que lo cumpliré, o indefinidos, como en No hay quien [=‘nadie que’] te entienda. Así pues, como el valor que corresponde al tercer rasgo no es parte esencial de su naturaleza léxica, no se suele considerar tal información entre las que componen el significado de esos relativos.

22.2e En los § 14.4c, d se explica que un grupo nominal puede ser, a la vez, definido e inespecífico, como la hipotética persona que resuelva este teorema algún día o La bala que me hiera / será bala con alma (Selva, Soldado). Los relativos que incorporan su antecedente se interpretan a menudo de esta forma, en especial si se construyen con un verbo en subjuntivo: donde viva, quien esté dispuesto, como más te guste25.10a y ss.). Los relativos que integran léxicamente su antecedente forman oraciones de relativo sin antecedente expreso, también llamadas relativas libres. Las propiedades sintácticas y semánticas de estas oraciones se estudian en el § 44.7. Constituyen un subgrupo de las relativas sin antecedente expreso las introducidas por el artículo determinado más el relativo que, como en el que llame, las que elijamos, etc. Estas construcciones se denominan a veces semilibres, por oposición a las que no contienen artículo: quien llame, quienes elijamos. Se analizan, asimismo, en el § 44.7. Algunos gramáticos tradicionales y modernos (pero no otros) entienden que el segmento que forman el artículo determinado y los relativos que o cual constituye una unidad sintáctica, como en la misión para la cual han sido adiestrados. El término habitual que la designa es el de relativo complejo. Las condiciones específicas en las que se constituyen estos relativos se analizan en los § 42.3-4 y 44.1h-k.

22.2f Como consecuencia directa del hecho de que los relativos —pero no los interrogativos ni los exclamativos— tienen antecedente, las oraciones que forman unos y otros presentan diferencias fundamentales. Las constituidas en torno a los relativos suelen ejercer la función de modificadores del sustantivo, a la manera de los adjetivos, como en la novela que estoy leyendo. Las interrogativas pueden ser oraciones independientes (¿Qué estás leyendo?), o bien subordinadas sustantivas (No sé qué estás leyendo), por tanto segmentos argumentales. Como las relativas libres contienen su antecedente, se asimilan a los grupos nominales (quien lo quiera ~ la persona que lo quiera) y, a veces, a los preposicionales (donde vayas ~ al lugar al que vayas; cuando era estudiante ~ en el tiempo en que era estudiante).

22.2g Se diferencian los interrogativos de los relativos en que los primeros admiten que dos o más grupos formados con ellos puedan ocupar varias posiciones sintácticas en una misma oración. Estas oraciones se denominan interrogativas múltiples. Se trata de construcciones como ¿A quién corresponde qué asiento?; Recuérdame, por favor, qué le dijo quién a quién, o como estas otras oraciones:

Desde entonces ya no sé quién es quién, ni quién está con quién ni contra quién (García Márquez, Otoño); ¿Quién dijo qué? (Ott, Dientes); ¿Qué es primero?, ¿qué condiciona qué? (Mercurio [Chile] 6/2/2004); Aún no tengo decidido cuál es cuál (Dolina, Ángel).

Estas construcciones, que se analizan en los § 42.9ñ-s, no tienen correlatos relativos, ya que, como se ha explicado, las relativas contienen un solo grupo sintáctico relativo, que se sitúa en su posición inicial. Por otro lado, los interrogativos no antepuestos de las interrogativas múltiples están próximos a los cuantificadores. Así, el último ejemplo citado equivale aproximadamente a Aún no tengo decidido cuál es cada uno. Sobre esta relación, véase también el § 42.9q. No se consideran interrogativas múltiples (en el sentido estricto del término) las que contienen varios grupos sintácticos coordinados o yuxtapuestos que realizan una sola función sintáctica, por ejemplo la de sujeto del verbo nutrían en el texto siguiente: ¿Qué soles, qué vientos, qué sales y experiencias nutrían a este glorioso infatigable? (Padilla, H., Jardín).

22.2h La inexistencia de relativas múltiples se debe, en lo fundamental, a que no podría darse en ellas la necesaria contigüidad del relativo con su antecedente. También existe gran dificultad para formar exclamativas múltiples: *Es sorprendente quién hace qué. Ha de tenerse en cuenta que las interrogativas son enunciados que presuponen la existencia de opciones alternativas para la respuesta (como en ¿Quién ayudará a quién: Luis a Matilde o Matilde a Luis?). La particularidad de las interrogativas múltiples estriba, en efecto, en que presentan emparejamiento de variables. La respuesta que reciban satisfará la pregunta en la medida en que identifique un valor para cada una de las variables introducidas (§ 42.9q). Las exclamativas múltiples no ofrecen, en cambio, alternativas de ninguna clase, ya que son construcciones ponderativas. No se considera enteramente imposible construirlas (como en —¿Sabes que Pascual se ha comprado tres pisos en tres ciudades? —Sí, ¡y qué pisos en qué ciudades!), pero desde el punto de vista estadístico son muy infrecuentes, además de poco naturales. Cabe pensar que dificulta asimismo su construcción el que no existan exclamativas de eco, como se observó en el § 22.1k. No son interrogativas múltiples las construcciones que contienen interrogativos en la posición inicial de oraciones distintas, como en ¿Cómo había sabido dónde encontrarme? (Mendoza, Misterio). Tampoco se consideran múltiples las exclamativas que se forman con grupos yuxtapuestos: ¡Qué gritos, qué patadas, qué bruñidos, / qué resoplidos da! (Coronel, Pol-la), ni, como se explicó en el apartado precedente, las interrogativas correspondientes.

22.2i Los grupos interrogativos se construyen de forma similar a los relativos, con las diferencias que se exponen en los siguientes apartados. No obstante, los determinantes interrogativos y exclamativos (qué casa, qué alegría, cuál libro) no tienen correspondencia con los relativos, con la excepción del uso de cual al que se hizo referencia en el § 22.1h. El cuantificador relativo cuanto modifica a los sustantivos (cuantas veces quieras) y puede ser modificado por algunos adjetivos, como bueno en Nosotros podemos hurtar de los libros de autores profanos cuanto bueno halláremos en ellos (Terrones, Instrucción). Este uso, lexicalizado o semilexicalizado, es compartido por el interrogativo-exclamativo cuánto: Cuánto bueno por aquí, don Amador (Savater, Caronte). En general, las palabras interrogativas admiten modificadores, como en quién más, cuándo concretamente, dónde en particular, mientras que los relativos los rechazan. Nótese que son posibles secuencias como quien más desea ir, encabezadas por un relativo. En este caso, más modifica al predicado verbal, no a quien —por tanto, [quien] [más desea ir]—. En cambio, en la variante interrogativa ¿Quién más desea ir?, el cuantificador más modifica a quién: [quién más] [desea ir].

22.2j Algunos interrogativos admiten complementos partitivos (quién de ellos, cuál de ustedes, cuánto de este pan) que los relativos no aceptan. Es excepción el relativo cuanto en construcciones como […] matando a cuantos de ellos encontraron a su paso (Allende, Cuentos). Las relativas libres pueden contener un complemento partitivo. Sin embargo, en esas construcciones no es únicamente el relativo el elemento modificado por dicho complemento. Así pues, de todos no se considera complemento de el que (ni de que), sino de el que prefiero en el que prefiero de todos. Se obtienen diferencias similares en el que de ustedes más se aproxime, lo que queda de la comida, quien de entre nosotros no esté de acuerdo, etc. Para la alternancia cuánto bueno ~ cuánto de bueno, véase el § 19.5e.

22.2k Los relativos con rasgos de plural cuantos/cuantas, quienes y los que/las que comparten con los interrogativos cuántos/cuántas y quiénes la posibilidad de concordar con el verbo en primera o segunda persona del plural, por tanto, no solo en la tercera:

A ver, ¿quiénes estábamos allí? Tú y yo (Montenegro, Hombres); —¿Cuántos sois? —me dijo (Vicent, Balada); […] al menos desde la perspectiva de los que pensamos que los intelectuales deben servir para algo en una sociedad (Coss, Nación).

La concordancia de un pronombre no personal con el verbo en primera o segunda persona se ha explicado como el resultado de un proceso de elipsis, como en ¿Quiénes (de nosotros) estábamos allí? en el ejemplo de Montenegro que se acaba de citar. No obstante, en el § 33.9 se observa que el análisis de la elipsis solo da cuenta de una parte de los datos. La concordancia en primera o segunda persona del relativo complejo los cuales/las cuales con el verbo es mucho menos frecuente, pero no imposible: […] de muchos componentes de este Cuerpo y también de sus familias, los cuales hemos estado, estamos y estaremos dispuestos a entregar lo que la sociedad española necesite de nosotros (Razón [Esp.] 1/12/2004). El relativo que, sin rasgos de plural explícitos, admite o no esta pauta en función de los rasgos de su antecedente: […] las personas que fuimos a entregar el cuerpo de Santiago, mi hermano, al mar (Fuentes, Laura Díaz). La concordancia del sujeto con el verbo en la primera o segunda persona del plural se extiende a los indefinidos (pocos, demasiados, algunos, etc.) y se analiza en el § 33.9e.

22.2l Algunos interrogativos y exclamativos (o los grupos sintácticos que forman) admiten oraciones de relativo. Estas pueden aparecer inmediatamente tras ellos, como en ¿Cuántos que tú recuerdes asistieron a la reunión? o en ¡Cuántos que ni habían oído nombrarlo me han telefoneado hoy pidiendo datos […]! (Torrente Ballester, Saga), pero es más frecuente que se anteponga una parte del grupo interrogativo o exclamativo en estos casos:

¿Qué razón te dio que fuera tan importante? (Arredondo, Espejos); Cuántos habrá que quisieran volver... (Díez, Oscurecer).

Los relativos inespecíficos (§ 22.12) se construyen con oraciones de relativo especificativas, como en cualquiera que la mire, por lo que se asimilan a los cuantificadores indefinidos. Han sido denominados también, de hecho, relativos indefinidos. En la lengua antigua se admitía la pauta «quien + oración relativa especificativa» (quien que la mire) con este mismo sentido: Quien que la sepa loar (Juan Manuel, Romance).

22.2m En el habla coloquial se forman grupos interrogativos con una serie de sustantivos de naturaleza enfática que convierten la oración interrogativa en pregunta retórica o en exclamación. Se trata de construcciones como quién diablos, dónde narices, cuándo carajo (en los registros más informales), cómo demonios, por qué leches, qué cuerno(s) y otras similares (no usadas por igual en todos los países hispanohablantes ni en los mismos niveles de lengua): Observaban la escena en la primera cubierta sin saber qué diablos ocurría (Allende, Hija). Estas expresiones se analizan en los § 42.12e-g. No tienen correspondencia en los grupos relativos análogos (*quien diablos, *donde narices, etc.), acaso por la naturaleza átona de estos últimos. El interrogativo cuál/cuáles presenta más restricciones en cuanto a la posibilidad de aceptar los modificadores enfáticos mencionados. Aun así, en el habla coloquial de algunos países americanos se registran en ocasiones secuencias como ¿Cuál diablos es la diferencia? o No sé cuál narices comprar. El que cuál sea infrecuente en esta pauta puede atribuirse a que la incógnita que introduce se suele determinar en un contexto previamente mencionado (§ 22.14d).

22.2n Los demás interrogativos admiten los modificadores nominales que se mencionan, siempre que el grupo sintáctico al que pertenecen aparezca en posición inicial, lo que descarta los segmentos interrogativos no iniciales de las interrogativas múltiples, como en No sé quién (diablos) le daría el chivatazo a quién (*diablos). Se registran, no obstante, algunas excepciones con fórmulas lexicalizadas como quién sabe, que constituyen falsas preguntas:

Quién sabe cómo diantres lo pusieron sin que yo lo viera (Fernández Lizardi, Quijotita); Quién sabe qué diablos de lengua era, pero era fuerte (Nuevo Diario [Nic.] 12/9/2002); Quién sabe cómo demonios pero también se llevó sus animales (Vanguardia [Méx.] 16/2/2009); Si no fuera por el problemita de la carne, ya bien podía prepararse para un juicio por violación de las normas, leyes, o quién sabía qué carajo (Álvarez Gil, Naufragios).

También se rechazan estos modificadores en las interrogativas con elipsis oracional (llamadas truncadas: § 22.2t y 43.8g y ss.), como en Estoy seguro de que alguien estuvo aquí, pero no sé quién (*diablos) Ø, que contrasta con … pero no sé quién diablos pudo estar aquí, sin elipsis oracional. Se rechazan asimismo diablos, narices y los demás modificadores enfáticos en las interrogativas de réplica, como en —Lo consiguió Tomás. —¿Con ayuda de quién (*diablos)? En los § 42.12e-g se analizan otras particularidades de los grupos interrogativos formados con los sustantivos de este grupo.

22.2ñ Los grupos interrogativos y exclamativos se diferencian de los relativos en que los primeros pueden usarse como unidades independientes, en el sentido de ‘externas a la oración’:

Trataron de infiltrarse cada vez más en su aparato militar […]. Pero ¿con qué intención? (Cabrera, M., Seguridad); ¿Empezar?… ¡Ah! sí… ¿a qué hora? (Santander, Corrido); Manifestó su sorpresa ingenua a la par que cierta incredulidad de que en la América del Sur pudieran conocer sus libros. —¿Cómo? ¿En qué idioma? ¡En inglés! (Bombal, Nueva York); —¿No te daba vergüenza? —dijo Marcela. —¿Qué? —Pasearte con ella en la calle (Vargas Llosa, Ciudad); […] y a los usos del momento, que también contribuyen a configurar —¡y de qué manera!— la realidad (Vanguardia [Esp.] 17/6/1994).

La diferencia entre relativos e interrogativos (o exclamativos) que se acaba de exponer se debe a que los últimos pueden constituir actos verbales en el sentido explicado en los § 1.13d-i y 42.2. Así, en los ejemplos que se citan, se recupera del discurso previo la información necesaria para que el grupo interrogativo o exclamativo constituya una oración. Por ejemplo, el segmento subrayado en la primera cita de la última serie se interpreta con el sentido de la oración interrogativa ¿Con qué intención trataron de infil trarse?

22.2o También está relacionado con la modalidad que caracteriza las oraciones interrogativas el hecho de que estas secuencias acepten los llamados términos de polaridad negativa, a diferencia de las relativas: ¿Cuándo te dije yo nada de eso? ~ *cuando yo te dije nada de eso. De hecho, esta propiedad, que se estudia en los § 42.12d y 48.6v, w, no está tanto en función de las características de las palabras negativas como de la naturaleza retórica de la pregunta que introducen.

22.2p La distinción entre interrogativas totales (¿Vendrá o no?) y parciales (¿Cuándo vendrá?), que se explica en los § 42.6b, c, no tiene correlato en las relativas. Esta asimetría está estrechamente relacionada con el hecho de que la conjunción subordinante si, que caracteriza las interrogativas indirectas totales, posea varias propiedades en común con los adverbios interrogativos, entre otras el que se agrupe con cuándo y cómo en series como No sé {cuándo ~ cómo ~ si} ir. Esta partícula posee naturaleza disyuntiva: No sé si vendrá (o no); No sabía si marcharse (o no). Los relativos carecen de esta propiedad, ya que han de mantener cierta relación anafórica con su antecedente.

22.2q Coinciden los relativos y los interrogativos en que pueden aparecer fuera de la oración en la que ejercen su función sintáctica. Así, el relativo que en el anuncio que creemos que se hará hoy es el sujeto de se hará, de forma similar a como el interrogativo quién es el sujeto de resulte en ¿Quién esperan que resulte elegido? Los pronombres y adverbios relativos e interrogativos que ocupan estas posiciones desplazadas, fuera de la oración en la que ejercen su función sintáctica, se estudiarán en el § 22.17. También coinciden relativos e interrogativos en que admiten que, en el habla coloquial, se pueda elidir el objeto directo en ciertas construcciones de infinitivo (sobre todo con sin, antes y después), pero también en algunas con el verbo en forma personal. En los registros formales se prefiere siempre la presencia del pronombre átono en estos contextos; por tanto, la segunda opción en pares como El informe que en el Ministerio archivaron sin {revisar ~ revisarlo} o en ¿Qué borrador me pasaste para que {corrigiera ~ lo corrigiera} durante el fin de semana?

22.2r Los relativos, o los grupos sintácticos que forman, experimentan cierta dificultad para coordinarse, en lo que se diferencian marcadamente de los interrogativos:

Pero decidme, señor, ¿cómo o con quién vino Ricardo a esta isla? (Cervantes, Amante); Sabemos de manera aproximada cuándo y dónde surgió la vida, pero aún no sabemos cómo surgió (Altschuler, Hijos).

Menos frecuente es que un pronombre se coordine con adverbios en estas series, ya que ejercen funciones sintácticas distintas: Ya se sabe cuándo, dónde y quién organizará las distintas competencias (País [Ur.] 6/9/2001). Los grupos relativos coordinados son infrecuentes en los textos y se consideran muy forzados, como en el refugio [en el que y desde donde] preparaban las operaciones. No obstante, no son imposibles si son tónicos, lo que se logra más fácilmente si interviene alguna locución preposicional en la estructura [con la ayuda de los cuales] y [en cuyo beneficio]. La coordinación de grupos relativos no debe confundirse con la de relativas: Nunca debemos pensar en un ser al que amamos y del cual estamos separados (Fuentes, Laura Díaz). Sobre esta última, véase el § 31.5.

22.2s A un factor de orden prosódico se suele atribuir el hecho de que los pronombres y adverbios relativos (o sus grupos sintácticos) puedan aparecer en oraciones de sujeto preverbal, como en lo que Carmen dijo, a diferencia de lo que sucede con los interrogativos y exclamativos situados al comienzo de la oración: *¿Qué Carmen dijo? ~ ¿Qué dijo Carmen?; *¡Qué cosas la gente dice! ~ ¡Qué cosas dice la gente! Esta asimetría suele vincularse al hecho de que los relativos son nexos de subordinación, y estos no suelen imponer la inversión del sujeto. El español antillano constituye una excepción parcial a esta generalización, especialmente si los sujetos son pronombres, tal como se explica en los § 42.9d, h-j.

22.2t Con escasas excepciones, no tienen equivalentes con relativos los grupos sintácticos interrogativos característicos de las interrogativas indirectas truncadas. Como se explica en los § 43.8g y ss., se puede elidir en estas oraciones el predicado verbal, puesto que su contenido se recupera a partir de la oración precedente. Así, en el texto que sigue se omite el sustantivo atenciones, o más exactamente el segmento atenciones había que darle a la criatura: Sabía que había que darle una serie de atenciones a la criatura en cuanto arribara a este mundo, pero no sabía cuáles (Esquivel, Agua). Los pronombres y adverbios interrogativos que pueden ocupar de esta forma la posición final de una oración (… pero nunca supo quién; … pero había que averiguar cómo; … aunque ignoraba cuánto) no tienen equivalentes en las relativas. Tampoco los tienen los grupos sintácticos análogos que se pueden formar con las palabras interrogativas (a qué hora, con qué intención, etc.). Se exceptúan los relativos tónicos a los que se hizo referencia en el § 22.1c. Estos relativos encabezan complementos oracionales de los verbos tener y haber, como en Quiero ir al cine, pero no tengo con quién, donde se elide ir, o en Me quedaré cuando tenga dónde (Martínez Ballesteros, Pisito), donde se omite quedarme.

22.2u Se usan ocasionalmente los pronombres y adverbios interrogativos precedidos de un determinante, con el valor semántico que se asocia a cada uno de ellos (individuo, cosa, lugar, momento, manera). La presencia de artículo en estas construcciones da a entender que estos pronombres y adverbios se han gramaticalizado como sustantivos: el quién significa aproximadamente ‘la persona’, o bien ‘el agente, el responsable’; el cómo, ‘la forma, la manera’, etc. Este uso no se extiende a los relativos ni a los exclamativos:

Interesa tanto el quién, por las matizaciones y emotividad que introduce, como el qué, siempre subjetivado por la voz humana (Cebrián Herreros, Información); Nuestra última pregunta afecta a lo que cabría considerar como verdadera naturaleza del refuerzo: su qué y su cómo (Pinillos, Psicología); Y, para averiguar ese cómo inexplicable, seguí leyendo, casi sin fuerzas (Panero, Lugar).

Aún más general es la expresión el porqué (‘la razón, la causa’). También se usa el para qué con el sentido de ‘la finalidad’, con frecuencia algo mayor en el área rioplatense:

No comprendía el porqué de la frase (Baroja, Inquietudes); Si nos detuviéramos a analizar el cómo y el porqué de ciertos efectos, no tardaríamos en descubrir soluciones formales bastante sorprendentes (Fornet, Máscaras); Concretaron el hacia dónde y el para qué del viaje (Guevara / Granado, Viaje); Las medidas puede tomarlas un técnico experto, en cambio el cómo y el para qué lo determina el significado clínico de esa búsqueda (Cibeira, Bioética).

22.2v Ciertos predicados admiten como argumentos grupos nominales y también interrogativas indirectas, como en saber la respuesta ~ saber cómo respondió. Son esperables, consiguientemente, alternancias como Sé {lo que ~ qué} respondió. En la primera opción, el complemento directo de saber es una relativa semilibre (lo que respondió), mientras que, en la segunda, es una interrogativa indirecta (qué respondió). Suelen considerarse, en cambio, oraciones subordinadas, en lugar de grupos nominales, secuencias como la subrayada en el texto siguiente: Tú no sabes la noche que he pasado, de lo peor (Vázquez, Á., Juanita Narboni). Si el segmento subrayado fuera un grupo nominal, no podría explicarse el que no sea posible suprimir el fragmento que he pasado (*Tú no sabes la noche). Nótese, en el mismo sentido, que la preposición a que aparece en Nunca sé a la hora que salgo (CREA oral, España) pertenece a un complemento de salir, lo que impide que el segmento subrayado tenga la estructura de un grupo nominal. Se obtiene también una estructura oracional en No te imaginas las cosas que he tenido que oír (Ekaizer, Vendetta) y en otros casos similares. Se analizan estos y otros puntos de contacto entre las interrogativas o exclamativas indirectas y los grupos nominales en los § 42.16 y 43.8b-f.

22.2w Las construcciones en las que se elide una parte del grupo verbal proporcionan una diferencia sintáctica clara entre las relativas y las interrogativas. En efecto, el infinitivo hacer puede suprimirse en Haré lo que pueda hacer, con lo que se obtiene Haré lo que pueda. Así pues, el contenido del segmento elidido se recupera a partir del de la forma verbal subrayada con trazo discontinuo. No es posible llevar a cabo el mismo proceso en la construcción con interrogativa indirecta Me preguntó qué podría preguntar. Aunque se repita la misma forma verbal, la estructura sintáctica de las subordinadas interrogativas no permite la elisión: *Me preguntó qué podría.

22.2x La elipsis del grupo verbal que sigue a un verbo auxiliar en una perífrasis verbal no es privativa de las construcciones relativas, ya que, como se explica en los § 28.1q-r, se da igualmente en oraciones coordinadas: Intentaba escribir la carta, pero no podía Ø (donde Ø=‘escribir la carta’), y también en algunas subordinadas adverbiales, como en Si puedes Ø, díselo (donde Ø =‘decírselo’). No obstante, las relativas presentan la particularidad de que el relativo que encabeza la construcción pertenece al predicado elidido. Así pues, el pronombre relativo que no es el complemento directo de pueda en Haré lo que pueda, sino del verbo elidido hacer. Además de una oración de infinitivo, el segmento omitido puede ser una oración con verbo conjugado, sea en subjuntivo (Haré lo que digas que haga) o en indicativo (Hizo lo que dijo que haría). Los verbos que más frecuentemente aceptan este tipo de elipsis son los que forman perífrasis verbales: deber, poder, querer, soler, etc. Así, en el primero de los dos ejemplos que siguen se elide averiguar y en el segundo se elide comportarse:

Debo pedirte que vayas a Londres, a esa dirección, el 29 de Walker Street, y averigües lo que puedas sobre la chica (Ribera, Sangre); Se sentía atraído por mí y se comportó en el coche como debía (Colinas, Año).

22.2y Son asimismo comunes en la pauta que se describe los predicados de lengua y entendimiento (decir, creer, imaginar, pensar, saber, etc.), así como algunos verbos de voluntad (desear, pretender, etc.) o de influencia (dejar, permitir, etc.). Se elide una oración con verbo en forma personal en estos contextos cuando no hay coincidencia de sujetos entre la principal y la subordinada:

Será como tú quieras (Volpi, Klingsor); —Ha sido más fácil de lo que pensaba… —comentó (Vázquez-Figueroa, Tuareg); Voy a hacer lo que me digas. Irme o quedarme (Onetti, Viento).

En el primer ejemplo de esta serie se elide que sea; en el segundo, que fuera, que era o que sería; en el tercero, que haga. Cuando hay coincidencia de sujetos, se elide una oración de infinitivo, o bien un grupo verbal, como en Dice que lo hará cuando pueda, donde se sobrentiende hacerlo. No obstante, alternan a veces estos dos tipos de elisión, especialmente si el sujeto tácito de la oración a la que se subordina la relativa admite más de una interpretación. Así, en Ya todo está preparado para salir cuando usted quiera (Herrera Luque, Casa), cabría entender ‘cuando usted quiera salir’, pero también ‘cuando usted quiera que salgamos’ o ‘… que se salga’. La elipsis de subordinadas de verbo flexionado en las relativas insertas en segmentos comparativos, como en Sabe más de lo que crees [que sabe], se analiza en el § 43.3q.

22.2z Las subordinadas sustantivas elididas pueden ser también sujetos de un predicado copulativo de naturaleza modal, como en Haré lo que sea conveniente (donde se elide hacer o que haga). Son adjetivos frecuentes en esta construcción posible, necesario, conveniente, lícito, adecuado, mejor, entre otros. Así, en el primero de los dos textos que siguen se elide ayudar y, en el segundo, usar o usarlos:

Cáritas intentará ayudar a los albanokosovares en lo que sea posible (Diario Navarra 29/4/1999); Serán reparados por la criada, usando cuando sea necesario una escalera portátil y un cajón de herramientas (Molina Foix, Abrazos).

En general, no se obtiene la elipsis mencionada si el sujeto del adjetivo modal no es oracional, como en Escribiré las cartas que {sea posible ~ *sean posibles}.

Información adicional

En relación con este capítulo, las siguientes entradas del Glosario de términos gramaticales podrían ser de su interés:
elipsis, elisión

 

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