Sintaxis

23. El verbo (I). Tiempo y aspecto. El aspecto léxico. Los tiempos del modo indicativo

23.13 El pretérito imperfecto (cantaba) (IV). Otros aspectos de la oposición canté/cantaba

23.13a En las secciones anteriores se han examinado los rasgos fundamentales que oponen los pretéritos canté y cantaba. Se deduce de esa exposición que las oraciones formadas con uno y otro pretérito no son nunca equivalentes, y también que los contextos que las diferencian pueden establecerse con recursos sintácticos, semánticos o pragmáticos. Como se ha explicado, existen diversos puntos de vista en relación con los rasgos gramaticales del pretérito imperfecto. Aun así, se ha defendido aquí que el análisis de cantaba como tiempo relativo es compatible con que se oponga a canté en función de un rasgo aspectual. Junto a los numerosos estudios teóricos que comparan estas dos formas en el sistema verbal gramatical español, existen muchas exposiciones didácticas de sus diferencias, dirigidas en su mayor parte a estudiantes de español como segunda lengua. Estas comparaciones están plenamente justificadas, ya que en otros idiomas no se distinguen los pretéritos en función de sus rasgos aspectuales. En esta sección se retomarán los rasgos gramaticales que caracterizan a las formas canté y cantaba, expuestos en las secciones anteriores, se analizarán las diferencias de significado que se obtienen cuando estos tiempos verbales se emplean en contextos similares y se explicará por qué algunos entornos sintácticos solo son compatibles con uno de los dos.

23.13b Se comprobó en las secciones precedentes que la delimitación de un predicado puede ser externa cuando su modo de acción es atélico. Así, el verbo trabajar no está delimitado internamente (a diferencia de llegar), pero puede estarlo externamente, como en trabajar hasta la noche. En los ejemplos siguientes se subrayan los adjuntos temporales que marcan los límites externos de algunos predicados atélicos (es decir, no delimitados en función de su significación): vivir en Caracas durante diez años; ser marino entre 1945 y 1956; estudiar hasta las nueve de la noche. La delimitación externa de una situación puede ser convencional, como en estos casos, pero también puede ser existencial, como se vio en el § 23.9l, de forma que coincide con la vida de los individuos o con la existencia de los procesos.

23.13c La delimitación existencial de los predicados atélicos no suele verbalizarse porque se considera redundante (resulta, en efecto, algo forzado decir Arturo fue abogado a lo largo de su vida), pero interviene activamente en la interpretación semántica de las oraciones. El pretérito perfecto simple expresa, como se expuso en las páginas precedentes, cierta delimitación temporal de un predicado realizada en el pasado. Los adjuntos temporales la marcan o la focalizan con los predicados de consecución y de realización, como en El tren llegó a las tres. Algunos adverbios introducen ámbitos temporales dentro de los cuales se sitúa la acción, pero ello no constituye propiamente un proceso de delimitación. Repárese en que, si ayer fuera un complemento delimitador en Leí el periódico ayer, esta oración significaría ‘Terminé de leer el periódico en el día de ayer’. No sucede así, ya que la oración indica que la acción tuvo lugar en un intervalo inscrito en el día de ayer, de cuya extensión no se informa.

23.13d Los límites externos que el pretérito perfecto simple focaliza en los predicados atélicos pueden estar expresos o quedar implícitos. A la vez, pueden ser convencionales, como en Vivió en Buenos Aires (en el sentido de ‘durante cierto tiempo’), o bien existenciales, como en Fue un gran orador. El pretérito perfecto simple es compatible con los predicados télicos porque estos contienen un rasgo interno de delimitación: Se asomó por la ventana (es decir, ‘en cierto momento’). Cuando el rasgo de delimitación no está disponible, y el contexto no lo proporciona, el resultado es anómalo. El pretérito perfecto simple es, en efecto, extraño en estos pares:

{Fueron ~ Iban} a visitarla los domingos;

Se {oyó ~ oía} de vez en cuando el canto de una cigarra.

No obstante, pasaría a resultar natural, como se vio en el § 23.12q, si la delimitación que aquí no se expresa fuera aportada por otro complemento, por ejemplo un adjunto temporal de duración, como en Durante aquel larguísimo verano fueron a visitarla todos los domingos.

23.13e Tanto canté como cantaba son compatibles con los predicados atélicos: Eugenio {tuvo ~ tenía} dos hijos. No obstante, el pretérito perfecto simple focaliza sus límites externos (que han de sobrentenderse si no están explícitos), mientras que el imperfecto activa la búsqueda del marco o el escenario que caracteriza el copretérito, tal como se explicó en los § 23.11a, b. Resulta, por tanto, más natural la elección de tenía que la de tuvo en el primero de estos dos pares (a menos que la oración de cuando identifique cierto período posterior), pero sucede lo contrario en el segundo, si se descarta el uso (poco probable) de tenía como pretérito imperfecto narrativo, descrito en los § 23.12p-s:

Eugenio {tuvo ~ tenía} dos hijos cuando yo lo conocí;

Eugenio {tuvo ~ tenía} dos hijos antes de casarse en segundas nupcias.

23.13f Como los predicados atélicos carecen de delimitación interna, y el pretérito imperfecto no es compatible con la externa (ni con ningún otro límite, en razón de su naturaleza aspectual), de las dos opciones que se muestran en {Tuvo ~ Tenía} bigote, solo resulta enteramente natural la primera en el par {Tuvo ~ Tenía} bigote hasta los 60 años. El pretérito imperfecto de interpretación cíclica, habitual o iterativa está inducido por expresiones adverbiales de genericidad o de frecuencia, de modo que es compatible con la construcción «predicado atélico + complemento de límite»: Esperaba sentado hasta las cuatro o las cinco de la tarde (donde se sobrentiende ‘cada vez’, ‘cada día’, etc.); Bailaban hasta el amanecer; Estudiaba Bioquímica por las tardes, etc.

23.13g Se ha observado que los complementos temporales introducidos por hasta son compatibles con el pretérito imperfecto en ciertas construcciones en las que no se obtiene la interpretación habitual, a la que se acaba de hacer referencia:

Todo marchaba bien hasta que apareció todo lo del cansancio y la envidia de tu muerte (Díaz Vargas, Ejecución); El esfuerzo parecía inútil hasta que llegó César Santos con el cuchillo con que estaba destazando el venado (Allende, Ciudad).

Estas oraciones resultan naturales (a diferencia de otras, aparentemente similares, como *Ayer te esperaba hasta las cinco o *Estaba casada con él hasta 1992). La preposición hasta introduce en los textos que se citan un estado de cosas que anula el anterior y que contrasta marcadamente con él. Estas construcciones suelen admitir variantes yuxtapuestas (Todo marchaba bien. Hasta que apareció…) y se han interpretado como modificadores de toda la oración, en lugar de como complementos del grupo verbal. No son, por otra parte, exclusivas del pretérito imperfecto, y enfatizan, al igual que sus variantes con el adverbio antes, el hecho de que en el intervalo previo al que introduce hasta no tenía lugar el estado de cosas que se describe:

A mí ni se me había pasado por la cabeza dejar a mi marido hasta que te conocí (Andrade, Dios); ¡Ni siquiera sabía quién era yo hasta hace un par de años […]! (Sierra Fabra, Regreso).

Nótese que las variantes de las oraciones agramaticales mencionadas que podrían construirse con el adverbio antes poseen otros significados: Ayer te esperaba antes de las dos; Estaba casada con él antes de 1992.

23.13h Existe gran dificultad para evaluar la gramaticalidad o agramaticalidad de muchas oraciones construidas con canté y cantaba, ya que, al depender de factores discursivos, la disponibilidad o la accesibilidad de las informaciones sobrentendidas está sujeta a una gran variación. A pesar de ello, se atestiguan construcciones sintácticas compatibles únicamente (con escasas excepciones) con uno de los dos tiempos verbales. Así, el pretérito imperfecto y el presente, dos tiempos imperfectivos, son los característicos de la perífrasis «soler + infinitivo» (§ 28.9c): {Suele ~ Solía} levantarse muy temprano. También se usa con el pretérito perfecto compuesto (ha solido) como en Con un criterio restricto se ha solido considerar como arte folklórico (Ortiz, Música), de cuya imperfectividad (en ciertos contextos) se habla en el § 23.2m. En contraposición a estos usos, el auxiliar soler es muy raro en pretérito perfecto simple y en pretérito pluscuamperfecto, como se explica en el § 4.14c.

23.13i El pretérito perfecto simple rechaza la perífrasis «llevar + gerundio», como en {Llevaba ~ *Llevó} dos horas esperando, que no puede interpretarse ante la ausencia de la delimitación temporal que la forma canté requiere. Es igualmente anómalo en las construcciones temporales con hacer en las que el evento subordinado se extiende a lo largo de un intervalo: Hacía mucho que no {estaba ~ *estuvo} enfermo. Véase, en relación con esta construcción, el § 24.6. El pretérito perfecto simple es raro asimismo, aunque no imposible, con «tener la costumbre de + infinitivo», y también con el adverbio habitualmente, si bien la adición de una expresión adverbial delimitadora (como la subrayada en el ejemplo que sigue) puede aportar el rasgo que ese tiempo verbal necesita hacer efectivo y que no puede satisfacerse en su ausencia: Solo un pequeño porcentaje de los encuestados leyeron habitualmente libros en el año 2006.

23.13j La forma canté es compatible con el verbo parecer construido con complemento indirecto (Me pareció alto), raramente en caso contrario. Se considera, pues, forzada la primera de las dos opciones en los pares siguientes:

{Pareció ~ Parecía} más alto de lo que era;

{Pareció ~ Parecía} que fuera a llover.

Aun así, los complementos de duración pueden aportar la información delimitadora que necesita el pretérito perfecto simple, como sucede en Durante unos años, el Imperio Romano de Oriente pareció recuperarse de su evidente decadencia. También se registra esta opción, aunque con baja frecuencia, en ciertos contextos en los que queda tácita la persona que experimenta las sensaciones de las que se habla:

Pareció torero de los que se crecen ante las dificultades (Diario Vasco 13/3/2001); La sesión vespertina […] pareció por momentos una especie de “antimitin” (Vanguardia [Esp.] 1/6/1994); Pareció dispuesta a recordarle a la ciudadanía que el actual Congreso no es lugar para debatir argumentos (Caretas 21/12/1995).

23.13k Muy similar a esta es la preferencia por los tiempos imperfectivos que se percibe con los predicados tener aspecto (también pinta, cara o traza) de algo, o dar la impresión de algo:

Me hubiera gustado más que me dijeras que tenía aspecto de inteligente (Castellanos, R., Eterno); El barco daba la impresión de que se hundía del lado de sotavento (Barnet, Gallego).

En ausencia de un pronombre dativo que marque la persona que experimenta lo que se expresa, la oración se vuelve genérica, y esta interpretación choca con el pretérito perfecto simple. Aun así, cuando no aparece el complemento indirecto, pero queda implícita la mención a algún experimentador inespecífico (‘la gente en general’), estas construcciones no son anómalas: Dio la impresión de que se había fracturado el brazo izquierdo (Tiempo [Col.] 2/1/1988).

23.13l Las locuciones adverbiales por momentos, por días, por meses, etc., focalizan los estadios progresivos de algún cambio gradual. Ello explica que tiendan a rechazarse con los tiempos perfectivos. Se prefiere marcadamente la primera opción en La situación {empeoraba ~ empeoró} por momentos. Los complementos temporales introducidos por para (para esa fecha, para marzo, para entonces, etc.) expresan que cierta situación originada tiempo atrás se puede verificar en determinado momento. Tienden a rechazar la forma perfectiva canté con estados y actividades, como en Para entonces, ella ya {estaba ~ *estuvo} enferma de artrosis. No obstante, esta construcción es compatible con la interpretación resultativa de los tiempos compuestos, ya que en tales casos se designa cierto estado de cosas obtenido de algún evento anterior:

Para entonces ya se habrá producido el cambio de gobierno (Tiempos 8/4/1997); [...] aunque para entonces ya había aprendido a reconocer al japonés canalla (Cabrera Infante, Habana).

23.13m El adverbio cuando se asimila a los cuantificadores universales con tiempos imperfectivos y predicados puntuales (§ 23.12e y 24.5), por lo que puede inducir la interpretación de frecuencia. Denota, en cambio, puntos temporales con los perfectivos, lo que da lugar a pares como cuando {volvía ~ volvió} a su casa. Si se elige volvía, la oración es ambigua (‘cada vez que volvía’ o ‘en el transcurso de su vuelta’), ya que cuando puede focalizar un intervalo o un punto en el interior de una situación en curso. Como los verbos de consecución no proporcionan dicho intervalo, cuando (‘en el momento en que’) se refiere al punto que el predicado designa: Tenía yo diecisiete años cuando nació Verania (Mastretta, Vida). Se ha observado repetidamente, sin embargo, que, en función de diversos factores discursivos, cuando puede hacer referencia asimismo a un punto inmediatamente posterior al que el verbo denota, como el primero de los ejemplos que siguen, o bien a uno anterior, como en el segundo:

Unos meses después, cuando nació Trini, se hicieron una foto para pedir el carnet de familia (Grandes, Aires); Cuando terminaron las compras ya había llegado la noche (González León, Viejo).

Así, en el primer caso, cuando nació Trini equivale a ‘inmediatamente después de que naciera Trini’, y en el segundo, Cuando terminaron las compras equivale a ‘antes de terminar las compras’.

23.13n Las partículas conforme y según tienen propiedades conjuntivas y también adverbiales, como se explica en los § 22.7f, g y 29.2f. En razón de su significado, expresan el paralelismo o la correspondencia que se da entre dos procesos en curso. No se admitiría giró por giraba en el texto siguiente, pero se aceptaría la perífrasis fue girando, que aporta la información imperfectiva de la que carece giró: Conforme ella giraba la cabeza a la izquierda se le iban borrando la nariz, la barbilla, el perfil entero (Mendicutti, Palomo). Se ha observado que se requiere cierta forma de concordancia o compatibilidad entre la oración principal o la subordinada en estos casos: Les daban la comida conforme se sentaban ~ Les dieron la comida conforme se sentaron.

23.13ñ También la conjunción mientras posee propiedades características de los adverbios (§ 31.13). En su interpretación temporal (no así en la adversativa), mientras denota un intervalo que puede solaparse con otro o bien abarcarlo, lo que favorece la aparición de tiempos imperfectivos: Se durmió como un bebé, mientras yo vigilaba en la oscuridad (Allende, Retrato). No obstante, mientras admite también paráfrasis con la preposición durante, por lo que es esperable que en tales contextos sea compatible con el pretérito perfecto simple: Mientras estuvo casado con esa bohemia trasnochada […], las reuniones se hacían insoportables (Steimberg, Espíritu).

23.13o La información temporal que los verbos modales manifiestan admite diversas lecturas. En los auxiliares epistémicos (también impersonales o proposicionales) construidos con pretérito perfecto simple, esta información temporal tiene un ámbito menor que el modal. Así, la oración Los dinosaurios pudieron extinguirse en el Cretácico admite la paráfrasis Es posible que los dinosaurios se extinguieran en el Cretácico, pero rechaza la variante Fue posible que los dinosaurios se extinguieran en el Cretácico, es decir, la variante en que se da al pretérito un ámbito mayor que al modal. En cambio, en los auxiliares que expresan capacidad, obligación y otras propiedades atribuibles a los individuos (llamados comúnmente radicales o personales, como se explica en el § 28.6a), el tiempo verbal posee un ámbito mayor: Al final, pude hablar con él.

23.13p La interpretación de poder llamada radical o personal, en la que denota ‘capacidad’, ‘habilidad’ o ‘permiso’, acepta el pretérito perfecto simple, como en El ladrón pudo entrar por la ventana (en el sentido de ‘tuvo la facultad de hacerlo’). También se acepta la interpretación epistémica o proposicional si el verbo modal que sirve de paráfrasis se construye en presente: ‘Es posible que el ladrón entrara por la ventana, pero no estamos seguros’. Existe en este punto una marcada diferencia entre pudo y podía, ya que en El ladrón podía entrar por la ventana solo se admite la interpretación epistémica si el imperfecto adquiere un ámbito mayor que el modal; es decir, si la paráfrasis es ‘Era posible que el ladrón entrara por la ventana’, en lugar de ‘Es posible que el ladrón entrara por la ventana’. Se obtiene una interpretación análoga en Podía empezar a llover en cualquier momento. De forma similar, el texto siguiente admite la paráfrasis ‘Era posible que quien sustrajo los documentos tuviera información…’: Este dato apunta también a que quien sustrajo los documentos podía tener información sobre la inminente puesta en marcha de esa medida de seguridad añadida (Vanguardia [Esp.] 2/3/1995). Cabe pensar que esta notable diferencia entre la interpretación epistémica de las formas pudo y podía —y, en particular, el que la imperfectividad de la segunda se extienda a toda la oración— está relacionada con la naturaleza relativa del imperfecto, que ha de evaluarse en algún marco del pasado.

23.13q También se diferencian pudo y podía en que la primera forma puede inducir más fácilmente que la segunda la interpretación contrafáctica, como en Pudo ganar millones, pero aquí lo ves, casi en la ruina (es decir, ‘no los ganó’), interpretación que el contexto permite cancelar sin dificultad. Pudo terminar implica, en efecto, ‘terminó’ en Sé que más de un lector impaciente se estará preguntando cómo un flojo rematado como yo pudo terminar este libro (Skármeta, Cartero).

 

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