Sintaxis

43 Oraciones subordinadas sustantivas

43.6 Dequeísmo y queísmo. Otras alternancias de presencia y ausencia de preposición

43.6a Se llama dequeísmo el uso incorrecto de la secuencia de que en las subordinadas sustantivas cuando la preposición de no está justificada en ellas desde el punto de vista gramatical, como en Creemos de que educándonos vamos a convivir mejor (CREA oral, Paraguay), frente a la variante correcta Creemos que educándonos vamos a convivir mejor. Se denomina queísmo la supresión indebida de la preposición que precede a la conjunción que, como en Estamos seguros que esta situación escapa a la responsabilidad del Canal (Hoy [Chile] 7/12/1983), por Estamos seguros de que…

43.6b El dequeísmo y el queísmo se han extendido de forma desigual en los países hispanohablantes, más en la lengua oral que en la escrita y algo más en el español americano que en el europeo, aunque se documentan ampliamente en ambos. A pesar de esta difusión, ni el queísmo ni el dequeísmo gozan de prestigio en la lengua culta del español contemporáneo, por lo que se recomienda evitarlos. Aun así, en general el queísmo se percibe en la actualidad como una anomalía menos marcada que el dequeísmo. El uso incorrecto de la secuencia de que al que se alude contrasta con otros usos de esa combinación que se ajustan por completo al sistema gramatical, en particular los casos en los que la preposición está regida (como en enterarse de que…, pendiente de que…) y también aquellos otros en los que la preposición de constituye una marca de función necesaria en la sintaxis (el hecho de que… en su interpretación atributiva), como se explicó en la sección precedente.

43.6c Las construcciones dequeístas aparecen en las subordinadas sustantivas de sujeto (Es seguro de que se enteró) y de complemento directo (Pensamos de que es mejor), así como en las oraciones copulativas: La idea es de que entraran los alumnos de la facultad directamente a dar clase (CREA oral, México). El dequeísmo se traslada con menor frecuencia a ciertas locuciones conjuntivas, como en … de manera de que lo pueda entender por … de manera que lo pueda entender. También son poco frecuentes, pero se atestiguan ocasionalmente, las secuencias dequeístas en las fórmulas de relieve (§ 40.10 y 40.11), como en Lo que queremos es de que se porten bien. Se documenta, como se ha explicado, en sujetos oracionales, pero rara vez en posición preverbal: De que todas esas niñas se vayan a enfermar ya es mucho más difícil (CREA oral, España).

43.6d Los hablantes dequeístas no mantienen la preposición cuando algún pronombre sustituye a la oración subordinada. No dicen, por tanto, *Creo de ello o *Creo de eso, sino Lo creo o Creo eso, como los demás hispanohablantes. Esa diferencia muestra que el dequeísmo no constituye una confusión del sujeto o el complemento directo con un complemento de régimen preposicional, sino que parece revelar más bien que algunos hablantes consideran necesaria una marca formal expresa para introducir los complementos y sujetos oracionales posverbales ante determinados predicados. La marca que de introduce en las expresiones dequeístas es de subordinación, no propiamente de función sintáctica, de modo que se atestiguan numerosos casos de dequeísmo con pasivas reflejas (Se dijo de que no era verdad) y también, tal como se ha indicado, con subordinadas de sujeto en posición posverbal (No conviene de que te vean).

43.6e Como se ha mencionado, la construcción dequeísta puede ser pronominalizada por el pronombre lo en las áreas en las que está más extendida. Ello es indicio de que los hablantes que construyen tales oraciones las interpretan como subordinadas sustantivas en función de objeto directo, es decir, como si la preposición no estuviera presente: De que “El gesticulador” impactó de inmediato en la vida de México, lo prueba el hecho de que fue retirada de su temporada teatral abruptamente (Proceso [Méx.] 29/9/1996). Este fenómeno se documenta también en la lengua clásica: Yo lo diré: de que así lo manda el Señor (Alemán, Guzmán I). Cabe pensar que, de manera parecida a como se fue generalizando la preposición de como marca de función ante los complementos oracionales (compárese el antiguo el fecho que con el actual el hecho de que), los hablantes dequeístas interpretan que la conjunción que no identifica suficientemente la oración como tal subordinada, por lo que agregan una partícula que haga esta relación más patente, a modo de marca de visibilidad. El hecho de que no se registren, tal como se vio, secuencias como *Creo de eso o *¿De qué crees? hace pensar, por otra parte, que la preposición de posee en esta estructura propiedades conjuntivas. Sobre la alternancia de ~ que en asturiano (Tengo de ir ~ Tengo que ir), véase el § 28.1d.

43.6f No se han registrado variantes dequeístas de las construcciones formadas con relativos e interrogativos desplazados (§ 22.17), es decir, secuencias como *Lo que creo de que deberías hacer, paralelas a otras como Creo de que deberías hacer eso —ampliamente atestiguadas— o a la opción común en la lengua estándar Lo que creo que deberías hacer. Este vacío lleva a pensar que puede existir un paralelismo entre esta asimetría y la que se estudió en los § 43.3g-j a propósito de las subordinadas sustantivas que carecen de conjunción subordinante. Allí se analizaron, en efecto, alternancias como estas:

Lo que consideramos que es justo ~ Lo que consideramos es justo;

Consideramos que esto es justo ~ *Consideramos esto es justo.

Cabe suponer, como allí se vio, que la relación entre la construcción con relativos desplazados y la ausencia de subordinante (con una serie de verbos que admiten complementos en indicativo) es indicio de que la presencia del relativo ante el verbo principal garantiza la existencia de subordinación. De modo análogo, si la preposición de es una marca de función que los hablantes dequeístas añaden como señal de visibilidad de una relación de subordinación, la presencia de un relativo en la principal (lo que creo...) podría ser indicio de que esa marca no es ya necesaria en la subordinada.

43.6g Se han aducido muy diversas causas del dequeísmo, entre otras la analogía de los complementos verbales con los nominales, la ultracorrección (en particular, el deseo de evitar el queísmo) y el contacto de lenguas, entre otras. Algunos gramáticos consideran que la preposición de en las construcciones dequeístas en las áreas en las que el fenómeno está generalizado se ha convertido en una marca de evidencialidad equivalente desde un punto de vista semántico a adverbios de modalidad oracional como efectivamente, realmente, indubitablemente, etc. Estos mismos gramáticos hacen notar que, en las zonas donde el dequeísmo está más extendido, es infrecuente con esta clase de adverbios. Así, no se documentan en tales áreas secuencias como *Por supuesto de que lo hizo, frente a Por supuesto que lo hizo, ni *Desde luego de que lo afirmó por Desde luego que lo afirmó. También apoya este análisis el hecho de que el dequeísmo esté más extendido con los verbos que se usan en los incisos y otras construcciones de carácter parentético (creo yo, me parece a mí, supongo: § 25.8f, g) que con los de las demás clases gramaticales.

43.6h No son dequeístas los complementos oracionales de los adverbios encima (encima de que…), aparte (aparte de que…), luego (luego de que…), antes (antes de que…), después (después de que…) o enseguida (enseguida de que…): Sí, hay que ser justo, lo de pedazo de idiota me lo tenía bien merecido, aparte de que Inés lo soltaba por tensión (Bryce, Martín Romaña). En cambio, sí se consideran dequeístas los complementos de a medida, puesto que a medida ha perdido ya su carácter adverbial. Se han documentado también casos de dequeísmo en construcciones consecutivas, como en Hace tanto calor, de que no se puede salir a la calle. La variante dequeísta de las construcciones temporales con hacer como en Hace años de que murió24.6o) puede deberse a la confluencia de las preposiciones de y desde.

43.6i El verbo necesitar admite, junto a los complementos directos (Necesito tu comprensión), complementos de régimen nominales (Necesito de tu comprensión), pero no acepta los oracionales, por lo que la construcción correspondiente se considera dequeísta: La realidad, es que estas empresas no necesitan de que les regalen espacios publicitarios en ningún lado (Excélsior 25/7/2000). El significado partitivo del complemento de necesitar lo asimila parcialmente a los verbos haber, tener o faltar en construcciones como No había de nada, Tenemos de todo, que se estudian en los § 20.2r-u. El verbo sospechar admite complementos de régimen nominales que denotan la fuente de la sospecha (La policía sospecha de nosotros), no lo sospechado: Yo sospecho la proximidad de la noche (Colinas, Año). Se consideran, pues, dequeístas las variantes con de de estas últimas construcciones: Allí nos hemos enterado de que la policía sospechaba de que en nuestra casa se albergaba un comando (País [Esp.] 25/10/1980). Se prefiere, pues, la variante no dequeísta La policía sospechaba que en nuestra casa se albergaba un comando.

43.6j Se consideran correctos los complementos oracionales introducidos por de que con el verbo informar:

Y no, la monitora no había informado de que aquella mañana hubiera cogido el autobús (Grandes, Aires); Informó de que el Panel de ex Jueces le asignó recientemente otro caso (Nuevo Día [Arg.] 14/11/2000).

Estos complementos alternan el complemento directo y el complemento preposicional, por tanto informar de que… > informar de ello ~ informar que… > informarlo. Esta segunda opción es la mayoritaria en América, mientras que la primera lo es en España:

Urdaneta le había informado que no se había terminado todavía la investigación (Alape, Paz); La policía que atendió en el momento a la princesa informó que estaba grave (Caras 1/9/1997).

43.6k El verbo advertir se construye con complemento de régimen cuando significa ‘informar’ o ‘anunciar’ si el término de la preposición es un grupo nominal (Nos advirtieron del peligro). Cuando el complemento es una subordinada sustantiva con esta interpretación (Nos advirtieron de que había mucha nieve), la norma predominante en América, y no desconocida en España, evita la preposición de:

Ello es sumamente grave y nos advierte que no debemos dar por erradicados los grupos que aún predican (y eventualmente pueden volver a practicar) como válido el camino de las armas (Observador 29/4/1997); El chofer nos advirtió que, como la espera había sido tan larga, teníamos que discutir de nuevo la tarifa (Vargas Llosa, Tía); El propio editor de este suplemento nos advertía que fuésemos munidos de una gran dosis de paciencia (Fondo negro 1/6/2003).

En España tiende a construirse sin preposición cuando significa ‘percibir’, como en Se advierte que crece el nivel de la renta media o en Cuando, después de mucho torturar el párrafo, Luys Forest lo dio finalmente por bueno, advirtió que no llevaba agenda ni bolígrafo (Marsé, Muchacha), pero se observa que la variante con preposición se va extendiendo también en el español europeo: Los hechos que ahora son investigados fueron descubiertos por personal del colegio cuando advirtieron de que un grupo de colegiales observaban las imágenes contenidas en el teléfono móvil de uno de ellos (Terra Noticias 17/2/2006). Alternan de modo más general que y de que en España cuando advertir significa ‘avisar con amenazas’, como en Los sindicatos han advertido (de) que tomarán medidas extremas si no se atienden sus peticiones o en los textos siguientes:

Se advirtió que si tras la entrevista con Dayan se introducía alguna modificación en la propuesta, esta podría convertirse en “inaceptable” (País [Esp.] 6/10/1977); Había advertido que, si la Gran Bretaña era invadida y tomada, Su Majestad y él seguirían la guerra en Canadá, Jamaica, Nueva Zelanda o donde hiciera falta (Val, Hendaya); Enviaron numerosas cartas a distribuidores y supermercados advirtiéndoles de que tomarían medidas si encontraban en ellos fresas importadas (Vanguardia [Esp.] 16/5/1995); Marí y Aina Vidal fueron advertidos de que si rompían la disciplina de voto podrían ser sancionados y se les pediría el escaño (Mundo [Esp.] 15/6/1996).

43.6l Muy similar es la distribución de los complementos del verbo avisar. En el español americano tiende a usarse con complemento directo oracional, aunque se observa mayor alternancia entre este régimen y el preposicional en el área caribeña:

Un día nos avisaron que estaban haciendo una construcción en el terreno de la zona siete (Hora 10/6/1997); Cerca del mediodía nos avisaron de que había llegado el médico (Montero, M., Capitán).

En el español europeo se observa mayor alternancia entre estas dos opciones:

Un más amortiguado deslizamiento de las ruedas, los avisó que ya entraban en el asentado piso del muelle (Caballero Bonald, Pájaros); Al llegar la hora convenida, avisaron que no se les sirviese cena (País [Esp.] 1/2/1987); El señor Joan está durmiendo, le dijo, pero ahora mismo le avisaré de que está usted aquí (Mendoza, Ciudad); Cuando me avisaron de que tenía que ir a cumplir ese rito […] (Mundo [Esp.] 25/4/1994).

Cuando avisar implica la existencia de amenaza se prefiere, como en el caso de advertir, la construcción sin la preposición de:

Solo aviso que si me convierto en una alcohólica pienso demandar al Glorioso Cuerpo y a Smirnoff (Lindo, Tinto); La Plataforma para la defensa de los Servicios Públicos avisa que si esto llega a producirse, las necesidades sociales quedarían desprotegidas y muchos serían los ciudadanos perjudicados (Natural 3/2003).

43.6m No hay dequeísmo en el uso del verbo pronominal olvidarse, que introduce un complemento de régimen (Me olvidé de que era tu cumpleaños > Me olvidé de ello). Por el contrario, existe dequeísmo en Se me olvidó de que era tu cumpleaños, que contrasta con la variante correcta Se me olvidó que era tu cumpleaños. La opción dequeísta representa un cruce entre el uso pronominal de olvidarse con complemento de régimen y el uso transitivo de olvidar. La oración Se me olvidó que era tu cumpleaños contiene un sujeto oracional (que era tu cumpleaños). Sus características particulares se analizan en el § 35.2ñ y también en los § 41.13n, ñ.

43.6n El verbo cuidar alterna el complemento directo y el de régimen con grupos nominales: Cuidan {a los niños ~ de los niños} con el significado de ‘ocuparse, estar al cargo de alguien o de algo’. Con el sentido de ‘procurar’, más frecuente en el español europeo que en el americano, se construye con la preposición de, como en Cuiden de que todo esté en orden o en los textos siguientes:

Sus abuelos habrían inspirado terror a las solteronas francesas de su época; él cuida de que nada turbe la paz de las de la suya (Silva, L., Rif); Él mismo cuidaba de que la comida y bebida que se les servía fueran tales que sus manchas no pudieran arruinar ni dañar las pinturas (Marías, J., Corazón); En el momento de la comunión te transfigurabas, como si realmente Dios estuviera dentro de ti y guiara la perfección de tu belleza, cuidando de que nada se perdiera (Egido, Corazón).

En la lengua hablada se extiende el régimen sin preposición (Cuiden que todo esté en orden), que se refleja también en la escrita:

Cuidando que el aceite esté siempre bien caliente, sáquelos con una espumadera (Domingo, Sabor); Irás con él y cuidarás que no le pase nada (Marsé, Embrujo); Alguna devota mujer subirá hasta allá arriba para encender una vela a la santa y cuidará que el fuego de la fe no se apague (Agromayor, España).

Véanse también, en relación con este punto, los § 25.4ñ y 36.3.

43.6ñ Tal como se ha explicado, el queísmo se percibe como una anomalía menor que el dequeísmo. De hecho, se atestigua con mayor frecuencia en los registros formales, y algunas de sus variantes están considerablemente extendidas. En la lengua oral de muchos países se observa una tendencia marcada a usar sin preposición los sustantivos que aparecen en expresiones formadas con determinados verbos de apoyo (§ 1.10k), así como en ciertas locuciones verbales. Se registran así alternancias como las siguientes:

Darse cuenta de que… ~ Darse cuenta que…

Tomar conciencia de que… ~ Tomar conciencia que…

Dar la impresión de que… ~ Dar la impresión que…

Dar la casualidad de que… ~ Dar la casualidad que…

Tener la seguridad de que… ~ Tener la seguridad que…

Caber duda de que… ~ Caber duda que…

La primera variante de estos pares representa la opción mayoritaria (además de recomendada). Corresponde a los textos siguientes:

Alguno había pasado por ese mal momento en que uno se compara con los que tiene alrededor y se da cuenta de que no es que tenga menos, sino que no tiene nada reseñable (Sánchez-Ostiz, Infierno); Tomó conciencia de que la muerte no era solo una probabilidad permanente, como lo había sentido siempre, sino una realidad inmediata (García Márquez, Amor); No me dio la impresión de que le gustara mucho lo que veía (Muñoz Molina, Sefarad).

La segunda variante muestra la estructura queísta:

Susana reflexionó sobre el asunto y finalmente dijo que no, que el chaval se daría cuenta que faltaban hojas (Marsé, Embrujo); Tomé conciencia que debía regresar y luchar por mejorar la situación del país (Belli, Mujer); Me da la impresión que le arruiné la crepa. Pidamos dos y lo acompaño mientras cesa de llover (Mutis, Maqroll).

43.6o Se producen estas alternancias porque las expresiones mencionadas se reinterpretan como predicados verbales complejos en la variante queísta, lo que hace que se pierda la conciencia del sustantivo que contienen y, por consiguiente, la dependencia que de él mantiene el complemento oracional. Nótese que sería imposible sustituir la oración subordinada por algún pronombre en la secuencia queísta Ten la seguridad que asistiré puntualmente (es decir, *Ten la seguridad esto). Las dos opciones se consideran correctas construidas con el verbo dar y algunos sustantivos de reacción afectiva (miedo, pena, vergüenza, apuro, etc.), pero otros de los que ponen de manifiesto la alternancia, como casualidad, no pertenecen propiamente a este paradigma. La doble opción está justificada desde el punto de vista gramatical en los casos mencionados arriba, ya que, en ausencia de la preposición, la subordinada sustantiva se interpreta como sujeto, tal como se vio en el § 41.7: Me da miedo que digas esas cosas > Me da miedo eso. A la variante sin preposición corresponden estos textos:

Me daba pena que se diera cuenta de mi miedo (Arango, Realidad); Me daba pena que la vieran tan vieja (Pozas, R., Juan); Me da miedo que le dé por coger una dirección distinta a la de ayer (Lago, Brooklyn); Me da un poco de vergüenza que me vean con esta traza (Gurrea, Cuentos).

Ilustran la variante con preposición estos otros:

Me dio pena de que mi papá no estuviera con mi mamá (Cabouli, Terapia); Solían hablar en voz más baja que el resto de la gente cuando se encontraban en público, como si les diera miedo de que alguien les oyera (Torrecilla, Tornados); Le dio vergüenza de que le vieran enriquecerse (Schwartz, Conspiración).

La variante con preposición también admite oraciones de infinitivo como en Da la impresión de estar ausente.

43.6p Las construcciones queístas estar seguro que…, estar convencido que… o ser consciente que… están extendidas en la lengua conversacional de casi todos los países hispanohablantes, y tienen equivalentes plenamente correctos en varias lenguas románicas (en las que no se produce, además, alternancia con variantes construidas con la preposición de). En español se va extendiendo esta construcción en mayor medida con los adjetivos que pueden usarse en los incisos a los que se hizo referencia en el § 43.6g (estoy seguro, estoy convencido), muy en especial con el adjetivo seguro:

Si me fuera, yo estoy seguro que mi ensueño se desvanecería (Casal, Prosas); Uno nunca debe dar una orden si no está seguro que la puede hacer cumplir (Heras, Pasos); Estaba convencido que el jurado los hallaría culpables (Flores Magón, Epistolario); Yo estoy convencido que será algo espectacular (Navajas, G., Destrucción); Era consciente que me engañaba (Guido, Invitación); Ahora soy consciente que amé al amor (Bain, Dolor); Picasso era consciente que se enfrentaba a la obra más extraordinaria de la pintura española (Zalama, Pintura).

Aun así, las construcciones no queístas que muestran la preposición de siguen siendo mayoritarias en los textos. Esta es la variante que se considera preferible:

Estoy seguro de que nos hemos visto en otra parte (Délano, Cuentos); Casi estoy seguro de que en tal sucedido hay alguna mujer de por medio (Díaz Lozano, Ciudad); Esa noche yo estaba convencido de que para mí no había futuro (Uribe, Lotería); Estaba convencido de que el incidente del destierro le había afectado (Cebrián, Agonía); Era consciente de que buena parte de la clase media urbana se había radicalizado (Garciadiego, Rudos); Soy perfectamente consciente de que no tengo derecho a pedirle una cosa así (Lago, Brooklyn).

43.6q Con diferente extensión geográfica según los casos, se atestiguan usos queístas de un grupo de verbos, entre los que destacan los siguientes:

insistir que… (por insistir en que…)

olvidarse que… (por olvidarse de que…)

acordarse que… (por acordarse de que… en el sentido de ‘recordar’)

recordarse que… (por recordarse de que…)

confiar que… (por confiar en que…)

estar de acuerdo que… (por estar de acuerdo con que…)

Cabe añadir apostar que… (por apostar a que…) cuando apostar equivale a ‘hacer una apuesta’, en lugar de ‘dar por seguro’. Los textos que siguen corresponden a estos usos, sin preposición:

¿Cuánto quieres apostar que no llegas? (Bayly, Días); Insistías que el mal estaba en mis pensamientos (Délano, Cuentos); Me olvidaba que la materia central de su conversación era su mujer o las mujeres (Puértolas, Noche); Esta mañana me he acordado que ayer era veinte (Martín Gaite, Fragmentos); Deberá permanecer aún en la clínica, aunque se confía que en un plazo de dos semanas quizá pueda ser trasladado a su domicilio (País [Esp.] 15/9/1977); Yo estoy de acuerdo que en los últimos años ha habido cambios (Chase, Pavo).

A las variantes con preposición, que predominan en los registros formales y se consideran preferibles, corresponden estos otros:

Apuesto a que no tienes ni música de tu país (Paz Soldán, Materia); Nos insistió en que en ningún momento nos iba a abandonar (Lara, Charras); Si no viene a dormir esta noche, que se olvide de que tiene casa (Arango, Realidad); Me acuerdo de que había un lago (Semprún, Federico Sánchez); Confié en que esta vez te vendrías conmigo (Armas Marcelo, Madrid); Nadie en la casa estuvo de acuerdo con que yo me presentara voluntaria (Heras, Pasos).

Los complementos oracionales del verbo amenazar (en el sentido de ‘anunciar o hacer ver a alguien que se le va a provocar un daño’) suelen construirse con la preposición con (amenazar a alguien con algo), pero no se considera queísmo hacerlo sin ella, ya que este verbo admite también la pauta amenazar algo a alguien:

Fue inútil que suplicara, que llorara, que lo amenazara con que me cortaría las venas, nada le importó (Cifuentes, Esmeralda); […] con el tono colérico de voz que emplease Barda para amenazar que abandonaba el proyecto (Satué, Desierto); A él se le amenazó que si no colaboraba […] lo consignarían como responsable (Prensa Libre 13/5/1997).

43.6r La alternancia entre que y de que resulta menos conflictiva en los casos en los que los verbos que introducen estas partículas manifiestan significados diferenciados. Se obtienen así pares como los siguientes:

presumir que… (‘sospechar’) ~ presumir de que… (‘vanagloriarse’)

responder que… (‘contestar’) ~ responder de que… (‘responsabilizarse’)

asegurar que… (‘afirmar con certeza’) ~ asegurarse de que… (‘adquirir la certeza de algo’)

acordar que… (‘llegar a un acuerdo’) ~ acordarse de que… (‘recordar’)

Se ejemplifica a continuación la variante transitiva de estos verbos:

Yo presumía que íbamos a la estancia, aunque él nada revelaba sobre sus intenciones (Gasulla, Culminación); Al preguntársele cómo se puede evitar la contaminación minera, respondió que la mejor forma es aplicar la ley (Prensa [Nic.] 1/4/1997); Sus pupilos aseguraron que tenían muy claro lo sucedido (Cronómetro 28/5/2003); Entonces acordaron que el próximo fin de semana saldrían para Matanzas (Álvarez Gil, Naufragios).

La pauta con complemento de régimen corresponde a estos ejemplos:

Pero Eduardo presume de que el bonito pescado con curricán es más sabroso que el que los franceses capturan con redes de deriva (Mundo [Esp.] 20/8/1994); Señor inspector, respondo de que el señor Baldomir regresará a la comisaría cuando encuentre lo perdido (Torrente Ballester, Filomeno); Así que me sentó en la mesa de su despacho y se aseguró de que la puerta estaba cerrada por dentro (Delgado, Mirada); Y entonces, ¿quién se va a acordar de que ella lo hacía? (Fernán Gómez, Bicicletas).

Se ilustra a continuación la variante queísta:

A todos presumía que yo podía sostener una conversación (Derbez, Usos); Mi madre sí es criolla y no respondo que sea de sangre pura (Villaverde, Cecilia Valdés); De ese modo Mauro Carías se aseguraba que no habría una investigación del Gobierno (Allende, Ciudad); Me río porque me acabo de acordar que Waitzenbecker, el muy ganso, tenía la costumbre de sentarse siempre en el brazo del sillón de la mujer más guapa allí presente (Pombo, Metro).

43.6s Las alternancias suelen ser más sistemáticas cuando los verbos transitivos tienen correlatos pronominales. Estas alternancias se analizan en los § 34.7b-d y 41.12n, ñ y no constituyen casos de queísmo. No hay por tanto queísmo ni dequeísmo en alternancias como lamentar que… ~ lamentarse de que…; aprovechar que… ~ aprovecharse de que… y en otros muchos casos similares. La variación es relativamente previsible, por otra parte, cuando, en ausencia de la preposición de, la subordinada sustantiva desempeña la función de sujeto. De hecho, esta serie de alternancias es la más numerosa. A ella pertenecen, entre otros muchos, los siguientes pares:

Alegrar a alguien que… ~ Alegrarse alguien de que…

Avergonzar a alguien que… ~ Avergonzarse alguien de que…

Doler a alguien que… ~ Dolerse alguien de que…

Extrañar a alguien que… ~ Extrañarse alguien de que…

Ofender a alguien que… ~ Ofenderse alguien de que…

Sorprender a alguien que… ~ Sorprenderse alguien de que…

43.6t Son escasos los verbos del grupo anterior en cuyas alternancias se percibe un cambio notable de significación, como en preocupar a alguien que… (‘causarle preocupación’) y preocuparse alguien de que… (‘poner interés o cuidado en’). Inversamente, son también poco numerosos los casos en los que el complemento directo y el de régimen preposicional alternan sin diferencia de significado, como sucede con el verbo dudar. Se consideran asimismo correctos los complementos oracionales de régimen (Dudo mucho de que acepten la propuesta > Dudo mucho de ello) y los transitivos (Dudo mucho que acepten la propuesta > Lo dudo mucho). Se ejemplifica esta alternancia a continuación:

Me preocupa que pueda darse la imagen de hostilidad entre la comunidad bancaria (Cacho, Asalto); Yo no me preocupo de que estéis a gusto o no conmigo (Ortega, Invitados); Ángela le dijo que había dudado de que vendría (Souza, Mentira); Nadie dudaba que fuese el criminal (Belli, Mujer).

43.6u En la lengua medieval era habitual que las oraciones subordinadas sustantivas de infinitivo en función de sujeto se construyeran con la preposición de:

Fea cosa es de soltar el marinero la naue syn conocimiento de viento (Bocados de oro); Conviene de cortar la cabeça a la dueña de la isla (Tristán); Es conveniente de seer amador de si mismo, segun fue dicho (Tostado, Amor); […] les pesaba de haberlos servido (Cervantes Salazar, Crónica).

Esta pauta se mantuvo, aunque mucho menos extendida, en el español clásico: Se le olvida de contar quién fue el ladrón que hurtó el rucio a Sancho (Cervantes, Quijote II). Permaneció hasta hace no mucho en el texto de algunas plegarias (me pesa de haberos ofendido) y permanece todavía en el español no estándar de algunas regiones, aunque es uso muy desprestigiado:

Y un asador de carne de oveja de la tierra, que se me olvidó de decir que la llevaron en medio de la procesion y la mataron, ántes de enterrar al difunto [...] (Núñez Pineda, Cautiverio); ¡Si eres tú el que no escuchas más que aquello que te interesa de escuchar! (Sánchez Ferlosio, Jarama).

La construcción se extendía ocasionalmente en la lengua antigua a los complementos directos, como en […] so virtud del cual prometieron de decir verdad (Méritos Alonso Córdoba), y todavía se registra en la lengua popular de algunas zonas en expresiones como Se le veía de venir; La oíamos de cantar; No quiero de dejar de hacer eso; Pienso de ir, etc. No obstante, estas construcciones se consideran anómalas en el español actual, por lo que se recomienda evitarlas.

Información adicional

En relación con este capítulo, las siguientes entradas del Glosario de términos gramaticales podrían ser de su interés:
dequeísmo, evidencialidad, queísmo

 

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