Sintaxis

46 Construcciones causales, finales e ilativas

46.7 Características particulares de las oraciones finales

46.7a En la comparación entre construcciones causales y finales que se realizó en las primeras secciones de este capítulo, se presentaron varias propiedades de estas oraciones, casi todas relacionadas con la estructura del grupo preposicional que corresponde a ambas y con el segmento sintáctico en relación con el cual debe interpretarse la información. En la tradición gramatical hispánica se han interpretado a veces las oraciones finales como complementos indirectos, pero existen razones de peso para no aceptar este análisis, tanto si el complemento que encabeza la preposición para es nominal (Se lo dio para mí) como si es oracional (Se lo dio para que yo lo leyera). Véanse, en relación con este punto, los § 35.1m y ss.

46.7b Aunque existen algunas excepciones que se examinarán en esta misma sección, un rasgo notable que caracteriza a las subordinadas finales prototípicas es el hecho de que modifican a predicados que denotan acciones; en concreto, a verbos o grupos verbales con un argumento agente que designa un ser consciente del que pueda predicarse cierto comportamiento voluntario o intencional, como en El granjero llevó el tractor al taller para que le hicieran una revisión; El gorila levantaba los brazos para atraer la atención de los visitantes, o en los ejemplos siguientes:

Protesta siempre para que yo redoble mis promesas, pero termina por decir que sí (Onetti, Tiempo); Cambió la funda de las almohadas para que sus padres no se inquietaran (Lezama, Oppiano); Y entonces buscó a alguien para que la viera, para ofrecérsela (Adoum, Ciudad); Mi padre gestionó en la empresa minera de Pulacayo para que le dieran una vivienda con patiecito (Viezzer, Hablar).

46.7c La acción que se exige en los contextos mencionados en el apartado precedente es intencional, pero no necesariamente física: Descansaré un poco para recobrar fuerzas; Intentó pensar en algo agradable para olvidarse de sus problemas. En general resultan absurdos en esta construcción los predicados que designan propiedades, acciones involuntarias y procesos experimentados (sentir alguien frío para que…, medir alguien casi dos metros para que…), ya que no aportan ningún agente al que se pueda atribuir la acción consciente o voluntaria exigida por el concepto mismo de ‘finalidad’. Por el contrario, los verbos que designan procesos involuntarios que pueden reinterpretarse como acciones voluntarias aceptan con naturalidad las oraciones finales, como en Tosió un par de veces para llamar su atención. Se emplean igualmente en esta construcción los sujetos agentes que no designan personas ni animales, pero que aceptan usos personificados, como el sol en el fragmento siguiente: Y, viendo que ya el sol apresuraba su carrera para entrarse por las puertas de occidente, no quisieron detenerse allí más (Cervantes, Galatea). Nótese que las omisiones se asimilan a las acciones en este punto, en cuanto que pueden constituir procesos voluntarios: No prendió la lámpara para ahorrar electricidad; Permaneció en absoluto silencio para que nadie notara su presencia. Se examinarán algunas excepciones en los apartados siguientes. La combinación de las preposiciones a y por (como en Salió a por tabaco) se analiza en el § 29.5n.

46.7d No modifican a verbos de acción las oraciones finales que funcionan como atributos, como en Este expediente es para revisarlo durante el fin de semana. El carácter atributivo de la oración final —o el grupo preposicional final, si se interpreta como tal según lo expuesto en los § 46.2a y ss.— se mantiene en parte en las oraciones construidas con los verbos tener (El escaparate tiene un letrero luminoso para atraer a los clientes; cf. El letrero es para atraer a los clientes) y haber (Había a la entrada unos columpios para que se divirtieran los niños; cf. El columpio de la entrada era para que se divirtieran los niños). No obstante, recuérdese que en el § 46.4i se explicó que los sustantivos que pueden designar instrumentos admiten complementos argumentales o cuasiargumentales construidos con la preposición para. Se asimila en parte a las construcciones atributivas descritas el uso de estar con «para + infinitivo» cuando estar denota presencia o existencia, como en El dinero está para gastarlo cuando sea necesario; Estoy aquí para echarte una mano, o en estos otros ejemplos:

Ya solo estoy para ir a la oficina y esperar a que salgáis de la peluquería y tomar el té con vosotras (García Hortelano, Mary Tribune); Permítanme… yo soy Evaristo Blanco… con mucho respeto… estoy para servirles (García, S., Paso).

46.7e Como se explicó en el § 46.4i, las oraciones finales de naturaleza argumental no son por fuerza complementos de un verbo (un paso necesario para que se resuelva el problema, un estímulo para seguir adelante). Cuando inciden sobre verbos o grupos verbales, estos no expresan forzosamente acciones: El respaldo sirve para apoyar la espalda. Es oportuno hacer notar que los auxiliares que expresan necesidad u obligación28.6 y 28.7) contienen la información necesaria para que la subordinada final pueda añadirse, incluso cuando el verbo principal denota un estado o una propiedad. Puede compararse en este sentido la irregularidad de *Sabe inglés para encontrar un buen trabajo (descartando el sentido de ‘el suficiente inglés para…’ analizado en el § 46.4l) con la naturalidad de Uno ha de saber inglés para encontrar un buen trabajo. Contrastan de igual modo *Esta letra es una A para que salga el crucigrama y Esta letra tiene que ser una A para que salga el crucigrama.

46.7f La distinción introducida en el § 46.3 entre causales internas y externas al predicado se aplica asimismo a las oraciones finales. Las primeras están sujetas a los procesos de focalización que allí se describieron, entre los que se encuentran los que se llevan a cabo a través de las fórmulas de relieve, como en ¿Para eso es que lo quiere?, opción usual en la lengua hablada de la mayor parte de América, frente a ¿Para eso es para lo que lo quiere?, preferida en el español europeo y también por lo general en el de México y otras variantes del español americano (§ 40.12):

Si el gobierno quiere pagar algún costo político a cambio de más recursos, […] esa es una opción que tiene, para eso fue que se eligió (Dedom 19/12/1996); Y hay que ver las manos que me puse, la porquería que almacenan, para eso es para lo que sirven los libros (Delibes, Mario).

46.7g Los adverbios de foco (§ 40.5-9) pueden incidir asimismo sobre las subordinadas internas al predicado, al igual que sobre otros complementos del verbo. Como en otros casos, pueden ejercer su función a distancia (Solo vine para hablar contigo) o en relación de contigüidad (Vine solo para hablar contigo). Las combinaciones incluso para que…, ni siquiera para que… o también para que… son, como cabe esperar, igualmente naturales. Las oraciones finales pueden caer asimismo bajo el alcance de la negación, sea en las construcciones contrastivas formadas con sino (Llamé al taller, no para que me arreglaran la caldera, sino para que me revisaran la instalación) o en otras similares. También se obtiene la interpretación focal de los complementos finales mediante la anteposición, como en Para hablar con el director he venido precisamente. Sin embargo, la posición inicial de la subordinada es temática, no remática (§ 40.1d), en otros casos, como en Para ocuparlo solo un par de semanas al año, no vale la pena comprar un apartamento en la playa. Las oraciones finales son asimismo apropiadas para contestar preguntas formuladas con para qué, como en —¿Para qué llamaste al taller? —Para que me arreglaran la caldera. Recuérdense los § 46.3c y ss. en relación con las oraciones causales.

46.7h Relativamente similares a las causales explicativas descritas en el § 46.6 son las finales introducidas por a fin de, al objeto de, en orden a y otras locuciones analizadas en los § 46.10n y ss. Estas construcciones rechazan las fórmulas de relieve con repetición de la preposición (*A fin de hablar con el señor alcalde fue a fin de lo que hice este viaje; *A tal objeto fue al que escribí la carta de protesta), pero no las variantes con que galicado (§ 40.12), como A fin de hablar con el señor alcalde fue que hice este viaje. Admiten asimismo adverbios de foco, tanto en la lengua clásica como en la actual:

Luce […] y sólo a fin de que Tú seas glorioso y ensalzado en todo tiempo y de todos (León, Nombres); Tendrá que hacerlo estatutariamente, a partir de los elementos con que se cuenta y no solo a fin de satisfacer intereses que no necesariamente sean los del PRI (Excélsior 18/9/1996).

A pesar de esas diferencias, la distinción introducida entre finales externas e internas al predicado permite que una misma secuencia pueda construirse con dos complementos finales, uno de cada tipo, sin que se perciba contradicción ni redundancia. Se subrayan ambos en el perro que compró para proteger la casa a fin de dar gusto a su mujer, datos que deben ordenarse para que el informe esté completo, a fin de que pueda hacerse público en el próximo congreso.

46.7i En el § 46.6i se explicó que la conjunción que construida con indicativo forma oraciones causales explicativas en entornos imperativos. Son solo relativamente similares las condiciones sintácticas de la construcción «no + subjuntivo», que adquiere sentido final en contextos imperativos y, en general, directivos, como en Dile algo, no te pase como la otra vez, o en estos otros ejemplos, antiguos y modernos:

Vamos poco a poco, no suceda que pisemos en tierra falsa (Torres Villarroel, Anatomía); Deja entrever la placa, manteniendo a la espalda la otra mano con la rosa, no vaya a creer la señora que es una gentileza para con ella (Marsé, Rabos); Anda, ve y avisa. Ten cuidado no te pase a ti algo parecido (Montenegro, Hombres); Asegúrese al aparato, no se vaya a caer de espaldas (Arlt, Aguafuertes).

En el ejemplo citado de Montenegro se interpreta tener cuidado como locución verbal (cf. procurar). En la lengua más formal se prefiere ten cuidado de que, como los ejemplos que se presentaron en los § 46.6e y ss. Algunos usos de esta construcción están próximos al imperativo negativo, que admite perífrasis verbales sin ningún contexto previo: No te vayas a caer, que se analiza en el § 42.5e. La fórmula «no vaya a + infinitivo» es la más frecuente en la construcción final que se describe: Echaré un vistazo a mi alrededor antes, no vaya a sorprenderme alguien y piense lo peor (Vázquez, Á., Juanita Narboni). En algunas variedades del español europeo popular se han registrado usos de «vaya que + subjuntivo» con el sentido de «no vaya a ser que + subjuntivo», como en Vaya que tengamos un disgusto por No vaya a ser que tengamos un disgusto. Se recomienda evitar esa construcción.

46.7j En algunos ejemplos de la construcción que se describe, «no + subjuntivo» admite paráfrasis con «para que + subjuntivo». En el texto de Torres Villarroel que se citó en el apartado precedente, la correspondencia es no suceda que pisemos en tierra falsa ~ para que no suceda que pisemos en tierra falsa. No puede decirse, sin embargo, que esta construcción sea simplemente final a la vez que negativa. En efecto, el que dice Voy a llevar el paraguas, no sea que llueva, no quiere decir que la finalidad de portar el paraguas sea el que no se produzca la lluvia, lo que sería absurdo. Se obtienen de modo más ajustado en muchos casos paráfrasis con «por si + indicativo», como en no sea que llueva ~ por si llueve. Frente a las oraciones de sentido causal formadas con «que + indicativo» (§ 46.6i y ss.), las construcciones con «no + subjuntivo» se admiten también en pasado, con lo que se obtiene la variante «no fuera a + infinitivo»:

Necesitaba puntos reales de referencia […], no fuera a ser que lo llamase Luck Turner (Landero, Juegos); El dueño del establo le pidió que acudiera a una nueva oficina llamada Departamento Regulador de Precios a preguntar en qué iba a quedar el precio de la leche, no fuera a ser que la estuvieran dando más barata (Mastretta, Vida); Lo hicieron callar, no fuera a distraer a los gallos (Allende, Eva); El nerviosismo hacía que me irritara fácilmente con mi padre, […] por su manía de comprobarlo una y otra vez todo hasta el último momento, no fuera a olvidárseme algo (Muñoz Molina, Sefarad).

Estas construcciones se asimilan en ciertos casos a las finales que corresponden al plano de la enunciación (§ 46.5g). Una posible paráfrasis del ejemplo de Montenegro citado en el § 46.7i (Ten cuidado no te pase a ti algo parecido) podría ser, por consiguiente, Te pido que tengas cuidado para que no te pase a ti algo parecido.

46.7k La fórmula «no {sea ~ fuera} cosa que + verbo en forma personal» tiene un significado similar al de la construcción que se acaba de describir:

¡Por favor, saque toda la policía a la calle, no sea cosa que pase algo! (Ferla, Drama); —Señor, no sea cosa que ese licor esté descompuesto (Araya, Luna); Acuérdate de María Ermitaña, no sea cosa que se te vaya a olvidar (Quiroz, Cuentos); Se desnudó, se ató a la cintura una cuerda cuyo otro extremo estaba firmemente atado a un pilote, no fuera cosa que llegara una crecida súbita o un tronco a la deriva (Sepúlveda, L., Viejo).

En la lengua oral de algunos países americanos, sobre todo de las áreas caribeña, andina y rioplatense, se emplea también la fórmula «cosa que + subjuntivo» sin negación, como en Venga temprano, cosa que la dejen pasar primero. En los siguientes ejemplos cosa que equivale a ‘a fin de que’ o a ‘de manera que’:

Y, cosa que [la huelga] no se haga más grande, el gobierno tuvo que aceptar sus peticiones (Viezzer, Hablar); Se le puede tapar con una toldera, y hacer que el humo penetre por el espacio de 20 minutos, cosa que fluya toda la mucosidad (Lira, Medicina).

46.7l Algunas oraciones aparentemente finales esconden un significado comparativo o contrastivo. El que usa —con la entonación apropiada— la secuencia Para que lo cambien ellos, lo cambio yo, no quiere decir que cierto cambio propiciará otro, sino que presenta la situación descrita en la oración principal como sustituto preferible de la que corresponde a la subordinada. El adverbio mejor puede aparecer aquí como refuerzo enfático: Para que lo cambien ellos, mejor lo cambio yo. Más estrechos son los vínculos entre las oraciones finales y las consecutivas, como ya se señaló en el § 46.4l. Se analizan otros aspectos de las construcciones con «para + grupo nominal» y «para + adjetivo» en los § 39.8ñ y ss.

46.7m Algunas subordinadas introducidas por la preposición para no expresan propiamente finalidad. Las construcciones de sentido concesivo encabezadas por para, como Para ser tan joven, toca muy bien (es decir, a pesar de ser tan joven), se analizan en los § 47.14ñ y ss. Algo menos frecuentes son las secuencias en las que para expresa sucesión temporal:

Los enviados de este [= ‘Motecuhzoma’] se ausentaron durante unos días, para volver más tarde cargados de presentes (Miralles, J., Cortés); De vez en cuando, un murciélago se desprendía del techo e intentaba dos o tres vuelos rasantes sobre su cabeza para luego regresar a su sitio emitiendo leves chillidos de metal mal lubricado (Mutis, Maqroll).

Así, en la primera de estas oraciones no se dice que alguien se ausenta con la finalidad de volver más tarde, sino más bien que la primera acción precede a la segunda. Aun así, en estas oraciones aparece una expresión temporal (más tarde, luego), por lo que no es solo la preposición para la que aporta este significado.

46.7n La construcción introducida en el apartado anterior es frecuente en el lenguaje periodístico, aunque se documenta también en diversos registros del español general, casi siempre formales. Nótese que el que dice Se fue de allí para cambiar de aires expresa el motivo de cierta marcha, pero el que dice Se fue de allí para no volver nunca más no expresa exactamente que ‘el no volver nunca más’ sea el objetivo que persigue la salida de cierto lugar. Se ha hecho notar que se admiten paráfrasis aproximadas con oraciones copulativas (… y ya no volvió nunca más). Aun así, el sentido final no está a veces por completo ausente de estas construcciones, sobre todo si el verbo principal denota una acción consciente o voluntaria. De hecho, el estado de cosas que se expresa en el complemento preposicional puede no ser necesariamente factual, puesto que cabría decir Salió de su pueblo para no volver nunca más, pero regresó a él tres años más tarde. En esta oración, la secuencia encabezada por para admite la paráfrasis … con la intención de no volver nunca más.

46.7ñ Como se explica en los § 26.11m y 36.4o, la preposición para se usa como conjunción completiva, acaso por influencia del portugués, en el Paraguay y en el norte del Uruguay, así como en parte de Venezuela, entre otras áreas. Se forman así en la lengua coloquial oraciones como Mi mamá me dijo para regresar temprano, en lugar de Mi mamá me dijo que regresara temprano. «Para + infinitivo» alterna ocasionalmente en estos contextos con «para que + verbo finito», como en Me dijo para que vaya a su casa, con el sentido de Me dijo que fuera a su casa. Ninguna de estas pautas se ha integrado en la lengua estándar, por lo que no se recomiendan. En algunas variedades del habla coloquial de México, así como de Nicaragua, El Salvador y otros países centroamericanos, se han documentado usos expletivos de para, tampoco integrados en los registros formales, como en Para encontrar casa aquí es imposible; Para ver el partido de mañana ya es muy difícil porque las entradas están agotadas.

 

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