Sintaxis

19. Los cuantificadores (I). Sus clases. Cuantificadores universales

19.7 El cuantificador todo (I). Contextos definidos

19.7a El cuantificador todo puede introducir un grupo nominal o pronominal definido con el que concuerda en género y número, como en todas las ideas, todo el libro, toda esa agua, todas sus pretensiones, todos los caminos, todas nosotras. Una vez que el grupo nominal está marcado como definido (todos sus recursos) puede contener cuantificadores que no lo sean (todos sus pocos recursos). Cuando todo precede a un grupo nominal definido, alude a la totalidad de los miembros de cierto conjunto si aparece seguido de sustantivos contables en plural o de nombres colectivos: Se vendieron todos los libros; Todas esas elucubraciones son inútiles; Informaron a toda la comisión; Todo el pueblo confiaba en la victoria. Cuando el sustantivo cuantificado es contable e individual —en el sentido de no colectivo— y está en singular, todo hace referencia al conjunto integral de las partes o los componentes que constituyen su denotación, como en Lo buscamos por toda la ciudad; Se leyó todo ese libro en pocas horas; Se pasó toda la tarde haciendo cuentas. Situado a la izquierda de ciertos pronombres personales, como en todos nosotros, la presencia de todos impide la construcción apositiva a la que esos pronombres dan lugar. Se dice, pues, nosotros los políticos, pero no *todos nosotros los políticos. Sobre estas combinaciones, véanse los § 33.6j, k, n.

19.7b Cuando todo incide sobre un sustantivo no contable, alude a la cantidad o a la porción máxima de la sustancia o de la noción —material o inmaterial— de la que se habla: Toda esa madera está podrida; Se tomó toda la leche que quedaba; Toda su compasión no bastaba para perdonar lo ocurrido; Se le veía en la cara toda la pena que sentía. El cuantificador todo puede también posponerse al sustantivo, como en los trabajadores todos o mi vida toda19.7i, j), o incidir directamente sobre él, como hacen otros cuantificadores (toda persona, toda pretensión). Adquiere, además, ciertos usos especiales en construcciones atributivas o asimiladas a ellas, como en El muchacho ya es todo un hombre o Adriana es toda nervios, como se verá en la siguiente sección. En la presente se examina el uso de todo en contextos definidos, en los que este cuantificador introduce, consecuentemente, un grupo también definido (todos los niños). En el § 19.8 se analizarán los contextos no definidos, en los que todo se antepone a un grupo nominal sin determinante (toda ilusión, por todas partes, etc.).

19.7c El cuantificador todo posee variación de género y número, por lo que da lugar al paradigma todo/toda/todos/todas, al que se agrega el neutro todo (Todo le gusta). Está extendido el uso incorrecto del masculino todo ante grupos nominales definidos formados por sustantivos que empiezan por –a– tónica, como en todo el agua, todo el alma, todo el hambre. Se recomienda evitar estas construcciones y utilizar en su lugar toda el agua, toda el alma, toda el hambre. Véanse sobre esta cuestión los § 14.2g y ss. La segmentación sintáctica que corresponde a secuencias como todos los libros es [todos] [los libros], en lugar de *[todos los] [libros], alguna vez propuesta en los estudios de semántica. Apoya este análisis el hecho de que el grupo nominal definido pueda ser sustituido por un pronombre tónico (todos ellos) o átono (Leí todos los informes > Los leí todos). Sobre esta última construcción, véase el § 16.14n.

19.7d Los grupos nominales definidos que siguen a todo pueden construirse con cualquier determinante definido: con el artículo determinado (todo el tiempo, todas las personas), con posesivos (todos tus amigos) o con demostrativos (todos estos asuntos). Por esta razón, al cuantificador todo se lo denomina en ocasiones predeterminante. En cambio, todo no se combina con numerales (*todos cinco amigos), ya que estos cuantificadores forman grupos indefinidos. Como se explica en el § 21.2c, la construcción «todos + artículo determinado + numeral cardinal» (todos los cuatro) no se usa en la lengua actual, pero se empleaba en la antigua (como en el francés contemporáneo) con el sentido que en la actualidad tiene la pauta «artículo determinado + numeral cardinal» (los cuatro): Al fin todas las dos sierras se llamaban Alpujarras (Pérez Hita, Guerras I). Se explica asimismo en el § 21.2b que la combinación «todos + numeral cardinal» (todos cuatro) se usaba antiguamente con este mismo valor. En el habla popular de Venezuela, la República Dominicana y otros países caribeños, así como en el Ecuador y otros del área andina, todavía se documenta ocasionalmente este uso (todos cuatro, todos nueve) con el sentido señalado (los cuatro, los nueve). Para el empleo en la lengua antigua de los dos como equivalente a ‘dos de ellos’, véanse los § 15.2t y 21.2e-g. Para el uso de todo con grupos nominales indefinidos (toda una mujer, todo un caballero), véanse los § 15.5l y 19.8t.

19.7e La presencia o ausencia del cuantificador universal todo con grupos nominales definidos no suele dar lugar a diferencias de interpretación, de modo que dos enunciados como Vendrán tus hermanos y Vendrán todos tus hermanos son intercambiables en muchos contextos. No lo son siempre, sin embargo, ya que su significado no es exactamente el mismo. Así, a la pregunta ¿Vendrán todos tus hermanos? se puede contestar de manera afirmativa en el caso de que esté previsto que no falte ninguno. Ello no sería necesariamente cierto si la pregunta fuera ¿Vendrán tus hermanos?, a menos que del discurso precedente se dedujera que los hermanos de los que se habla son solo dos. En general, la interpretación universal de los grupos definidos (es decir, el uso de los libros en el sentido de ‘todos los libros’ o el de estas casas en el de ‘todas estas casas’) está en función de informaciones proporcionadas por el contexto o la situación. Suele decirse, de hecho, que está sujeta a una máxima conversacional por la que se espera de los interlocutores que suministren toda la información cuantitativa disponible, en lugar de solo una parte. A ello se añade que la interpretación genérica de los grupos nominales (§ 15.8) no equivale tampoco por fuerza a la interpretación universal. Así, la oración genérica Los suecos son rubios puede ser tenida por verdadera aun cuando exista un número no significativo de suecos que tengan otra tonalidad capilar. Por el contrario, el enunciado Todos los suecos son rubios solo es verdadero en el caso de que todo individuo que sea sueco sea también rubio.

19.7f Cuando se construye en plural, el pronombre todo adquiere dos valores, al igual que otros cuantificadores (algunos, muchos, etc.; véase el § 19.3a). En el primero, se utiliza en masculino con el significado de ‘todo el mundo, todas las personas en general’, como en Todos se habían enterado de lo sucedido o en antes apreciado y admirado, y hoy abandonado por todos. A este uso genérico de todos corresponden también ejemplos como los siguientes:

Se implantará la justicia, el orden: todos tendremos las mismas oportunidades (Salisachs, Gangrena); Con más razón si es culpable. Imagínate que todos actuaran como lo haces tú (Dorfman, Muerte).

En el segundo valor, todos/todas concuerda con algún antecedente introducido en el discurso previo que aporta un restrictor para la información cuantificativa que expresa, como sucede en estos ejemplos:

El hombre, que a todos los animales domina, que de todos [=‘todos los animales’] se vale, que se alimenta con los más nobles ¿temblará ante un indigno roedor como tú? (Galdós, Episodios); Tengo mucho que daros: allá, al otro lado de las montañas, poseo riquezas; todas [=‘todas las riquezas’] serán vuestras (Mera, Cumandá); Si hay tantos ciudadanos que no leen ningún libro, aquí tenemos un joven que los lee todos [=‘todos los libros’] (Clarín, Viaje).

Como se explica en el § 33.6k, la flexión de primera o segunda persona de plural en el verbo implica que el sujeto nominal o pronominal se refiere a un conjunto que incluye al hablante y al oyente u oyentes respectivamente, como en —¡Nos ha merengao! ¡Todas tenemos nuestras cosas! (Cela, Colmena), donde todas significa ‘todas nosotras’. Sobre la concordancia de persona en construcciones como {Todos ~ Muchos ~ Algunos} pensamos lo mismo, véase el § 33.6j.

19.7g Está restringido el uso de todo con los pronombres demostrativos en singular. Todo modifica libremente a los grupos nominales formados con determinantes demostrativos, sea en plural (todos estos cuadros) o en singular (todo este interés). No obstante, si bien todo admite sin dificultad la variante pronominal del demostrativo correspondiente a los primeros (todos estos cuadros > todos estos), se percibe en los grupos en singular mayor facilidad para obtener el uso anafórico con nombres no contables que designan cosas materiales (toda esta arena > toda esta) que con los que designan nociones más abstractas. Son raras, por tanto, sustituciones como todo este interés > todo este. Los pronombres demostrativos neutros están libres de esta restricción (todo esto, todo eso, todo aquello), puesto que no existen en español sustantivos neutros. No es anafórico el uso genérico del demostrativo aquel en expresiones como todo aquel que esté dispuesto a ir, o en los ejemplos que siguen, en los que aquel alterna con el artículo el:

Por lo que era claramente comprensible que estuviera de lo más violenta e irritable contra todo aquel que se acercara a pedirle que hiciera un trabajo extra. Gertrudis no era la excepción (Esquivel, Agua); Doña Bernarda dio instrucciones de abrir las puertas de la academia a todo aquel que quisiera asistir a la ceremonia (Bain, Dolor).

Estos contextos exigen una oración de relativo especificativa (§ 17.4r). Nótese que el cuantificador todo no designa en ellos la totalidad de ningún individuo, frente a lo que sucede en expresiones como toda yo, sobre las que se volverá en el § 19.7ñ, y en general en combinación con los pronombres personales. La expresión todo aquel presenta el mismo valor genérico o de indistinción que caracteriza los usos en los que todo introduce directamente un sustantivo contable (toda persona), y que comparte con el relativo quienquiera19.8h). Para el significado, muy similar, de cualquiera que, véase el § 20.4b.

19.7h En el apartado precedente se explicó que el sustantivo sobre el que incide el cuantificador todo se puede recuperar del contexto previo: En todas las ciudades grandes se estaciona con dificultad > En todas se estaciona con dificultad. El masculino singular todo y el femenino singular toda no suelen aparecer solos en posición de sujeto preverbal o de término de preposición con sustantivos contables como antecedente y en contextos anafóricos. Si se está hablando de una ciudad, es raro decir, por ejemplo, En toda hay una sola farmacia, y se prefiere la variante en toda ella. Los nombres no contables (especialmente si designan materias, como en los casos analizados en el apartado anterior) se adaptan con mayor facilidad a esta pauta, como en Toda la ropa está carísima > Toda está carísima. Como se vio también en ese apartado, el pronombre neutro todo está libre de tal restricción, puesto que no es anafórico. Aun así, puede retomar varios elementos mencionados en alguna enumeración previa, como sucede en La carretera, el paisaje, el cielo, todo fue volviéndose gris (Regàs, Viaje).

19.7i Es propio de la lengua literaria el uso de todo en posición pospuesta dentro de un grupo nominal definido en plural. Esta posición es hoy menos frecuente de lo que lo era en la lengua antigua, aun cuando se documenta ocasionalmente en los textos literarios:

En algunos momentos, según las posturas en que se colocaba, podían apreciarse las líneas todas de su gentil y gallardo cuerpo (Longares, Corsé); La persiguieron de la puerta romana al coso taurino grandes gritos, gritos bárbaros que quizás solo la condenada a muerte podía escuchar, a no ser que los vecinos todos mintiesen (Fuentes, Laura Díaz); Había que darles de comer a los perros antes de que salgan los hombres porque también los perros todos se van con los trabajadores (Burgos, E., Rigoberta); Hasta que de pronto dejaron de amarse para caer en un abrazo tristón y apresurado como el de los amantes todos (Lynch, Dedos).

La construcción era muy común en la lengua medieval y en la clásica, e incluso en la de etapas posteriores hasta el siglo xix: Conocíanle ya, y no se atrevían con aquel puerco- espín, que erizaba sus púas todas al sentir la aproximación del particular (Galdós, Miau). En la lengua actual se usa a menudo todos pospuesto en ciertas expresiones vocativas, por tanto con grupos nominales sin determinante. Aun así, la construcción está restringida a los registros formales: Majestades, excelentísimo señor ministro de Cultura, excelentísimos señores, amigos todos (Torrente Ballester, Discurso).

19.7j Cuando la pauta que se mencionó en el apartado precedente («grupo nominal definido + todo») se aplica al singular, se atestiguan proporcionalmente más casos en el español contemporáneo, aunque siempre dentro de los niveles de lengua restringidos a los que se ha hecho referencia:

Al fin y al cabo la calle toda estaba habitada por otros seres humanos como la señora (Lynch, Dedos); Se mineralizan al volverse, evaporada toda su sustancia viva, su alma toda por el sol implacable de una verdad tan pronto perdida cuanto ganada (Cerezales, Escaleras); Entonces mi vida toda no ha sido más que un persistente error (Piglia, Respiración); Pude ver su silueta toda cuando subió hasta mí (Cabrera Infante, Habana); No soy el observador sonriente, condescendiente, qué torpeza, sino el ámbito humano en que ellos juegan, la humanidad toda que atiende a su juego (Umbral, Mortal).

Este uso de todo era también más frecuente en la lengua de los siglos xviii y xix. En el español actual no se suele admitir el cuantificador todo, y sus variantes de género y número, en posición pospuesta si el grupo nominal está introducido por un demostrativo (*esas cosas todas). Esta combinación no era infrecuente, en cambio, en la lengua medieval: Et auien estas naues todas unos restros de fierro agudos pora quebrantar las otras contra que yuan (Alfonso X, España I). Para el uso de todos en construcciones predicativas como hijos todos de distintas madres o procedentes todos del mismo lugar, véase el § 19.10p.

19.7k No son enteramente sinónimas en todos los contextos las construcciones formadas con todo/toda en el uso prenominal (toda su alma) y en el posnominal (su alma toda). El adjetivo cuantificativo todo adquiere de manera más patente en las segundas un significado próximo al de las expresiones entero o en su totalidad. Por otra parte, la restricción a la que se aludirá en los § 19.8m, n respecto del uso de todo o «todo + grupo nominal definido» en las oraciones negativas no afecta en igual medida a la posición pospuesta de este cuantificador, como pone de manifiesto el ejemplo de Ricardo Piglia citado en el apartado anterior: Entonces mi vida toda no ha sido más que un persistente error. Los grupos nominales formados con el cuantificador todo en posición posnominal se emplean a menudo para culminar una enumeración de elementos que se acumulan y a la vez se presentan integrados en una sola unidad:

Primero los ojos, luego el espíritu, y las entrañas, y el cuerpo todo, que se le iba volviendo hielo sucio (Caso, Peso); Y al final pasará, pasará, invadiéndole la lengua, el paladar, la vida toda de una persistente interrogación (Ferrer Arréllaga, Nudos).

19.7l La capacidad que posee todo de preceder a los grupos nominales definidos se extiende a los nombres propios de lugar: en toda Europa, todo Chile, toda la Alcarria, toda América, como en Le confío al único amigo que me queda en toda América del Sur (Saer, Ocasión). Los nombres de los meses se consideran comunes, pero se asimilan en parte a los propios (§ 12.7d y ss.), lo que también se pone de manifiesto en la construcción que ahora se analiza: El asunto me llevó todo junio. El significado obtenido en todos estos casos es similar al que proporcionan los grupos nominales definidos en singular. Es más raro que todo dé lugar a esta interpretación con los nombres propios de persona (toda Beatriz), ya que estos contextos suelen propiciar la recategorización de los nombres propios en comunes (§ 12.7p), como en Todo García piensa que su apellido es el más común, o en estos otros ejemplos de contexto genérico:

No, no, carlistas. Todo Carlos bautizado va a la guerra sin remedio (Nieva, Carroza); En la vida de toda Carmen de España hay un militar, y lo hay en la de nuestro modelo (ABC 10/7/1988).

19.7m Con los nombres propios de autores se suele obtener la interpretación metonímica que hace referencia al conjunto de sus obras, como en Todo Ben Guzmán (título de un libro de Emilio García Gómez) o en Concretamente estoy leyendo todo Baroja, y hay un tema que me fascina: el de la trilogía de los Visionarios (País [Esp.] 1/8/1976). No obstante, otras veces esta construcción se refiere a la integridad del estilo o a la personalidad del autor (interpretación integral), como en No es extraño que la crítica, unánimemente, se refiera a Madera de boj como a una obra en la que está todo Cela (Alfa y Omega 24/1/2002). En el habla coloquial de México, España, algunos países centroamericanos y parte del área caribeña continental se usa la expresión todo Dios en el sentido de ‘todo el mundo’: Se ha empeñado en llamar a todo Dios y no hay quien la baje del burro (Pérez Merinero, Días).

19.7n Se obtienen interpretaciones similares a las mencionadas en los apartados precedentes con los pronombres personales. Si están en plural, con todos se abarca el conjunto de los individuos a los que se hace referencia:

Una tormenta en la que perecerán todos ustedes ahogados por sus propios designios (Donoso, Casa); Mala época para todos nosotros y para Marcelo en particular (Viñas, Hombres); ¿Qué fuerza podía emplear? Al solo intentarlo, los indios darían cuenta de todos ellos sacrificándolos a sus dioses (Asturias, Maladrón).

Si los pronombres están en singular, la combinación proporciona la interpretación integral a la que se aludió en el apartado anterior, es decir, aquella en la que se hace referencia a la totalidad de la cosa o de la persona designada por el sustantivo, como en estos ejemplos:

Todo tú eres un fulgor (Chamorro, E., Cruz); Un paraje tan abierto y liso que podía decirse que todo él era carretera (Sánchez Espeso, Alas); Me gustas toda tú tal como eres, más que nadie (Martín Gaite, Fragmentos); La mujer que con paso lento e inseguro deambuló un rato por las calles en busca de un taxi era toda ella un inmenso saco de dolores (Pitol, Vida).

Se exceptúa el neutro ello, ya que todo ello suele hacer referencia a un conjunto de cosas mencionadas en el discurso previo:

No hay ninguna duda en cuanto a la necesidad de regular los gastos, las contribuciones, el dinero público y privado, etc., todo ello en la búsqueda de la equidad en la contienda y en la pureza y transparencia de las elecciones (Ulloa, Dinero); Los recuerdos se me arremolinan: los perros, la transición, la gran noticia, todo ello girando alrededor de esas canciones que debiera grabar en estos días, las que no le gustaron a Violeta (Serrano, M., Vida).

19.7ñ Cuando los pronombres personales se refieren a seres humanos, es particularmente frecuente que la construcción «todo + pronombre» se use en oraciones en las que se describe algún proceso físico o emocional, de modo que la oración expresa el hecho de que la totalidad del individuo del que se habla se ve afectada por él:

Toda yo me quedo vibrando en un único y universal acorde repetido infinitamente (Saguier, Purificación); Apenas se separan. Ariel, después del grito, tiembla todo él como un taladro (Daulte, Noche); Musitó: “Qué barbaridad”. Y se contrajo todo él (Azancot, Amores).

19.7o Al igual que en los casos mencionados en el § 19.7n, se documenta también «todo + pronombre personal» en las descripciones en las que culmina una enumeración, de forma que se integran en una sola mención los elementos que se han presentado consecutivamente: Las ropas y la figura del Riberano, su boina, su pelo, su cuerpo, todo él, se hallaban impregnados de un fuerte olor a humedad (Aparicio, Retratos). Se explica en el § 2.4b que los pronombres yo y se asemejan a los sustantivos comunes en cuanto al género en que admiten tanto el masculino como el femenino, como ponen de manifiesto los adjetivos (yo mismo ~ yo misma). Del mismo modo, el cuantificador todo refleja el género que no se manifiesta en el pronombre (todo yo ~ toda yo). Sobre las construcciones de existencia o posesión formadas con de todo y de nada (Aquí falta de todo; No había de nada; Le sobra de todo; No tiene de nada), véanse los § 20.2r, v.

19.7p El cuantificador todo forma parte de un gran número de locuciones adverbiales que se usan como conectores discursivos: ante todo (‘primera o principalmente); a todo esto (‘mientras tanto’); después de todo (‘a fin de cuentas’); con todo (‘no obstante’); sobre todo (‘principalmente’), y otras similares. Se interpreta, en cambio, composicionalmente (y solo está, por tanto, semilexicalizada) a pesar de todo.

 

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