Morfología

2. El género

2.2 El género no marcado. Empleo genérico del masculino

2.2a El género no marcado en español es el masculino, y el género marcado es el femenino. Como se explica en el § 1.5j, la expresión no marcado alude al miembro de una oposición binaria que puede abarcarla en su conjunto, lo que hace innecesario mencionar el término marcado. En la designación de seres animados, los sustantivos de género masculino no solo se emplean para referirse a los individuos de ese sexo, sino también —en los contextos apropiados—, para designar la clase que corresponde a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos:

El film —de atrayente factura visual— constituye una reflexión acerca del vacío existencial del hombre contemporáneo, incapaz de crear vínculos afectivos, despojado de esperanzas y relegado a la nada (López Navarro, Clásicos).

Esta forma de mención se extiende, como es lógico, a los animales. Así, en El oso es un plantígrado, el grupo nominal el oso hace referencia al tipo de animal del que se habla.

2.2b Es habitual en las lenguas románicas, y también en las de otras familias lingüísticas, usar en plural los sustantivos masculinos de persona para designar todos los individuos de la clase o el grupo que se mencione, sean varones o mujeres. Así pues, el llamado uso genérico del masculino es consecuencia del carácter no marcado de este género (para otro sentido del término genérico en la gramática, véase el § 15.8):

Cristianos, moros y judíos comparten las creencias fundamentales: monoteísmo, creación, salvación, revelación contenida en un Libro (Marías, España); Había hecho además un acuerdo con su librero de París para recibir las obras de los escritores más leídos (García Márquez, Amor); […] el residuo de una laboriosa diversión de veraneantes desocupados y febriles (Sarduy, Pájaros); Ya somos tan poquitos los bolivianos que, limitando más todavía la natalidad, Bolivia se va a quedar sin gente (Viezzer, Hablar); Más carrasperas, murmullos de los espectadores, cuerpos que se mueven hacia el foyer (Dorfman, Muerte).

2.2c Esta forma de mención se extiende igualmente a los animales, como en En los bosques quedan pocos osos. Razones extralingüísticas dan a entender que se habla solo de varones en el número de españoles que han sido ordenados sacerdotes en los últimos diez años, o en otras muchas similares en las que el contexto inmediato aclara suficientemente que solo se hace referencia a las personas de un sexo, como sucede en estos ejemplos:

Los españoles son, junto con los italianos, los que menos ayudan a las esposas en las tareas domésticas (Diario Vasco 27/4/1999); Los congresistas se desafían a ver quién es el primero en “vasectomizarse” (Caretas 19/9/1995).

2.2d Otras veces, en cambio, solo son informaciones externas al mensaje las que ayudan a dilucidar si un determinado conjunto de personas, designado mediante un sustantivo masculino plural, incluye o no efectivamente a las mujeres. Para averiguar, por ejemplo, si es o no así en A veces, cuando los prisioneros salían a hacer algo, nos ordenaban que estuviésemos con ellos (Cercas, Soldados), será preciso obtener tal información del resto del relato al que pertenece este fragmento. En pocos casos puede decirse, de hecho, que la interpretación genérica del masculino (en el sentido que se ha explicado) depende de factores estrictamente gramaticales, como sucede en la oposición entre los nombres de pila y los apellidos. Así, en la secuencia todos los Antonios que conozco, se entiende que no se hace referencia a las mujeres que se llaman Antonia, pero se abarca a hombres y a mujeres en todos los Martínez que conozco. En los § 2.2g, h se analizarán otros factores gramaticales que intervienen en este tipo de elección.

2.2e Se ha observado que ciertos plurales de sustantivos masculinos de persona (monjes, brujos, etc.) muy raramente comprenden a las mujeres, sea cual sea el contexto en que se usen. Otros, como soldados, pueden incluirlas solo en contextos particulares. La interpretación no marcada es también difícil de obtener en ocasiones con los sustantivos que forman parte de oposiciones heteronímicas. Si se compara el par marido/mujer con el par hombre/mujer, se comprueba que la expresión los maridos no abarca a las mujeres, mientras que los hombres sí lo hace en ciertos contextos, como se ha explicado —por ejemplo, en el grupo nominal los hombres prehistóricos, ya que con él se hace referencia a la especie humana en ese período—. El contexto inmediato permite deducir igualmente que se habla de la especie humana en estos ejemplos:

Siempre habrá un juicio sobre las personas, hecho por Dios, por los hombres, por la Historia, por lo que sea (Edwards, Anfitrión); Los animales tienen los sentimientos que les inculcan los hombres (Andrés, Balada); El mundo es patrimonio común de todos los hombres (Molina, Filipinas).

Es obvio, sin embargo, que la expresión los hombres no incluye de modo general a las mujeres. No lo hace, por ejemplo, en las condiciones laborales en las que se contrataba a los hombres; en los hombres que viven en este edificio (cf., en cambio, los vecinos que viven en este edificio, donde se alude a las personas de uno y otro sexo), o en Los hombres solo dicen mentiras (Delibes, Ratas). Estas diferencias ponen de manifiesto que el uso del masculino como término no marcado en la oposición léxica hombres/mujeres no está determinado únicamente por factores gramaticales, sino especialmente por las condiciones contextuales o temáticas que favorecen la referencia a la especie humana. Son, en cambio, muchos los contextos en los que el uso del masculino plural (los escritores, los veraneantes, los espectadores, los bolivianos en los textos citados en el § 2.2b) abarca a los individuos de ambos sexos, aun cuando el contexto o la situación podrían no dejar suficientemente claro en algún caso particular que ello es así.

2.2f En el lenguaje de los textos escolares, en el periodístico, en el de la política, en el administrativo y en el de otros medios oficiales, se percibe una tendencia reciente (de intensidad variable, según los países) a construir series coordinadas constituidas por sustantivos de persona que manifiesten los dos géneros: a todos los vecinos y vecinas; la mayor parte de las ciudadanas y de los ciudadanos; la voluntad de los peruanos y las peruanas, etc., como se ilustra en los siguientes ejemplos:

¿Qué ganamos los mexicanos y las mexicanas con esto? (CREA oral, México); Durante más de cuarenta años las niñas y niños colombianos han sufrido extrema violencia (Tiempo [Col.] 6/9/1996); Una masiva ovación de los diputados y las diputadas […] cierra el presunto debate, ante la atenta mirada de los responsables de su grupo por si algún diputado o alguna diputada […] aplaude con gesto tibio (País [Esp.] 2/4/1999); Si bien encontramos entre los trabajadores y las trabajadoras por cuenta propia la presencia de lógicas de subsistencia, […] (Donato, Sector).

Esta doble mención se ha hecho general en ciertos usos vocativos en los que el desdoblamiento se interpreta como señal de cortesía: señoras y señores, amigas y amigos, etc., acaso por extensión de la fórmula damas y caballeros, que coordina los dos miembros de una oposición heteronímica. Exceptuados estos usos, el circunloquio es innecesario cuando el empleo del género no marcado es suficientemente explícito para abarcar a los individuos de uno y otro sexo, lo que sucede en gran número de ocasiones: Los alumnos de esta clase (en lugar de Los alumnos y las alumnas) se examinarán el jueves; Es una medida que beneficiará a todos los chilenos (en lugar de … a todos los chilenos y a todas las chilenas); ¿Cómo están tus hijos? (en lugar de … tus hijos y tus hijas) o en A veces, los adolescentes experimentan lo que llamamos amistades amorosas, amores platónicos que a través de la juventud desaparecen (Bain, Dolor), donde resulta innecesario añadir … y las adolescentes.

2.2g Tal como se indicó en los apartados anteriores, el contexto puede no dejar suficientemente claro, en casos muy específicos, que el masculino plural comprende por igual a los individuos de ambos sexos. Una opción posible es acudir en ellos a las fórmulas desdobladas, como en Los españoles y las españolas pueden servir en el Ejército. Otra opción es especificar la doble mención en alguna apostilla o mediante un modificador restrictivo que aclare la extensión del grupo nominal:

[…] la libertad individual de los miembros de un Ejército que, a medio plazo, estará formado exclusivamente por profesionales, tanto hombres como mujeres (País [Esp.] 30/8/1997); Según la propuesta de ley que pretende presentar en la Cámara Alta, los primogénitos heredarán la Corona británica sea cual sea su sexo (Mundo [Esp.] 30/10/1996); […] veía llegar hasta mi mesa a empleados de ambos sexos que necesitaban de mis servicios (Chávez, Batallador).

Existen otros recursos gramaticales similares. El desdoblamiento es necesario cuando la estructura sintáctica de la oración pone de manifiesto que se habla de dos grupos diferentes de individuos. Es esto lo que indica el término de la preposición entre en las diferencias de opinión existentes entre los profesores y las profesoras. También es precisa la fórmula coordinada en algunos grupos nominales sin determinante, ya que la coordinación suple la ausencia de este. Así, en lugar de la expresión subrayada en ¿Cómo influye en alumnos y alumnas el modo en que se organiza el espacio en la escuela? (Monitor 11/2001) podría haberse dicho los alumnos, pero no únicamente alumnos. Sobre esta cuestión, véanse también los § 15.12c y 33.1l.

2.2h El uso genérico del masculino plural en los sustantivos se extiende a otros muchos contextos. Así, en Ana no tiene hermanos, se entiende … ni hermanas. No obstante, al igual que en los casos que se mencionaron en el apartado anterior, el hablante puede considerar que, en ciertos contextos, esta inferencia no es suficientemente segura, lo que hace conveniente el desdoblamiento: En la ciudad no conoce a casi nadie. No tiene hermanos ni hermanas, ni siquiera padres. ¿No tiene hermanas? No, no tiene (Fernández Cubas, Ágatha). También como antes, esta forma de desdoblamiento resulta o no natural en función de la estructura sintáctica, ya que no se obtiene la inferencia —tal como es esperable— en las oraciones copulativas de sujeto coordinado, como en Javier y María no son hermanos. Los adjetivos concuerdan en masculino cuando los sustantivos que se coordinan son de géneros distintos, como en Hace tiempo que Javier y María no salen juntos. Véanse sobre este punto los § 13.5c y 31.7.

2.2i A pesar de que se documenta ampliamente en todos los registros, en todas las variedades geográficas y en muy diversas etapas de la historia de la lengua, algunos han negado que el uso genérico del masculino plural esté (o acaso deba estar) asentado en el idioma, y sugieren en su lugar nombres colectivos o sustantivos abstractos que lo evitarían. Son más los que han hecho notar que estas sustituciones son imperfectas desde el punto de vista léxico o desde el sintáctico, y también que pueden resultar inadecuadas, además de empobrecedoras. No equivalen, en efecto, mis profesores a mi profesorado; los médicos a la medicina; los amigos a las amistades; nuestros vecinos a nuestro vecindario; los abogados a la abogacía; los niños a la infancia; varios presidentes a varias presidencias; pocos ciudadanos a poca ciudadanía; demasiados organizadores a demasiada organización, etcétera.

2.2j El uso no marcado del masculino se extiende a muchos pronombres, especialmente los cuantificativos, así como a los artículos con los que se construyen las relativas sin antecedente expreso en contextos genéricos. Las mujeres están, pues, comprendidas en expresiones como las siguientes:

Muchos son los que piensan que la vida de los elegidos consiste solo en holgar y pecar (Fernández Santos, Extramuros); Algunos de los que me escuchan decir esto preguntan: […] (Bucay, Cuentos); Y sonríe, satisfecho de su práctica sabiduría que ha embobado a tantos sin trabajo (Henríquez Gratereaux, Disparatario); ¿Pero cuántos hay que hagan algo para la cara? Pocos (A tu salud 15/1/2004); A veces, algunos mecanismos pueden comportarse con sorprendente libertad (algunos dirían “libre albedrío”) (Gánem, Caminitos).

2.2k También abarcan a los individuos de ambos sexos algunos de los pronombres que no poseen moción genérica, y se asimilan en este punto a los sustantivos comunes en cuanto al género, tal como se explica en el § 2.4, como en quienes más protestan. Se obtiene asimismo el uso no marcado del masculino con muchos sustantivos singulares usados en contextos genéricos. Los rasgos sintácticos que caracterizan estos contextos se describen en el § 15.8. De acuerdo con ellos, es genérica la primera de estas dos oraciones, pero no la segunda: Un estudiante universitario tiene que esforzarse mucho hoy en día para trabajar y estudiar a la vez; Un estudiante universitario publicó hace unos días una carta de protesta en este diario. Consecuentemente, la expresión subrayada en el primer ejemplo incluye a hombres y mujeres, mientras que la subrayada en el segundo caso solo se refiere a un varón. Como resultado del carácter no marcado del género masculino, no son anómalas expresiones como Su último hijo ha sido una niña, que resultarían irregulares si esa no fuera una propiedad firmemente arraigada en el sistema gramatical del español. Aun así, es muy infrecuente la discordancia de género en las construcciones partitivas. Para decir de una mujer que destaca entre un conjunto de alumnos y alumnas, se registran a veces oraciones como Usted es una de los alumnos más brillantes de que goza la Facultad (Bain, Dolor), pero la falta de concordancia entre una (femenino) y los (masculino) hace que la construcción resulte muy forzada.

2.2l Pueden abarcar en su designación a los dos miembros de una pareja de varón y mujer los sustantivos en plural padres (‘padre y madre’), tíos (‘tío y tía’), reyes (‘rey y reina’), príncipes (‘príncipe y princesa’), condes (‘conde y condesa’) y otros similares que designan cónyuges. Así, la expresión los reyes puede referirse a cierta pareja real, como en Luego lo llevó a ver a los reyes para dorarle un poco más la píldora (Pérez-Reverte, Trafalgar); a un conjunto de reyes varones, como en Está la majestad de los reyes orientales y sus comitivas, sus turbantes, sus coronas, sus púrpuras, sus tesoros (Mujica Lainez, Novelista); o a algún conjunto de reyes y reinas determinado contextualmente.

Información adicional

En relación con este capítulo, las siguientes entradas del Glosario de términos gramaticales podrían ser de su interés:
marcado, masculino genérico, no marcado

 

Nueva gramática de la lengua española
Real Academia Española © Todos los derechos reservados

cerrar

Buscador general de la RAE