Cuestiones generales

1.3 Unidades y niveles de análisis. Primera aproximación

1.3a Las unidades que se introducen en esta sección y en las siguientes son analizadas a lo largo de la obra, junto con otras muchas más específicas que no se mencionan en este capítulo introductorio, sino en los correspondientes a esos conceptos. El objetivo de estas secciones preliminares es tan solo poner sucintamente de manifiesto el lugar que corresponde en el sistema gramatical del español a las unidades fundamentales del análisis, así como apuntar sus características principales, que habrán de retomarse cuando se desarrollen.

1.3b A cada parte de la gramática corresponden varias unidades y diversas relaciones, que se establecen en función de los niveles de análisis que se reconocen. Interesa resaltar aquí que la mayor parte de dichas unidades se componen de otras más pequeñas. Son, por tanto, el resultado de combinar estas últimas mediante diversas pautas formales, que también corresponde a la gramática establecer e interpretar. Además de ser partes de la gramática, la fonología, la morfología y la sintaxis constituyen planos del análisis gramatical, en el sentido de niveles de segmentación caracterizados por ciertas propiedades. En la lingüística estructural europea ha sido habitual aislar el nivel de las unidades dotadas de significación (primera articulación) oponiéndolo a las unidades del plano fonológico (segunda articulación). La morfología se suele considerar hoy un plano gramatical distinto de la sintaxis, como se explicará en el § 1.8, a pesar de que son numerosas las construcciones en las que se producen traslapes o solapamientos entre ambas.

1.3c Las unidades mínimas de la fonología son los rasgos distintivos. Estas unidades se agrupan en segmentos o fonemas, que a su vez constituyen sílabas. Las sílabas se combinan y forman grupos acentuales, es decir, conjuntos de sílabas subordinadas a un acento principal, que pueden comprender una o más palabras. Estos grupos pueden combinarse para formar grupos fónicos, que constituyen los fragmentos del habla comprendidos entre dos pausas sucesivas. Finalmente, dichos segmentos participan en la formación de unidades melódicas, que constituyen fragmentos de la secuencia fónica a los que corresponde un contorno tonal o un patrón entonativo.

1.3d La unidad mínima de la morfología es el morfema, de cuya agrupación se obtienen palabras. El concepto de ‘morfema’ es polémico porque para algunos gramáticos estas unidades aportan siempre algún significado, mientras que pueden no tener un significado claramente aislable para otros, aun cuando sean unidades distintivas. Este problema afecta a ciertos prefijos (re- en recoger o in- en indiferencia), a algunos sufijos (departa-mento) y también a las raíces (volver en revolver). Se retomará este asunto en los § 1.5d, e, p, q. Las palabras pueden ser primitivas o simples (casa, balón), derivadas (caserío, baloncito) y compuestas (casa cuna, baloncesto). Las derivadas se forman a partir de las primitivas mediante diversas pautas morfológicas, y las compuestas se forman a partir de las simples o de las derivadas.

1.3e La palabra constituye la unidad máxima de la morfología y la unidad mínima de la sintaxis. El concepto de ‘palabra’ está habitualmente ligado a la representación gráfica de la lengua, ya que las palabras van separadas por blancos en la escritura. Para evitar la noción gráfica de ‘palabra’, que muchas veces tiene un interés gramatical relativo, se suele usar el concepto de pieza léxica o unidad léxica (también lexía en algunos sistemas terminológicos, entre otros términos equivalentes). Las piezas léxicas suelen estar recogidas en los diccionarios, tanto si están constituidas por una palabra (cama) o por varias (cama turca, salto de cama). Así pues, la expresión salto de cama (que designa cierto tipo de bata) está formada por tres palabras, pero constituye una sola pieza léxica. Es, de hecho, una locución, es decir, un grupo de palabras que se considera una sola unidad léxica. Las locuciones se clasificarán en varios grupos en este mismo capítulo (§ 1.10b). No todas las piezas léxicas suelen estar recogidas en los diccionarios. Así, no aparecen en el DRAE justificadamente— las voces comeríamos, ventanita, neocartesianismo o máquina de escribir. Las razones se resumirán en los § 1.6a, b.

1.3f Las palabras se juntan formando grupos sintácticos (la casa, beber leche, por la vereda, desde lejos), llamados también frases o sintagmas. A la mayor parte de estos grupos corresponden funciones sintácticas, en el sentido de ‘papeles’ o ‘relaciones de dependencia’ que contraen con alguna categoría. Los grupos sintácticos suelen poseer estructura binaria y pueden contener otros grupos en su interior, a su vez con estructura compleja, como en [por [la vereda]]; [la [casa [de [la montaña]]]] o [desde [muy [lejos [de aquí]]]]. La combinación de determinados grupos da lugar a las oraciones, que constituyen unidades de predicación (en cuanto que relacionan un sujeto con un predicado). Se clasifican en función de varios criterios, como se explicará en el § 1.13.

1.3g Las oraciones pueden combinarse para formar períodos, que constituyen agrupaciones oracionales, como en Si me esperas, voy contigo o Aunque no estaba de acuerdo, no dije nada en ese momento (capítulo 47). En diversos estudios recientes se ha argumentado que ciertos segmentos no oracionales antepuestos son análogos a los que caracterizan los períodos, como en la oración En consecuencia, el acusado queda libre30.12). Se llama enunciado a la unidad mínima capaz de constituir un mensaje verbal. Así pues, el enunciado es propiamente una unidad discursiva, más que segmental. Un grupo sintáctico no oracional puede constituir un enunciado, por ejemplo una expresión exclamativa (¡Muy interesante!), una pregunta (¿Alguna otra cosa?) o una respuesta (poco después de las cuatro). Las oraciones coinciden a menudo con los enunciados, pero las subordinadas no constituyen enunciados por sí solas. Se retomará el concepto de ‘enunciado’ en los § 1.13f, g.

1.3h Los segmentos aislados en cada uno de los niveles que se acaban de mencionar pueden coincidir formalmente, lo que no anula las distinciones introducidas. Un fonema (por ejemplo, /a/) puede coincidir con una palabra, con una sílaba o con un grupo fónico; un morfema (por ejemplo, con-) puede a su vez coincidir con una palabra. Una oración podría estar formada por un solo grupo sintáctico, o incluso por una sola palabra, como en Comamos. En apariencia representa una paradoja el que un grupo sintáctico pueda estar constituido por una única palabra (pan en Comía pan), puesto que ello parece contradecir la definición de grupo. Esta contradicción es solo parcial, y se explicará en el § 1.11b. Como se acaba de ver, los enunciados no tienen que ser necesariamente oraciones. Es importante resaltar, en consecuencia, que no es la mayor o menor longitud formal de un segmento el factor que determina su naturaleza gramatical, sino los criterios especificados por la parte de la gramática desde la que se analiza.

1.3i Desde el punto de vista de su naturaleza, entre los elementos básicos del análisis gramatical suelen distinguirse las unidades sustantivas (en el sentido de ‘fundamentales’ o ‘esenciales’, como explica el DRAE) y las relaciones. Las unidades sustantivas son las entidades básicas del análisis con las que se trabaja en cada uno de los niveles o los planos en los que se reconocen como resultado de alguna segmentación: rasgo distintivo, fonema, sílaba, morfema, palabra, frase o sintagma, oración, etc. Estas unidades pueden ser entendidas, por tanto, como las piezas esenciales de cada nivel sobre las que se construyen las expresiones que permite el sistema gramatical. Téngase en cuenta que algunas unidades son el resultado de agrupar otras más básicas: diptongo (unión de fonemas vocálicos), palabra (en cuanto unión de varios morfemas), locución (unión de palabras, pero una pieza léxica, como se explicó) y otras unidades mencionadas en los apartados anteriores que se examinarán en los que siguen.

1.3j Además de con unidades léxicas y con los grupos que estas forman, la gramática opera con diversas relaciones. Unas, de naturaleza paradigmática o contrastiva, se caracterizan por la posibilidad de alternancia o de conmutación en una misma posición. Están entre ellas los contrastes fonológicos, como sordo/sonoro (cepo/cebo) o nasal/oral (mala/bala); los morfológicos (príncipe/princesa) y los léxicos (hombre/mujer; comprar/vender). Junto a estas relaciones paradigmáticas, existen en la gramática muy diversas relaciones sintagmáticas, es decir, combinatorias. Así, en la estructura de la palabra se reconocen varias relaciones de incidencia, como la que pone de manifiesto un prefijo respecto de su base (co-fundar). En la sintaxis son más numerosas las relaciones de modificación, como la que corresponde a los adjetivos respecto de los sustantivos (montaña alta) o a los numerales respecto del sustantivo al que acompañan (tres caballos), entre otras muchas que se analizarán en los capítulos que siguen. Son también unidades relacionales las funciones sintácticas: sujeto, complemento directo, etc., a las que se dedicará el bloque formado por los capítulos 33-40 de esta gramática. Estas unidades se conciben, por tanto, como relaciones de dependencia. Así, el sujeto siempre lo es de un predicado, no de forma intrínseca. Se diferencian en este punto de las categorías, en el sentido de clases de palabras, ya que las palabras pertenecen a una u otra categoría (conjunción, verbo, etc.) en función de sus propiedades morfológicas y sintácticas.

1.3k La concordancia es la expresión formal de varias relaciones sintácticas. Dos unidades léxicas concuerdan en rasgos morfológicos cuando ambas los expresan desde determinadas posiciones. Es habitual que se den de manera simultánea varias relaciones de concordancia, como en una carta (género y número) o en fui yo (número y persona). Se retomará en este mismo capítulo el concepto de ‘concordancia’ (§ 1.8k). La selección (rección en algunos sistemas terminológicos) también es una relación que se establece entre dos unidades. Así, algunos verbos exigen, rigen o seleccionan determinadas preposiciones en sus complementos (depender de alguien). Otros —y a veces estos mismos— eligen el modo indicativo o subjuntivo en sus complementos oracionales, como en Todo depende de que {acepte ~ *acepta} o no las condiciones del contrato, o bien admiten ambos modos con alguna diferencia de significación, como sucede en Insistimos en que se {prepara ~ prepare} adecuadamente.

1.3l Son muchas las palabras que se combinan con sus vecinas en función de requisitos de naturaleza sintáctica y semántica que estas les imponen. Estos requisitos se consideran también informaciones relacionales. Entre los pronombres y los grupos nominales se dan relaciones de correferencia, es decir, vínculos que permiten identificar los referentes de los primeros haciéndolos coincidir con los de los segundos. Cuando el pronombre sigue a su antecedente, esta relación se denomina anáfora (el antecedente de es tu hermana en la oración Tu hermana solo piensa en misma); cuando el elemento nominal con el que el pronombre es correferente aparece detrás de él (llamado, por lo común, consecuente, y a veces también subsecuente), se suele hablar de catáfora, como en Solo para mismo guardaría él un vino así. El pronombre es, por tanto, anafórico en el primer ejemplo y catafórico en el segundo. Obsérvese que estas últimas relaciones son a la vez sintácticas y semánticas: establecen la identidad referencial entre dos unidades, pero tienen también en cuenta la forma y la posición de ciertos pronombres. Algunas expresiones cuantificativas reciben con frecuencia su interpretación semántica en función de otras que aparecen a cierta distancia. Así, el indefinido un tiende a interpretarse como ningún en la oración No has leído un libro en todas las vacaciones. Ello es posible porque un está dentro del ámbito, del alcance o del abarque (los tres términos se usan) del adverbio no, es decir, en su campo de influencia sintáctica. Se trata, como en los casos anteriores, de una relación establecida a distancia que resulta necesaria para interpretar apropiadamente los mensajes. Se explican diversas relaciones entre unidades sintácticas no contiguas en los capítulos 19, 20, 22, 40 y 48, entre otros.

1.3m Como se señaló en los apartados precedentes, la gramática analiza contenidos de muy diversos tipos. Se suelen llamar informaciones gramaticales (también categorías gramaticales en algunos sistemas terminológicos) las que expresan los morfemas flexivos (tiempo, modo, género, número, persona, caso y otras nociones similares). Se trata de contenidos que se interpretan en función de la propia gramática, pero muy a menudo asociados a alguna noción semántica: determinación, referencia, pluralidad, cuantificación, etc. Así, en el morfema de canté se reconocen diversas informaciones que corresponden al sujeto, por lo que indirectamente se indica quién cantó (véase, de todas formas, el capítulo 4 sobre la posibilidad de que existan segmentos nulos en este tipo de expresiones). Tales rasgos son la persona (primera) y el número (singular). El tiempo (pretérito perfecto simple) nos dice que la acción de cantar tuvo lugar antes del momento en que se habla (frente a canto o cantaré); el modo (indicativo) expresa —en este caso, por defecto— que la información no se relativiza o se establece en función de alguna otra (compárese con Dudaban que cantara, también en primera persona, singular y pretérito).

1.3n Es habitual que las informaciones gramaticales expresen significados precisos a la vez que abstractos. Así, el artículo la contribuye decisivamente a establecer la significación de la expresión la pared, ya que permite referirse a la pared de la que se habla como si hubiera sido presentada en un discurso anterior, lo que la hace identificable por el que escucha (capítulo 14). Otras veces, en cambio, no puede decirse que el contenido de las unidades gramaticales tenga un correlato semántico tan claro, sobre todo cuando las palabras manifiestan nociones sintácticas difíciles de traducir a conceptos significativos. Así, la preposición a en la oración Llamaron a Juan o la conjunción que en Creo que vendrá no contribuyen al significado de esas expresiones de manera similar a como lo hacen en cant-é, -s en casa-s o si en No sé si vendrá. Aun así, ponen de manifiesto ciertos recursos formales necesarios en la sintaxis del español que otras lenguas pueden no requerir.

1.3ñ Aunque su estudio corresponda propiamente al diccionario, el significado léxico determina una parte de las posibilidades combinatorias de las palabras. Al combinar las piezas léxicas mediante las pautas que la gramática proporciona, se obtienen múltiples expresiones complejas. A estas expresiones corresponden tipos semánticos diversos (individuos, predicados, proposiciones, preguntas, órdenes, etc.), que son analizados a lo largo de la obra. El significado léxico contribuye de otras formas a la estructura de la gramática, como se explicará más adelante. En las unidades fonológicas no se reconoce, en cambio, ningún significado, con excepción de las melódicas. De hecho, la entonación expresa —o contribuye a expresar— en la fonología dos clases de contenidos: unos se llaman gramaticales porque se consideran reductibles a unidades de la gramática, en cuanto que permiten identificar preguntas, órdenes, afirmaciones, etc. (como en Viene mañana ~ ¿Viene mañana?); los otros, llamados paragramaticales o afectivos, no se corresponden, en cambio, con ninguna unidad propiamente gramatical: admiración, sorpresa, ironía, incredulidad, sarcasmo, interés, indiferencia, entre otros.

1.3o Las posiciones son también unidades del análisis gramatical, en especial en la fonología, donde condicionan un gran número de procesos; en la morfología, en la que dan nombre a algunos de los segmentos fundamentales (prefijo, interfijo, sufijo), y también en la sintaxis. Las posiciones sintácticas pueden depender de las propiedades morfo fonológicas de las palabras, como la posición del pronombre átono lo en Díselo o en Se lo dije (capítulo 16). También pueden depender de ciertas pautas generalizadas en las lenguas romances y en las de otras familias, por ejemplo la posición de la verdad detrás de dijo, y no delante, en Dijo la verdad. La posición que ocupa un determinado grupo sintáctico puede estar motivada por razones enfáticas, por ejemplo la posición inicial del complemento directo antepuesto en oraciones como Demasiada plata me parece a mí que pagaste por ese auto. En el capítulo 40 se analizan las unidades de la gramática que se consideran necesarias para entender los valores discursivos que las palabras ponen de manifiesto en función de la forma en que se interpreta su contribución a los mensajes.

1.3p El orden de los grupos de palabras está determinado unas veces por principios formales de la sintaxis; otras responde al deseo de evitar la anfibología, pero puede estar también sujeto a variación en función de la pertinencia informativa de los segmentos sintácticos. En efecto, el orden de los elementos oracionales aporta muy a menudo diferencias que responden, como se acaba de explicar, a factores informativos, entre los que está el énfasis que otorga el hablante a los segmentos sintácticos que desea resaltar o presentar como trasfondo. Se suelen llamar posiciones periféricas las que ocupan en la oración las palabras o los grupos de palabras por razones de énfasis, como la posición inicial que corresponde a eso en Eso, ella nunca lo haría, o la que ocupa de ese asunto en De ese asunto no pienso hablar una sola palabra contigo.

1.3q También se considera periférica la posición de las palabras interrogativas y los grupos formados por ellas. Con las escasas excepciones que se analizan en los capítulos 22 y 42, estos grupos se sitúan en el comienzo de la oración, independientemente de cuál sea la posición que deberían ocupar por su función sintáctica. Así, en ¿De qué pensabas que hablaba yo con ella? (donde de qué es complemento de hablaba), el grupo preposicional de qué ocupa una posición periférica, al inicio de la oración. En cambio, en ¿Pensabas que hablaba con ella de cine?, el complemento subrayado aparece en la posición canónica (en el sentido de “característica” o “esperable por defecto”) de un complemento de régimen preposicional. Cuando esas palabras ocupan la posición no desplazada o no adelantada (¿Me ha llamado quién?) suelen obtenerse efectos expresivos, como el de solicitar que se reitere alguna afirmación previa acaso no bien comprendida, o el de requerir mayores detalles sobre la que ya se suministró. Estos y otros factores sintácticos de naturaleza posicional, que intervienen de manera muy relevante en la interpretación de las secuencias interrogativas, se analizan en los capítulos 40 y 42.

1.3r Tienen asimismo notables repercusiones significativas, y son analizadas en esta obra, la posición del adjetivo respecto del sustantivo, la de demostrativos y posesivos respecto del nombre sobre el que inciden, la del sujeto respecto del verbo, la del adverbio respecto de este último o bien respecto de la oración, y la de otras palabras y grupos de palabras similares a estas unidades. Suele tener, en cambio, escasas consecuencias para el significado la posición de algunos numerales (como en los tres últimos ~ los últimos tres) o la de ciertos pronombres átonos (Lo puedo ver ~ Puedo verlo). No obstante, la posición sintáctica de estos mismos pronombres, sea en relación con el verbo o con otros pronombres de esa misma clase, está restringida por un gran número de factores morfológicos y sintácticos, que se explicarán oportunamente.

 

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