Morfología

3. El número

3.8 Preferencias morfológicas o léxicas por el singular o por el plural

3.8a Por sus características semánticas, algunos nombres tienden a utilizarse solo en singular. Son los llamados singularia tántum (‘solo singulares’). Se han llamado también singulares inherentes porque el singular es parte esencial de su significado: canícula, caos, cariz, cenit, grima, oeste, salud, sed, tez, tino, zodíaco, etc. Cabe distinguir dos grupos entre estos nombres. En el primero de ellos (relax, sed), el rechazo del plural parece deberse a razones fonológicas (en sed/sedes se produce, además, la confluencia con el plural de sede). En el segundo grupo, se admite el plural en contextos restringidos, ya que no existen razones fonológicas que lo impidan. Se podrían construir, por tanto, secuencias como Este mapa está mal dibujado porque contiene dos oestes o Existen varios zodíacos diferentes. Los siguientes ejemplos constituyen otras tantas muestras de estos sustantivos adaptados al plural. Ninguno de estos usos es frecuente en los textos, pero se admiten porque la interpretación «tipos de N» (como en carices ‘tipos de cariz’) es, como se explica en el § 12.3i, la que la sintaxis proporciona por defecto en la mayor parte de los casos:

Ninguna substancia que trastorne las saludes del alma […] (Rojo, Hotel); Ahora bien, la expresión literaria posee múltiples carices desde la novela romántica, un poco anodina en cuanto a lo que significa como valor extrínseco para la colectividad, hasta la de tipo social (Menéndez Samará, Fanatismo); Es cierto que no tenían los ojos azules, pero eran claros, amarillentos, cosa que resaltaba en sus teces morenas (López Páez, Herlinda); Como el Festival es bienal y sin dejar de reconocer sus tinos, se debe trabajar en el diseño del próximo evento (Granma 21/10/2002); […] atrapado por un sueño de doradas canículas (Díez, Fuente).

3.8b Algunos autores entienden que los nombres no contables deben asimilarse a los singulares inherentes. Aducen que, cuando se usan en plural, como en Se tomaron varias cervezas12.3i), no se pluraliza el nombre de materia cerveza, sino una acepción particular de este como sustantivo contable (presente en unos diccionarios, pero no en otros) que lo reinterpreta como nombre de medida. Análogamente, en Me gustan los quesos muy curados, el plural quesos alude a clases o modalidades de una misma materia, y en Necesito un paquete de tizas, se hace referencia a ciertos objetos (concretamente, barras) fabricados con la materia ‘tiza’. Esta reinterpretación es aún más acusada en el caso de ciertos nombres abstractos, ya que a los sentidos que admiten plural corresponden significados considerablemente distintos en los diccionarios. Así, la acepción del sustantivo autoridad presente en Asistieron muy altas autoridades no es aquella que denota ‘potestad, facultad o legitimidad’, sino otra en la que se designa la persona que la ejerce, como se explica en los § 5.1g y 12.3h.

3.8c La interpretación amplia del concepto de singular inherente que se acaba de esbozar posee algunas ventajas. La más notable radica en el hecho de que introduce una correspondencia fundamentada, de tipo semántico, entre la noción de ‘plural’ y la de ‘pluralidad’. Desde este punto de vista, el sustantivo cerveza no se puede pluralizar, en la acepción pertinente, porque los nombres de materia no designan entidades aislables, sino que denotan ‘pluralidad’ de forma léxica (§ 12.2k). Ténganse en cuenta, en cualquier caso, que solo a veces puede tener cabida en los diccionarios la reinterpretación de los nombres no contables como contables. Así, la interpretación que da lugar al uso del plural electricidades en el ejemplo […] basta con variar esa velocidad para producir la inducción: es decir, tres electricidades distintas (Lugones, Fuerzas), que se retomará en el § 12.3i, no está presente (ni puede estarlo) en los diccionarios. El análisis puede mantenerse si se entiende que el paso de los nombres no contables a los contables se logra con procedimientos gramaticales (por tanto, no solo mediante distinciones lexicográficas). La interpretación del concepto de singularia tántum que predomina en la tradición es la restringida, es decir, la que lo interpreta como una limitación estrictamente morfológica. Se retoman estas cuestiones en el § 12.1l.

3.8d La diferencia entre las restricciones de tipo fonológico y las de tipo semántico se percibe asimismo en otros tipos de singulares inherentes. Si se consideran los nombres de juegos y deportes, se comprueba fácilmente que no se usan casi nunca en plural. El sustantivo futbol es palabra aguda en el español de México y algunos países centroamericanos, lo que facilita que se pluralice con mayor facilidad que la variante fútbol. Aun así, se atestiguan ambas ocasionalmente:

Para fortuna de Santacruz el racismo que comienza a tomar fuerza en algunos futboles del mundo aún no le ha tocado padecerlo (Excélsior 3/10/2000); En todos los «fútboles» cuecen habas (País [Esp.] 12/10/1977).

Cuando no se dan esas restricciones fonológicas, puede formarse más fácilmente el plural en diversas interpretaciones de estos sustantivos como nombres contables, como en toda clase de ciclismos, los boxeos tradicional y moderno o en los textos siguientes:

En la feria de los pacientes vendían patos mecánicos, helicópteros de control remoto, ajedreces de ónix, choclos asados, tortas fritas, pañuelos de Túnez y de Marruecos (Cohen, Insomnio); Esta clase de gimnasias, no tanto físicas como intelectuales, hubieran sido demasiado para la abuela Altagracia y la tía Luisa (Paso, F., Palinuro); Esa faceta, básica, marca la diferencia, casi abismal, existente entre los dos baloncestos (País [Esp.] 2/10/1988); De toreos y burladeros [título] (Universal [Méx.] 11/1/2007).

3.8e Muchos de los sustantivos que forman parte de locuciones verbales se asimilan también a los singularia tántum, en el sentido de que rechazan el plural en esos contextos: agachar el lomo, apearse del burro, dar asco, dar un baño, empinar el codo, llevar la batuta, montar a pelo, no probar bocado, pasar trabajo, perder el tiempo, rascarse la barriga, tener lástima, tirar la toalla, tocar fondo, tomar aire, tomar a pecho, tragarse el anzuelo y muchísimas más. Se describen otras locuciones de este grupo en los § 34.11d y ss. Se ilustran a continuación algunas de las mencionadas:

Como yo estaba molesto con Ramón, perdí el tiempo y me tardé media hora en llegar (Ibargüengoitia, Crímenes); Tarde o temprano uno aprende la mayor y más dura lección de todas; en estos tiempos, tener la razón no importa nada (Ramos-Perea, Obsesión); Tras el pequeño repunte en los sondeos, los conservadores, más seguros, se niegan a tirar la toalla (Universal [Ven.] 27/10/1996); Daba lástima escuchar esa música (López Sacha, Mundo).

3.8f Entre los sustantivos con un solo número, son mucho más abundantes los que habitualmente se utilizan solo en plural. Se trata de los llamados pluralia tántum (‘solo plurales’) o plurales inherentes. A este grupo pertenecen adentros, albricias, andurriales, anales, andadas, andas, arras, comestibles, entendederas, exequias, expensas, facciones [del rostro], fauces, gárgaras, maitines, ojeras, zarandajas, entre otros. Las causas de que se excluyan aquí los singulares son internas al sistema lingüístico. No se deduce, pues, de la naturaleza misma de los objetos denotados: la entidad designada por el singular lágrima es tan identificable físicamente como la que designa el singular ojera, pero esta última voz es mucho menos frecuente en singular que la anterior. No se debe, pues, buscar en la realidad misma la justificación de que la lengua exprese con plural nociones como gárgaras, víveres o zarandajas, entre otros muchos plurales inherentes. Estas son algunas muestras de tales usos:

La única que recibía a las señoras era una vieja, prima del Capitán Tiago, de facciones bondadosas y que hablaba bastante mal el castellano (Rizal, Noli); La serpiente los alcanzó lentamente y abrió sus inmensas fauces frente a ellos (Obando, Paraíso); El día marcado para la demostración, Asdrúbal se levantó más temprano que de costumbre y se fue a caminar por los andurriales del pueblo vecino (Alberto, Eternidad); En la otra, la flor ha languidecido más todavía y tiene su corola el negro color de las exequias (Rojo, Hotel).

3.8g Los plurales inherentes se asimilan en varias de sus propiedades a los nombres no contables, como se explica en los § 12.2d y ss. Suelen rechazar, en efecto, la cuantificación con numerales y con ciertos adjetivos cuantificativos, pero con gran frecuencia la admiten con indefinidos y cuantificadores comparativos. Así pues, junto a No tiene demasiadas entendederas o Faltan más provisiones, no se forman oraciones como *Tiene varias entendederas o *Faltan diez provisiones. Ello es así porque las nociones de las que aquí se habla son cuantificables, pero no son computables o numerables, en el sentido de ‘susceptibles de mención numérica’. Al no serlo, la lengua rechaza la opción de individualizar los elementos que componen el conjunto. Los ejemplos que siguen ilustran su empleo:

A las metáforas del poeta, que continuó cultivando y memorizando, se unieron ahora algunos comestibles que el sensual vate ya había celebrado en sus odas (Skármeta, Cartero); Pero no te apures, hija, que es más propio de santas tener más entendederas para las cosas del otro mundo que para las de este (Alviz, Son); El fatigoso olor de tantos víveres, y aquel resonar de tanto tacón sobre el hueco terraplén, incomodaban al conde (Meza Suárez, Tío); A partir de ese instante fue lo mismo que si les hubieran dado cuerda: los recién llegados, las meseras y el Dueño tuvieron abundantes provisiones de comer y beber (Aguilera Malta, Pelota); Este sol fundido me hace taladro en la cabeza. Entre tantas zarandajas, se me ha olvidado de comer (Nieva, Baile).

3.8h Se ha observado asimismo que varios de los sustantivos que tienden a rechazar los numerales (apuros, calamidades, tinieblas, etc.) se emplean con el exclamativo cuántos/cuántas (como en ¡Cuántos apuros pasé!) con mayor naturalidad que con el interrogativo homónimo (¿Cuántos apuros pasaste?). Este último parece demandar, en efecto, un cómputo particular o específico y, por tanto, un conjunto formado por nombres contables. He aquí algunas de las muestras de estos usos:

¡Válgame Dios, cuántas fatigas, malos ratos y sinsabores; me cuesta el llegar a perder mi quietud, por cumplir con mi obligación! (Azara, J., Cartas); ¡Oh, y cuántas tinieblas de locura se disiparían bajo una mirada de amor! (Unamuno, Don Quijote); Pero, ¡cuántas fatigas en estos sumados siete años! ¡Cuántos afanes, apuros y cansancios! (Draghi, Hachador); Y se lamentaba Erasmo: cuántas calamidades afligen la vida humana (Otero, L., Temporada).

Sobre el uso, raro hoy, de expresiones como varias ropas o tres dineros, véase el § 12.2f.

3.8i Son muy numerosas las expresiones idiomáticas que contienen sustantivos usados solo en plural. Entre las nominales (§ 12.9o) pueden mencionarse artes marciales, cuidados intensivos, frutos secos o ejercicios espirituales. Son también muy numerosas las locuciones preposicionales (§ 12.9d), adverbiales (§ 30.16h) y adjetivas (§ 13.18c) que incluyen un sustantivo plural. A ese extenso paradigma pertenecen las siguientes:

a borbotones, a carcajadas, a dos velas, a duras penas, a gatas, a grandes rasgos, a hurtadillas, a lomos de, a marchas forzadas, a medias, a regañadientes, a tiros, a todas luces, con cajas destempladas, con miras a, con pelos y señales, de uvas a peras, en aprietos, en apuros, en ascuas, en ayunas, en cuclillas, en cueros, en las nubes, en mantillas, en resumidas cuentas, por las dudas, por si las moscas, sin ambages.

Es igualmente amplio el número de locuciones verbales (§ 34.11d) que se ajustan a esta pauta. Las siguientes constituyen tan solo una pequeña selección de ellas:

aguantar carros y carretas, ajustar las cuentas, andar con paños calientes, andarse con rodeos, andarse o irse por las ramas, apretar las clavijas, atar cabos, caerse los anillos, calentar los cascos, cantar las alabanzas, cerrar filas, colgar los hábitos, cubrirse las espaldas, dar sopas con honda, dar calabazas, dar largas, dar palos de ciego, dar señales de vida, darse cabezazos, echar a suertes, echar chispas, echar los perros, estar a las duras y a las maduras, guardar las apariencias, guardar las distancias, guardar las formas, hablar por los codos, hacer ascos, hacer buenas migas, hacer de tripas corazón, hacer las paces, hacer manitas, hacer novillos, hacer ojitos, hacer pucheros, ir de compras, lavarse las manos, llevar o tener o traer trazas, montar o poner cachos, no estar en sus cabales, no tener dos dedos de frente, pasar apuros, perder los estribos, perder los papeles, poner por las nubes, ponerse las botas, rasgarse las vestiduras, recoger velas, reír las gracias, sacar de sus casillas, sacar las castañas del fuego, sacar los trapos o los trapitos al sol, templar gaitas, tener muchas tablas, tener riñones, tomar cartas en el asunto, tomar o adoptar represalias, ver las estrellas, volver a las andadas.

3.8j Se registran en algunos de estos casos alternancias de número, como en a {pie ~ pies} juntillas. En el español de muchos países americanos es frecuente el plural en poner las manos en el fuego (por alguien), unas veces en alternancia con el singular (la mano), que es la variante mayoritaria en el español europeo, y otras como única opción. Se ejemplifican a continuación estos pares:

Zapata le cree a pie juntillas (Krauze, Poder); Yo creía la leyenda a pies juntillas, aunque no veía con malos ojos que don Federico me fabricase un sucedáneo (Ruiz Zafón, Sombra); Sí, pero también pondría las manos en el fuego por esa muchacha; no se la imaginaba capaz de un perjurio (Chavarría, Rojo); Yo pondría la mano en el fuego por ella (Egido, Corazón).

3.8k Un buen número de sustantivos que poseen plurales inherentes tienden a agruparse en clases semánticas. Los que se mencionan a continuación no rechazan el singular en alguna de sus interpretaciones, pero se utilizan más comúnmente en plural. Como en otros capítulos de morfología, no es posible precisar aquí la distribución geográfica de cada uno de estos nombres:

1. Alimentos: callos, comestibles, espaguetis, gachas, migas, mollejas, morros, natillas, ñoquis, provisiones, variantes (en el sentido de ‘frutos encurtidos en vinagre’, como explica el DRAE), vituallas, víveres, etc.

2. Cantidades de dinero: dietas (en la interpretación de ‘retribución’, aunque también se conoce el singular media dieta), emolumentos, finanzas, fondos, haberes, honorarios, gajes (poco usado ya en el sentido de ‘emolumentos’), medios, posibles, viáticos.

3. Lugares, casi siempre alejados: afueras, aledaños, alrededores, ambages (ya desusado con el valor de ‘camino intrincado’), andurriales, estribaciones, exteriores, extramuros, proximidades.

4. Acciones preparatorias o previas a alguna otra: preparativos, preliminares, prolegómenos.

5. Formas de actuar, en especial manifestaciones de afecto o cortesía: ánimos, arrumacos, cariños, maneras, mañas, modales, parabienes, recuerdos, respetos.

6. Designaciones del matrimonio: bodas, desposorios, esponsales, nupcias.

7. Ciertos rezos: completas, laudes, maitines, vísperas.

8. Restos, fragmentos o cosas menudas: añicos, escombros, migas, pormenores, residuos, restos, trizas.

9. Ciertas partes de algún organismo: entrañas, fauces, intestinos, sesos, tripas.

10. Objetos inespecíficos: aperos, archiperres, bártulos, cachivaches, enseres, trastos, útiles.

3.8l Cabe añadir los nombres de algunas fiestas, como los Sanfermines (fiestas de san Fermín en Pamplona, España), Sanmateos o Sanmigueles; las Águedas (festividad de santa Águeda, en la que las mujeres toman el mando), etc. Alternan el singular y el plural los términos que designan ciertas salutaciones y otras formas de cortesía: buenos días ~ buen día; feliz Navidad ~ felices Navidades. Predominan, en cambio, las que se usan casi exclusivamente en plural: buenas tardes; buenas noches (también buenas, con elipsis, en el uso coloquial: § 32.6c); felicidades; felicitaciones; felices Pascuas (pero feliz Pascua en Chile); gracias; saludos. Se emplean con mucha frecuencia en plural los sustantivos ciencias y letras en expresiones como estudiar ciencias, ser de letras, facultad de ciencias, hombre de letras, etc., como en Asegura que no es frecuente el hombre de letras interesado por la música (Melo, Notas). Algunos nombres del grupo 5 del apartado anterior se usan también en actos verbales, sea con determinante o sin él: recuerdos, mis parabienes, mis respetos, etc. Se ilustran a continuación algunos de estos usos:

Buenos días, señor Eduardo (Quesada, Banana); Buen día, señor, ¿puedo ayudarle en algo? —preguntó con impensada coquetería (Bain, Dolor); Hola, Damián. Feliz Navidad y próspero año nuevo (Gala, Invitados); Aunque algunos se pregunten los motivos de esta perorata, a varias entidades culturales del país les puede resultar útil la reflexión. Felices Navidades (ABC Cultural 20/12/1996); Un abrazo y recuerdos a Chon (Merino, Andrés Choz); ¡Chau, Danielito! Saludos a tu mujer (Daneri, Matar).

3.8m La diferencia entre el singular y el plural que se ha denominado estilística o enfática afecta a un buen número de sustantivos. Se trata de un grupo particular de los plurales inherentes que se caracteriza por que los sustantivos mencionados poseen plurales no informativos (dejando de lado el efecto estilístico al que se alude) en algunas de sus acepciones. Pertenecen a este extenso paradigma aguas, asaduras, babas, barbas, bigotes, bodas, calostros, cielos, despojos, espaldas, funerales, greñas, infiernos, nieves, olimpiadas, pelos, sombras, sopas, entre otros. Se analizan sus características en los apartados siguientes.

3.8n Entre los sustantivos que presentan plurales estilísticos, unos son contables (funeral, duda) y otros no contables (agua, gana), pero todos se asimilan a los plurales inherentes en las acepciones aquí tratadas. Varios sustantivos de este grupo admiten el singular en alguna de sus acepciones, de modo que la interpretación del plural que se ha denominado estilística o enfática queda restringida a ciertos contextos sintácticos. En efecto, el que pregunta ¿Usted no tiene sus dudas sobre esa historia, profesor? (Reyes, C., Carnaval) no está rechazando la posibilidad de que sea una sola la duda que su interlocutor alberga. La interpretación de plural inherente se mantiene en algunas dudas o en pocas dudas, pero no está presente en varias dudas o en cuatro dudas (recuérdese el § 3.8g). Como se ve, se descartan del grupo de los plurales estilísticos las acepciones de los sustantivos en las que designan entidades numerables o computables, lo que imposibilita que se asimilen a los plurales inherentes. De manera similar, el sustantivo barbas no constituye un plural estilístico en todas las barbas que tenemos en nuestra tienda de disfraces, pero sí pertenece a ese grupo en Me abracé a Fernando y hundí la cara en sus barbas (Díaz Martínez, Piel). Existen otros muchos pares similares.

3.8ñ Es difícil determinar en qué consiste exactamente el efecto estilístico que se asocia con estos plurales. Se han llamado enfáticos porque parece que es énfasis o intensidad el matiz que aportan en no pocos casos cuando se eligen en lugar de los singulares respectivos. Este parece ser, en efecto, el resultado que se obtendría al sustituir gana por ganas en El detalle es que no tengo, si quiere que le diga, ninguna gana de renunciar a mi pasado (Edwards, Anfitrión). Las diferencias son otras veces de registro lingüístico, más formal o literario en las aguas del río que en el agua del río, o en los funerales que en el funeral (si se habla, como se ha explicado, de un solo acto):

Mis tíos no obtuvieron el permiso para asistir al funeral (Celorio, Contraconquista); Obtuvo un permiso —primero de unas horas, después de varios días— para asistir a los funerales por la muerte de su madre (Vanguardia [Esp.] 2/1/1995).

Muchos plurales estilísticos están restringidos a otros contextos sintácticos, muy frecuentemente locuciones: recoger los despojos (de alguien o de algo); hacer ascos (a algo); hacer las paces (con alguien); tomar las aguas; dar sopas con honda (a alguien); subirse a las barbas (de alguien), etc. En otras, esos sustantivos aparecen, en cambio, en singular, como al agua, patos; caerse la baba (a alguien); con toda la barba; estar hasta en la sopa; llevar el apunte (a alguien) ‘hacerle caso’. También existe variación en algunos contextos idiomáticos, ya que alternan hacer (algo) {a la espalda ~ a espaldas} (de alguien) o subir {al cielo ~ a los cielos}:

Pueden subir al cielo, bajar a las cavernas del infierno, recorrer largas distancias en segundos (Vargas, Pasado); Finalmente, y muchos años después, por requerimiento tenaz del dueño de Planeta publiqué ‘Una golfa subió a los cielos’ (Romero, E., Tragicomedia).

3.8o El sustantivo comienzo alterna su número con una leve diferencia estilística. Cuando designa períodos temporales puede aparecer tanto en singular como en plural. Así, se puede decir tanto a comienzo del siglo xix como a comienzos del siglo xix (aunque es más frecuente la segunda opción), pero únicamente en el comienzo de la página (no en los comienzos de la página). También alternan final y finales (a final de año ~ a finales de año), pero solo al final de la película (no a los finales de la película). Poseen sentido temporal exclusivo los sustantivos albores y postrimerías. En el área rioplatense se utiliza añares, sobre todo en la construcción Hace añares, para ponderar el paso del tiempo:

Ese soldado, identificado como Luis Salvador Torres Loásiga, huyó a Costa Rica a comienzo de este mes (Américas 25/7/1997); La burguesía nacional surge con algún ímpetu económico hasta a comienzos de la década de 1950 (Ramírez, Alba); No muy lejos, en el comienzo de la calle Sor Eulàlia d’Anzizu, duermen unos jardines acabados de retocar (Vanguardia [Esp.] 21/5/1994); Andar por las calles de una ciudad era algo que no se permitía desde hacía añares; salvo aquella única tarde en Plaza de Mayo (Chavarría, Rojo).

3.8p En muchos casos, las connotaciones afectivas particulares han de describirse por separado. Así, el sustantivo pretensión en singular no sugiere necesariamente ambición ilegítima, frente al plural pretensiones. El plural historias puede llevar aparejadas connotaciones próximas a las de chisme o enredo. Muchas de las acepciones específicas que poseen estos sustantivos usados en plural no se deducen de forma sistemática del significado de los singulares correspondientes, aunque se vinculen semánticamente con ellos. El singular del sustantivo no contable (§ 12.1f) relación en tener relación con alguien sugiere tan solo ‘conexión’ o ‘correspondencia’, mientras que el plural en tener relaciones con alguien parece apuntar preferentemente hacia relaciones afectivas, sexuales o diplomáticas. De manera análoga, el plural nociones alude (al igual que elementos) a conocimientos básicos o elementales, mientras que el singular noción no connota en todos los casos elementalidad. El plural perspectivas sugiere el significado de ‘contingencia prevista’, concepto que no está presente de forma necesaria en el singular perspectiva:

Algunas obras se llevan a cabo, particularmente dos de trascendental importancia que redimen el nombre del dictador ante la historia (Salvador Lara, Historia); Vamos a ir de frente, sin historias (Silva, L., Alquimista); En El Salvador, estos sencillamente no existen, no obstante que sirven para dar una connotación determinante en la relación del candidato con sus votantes (Ulloa, Dinero); […] una dama neoyorquina, rica, guapa y bondadosa, cuyo marido mantiene relaciones con una encargada de perfumería (Alborch, Malas).

3.8q De igual manera, se distinguen celos (‘sospecha, inquietud’) y celo (‘cuidado, esmero’); seso (‘madurez, juicio’) y sesos (‘masa de tejido cerebral’):

A pesar de su celo, “las mamás bubíes” no pueden proteger a sus hijos de los buscadores de huevos (Listín Diario 1/7/2002); Contó de los continuos combates motivados por los celos de la pareja (Quesada, Banana); Alguna extraña locura le ha sorbido el seso (Medina, D., Cosas); Se ensañan mostrando cadáveres escarnecidos, manchas de sangre o sesos (Lázaro Carreter, Nuevo dardo).

Menos clara es la oposición entre deber (‘obligación’) y deberes (‘tarea escolar’), ya que el primero se usa también con el sentido del segundo en algunos países (Todavía no terminé el deber), y el segundo con el significado del primero (los deberes ciudadanos). Muchos sustantivos que pertenecen en la actualidad al grupo de los plurales inherentes han adquirido progresivamente este significado y pierden en parte la posibilidad de usarse para designar cosas individuales. Así, el sustantivo melindres adquirió su significado actual a partir de la interpretación en la que designaba un dulce de mazapán. Con el sustantivo ínfula se hacía referencia a un adorno de lana en forma de estola. De este sentido se pasó al actual en el que denota —usado solo en plural— acciones o ademanes presuntuosos o pretenciosos. Cabe decir algo similar sobre el sustantivo martingalas, que pertenece al grupo de los que se examinan en los apartados siguientes.

3.8r Constituyen otro grupo de sustantivos que poseen plural no informativo los llamados nombres de objetos dobles. Se trata de sustantivos que designan cosas que se presentan duplicadas o constituidas por dos partes iguales, casi siempre formando un solo objeto múltiple. Pertenecen a esta clase de sustantivos los siguientes, entre otros:

alforjas, alicates, andaderas, andas, anteojos, bigotes, bombachas, bombachos, bragas, bridas, calzoncillos, calzones, esposas, gafas, grillos, lentes, leotardos, martingalas (en el sentido de ‘calzas’), mostachos, narices, pantalones, pantimedias, pantis, pinzas, pololos, prismáticos, riendas, tejanos, tenazas, tijeras, tirantes, vaqueros.

En muy pocos sustantivos son tres los elementos constitutivos de esos objetos múltiples (trébedes), pero son más si se alude a cierto número indeterminado de ellos (murallas, escaleras). De hecho, algunos autores han señalado que son escasas las diferencias semánticas que existen entre los sustantivos de este grupo y algunos de los que se mencionaron en la clasificación del § 3.8k (por ejemplo, el grupo 9). Varios de los sustantivos que designan entidades múltiples han pasado a emplearse casi exclusivamente en plural, ya que el singular se asocia hoy con un significado diferente:

anteojo (‘instrumento óptico en forma de tubo’) ~ anteojos (‘anteojo binocular’, lentes, ‘gafas’); esposa (‘mujer casada, respecto de su marido’) ~ esposas (‘pareja de manillas con que se aprisionan las muñecas’); grillo (‘insecto ortóptero’) ~ grillos (‘conjunto de dos grilletes para aprisionar los pies’); prismático (adjetivo, ‘referente al prisma’) ~ prismáticos (‘anteojos que contienen prismas’).

Otros muchos, en cambio, alternan el singular y el plural para designar un solo objeto: alicate ~ alicates; braga ~ bragas; pantalón ~ pantalones; tijera ~ tijeras; bigote ~ bigotes; calzón ~ calzones; pinza ~ pinzas, etc.

3.8s Como se ha explicado, los sustantivos que pertenecen a este paradigma admiten dos interpretaciones, ya que el grupo nominal en el que se insertan puede designar un objeto o bien varios. Los contextos sintácticos que admiten la interpretación de estos sustantivos como plurales no informativos son similares, aunque no exactamente idénticos, a los que se mencionaron en los apartados precedentes. Se pueden utilizar expresiones como mis pantalones, estas tijeras o los alicates que están sobre la mesa para designar un solo objeto en cada caso, pero también un número indeterminado de ellos. Como en los sustantivos analizados en los apartados precedentes, la interpretación no informativa del plural se obtiene solo en ciertos contextos, especialmente los idiomáticos o semiidiomáticos. Alguien puede, en efecto, “sangrar por la nariz” o ser sometido a una intervención quirúrgica “en la nariz”. Por su connotación expresiva, no se usaría el plural narices en tales contextos, pero esta es la única opción en muchas locuciones: tocarse las narices, estar de algo hasta las narices, dar a alguien con la puerta en las narices, entre otras:

Tiene narices que después de veinte años de amistad con Sebas, yo no haya pasado en esa casa prácticamente del saloncito (Hidalgo, Azucena); En seguida retrocedió unos pasos en el umbral y nos dio con la puerta en las narices (Collyer, Pájaros); Metió la mano y con saltitos divertidos, puso ante mis narices una redecilla marchamada conteniendo media docena de diminutos pero olorosos bananos (Cifuentes, Esmeralda).

3.8t La interpretación no informativa del plural (es decir, el uso de tijeras para designar un solo objeto) desaparece cuando los sustantivos van acompañados de un cuantificador. Hay, pues, ambigüedad en la expresión tus pantalones, pero no la hay en todos tus pantalones, ni tampoco en cada uno de tus pantalones, varios pantalones o muchos pantalones. En todos estos casos se entiende que se habla de más de un objeto. También se pierde la ambigüedad, en favor de la interpretación múltiple, en los complementos de los verbos que seleccionan grupos o conjuntos, como reunir, juntar, coleccionar, etc. (§ 12.4s). Así pues, los dos sentidos que puede recibir la oración He comprado estos pantalones (un par de pantalones o bien varios pares) desaparece en Los pantalones que están amontonados en el mostrador (varios pares de pantalones). Lo mismo sucede, finalmente, con los adjetivos que se predican de los sustantivos que designan cosas interrelacionadas, como similar, diferente, sinónimo, análogo, perpendicular, etc. Así pues, la ambigüedad a que se alude se percibe en la oración Estas pinzas son de acero (una pinza o bien varias), pero no se presenta en Estas pinzas son parecidas entre sí.

3.8u Los sustantivos mencionados en los apartados anteriores se diferencian de los que constituyen duales léxicos, en el sentido de plurales que designan objetos que se agrupan en pares formados por piezas, unidades o partes independientes: amígdalas, calcetines, guantes, hombros, medias, orejas, pendientes, piernas, rodillas, zapatos, etc. En su mayor parte, estos sustantivos se refieren a partes del cuerpo que forman pares, pero también objetos, igualmente pareados, que lo cubren o lo adornan. El plural de estos sustantivos es siempre informativo, a diferencia de lo que sucede con los que se han examinado en los apartados precedentes. La referencia a cada uno de sus componentes se puede hacer en singular, que se opone al plural correspondiente: He perdido un guante ~ He perdido los guantes. No obstante, el plural puede referirse tanto a los dos componentes del par como a varios pares considerados de forma individual, como en Tus medias están sobre la cama o en el mueble donde guardo los zapatos. A pesar de ello, la conciencia de dualidad está presente en muchos de estos casos, como en Me gustan tus pendientes (‘el par de pendientes que llevas’), en buena medida porque a menudo participan conjuntamente en las mismas acciones: No podía mover las piernas, estaba como adormecido (Diario 7/11/2003).

3.8v Se utilizan solo en plural los sustantivos adentros y afueras, procedentes de sendos adverbios: Yo pensé para mis adentros cuántos y cuán dolorosos palos de ciego no se habrían dado hasta localizar a los cuatro malhechores (Mendoza, Verdad). Forman también sustantivos que se suelen emplear solo en plural los adjetivos árido, cítrico, genital o universal, entre otros: los áridos, los cítricos, los genitales, los universales:

Hoy estará prohibida la utilización de todo tipo de chimeneas en la capital, además de las demoliciones y el traslado y extracción de áridos (Época [Chile] 28/7/1997); Mientras que el realista supone que las leyes de la naturaleza existen en realidad, el nominalista impugna la opinión de que los universales existan en absoluto (Bello Díaz, Epistemología); Fue baleado en el pecho, la boca, la mano derecha y los genitales (Alonso, F., Imperio).

Lo mismo cabe decir de ciertos numerales ordinales (§ 21.6t). En el mundo del deporte se emplean, siempre en plural, las expresiones cuartos de final, octavos de final, dieciseisavos de final y otras similares que designan fases o eliminatorias de algún torneo. Sobre otros aspectos de la sustantivación de los adjetivos, véanse los § 13.7a, b.

3.8w No es tampoco informativo el plural mayestático16.2n). Se trata del plural que muestran los pronombres personales y la flexión verbal cuando se refieren a un solo individuo, como cuando el Papa expresa en plural sus propias afirmaciones (A Nos ha llegado la inquietud de…), o cuando alguien se dirige al Rey (Os recibimos…) o a otras altas autoridades usando formas en plural. Se estudian estas construcciones en los § 16.2n y 16.7d. Tampoco es informativo el llamado plural de modestia. Este uso se caracteriza por que el hablante emplea la forma nosotros para atenuar lo categórico de juicios o apreciaciones expresadas en primera persona. Se analiza en el § 16.2ñ.

Información adicional

En relación con este capítulo, las siguientes entradas del Glosario de términos gramaticales podrían ser de su interés:
ambigüedad, dual léxico, invariable, pluralia tantum, singularia tantum

 

Nueva gramática de la lengua española
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