Sintaxis

28 El verbo (VI). Las perífrasis verbales

28.11 Perífrasis de infinitivo (VI). Perífrasis de fase y perífrasis escalares. Perífrasis de interrupción y término

28.11a Las perífrasis «dejar de + infinitivo», «cesar de + infinitivo» y «parar de + infinitivo» expresan la interrupción de un estado de cosas, mientras que «terminar de + infinitivo» y «acabar de + infinitivo» denotan su finalización. Recuérdese que el uso de «acabar de + infinitivo» como perífrasis de anterioridad reciente (como Se acaba de marchar) se estudió en los § 28.9h y ss. La perífrasis «dejar de + infinitivo» posee dos sentidos:

1. Interpretación de cese

2. Interpretación de lítote

En el primero de ellos se expresa, en efecto, que un determinado estado de cosas no se mantiene o queda en suspenso, lo que no equivale a decir que se termina. Es muy marcada, en consecuencia, la diferencia de significados que se obtiene en Le ordenaron que {dejara ~ terminara} de pintar la casa. En el primer caso falta información sobre si se reanuda la actividad que se detiene, mientras que en el segundo se expresa que esta llega a su fin.

28.11b Así pues, el cese de una situación no implica su finalización, sino su abandono. En la oración Dejé de leer el diario se expresa que se abandonó su lectura (no, en cambio, que esta se concluyó), tanto si se aplica a un momento particular como si se habla de cierto hábito. En sí misma, la perífrasis no contiene información sobre si la situación en curso que deja de existir será o no reanudada en el futuro: La luz dejó de parpadear; Dejaron de verse; La muchacha dejó de crecer, etc. He aquí otros ejemplos del sentido 1:

Por un instante dejé de ver la balsa, pero procuré no perder la dirección (García Márquez, Náufrago); Se retorcía como gusano cuando lo estaban subiendo a la ambulancia… y no dejaba de gritar… ¡Desgraaaciaaadooos! (López, W., Vine); Había dejado de nevar (Díez, Fantasmas); Como me entere yo que le falta alguna cosa y que no viene a hablar conmigo en los días próximos dejaremos de ser amigos (García-Badell, Funeral); He dejado de interesarme por mis sueños (Umbral, Mortal).

La perífrasis admite la anteposición de pronombres átonos: Nunca te dejé de querer. Acepta, además, sujetos pacientes, como en Sus novelas dejaron de ser criticadas, así como otros que no están asociados con comportamientos intencionales: La cómoda dejó de ser útil.

28.11c En la interpretación 2, «dejar de + infinitivo» no es una perífrasis de fase. Este sentido se obtiene con predicados puntuales o delimitados y en oraciones negativas. Así, en El día que cierren la casa, no dejen de avisarme (Fernández Santos, Extramuros), no se denota el cese de ningún estado de cosas, sino que se pide a alguien que no omita la realización de cierta acción. Una paráfrasis posible de No dejen de avisarme sería Avísenme sin falta (es decir, ‘puntual u oportunamente’).

28.11d Los predicados que pueden ser interpretados alternativamente como actividades (en el sentido de acciones continuadas sin límite natural, § 23.3a), o bien como acciones puntuales, pueden dar lugar a situaciones de ambigüedad entre la interpretación 1 y la 2. Es lo que sucede, por ejemplo, con el predicado mirar por la ventana. La oración imperativa que aparece en No dejes de mirar por la ventana (Bolaño, Amberes) podría usarse para pedir a alguien que permanezca en esa situación (interpretación de cese: perífrasis de fase), pero también para sugerirle que no omita el hacerlo en algún momento (interpretación de lítote). El contexto suele determinar cuál es la opción correcta en casi todos los casos de ambigüedad, pero a veces el entorno sintáctico más inmediato no resulta suficiente para decidir entre ambas, si existe justificación gramatical independiente para las dos. Así, en el siguiente texto podría interpretarse el segmento subrayado en el sentido de ‘continuaba inquietándolo’, pero también en el de ‘lo inquietaba’:

En el camino, las palabras de la ciega volvían a cada instante para transmitirle la oculta certeza de que saldría bien del paso, pero, al mismo tiempo, la promesa de comunicarle algo que iba a interesarle muy especialmente no dejaba de inquietarlo (Mutis, Maqroll).

28.11e El efecto de lítote provocado por la negación en «dejar de + infinitivo» no suele extenderse a otras palabras negativas en esta misma perífrasis, lo que explica el contraste entre Eso no dejaba de molestarme, ambiguo entre las dos interpretaciones descritas, y Nadie dejaba de molestarme, donde solo permanece la interpretación perifrástica de fase (lectura 1). Se registran, sin embargo, algunas excepciones, como en Ninguno de los presentes dejó de expresar su desaprobación. La interpretación de lítote proporciona un sentido cercano al que se obtiene con los verbos que en la semántica moderna se llaman implicativos negativos. Se trata de verbos como omitir, abstenerse, privarse y otros similares, que expresan el hecho de que no se lleva a cabo alguna acción. Cuando esos predicados se niegan (No se privó de viajar a las islas Bermudas), se obtiene la interpretación contraria, es decir, la que se refiere a la realización efectiva de la acción que se menciona.

28.11f La interpretación de lítote expresa una afirmación atenuada en oraciones como Este hecho no deja de ser curioso (aproximadamente, ‘Lo es en cierto modo o desde determinado punto de vista’) o en La cosa no deja de tener su gracia. Obsérvese que en estos casos tampoco se interrumpe el curso de un evento o un estado de cosas. Una oración imperativa opuesta en su significado a No vayas o No se te ocurra ir es No dejes de ir. He aquí otros ejemplos de esta misma interpretación:

¡Mal empleado dinero!… y otras frases por el mismo estilo, que no dejaban de hacer su efecto (Galdós, Episodios); No dejó de sentir un alivio al pensar que el sueño había desaparecido (Mallea, Bahía); —Está bien. Volviendo al tema del francés, el caso es que no dejas de tener razón (Grandes, Malena).

Así pues, con No dejas de tener razón se expresa de forma atenuada el significado que corresponde a Tienes razón.

28.11g La perífrasis «cesar de + infinitivo» se caracteriza por pertenecer a un registro más literario:

Poco antes del mediodía cesó de llover (Sepúlveda, L., Viejo); No ha cesado de seguir conversando con esos capitanes que se emborrachan al llegar a un puerto (Fernández Spencer, Pueblo); No cesa de hablar y se enoja porque no le entendemos (María, Fábrica); Marta resulta que ahora gime en sueños, no cesa de moverse y, de cuando en cuando, ronca (Reina, Reflejos); A este vecino le pareció que no era lógico que no cesase de oírse la ducha durante cinco horas seguidas (Sánchez, C., Palacio); Desde hacía tres lustros no cesaba de multiplicar sus bienes (Ferrero, Opium).

Admite, al igual que la variante con dejar, predicados que denotan fenómenos atmosféricos: No ha cesado de hacer frío. Es rara esta perífrasis en la interpretación de lítote, a diferencia de «dejar de + infinitivo». Si alguien dijera No cesen de avisarme, no estaría pidiendo que se realizara puntualmente esa acción en el momento oportuno, sino más bien que se llevara a cabo de forma ininterrumpida. Así pues, el uso de «cesar de + infinitivo» en oraciones negativas expresa la continuidad de una situación en curso. Se obtiene ese mismo sentido con expresiones adverbiales y sin negación, lo que da lugar a alternancias como Desde esta mañana no ha cesado de llover ~ Desde esta mañana ha llovido {continuamente ~ sin parar ~ todo el tiempo}.

28.11h La perífrasis «parar de + infinitivo» es también de fase, y denota el cese de una situación en curso. No posee, en cambio, la interpretación de lítote, en lo que coincide con «cesar de + infinitivo». «Parar de + infinitivo» se caracteriza por exigir sujetos que se suelen interpretar como agentes (No paras de hablar) o al menos como experimentadores de algún cambio: ¡Si te moja la lluvia de este tiempo, el pelo no parará de crecerte! (Berlanga, Gaznápira). Aun así, son raros en esta pauta los procesos de naturaleza psíquica o afectiva (*La vecina no para de gustarle; *No paro de sorprenderme). Probablemente como resto semántico del significado original de parar como verbo de movimiento (‘detenerse, cesar en su movimiento’), «parar de + infinitivo» rechaza los sujetos pasivos (*Paró de ser aceptado) y los de los verbos de estado (*Paró de ser útil; *He parado de comprender lo que sucede). Se exceptúan aquellos que forman grupos verbales en los que se expresan en realidad actividades, como en Desde que ha entrado en la Brigada no paras de tener servicios nocturnos (Madrid, J., Flores). La perífrasis «parar de + infinitivo» se usa más frecuentemente en las oraciones negativas que en las afirmativas y se caracteriza además por admitir la anteposición de pronombres átonos: La cabeza no le para de dar vueltas (Impulsos 9/2001). Admite asimismo verbos impersonales: No para de llover; A ver si para de hacer frío.

28.11i La perífrasis «acabar de + infinitivo» puede expresar anterioridad, como se explicó en el § 28.9h: Jaime acaba de salir (‘Jaime salió hace poco’). Este sentido es distinto del que recibe como perífrasis de fase (Acabó de estudiar y salió a la calle). Con este segundo valor, a diferencia del primero, se expresa la finalización de una acción o un proceso, significado que es compartido por «terminar de + infinitivo»:

El médico acabó de almorzar y se fue en el tren de regreso (García Márquez, Vivir); Cuando acabaron de cenar, hablaron largo rato sobre los nuevos proyectos (Ferrero, Bélver); Apenas terminó de pronunciar la frase, su cabeza cayó, vencida, sobre el pecho (Martínez Salguero, Combate); Las escaras que dejó ese rebullicio terminaron de secarse y se desprendieron (Hoy [Ec.] 5/2/1997).

Ello no obsta para que en el lenguaje de la lírica se puedan obtener efectos estilísticos cuando la perífrasis se construye con predicados que se caracterizan por su naturaleza no delimitada: Acabaron de llorar, acabaron / de esperar, acabaron / de sufrir, acabaron de vivir, / acabaron, en fin, de ser mortales (Vallejo, España). Los conceptos de ‘cese’ y de ‘término’ están relacionados, pero son diferentes. Las situaciones que cesan han de poder prolongarse a lo largo de un intervalo temporal, tanto si en sí mismas contienen límite (dejar de leer un libro) como si no es así (dejar de vivir en una ciudad). Las que terminan exigen, por el contrario, dicho límite como parte de su significación. Esta diferencia explica contrastes como {Dejé ~ *Terminé} de esperarte o Esta revista ha {dejado ~ *terminado} de estar subvencionada. Se analizan otros aspectos de esta diferencia en el § 23.3k.

28.11j La negación de «acabar de + infinitivo» admite tres interpretaciones:

1. Interpretación de negación externa

2. Interpretación de fase

3. Interpretación de negación atenuada

En la lectura 1 se niega el significado que corresponde a la perífrasis de anterioridad reciente (§ 28.9i). Así, en la oración Mi despertador no acaba de sonar hace un momento, se rechaza que sea verdad que cierto suceso haya ocurrido recientemente. En la interpretación 2 se niega que se haya alcanzado el final de un proceso, como en No acabé de comerme los macarrones. En la lectura 3 se expresa una negación atenuada paralela a la afirmación atenuada que se describió en el § 28.11f. Así, el que dice No acabo de entenderlo o No acabo de decidirme no expresa exactamente que el proceso de comprensión o el de decisión estén en su curso o en algún punto medio de su desarrollo, sino que introduce más bien variantes matizadas de las afirmaciones No lo entiendo o No me decido. Se extienden esas interpretaciones a estos otros ejemplos:

Lo que yo no acabo de ver claro —dijo Paulina— es la vida que se traen (Sánchez Ferlosio, Jarama); Veronés no se adapta, no acaba de entender este país (Rubio, Sal); El milagro, como sabemos, […] no acabó de producirse (Trías, Encuentro); Y las manos huesudas de la monja, vendando y desvendando su cráneo, no acababan de concederle el reposo reparador, absoluto, que necesitaba (Colinas, Año).

En los siguientes ejemplos se muestra esta misma interpretación con «terminar de + infinitivo»:

No tenía ni la menor idea de lo que ahora podía ocurrirle. Igual era que una fórmula no terminaba de cuadrar en su cabeza (García Sánchez, Historia); Ya ve usted, no acabo de estar tranquila porque se ha metido en unos ambientes que no me terminan de gustar (Ortiz, L., Luz).

28.11k Las interpretaciones 2 y 3 de «acabar de + infinitivo» en oraciones negativas pueden resultar compatibles, especialmente si el infinitivo designa un evento puntual. Así, en el ejemplo de Colinas citado en el apartado precedente no resulta apropiado interpretar acababan de concederle como perífrasis de fase, puesto que no podría establecerse oposición con empezar a concederle. Se admite, en cambio, la perífrasis de fase cuando se describen actividades, como en […] los enamorados insaciables que no acababan de besarse nunca en las terrazas abiertas (García Márquez, Amor). Con los predicados que expresan procesos delimitados o télicos cabe la ambigüedad. Esta es incluso frecuente con los que admiten optativamente los adverbios del todo o por completo:

Aunque nuestro proyecto no acabara de cuajar, servía por lo menos para animar las cenas (Zarraluki, Historia); El día no acababa de despejarse (José, Buster Keaton); ¿Por qué mis libros no acaban de despegar en Alemania, cariño? (Lindo, Tinto); Un golpe de aleta y monstruosamente está de nuevo ahí con ojos bigotes aletas y del vientre a veces saliéndole y flotando una transparente cinta de excremento que no acaba de soltarse (Cortázar, Rayuela); Oralia abre y se asoma a ver qué pasa, aún no acaba de amanecer y varios bultos a los que no se les distingue la cara, ya deambulan por el patio (Hayen, Calle).

28.11l Se explicó en las páginas precedentes que «acabar por + infinitivo» (que alterna con «acabar + gerundio») no es una perífrasis de fase, sino una perífrasis escalar. El infinitivo con el que se construye no denota aquí una de las fases de una situación, sino más bien una situación que se interpreta al hilo de otras o se evalúa como culminación de ellas. También puede interpretarse por contraste con esos otros estadios, como en Se llevaban muy bien, pero acabaron por odiarse. Solo algunas veces se expresan en el discurso precedente las razones que desencadenan el resultado que la perífrasis introduce:

No te dejes obsesionar por la posibilidad de una conspiración, porque aunque no la haya, acabarás por inventarla (Fuentes, Silla); Paula anunció que aún no estaba lista para las cacerolas y en cambio pensaba estudiar psicología. El novio acabó por aceptarlo (Allende, Paula); Y es que lo que en realidad le apetecía era olvidarse de todo para regresar al viejo caserón familiar y a los caballos, aunque le constaba que semejante actitud acabaría por convertirse en la agónica espera de un escándalo (Vázquez-Figueroa, Ordalía).

Así pues, la perífrasis de fase que se construye con acabar (Acabó de leer la novela) se diferencia marcadamente de la perífrasis escalar o culminativa (Acabó por leer la novela) en que la primera hace referencia a la finalización de un evento, y la segunda a la culminación de una serie, por lo general implícita, de sucesos. Este tipo de oposición semántica guarda cierta relación con la que se establece entre los adverbios muy y casi40.9q). El primero cuantifica internamente una determinada propiedad (muy espectacular), mientras que el segundo la ordena externamente en relación con otras propiedades posibles, que se pueden mencionar o no, pero que se interpretan en una determinada escala (casi espectacular).

28.11m La perífrasis «tardar en + infinitivo», que se introdujo en los § 28.2d y 28.3f, puede interpretarse como perífrasis de fase, en el sentido de que el lapso denotado por el complemento temporal con el que se construye (dos años, meses, una hora, segundos, etc.) expresa un intervalo en el que no se da la situación de la que se habla. La perífrasis se admite con cualquier tipo de sujetos, pero se caracteriza por que se atribuye al hablante (no al referente del sujeto de la oración) la percepción de que ese intervalo es más largo de lo que sería de esperar o desear:

Tardó en conocerme lo menos quince días (Martín Gaite, Fragmentos); Cada una de estas reproducciones tarda en ser terminada entre 15 y 20 minutos (Tiempos 21/7/2000); Casi tres años tardé en recorrer las tres mil leguas (Labarca, Butamalón); Cuando le dije a Daniel dónde estaba, tardó en venir hora y media (Tiempo [Col.] 15/9/1996).

28.11n Cuando el grupo nominal de sentido temporal al que se ha hecho referencia no aparece expreso, se interpreta igualmente. Así, en Tardó en darse cuenta de la trampa se dice que alguien se dio cuenta de la existencia de cierta trampa (predicado télico), pero también que su percepción se produjo tras un intervalo mayor del que hubiera sido de desear. Cabe decir lo mismo de La lluvia tarda en llegar. Si la oración aparece negada, se expresa que ese período es breve, asimismo a juicio del que habla:

Se quedó como alelado con esta razón, y por un instante estuvo perplejo sin saber qué decir; mas su vena inagotable no tardó en sugerirle nuevas ideas (Galdós, Episodios); He pedido informes a una agencia. Con la fotocopia que sacamos de sus papeles, no tardaremos en saber quién es y lo que quiere (Gala, Petra).

28.11ñ Los complementos temporales que admite la perífrasis (Tardó una hora en llegar; El agua tardó dos segundos en salir) pueden interpretarse de varias formas en función de la naturaleza semántica de los argumentos del verbo principal y de la clase aspectual a la que este pertenezca. Puede suceder que la acción o el proceso expresados por el verbo principal no tengan lugar antes de que transcurra cierto período. Así, en la oración El libro tardará tres meses en publicarse se dice que no se producirá la publicación de la que se habla hasta que no haya transcurrido ese tiempo. Por el contrario, la oración El agua tardó una hora en salir (cuyo sujeto designa un nombre no contable) puede querer decir que el evento de salir se produjo al cabo de una hora, pero también que la salida del agua tuvo lugar a lo largo de ese período.

28.11o Con los llamados verbos de realización o de efectuación23.3f), el complemento temporal designa el tiempo empleado en la consecución de la acción o bien el proceso que se describe. Así, en el primero de los textos que siguen se habla de un proceso largo de curación, y en el segundo se mencionan ciertas tareas que se prolongarán a lo largo de varios meses:

Don Fermín tardó en curarse más de lo previsto (Caballero Bonald, Pájaros); Uno de los problemas más graves es la reconstrucción o reparación de los puentes destruidos, una tarea que tardará meses en llevarse a término (Vanguardia [Esp.] 12/10/1994).

La otra interpretación (es decir, la que alude a la demora en el inicio del proceso) prevalece, en cambio, en esos otros textos:

La ley de Autonomía Universitaria tardará en debatirse en el Congreso (País [Esp.] 1/3/1980); El robot se dirigirá hacia un conjunto de elevaciones y una depresión en el cráter Gusev, a las cuales tardará unas seis semanas en llegar (Voz Galicia 15/1/2004); Teniendo en cuenta la inercia del actual sistema energético, los cambios fundamentales tardarán en producirse (Fernández Ordóñez, España).

Nótese que en el primero de los tres últimos textos no se dice que cierto debate durará algún tiempo, sino que no comenzará antes de que transcurra cierto tiempo. El verbo debatirse se asimila en ese ejemplo a los de acción puntual (llamados de logro o de consecución en el § 23.3f), en lugar de a los llamados de efectuación o de realización.

28.11p Es también escalar la perífrasis «llegar a + infinitivo». Indica que la situación que el infinitivo expresa ocupa una posición elevada en alguna escala en la que se valoran implícitamente estados, acciones o sucesos. La perífrasis da a entender, asimismo, que dicha culminación sobrepasa las expectativas que el que habla asume de manera no expresa, como en Llegó a convencer a todo el mundo de su buena voluntad o en Los efectos llegaron a registrarse a varios kilómetros de distancia. La relación entre causa y consecuencia se establece a menudo con una construcción consecutiva (§ 45.14), como en estos ejemplos:

Vio en la cara del detective tal indiferencia que llegó a sentir asco por su profesión (Jiménez Emán, Tramas); Con tal calor lo tomó, y tal disposición natural tenía, que llegó a ser poco menos que un maestro (Clarín, Regenta); […] el laconismo epiléptico de sus diálogos, tan pintorescos que llegan a producir arrobos dignos del mejor Zen (Savater, Infancia).

28.11q Otras veces se mencionan las causas del estadio extremo que «llegar a + infinitivo» expresa, pero muy a menudo quedan veladas las fases anteriores que desembocan en él:

Nunca llegamos a saber cómo era su aspecto (Karlik, Nocturno); A veces he llegado a creer que nada necesitaba yo de los llamados seres humanos (García Morales, Sur); Si los llegas a ver te horrorizas; andan armados hasta los dientes (Ferré, Batalla); Un gánster colombiano me quería hacer creer que con la coca puedes llegar a notar el olor del Mississippi (Pozo, Noche); Doña Luz llegó a prohibir a los demás miembros de la familia cualquier intromisión en el proceso educativo de la criatura (Maqua, Invierno); Estaba sola la mayor parte del tiempo, nunca llegó a vivir con él como una pareja normal (Paz Soldán, Materia); La clandestinidad y la escasez ocasional de recursos económicos nunca llegaron a crear situaciones de incomodidad (Millás, Desorden).

En el § 47.8p se analiza la interpretación contrafactual de esta perífrasis en las prótasis condicionales, como en Te habría matado, si llega a enterarse.

28.11r Las construcciones de infinitivo con los verbos conseguir y lograr se suelen llamar implicativas porque entrañan la consecución del suceso o el estado al que hace referencia el infinitivo (es decir, Consiguió entrar implica ‘Entró’). Esta propiedad se extiende a las perífrasis «pasar a + infinitivo» y «llegar a + infinitivo», puesto que también en ellas se obtiene la implicación según la cual el acontecimiento expresado por el infinitivo se produce. Como en el caso de conseguir y lograr, su negación entraña igualmente que no se alcanza el estadio subsiguiente, como vemos en No llegó a huir; No pasaron a estudiar el segundo punto, o en estos otros ejemplos:

Tengo un sueño que no llego a ver, un sueño lleno de personas (Ocampo, Cornelia); Un hombre enfermizamente tímido me consulta porque no llega a concretar sus proyectos ni a terminar lo que comienza (Jodorowsky, Danza); Manuel parece confuso, con un resto de rencor que no llega a poseerlo (Souza, Mentira); A mí me da que pensar lo hablado sobre la causa de estos escarmientos de brujas, y no paso a creerlo (Miras, Brujas); Mi comandante: yo era feliz en mi alma mater, y no pase a creer que estoy usando malas palabras (Mojarro, Yo).

Cabe asignar también al grupo de las perífrasis escalares «alcanzar a + infinitivo» y «acertar a + infinitivo», ambas más frecuentes en contextos negativos:

No acertaba a identificar todos los personajes del turbio drama (Uslar Pietri, Visita); Carlos, en la oscuridad de la noche y del abismo, no acertaba a distinguir nada (Revilla, Guatemala); La mortecina luz de la calle te hablaba en una clave que él no alcanzaba a descifrar (Martínez Salguero, Combate); En materia económica no alcanzo a visualizar su programa (Nuevo Herald 15/3/1998).

 

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