Sintaxis

48 La negación

48.8 Términos de polaridad negativa (II). Adverbios. Otras expresiones

48.8a Como se recordó en el § 48.7a, tampoco es un término de polaridad negativa. Este adverbio relaciona dos proposiciones negativas, como en Si tú no vas, yo tampoco voy. Aun así, la primera puede quedar tácita o deducirse implícitamente del discurso previo. Al igual que también, incluso, solo y otros adverbios de foco (§ 40.5-9), el adverbio tampoco puede incidir directamente sobre grupos sintácticos de varias categorías, si bien lo hace especialmente sobre los verbales (Él tampoco habló con ella) y los nominales o pronominales (Tampoco ella habló con él). Esta última construcción se caracteriza por no estar sujeta a la alternancia negativa (§ 48.3). En efecto, junto a pares como No llamó tampoco ~ Tampoco llamó, la oración Tampoco Laura llamó no se corresponde con *[No llamó] [tampoco Laura], que sería la construcción esperable si se diera la alternancia negativa, sino con [No llamó tampoco] [Laura]. Esta restricción puede estar relacionada con la dificultad que parece existir para que algunos grupos nominales que contienen adverbios de foco ocupen posiciones posverbales. De hecho, si bien resulta natural la oración Leeré también este libro, es más frecuente segmentarla en la forma [Leeré también] [este libro] que en la forma —en principio, igualmente legítima— [Leeré] [también este libro].

48.8b Como otros adverbios de foco, tampoco puede interrumpir un grupo sintáctico ejerciendo su función cuantificativa sobre todo él. Interrumpe, por ejemplo, el grupo verbal subrayado en No hablé tampoco con Sofía, y también el grupo adjetival que se marca en No está muy contenta tampoco con su trabajo actual. Además de la posición medial, este adverbio puede ocupar la final de esos grupos sintácticos, con efectos interpretativos similares: No hablé con Sofía tampoco; No está muy contenta con su trabajo actual tampoco, además de la inicial, como ya se ha explicado: Tampoco hablé con Sofía. Véase también, en relación con estas cuestiones, el § 40.8k.

48.8c De manera bastante similar a lo que sucede en las construcciones de foco contrastivo, del segmento sobre el que incide tampoco se infiere qué otros elementos paralelos a él se niegan en el discurso previo, tanto si aparecen expresos como si se sobrentienden (§ 40.8a). Así, de Tampoco Juan compró las entradas en el teatro se deduce la existencia de una o varias personas que no compraron esas entradas en dicho lugar, ya que el adverbio incide directamente sobre el sustantivo subrayado. Cuando tampoco modifica a un grupo verbal, puede tomar como foco más de un segmento, sin excluir el propio sujeto. De este modo, la oración Juan tampoco compró las entradas del concierto en la taquilla del teatro puede implicar que la acción que se menciona es una más de las que Juan dejó de hacer, pero también podría significar que Juan es uno más de los que la omitieron. Se obtienen otras dos interpretaciones análogas si el foco del adverbio es un segmento contenido en el grupo verbal.

48.8d La alternancia tampoco ~ también es similar a la alternancia nadie ~ alguien, descrita en los § 48.4o y ss. El adverbio también se admite en entornos negativos (No cederé yo también) y en estos casos se diferencia de tampoco de forma parecida a como alguien se diferencia de nadie en esos mismos contextos. La oración No cederé yo también implica que otros han cedido en alguna cosa, de manera que el hablante se desvincula de ese grupo. El adverbio también queda, por consiguiente, fuera del ámbito de la negación. Por el contrario, la oración No cederé yo tampoco implica que el hablante se une a otros que no han cedido en aquello de lo que se habla, por lo que el adverbio se sitúa dentro del ámbito de la negación. Se obtienen diferencias semánticas similares en pares como ¿Por qué no vienes tú {también ~ tampoco}? y otros muchos análogos. Para la elipsis de grupo verbal en las oraciones formadas con tampoco (como en Yo tampoco Ø), véase el § 48.13b.

48.8e El valor de tampoco descrito en los apartados anteriores se llama a veces aditivo porque agrega cierta información negativa a alguna otra también negativa. Este adverbio posee otro significado, en virtud del cual no precisa un contexto negativo anterior. En estos casos, tampoco tiene valor adversativo, ya que se usa para cancelar o atenuar una afirmación precedente o algún supuesto que se desprende del discurso previo. Así, si alguien dice Alberto es sumamente estricto, su interlocutor podría responderle: Tampoco es tan estricto. Es infrecuente que este uso de tampoco esté sujeto a la alternancia negativa, por lo que es raro en posición posverbal (No es tan estricto tampoco). Se registran, no obstante, algunas excepciones: —Aguanta, pies de fuego, aguanta, tú no te aceleres, tiempo hay. —No es que sobre, tampoco, Samuel (Sánchez Ferlosio, Jarama). La oración Tampoco es tan estricto expresa que el grado en que Alberto es estricto no es tan elevado como se indica en la oración precedente. De manera análoga, en el siguiente ejemplo se presenta la vergüenza de la que se habla como conclusión natural del estado de cosas descrito en el texto inmediatamente anterior:

En mis tiempos fui socialista y hasta anarquista […] y aquí el amigo Pérez Moretti no me dejará mentir, porque juntos hemos pasado muchas cosas. Por otra parte, tampoco vaya a creer que nos avergonzamos (Sábato, Héroes).

Así pues, con la presencia de tampoco se sugiere que el interlocutor no ha de llegar a la conclusión a la que conduce el texto precedente. De forma semejante, en el siguiente fragmento de Delibes se sugiere al interlocutor que no establezca la conclusión natural a la que podría llegar a partir del aprecio que de él se hace en la primera parte del enunciado: Eres un amador aceptable pero tampoco nada del otro jueves (Delibes, Señora).

48.8f El punto de contacto entre el uso adversativo de tampoco y el meramente aditivo estriba en que ambos requieren un contexto previo para ser interpretados. En el uso aditivo se añade una negación paralela a la que introduce el discurso precedente; en el adversativo se rechaza cierta conclusión natural que podría inferirse de él. El uso adversativo de tampoco va acompañado a menudo de la fórmula que digamos, como en Eso de andar hablando por atrás tampoco es de muy hombre que digamos… (Delgado Aparaín, Balada). El demostrativo tanto, cuyo valor deíctico y anafórico se analiza en los § 17.1r, 17.10j y ss., es también característico de las oraciones en las que se usa tampoco con valor adversativo. Así, el enunciado Manuel ha cargado demasiado peso podría rechazarse con Tampoco ha cargado tanto peso, no con Tampoco ha cargado nada de peso.

48.8g En la lengua conversacional se emplea, por último, el adverbio tampoco para introducir enunciados en los que el hablante rechaza una acción o un comportamiento, en particular negando que existan razones para justificarlo: —Bueno, hija; si queréis me levanto, ya está. […] —Tampoco es para picarse, mujer. Ven acá, vuelve a sentarte como estabas, no seas chinche (Sánchez Ferlosio, Jarama). En este texto tampoco podría sustituirse por no. Sin embargo, aporta mayor énfasis que esa otra partícula y sugiere, además, que el interlocutor al que esas palabras se dirigen entiende que tales razones existen efectivamente.

48.8h El uso del adverbio tanto al que se hizo referencia en el § 48.8f está relacionado con el hecho de que los comparativos de igualdad se asimilen a los términos de polaridad negativa construidos sin segundo miembro de la comparación. La presencia del adverbio tan en Nunca hasta entonces se había empleado en tan infames proezas (Galdós, Episodios) está en función de la del adverbio nunca. La irregularidad de secuencias como El muchacho es tan listo, sin entonación suspensiva ni complemento comparativo, contrasta igualmente con la naturalidad de El muchacho no es tan listo. Ciertos predicados de carácter factivo pueden ocupar el lugar de la negación en estas oraciones, como se observa en el § 17.10r. Los adjetivos de sentido comparativo igual y semejante se comportan como los términos de polaridad negativa ante algún sustantivo en grupos nominales sin artículo, o bien en posición posnominal si el grupo es indefinido y tiene ámbito menor que la negación. Aun así, es frecuente que concurran con otros términos de polaridad negativa:

En mis largos años no he visto un caso igual (Galdós, Halma); Por Cencres no se había visto un abanico igual (Núñez Alonso, Lazo); No se prestaría a semejante payasada (Vargas Llosa, Cuadernos); Me resisto a hacerle a nadie semejante afrenta (García Márquez, General); ¿Cómo le vais a hacer un feo semejante a mi invitado? (Diosdado, Ochenta).

La locución ver cosa igual pertenece al nutrido grupo de modismos de polaridad negativa (§ 48.7v): Pelé no había visto cosa igual en su vida (Pombo, Metro).

48.8i El cuantificador comparativo más se analiza como operador aditivo en los § 45.4m y ss. Aunque admite tanto los cuantificadores indefinidos positivos (algo más ~ alguno más ~ uno más) como negativos (nada más ~ ninguno más), desempeña un papel especial con estos últimos. En estas expresiones, más indica que no se agrega ninguna unidad (cosa, persona o tiempo) a la denotación del indefinido:

Deduzco por el despacho de Savary que no lo ha comunicado a nadie más (Vallejo-Nágera, Yo); Vos la pondrás de rodillas, sin permitirle que se levante nunca más (Martínez, Vuelo); Esperaba no escuchar ningún rumor más (Paz Soldán, Materia).

48.8j Se explicó en el § 48.1f que el cuantificador más forma parte de la etimología de jamás. En la lengua actual, más en ya más se asimila a los términos de polaridad negativa, como muestra el que no pueda omitirse el adverbio no en No la veré ya más. En el registro coloquial de buena parte del español de América, pero sobre todo en el antillano, así como en el español hablado en las islas Canarias y en parte de Andalucía (España), el cuantificador aditivo más y el indefinido negativo aparecen en el orden inverso al manifestado en los ejemplos precedentes (por tanto, más nunca, más nadie, más nada):

Eso —le reprochó el hombre en un tono terrible— no lo repita usted más nunca (Montero, M., Trenza); Me ibas a contar de tu compañera y no me contaste más nada (Puig, Beso); Allí se acomodaron en un semicírculo alrededor de la imagen, hasta que ya no cupo más nadie (Ferré, Batalla).

Sobre el adverbio no más, véanse los § 40.9l, m.

48.8k En los § 20.4a, t y ss. y 45.13w se explica que ciertos superlativos relativos se asimilan a los cuantificadores de indistinción, como cuando se dice Conoce los escondites más ocultos del bosque con el sentido de ‘cualquier escondite del bosque’ o de ‘todos los escondites del bosque’. En estas oraciones se manifiesta alguna propiedad extrema de una persona o una cosa (el grado extremo en que algo está oculto, en el ejemplo propuesto) y se toma como prototípica para extenderla a las demás (la totalidad de los escondites, en el ejemplo propuesto). De igual forma, si se dice de un director de orquesta que se atreve con las partituras más complejas, se infiere de manera natural que se atreve también con las simples, por lo que se obtiene la inferencia ‘Se atreve con todas las partituras’. Se ha observado que la negación altera estas relaciones escalares. En este sentido, se admite por lo general que los superlativos citados son también términos de polaridad negativa. De hecho, en algunas de las oraciones que los contienen no es posible prescindir del inductor negativo, como sucede con la interrogación retórica en ¿Por qué iba yo a poner el menor reparo?, o con las voces subrayadas con trazo discontinuo en los ejemplos que siguen:

Sobre el haz del agua dormida, que no rizaba entonces el más ligero soplo de viento, se extendían […] (Valera, Cuentos); Evitó siempre el menor roce con sus correligionarios (Mutis, Maqroll); Ni el más tímido embajador se rehusaría a ello (Allende, Casa); Nunca dieron motivo para el más mínimo reproche (Bolaño, Pista); Iba a ser traicionado por dos personas que no tenían la menor intención de traicionarle (Pombo, Natura); Un sueldo que le bastaba escasamente para vivir y del que no hubiera podido sostener el más insignificante vicio (Barea, Forja).

En otros casos, la supresión de la negación no da lugar a una oración agramatical, pero sí a que se pierda el sentido cuantificativo de la expresión superlativa y se obtenga únicamente el referencial, como sucedería si se suprimiera el adverbio no en No aceptó el cambio más insignificante en el documento. Algunos modismos de polaridad negativa se crean con estas expresiones superlativas, como caber la menor duda: Que a nadie le quepa la menor duda de que han sido ellos (Saer, Imborrable).

48.8l La formación de términos de polaridad negativa a partir de superlativos cuantificativos es un proceso complejo, sujeto a restricciones de naturaleza discursiva, al igual que lo es su interpretación como cuantificadores de indistinción (§ 20.4t y ss.). En la secuencia No acepta el más pequeño reproche, se perdería el sentido cuantificativo característico de los términos de polaridad negativa si se cambiara, alternativamente, acepta por rechaza, pequeño por serio o reproche por elogio. El orden de palabras es relevante también en estos contextos, como se hace notar en el § 13.14l, ya que la interpretación cuantificativa suele estar asociada a la posición prenominal del grupo superlativo. Así pues, el más pequeño reproche puede significar ‘cualquier reproche’ o ‘ningún reproche’, pero no ‘cierto reproche’, mientras que el reproche más pequeño admite las tres interpretaciones.

48.8m Importa resaltar que las expresiones formadas mediante la pauta descrita no están lexicalizadas, por lo que no sería posible construir una lista de las secuencias que correspondieran a ella de forma similar a como se construyó antes (§ 48.7v) una lista de locuciones de polaridad negativa. Se entiende a menudo que las relaciones que intervienen en la formación de estas expresiones no son propiamente de naturaleza léxica, sino más bien argumentativa o discursiva. Así, el hecho de que en No acepta el más __ reproche se precise un adjetivo que se refiera al grado más bajo de una escala de ponderación está en función de cierto conocimiento extralingüístico por el cual los reproches que cabe aceptar en condiciones no marcadas son los más leves, no los más virulentos. Por el contrario, en No se altera ante los reproches más __ se esperan adjetivos que designen el grado más elevado de esa misma escala evaluativa. Se aplican razonamientos similares a las demás expresiones superlativas que funcionan como términos de polaridad negativa.

48.8n Se ha observado (§ 30.8m, w) que los adverbios todavía y ya constituyen una pareja de términos polares: la negación de todavía se manifiesta mediante la secuencia no… ya, mientras que la de ya se corresponde con no… todavía. Ambos adverbios establecen una relación entre dos intervalos temporales: el introducido por el predicado de la oración y otro previo a él. Todavía expresa que el evento de la principal se daba en el intervalo previo y aún continúa, como en Su hijo estudia física todavía, donde se entiende que la entidad designada por el sujeto estudiaba física en el período previo a la enunciación y sigue haciéndolo en el momento correspondiente a dicha enunciación. Todavía se construye con predicados durativos, en el sentido que se da a este término en el § 23.2s. Cuando el predicado denota un evento puntual, se rechaza este adverbio (*Ha llegado todavía; *Salió de casa todavía), pero la negación suple esa deficiencia (No ha llegado todavía; No salió de casa todavía). Esta es la razón de que todavía haya sido considerado término de polaridad negativa por algunos autores.

48.8ñ Entienden otros gramáticos que los hechos mencionados en el apartado precedente no convierten al adverbio todavía en un término de polaridad negativa, ni siquiera con los verbos de contenido puntual, ya que los inductores que no son expresiones de sentido negativo lo suelen rechazar: *Demasiado pronto para que llegue todavía; ¿*Acaso ha llegado todavía? Por otra parte, todavía no admite tampoco la alternancia negativa (No ha llegado todavía ~ *Todavía ha llegado). Se analizan otras propiedades de la alternancia todavía ~ ya en los § 24.4m-z y 30.8h y ss. En relación con el uso de hasta en contextos negativos, véanse los § 48.11g-i.

 

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