Sintaxis

21. Los numerales

21.4 Numerales ordinales (I). Aspectos léxicos y morfológicos

21.4a Como se explicó en el § 21.1a, los numerales ordinales expresan el lugar que ocupa un elemento en una serie o en una jerarquía: mi primer trabajo, el libro segundo del Apocalipsis, y también en El tercero se llevará como premio un viaje para dos personas; Siempre eres el último de la clase. Las cifras que representan los ordinales se distinguen con la letra o volada en el masculino (1.º, 22.º) y la a volada en el femenino (1.ª, 22.ª). Del 1.° al 10.°, los ordinales tienen formas simples: primero, segundo, tercero, cuarto, quinto, sexto, séptimo, octavo, noveno, décimo; todos con sus variantes de género y número, por tanto, sexto, sexta, sextos, sextas; octavo, octava, octavos, octavas, etc.

21.4b El ordinal tercio alternaba con tercero en el español medieval y clásico: De entrambas a dos se ha hecho una tercia naturaleza, a la cual no sabré dar nombre (Cervantes, Galatea). Admite un gran número de interpretaciones usado como sustantivo, como explica el DRAE. El ordinal nono se usa ocasionalmente por noveno en los textos literarios, casi siempre pospuesto, como en Y la corta aventura, el fracaso décimo o nono, había comenzado […] en la sala de arte de la agencia de publicidad (Onetti, Viento). Fuera de estos registros, se emplea para designar ciertas personalidades (Pío IX), así como artículos de leyes o reglamentos en el lenguaje de los juristas: Los gastos podrán efectuarse […] según lo dispuesto en el reglamento adoptado en virtud del artículo 78 nono (García Enterría / Tizzano / Alonso, Código).

21.4c Los numerales ordinales pueden aparecer como modificadores de sustantivo (el cuarto día) o con sustantivo tácito (Recibí los tres primeros ejemplares, pero no el cuarto). Se les aplican, por tanto, las consideraciones sobre la oposición «adjetivo–pronombre» que se hicieron en los § 21.1e y 21.2a, b. Las formas primero, tercero y postrero usadas ante sustantivos masculinos adquieren respectivamente las variantes primer, tercer y postrer, como en el primer día del año, el tercer episodio o en Tuvo su postrer rapto de ira (Herrera Luque, Casa). Son numerosos los documentos que dan cuenta de la variante antepuesta sin apocopar en la lengua antigua, pero ya no se emplea en la contemporánea:

Todos fueron muy alegres porque, por ser el postrero día de justa, querían ver cómo lo hazía el duque al cabo d’ella (Bernal, Floriseo); El primero día que pudieron juntarse […] (Mejía, Silva); Después de haber rezado ciertas devotas oraciones que del ciego mi primero amo aprendí (Lazarillo); El tercero mandamiento pide expresamente esto (Meneses, Luz); Cuando en el postrero cuarto de la Luna hubiera calmerías y contrastes, será pronóstico que habrá furia de vientos (Escalante, Itinerario); Al tiempo que el postrero / aliento respiraba, dijo al prado […] (Lope Vega, Pastores).

Las abreviaturas correspondientes a las formas apocopadas son 1.er, 3.er, 23.er, 33.er, etc.

21.4d Frente a los casos de ausencia de apócope citados en el apartado precedente, la variante apocopada de primera y tercera se documenta abundantemente acompañando a los sustantivos femeninos desde el siglo xvi:

Para 1.º de Febrero se hallen en Játiva, donde ha de ser recibido con pálio, que es la primer ciudad del reino de Valencia (Cabrera Córdoba, Relación); No tengáis en poco esta primer merced, ni os desconsoléis aunque no respondáis luego al Señor (Santa Teresa, Moradas); Sin guardar el orden que traíamos de que a mí y a este renegado en la primer parte de España […] nos echasen en tierra, primero quisieron barrer esta costa (Cervantes, Quijote II); S. C. R. M., este texto es todo Real, contiene el primer Capitan General, y la primer batalla, y victoria (Quevedo, Política).

21.4e Este uso de la forma apocopada con sustantivos femeninos (la primer vez, la primer aplicación) pervivió durante los siglos siguientes, pero se debilitó a partir de la segunda mitad del siglo xx. En la lengua actual se considera arcaísmo. Aun así, se registra ampliamente en los textos, incluso en autores prestigiosos de los dos últimos siglos:

A la primer aplicación de doctor, muere el semidiós y queda un vano caballero argentino (Borges, Historia); Debiste poner un hasta aquí desde la primer vez que me fui con otra (Fuentes, Diana); La otra garganta —la tercer garganta en discordia—, la del Pinar, se asomó ya al río Gredos (Cela, Judíos); Ya he cortado la tercer sábana (Lorca, Bernarda); […] O la primer blasfemia suspendida en su vuelo... (Agustini, Poesías).

La variante no apocopada (la primera vez, la primera aplicación) sigue siendo la más frecuente y la que hoy se considera preferible:

Llegaste a Zurich, primera etapa de tu viaje, recuérdalo (Semprún, Federico Sánchez); Pasada la media noche el tío Camarillo volvió a golpear la mesa para solicitar una tercera botella (Sánchez, H., Héroe); Cuando se llega por primera vez no se sabe por dónde entrar ni por dónde salir (Garibay, Casa); Mi primera impresión es que se puede registrar un curioso desnivel entre una y otra (Jitrik, Surgimiento); En la tercera tentativa, se colocó de espaldas al viento (Amorim, Carreta).

21.4f Alterna la variante apocopada (primer, tercer) con la no apocopada (primero, tercero) cuando sigue otro adjetivo coordinado, a veces otro numeral. Las dos opciones (su primero y único amor ~ su primer y único amor) se consideran correctas. La variante sin apocopar se ilustra en estos ejemplos:

—¡De mi primero y único amor! (Gómez Avellaneda, Mujeres); Justo entre el primero y segundo piso sentía que iba a vomitar un conejito (Cortázar, Bestiario); Tras la atenta relectura de los materiales vinculados al primero y segundo enigmas (Chavarría, Pica); En el tercero y cuarto años me servía el único vestido que me arregló el sastre (García Márquez, Vivir); Ontológicamente es el primero y fundamental derecho humano, propiamente dicho (Atienza, Justicia).

La variante con apócope se muestra a continuación:

La agricultura fue el primer y mayor invento artificialista para poner en parte la naturaleza a nuestro servicio (Savater, Política); No es imposible que después de este primer y engañoso contacto, el lector acceda al centro del poema (Paz, Arco); Adoraba esa zona misteriosa, que le parecía anterior al fin de la creación, como de su tercer o cuarto día (Gala, Invitados). El tercer y más reciente exhorto suplicatorio fue enviado el 18 de agosto de 2000 (Tiempos 13/9/2001); Courier salió ayer en busca del tercer y definitivo punto (Clarín 10/2/1977).

Si el sustantivo es femenino solo se considera correcta la primera opción: su primera y única novia. Sobre la concordancia entre los adjetivos coordinados y los sustantivos a los que modifican, véase el § 31.7.

21.4g Como se ha explicado, el uso no apocopado de estos ordinales en posición prenominal se siente hoy arcaico, fuera de los grupos coordinados que se consideraron en el apartado anterior. Contrasta, pues, de forma notoria *su primero amor con su primero y más apasionado amor. Los adjetivos ordinales pospuestos no están sujetos a esta alternancia. Se prefiere claramente la primera opción en los salmos {primero ~ primer} y tercero. Cuando se coordinan grupos nominales determinados formados con los ordinales que se mencionan, tampoco se produce la apócope. Así pues, se recomienda también la primera opción en el {primero ~ primer} y el segundo libro del Apocalipsis. No obstante, si los dos grupos nominales están formados por los adjetivos primer y tercer, se admite la variante apocopada en ambos, como en Podían recibir visitas […] de menores, en el primer y el tercer domingo de cada mes (García Márquez, Noticia).

21.4h En los ordinales correspondientes a las decenas se reconoce la terminación -gésimo (lat. -gesĭmus, a veces en alternancia con -cesĭmus). Los numerales que corresponden a las decenas son los siguientes: vigésimo (20), trigésimo (30), cuadragésimo (40), quincuagésimo (50), sexagésimo (60), septuagésimo (70), octogésimo (80), nonagésimo (90). De esta relación se emplean solo raramente los posteriores a quincuagésimo. Menor uso tienen aún los ordinales correspondientes a las centenas, con la excepción de centésimo (100), como ducentésimo (200), tricentésimo (300), sexcentésimo (600). La ter minación no es -centésimo, sino -gentésimo (lat. -gentesĭmus) en los ordinales cuadringentésimo (400), quingentésimo (500), septingentésimo (700), octingentésimo (800), noningentésimo (900).

21.4i Aunque las únicas formas aceptadas tradicionalmente para los ordinales correspondientes a los cardinales 11 y 12 han sido las etimológicas undécimo y duodécimo, con sus variantes de género y número, alternan hoy con ellas, por analogía con el resto del paradigma, las formadas con el segmento compositivo decimo- seguido del ordinal correspondiente a la unidad. Por tanto, undécimo, decimoprimero o décimo primero; duodécimo, decimosegundo o décimo segundo; decimotercero o décimo tercero, todos con sus variantes de género y número: decimotercero, decimotercera, decimoterceros, decimoterceras, y también décimo tercero, décima tercera, décimos terceros y décimas terceras. He aquí algunos ejemplos de estas alternancias:

En la fuga el catedrático dejó caer por descuido el decimoquinto tomo de “El Tesoro de la juventud” (Alberto, Eternidad); El checo Petr Korda, décimo quinto cabeza de serie […] abandonó en cuartos de final (Tiempo [Col.] 4/9/1997); Obtuve al fin la invitación vigesimoprimera de aquel fin de semana (Lynch, Dedos); Creemos que el paso dado con la vigésima primera edición es muy importante (Expreso [Perú] 1/10/1991).

Los radicales decimo-, vigesimo-, trigesimo-, etc., no tienen variación de género ni de número (vigesimoprimera edición), pero pueden considerarse también unidades léxicas independientes, y en ese caso están sujetos a ella: vigésima primera edición, vigésimo primer aniversario. Se registran ocasionalmente ejemplos de la variante en -o con sustantivos femeninos:

Saturno volvería a reinar en la octava [hora], luego Júpiter, etc. Saturno regirá nuevamente en la décimo quinta y la vigésimo segunda (Maza, Astronomía); La corta aventura, la esperanza onceava o décimo primera habían terminado, y no para siempre (Onetti, Viento); La tercera marejada bárbara, acontecida en la estepa asiática en la centuria décimo tercera, conquistó la península Balcánica dos siglos más tarde (Hernáiz, Teoría). En la jornada inaugural de la décimo primera temporada de la Feria […] hubo espacio para el singular arte de la payada (Clarín 24/4/1997).

En lugar de esta opción, se prefieren hoy las variantes mencionadas al comienzo de este apartado, por tanto decimoquinta o décima quinta, en lugar de décimo quinta; decimotercera o décima tercera, en lugar de décimo tercera, etc.

21.4j Se reducen las dos oes de décimo octavo o vigésimo octavo a una en decimoctavo, vigesimoctavo, etc. Aunque es admisible escribir estos ordinales en dos palabras, se considera preferible hacerlo en una sola. Se crean sobre la misma pauta los ordinales correspondientes a sus respectivos cardinales: decimotercero o décimo tercero; decimocuarto o décimo cuarto; decimonoveno o décimo noveno; vigesimoquinto o vigésimo quinto. El plural de los ordinales compuestos se forma sobre sus dos componentes si se escriben por separado: No pensábamos ganar, pero tampoco quedar los décimos terceros, o bien … los decimoterceros, pero no … los décimo terceros ni tampoco … los decimosterceros. Se escribe, análogamente, las vigésimas primeras, los décimos quintos, no las vigesimasprimeras ni los decimosquintos. El mismo criterio rige cuando los ordinales compuestos se forman con más de dos numerales: Eran los sexcentésimos quincuagésimos terceros.

21.4k Los ordinales correspondientes a mil, diez mil, cien mil y un millón son respectivamente milésimo, diezmilésimo, cienmilésimo y millonésimo. Los ordinales intermedios se forman por yuxtaposición de las formas simples. Así, el ordinal correspondiente a 22 es vigesimosegundo o vigésimo segundo, con sus variantes de género y número; el correspondiente a 145 es centésimo cuadragésimo quinto. En la lengua medieval se formaban a veces los ordinales compuestos manteniendo la forma cardinal para el primer componente, como en Regno en Leon et en Gallizia ueynt et segundo después del rey don Pelayo (Alfonso X, España I), es decir, vigesimosegundo. Aunque con un grado de frecuencia muy bajo, se ha atestiguado en el español contemporáneo la combinación contraria a esta. Se trata de secuencias (raras en la lengua escrita y marcadamente incorrectas) en las que aparece un numeral cardinal en el segundo componente del ordinal complejo, como en vigésimo un aniversario.

21.4l En el español antiguo se formaban los numerales ordinales con la terminación -eno: doceno, cinqueno, catorceno, quinceno, etc. De esta serie han permanecido noveno, de uso general, y onceno, todavía documentado con el valor de undécimo: Un año antes del asalto a la Bastilla y en el onceno de su cautiverio, el marqués […] (Roa Bastos, Supremo). Se usaron en la lengua clásica, y aun en la posterior, veinteno por vigésimo; treinteno por trigésimo; septeno por séptimo; catorceno por decimocuarto, y otros numerales formados con la misma pauta que recoge el DRAE. El español medieval conoció asimismo las formas dizisexto, dizioctavo, dizinoveno y otras análogas tempranamente perdidas.

 

Nueva gramática de la lengua española
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