Sintaxis

41 Oraciones activas, pasivas, impersonales y medias

41.8 Impersonales no reflejas (IV). Impersonales formadas con otros verbos

41.8a Los verbos oler, apestar y otros semejantes admiten usos impersonales. Esta pauta es característica de las construcciones de inversión locativa (§ 41.4k), pero no se da solo en ellas: Aquí huele a rancio; En tu cuarto apesta a tabaco; Al asomarme a la ventana noté que olía a tierra mojada. He aquí otros ejemplos de esta construcción:

Pero olía a muerte y cuando abrió los ojos vio la figura ensangrentada del sacrificador que venía hacia él con el cuchillo (Cortázar, Final); ¡Por mi vida, que huele a porqueta asada! (Delicado, Lozana); Huele que apesta (Maqua, Invierno); Sí, afuera hay olor, ¡pero acá apesta! (Gambaro, Sol); Ahí dentro apesta a todos esos garrulos que no se lavan (Tomás, Orilla); Iban a desayunar, y se detuvieron en una casita, donde olía a leña y a vaca (Jiménez Emán, Tramas).

Repárese en que las expresiones adverbiales denotan los lugares en los que huele (uso impersonal de oler), pero también, indirectamente, los espacios que huelen (uso personal de oler).

41.8b En algunos de sus usos, los verbos decir y constar aparecen en oraciones impersonales cuando la oración que introducen denota el contenido que se expresa en un texto. El uso de poner con esta interpretación es más frecuente en el español europeo que en el americano. Como en los verbos del grupo anterior, es característico de las construcciones que contienen complementos locativos, aunque estos no sean siempre necesarios: Aquí dice que es obligatorio (con objeto directo oracional); Según consta en la sentencia…; Un párrafo en el que dice que… A esta pauta corresponden los textos siguientes:

Kid no sentía miedo, lo que sentía era un inmenso orgullo de seguir siendo un insurrecto, un rebelde, según constaba en los horribles papeles de varios juzgados (Memba, Homenaje); Mi nombre es Pedro Bruto, y así consta en mis documentos legales (Fernández Spencer, Pueblo); Cogió un libro de esos de los partos y se fue a parir sola, guiándose por lo que ponía en el libro (Quiñones, F., Hortensia); En el Libro de Josué dice que el Sol y la Luna se detuvieron para dar tiempo a que Jesús venciera a los ejércitos de cinco reyes (Giardinelli, Oficio); Un hombre pasa de prisa con una cajita gris al hombro; en la tapa dice: S. Juan de Dios (Azorín, Voluntad).

41.8c El verbo constar admite usos impersonales, como se ha explicado (Así consta en su partida de nacimiento), pero también se utiliza con sujetos en construcciones muy similares: un documento en el que consta su renuncia o … en el que constan su queja y su dimisión. El verbo figurar se emplea de la misma forma: una lápida en la que figura una inscripción o … en la que figuran varias inscripciones. Por el contrario, el segmento oracional es complemento directo, como se ha explicado, en En este documento dice que… o… pone que… (cf. lo dice, lo pone): Lo ponía en un cartel estrellado y se hablaba mucho del asunto en la venta (Sánchez-Ostiz, Infierno). Contrastan, en consecuencia, Aquí lo dice o Aquí lo pone con *Aquí lo consta o *Aquí lo figura. El verbo rezar se asimila a decir y poner: […] así lo reza también el calendario de España (Lafuente, Viajes). La alternancia entre pronombres y adverbios que se observa en pares como {Eso ~ Así} consta en su partida de nacimiento es similar a la que se da en los verbos mencionados en el § 41.8a: {Esta habitación ~ En esta habitación} huele mal.

41.8d También los verbos doler, escocer, picar y otros que denotan diversas impresiones y afecciones, se usan a veces como impersonales con complementos locativos, como en Me duele en la pierna, que alterna con Me duele la pierna (uso no impersonal, puesto que la pierna es sujeto), o en Le pica en la espalda, que alterna igualmente con Le pica la espalda. Como se ve, el complemento locativo indica el lugar en el que se produce la sensación de la que se habla, por lo que el contenido que se expresa es similar al de la oración que tiene como sujeto el grupo nominal que designa la parte del cuerpo en que se da esa sensación. He aquí otros ejemplos de este fenómeno:

Bruno, me duele aquí —ha dicho Johnny al cabo de un rato, tocándose el sitio convencional del corazón— (Cortázar, Reunión); Niña, ¿pero dónde te duele? (Montes, Sal); Me duele en medio de la cabeza (Gayoso, Ronda); Yo creo que es en el bolsillo donde les escuece (País [Esp.] 19/11/2005); Cada uno como pueda se explique y se arrasque donde le pique (Argüelles, Letanías).

Véase también, en relación con esta alternancia, el § 33.3o.

41.8e La expresión exclamativa ¡Ahí le duele! (también ¡Ahí es donde le duele!) se ha lexicalizado en España con un sentido próximo a ‘Ese es el punto clave’. Se usa también para indicar que alguien ha llamado la atención sobre el asunto que se considera verdaderamente importante:

Doña pura: No hay que descartar que haya podido morir a manos de un marido celoso… Bombero: Ahí, ahí le duele (Martínez Mediero, Bragas); ¿Qué era lo tuyo en aquel instante de la madrugada?, porque ahí le duele y siempre volvemos a lo mismo (Martín Vigil, Defensa).

41.8f La alternancia entre usos personales y no personales descrita en los apartados anteriores se extiende a otros verbos. Resalta especialmente entre ellos el verbo bastar (Me basta con su palabra ~ Me basta su palabra). Se ilustra a continuación la variante impersonal:

Le basta con producir su obra (Anderson, Estafador); Para llegar a donde uno tiene que llegar basta con atravesar Retama (Beltrán, R., Corte); Me basta con lo que pueda ganar en la calle (Mendoza, H., Cosas).

A esta pauta corresponde el uso exclamativo de «basta de + grupo nominal», como en ¡Basta de monsergas! o en ¡Basta ya de pretextos hipócritas! (Granma Internacional 26/9/2000).

41.8g Con otros predicados que expresan suficiencia (sobrar, valer, estar bien, ser suficiente…) se produce asimismo la alternancia entre los usos personales y los impersonales. En los ejemplos siguientes se muestran las dos variantes de esta alternancia:

Bueno, ellos no necesitan bomba, es suficiente con la cruel bomba de la hambruna (Quesada, Banana); Fue suficiente esa visión para que yo comprendiese que me habían engañado (Padilla, Imposibilidad); Pero no hubo segunda lámpara, convencido de que a mi amigo le había sobrado con aquella (Asenjo, Días); Al tío Esteban le sobraron los días, las semanas y los años (Paso, F., Palinuro); Al conjunto de Heynckes, con 69 puntos, le vale con un empate en el Molinón (Mundo [Esp.] 25/5/1996); Pero como a mí todo esto me vale, decidí rasurarme (Villoro, Noche).

41.8h Es común la expresión bastarle y sobrarle (a uno con algo), que alterna con la variante personal:

Hizo muchas cosas equivocadas […] y solo una muy buena, el segundo gol, pero con eso le bastó y le sobró (Tiempo [Col.] 11/11/1996); Toma una dieta de hojas baja en calorías que le basta y le sobra para sobrevivir (Mundo [Esp.] 28/7/1994).

La variante bastarse y sobrarse (para algo) hereda el antiguo uso personal transitivo de estos verbos: Yo misma me basto y me sobro para hacer lo que me dé la gana (Salisachs, Gangrena). Todos estos predicados de suficiencia admiten también el uso exclamativo que se describió para bastar, generalmente con un complemento encabezado por la preposición de, o bien en modo absoluto, como en ¡Ya vale! o ¡Vale!:

¡Vale ya, ¿eh?! ¡Vale! (Alonso Santos, Moro); ¡Ya es suficiente! Eche el cerrojo a estas paredes (Miralles, Comisaría); ¡Basta! ¡Basta! ¡Suficiente! (Vargas Llosa, Tía); ¡Ya está bien! ¡Que se haga algo! (Ekaizer, Vendetta).

Para el uso de ¡Vale! como expresión de asentimiento, véase el § 32.7n. Sobre el régimen verbal de bastar y otros predicados que introducen la preposición con, véase el § 36.7k. En relación con estos usos de bastar, sobrar o ser suficiente pueden verse también los § 33.3p y 41.8f.

41.8i Algo más esporádica es la variante impersonal de pesar, que se da en oraciones como las siguientes:

¡Ya me pesa de no haber cortado la soga! (Miras, Brujas); ¿Qué se escapa a los ojos de Dios? “Mil veces me pesa de tanta maldad” (Quiroga, Nombre); Me pesa de haber pecado, porque he merecido el infierno (Ribera, L., Misalito).

Este uso impersonal permaneció largo tiempo en la oración Señor mío Jesucristo: [] me pesa de todo corazón de haberos ofendido. Véase también el § 43.6u.

41.8j Se ha debatido si el verbo unipersonal tratarse se asimila o no a los impersonales cuando se construye con la preposición de, como en En cuanto a este estudio, se trata solo de un borrador. Construido en presente o en imperfecto (se trata de, se trataba de), tratarse se acerca al uso impersonal que tiene ser en construcciones como No es que yo no quiera o ¿Es que aún tenemos que esperar? Se ilustra este uso en los ejemplos siguientes:

No se trata de que dude de poder hacer cosas mejores que las realizadas hasta ahora (Savater, Criaturas); Ya os digo que no se trata de que no quiera hacerlo, ni de que retroceda ante los Médicis (Fernán Gómez, Coartada).

41.8k No se considera correcto el uso pronominal de tratarse como verbo personal: *Este estudio se trata solo de un borrador. Nótese que en el primero de los dos ejemplos siguientes se habla de un cierto objeto comestible y en el segundo de cierta tarea:

El sabor, sin duda alguna, era exquisito […] y siguió masticando. Se trataba de una molla jugosa, pero de carne hecha, roja, turgente, delicada y, al mismo tiempo, algo dura (Matute, Final); Tarea difícil y compleja porque no se trataba de un simple traslado físico. Requería la creación previa y duradera de un estado de ánimo (Onetti, Novia).

No obstante, aunque el nombre molla designe lo que se mastica en el primer texto, no se construye como sujeto de se trataba. Tampoco tarea difícil y compleja es el sujeto de se trataba en el segundo ejemplo. Estos hechos acercan en parte a tratarse a los verbos copulativos o semicopulativos de uso impersonal mencionados en los § 41.6o y ss., o a los pronominales impersonales, como hacerse en Se hacía de noche, frente a *El día se hacía de noche. Son impersonales reflejas o impersonales con se41.10) las construcciones en las que se calla el sujeto del verbo tratar en contextos preposicionales, como en En la reunión se trató de un gran número de asuntos o en El Concilio se había reunido por tercera vez, y se trataba de la formación del índice de libros prohibidos (Menéndez Pelayo, Heterodoxos).

 

Nueva gramática de la lengua española
Real Academia Española © Todos los derechos reservados

cerrar

Buscador general de la RAE