Sintaxis

45 Construcciones comparativas, superlativas y consecutivas

45.14 Las construcciones consecutivas

45.14a Se llaman consecutivas ponderativas (o simplemente consecutivas) las construcciones formadas por los determinantes tanto/tanta/tantos/tantas (o su variante apocopada tan), así como tal/tales cuando aparecen seguidos de una oración subordinada encabezada por la conjunción que. Admiten otras variantes, menos frecuentes que estas, que se analizarán en las páginas que siguen.

45.14b En las construcciones consecutivas se expresa el hecho de que cierto número, cierta cantidad o cierto grado alcanzan un rango o un nivel extremo, de forma que se obtiene como consecuencia el estado de cosas significado por la oración subordinada:

Alguien, por fin, la deseaba con tanta ternura que no podía oponerse (Alberto, Eternidad); Tuvo tantos pretendientes que nunca supo por cuál decidirse (Dou, Luna); Se acostaba tan tarde que al día siguiente tenía las ojeras de un camello deshidratado (Ducoudray, Ojos); Rhea se mostró a tal grado indignada por este revés de su nieto que ayudó a los prisioneros a escapar (Obando, Paraíso); A tal punto se exaltó que atrajo la atención de la gente que estaba alrededor de ellos (Martínez Salguero, Combate).

En efecto, si alguien dice Hacían tanto ruido que tuvimos que llamar a la policía, expresará la consecuencia o el efecto ‘tuvimos que llamar a la policía’ como resultado de que sea excesiva o exagerada la cantidad de ruido de la que se habla. Se obtienen paráfrasis similares en las demás oraciones. Repárese en que la información que expresa la subordinada consecutiva (‘tuvimos que llamar a la policía’) es igualmente extrema. Si bien resultaría normal decir Hacía calor y me bebí un vaso de agua, resultaría extraña la variante consecutiva Hacía tanto calor que me bebí un vaso de agua, ya que la sintaxis de esta oración presenta como inusitada una reacción natural. Así pues, la subordinada consecutiva no se limita a expresar el resultado de un estado de cosas, sino que denota la consecuencia extrema de una situación que también lo es.

45.14c Tanto es un cuantificador análogo a mucho o poco, mientras que tal es un demostrativo análogo a ese o aquel. Así pues, tanto significa ‘un ruido tan grande’, mientras que tal ruido significa ‘un ruido así, de esa clase’. Algunos gramáticos extienden el término consecutivas a las oraciones que aquí se llaman ilativas (capítulo 46), es decir, las que se construyen con las conjunciones subordinantes conque o así que, entre otras. No se ha seguido aquí este criterio porque las construcciones ilativas no son construcciones cuantificativas, en lo que se diferencian de las comparativas, las superlativas y las consecutivas.

45.14d Los componentes fundamentales de las construcciones consecutivas son dos:

1. Un grupo cuantificativo constituido a partir de un determinante de interpretación ponderativa

2. Una oración encabezada por la conjunción que

El determinante al que se hace referencia en 1 puede ser cuantificativo (tanto, tan) o cualificativo o intensivo (tal). Se usará aquí el término cuantificador en sentido amplio para abarcar las dos variantes. El término intensivo es empleado asimismo por algunos autores aplicado a tan(to) y a tal. Sin embargo, otros lo evitan porque la aportación semántica del primero no es propiamente intensificativa. En efecto, no es claro qué se intensifica en la oración Ha dado tantos conciertos que ya no recuerda en qué teatros ha tocado. No se habla aquí, en efecto, de la intensidad de ciertos conciertos, y tampoco se intensifica su número (§ 45.1d). Si se aplica el sentido de intensivo (‘más intenso, enérgico o activo que de costumbre’, según el DRAE) a las oraciones consecutivas, se concluirá que puede ser adecuado en ciertos casos para las formadas con tal, pero no tan claramente para las introducidas por tanto. En las construcciones consecutivas se considera, en efecto, que una determinada magnitud alcanza un valor extremo sea un número (tantos viajes) o una propiedad (tan fuerte, tan lentamente). En cualquier caso, los términos ponderación y ponderativo, que aquí se usan, deben ser matizados, ya que en sí mismos no expresan el valor extremo que la construcción denota.

45.14e La distribución de los cuantificadores intensivos de las construcciones consecutivas es análoga a la de los correspondientes cuantificadores comparativos. El cuantificador tanto presenta flexión de género y número. Modifica a sustantivos contables construidos en plural (tantas oportunidades, tantos años) y a no contables en singular (tanto calor, tanta paciencia). El adverbio tanto incide sobre los verbos (Se cansa tanto que…). Se apocopa en la forma tan ante adjetivos (tan caro) y adverbios (tan deprisa). El cuantificador tal, que no se usa en las oraciones comparativas, admite variación de número (tal/tales), pero no de género. Se perciben algunos cruces entre tal y tanto en la lengua hablada. No se considera correcta la expresión tal es así que… por tan(to) es así que… En México se registran algunos usos de «tan + verbo», como tan corre que… (por tanto corre que…). Sobre otras propiedades de tanto, véanse los § 17.10 y 20.5. En relación con tal, véase el § 17.10.

45.14f No son equivalentes tal y tanto cuando acompañan a sustantivos contables: tal agujero que… puede significar ‘un agujero tan grande que…’, pero no equivale a ‘tantos agujeros que…’. La alternancia se da a veces, en cambio, con los sustantivos no contables. En el § 22.13p se explica que con ciertos nombres no contables alternan los cuantificadores qué y cuánto en las oraciones exclamativas (alegría, calor, paciencia), mientras que otros (aceite, arroz, vino) muestran mayores dificultades para que se obtenga tal proximidad de significados. Es similar la alternancia entre tan(to) y tal en algunos de estos casos: tal serenidad ~ tanta serenidad; tal alegría ~ tanta alegría; tal calor ~ tanto calor; a tanta velocidad ~ a tal velocidad. Los nombres que la admiten suelen coincidir con los sustantivos que aceptan adjetivos de tamaño (alegría grande) como equivalentes cercanos de los cuantificadores (mucha alegría). Así pues, la expresión de una magnitud abstracta considerable (tanto calor ‘tan gran cantidad de calor’) se acerca a la identificación de un tipo o una clase que destaca por su naturaleza extrema (tal calor ‘un calor de esa clase o de esa magnitud’). Cuando la equivalencia entre qué y cuánto no se obtiene (qué aceite no equivale a cuánto aceite), tampoco suele darse la correspondiente entre tanto y tal (tal aceite no equivale a tanto aceite en las oraciones consecutivas, y tampoco a tal cantidad de aceite).

45.14g Mientras que el adverbio neutro tanto es de uso general en la lengua contemporánea (Se cansa tanto que…; Tanto madruga que…), se ha perdido el adverbio tal, con las escasas excepciones que se mencionan en el § 17.10. Aunque se podría pensar que permanece en la expresión lexicalizada tal parece que…, esta construcción no es hoy consecutiva, puesto que suele admitir la supresión del adverbio tal: Caminan tiesos, como estacados, tal parece que se hubieran tragado el palo de la escoba (Hayen, Calle).

45.14h El determinante de sentido ponderativo que caracteriza a las construcciones consecutivas encabeza un grupo cuantificativo consecutivo (tan interesante, tantos esfuerzos, tales obras, tan lejos, en tal medida). Como en las oraciones comparativas, se hablará aquí de grupo cuantificativo aun cuando esté constituido por una sola palabra (como tanto en Tanto se esforzó que…). En la lengua conversacional se omite a veces todo el grupo cuantificativo de ciertas construcciones consecutivas semilexicalizadas, como en Bailaba que llamaba la atención; Está que trina (‘muy enojado o enojada’); Está que baila en una pata (‘muy contento o contenta’ en el área rioplatense); La sopa está que pela (‘muy caliente’ en varios países americanos); Toca la guitarra que es un gusto; Estoy que reviento. He aquí otros ejemplos similares:

La cosa está que arde (Azuela, A., Tamaño); Rosa había puesto su habitación que daba gloria verla (Mendicutti, Fuego); Todas las vecinas están que echan las muelas contigo (Martínez Mediero, Búfalo Bill); Ya entra la luz por las rendijas de las persianas y los pájaros trinan que es un gusto (Vázquez, Á., Juanita Narboni).

En algunas de estas construcciones se intensifica la manera en que se realiza la acción (Canta que da gusto oírla), pero en otras se cuantifica el grado en que se lleva a cabo (Trabaja que parece un animal).

45.14i En la lengua escrita, menos frecuentemente en la oral, es habitual que el grupo cuantificativo se anteponga de forma similar a como lo hacen los segmentos focales (§ 40.4i y ss.):

Tanta ha sido su insistencia que no me queda más remedio que ceder (Cano Gaviria, Abismo); Tal es el dominio que tiene de sí mismo, que me recibió afable, inmóvil en su sillón (Luján, Espejos); Hasta tal punto quedaron satisfechos los caballeros villanos que le pagaron medio sueldo de oro por la ceremonia (Torbado, Peregrino); Tanto insistían que al fin cedimos (Fernández Santos, Extramuros).

45.14j No se omite el cuantificador en el grupo cuantificativo de las construcciones consecutivas (*Es fuerte que puede levantar un auto), pero en la lengua conversacional de muchos países se usan grupos cuantificativos construidos con «de + adjetivo» sin determinante:

Figúrese cómo estará de loco que dice que vio toda la ciudad tumbada por tierra (Asturias, Presidente); Me pondré de tonto que no habrá por donde cogerme (Martínez Ballesteros, Pisito); ¡Cómo estaré de relajada que con los temporales se me llovió una pieza que tengo en el patio de servicio en que está guardada mi ropa de verano, y no he entrado a verla! (Caras 7/7/1997).

Se observan dos posiciones de la oración consecutiva en esta pauta, lo que da lugar a alternancias como Lucía está que se cae de cansada ~ Lucía está de cansada que se cae.

45.14k Existe una notable proximidad entre los cuantificadores intensivos mencionados en los apartados anteriores y otros que no lo son exclusivamente. Así, el indefinido un se usa más que tal en la lengua conversacional, como en Me di ayer un golpe que casi me tienen que llevar al hospital (esto es, ‘tal golpe que…’); Hace un frío que pela (esto es, ‘tal frío que…’ o ‘un frío tan intenso que…’). El determinante cada también se asimila a tan ~ tal en ese mismo registro:

Dicen que parecía un pescado partido por la mitad, y que cuando lo subían mi madre echaba cada grito que toda la comarca se enteró en seguida (Barnet, Gallego); Uno se pasaba la semana esperando la jugada y después le tocaba cada cosa que mucha gente prefería cumplir los treinta días de cárcel (Soriano, León); Arman cada tiberio que canta el misterio (Ortiz-Armengol, Aviraneta); Nos dará un gusto que no te imaginas (Campos, Carne); Saldrán a la calle con lo puesto, pero tienen unas viviendas que te cagas (Martín Vigil, Defensa).

Se percibe cierta tendencia a rechazar estas construcciones consecutivas en las oraciones imperativas y en otros contextos ilocutivos: *Dígale cada cosa que se asuste.

45.14l Se ha debatido numerosas veces la cuestión de si deben analizarse como relativas o como consecutivas las oraciones subordinadas a las que se alude en el apartado precedente. Aunque la cuestión sigue siendo polémica, algunos factores parecen apoyar la hipótesis de que se trata de consecutivas. Por una parte, se requiere que la oración denote una magnitud extrema, propiedad que no exigen las relativas. Contrasta, pues, marcadamente Acabo de ver una película de miedo que me ha encantado (con relativa) y Acabo de ver una película de miedo que me mordía las uñas (donde se entiende ‘tan emocionante, tan escalofriante…’). Como se ve, el elemento cuantificado no está representado en la oración subordinada, lo que también descarta la interpretación relativa. Cabe decir lo mismo de estas otras oraciones:

Tengo unos nervios que no sé lo que hago (Rodríguez-Méndez, Bodas); ¡Tiene una imaginación que Dios nos ampare! (Wolff, Kindergarten); Y un día me dijo una cosa que casi lo mato (Puig, Beso).

A ello se añade la posible presencia, siempre en la lengua conversacional, de un pronombre átono en el interior de la subordinada, como en Dice usted unas cosas que nadie las entiende (es decir, ‘tales cosas’, interpretación consecutiva), frente a Dice usted unas cosas que nadie entiende, con relativa. Finalmente, el artículo indefinido no acepta en esas oraciones el valor que corresponde a un determinante de interpretación específica. Así, un/una puede alternar con cierto/cierta si la subordinada es relativa, como en Dice usted {unas ~ ciertas} cosas que nadie entiende, pero la alternancia se rechaza en los casos mencionados cuando la subordinada se interpreta como consecutiva.

45.14m En la lengua conversacional se obtienen también construcciones consecutivas con la pauta «de + un + adjetivo». El adjetivo que corresponde a esta pauta, siempre en masculino singular, suele ser depreciativo, o al menos usarse en sentido irónico. Lo sigue una subordinada consecutiva encabezada por que, como en estas oraciones:

Mi estómago es de un insensible que mata (José, Buster Keaton); Porque tú eras de un insistente que tiraba de espaldas (Gala, Invitados); Aquella señora inglesa era toda pureza, si hubiera visto su carita de gran bondad, pero de un insípido que rayaba en la exageración (Azuela, A., Casa).

Esta construcción admite también la variante suspensiva (§ 45.14 p), más frecuente en el español europeo: Chico, estás de un sensible… Desde que estás con esa tía todo te molesta (Resino, Pop).

45.14n En el § 42.15t se explica que la conjunción si puede ejercer un papel cuantificativo a distancia. La información cuantificativa que se suple se puede parafrasear con ‘hasta tal punto’. Expresa, pues, un valor extremo, por lo que es adecuada para que se apoye en ella la subordinada consecutiva. Este uso es característico del futuro de conjetura (§ 23.14o y ss.):

Si tendrá miedo que dice que no sería un fracaso no jugarla [la final] (ABC 9/5/1997); Si será desafío que el actor que interpreta al doctor —Rodrigo Durán— no habla en toda la puesta (País [Ur.] 6/9/2001); Fíjate si estará loca, que no sabes lo último que me ha propuesto (Beccaria, Luna); ¡Si habré pasado noches de invierno en la puerta de los cabarets; esperando que saliera! (Cossa, Criado); Si sabrá este culiparlante lo que ha sido el fascismo (Época [Esp.] 11/8/1997); Si estaré cansada, que me parece como si Aracne hubiese menguado otro poco (Buero, Diálogo).

45.14ñ En lugar de con tal y tan se forman grupos cuantificativos con qué, cuánto y otras palabras exclamativas. Así, la oración ¡Qué tomaría, que se pasó la noche vomitando! contiene una subordinada consecutiva. Se expresa, pues, en ella la consecuencia de la acción descrita en la oración principal. El pronombre qué apunta, por tanto, a un valor extremo, como en las demás construcciones consecutivas. Esta pauta es particularmente frecuente con el futuro de conjetura, como en Dónde estará, que no hay forma de encontrarlo, o con el condicional que expresa ese mismo significado: ¿Qué habría dicho él que todo el mundo se escandalizaba? Así pues, en estas oraciones (exclamativas e interrogativas retóricas) se pone de manifiesto el hecho de que la noción denotada por el interrogativo (cosa, lugar, tiempo, etc.) alcanza una magnitud lo bastante elevada como para desencadenar el efecto (anómalo, sorprendente, inusitado, etc.) que la subordinada expresa. Se subrayan las subordinadas consecutivas, o asimiladas a ellas, en los textos siguientes:

Carlitos alzó su copa de champán antes que nadie, pero sabe Dios qué diablos hizo que ésta salió disparada de su mano y se hizo añicos sobre las lajas de la terraza (Bryce Echenique, Huerto); ¿Quién es usted, que parece haberle metido el miedo en el cuerpo al régimen castrista? (ABC Cultural 6/12/1991); No sé qué tienen mis versos, que siempre me salen satíricos (Torrente Ballester, Filomeno); Antes de que se largara con viento fresco le pregunté qué llevaba dentro del maletín, que pesaba tanto (Marsé, Rabos).

45.14o Suelen denominarse consecutivas suspendidas las construcciones en las que se omite la oración subordinada encabezada por que y se suple por un tonema de suspensión. Las consecutivas suspendidas son características de la lengua conversacional. Si la construcción aparece al final de algún período, la anticadencia suele reflejarse en la escritura con puntos suspensivos: Dice tales disparates… ~ *Dice tales disparates (sin anticadencia); Trabaja en tantos lugares… ~ *Trabaja en tantos lugares (sin anticadencia); Es usted tan generosa… ~ *Es usted tan generosa (sin anticadencia). Existe, no obstante, una variante suspensiva de la pauta descrita en el § 45.14m en la que no se observa siempre este tonema suspensivo: ¡En un lugar con tanto calor, talar árboles que dan sombra! ¡Si será bestia! (Caretas 21/12/1995). La interpretación originariamente consecutiva de estas construcciones —esto es, aquella en la que se omite la oración que denota las consecuencias de algún estado de cosas— suele ceder el paso a otra en la que se intensifican aún más las nociones cuantificadas: Dice unos disparates enormes; Es usted generosísima; Trabaja en un gran número de lugares, etc. He aquí otros ejemplos de consecutivas suspendidas:

¿En deuda conmigo? Pasaron tantos años… No comprendo (Onetti, Viento); Nosotros viajábamos a Tintorero y hablábamos con Sixto Sarmiento, y aprendíamos tantas cosas (Nacional 22/12/1997); Yo por ti haría tantas cosas… (Palencia, E., Camino); ¡Ah, si el general Nabucodonosor Carajeta aún siguiera viviendo! Sería tan diferente… (Aguilera Malta, Pelota); Yo estaba tan nerviosa… escuchaba los pasos del soldadito… y me la asujetaba (Viezzer, Hablar).

45.14p Un y cada forman también consecutivas suspendidas como las que se describen en el apartado anterior: ¡Tiene una suerte…!; ¡Dice cada disparate…!; ¡Tiene un carácter…!; ¡Dice cada cosa…! He aquí otros ejemplos similares:

¿Y qué es esto? Ya; un borrachillo. Se ven por aquí unos apuntes… (Galdós, Doctor); A mí me dan cada susto… (Baroja, Busca); —Escoba —dijo Talita, recogiendo seis barajas de un saque. —Usted tiene una suerte… (Cortázar, Rayuela); A los chicos se les ocurre cada cosa… (Canto, Ronda); Ay, Enrique, tienes cada amiguito… (Alatriste, Vivir).

Se forman asimismo estas secuencias con «de + grupo adjetival», variante descrita en el § 45.14j (¡Está de pesado…!). Las constituidas con «de + grupo nominal» se caracterizan por que son raras sin suspensión. Contrastan, pues, ¡Tiene de dinero…! y *Tiene de dinero que podría comprarse un palacio. La variante con adverbio también se usa más sin consecutiva expresa (¡Se portó de mal con nosotros…!). Otros ejemplos de estas construcciones son los siguientes:

Esos semáforos que chillan, con hombrecitos blancos y rojos son de lindos… (CREA miscelánea, Argentina); No hago nada, pero me pagan de bien… (Martínez Ballesteros, Pisito); Desde que vengo a terapia me estoy volviendo de puta… (Beccaria, Luna).

45.14q La relación entre un/una y tal se extiende a otros contextos. Es frecuente la posición posnominal de tal cuando el indefinido ocupa la prenominal: Se armó un revuelo tal que…, o bien Se armó tal revuelo que…; Me produjo una impresión tal que… o Me produjo tal impresión que… También aquí favorece la obtención de una consecuencia extrema la intensificación de algo en un grado elevado. De hecho, muchos grupos nominales no consecutivos se forman con el indefinido un/una y algún adjetivo elativo, como en Hace un calor insoportable. El adjetivo calificativo no puede omitirse en estos contextos, manteniendo el significado, sin cambiar la entonación (*Hace un calor), pero puede sustituirse —en la lengua conversacional— por una oración consecutiva (Hace un calor que no se puede soportar). Véanse los § 15.5a y ss. en relación con estas cuestiones.

45.14r Se llaman a veces causales–consecutivas las oraciones encabezadas por la expresión de tanto, seguida de varios grupos sintácticos. Estas construcciones presentan dos variantes:

A. Con conjunción subordinante

B. Sin conjunción subordinante

La conjunción subordinante a la que se alude en A puede ser que o como. En las causales–consecutivas del tipo A se antepone a la conjunción un grupo cuantificativo formado por el cuantificador tanto, de forma similar a como sucede en las exclamativas analizadas en el § 42.15. Se crean así oraciones como De tanto sueño {que ~ como} tenía, en la que se subraya el complemento directo de tenía. He aquí otros ejemplos de esta pauta con grupos nominales:

Estoy aburrido de tanto blanco que aparece por aquí (Morales, A., Verdad); Costaba reconocerlos de tanto plomo que les metieron (Quintero, E., Danza); […] aburrido ya de tantos problemas como me acosaban (Hernández, R., Secreter); Ya no le puedo ni ver, de tanto como me lo metéis por las narices (Martín Gaite, Visillos).

Esta construcción no se ajusta a la pauta tanto… que… descrita en los apartados precedentes, pero la oración que introduce se interpreta igualmente como consecuencia extrema de la que contiene el grupo cuantificativo.

45.14s La anteposición que se describe es similar en los grupos adjetivales y los adverbiales: De tan fuerte {que ~ como} era; De tan deprisa {que ~ como} va, a veces con alternancia entre tan y lo, como en Se quedó dormido de lo cansado que estaba. El valor causal de la construcción radica en la preposición de, de modo que el grupo cuantificativo formado por tanto denota el valor extremo de la magnitud que se pondera. El grupo preposicional puede ser complemento de varias categorías, como en a pesar de tantos cambios como habían tenido lugar, donde tantos cambios es el sujeto de tener lugar antepuesto a través de la conjunción como. En consecuencia, el grupo preposicional puede insertarse en muy diversas expresiones, sin excluir las oraciones consecutivas formadas con tan(to)… que…: La frontera se nos ha venido encima a tan fantástica velocidad que estamos pasmados de lo rápido que ha sucedido (Azúa, Diario).

45.14t La variante B45.14r) puede ser el resultado de dejar tácita la oración que sigue, como en Del sueño, no se tenía en pie o en Cuando bajé, de tan cansado se me doblaban las rodillas (Kociancich, Maravilla). No obstante, la construcción «de tanto + infinitivo» (§ 39.8n) puede interpretarse como el equivalente de A en oraciones de verbo no personal, a pesar de que formalmente corresponda a B. Se dan así alternancias como De tanto {mirarlo ~ que lo miraba ~ como lo miraba}:

Por la alegre Calle de la Mercería, menos animada que otras veces, a causa de la llovizna que ya, de tanto caer, comenzaba a gotear del ala de los sombreros (Carpentier, Concierto); Alguien le propuso un día que se ganara unos soles extras ayudando a cargar las cámaras de la televisión, en el estadio, los días de fútbol. De tanto cargarlas, aprendió a manejarlas (Vargas Llosa, Hablador).

45.14u Las construcciones causales-consecutivas pueden presentar otras variantes. El adjetivo puro se asimila al cuantificador tan(to). Se construye en esta pauta con las preposiciones a y de, y precede a grupos nominales y adjetivales, además de a las construcciones de infinitivo:

Creo que el domingo es aburrido de puro viejo y que el sábado inglés es un día triste (Arlt, Aguafuertes); Seguíamos adelante, hacia el valle del Aconcagua, donde de puro tener que hacer frente al enemigo común, no iban a quedar fuerzas ni ánimos para guerras intestinas (Arenales, Arauco); Aprendió a aporrear aquellas teclas de las máquinas de escribir de pura rabia que le daban (Pombo, Ventana); A puro menear de un lado a otro los cuellos y cabezas, les entra el vértigo, se marean y van cayendo del árbol (Ortiz-Armengol, Aviraneta).

Sobre esta misma pauta pueden verse los § 39.8l y ss. Se crean otras expresiones similares con a fuerza de y con a base de26.13q, 29.9m y 46.10f).

45.14v Se asimilan con frecuencia a las subordinadas consecutivas las construcciones encabezadas por como para en las que se omite a menudo la conjunción. El cuantificador tanto alterna en ellas con demasiado, suficiente, suficientemente y bastante:

Había juntado suficiente plata como para empezar a soñar en hacer su sueño realidad (Skármeta, Cartero); No soy tan estúpida como para no saberlo (Benedetti, Primavera); Había considerado a Ezequiel bastante grandecito como para arreglárselas solo (Cohen, Insomnio); La tarde estaba demasiado bella como para no ser tomada en cuenta (Obando, Paraíso).

Estas construcciones aceptan paráfrasis formadas con consecutivas, por lo general con inclusión de algún elemento modal. Así, la primera oración de este grupo no expresa propiamente finalidad, a pesar de la presencia de para, ni tampoco comparación, a pesar de la de como. Admite, en cambio, la paráfrasis ‘Había juntado una cantidad tal de plata que es suficiente para empezar a soñar en hacer su sueño realidad’. Algunos gramáticos entienden, sin embargo, que esta proximidad conceptual no convierte en consecutivas las construcciones examinadas. Desde este punto de vista, la relación formal entre tan y que es similar a la que existe entre demasiado (o suficiente) y para, pero este vínculo no convierte esas construcciones en consecutivas. A pesar de la polémica existente, hay un acuerdo general en que el problema que tales secuencias plantean no es estrictamente el de determinar en qué clase sintáctica se deben ubicar, sino más bien el de explicar su contenido a partir de los elementos que las componen. Véanse también, en relación con esta pauta, los § 20.8n y 46.2e.

Información adicional

En relación con este capítulo, las siguientes entradas del Glosario de términos gramaticales podrían ser de su interés:
conjunción consecutiva, construcción consecutiva

 

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