Sintaxis

32 La interjección. Sus grupos sintácticos

32.8 Los grupos interjectivos

32.8a En los estudios gramaticales sobre la interjección se ha dedicado tradicionalmente más atención a las características semánticas y discursivas de estas partículas que a sus propiedades sintácticas. Como se vio en las secciones precedentes, muchas interjecciones pueden usarse como unidades independientes o autónomas que introducen cierta reacción del hablante respecto de lo que se ha dicho (bah, oh, etc.). No obstante, son también numerosas las que se integran en segmentos mayores. Las pautas más características son tres:

1. Seguidas de grupo nominal

2. Seguidas de grupo preposicional

3. Seguidas de oración

El grupo 1 admite, a su vez, varias interpretaciones. El grupo nominal que sigue a la interjección puede interpretarse como un vocativo (§ 32.2j), como el segundo miembro de una unidad léxica compleja yuxtapuesto al primero y restringido léxicamente (¡Oh sorpresa!; ¡Oh casualidad!; ¡Oh maravilla!; ¡Oh cielos!) o como un término, análogo en cierto sentido a los que introducen las preposiciones y las conjunciones. Este elemento no está restringido léxicamente: ¡Adiós mis vacaciones!; ¡Huy el auto!; ¡Ah la juventud! El término nominal (grupo 1) y el complemento preposicional (grupo 2) son compatibles en algunas interjecciones, lo que da lugar a alternancias como ¡Caray esta gente! ~ ¡Caray con esta gente! o ¡Velay el muchachito! ~ ¡Velay con el muchachito! La interjección velay alterna aquí con caramba, no así en el uso descrito en el § 32.7z.

32.8b Son numerosas las interjecciones que corresponden al grupo 2: hola, adiós, gracias y unas pocas más pueden introducir complementos encabezados por la preposición a que designan a los destinatarios de esas expresiones de saludo, despedida o agradecimiento:

¡Hola a todos! —exclamó—. ¿Puedo comer con vosotros? (Madrid, J., Flores); Adiós a los textos, yo ya había vendido los míos para comprar tabaco (Donoso, Pájaro); Gracias a ustedes y gracias a la Universidad Anahuac (Universal [Méx.] 8/1/2007).

Introduce la preposición a la interjección venga cuando lexicaliza una perífrasis verbal, como en Y venga a discutir y a regatear (Sampedro, Sonrisa), donde se expresa repetición o insistencia. También se expresa repetición con vuelta, construida de la misma forma: Y vuelta a olvidárseme (Luca Tena, Renglones).

32.8c Las interjecciones ay y ah forman grupos interjectivos con la preposición de. El grupo nominal que constituye el término de la primera designa a quien es objeto de amenaza, pero también la persona o la cosa por las que se siente conmiseración:

Si con agrado te oyere / esa esponja de la villa, / que hay dinero has de decilla / y que ¡ay! de quien le diere (Quevedo, Poesías); ¡Ay de los países que necesitan héroes! (Tiempos 23/1/1997).

La pauta «guay + grupo preposicional» era característica de la lengua poética, pero se documenta todavía en textos actuales: Nada agregó el Basilisco, porque es mudo y se limita a mirar. Eso sí: ¡guay de aquel a quien mira! (Mujica Lainez, Escarabajo). Esta interjección no está relacionada directamente con el adjetivo homónimo guay, registrado con profusión en el lenguaje actual de los jóvenes españoles.

32.8d Ya es arcaico el uso de los complementos preposicionales con de tras la interjección ah, utilizados antiguamente para llamar a alguien o hacer notar la propia presencia (¡Ah del castillo!). En cambio, es general con algunos sustantivos que se integran en el grupo de las interjecciones:

¡Lástima de interés el que se toma uno por unos ingratos! (Arniches, Gentuza); ¡Pena de Universidad, que se queda sin deportistas! (Nieva, Delirio).

Esta pauta guarda relación con aposiciones como una lástima de espectáculo, que se analizan en el § 12.14.

32.8e Con la preposición con se forman grupos interjectivos encabezados por un gran número de interjecciones. Están entre ellas anda, caramba, caray, cuidado, dale, guambia (en el Uruguay), guarda (en las áreas andina y rioplatense), hala, jolín o jolines, joroba, ojo u ojito, toma o tomá, vaya, velay, además de otras malsonantes como joder32.5u). Se ejemplifican a continuación varias de ellas:

¡Caray con tanto misterio! (Cela, Colmena); Vaya con el eclipse… ¡Vaya con la oscuridad! (Vallejo, A., Eclipse); Solo digo, ¡ojo! ¡Ojo con no respetar las libertades! (Tiempo [Esp.] 26/11/1990); Jolín con el tío lagarto… (Martínez Mediero, Búfalo Bill); ¡Guambia con el reculón! ¡El oponente arrugaba! (Guambia 24/5/2003); ¡Caramba con la señorita Cuerda! (Mendoza, Trayecto); ¡Ojito con meter la pata! […] ¡Ojito con desmandarte! (Gil Novales, Otoño); Tan Corrales es usted como yo, y no sé con qué derecho se apiguala la designación… ¡Velay con el tuerto tan liso!… (Corrales, Crónicas).

El sustantivo vuelta admite un uso interjectivo en el que se asimila a las expresiones de este grupo, como en Encima, ¡vuelta otra vez con aquello! De pronto se te cruzan los cables, ¡y a sufrir! (Reina, Reflejos). En algunas zonas del área rioplatense se usa qué con el sentido que recibe vaya en esta misma construcción: ¡Qué con Susana! (esto es, ‘¡Vaya con Susana!’).

32.8f El grupo 3 del § 32.8a corresponde a las interjecciones ya mencionadas ojalá y así en expresiones como ¡Ojalá (que) llegue a tiempo! o ¡Así se muera! La interjección vaya admite subordinadas encabezadas por que en el español de muchos países americanos, con un significado cercano al de desde luego (que), como en los siguientes ejemplos:

El novio sí llegó, ¡vaya que había llegado! (Esquivel, Agua); No crea usted que nosotros no hemos sufrido por la cola de este asunto. ¡Vaya que nos ha sacado canas, Dios y la Virgen son testigos! (Asturias, Presidente).

La variante con vaya si se emplea tanto en el español europeo como en el americano:

—¿Sabes ahora lo que es el miedo, esposo mío? —¡Vaya si lo sé! —respondió Juan—. He estado a punto de ahogarme (Martín Doria, Juan Sin Miedo); Pero… no estaba tan vieja, tentaba todavía… ¡Vaya si tentaba! (Barrios, Rajadiablos).

Se registra, incluso, la variante vaya que si:

¡Ahora ya te ha tocado ir, y vas! ¡Vaya que si vas!, ¡aunque luego no comas si no quieres! (Sánchez Ferlosio, Jarama); —No, señor agente del Ministerio Público. Siempre fuimos muy, pero muy buenos amigos. No una persona, sino muchas le podrán informar. Vaya que si fuimos buenos amigos (López Páez, Herlinda).

Se analizan otros aspectos de estas construcciones en el § 42.15.

32.8g Con el adverbio afirmativo , se emplea vaya que para afirmar enfáticamente algo, para mostrar acuerdo con lo que se ha dicho y también para rebatir una afirmación del interlocutor:

¿En serio? ¿Te interesa? —Vaya que sí (Sepúlveda, L., Viejo); —¡Eso no es verdad! —Vaya que sí. —¿Y tú cómo lo sabes? —Porque lo veo (Maqua, Invierno).

Vaya que no se emplea para contradecir tajantemente una afirmación previa: Sor: De Vegellina de Órbigo… un pueblecito de la provincia de León. No lo conocerá usted. Briones: (Entusiasmado) Vaya que no… Si he estado allí… (Cabal, Briones). Desde luego que sí y desde luego que no se utilizan generalmente para mostrar aquiescencia con el discurso previo de otro hablante. La segunda se emplea cuando el discurso que se ratifica contiene una negación:

—Pero yo soy un hombre, al fin y al cabo. —Desde luego que sí (Martín Vigil, Curas); Mercedes: Es que nosotros no dejaremos que llegue a pasar eso. Alberto: Desde luego que no… (Diosdado, Trescientos).

Las dos locuciones anteriores pueden usarse también para responder afirmativa o negativamente a una pregunta —con frecuencia en sentido contrario a lo esperado por el interlocutor— o incluso para contradecir una afirmación anterior:

—Su guardaespaldas, supongo. —En efecto. Me ha parecido aconsejable. —¿No confía en la policía? —Desde luego que sí, comisario (Mendoza, Verdad); Alberto: No pensarás que vas a salir de aquí con ese cacharro, ¿no? Mercedes: Desde luego que sí (Diosdado, Trescientos).

32.8h Introducen también oraciones encabezadas por la conjunción que las interjecciones caramba (en el área rioplatense), claro, pucha, toma y algunas otras:

¡Caramba que hay necesitaos en este mundo! Hasta de Jamaica y de Jerusalén han venido (Buenaventura, Diestra); —¡Por un momento pensé que podríamos llegar a ser… buenos amigos! —Lo podemos ser, ¿por qué no? ¡Claro que podemos serlo, Juan Carlos! (Jaramillo Levi, Tiempo); Pucha que los quiere bien a los gringos (Sánchez, F., Gringa); Se ve la mano de un buen motorista, toma que sí se ve (Ayerra, Lucha).

Varias interjecciones de este grupo se comportan a veces como cuantificadores de algún componente interno del predicado, como en ¡Cuidado que se lo repetí!, esto es, ‘Se lo repetí muchas veces’, al igual que en ¡Cuidado que tienes talento! (Valle-Inclán, Corte), esto es ‘Tienes mucho talento’. Lo mismo ocurre en ¡Mira que eres tonto! (es decir, ‘Eres muy tonto’). Este cuantificador externo impide, de hecho, la presencia de otro. Se dice ¡Eres muy tonto!, pero no *¡Mira que eres muy tonto! Se analizan otros aspectos de este fenómeno en los § 42.15ñ y ss. Sobre las equivalencias del tipo ¡Vaya lío! ~ ¡Qué lío!, véase el § 42.13c.

Información adicional

En relación con este capítulo, la siguiente entrada del Glosario de términos gramaticales podría ser de su interés:
sintagma interjectivo

 

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