Sintaxis

38 El atributo (II). Construcciones semicopulativas. Los complementos predicativos. Las construccion

38.2 El atributo en las construcciones semicopulativas (II). Los verbos de cambio. Devenir, hacerse, ponerse, volverse y quedarse

38.2a Se usa el verbo devenir con atributos nominales y adjetivales en la lengua culta del español americano, aunque con diversa intensidad según los países. En el español europeo es menos frecuente, pero se registra igualmente en la lengua literaria. He aquí algunos ejemplos de este verbo semicopulativo:

La idea deviene un hecho y los hechos cambian el curso de la Historia (Mendoza, Verdad); […] tarareando un ritmo bailable cuando no había una radio sonando, aparato de transmisión que en el solar devenía instrumento musical (Cabrera Infante, Habana); Él mismo, con el tiempo, se subsume en la deteriorada realidad y deviene hombre (Umbral, Mortal); Siendo tan opuestos ambos, los dos habían devenido inseparables (Lezama, Oppiano).

En los niveles formales de casi todas las áreas hispanohablantes se registra también el verbo devenir con complemento de régimen encabezado por la preposición en, a la que sigue un sustantivo o un grupo nominal, como en La situación devino en una gran tragedia. También puede seguir a la preposición un grupo nominal sin artículo. La proporción de este uso es mayor en los textos americanos:

La pobre réplica del estilo autoritario ha devenido en frustración (Rumbo 10/11/1997); Intentará un análisis de la plástica peruana desde la visión de un antropólogo que devino en pintor (Caretas 9/1/1997); Así, el entusiasta deviene en fanático […]. El fanático deviene en amenaza y peligro (Nacional 3/10/2002).

Se considera incorrecta la variante devenir de, documentada ocasionalmente.

38.2b Se emplea hacerse como verbo semicopulativo con los predicados que expresan cualidades estables o caracterizadoras de personas o cosas (§ 13.4k y 37.7d). Los atributos que se construyen con hacerse también admiten el auxiliar ser. Unas veces rechazan estar, como en estos contrastes:

{Era ~ *Está ~ Se hizo} muy famoso; Los días {son ~ *están ~ se hacen} muy largos; Las soluciones drásticas {son ~ *están ~ se hacen} a veces inevitables; {Soy ~ *Estoy ~ Me hice} vegetariano; {Será ~ *Estará ~ Se hará} necesario tomar una determinación,

pero otras lo aceptan en alguna interpretación (estar fuerte, estar tenso, estar difícil, estar claro, estar viejo):

Me hice fuerte porque era débil (Fuentes, Laura Díaz); Posteriormente, sin embargo, a medida que la situación se hacía más tensa, el mismo coronel empezó a dar señales de insatisfacción (Vergés, Cenizas); La plaza estaba a rebosar y se había hecho difícil la entrada de las “colles” (Vanguardia [Esp.] 24/10/1994); Nos casamos y se hizo clara su incapacidad para hacer nada por su propia cuenta (Donoso, Elefantes); Al principio, iba de cacería él mismo, pero se ha hecho viejo (Vázquez Rial, Isla).

38.2c No se usa hacerse con los atributos que se emplean con el auxiliar estar si, además, rechazan ser: *Se hizo desnudo; *Se hizo descalzo; *Se hicieron muy contentas; *Se hizo preparado, etc. Los textos siguientes muestran usos de hacerse con atributos que se ajustan a los requisitos mencionados:

La imagen que le perseguía desde hacía años se hizo nítida (Chase, Pavo); El ruido de la lluvia se hizo claramente perceptible (Elizondo, Farabeuf); El yugo tecpaneca se hizo muy duro en su tiempo (Aguilera, Arte); De modo que se hacía imprescindible la existencia de, al menos, dos caracteres fuera de la obra (Somoza, Caverna); Lecuona, por ejemplo, se ha hecho grande con música netamente popular (Zaldívar, Capablanca); Después se les hace fácil cogerse un potrero… ¿Verdad, Absalón? (Maldonado Pérez, Latifundios); En todos ellos lo que se hace patente es la intención evangelizadora (Zea, América).

38.2d La pauta «hacerse(le) a alguien + atributo adjetival» expresa la forma en que se percibe alguna propiedad o la manera en que esta resulta para alguien, como en El viaje se me hacía eterno (‘Me resultaba eterno’) o en La vida en el pueblo se le hacía imposible, en ambos casos con adjetivos que eligen ser. Es difícil prescindir del pronombre dativo en estas construcciones cuando no se deduce claramente del contexto a quién podría atribuirse la percepción: Al comienzo apenas entendía, pero después el francés se me hizo familiar (Fogwill, Cantos). En el español conversacional europeo el verbo hacer origina expresiones lexicalizadas con un grupo reducido de adjetivos valorativos aplicados al tiempo (hace bueno, hace malo), pero también a ciertas situaciones (hace feo, hace horrible, hace bonito). En estos casos hacer equivale a ‘estar’, aunque no siempre alterna con este verbo: Si no me gustara su texto, lo cambiaría, y, si me gusta, hace feo que lo diga aquí (ABC 14/10/1986). Se registra hacer feo un motor en las áreas mexicana y centroamericana con en el sentido de ‘hacer un ruido feo’.

38.2e Con hacerse y un grupo nominal sin artículo se forman numerosos predicados que denotan el proceso de ingresar en los estados que esos sustantivos designan. Como los atributos nominales se construyen típicamente con ser, no con estar, es lógico que se emplee hacerse en esta pauta. Son más frecuentes los sustantivos que hacen referencia a cambios de naturaleza profesional o social:

Peñaranda se hizo amigo de ellos (Vistazo 8/5/1997); Pero Alhambra tenía un defecto: era un teatro para hombres solos; por eso, cuando me hice novio de Mañica, me tuve que suscribir al Payret (Barnet, Gallego); Yo no me hago cómplice de ellos, aunque tenga que arrastrarme (Viezzer, Hablar); No, en una época, de joven, me hice marxista leninista —convencido— a los 17, 18 años… (Guambia 6/12/2003); Luego… luego me hice bailarín de zapateados mexicanos y españoles (Sánchez, H., Héroe).

También se usa hacerse con complemento indirecto en esta pauta: El problema se me hacía un mundo. En este caso los atributos nominales se construyen con artículo, como en Fui perdiendo motivación, y entrenar se me hizo una obligación (Clarín 24/4/1997). Con dativo simpatético (§ 35.7f) se crea la expresión hacérsele la boca agua a alguien con el significado de ‘pensar con deleite en el buen sabor de un alimento’ (§ 35.3r): Tenía hambre atrasada, y se me hizo la boca agua (Quintero, E., Danza).

38.2f Con grupos nominales definidos construidos con adjetivos nominalizados, el verbo hacerse da lugar a expresiones que designan comportamientos fingidos temporales: hacerse la {despistada ~ remolona ~ simpática}, hacerse el {sordo ~ tonto ~ vivo ~ sueco ~ suizo} (los dos últimos en el sentido de ‘despistado’), hacerse los sorprendidos, etc. He aquí algunos ejemplos de esta pauta:

Me lo leyó pero se hizo la tonta (Asenjo, Días); ¿Qué pasa con los presidentes que, salvo excepciones, son unos triunfalistas y se hacen los suecos cuando protestan toros, y de miel si les piden orejas? (País [Esp.] 31/8/1977); Entendí el interés de la madre de Polo en conocerme. Me hice la remolona (López Páez, Herlinda); “No me gusta transar con esta gente. No me gusta que se hagan los vivos”, sentenció Maradona (Clarín 2/4/1997); El doctor Tupatauchi se hizo el desentendido (Jácome, Garzas).

Esta construcción, sumamente productiva, se extiende a veces a los sustantivos: Me hice el turista casual hasta que di con ella (Aguilar Camín, Adriano). Es raro hacerse con atributos adverbiales, salvo en expresiones como hacerse tarde (Se le hizo tarde). Se asimilan a los atributos de los verbos impersonales que designan fenómenos relacionados con el tiempo atmosférico o cronológico: Está oscuro; Era de noche41.6ñ-p). En el área caribeña se registra también hacerse temprano con el sentido de ‘resultar demasiado pronto para algo’ en las formas imperfectivas del verbo, y con el de ‘llegar el momento de actuar’ en las perfectivas.

38.2g El verbo hacer introduce grupos nominales que denotan comportamientos humanos circunstanciales juzgados peyorativamente: hacer el {burro ~ idiota ~ imbécil ~ tonto}. Frente al uso descrito en los apartados precedentes, en este otro —registrado en el español europeo y en el rioplatense, pero raro en las demás áreas— no se produce la concordancia entre el sujeto de hacer y las expresiones denominativas que se mencionan. Tal ausencia de concordancia puede interpretarse como consecuencia natural de que los grupos nominales ejerzan la función de complemento directo (hacer el tonto > hacerlo). Se subrayan en los ejemplos que siguen las expresiones que no concuerdan en género o en número:

Todos aquellos críticos que les gusta hacer el indio podrán seguir el rastro de este “Airbag” por toda la llanura del penúltimo cine (ABC 21/6/1997); Sufrimos la certidumbre de que [nosotros] habíamos hecho el idiota llegándonos hasta allí (García Hortelano, Mary Tribune).

Así pues, hay un acusado contraste entre Tus hijos están haciendo {el tonto ~ *los tontos} y Tus hijos se están haciendo {los sordos ~ *el sordo}.

38.2h Se combinan con ponerse gran número de adjetivos, adverbios y locuciones que designan estados circunstanciales o episódicos. Estos atributos aceptan también estar. Se obtienen así predicados como ponerse {cerca ~ de mal humor ~ de pie ~ enfermo ~ hecho una fiera ~ junto a algo o alguien}. He aquí algunos ejemplos del verbo semicopulativo ponerse (se subrayan los atributos):

Porque el tiempo urgía, se pusieron de acuerdo en los artículos del plan, que fue redactado allí mismo (Portilla, Revolución); No te me pongas áspera (Martí, Cartas); Hasta ponerse enfermo. Se amorata que da espanto (Revilla, Guatemala); No te pongas zalamera, chiquilla (Chacón, Voz); Acomodaba la cabeza sobre un bulto de ropa; se puso de costado (Sánchez Ferlosio, Jarama); Le da un catarro y se pone moribundo (Mastretta, Vida); Se puso junto a la mesa de Rodríguez (Skármeta, Cartero).

Los cambios de estado a los que se hace referencia pueden ser voluntarios o intencionales (ponerse de costado, ponerse zalamera), o bien no estar sujetos a la voluntad o la intención del que los experimenta (ponerse contento, ponerse enfermo).

38.2i El verbo ponerse está más restringido en relación con los atributos que se construyen con estar de lo que lo está hacerse en relación con los que eligen ser. Destacan entre los adjetivos que se combinan con ponerse los que designan propiedades físicas de las personas relativas a su aspecto o su apariencia (colorado, derecho, elegante, enfermo, guapo, pálido), su estado anímico (alegre, celoso, serio, triste, taciturno, contento, nervioso), su comportamiento con los demás, con más frecuencia si es exigente o poco considerado (impertinente, insoportable, pesado, severo, tajante), y otras condiciones o estados episódicos asimilables a estos:

Cruza las piernas, se pone coqueta (Monegal, Jardín); Mire, si se pone altanero le cierro la ventanilla en las narices (Fuentes, Cristóbal); Le da un catarro y se pone moribundo (Mastretta, Vida); Y un periodista que había se puso serio y muy rojo (Herrera Reissig, Pascuas); Se puso eufórico hablando de la insurrección (Vargas Llosa, Mayta); Mascareño se puso frenético (Mendoza, É., Amante); No te pongas melancólica, aquí es donde debes estar (Morales, A., Verdad).

A este mismo grupo pertenece ponerse uno {gordo ~ delgado}. La segunda opción es común en muchas regiones del español americano; en el europeo se prefiere quedarse uno delgado (quedar delgado en el área rioplatense). El sujeto de ponerse puede ser igualmente no personal:

El día se puso nublado; Los blogs se han puesto de moda; El tiempo se puso peor; Las flores se pusieron mustias; Si la leche se pone agria, tírala; Las paredes se pusieron negras; La bombilla se ha puesto caliente.

No se usa ponerse con participios, lo que da lugar a contrastes como Ana se {mojó ~ *puso mojada}; Los días se {alargan ~ *ponen alargados}. También suelen rechazar ponerse los adjetivos que se asemejan a los participios truncos (§ 27.10f): lleno, maduro, seco, etc.: La ropa ya se {secó ~ *puso seca}; El estadio se {llenó ~ *puso lleno}. Perdido es adjetivo en Se puso perdido, que no equivale a Se perdió. El verbo ponerse tiene a poner como variante causativa no pronominal (§ 31.14 y 34.6e). Al no ser el último un verbo semicopulativo, admite complementos directos y complementos predicativos de estos (§ 38.6j y ss.), con algunas restricciones semánticas:

La pone nerviosa tenerlo tan cerca, tan paternal (Santiago, Sueño); Pero los últimos acontecimientos habían logrado ponerlo de mal humor (Allende, Ciudad); Cuatro robustos brazos lo pusieron de patitas en la calle (Aguilera Malta, Pelota); Tío Felipe Neri no transigía, le puso firme (Delibes, Madera).

El último ejemplo citado muestra un leísmo de persona. Poner acepta además complementos indirectos (al igual que ponerse: Se le puso la piel blanca), en particular con algunos de los usos que se describen en § 35.1e. A este empleo corresponde el fragmento siguiente, en el que le es dativo simpatético: Reblandeció las paredes de la pulpería de Che Miguel y también le puso blando el corazón (Morón, Gallo). Con este mismo valor se registra en el español europeo la expresión poner(le) (a alguien) la cabeza como un bombo. Poner se asimila a dejar en los usos de este verbo analizados en el § 38.4f.

38.2j Quedar o quedarse son los verbos que se eligen por defecto para designar procesos que desembocan en estados transitorios expresados por un participio. Se usan también con otros predicados de naturaleza episódica que se construyen con estar. Se ha observado que cabe distinguir dos valores de quedarse:

1. Como verbo de cambio de estado

2. Como verbo de permanencia

En efecto, el que dice Me quedé sentado o Me quedé allí expresa su permanencia en un lugar (interpretación 2), que puede aparecer expreso o quedar sobrentendido. Este uso es común con el verbo no pronominal quedar en la zona noroccidental de España (§ 41.13), pero raro en las demás áreas. En la otra interpretación, quedar(se) es propiamente un verbo de cambio de estado: El cuarto (se) quedó vacío. Contrastan igualmente Quedarse dormido (tipo 1) y Quedarse despierto (tipo 2), ya que quedarse dormido es pasar a este estado, mientras que quedarse despierto no significa ‘despertarse’, sino ‘permanecer en vela’. Fuera de contexto podría darse ambigüedad entre ambas interpretaciones. En efecto, la oración El niño se quedó contento puede expresar que cierto niño permaneció de buen grado en algún lugar (por ejemplo, en su casa, después de que sus padres se marcharan: tipo 2), pero también que pasó a estar satisfecho por algo (por ejemplo, tras llegar a algún acuerdo). Como esta sección corresponde a los verbos de cambio de estado, se pospone el análisis del tipo 2 hasta el § 38.5.

38.2k La primera interpretación de quedar(se) es propia de los adjetivos que designan estados carenciales, así como otros análogos que se caracterizan por expresar la pérdida de algo: calvo, ciego, cojo, huérfano, mudo, paralítico, solo, soltero, sordo, vacío, viudo, etc. Cabe agregar a este paradigma los adjetivos que designan ausencia de acción, como quieto, rígido, inmóvil, cortado, tieso, casi siempre usados con quedarse, en lugar de con quedar. En el bloque de ejemplos que sigue se subraya con trazo discontinuo el pronombre átono solo cuando puede omitirse:

Afortunadamente no era agua zafia de buena calidad y el Muelas se quedó calvo, pero vive todavía (Ibargüengoitia, Crímenes); Cuando ella le contó de los paseos, los susurros y los gritos sofocados, Jean de Satigny se quedó petrificado, con el tenedor en la mano y la boca abierta (Allende, Casa); Aunque Nona, la más bella de todas, se quedó viuda, es una suerte que se haya casado tan bien casada con ese apellido (Morón, Gallo); ¡No me quedé sordo de milagro! (Pardo Santayana, Beso).

38.2l En algunos de estos casos se perciben ciertas diferencias de registro lingüístico más elevado en ausencia de se: La sala {quedó ~ se quedó} en penumbra; Todos {quedaron ~ se quedaron} estupefactos. Existen asimismo diferencias geográficas. En el español de muchos países americanos es más frecuente quedar que quedarse en algunas de las construcciones atributivas que se mencionan, especialmente cuando el cambio de estado al que se refiere el apartado precedente se presenta como no circunstancial o cabe deducir que se prolongará durante cierto tiempo. Este uso se registra también en España, pero la variante con se es allí más común —en tales contextos— que en el español americano:

Nunca quedó embarazada (Barnet, Gallego); Pierre sobrevive, pero queda paralítico (López Navarro, Clásicos); Será simplemente tenido por un loco, un ciego y un mal intencionado, y quedará solo y desairado con sus falacias (Ossona, Educación); Quedaron tan agradecidas, que un día volvieron a hacerles un jardín al frente de la casa (Hoy [Chile] 24/12/1984); El Gobierno de Miramon había quedado solo; los representantes que hasta aquí le reconocían habíanse alejado de él (Pruneda, Guerra).

La alternancia de quedar y quedarse es algo mayor, también en el español americano, si se trata de un cambio momentáneo, como en Le dieron la noticia y {quedó ~ se quedó} mudo o en Pero recapacitó y se quedó quieto cuando Víctor Alberto le propuso que se encargara de los almacenes (Herrera Luque, Casa), frente a Pues es ese el momento en que el caballo queda quieto y tranquilo (Romero Blanch, Equitación).

38.2m Se construyen también con quedar y quedarse un gran número de adjetivos que denotan diversos estados anímicos transitorios, muchas veces causados por alguna impresión. A este extenso paradigma pertenecen absorto, atónito, boquiabierto, estupefacto, frío, patidifuso, perplejo, preocupado, sorprendido, entre otros muchos:

Magnetizado, absolutamente fuera de sí, se quedó absorto ante su rostro (Chase, Pavo); Le está ganando al tiempo en esta batalla, me dije en mi apuro, y quedé tranquila (Serrano, M., Vida); Ahora se había quedado embobado mirando la fotografía de Delfina (Mendoza, Ciudad); El país se quedó pasmado ante la riqueza que se le venía encima sin darse cuenta (Herrera Luque, Casa); En cambio, desde el primer momento en que vio a Júbilo, quedó fascinada con su rostro sonriente (Esquivel, Deseo); Los españoles quedaron sorprendidos al ver lo grande y suntuoso de aquella población (Portilla, Revolución).

En función del significado del atributo, los cambios que se expresan con quedar y quedarse pueden ser graduales o puntuales. Los primeros admiten perífrasis progresivas (Se fue quedando tranquilo; Se iba quedando calvo), a diferencia de los segundos (Se quedó fascinada; Nos quedamos absortos). En general, se percibe más claramente en quedarse el significado de proceso o cambio de estado, y en quedar la expresión del resultado de este cambio. Se observa asimismo mayor facilidad en quedarse que en quedar para aparecer en las oraciones atributivas imperativas, como en ¡Quédate callado!, pero existen excepciones: Queda tranquila, Consuelo (Cuzzani, Cortés).

38.2n Los adjetivos y participios que admite y rechaza quedar(se) vienen a coincidir con los que admite o rechaza estar. Los dos verbos son compatibles con los complementos de duración: El asunto {estuvo ~ quedó} solucionado durante un tiempo, y con los gerundios: {Estuvo ~ Se quedó} mirándome. Estas construcciones se analizan en los § 28.12 y 28.15s, t. También comparten quedar(se) y estar la incompatibilidad con las oraciones finales y los adverbios que se les asimilan. Así pues, ha sido no alterna con está ni con queda en Este conjunto de textos ha sido traducido para ser usado en las clases. Sin embargo, estar es compatible con los complementos agentes, a diferencia de quedar: La torre Picasso de Madrid {está ~ *queda} construida por Minoru Yamasaki. Sobre «estar + participio» véanse los § 28.16d-k, 37.7 y 37.9c, j, k.

38.2ñ La construcción «quedar por + adjetivo» no tiene variante pronominal. El adjetivo aparece en ella inserto en un grupo preposicional. En este uso, quedar es también un verbo semicopulativo, y su atributo está sujeto, por tanto, a la concordancia de género. Sin embargo, no denota cambio de estado, sino juicio o valoración:

Desde un principio quedó por entendido que nuestra colaboración sería gratuita (Proceso [Méx.] 8/9/1996); Vamos, encima voy a quedar por tonto (CREA oral, España); Hay un recurso retórico para mentir sin quedar por embusteros (Duque, Suicidio).

Se expresa con esta pauta que el resultado descrito por el atributo es solo aparente o no se aplica en puridad al sujeto.

38.2o El verbo volverse se construye con grupos nominales con artículo, más frecuentemente si junto a ellos denota cambios de actitud, de carácter o de personalidad:

Eduard se volvió un solitario intelectual que navegaba en el más inhóspito de los desiertos (Arias, Silencio); Podemos decir que los mineros cuentan con un aliado más, un aliado que ha costado mucho sacrificio, pero que se volvió un aliado bastante fuerte (Viezzer, Hablar); Dice que la mamá, en cambio, afirmaba que saqué las uñas, me volví un déspota y que su hija no lo iba a permitir (Alatriste, Vivir).

El uso de volverse con grupos nominales sin determinante es, en cambio, característico de la lengua literaria: Todo en ella se vuelve curva y prominencia, sinuosa elevación, blandura al temple (Vargas Llosa, Elogio). Aun así, en algunas áreas del español americano (la caribeña, entre otras) se registran expresiones lexicalizadas con estos grupos sintácticos, como en volverse agua la boca (hacerse agua la boca en otras variantes), volverse agua de bollos, o volverse puras patas, la última referida al que promete muchas cosas que luego no cumple.

38.2p Se emplea también volverse con adjetivos que se construyen con ser: Su tono se volvió amenazador; Te has vuelto muy escéptica. Acepta asimismo los que admiten estar si se combinan además con ser, pero los rechaza en caso contrario: *volverse enamorado, *volverse descalzo, *volverse contento. No encajan, pues, en esta pauta, los participios: El libro {pasó a venderse mucho ~ *se volvió muy vendido}, a menos que admitan usos plenamente adjetivales que se ajusten a las condiciones mencionadas: volverse reservado (‘cauteloso, circunspecto’). Los adjetivos que pueden combinarse con ser y estar (ser tranquilo ~ estar tranquilo; ser sensible ~ estar sensible) adquieren la interpretación correspondiente al primero de estos verbos: volverse tranquilo alguien (‘convertirse en una persona tranquila’), volverse sensible alguien (‘convertirse en una persona sensible’). De hecho, son particularmente frecuentes con este verbo auxiliar los adjetivos que denotan cambios notables en la forma de ser o actuar de las personas o de otras entidades, sean de signo negativo —volverse {desconfiado ~ feo ~ tonto}— o positivo —volverse {bueno ~ considerado ~ metódico}—:

Se volvió evasiva hasta con la tía Escolástica (García Márquez, Amor); Como en una venganza, se volvió agria y amarga con él y con nosotros (Adoum, Ciudad); La tierra se vuelve tan fugitiva como la vida (Fuentes, Cristóbal); Se volvió muy solicitada su habilidad para teñir vestidos viejos de mujer en colores que hacían aparecerlos como nuevos de estrenar (Ramírez, Baile); La estructura del mundo objetivo, medularmente barroca, se ha vuelto comprensible (Kovadloff, Poderes).

El adjetivo loco se combina con ser y con estar, aunque no siempre en la lengua de los mismos hablantes (§ 37.9s). Los que lo rechazan con ser lo aceptan, sin embargo, con volverse.

38.2q Se usa también volverse con adjetivos que denotan otros significados, se apliquen a las cosas o a las personas, siempre que se ajusten a las pautas mencionadas en el apartado anterior. Los cambios de estado a los que se alude no se interpretan necesariamente como definitivos o irreversibles:

La planicie se volvió amarilla y terminó por fundirse con el sol (Martínez, Mano); Tuve que ausentarme de la escuela y mi vida se volvió bastante difícil (Viezzer, Hablar); Desde que supo del hijo se ha vuelto rarísimo (Vargas Llosa, Conversación); De pronto, todo se volvió negro (Chao, Altos); ¡Pero así se comienza! A partir de allí, el trámite del partido se volvió bastante confuso y, como toda la tarde, la visita aprovechó las oportunidades que tuvo (Nueva Provincia 21/7/1997).

Estos adjetivos son compatibles con estar. Igual que poner38.2i), volverse tiene una variante causativa no pronominal (§ 31.14 y 34.6e), también con algunas restricciones: El tiempo lo volvió manso y hasta respetado dentro de los comprometidos (Balza, Mujer). Con este uso de volver se forma la expresión volver loco (a alguien algo) (‘gustarle mucho’), como en Sabía comer y beber y le volvía loco el buen vino (Cercas, Soldados). Menos usado que volverse es hoy tornarse, propio de la lengua más elevada: Su carácter se tornaba agresivo, pero el sujeto de sus desplantes terminaba siendo precisamente la única persona que lo amaba (Liendo, Platos). Este verbo introduce la preposición en con atributos formados por grupos nominales y sustantivos, como en La cólera de Irene se tornó en una bilis espesa y dañina (García Sánchez, Historia).

 

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