Sintaxis

46 Construcciones causales, finales e ilativas

46.1 Introducción. Características generales de estas construcciones

46.1a Las construcciones causales, finales e ilativas están vinculadas entre sí porque en todas ellas se expresan relaciones de «causa–efecto». Son mayores las conexiones sintácticas y semánticas que existen entre causales y finales que las que se establecen entre estos dos tipos de oraciones y las ilativas, pero también se reconocen diversos vínculos entre estas últimas y las otras dos. La oración que aparece subrayada en Se quedaron en casa porque hacía demasiado calor constituye una oración subordinada causal. Se introduce en ella la causa cuyo efecto expresa la oración principal: Se quedaron en casa. Las construcciones finales más características expresan el propósito de las acciones o los sucesos, noción que no está desvinculada del concepto de causa. En efecto, si se dice Iba a la biblioteca para encontrarse con su novio, se expresa el propósito de cierta acción, pero, a la vez, se pone de manifiesto el motivo —es decir, la causa— que la origina. Se analizan otros aspectos de este vínculo en los § 29.8n y 46.1c y ss. Las construcciones ilativas (también llamadas construcciones continuativas en la tradición gramatical), por último, presentan ciertas informaciones como consecuencias lógicas o naturales de otras aseveraciones de las que se derivan. En Hacía mucho calor, así que se quedaron en casa se presenta el quedarse en casa como un efecto natural del calor; en Pienso, luego existo se presenta asimismo el existir como derivación lógica del pensar. La idea de causa también está presente, aunque de forma algo menos directa, en las oraciones condicionales y concesivas, como se explica en el capítulo siguiente.

46.1b Los conceptos tradicionales de ‘oración subordinada causal’ y ‘oración subordinada final’ se suelen considerar problemáticos en la gramática contemporánea porque la estructura sintáctica que suelen mostrar esas secuencias (como en porque el niño tiene frío o en para que duermas mejor) es característica de los grupos preposicionales —en el sentido en que se define este concepto en el capítulo 1— más que de las oraciones. Se expone en forma resumida este problema en el § 1.10j y se presenta más pormenorizadamente en los § 31.11, 46.2a y ss. y 46.4. En las secciones que siguen se alternarán, no obstante, los términos tradicionales oración causal o final, que responden al uso abierto que se hace en la tradición del concepto de ‘oración’, con los más precisos grupo preposicional causal o final (también grupo conjuntivo en ciertos casos, como se verá), que reflejan más adecuadamente su estructura sintáctica. Se usarán asimismo en el sentido lato los términos subordinada causal y subordinada final, que cuentan con cierta tradición en la lingüística hispánica, junto a los también laxos construcción causal y construcción final, siempre que no resulte esencial dilucidar algún aspecto relativo a la segmentación de estas secuencias. En los § 1.13q y ss. se recuerda que una parte de los problemas de considerar que las construcciones causales son subordinadas adverbiales, como se hacía en la tradición, se deduce directamente del concepto mismo de ‘oración subordinada adverbial’, hoy muy controvertido. Véase, sobre estas mismas cuestiones, el § 26.13.

46.1c La causa de un estado de cosas constituye su origen o su razón de ser, mientras que la finalidad de una acción es el objetivo o el propósito al que apunta. Así pues, la causa es una noción fundamentalmente retrospectiva, mientras que la finalidad es fundamentalmente prospectiva. Nada impide, sin embargo, hablar de la causa o la justificación de las situaciones actuales o de las venideras. El que pregunta ¿Cuál es el motivo de su visita? desea saber la finalidad de cierta visita, pero también la causa que la provoca. La noción de ‘propósito’ es en esencia prospectiva, pero los propósitos que mueven a actuar son las razones que impulsan a la acción y, por tanto, también las causas que llevan a ella. Nótese que las preguntas ¿Por qué ha venido usted? y ¿Para qué ha venido usted? no expresan significados muy diferentes. La estructura sintáctica puede imponer la interpretación retrospectiva de una estructura condicional, como un Si hubiera podido, te habría llamado47.8).

46.1d Los infinitivos de interpretación prospectiva introducidos por la preposición por (como en ¿Por qué esperar? o en Hablábamos en voz baja por no despertar a los niños) se diferencian solo en un ligero matiz de los que introduce la preposición para (¿Para qué esperar?; Hablábamos en voz baja para no despertar a los niños). Sobre la estrecha relación semántica entre las preposiciones por y para, recuérdese el § 29.8n. En general, se obtienen diferencias muy marcadas entre la causa y la finalidad si la primera noción es relativa a un estado de cosas anterior al hecho que se describe (Se tumbó en la cama porque estaba agotado) y la segunda a una acción posterior a él (Se tumbó en la cama para descansar un rato). No obstante, cuando las causas o las justificaciones de algo se interpretan en contextos prospectivos, no siempre se diferencian con nitidez de los propósitos, las metas o los objetivos que se persiguen. Aun así, la finalidad, a diferencia de la causa, es una noción vinculada de manera muy estrecha con el concepto de intención —y, por tanto, indirectamente con los de conciencia y voluntad—. Las consecuencias gramaticales de este hecho se examinan en los § 46.7a y ss.

46.1e Las causas de los sucesos no acaecidos pueden ser actuales, en el sentido de reales o presentes en el momento en que se habla. El segmento no subrayado en No voy al cine con ustedes porque mañana he de madrugar describe un efecto, mientras que la causa que lo provoca, que corresponde al segmento subrayado, designa una situación no acaecida. Aun así, el peso de la obligación que se describe en ella es presente, como pone de manifiesto el tiempo verbal de la forma he. Ciertamente, podría haberse usado una forma de futuro (madrugaré), pero este hecho no ocultaría la relevancia actual de un suceso futuro. No siempre se ha aceptado en los estudios filosóficos sobre la noción de ‘causalidad’ el concepto de ‘causa futura de una situación actual o de una situación acaecida’. Aun así, no parece necesariamente contrario a la lógica ni a la gramática, como se pone de manifiesto en oraciones del tipo de Mis amigos salieron ayer de la ciudad hacia la playa porque mañana habrá grandes embotellamientos. Debe señalarse, sin embargo, que las situaciones que se ajustan a esta pauta suelen expresar de forma velada previsiones o predicciones, con lo que —al ser actuales las anticipaciones de los hechos futuros— se relativiza en cierta forma la naturaleza prospectiva de esas causas. En general, la presencia actual de las causas relativas a fenómenos futuros o no verificados sigue siendo importante para interpretar correctamente las oraciones en las que se habla de justificaciones futuras de hechos presentes, pero ese vínculo no se suele traducir en marcas gramaticales objetivas ni en clases o subclases de oraciones causales que la sintaxis pueda reconocer como propias.

46.1f El concepto de ‘causa’ interviene en las oraciones finales en una doble dirección. La subordinada final que se subraya en Se entrevistaron con el patrón para que les subiera el sueldo expresa el objetivo o el propósito que persigue la entrevista, por tanto su finalidad. A la vez, la intención o el deseo de conseguir ese aumento pueden interpretarse como la causa de la entrevista. Se suele reconocer, como se ha explicado, que la diferencia principal entre causales y finales radica en que las informaciones que aportan las subordinadas causales son por lo general anteriores a lo designado por la oración principal, mientras que la información que contienen las finales es posterior a lo que en ella se expresa. Nótese que se obtienen fácilmente paráfrasis con finales (para llegar a…) a partir de las causales en las que se expresan propósitos o intenciones (porque deseo llegar a…). No es posible, en cambio, que el verbo de la subordinada final exprese anterioridad con respecto al verbo principal. Esa es la razón de que resulten agramaticales, además de contradictorias, oraciones como *Vengo para que me pagaras (o *… para que me hayas pagado) o *Le gritó para haber llamado su atención. Se volverá sobre estas diferencias en el § 46.9u.

46.1g La proximidad entre las ideas de causa y de finalidad queda puesta de manifiesto en el hecho de que causales y finales pueden coordinarse entre sí, como en estos ejemplos:

La confianza se les ha dado porque estaban juntos y para que gobiernen juntos (Álvarez Álvarez, España); Ni el señor cura ni yo les hemos hecho ninguna advertencia sobre el particular, porque pensamos que no pasaría adelante y para que no nos creyeran muy severos y exigentes con los forasteros pobres (Carrasquilla, Marquesa); Te lo cuento porque salió al paso y para que estés enterado (Salinas, Correspondencia); Indago la causa y finalidad de mi permanencia en la oficina de este toxicómano legal. ¿Por qué? ¿Para qué? Solo porque mi padre me lo impuso y para aprender el aspecto práctico de la profesión de abogado (Araya, Luna).

46.1h Es asimismo posible formular una pregunta con por qué (¿Por qué repites siempre lo mismo?) y contestar con para que (Para que me hagan caso de una vez). Como se explica en los § 29.8n y ss. y 36.10c-l, la preposición por denota causa, como en Estoy aquí por ti, pero también medio, forma o manera en contextos en los que no se expresan nociones muy alejadas de la causalidad misma, como en Se la reconocía por su forma de andar. La noción de finalidad es prospectiva porque el concepto mismo de ‘final’ o de ‘fin’ también lo es. Como se explica en los § 29.8k y ss. y 36.10, con la preposición para se puede introducir el beneficiario de una acción (Traje el juguete para el niño), el receptor o destinatario de algo (La tapicería es para el sofá) o el destino de un movimiento, sea este real (Vamos para Ayacucho) o figurado (Iba para médico). La última construcción es más usual en el español europeo que en el americano.

46.1i Los complementos que expresan el beneficiario de alguna acción (Lo escribí para ti) se pueden coordinar también con las construcciones finales y aun con las causales, como en el siguiente texto: Hago esto porque me da la gana, y para ti, para que olvides las heridas (Boullosa, Duerme). Piensan algunos gramáticos que la noción de propósito constituye una interpretación figurada de la idea de final o de destino, en la medida en que los conceptos de ‘fin’, ‘final’ y ‘finalidad’ están morfológica y semánticamente relacionados. Desde este punto de vista, cuando se dice Vine para hablar con el doctor se expresa el ‘fin’ de la visita, es decir, su objetivo o su meta.

46.1j Pocas nociones han recibido tan minucioso tratamiento en la historia de la filosofía como la noción de ‘causalidad’. El gran número de causas que suelen reconocerse en esa tradición (entre las que está la causa final, indistinguible del propósito) contrasta con el relativamente reducido número de expresiones lingüísticas en las que se traducen tales diferencias. Así, es importante en esa tradición el que la causa de un determinado estado de cosas sea o no primera (eficiente o primigenia) y, en general, suele ser relevante la cuestión de en qué medida es posible establecer cadenas de causalidad. Estos hechos se reconocen ocasionalmente en la interpretación de los textos, pero pocas veces tienen consecuencias gramaticales. Así, por ejemplo, para que resulte natural la oración Murió porque la llamaron por teléfono, es necesario establecer una o varias causas intermedias o interpuestas que aporten una conexión racional entre los sucesos mencionados. El que resulte más complejo dar con esos vínculos causales en la oración propuesta que en Murió porque la atropelló un camión es una cuestión relevante desde el punto de vista filosófico —y también desde el cognitivo—, pero no lo es en la misma medida desde el sintáctico, en cuanto que las distinciones conceptuales necesarias no parecen estar apoyadas en diferencias lingüísticas objetivas.

46.1k En general, es difícil de determinar el criterio lingüístico que podría dilucidar si la causa de un estado de cosas es inmediata o mediata. Así, cuando se dice Se salió de la carretera porque se le rompió la dirección del coche, se introduce la causa directa o inmediata de la acción que se describe. En cambio, en Se gastó el dinero porque era suyo, resulta claro que el hecho de que el dinero pertenezca a cierta persona no es exactamente la causa de que esta se lo gaste. Aun así, la oración … porque era suyo se analiza gramaticalmente como oración causal. Nótese que la posesión de la que se habla en ella facilita, posibilita o favorece el gasto que expresa el verbo de la oración principal, pero los motivos que llevan a él son seguramente otros: … porque deseaba comprar algo, … porque tenía ganas de divertirse, etc. De hecho, junto a las subordinadas causales, se expresan a veces los verdaderos motivos que conducen a la acción, se presenten o no estos en la forma de una oración causal. Así, la subordinada subrayada en Siempre había tenido ganas de tener aquel coche y, como el dinero era suyo, se lo compró no expresa la verdadera causa de la compra. De hecho, esta información no corresponde únicamente al fragmento que se resalta, sino también a la oración Siempre había tenido ganas de tener aquel coche.

46.1l Tampoco suelen tener traducción gramatical las diferencias que se establecen a veces en los estudios filosóficos entre las causas de los actos intencionales (Se entrampó porque necesitaba urgentemente el dinero) y las de los no intencionales (No se veía porque había mucha niebla); entre las constatadas o verificadas en la presencia de alguien (Entró en la casa porque yo le abrí la puerta) y las que el que habla establece en función de su propio raciocinio (Entró en la casa por la cocina porque la puerta principal estaba cerrada). Aun así, algunas causas inferidas o deducidas tienen correlato en la tipología gramatical de las oraciones causales, como se explicará en los § 46.6 y 46.11.

46.1m Se llaman a veces causales definitorias o analíticas las oraciones causales que introducen una paráfrasis del significado del predicado al que modifican: No puede oír porque está sordo; Voy descalza porque no llevo zapatos. Una peculiaridad de estas oraciones es el hecho de que suelen admitir paráfrasis en las que se permuta el contenido de la principal y la subordinada (Está sordo porque no puede oír; No llevo zapatos porque voy descalza). Ciertamente, las subordinadas mencionadas no dejan de introducir causas de algo, pero no se justifican con ellas los estados de cosas de los que se habla, sino más bien los mismos términos que los designan.

46.1n Las subordinadas causales constituyen solo una de las múltiples formas en las que puede ponerse de manifiesto gramaticalmente el concepto de ‘causa’. Evocan muy a menudo esta noción las relativas explicativas (§ 44.1l y ss.), como en El ministro, que era nuevo en el cargo, no entendió bien la situación, y también las oraciones coordinadas (§ 31.2), como en Era de noche y no se veían las huellas, donde el primer segmento de la coordinación expresa la causa de lo que afirma el segundo. Se sugiere asimismo una relación causal entre oraciones a través de la yuxtaposición, como en Los niños cayeron en la cama y se durmieron inmediatamente: estaban agotados, donde la oración yuxtapuesta expresa la causa que desencadena la acción descrita en el conjunto oracional coordinado que la precede. No obstante, mediante la yuxtaposición también puede expresarse la consecuencia de algo, como en Los niños cayeron en la cama rendidos: no se levantaron hasta el mediodía siguiente. Nótese que esta segunda relación podría haberse expresado mediante conjunciones ilativas, como así que, de modo que y otras similares (§ 46.11 y 46.12), o bien a través de la coordinación, como en el ejemplo propuesto de Era de noche y no se veían las huellas.

46.1ñ Al igual que se ha procedido en otros capítulos de esta obra, no se considerarán construcciones causales las secuencias en las que se pone de manifiesto el concepto de ‘causa’ con cualquier recurso gramatical, sino las que lo expresan a través de preposiciones y conjunciones subordinantes, así como de las relaciones de tiempo, modo y subordinación en las que intervienen. Los contenidos causales pueden establecerse también mediante algún verbo que los exprese léxicamente, como en Esta desorganización nos va a acarrear serios problemas. Obviamente, el uso de este verbo transitivo lleva a interpretar los problemas de los que se habla en este ejemplo como consecuencia de cierto estado de desorganización, pero el hecho de que la oración admita con facilidad una perífrasis causal (Habrá problemas porque hay desorganización) no la convierte en oración causal. El análisis de estas formas de significación causal no pertenece al ámbito de la gramática, sino al de la lexicografía.

46.1o La relación de causalidad se reconoce en otros tipos de subordinadas. Se hace notar en el § 46.5c que el adverbio cuando hace el papel de conjunción en Cuando hace esas cosas, sus razones tendrá, o en Cuando él lo dice, estudiado lo tiene (Alvarado, Cartas II). En estas oraciones, cuando no designa el momento o el período en que se lleva a cabo una acción, sino que se interpreta como un marcador que permite construir paráfrasis de sentido causal (§ 42.10). Nótese que la forma tendrá que aparece en el primero de los dos ejemplos propuestos constituye un futuro de conjetura (§ 23.14h-ñ). No denota, por tanto, una situación futura, sino que equivale a ‘seguramente tiene (ahora)’. En relación con este uso de cuando, véanse los § 22.9u y 31.13c. También es causal el sentido que corresponde a la oración subrayada en Si hemos llegado hasta aquí, bien puedo quedarme hasta el final (Mendoza, Ciudad). A pesar de su estructura, la prótasis condicional no introduce en este ejemplo una situación hipotética que haya de ser verificada, sino más bien una justificación de lo que se afirma en la oración principal. Pueden verse otros aspectos de estas construcciones en los § 47.1ñ y ss. En la lengua rural de Chile y de Costa Rica, y a veces también en la coloquial, se usa el adverbio relativo donde como conjunción causal equivalente a porque o a como, en su interpretación causal (§ 22.8u): Donde ya no podían más, se sentaron a descansar.

46.1p Las tres formas no personales del verbo admiten asimismo interpretaciones causales. La interpretación causal del participio, como en Muerto el perro, se acabó la rabia, se analiza en los § 38.8c y 38.12a-c. En el § 46.6ñ se muestra que las locuciones dado que, puesto que, visto que y algunas más se formaron a partir de la estructura sintáctica de las construcciones absolutas. La interpretación causal de los gerundios absolutos es más frecuente si estos aparecen en fórmulas duplicadas formadas por relativos (gustándote como te gusta, siendo quien eres, viviendo como vives), generalmente en la posición que corresponde a los tópicos oracionales. Se analizan estas construcciones en los § 27.5l y ss. Se obtiene también la interpretación causal de los gerundios en otras oraciones, como se muestra en los § 27.5a y ss. El infinitivo con valor causal aparece por lo general en la construcción «al + infinitivo», que se describe en el § 26.13f. Se obtiene este significado en Al vivir en una ciudad pequeña, no tenemos problemas de transporte, o en esta oración: En mi opinión Don Quijote es un Simbad, que al carecer de circunstancia mágica, del ave rok que lo transporte, se vuelve grotesco (Lezama, Paradiso).

46.1q Comparada con la noción de ‘causa’, la de ‘finalidad’ se expresa mediante un número menor de relaciones sintácticas, lo que no resulta extraño si se tiene en cuenta que, desde el punto de vista gramatical —no necesariamente desde el filosófico—, la finalidad es una noción mucho más específica. Como se adelantó en el § 46.1d y se explicará con detalle más adelante, el concepto de finalidad está vinculado al de intención, lo que restringe de forma considerable los entornos gramaticales en los que se permite. A eso se añade que, frente a la causa, la finalidad no suele obtenerse de las relaciones de contigüidad espacial o temporal, y tampoco de las de coordinación o yuxtaposición. Las oraciones finales introducidas por para se construyen siempre en subjuntivo, mientras que las que encabeza porque solo lo admiten en circunstancias particulares (§ 46.2k y ss.).

46.1r Se asocian de forma característica con la expresión de la finalidad las oraciones relativas de infinitivo, que se analizan en los § 26.12 y 44.5q. Así, en la secuencia un lugar donde dormir, se habla de cierto sitio en el que poder dormir e —indirectamente— de un lugar destinado a ese posible fin. La noción de ‘finalidad’ se manifiesta asimismo a través de un gran número de relaciones léxicas, como en los complementos de los verbos destinar, encaminar o dirigir (Un importante esfuerzo comercial dirigido a todas las capas de la población), de sustantivos como idea, objetivo, plan, propósito, proyecto o de adjetivos como ávido (de), dispuesto (a) o tendiente (a) (tendente en España), entre otros muchos. Véase sobre estas cuestiones el § 36.10.

 

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