Sintaxis

45 Construcciones comparativas, superlativas y consecutivas

45.12 Comparativas progresivas, comparativas correctivas o de adecuación y comparativas prototípicas

45.12a Las comparativas progresivas se forman con los cuantificadores comparativos más y menos (o sus variantes sincréticas) y la expresión «cada + grupo nominal», como en Cada campanada del reloj hacía más angustiosa la espera. Los sustantivos temporales (día, noche, semana, año y otros similares) son particularmente frecuentes en esta pauta, pero no son los únicos posibles en ella:

El calor asentaba, a cada instante con más peso, sus doradas manos sobre las cosas (Gala, Manuscrito); Para Lluvia cada día era más agradable poder interpretar los mensajes telegráficos de su papá (Esquivel, Deseo); Yo debía ser muy poco observador si aún no me había dado cuenta de que Nadine cada noche iba más al cine con el nuevo amigo de la Facultad (Bryce Echenique, Martín Romaña); La enorme superficie líquida daba la impresión de subir al horizonte y cada minuto quedaban más atrás los paisajes circundantes (Aguilera Malta, Pelota); Esos hoteles tienen una clientela numerosa y cosmopolita, pues cada semana llegan más inversores españoles (Nacional 19/5/1997).

45.12b Las comparativas progresivas son, pues, estructuras plenamente comparativas. Se comparan en ellas los grados sucesivos de una misma propiedad o los estadios de un proceso lineal que afecta a varios seres de manera sucesiva. El cuantificador cada es universal, además de distributivo (§ 19.9a-r). Una paráfrasis aproximada de la oración Cada año venían más turistas podría ser ‘El número de turistas que acudía cada año era mayor que el número de turistas que acudía el año anterior’. Esta paráfrasis contiene el adjetivo anterior, que permite concebir una serie espacial o temporal. El sustantivo vez se usa en estas oraciones para expresar los puntos que se evalúan en una serie incremental:

El proceso se fue acelerando. Yo sentía la cabeza cada vez más pesada y el cuerpo más débil (Levrero, Espacios); Por encima del motorcito ensordecedor la multitud se vuelve cada vez más densa (Rodríguez Juliá, Cruce); A medida que se fueron acercando se sintieron cada vez más desencantados (Nsue, Relatos).

Con el sustantivo vez pueden formarse sin dificultad series espaciales, por tanto no solo temporales: Las ventanas de este edificio son cada vez más chicas. Cuando se habla de espacios recorridos, la serie espacial tiene un correlato temporal: El terreno se hacía cada vez más escabroso (Chao, Altos).

45.12c Muchas comparaciones progresivas admiten paráfrasis con el adverbio progresivamente. Aplicadas al ejemplo de Levrero que se cita en el apartado precedente, se obtienen las expresiones progresivamente más pesada, o bien más y más pesada. Las comparativas progresivas admiten también variantes con más y más, como en A cada momento desembarca más y más gente (Vargas Llosa, Pantaleón). La diferencia fundamental entre las comparaciones progresivas y las proporcionales estriba en que las primeras no rechazan los complementos comparativos: Cada película suya que veo me gusta menos (que la anterior). No son propiamente comparativas progresivas las estructuras en las que cada y más no han de relacionarse sintácticamente, es decir, aquellas en las que no se obtiene la serie incremental que caracteriza la construcción: Cada velocirraptor era más grande que un lobo moderno (Gánem, Caminitos).

45.12d Las comparativas progresivas presentan dos variantes: integrada y desgajada. En la primera, la secuencia «[cada + sustantivo] + [más o menos…]» constituye un solo segmento sintáctico. Los puntos suspensivos corresponden a la categoría que cuantifiquen los adverbios más y menos: un sustantivo en A la tienda viene cada día menos gente; un adjetivo en Te veo cada día más guapa; un adverbio en Manejas cada vez más aprisa. La construcción integrada se usa también con el orden inverso (menos… cada… en lugar de cada… menos…): […] hasta en la sala principal a la que se iba menos cada vez (Mujica Lainez, Casa). En esta oración se subraya, pues, un complemento circunstancial de frecuencia constituido por una construcción comparativa progresiva. Cada vez menos y menos cada vez constituyen, por tanto, segmentos sintácticos. Repárese en que la pregunta ¿Viene mucha gente a la tienda? se puede contestar con la expresión cada vez menos, que integra en un solo segmento los dos componentes de la construcción progresiva.

45.12e En la variante desgajada, el segmento que encabeza cada y el que encabeza el cuantificador comparativo están separados, como en Cada día te veo más guapa o en los textos siguientes:

Mamá Zita cada semana colgaba el teléfono más desazonada (Delibes, Madera); Cada año llegaba más gorda (Bryce Echenique, Magdalena); Tu padre, aparte de que cada día gana más dinero, se encuentra al borde del delirio (García Hortelano, Gramática); […] era como un alud, cada vez adquiría mayor fuerza (Delibes, Hereje); Cada día estoy más contento (Ibargüengoitia, Crímenes); Cada noche vienen más tarde (Arrabal, Cementerio).

Como muestran los textos precedentes, el cuantificador comparativo puede relacionarse a distancia con el cuantificador cada. De hecho, más y menos pueden aparecer en el interior de grupos sintácticos que no desempeñan funciones oracionales. Así, en Hablaban cada vez en tono más íntimo de cuchicheo (Martín Gaite, Visillos), el grupo adjetival más íntimo está inserto en el grupo nominal tono más íntimo, a su vez inscrito en un grupo preposicional. A la misma pauta corresponden ejemplos como Cada vez necesitaba la ayuda de más gente, donde más gente no ejerce una función sintáctica respecto del verbo necesitaba. Se usa más con el sentido de mayor en las comparaciones progresivas, hablando de números o de cantidades, como en Cada vez eran más las lanchas que faenaban (Gascón, Gringos). Se forman también comparativas progresivas con la expresión cuantificativa cada cual, como en: Las versiones se contradicen, cada cual más disparatada y más falsa (Vargas Llosa, Elogio). A esta construcción se asimilan las formadas por «a cuál más ~ a cual más + adjetivo o adverbio»: Las muchachas eran tres hermanas a cuál más diferentes (Cabrera Infante, Habana). En esta oración se dice que las tres hermanas eran muy diferentes, o —más exactamente— que no es posible saber cuál de ellas se diferenciaba más de las otras dos. La forma cuál se mantiene en singular en estos casos, y también el adjetivo, con el que concuerda. Se registra este ocasionalmente en plural, pero no se recomienda esta opción: Al otro día Barrientos se despertó con una diana de titulares de prensa a cual más acusatorios (Tiempos 31/3/1997). Tampoco es aconsejable el uso de la preposición de antepuesta al adjetivo, como en En las últimas cuarenta y ocho horas hemos tenido tres casos a cual más de delicados (Bain, Dolor).

45.12f Han recibido varias denominaciones las comparativas cuyo primer término se presenta como sustituto potencial del segundo, dando a entender que ocuparía con más propiedad su lugar, como en El problema es más político que legal. En el § 13.2p se explica que la noción cuantificada es la adecuación o la idoneidad (en el sentido de la justeza o la propiedad) con la que se realiza una determinada predicación. Ello da lugar a la paráfrasis ‘Es más propiamente político que legal’. Esas oraciones admiten también variantes con ‘en lugar de’, por lo que se han llamado asimismo comparativas correctivas o sustitutivas, además de comparativas de adecuación o idoneidad. Las oraciones así formadas presentan varias propiedades. No alterna en ellas el cuantificador más con menos. Admiten, además, variantes con incisos en los que más que precede al segundo término. Los incisos pueden aparecer pospuestos (El problema es político, más que legal) o antepuestos (Más que legal, el problema es político). En todos estos casos, más alterna con más propiamente, por lo que no cuantifica el segmento al que precede: Es más un automóvil familiar que un deportivo. El adverbio más goza de cierta independencia sintáctica y puede anteponerse incluso a toda la oración, como en Más parecían ruinas de edificios que casas (Cervantes, Quijote I).

45.12g Las comparativas correctivas no se forman siempre con incisos ni anteponiendo el grupo cuantificativo al resto de la oración, sino que presentan a menudo una estructura lineal similar a la de las demás comparativas. En el § 13.2p se comprobó que pueden construirse con adjetivos no graduables. Repárese, en el mismo sentido, en que sería absurdo hablar del grado en que se perdió un partido de fútbol (no se dice *Perdimos mucho este partido), pero resulta natural decir Perdimos este partido más por nuestros errores que por los aciertos del equipo contrario. Una paráfrasis aproximada de esta oración podría ser esta: ‘Es más apropiado decir que perdimos este partido por nuestros errores que decir que lo hicimos por los aciertos del equipo contrario’. Como se ve, en estas construcciones no se introduce siempre una corrección a una afirmación previa, pero siempre se expresa que la situación designada por el grupo cuantificativo se aplica con mejor adecuación o propiedad que la que se designa a través del complemento comparativo. Si se dijera, Más que vivo, está muerto (con anteposición del grupo comparativo), se enfatizaría igualmente lo ajustado de la apreciación que se introduce. He aquí otros ejemplos de esta pauta:

Era una mujer alta y delgada. Más que delgada, escuálida (Palou, Carne); —Y ¿te daba asco? —No, me daba miedo… Más que miedo era como si sintiera o como si supiera que me iba a morir… (Chacel, Barrio); Pensándolo bien, aquello era absurdo. Más que absurdo, irresponsable (Semprún, Federico Sánchez); —¿Al fin se decidió a visitarnos? Se diría que le tienta menos esta celda que las otras. —Más que celda se diría palacio —murmuró mi hermana, hundiendo la mirada en el bufete de palosanto repleto de pomadas (Fernández Santos, Extramuros).

45.12h Se denota exclusión, y no propiamente corrección, con la locución conjuntiva comparativa antes que. Si una mujer dice Me tiraría por la ventana antes que casarme con él, no estará ordenando temporalmente dos acontecimientos hipotéticos, sino declarando su marcado rechazo del segundo y su elección del primero en tal situación externa. Se reproducen a continuación otras muestras de este recurso retórico:

Yo prefiero morir antes que recibir limosnas de ti (Cuzzani, Pitágoras); Cualquier cosa, antes que dejarse vencer por la rutina (Benedetti, Primavera); Se dejarían despellejar antes que hacer traición al galán que las engatusa (Mendoza, Ciudad); Antes que verse reducidos por el hambre prefieren matarse entre sí (Mañach, Sentido).

45.12i Se suele llamar comparación prototípica la que introduce en su segundo término ejemplos destacados o representativos de la magnitud que se compara, como en más blanco que la nieve, pesado como el plomo, fuerte como un roble, más terco que una mula. Las comparativas prototípicas se analizan a menudo como estructuras cuantificativas de grado extremo. Así, negro como el azabache se interpreta como ‘sumamente negro’ y más fuerte que un toro, como ‘sumamente fuerte’. De hecho, en muchas de estas construcciones no se comparan en realidad magnitudes ni estados de cosas. El que usa la expresión más sordo que una tapia no predica la sordera de tapia alguna. Tampoco al decir más contento que unas castañuelas se predica la alegría de ese instrumento de percusión. En general, las comparaciones prototípicas tienen sentido como construcciones en las que el segundo término designa un estereotipo ejemplificador de la propiedad (‘altura’, ‘fuerza’, ‘lentitud’, ‘terquedad’, ‘negrura’, etc.) que se desea aplicar en algún grado elevado.

45.12j La comparación prototípica puede ser de igualdad (fuerte como un toro) o de superioridad (más fuerte que un toro). La primera admite dos variantes sintácticas. En una de ellas se predica la propiedad de los dos términos que se comparan. Así, la oración Es fuerte como un toro puede usarse para predicar de alguien la fortaleza en el mismo grado en que se predica de un toro. La noción comparada es, por tanto, ‘el grado de fortaleza’. En esta interpretación se suple tan ante el adjetivo fuerte. Esa misma oración puede usarse para decir de alguien que es fuerte ‘al igual que un toro es fuerte’. En esta interpretación (más frecuente con pausa tras el adjetivo), no se comparan necesariamente dos grados de la misma propiedad. Tal como se ha explicado, como un toro puede asimilarse a un adverbio de grado pospuesto (como en extremo y otros similares que se mencionan en el § 13.1r).

45.12k La construcción «como + grupo nominal» da lugar a la lectura prototípica cuando el sustantivo se construye sin determinante. En los textos siguientes se introducen, en efecto, muestras prototípicas o características de las acciones que se mencionan:

Las empleadas, únicas acompañantes de don Heraclio, aullaban como lobos (Araya, Luna); Los trataba como esclavos (Sarmiento, Facundo); Sentimos tanto su muerte, que no podemos menos que llorar como niños (Serrano, E., Dios); Clavó los dedos como garfios en el muro (Vega, A. L., Crónicas).

Ello no significa que estas comparaciones estereotipadas no puedan darse también con grupos nominales determinados (Corría como el viento), pero estos últimos no representan necesariamente estereotipos de las acciones que se mencionan. Las variantes con cual son hoy menos frecuentes, pero se emplean a veces con sentido irónico: […] lo justo para ir a la playa y tumbarse cual lagarto al sol (Enríquez Soriano, Estrés).

45.12l En la literatura clásica —y, a imitación suya, en la posterior— era frecuente constituir grupos cuantificativos antepuestos al adjetivo, de los que formaba parte el propio complemento comparativo. Esta pauta era característica del verso lírico:

Sin que d’allí se partan, / con sospiros callientes, / más que la llama ardientes, / los enjugo del llanto, y de consuno / casi los paso y cuento uno a uno; (Garcilaso, Poesías); […] que bien serás rigurosa, / y más que un diamante dura, / si el cuerpo y la sepultura / no te vuelven piadosa. (Cervantes, Galatea); Que su pastoril cara / Le quedó más que el sol hermosa y clara (Solís Valenzuela, Desierto); Ni en medio del placer ama el tormento / sano el entendimiento, / que deja el Amor luego / más que la nieve frío (Gálvez Montalvo, Pastor).

Aunque estas construcciones son raras fuera del lenguaje poético, muestran que el cuantificador más es el elemento gramatical que exige la conjunción comparativa que, hasta el punto de que puede crearse con ambos un solo cuantificador complejo (más que la luna) que modifique al adjetivo (bella). Estos grupos comparativos antepuestos no se usaban en la lengua clásica a menos que la comparación fuera prototípica.

45.12m Las construcciones comparativas prototípicas son idiomáticas unas veces, como en la mayor parte de los ejemplos anteriores, y semiidiomáticas otras muchas, como en […] aunque os escondáis más que una lagartija (Cervantes, Quijote I). Se renuevan con facilidad en la lengua oral, se usan con propósitos burlescos o irónicos y están sujetas a considerable variación geográfica. Así, son de uso general en español aburrido como una ostra, astuto como un zorro, borracho como una cuba, dulce como la miel o más loco que una cabra. Están más restringidas, en cambio, las expresiones siguientes:

pretencioso como farol de retreta (República Dominicana), más viejo que el camino real (Panamá), más falso que un billete de dos pesos (México), más contenta que chola en carrusel (Bolivia), bruto como bota nueva (Uruguay), más triste que lechuza en panteón (Cuba), apretado como chinche en catre (Perú), lento como tortuga a golpe de balde (Colombia), más perezoso que gato de chalé (Chile), más hambriento que ratón en ferretería (Venezuela), más viejo que el pinol (Nicaragua), más solo que Adán el día de la madre (Argentina).

Se forman otras muchas comparaciones prototípicas con la pauta «como o cual + grupo nominal», en la que el grupo nominal no suele llevar determinante. Se diferencian de las anteriores en que no siempre forman parte de los repertorios fraseológicos, puesto que a menudo son creadas libremente:

Voluminoso y obstinado cual abate medieval, se pasaba las horas y las horas combatiendo, en el tortuoso campo de la escolástica, contra un adversario tan poderoso cuanto invisible (Vallejo, F., Fuego); […] con las vetas que hería las rocas cual tajos luminosos (Mujica Lainez, Galaz); Estaba descompuesto, rojo como remolacha y acaso a punto de sufrir un infarto (Aguilera Malta, Pelota).

 

Nueva gramática de la lengua española
Real Academia Española © Todos los derechos reservados

cerrar

Buscador general de la RAE