Sintaxis

42 La modalidad. Los actos de habla. Construcciones imperativas, interrogativas y exclamativas

42.14 La exclamación (II). Exclamativas totales y parciales

42.14a Los grupos exclamativos analizados en la sección precedente se dividieron en dos clases en función de si están o no constituidos por palabras exclamativas (§ 42.13b). Las oraciones exclamativas admiten una división similar. Las que suelen llamarse totales, (para equipararlas a las interrogativas) se distinguen en el lenguaje oral de las correspondientes oraciones declarativas únicamente por sus características de entonación, como en ¡Estoy agotado! o en ¡Quería que fuera a trabajar todos los sábados! Aun así, es importante resaltar que la simple expresión de un sentimiento (Esta persona no me cae bien) o una sensación (Me duele la cabeza) no convierte en exclamativa la oración en que se manifiesta. Las construcciones exclamativas que tienen correlatos como oraciones declarativas se caracterizan gramaticalmente por el uso de recursos fonéticos o sintácticos, y a menudo por la conjunción de ambos, así como por el empleo de los signos ortográficos de admiración. Son asimismo exclamativas totales secuencias como ¡Era mi amigo!; ¡Pero el jueves es feriado!, o ¡Te había dado todo lo que tenía! El término exclamativa total no debe interpretarse, sin embargo, de modo enteramente paralelo al de interrogativa total, sobre todo porque estas últimas son casi siempre disyuntivas, a diferencia de las primeras. Se retomará esta diferencia en la sección siguiente.

42.14b Las oraciones exclamativas formadas por grupos exclamativos se denominan parciales, también por similitud con las construcciones interrogativas análogas que contienen adverbios o pronombres interrogativos. Son, pues, exclamativas parciales las siguientes oraciones:

¡Qué cosas me dices!; ¡Qué alegría me da verte de nuevo por aquí!; ¡Qué cansado estoy!; ¡Qué apurada vas!; ¡Qué temprano llegaron!; ¡Qué deprisa crecen!; ¡Con qué miedo la miraba!; ¡Qué de flores han salido!; ¡Cuántas oportunidades habremos perdido!; ¡Cómo se ha puesto de gordo!

42.14c Las oraciones interrogativas parciales pueden ser directas (¿Qué quería?) o indirectas (No sé qué quería). Las exclamativas admiten una división similar. Las oraciones exclamativas indirectas son paralelas a las interrogativas indirectas, pero presentan algunas características particulares que se estudian en los § 43.2c y ss. y 43.7s y ss. Desde el punto de vista semántico, interesa resaltar sobre todo que coinciden con las exclamativas directas en que no se desea identificar en ellas el valor que corresponde a alguna propiedad. Así, el segmento subrayado en el texto siguiente: Hemos estado frente a la muerte y hemos comprendido cuán cerca está también la nuestra (Regàs, Azul), constituye una exclamativa indirecta, y podría parafrasearse aproximadamente con una subordinada declarativa que contuviera un grupo adjetival de grado extremo: ‘que nuestra muerte está sumamente cerca’. Existe una asimetría notable entre interrogativas y exclamativas indirectas, ya que las primeras pueden ser totales (No sé si vendrá), pero las segundas siempre son parciales. La inexistencia de exclamativas indirectas totales se considera una consecuencia natural de su naturaleza no disyuntiva. En ellas se pondera, en efecto, el valor extremo de algo, pero no se solicita la identificación de ningún elemento. Véase, en relación con esta misma cuestión, el § 43.2c.

42.14d La exclamación puede integrarse en unidades sintácticas superiores. Al igual que otros enunciados que constituyen actos verbales, las oraciones exclamativas pueden funcionar como apódosis en los períodos condicionales y concesivos: Si te animas a venir con nosotros, ¡qué bien lo pasaremos!; Aunque parezca buena persona, ¡no te fíes del todo! El enunciado exclamativo puede ser también un solo grupo sintáctico en estos casos, como en Si no está conforme, ¡a la calle!; Si te vienes, ¡magnífico! Los enunciados exclamativos son asimismo compatibles con las apódosis explicativas o restrictivas (llamadas a veces codas): ¡Cállense, que molestan!; ¡Auxilio, que me ahogo! A pesar de que las oraciones exclamativas pueden insertarse en segmentos mayores, solo constituyen subordinadas sustantivas cuando son parciales. La probable inexistencia de exclamativas indirectas totales se analiza en el § 43.7v.

42.14e Se diferencian las oraciones exclamativas parciales de las interrogativas correspondientes en que las primeras no se forman con infinitivos. Así, oraciones como ¿Dónde ir?, ¿Cómo decírselo? o ¿Qué regalarle? no poseen correlatos exclamativos, salvo que estos se asimilen a las interrogativas retóricas y se interpreten, por tanto, como ellas. El rechazo de esta variante es aún más claro en la exclamación indirecta (*Es extraño cómo llegar hasta él), que contrasta claramente con la interrogación indirecta (Es un misterio cómo llegar hasta él). Cabe pensar que la base de esta asimetría es semántica, en cuanto que las oraciones interrogativas fuerzan la elección de una persona o una cosa entre los miembros de un conjunto, mientras que las exclamativas expresan la ponderación de alguna magnitud extrema. La elección a la que se alude parece compatible con algún elemento modal tácito (‘¿Qué podríamos regalarle?’; ‘¿Cómo sería posible decírselo?’), pero este elemento resulta del todo incompatible con la exclamación. Véase también el § 43.7w sobre esta misma cuestión.

42.14f La anteposición de las palabras exclamativas y los grupos sintácticos que forman es similar a la que se da en las oraciones interrogativas. Cuando no existe diferencia en la constitución de los grupos sintácticos interrogativos o exclamativos, tampoco la sintaxis de una y otra construcción suele presentar diferencias: ¿Cuánto se demoró? ~ ¡Cuánto se demoró! Se obtienen contrastes análogos en ¿Qué dices? y ¡Qué dices!; ¿Qué bares frecuentas? y ¡Qué bares frecuentas!; ¿Dónde vas? y ¡Dónde vas!, y otros muchos casos análogos. Tal como se explica en el § 43.13e, los grupos exclamativos formados por «qué + sustantivo o grupo nominal» no especifican en sí mismos la propiedad en relación con la cual se expresa sorpresa, contrariedad o la reacción emotiva que la exclamación ponga de manifiesto en cada caso particular.

42.14g La diferencia a la que se acaba de aludir introduce un contraste marcado entre interrogativas y exclamativas. Mientras que las primeras solicitan que se identifique una determinada entidad (¿Qué libro estás leyendo?), el determinante qué apunta en las exclamativas a alguna propiedad extrema de la noción cuantificada que solo aclaran el contexto o la situación (¡Qué libro estás leyendo!). Así, en ¡Qué horas pasamos! se sugiere ‘tan amargas’, o bien ‘tan felices’; en ¡Qué cosas dices! puede entenderse ‘tan graciosas’, pero también ‘tan sorprendentes’. En general, la ponderación que se lleva a cabo con «qué + sustantivo» no pone de manifiesto con medios gramaticales la dirección en la que tiene lugar la valoración extrema que se hace de algo, ni tampoco la propiedad exacta que se pondera o se resalta. Por el contrario, las construcciones equivalentes con cuánto expresan número o cantidad en grado elevado, como en ¡Cuánta sensualidad escondía ese poema! (Cano Gaviria, Abismo). Aun así, tal como se recordó en el § 42.13d, algunos sustantivos no contables permiten alternar qué y cuánto, como en ¡{Qué ~ Cuánto} frío pasamos! Se recordó en las páginas precedentes que la estructura interna de las exclamativas parciales directas se diferencia a menudo de la de las interrogativas correspondientes en la constitución interna de los grupos con los que se forman. Así, diferencias como ¡Qué caro cuesta! ~ *¿Qué caro cuesta? (con la posible excepción del español antillano, como se indica en el § 22.13u) se deducen directamente de que qué caro es un grupo adjetival exclamativo, no interrogativo.

 

Nueva gramática de la lengua española
Real Academia Española © Todos los derechos reservados

cerrar

Buscador general de la RAE