Sintaxis

25. El verbo (III). El modo

25.4 El modo en las subordinadas sustantivas (II). Alternancias de los modos. Reinterpretación de los contenidos léxicos

25.4a Se llaman alternancias de los modos o alternancias modales los pares de contextos en los que un mismo predicado admite indicativo o subjuntivo. El término se aplica también, por extensión, a los contextos en los que se admite uno de los dos modos en una estructura sintáctica, a la vez que se rechaza en otra. Este sentido más amplio del concepto de ‘alternancia’ permite comparar en detalle las diferencias de forma y de significación a las que dan lugar los predicados cuando inducen el indicativo o el subjuntivo.

25.4b Las alternancias modales constituyen uno de los problemas clásicos de la gramática española. Han sido examinadas por los gramáticos en todas las épocas y se han propuesto para ellas explicaciones muy diversas de carácter sintáctico, léxico, semántico o pragmático. En esta sección se analizarán varias alternancias modales en las que interviene el significado de los predicados; en las dos siguientes se considerarán ciertos aspectos de naturaleza estrictamente sintáctica que dan lugar a otras alternancias modales. Solo una parte, relativamente pequeña, de las alternancias modales puede ser explicada aludiendo a fenómenos de homonimia o de polisemia, es decir, duplicando las acepciones de las palabras en los diccionarios. No obstante, en las páginas siguientes se mostrará que las soluciones de naturaleza léxica y las de naturaleza semántica (en concreto, las que centran las explicaciones de las alternancias en las relaciones y las transferencias que existen entre las clases semánticas de predicados) pueden estar cercanas en ciertas situaciones. Algunos gramáticos prefieren sustituir las soluciones semánticas basadas en el léxico por otras que centran los análisis en la estructura informativa de la oración. Se presentarán todas esas opciones aquí y se desarrollarán algunas de ellas en el § 25.5.

25.4c Existen casos claros de homonimia, y a veces de polisemia, entre los predicados inductores. Cuando sentir se usa como verbo de percepción (‘notar, percibir’) se construye con indicativo, como en Ya siento que se me sale el corazón (Azuela, A., Tamaño), pero cuando expresa una reacción afectiva y equivale a lamentar, elige el subjuntivo, como en Sentiríamos que la circunstancia de haberse puesto en venta el alegato del doctor Piñero fuera un obstáculo serio para su difusión (Borges, Historia). Cuando hacer se asimilaba a ‘fingir’ en la lengua antigua se construía con indicativo, como en Haz, Sempronio, que no lo oyes (Rojas, Celestina). En la actualidad se mantiene este régimen en hacer como que..., pero hacer como si... elige, en cambio, el subjuntivo:

Simplemente hace como si no lo hubiese escuchado, como si aquel diálogo no hubiese existido (Volpi, Klingsor); Camina unos pasos, hace como que busca el número de una casa (Piñera, Niñita).

Cuando hacer significa ‘llevar a cabo, conseguir’, induce el subjuntivo, como en Haz que me oigan, tal como se observó en el § 25.3o. En el § 25.3d se hizo notar que la locución de cajón se usa con indicativo, como en Que la violencia engendra violencia es de cajón (ABC 16/1/1987). En realidad, lo hace solo cuando significa ‘obvio, evidente, seguro’. Cuando esa misma locución adquiere el sentido de ‘previsible, natural’, se usa con subjuntivo, como en Era de cajón que se encogieran de hombros y sacaran los cigarrillos (Cortázar, Glenda). Repárese en que, al duplicar las acepciones de los predicados, se deshace propiamente la alternancia como tal, puesto que ya no es un mismo sentido el que alterna en dos contextos distintos. Sobre la diferencia de significado que aporta el modo en pares como Habla fuerte, que te {oigo ~ oiga}, véase el § 46.7.

25.4d Un buen número de verbos de lengua (comunicar, decir, indicar, insistir, repetir, etc.) eligen indicativo o subjuntivo con diferencia de significado, como en Le dijo que {actuaba ~ actuara} de buena fe. Con indicativo, estos verbos introducen estados de cosas que se tienen por ciertos, mientras que con subjuntivo, construidos por lo general con complemento indirecto, introducen situaciones no experimentadas, más exactamente peticiones, órdenes, sugerencias y otras formas de solicitar o requerir algo de alguien. Se ilustra la variante con indicativo en las siguientes citas:

Dijo que parecía mucho más viejo de lo que era realmente (Panero, Lugar); Les diré que has venido a pedirme dinero (Zúñiga, J. E., Noviembre); Rubio recibió la carta de García de Alarcón en la que le comunicó que Roma negaba el permiso para regresar (Osorio, Eco); Cada acotación —repito que fueron varias decenas— exigía un trabajo inmenso de las secretarias (Vargas Llosa, Pez); Aníbal me comunicó que el joven era muy entendido (Mujica Lainez, Bomarzo); Doña Bárbara me hizo una seña con el brazo indicándome que nos íbamos a ir pronto (Montero, Bella).

Se muestran ahora esos mismos verbos construidos con subjuntivo:

Simplemente me dijeron que Firmara en una hoja (Palou, Carne); Tú dijiste que nos quedáramos aquí (Parrado, Muerte); Telefoneó al obispo para comunicarle que tuviera preparadas las maletas (Herrero, Ocaso); Te repito que vengas pronto (Galdós, Episodios); Sobriamente me indicó que siguiera por dos leguas un pequeño sendero derivado del camino (Neruda, Confieso).

25.4e El verbo insistir se asimila al paradigma que se menciona en el apartado precedente; es decir, se usa con indicativo como verbo de comunicación, como en Insistió en que había ratas en la casa (Asenjo, Días) o en Serafín insiste en que lo vio con sus propios ojos (Labarca, Butamalón). Como cabe esperar, cuando expresa solicitud se construye con subjuntivo, como en estos ejemplos:

Insistí en que nuestro hijo se educara en Suiza (Shand, Farsa); El muchacho insistía en que ella mirara para atrás (Belli, Mujer); Le insistí en que cuidase de Malki (Sampedro, Sirena).

El uso sin preposición de insistir se considera un caso de queísmo, pero se advierte que se va extendiendo en la lengua estándar en el español americano. Esta variante de insistir se ajusta a la oposición entre los sentidos de ‘comunicación’ y de ‘solicitud’. Al primero corresponden estos ejemplos:

Polibio sonríe e insiste que la fama es lo peor distribuido en el mundo (Fuentes, Naranjo); Le insisto que es imposible (Pavlovsky, Pablo); Insiste que no intervino para nada en esa operación (Moreno-Durán, Diana).

Al segundo corresponden estos otros:

Su mujer le insistía que fuera al médico (Vargas Llosa, Fiesta); Un compañero le insiste que coma algo (Puig, Beso); Le insistí que se encargara de las diligencias judiciales (Mutis, Maqroll); Cuando los ayudantes le insistían que descansara, los rechazaba (Martínez, Perón).

25.4f En los estudios sobre estas construcciones se ha señalado repetidamente que el fenómeno descrito en los apartados anteriores es, en cierta forma, paradójico. No parece satisfactorio proponer, en efecto, que se reduce a la existencia de una serie de casos de homonimia. Ciertamente, los verbos mencionados alteran su significado en estos contextos, pero resulta difícil sostener que a cada uno de ellos han de corresponder dos o más acepciones en el diccionario. Aun así, como se verá en los próximos apartados, esta opción no se descarta en algunas ocasiones. Cabe observar, por un lado, que las oraciones de subjuntivo expresan en estos casos acciones que se requieren de alguien, lo que se confirma por el hecho de que resulten raros, si no inviables, en esos contextos los complementos que designan situaciones no controlables por el destinatario:

Le repitió que {llovería ~ *lloviera}; Les ha sido comunicado que su solicitud no {está ~ *esté} en orden; Les dijimos que el director no {había ~ *hubiera} sido informado.

Por otro lado, el hecho de que en ocasiones sea posible coordinar dos oraciones subordinadas con modos distintos, como en Les dijo que tenían derecho a una indemnización y que esperaran la decisión del juez, hace difícil mantener la hipótesis de la homonimia. En algunas de las secuencias que corresponden a este grupo, el subjuntivo puede representar una transposición al discurso indirecto de las formas de imperativo, como en Repito que no esperéis de mí bonitos discursos (Galdós, Purgatorio), que remite a Repito: “No esperéis de mí bonitos discursos”. Sobre este tipo de correspondencia, véanse los § 43.9 y 43.10. Todos estos hechos muestran que el trasvase o el deslizamiento de los predicados que expresan comunicación a la clase semántica de los de influencia (abreviadamente, comunicación > influencia) representa una tendencia general del español, más que un rasgo individual de cada uno de ellos.

25.4g No es muy diferente de la anterior la alternancia modal que se observa con pensar, ocurrírsele (a alguien) y otros verbos de entendimiento similares. Se usan con indicativo cuando la oración subordinada expresa el contenido de lo que se tiene por cierto o experimentado, o bien lo que viene al pensamiento. Estos contenidos los asimilan a los predicados de actitud proposicional:

Yo pensaba que tenía tiempo de escapar (Hernández, F., Nadie); Se me ocurrió que, desde sus sepulcros, los muertos célebres allí acumulados se estremecían en la podredumbre que manchaba sus armas y sus joyas (Mujica Lainez, Bomarzo).

En cambio, construidos con subjuntivo se refieren a una toma de postura o una decisión:

Fue así como se me ocurrió que me trascribiera este reportaje (Corrales, Crónicas); He pensado que sea usted el que se encargue del asunto (Gallego, Adelaida),

por lo que comparten régimen con acordar, decidir y otros verbos similares. Pasan, pues, del grupo de los verbos de pensamiento a los que expresan una determinación, lo que explica que se asimilen a estos últimos en la selección del modo. Este tipo de deslizamiento semántico puede esquematizarse como pensamiento o creencia > intención (si bien algunos semantistas entienden que el término actitud proposicional abarca un número mayor de predicados que pensamiento o creencia). Puede aplicarse igualmente esta alteración del significado al verbo contar (con) en contrastes como Cuento con que hará usted lo correcto, con indicativo, y Contamos con que sea él y no otro quien abra el camino hacia la democracia (Mundo [Esp.] 28/11/1996), con subjuntivo. Este último par pone de manifiesto que las dos subordinadas aluden a una situación prospectiva. El futuro de indicativo en hará presenta el estado de cosas que se describe como algo que se da por sentado, mientras que el presente de subjuntivo en sea lo hace aparecer como un deseo o una toma de postura de los que hablan.

25.4h Los predicados verbales que expresan aceptación, aquiescencia o entendimiento, como admitir, conceder, aceptar, estar de acuerdo (con), entender, comprender y otros semejantes, se usan con los dos modos, lo que puede interpretarse como un efecto de la distribución de las funciones informativas en la oración, pero también como un proceso de deslizamiento semántico análogo a los mencionados en los apartados precedentes. En este apartado y en los que siguen se analizarán las dos opciones. En efecto, estos predicados introducen, construidos con indicativo, contenidos aseverados, percibidos como verdaderos o presentados como nuevos en algún fragmento del discurso, como en Comprendí que estaba equivocada, es decir, ‘Lo supe, me di cuenta de ello’. He aquí algunos ejemplos de este uso:

Apenas formulada la pregunta, comprendí que no hablaba en sentido figurado (Cano Gaviria, Abismo); —¿Aceptas que fui víctima de un encantamiento? —gritó Orso (Matute, Aranmanoth); Hubo una noche en la que aceptó que Blanca no volvería (Muñoz Molina, Ausencia); Se me concederá que procedí con discreción (Mujica Lainez, Bomarzo); El Moñigo entendía que el valor de un hombre puede cambiar de la noche a la mañana (Delibes, Camino).

25.4i Cuando introducen el modo subjuntivo, como en Comprendo que estés molesto conmigo (es decir, ‘Lo admito, lo justifico’), esas mismas informaciones se presentan implícitamente como consabidas, incluso si la situación descrita es actual. A la vez, con comprender, entender y otros verbos similares se expresa de esta forma aquiescencia, aceptación o justificación en relación con el contenido que se pone de manifiesto:

Querida Marquesa, comprendo que tenga usted el corazón de luto como ataúd en bajel zozobrante (Valle-Inclán, Milagros); Aceptó que el insomnio rigiera sus días y se dedicó a imaginar trucos para no dejarse vencer por la tristeza (Mastretta, Mal); Concedo que la palabra no alcance a expresarlo (Lugones, Fuerzas); Barda entendía que las estridencias anteriores hubieran cesado (Satué, Desierto).

Este uso del subjuntivo se puede asimilar al que en el § 25.3r se denominó temático. Como allí se hizo notar, con este término se intenta poner de manifiesto que la situación presentada forma parte del trasfondo informativo que el hablante y el oyente comparten (o bien que no comparten, pero el emisor desea presentar como si así fuese). Cabe pensar, desde este punto de vista, que la relativa extrañeza que provocan oraciones como Comprendo que estás molesto conmigo, con indicativo en la subordinada, se debe a que la situación descrita no puede ser nueva para el oyente. El verbo entender usado con subordinadas de indicativo admite también el sentido de ‘enterarse de algo, conocerlo’ como en Sí, pero entiendo que le has perdonado (Bonmatí, Elena Demuth).

25.4j Junto a esta aproximación al fenómeno, basada en el peso de las funciones informativas, cabe también pensar que la alternancia pueda estar relacionada con una forma de deslizamiento semántico análoga a las presentadas en los apartados precedentes. La comprensión es, como explica el DRAE, un proceso intelectivo, pero también una actitud cercana a la empatía o la tolerancia, lo que la convierte en valorativa. El deslizamiento semántico (aproximadamente, entendimiento > estimación o empatía) parece aplicarse, como en el caso anterior, a un grupo de predicados, en lugar de a uno solo. Algunos usos de estos verbos dan lugar, sin embargo, a una traslación del tipo entendimiento > influencia. Nótese que aparece en subjuntivo el verbo con subrayado continuo en Había aceptado que la hijita del senador Agustín Cabral viniera a la Casa de Caoba (Vargas Llosa, Fiesta). El verbo aceptar expresa aquí la acción de dar alguien su conformidad o su consentimiento a alguna situación, por lo tanto la de influir en el hecho de que tenga lugar. Si se hubiera empleado el condicional vendría, se habría manifestado que la persona de la que se habla se había hecho a esa idea, es decir, la había asumido como tal.

25.4k Como sucede en el contraste que se acaba de examinar, el contenido prospectivo de la subordinada en subjuntivo puede llevar en otros casos a interpretar el predicado principal como una decisión, una conclusión o una toma de postura. De esta manera, en Los miembros del comité están de acuerdo en que reciba una pensión, cabe entender cierta decisión colectiva (si bien no es esa la única interpretación posible, ya que la decisión podría corresponder a otros). En Están de acuerdo en que no recibe un trato justo se describe la coincidencia de varias personas en una situación presente, que pasaría a ser futura en Están de acuerdo en que {recibirá ~ reciba} un trato justo. Si bien las decisiones afectan, en principio, a estados de cosas futuros, y las conclusiones o los juicios de valor, a estados presentes o pretéritos, es habitual usar en ambos sentidos los verbos acordar, coincidir, concluir, decidir, determinar y otros similares, con el consiguiente cambio en la elección del modo. El deslizamiento de los predicados de juicio o entendimiento a los de influencia resulta ser, como antes, un proceso bastante general. Importa precisar que el concepto de ‘influencia’ se interpreta en todos estos casos en un sentido amplio, concretamente en el que se asocia con la existencia de cierta participación causal de alguien en la existencia o el devenir de alguna situación.

25.4l En el § 25.3ñ se explicó que las subordinadas sustantivas de los predicados que expresan causa se construyen en subjuntivo. A su vez, en el § 28.11r se hace notar que los que establecen una vinculación lógica entre dos situaciones se suelen llamar implicativos. Están entre ellos implicar, entrañar, conllevar, suponer (en uno de sus sentidos), tener como consecuencia y otros similares. Estos predicados tienden a construirse también con subjuntivo. Ello es esperable, en tanto en cuanto la vinculación lógica de la que se habla representa una forma de conexión causal:

Pero ver el mundo desde la perspectiva de una teoría y no de otra entraña que veamos unos hechos y datos e ignoremos otros (Giner, Teoría); Cada segundo se infecta una persona en el mundo, lo que conlleva que un tercio de la población esté infectada por el bacilo de Koch (Médica Dominicana 1/2000); […] lo que supone que cada vez se tengan que desplazar a distancias más grandes para alimentar su ganado (Pueblos 10/2000).

Sin embargo, algunos de ellos (especialmente implicar, suponer y tener como consecuencia) admiten de manera ocasional el indicativo, como se muestra en estos ejemplos:

Esto implica que un organismo sin experiencias tempranas, privado de ellas en forma artificial, será incapaz de tener un comportamiento normal (Ardila, Psicología); Ello supone que tales enlaces momentáneos de incomprensión condicionan una extrema finura del sentido para captar lo singular (Schwartzmann, Sentimiento); No estar en el grupo de cabeza tendría como consecuencia que los tipos de interés en España sufrirían un incremento de incluso cuatro puntos (Mundo [Esp.] 15/12/1996).

25.4m Si se consideran los contrastes del apartado anterior desde el punto de vista de la estructura informativa de la oración, se podrá observar que el subjuntivo de las oraciones del primer grupo es temático (§ 25.3r), puesto que presenta la subordinada como parte del trasfondo informativo, es decir, como si cierto estado de cosas causado o provocado estuviera presente en la conciencia lingüística del oyente. Los ejemplos del segundo bloque, con indicativo, muestran, en cambio, esas mismas causas como informaciones nuevas. No es obvio que estos contrastes puedan abordarse desde el punto de vista de los deslizamientos léxicos analizados en los apartados precedentes. Al margen de ello, debe destacarse que los ejemplos del segundo grupo son poco frecuentes, mientras que los del primero son muy abundantes. Este hecho podría sugerir que la expresión del resultado de una relación causal (es decir, el hecho de darla a conocer) puede, en ciertos casos, sustituir al subjuntivo previsible en la subordinada sustantiva y dar lugar a que aparezca en ella el indicativo.

25.4n Los predicados de percepción se construyen con subordinadas en indicativo, como se observó en el § 25.3g. Algunos de ellos aceptan, sin embargo, el subjuntivo cuando expresan la acción de poner diligencia, esmero o atención en algo, es decir, cuando adquieren una carga intencional, como en Siempre veía que cada cosa estuviera en su lugar. Nótese que veía recibe aquí el sentido intencional, volitivo o de comprobación que corresponde a procuraba ~ se preocupaba (de) ~ se cercioraba (de). Si se hubiera dicho Siempre veía que cada cosa estaba en su lugar, se habría obtenido el sentido de ‘percibía, le parecía’. El verbo mirar se usaba muy frecuentemente en la lengua antigua —y, a veces, aún se emplea en la actual— con complementos de subjuntivo en contextos en los que adquiere el sentido de ‘procurar’, en especial si se expresa alguna obligación:

Has de mirar que ninguna te dañe con su vestir (Justiniano, J., Instrucción); Mira que no des / indicio de la sospecha (Cervantes, Sultana); Lleva ese cabriolé a casa y mira que no le pierdas (Cruz, Caballero); Mira que no tardes, pues me importa continuar mi camino (Fernández Lizardi, Noches).

Sobre «mirar de + infinitivo», véase el § 26.9ñ.

25.4ñ Los significados que se reconocen en las subordinadas en subjuntivo mencionadas parecen obtenerse de una traslación del tipo percepción > intención o voluntad. No obstante, los significados intencionales dan paso a veces a otros, no siempre separables de ellos, en los que predomina, como se ha dicho, la verificación o la comprobación de lo que se examina:

He de dar el parte al capitán y ver que todo esté en orden (Vázquez-Figueroa, Tuareg); Se pone dentro o encima el besugo, cuidando que se haga y se tueste sin ahumarse (Mestayer, Enciclopedia); Después revisó el armario, verificando que no hubiese más armas (Fogwill, Cantos).

Conviene precisar, no obstante, que, en sí mismas, las nociones de ‘verificación’ o de ‘comprobación’ no son suficientes para explicar la diferencia de la que se habla, ya que los verbos asegurarse (de), comprobar, garantizar, verificar y otros similares se construyen con ambos modos, casi siempre con alguna diferencia de significado. Así, comprobar induce el indicativo en “Debe hacer calor en la iglesia”, pensó, mientras comprobaba que sus manos estaban más frías que el mármol (Bryce Echenique, Cerrado), donde comprobaba se acerca a ‘notaba, percibía’, pero aparece con subjuntivo en El maestro caminaba hasta la biblioteca, comprobaba que todo estuviese en su lugar y volvía a salir (Andahazi, Secreto). Cuando se construyen con indicativo, estos verbos expresan la confirmación de un estado de cosas, por lo que se asimilan a los predicados que se asocian con las nociones de ‘seguridad’ o ‘certeza’ (§ 25.3d), o simplemente de ‘situación percibida’. Cuando se usan con subjuntivo, expresan también ‘verificación’, pero esta adquiere un rasgo intencional, lo que da pie a la aparición de este modo. Como en el grupo de los verbos de percepción, la selección modal está en función de que predomine en todos estos predicados el sentido inactivo (aproximadamente, ‘recibir información relativa a lo que sucede’) o se imponga en ellos el intencional (aproximadamente, ‘poner voluntad, esmero o diligencia en alguna cosa’).

25.4o El verbo soñar está sujeto a un cambio de significado en cierta manera cercano a los que se acaban de describir. Cuando se usa como transitivo induce el indicativo, en cuanto que se asimila a los verbos de percepción o representación, como en Soñé que estaba en Inglaterra (Muñoz Molina, Beltenebros). En cambio, soñar con o soñar en remiten a una situación prospectiva, no solo hipotética, y admiten el subjuntivo. En los ejemplos siguientes, se observa, en efecto, un claro significado volitivo:

Los cavallistas soñaban con que su jefe encabezara la lista de candidatos (Clarín 3/3/1997); Los espías del Papa sueñan en que me vaya para siempre al fin del mundo (Villena, L. A., Burdel).

Cuando este verbo aparece en indicativo en estas mismas construcciones intransitivas, sigue interpretándose como verbo de representación, al igual que figurarse, imaginar y otros similares. Lo ilustran estos otros ejemplos:

Yo soñaba con que tú, ahí dentro, cantabas el coro de las hilanderas (Buero, Diálogo); Tan absurda me parecía esta situación, que soñaba en que pronto tendría remedio y se restauraría la concordia (Olaizola, Escobar).

Parece, en suma, que el deslizamiento representación > intención o voluntad no es, en lo fundamental, muy diferente de los que se sugieren en los apartados precedentes. En los § 25.5d-h se harán consideraciones similares sobre las alternancias modales con los verbos confiar, esperar y temer. El esquema «soñar que + subjuntivo», sin preposición y sin negación inductora, es menos común en la lengua general, pero se atestigua en el habla coloquial de muchos países. Soñar adquiere aquí el sentido de ‘anhelar, desear vivamente’, como en Sueño que regresen pronto; Soñaba que la enviaran de vacaciones, etc.

25.4p De forma análoga a como el contenido de lo que se sueña admite dos interpretaciones, puede entenderse de dos maneras el contenido de lo que se sospecha, se supone o se imagina. El modo que predomina en los complementos de estos verbos es el indicativo:

Se imaginó que Costanza no había de ser suya (Cervantes, Fregona); Otros más reflexivos sospechaban que había sucedido algo extraordinario (Mera, Cumandá); Supongo que ya poseo suficiente información para conocer las claves de su significado (Allende, Retrato); Me hace sospechar que ha perdido el favor con el emperador (Vallejo-Nágera, Yo).

También se documenta el subjuntivo, aunque con frecuencia mucho menor. Predominan en este uso, si bien no son los únicos posibles, los contextos en los que precede al verbo reductor un relativo que corresponde a la oración subordinada:

Una de las mujeres alzó la voz para preguntarles qué edad se suponía que tuviera Adéle de Lusignan (Donoso, Elefantes); La vida no es lo que es en sí misma, sino lo que uno imagina que sea (Díez, Fuente); Esto se suponía que fuera una parada breve (Nuevo Herald 2/2/2009); Menéndez Pidal sospecha que se trate de una fantasía (Lopetegui, Historia); Me hervía la sangre de solo imaginar que uno de aquellos descerebrados pensara por mí (Quintero, E., Danza).

Cuando los contenidos que se presentan en estos casos se asimilan a las creencias o las asunciones, se construyen en indicativo, pero cuando se conciben como conjeturas, se expresan con subjuntivo. Ahora bien, debe precisarse que la doble interpretación de la que se habla (quizás resultado de una traslación del tipo creencia > conjetura) no constituye una elección que el hablante lleve a cabo individualmente en cada caso particular, puesto que el uso de los verbos mencionados con subjuntivo es hoy minoritario, como se ha señalado.

25.4q Se hizo notar en el § 25.3f que explicar, garantizar y otros verbos similares se construyen con complementos en indicativo. No se mencionó allí, sin embargo, que cuando presentan sujetos no personales suelen utilizarse en subjuntivo, con lo que se obtienen contrastes como El maestro te ha explicado que las cosas no son como tú pensabas, con indicativo ~ Eso explica que las cosas no sean como tú piensas, con subjuntivo. Aparece también el subjuntivo en los ejemplos siguientes:

La acetilcolinesterasa garantiza que la membrana postsináptica (sarcolema) recobre su condición bioeléctrica (Hernández Corvo, Morfología); Ello explica que sea en el género de la canción donde más difícil resulta deslindar entre lo tradicional y lo moderno (Reuter, Música).

Nótese que los dos usos de explicar que se han mostrado coinciden en tener el significado de ‘presentar explicaciones’, por lo que no parece que la alternancia constituya exactamente un caso de homonimia. No obstante, solo en uno de ellos se asimila este verbo a los predicados de lengua o de comunicación mencionados antes. Se vio en los § 25.3ñ, o que los que introducen la causa o la razón de algo (justificar, probar, etc.) se construyen en subjuntivo. Cabe entender, por tanto, que el deslizamiento de una noción a la otra (aproximadamente, aserción > justificación) pueda tener alguna influencia en el cambio de modo que ponen de manifiesto estos predicados.

Información adicional

En relación con este capítulo, las siguientes entradas del Glosario de términos gramaticales podrían ser de su interés:
alternancia, discurso indirecto, verbo de lengua, verbo de pensamiento

 

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