Sintaxis

21. Los numerales

21.10 Otros usos de los numerales (II). Construcciones lexicalizadas y semilexicalizadas

21.10a Se suelen emplear los numerales en gran número de construcciones en las que se exagera algún cómputo, se presenta como aproximado o se expresan significados análogos a los de los adjetivos innumerables, incontables y otros semejantes, como en Esto le sirvió de rosario el tiempo que allí estuvo, donde rezó un millón de avemarías (Cervantes, Quijote I). El hablante y el oyente entienden que en este caso no se hace referencia exactamente a 106 avemarías, sino a gran número de ellas. La mayor parte de estas magnitudes, características de los usos aproximativos de los numerales, hacen referencia a múltiplos de diez, con escasas excepciones, entre las que está docena. Entre los sustantivos numerales que designan cifras menos altas, se usan especialmente decena y docena en estas construcciones, sobre todo en plural:

Un franciscano que venía de auxiliar a algunas docenas de moribundos tomó la palabra (Galdós, Episodios); Arribaron ayer a suelo patrio los campeones juveniles del X Campeonato Centroamericano de Baloncesto Sub-20, quienes fueron recibidos por decenas de familiares, dirigentes y periodistas deportivos (Siglo 19/5/1997); Regresaba triunfal de la plaza de toros, rodeado de decenas de admiradores y llevando aún en las manos las orejas y el rabo que acaba de cortar (Bryce Echenique, Hotel); Más al interior se alzaban lujosas mansiones rodeadas de extensos cañaverales en que se afanaban docenas de esclavos (Vázquez-Figueroa, Piratas).

También se emplea veintena, mencionado antes (§ 21.3a), con el sentido de cantidad aproximada que se analiza aquí: Había una veintena de personas. Suele usarse en español la expresión números redondos para designar una cantidad que se ha calculado sin precisión. Con la locución adverbial en números redondos se hace referencia a un cómputo cuyo resultado es una cifra abultada, casi siempre múltiplo de diez, establecida de esta forma, por lo que admite paráfrasis con el adverbio aproximadamente: En treinta segundos el país se jugó una carta negra que le llevó del bolsillo nada menos que mil millones de dólares en números redondos (Revilla, Guatemala).

21.10b Los usos aproximativos de los numerales son sumamente frecuentes en la lengua conversacional, y a menudo admiten cierto margen de variación. Así, en Te lo he repetido cien veces, el cardinal cien alterna con cuarenta, cincuenta, doscientas, quinientas, mil, diez mil, quinientas mil, un millón o millones, entre otras posibilidades. En andar(se) con cien ojos, la alternancia suele estar entre cien, mil y cien mil, rara vez otros numerales. En dar cien vueltas a algo cabe, en cambio, un registro mayor de numerales. En dejar a alguien con x palmos de narices caben los numerales un(o), dos y tres. Como se puede comprobar, estas construcciones no están enteramente lexicalizadas, puesto que —una vez satisfecha la condición de que se designen múltiplos de diez— se aceptan muchas opciones, incluso superpuestas:

Con tales sentimientos renuncio una, mil y millones de veces a la presidencia de la república (García Márquez, General); Pero esto que vais a ver en breve por primera vez lo veréis luego miles y cientos y docenas de veces (Mendoza, Ciudad); Si me acerco un poco más al espejo, descubro decenas, quizá cientos de cráteres cutáneos, donde se agazapan decenas, quizá cientos de espinillas (Prada, Animales).

21.10c En el registro coloquial de muchos países hispanohablantes se usan numerales cardinales ficticios para designar un número elevado de personas o cosas, casi siempre con intención humorística. Se emplea en España tropecientos; en Argentina, quichicientos y chiquicientos; en México y algunos países de Centroamérica y del Caribe, chorrocientos (también registrado en España) y sepetecientos; en el Perú, cuchucientos. Se ejemplifican a continuación algunos de estos usos:

La agarra Barraquer y de frente cuchucientos mil anteojos y sala de operaciones (Bryce Echenique, Martín Romaña); Puedes sacar tropecientas fotos de los sitios adonde vamos (País [Esp.] 1/5/2003); ¿Por qué “la gente” sigue votando a quienes ya le demostraron chiquicientas veces que están para joderle la vida? (Página 26/9/2005); Por el año del chorrocientos, en el antiguo Callejón del Sapo, hoy del Cuajo, número sepetecientos vivía una canija familia que, durante el siglo pasado y lo que va de este, ha sido motivo de chorromil descuajiringes (Jornada 5/10/2003).

21.10d Los numerales ficticios que se acaban de mencionar pertenecen al grupo de los cardinales. El adjetivo enésimo constituye su contrapartida en el paradigma de los ordinales, aunque no posee las connotaciones festivas que caracterizan a aquellos. Se usa especialmente para expresar que algún suceso se ha repetido en numerosas ocasiones:

El enésimo estallido de cólera popular había desalojado al Joker del poder (Martínez, Cantor); Esta es una información de enésima mano (Sábato, Héroes); Me parecía muchísimo más al insecto de Kafka cuando llegué por enésima vez al puente maldito llamado Garibaldi (Bryce Echenique, Permiso).

Se emplea a menudo este ordinal con el sustantivo potencia en la expresión elevado a la enésima potencia:

Son los mismos “hideputas” que dijo Don Quijote aunque elevados a la enésima potencia (Vallejo, F., Virgen); Hollywood de nuevo. La apoteosis de la ficción. El coloso elevado a la enésima potencia (Rojo, Hotel).

21.10e En el § 31.9g se explica que la conjunción disyuntiva permite coordinar numerales que expresan cifras aproximadas entre las que existen diferencias pequeñas, particularmente la unidad (diez u once veces, catorce o quince personas), el par (diez o doce minutos) y la decena (cincuenta o sesenta invitados). Se usa la conjunción copulativa tras el numeral mil en la expresión mil y una, que aparece en fórmulas fijas como las mil y una noches; pasar o hacerle a alguien las mil y una, en el sentido de ‘gran cantidad de acciones o situaciones inconvenientes’, o en otras análogas, como testigo de mil y una batallas, por mil y una razones, ofrece mil y una posibilidades, en las que mil y una significa asimismo ‘innumerables, numerosísimas’. He aquí otros ejemplos de este mismo uso:

Al mezclar en sus amistades las inevitables muestras de desagrado por las mil y una circunstancias que siempre aparecen entre los seres humanos, […] no logran producir jamás esas proezas de encantamiento absoluto (Sábato, Héroes); Toda mi vida ha sido para mí un placer ir a la taberna en la tarde, al finalizar el trabajo, beber unos vasos de vino con los amigos, charlar y charlar de mil y una cuestiones, personales o no (Barea, Forja); Proceden de su índole colectiva, de la necesidad de completar mil y una secciones (Borges, Historia); ¿Y qué importan para este sentimiento las mil y una dificultades que surgen de reflexionar racionalmente en el misterio de ese sacramento? (Unamuno, Sentimiento).

21.10f Mediante la conjunción copulativa y se crean fórmulas reduplicadas con los sustantivos decena, docena, centenar, millar y millón, usados en plural, con las que se designa de forma estereotipada, como en los casos anteriores, gran número de cosas o personas:

Cientos y cientos de voces / repiten al mesmo son (Hernández, J., Vuelta); Esas decenas y decenas de compañías, tan entusiastas, tan ávidas de acción, han sido aprisionadas por una telaraña que las mantiene inactivas (Vargas Llosa, Guerra); No resultaba […] sino un descomunal cofre mágico que aprisionaba docenas y docenas de milenarios cautivos (Mujica Lainez, Escarabajo); Allí estaba la huella inconfundible de antiguos rieles de tranvía, desaparecidos, que el paso de miles y miles de automóviles no había logrado borrar del todo (Fuentes, Compañía); Por medio hay millones y millones de intereses creados (Vázquez Montalbán, Mares).

21.10g Son raras las expresiones coordinadas de este tipo formadas con adjetivos numerales. Se exceptúa el cardinal mil, que da lugar a la fórmula mil y mil, de significado idéntico al de las anteriores:

Y así mil y mil veces; tantas veces que no podría enumerarlas (Mujica Lainez, Viajeros); ¿Por qué hablaban todos los vetustenses de mil y mil asuntos que a él no le importaban? (Clarín, Regenta).

Para agradecer algo se usan las fórmulas mil gracias (también gracias mil) y un millón de gracias, así como sus variantes en plural miles de gracias y millones de gracias. Son raras en esta pauta otras expresiones que contengan numerales. Para pedir perdón se utiliza también la fórmula mil perdones, en la que mil no alterna con otros numerales.

21.10h Contienen numerales cardinales gran número de locuciones, unas veces de uso general o casi general, y otras más restringidas geográficamente. Entre otras muchas, cabe señalar las siguientes:

Uno: importar (algo a alguien) {un pepino ~ un comino ~ un pimiento ~ un carajo ~ un bledo ~ un rábano ~ un cuerno}. Véase sobre este punto el § 48.7m.

Dos: estar a dos velas; matar dos pájaros de un tiro; en dos {patadas ~ zancadas}; a dos manos; cada dos por tres; en un dos por tres; dos que tres.

Tres: buscarle {tres pies ~ tres patas} al gato; no ver tres en un burro; ni a la de tres.

Cuatro: {soltarle ~ decirle} (a alguien) {cuatro frescas ~ cuatro cosas}; haber cuatro gatos; caer cuatro gotas; por los cuatro costados; a los cuatro vientos; a cuatro manos.

Cinco: buscarle cinco patas al gato, en Argentina y Colombia, entre otros países.

Ocho: ser más chulo que un ocho; hacerse un ocho.

Once: meterse en camisa de once varas.

Cuarenta: cantarle (a alguien) las cuarenta.

Cien: dar(le) (a alguien) {cien ~ tres} patadas (algo o alguien); ponerse a cien; estar {al cien ~ al cien por cien}.

Es resultado de un eufemismo (diez por Dios) el uso del numeral diez en las expresiones ¡Pardiez! y ¡Me cago (o mecachis) en diez!

21.10i Los numerales cardinales aparecen asimismo en gran número de refranes: Dentro de cien años, todos calvos; Una imagen vale más que mil palabras; Cuatro ojos ven más que dos; Más vale pájaro en mano que ciento (cien en algunos países) volando, etc. Sobre los modismos formados con numerales ordinales (estar en las últimas, decir algo con segundas, a la tercera va la vencida, etc.) véase el § 21.5ñ.

 

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