Sintaxis

13. El adjetivo y el grupo adjetival

13.18 Las locuciones adjetivas

13.18a Las locuciones adjetivas o adjetivales son grupos lexicalizados que se asimilan a los adjetivos en su funcionamiento sintáctico. Muchas de ellas presentan la estructura sintáctica de los grupos preposicionales y pueden ser, a su vez, locuciones adverbiales. Se obtienen así alternancias como las siguientes, entre muchísimas más que se ajustan a la misma pauta:

analizar en profundidad ~ análisis en profundidad; cocinar a la griega ~ arroz a la griega; jurar en falso ~ juramento en falso; hablar en serio ~ conversación en serio; redactar en sucio ~ redacción en sucio; retransmitir en vivo ~ retransmisión en vivo; vestir de gala ~ vestido de gala.

13.18b Muchas locuciones que se asimilan a los adjetivos calificativos admiten adverbios de grado, como en muy de andar por casa o en las que se subrayan en estos ejemplos:

Os aviso que miréis bien si lleváis alguna cosa que no sea mui de hombres y la depongáis (Gracián, Criticón II); Si sobrevenía la muerte, cosa muy de temer en su edad y con aquel endiablado achaque cerebral […] (Galdós, Episodios); En medios jurídicos es calificado como un hombre “muy de derechas” (País [Esp.] 26/10/1995); Es un truco que se ha puesto bastante de moda en los últimos tiempos (Silva, L., Nadie); Silenciosa, muy de su casa, recorrió el vasto panorama del vecindario y se apoyó un rato en su atalaya (Moreno-Durán, Diana).

13.18c Con «a + sustantivo» se forman locuciones como las subrayadas en una camisa a rayas, un toldo a listas, una falda a cuadros, un filete a tiras y otras similares que contienen sustantivos que denotan diversas disposiciones formales de algún conjunto de elementos. Son más numerosas las que se construyen con «como + sustantivo o grupo nominal»: verdades como puños, una mentira como una catedral, un triunfo como la copa de un pino, entre otras muchas análogas. En México y parte de Centroamérica se usa como agua para chocolate en el sentido de ‘colérico, muy enojado’. Véanse también, en relación con este punto, los § 45.12i y ss. Son, en cambio, adverbiales, las locuciones subrayadas en limpio como una patena, rojo como un tomate, largo como un día sin pan, bruto como un arado, alegre como unas castañuelas o sordo como una tapia, entre otras muchas similares, a pesar de que raramente varían los adjetivos a los que modifican. Así, la pregunta ¿Está sordo? puede contestarse con el adverbio mucho, pero también con la locución adverbial como una tapia. No obstante, algunos de estos grupos comparativos pueden interpretarse como locuciones adjetivas restringidas a la función de atributo: Está como una cabra (‘muy loco’); Se puso como unas castañuelas (‘muy contento’).

13.18d La preposición más frecuente entre las que forman locuciones adjetivas con este esquema es de. Entre estas locuciones, predominan las que equivalen a adjetivos elativos o de grado extremo:

un viaje de ensueño, un frío de narices, un rival de fuste, una mujer de cuidado, una fiesta de postín, un susto de muerte, una bronca de campeonato, un lío de órdago, pretensiones de altos vuelos (de alto vuelo en los países del área andina), un final de película, un partido de infarto, un hombre de pelo en pecho, una vida de perros, un tugurio de mala muerte, un espectáculo de baja estofa.

Otras expresan propiedades de tipo clasificativo, tengan o no equivalentes con adjetivos de relación:

reloj de pared, armas de repetición, ropa de gala, prendas de caballero, coches de ocasión, librería de viejo, oro de ley, militante de base, motor de explosión, película del oeste, perro de caza.

Denotan, en cambio, propiedades similares a las que expresan los adjetivos calificativos las locuciones que se subrayan en el siguiente grupo:

muchacho de barrio, el secretario de marras, camisas de quita y pon, gente de buena familia, personas de bien, un punto de interés, un asunto de gravedad, un político de izquierda(s), gente de {malas ~ pocas} pulgas, artículos de primera necesidad, delincuentes de poca monta, fiestas de alto copete, una película del montón, tipos de pelo en pecho, información de primera mano, un lío de padre y muy señor mío, un muchacho de la cáscara amarga, vestidos del año de la polca, una cornada de pronóstico reservado.

13.18e Unas pocas locuciones adjetivas se construyen con infinitivos: de vestir, de fiar, de desear, de agradecer, de prever, de temer, de no creer o de armas tomar, la última con objeto directo antepuesto al infinitivo:

Siendo todo eso así, tan arbitrario, tan cambiante, tan poco de fiar, ¿por qué se empeñan los candidatos en contratar encuestas? (Semana 1/12/1997); Está claro que sería de desear un acuerdo sobre política exterior entre el PSOE y el PP (Voz Galicia 29/12/2004); Las mujeres cubanas son de armas tomar, sí señor (Barnet, Gallego).

Sigue a la preposición una oración de verbo en forma personal en de aquí te espero, de no te menees (en parte de las áreas centroamericana y antillana, así como en España), como en estos fragmentos:

[…] la gran olla que contiene una fabada asturiana de aquí te espero (Sastre, Viaje); Hoy tiene unas anginas de no te menees y no puede demostrarle al nuevo sus dotes (Zamora Vicente, Traque).

13.18f Se forman con infinitivo, pero con la preposición a, las locuciones a todo dar (‘agradable, excelente’) y a todo meter. La primera se usa en casi toda América aplicada a las personas o las cosas: Qué gente tan a todo dar (Alatriste, Vivir); Cierto que ya tenía unas piernas a todo dar […] (Azuela, A., Casa). La segunda significa ‘con gran velocidad o con gran ímpetu’: Un viaje a todo meter, por exóticos contornos […] (Universal [Ven.] 17/4/1988). En relación con las locuciones adjetivales que contienen infinitivos, véase también el § 26.14m.

13.18g Se relacionan a continuación otras locuciones adjetivas encabezadas por la preposición de, con indicación aproximada de las áreas lingüísticas en las que se registran:

De a seis ‘asombrado’, usada en México y parte de Centroamérica: Rodolfito y yo nos quedamos de a seis, maravillados (López Páez, Herlinda).

De ambiente ‘acogedor, hospitalario’, dicho de las personas, usada en Colombia y otros países del área caribeña. En el español europeo y en parte del área andina, dicho de un lugar, ‘frecuentado por homosexuales’: Se le ha relacionado con el caso conocido como el de Los novios de Lyón, en el que una joven pareja resultó muerta en el bar de ambiente Cydaris (País [Esp.] 1/2/1985).

De a petate ‘bueno, hábil, capaz’, común en Guatemala y otros países centroamericanos: Eras un tipo muy de a petate (Asturias, Presidente).

De cuarta ‘malo, sin valor, de ínfima categoría’, usada en casi toda América: Bastante de cuarta el pobre Gerardo […] (Fontanarrosa, Mundo). Se registra también de quinta.

De entre casa ‘habitual, casero’, usada en las áreas caribeña, rioplatense y andina: Se las limpió [=‘las manos’] en el delantalcito de entre casa (Moreno-Durán, Diana).

De la gran siete ‘sobresaliente, de envergadura’, usada sobre todo en las áreas andina y rioplatense. Cuando no se refiere a cosas, puede significar ‘de envergadura’: un asunto de la gran siete. Aplicado a personas significa ‘sobresaliente’, como un goleador de la gran siete o Eres un macho de la gran siete, me dije (Prada Oropeza, Hora).

De morondanga ‘de ínfimo valor’, registrada en la mayor parte de las áreas americanas y sentida por algunos hablantes como vulgar: Sesenta haitianos se lanzaron a las aguas del mar Caribe, en un barquito de morondanga (Galeano, Bocas). En algunos países antillanos alterna con de borondanga. Ya está en desuso de burundanga.

De pura cepa ‘auténtico, genuino, como corresponde’, común a todas las áreas lingüísticas: Ellos, irlandeses de pura cepa, debían conservar su dignidad (Donoso, Elefantes). En Colombia y otros países del área caribeña se usa con este mismo sentido de raca mandaca: Somos uribistas de raca mandaca y no nos hemos rajado (Espectador 8/7/2005).

De pinga ‘excelente’, sentida como vulgar en algunos países, común los del área caribeña: Todo nos parece de pinga absoluta, gracias (Delgado Senior, Sub-América).

De a zompapo ‘vivo, listo, despierto’, empleada en El Salvador y otros países centroamericanos. Tiene el sentido de ‘astuto, aprovechado’ en Guatemala.

13.18h Las locuciones adjetivales encabezadas por la preposición en se construyen con estas dos pautas:

«En + sustantivo»: una retransmisión en directo, un vuelo en zigzag, un pase en profundidad, con los brazos en jarras, Andaba por ahí en fachas.

«En + adjetivo»: una hoja en limpio, un espacio en blanco, brazos en alto, una redacción en sucio, una salida en falso.

Es característico de las áreas andina y caribeña el uso de la locución en veremos, con el significado de ‘en espera, a la espera’:

Aquí no está en veremos ni el Presidente, ni el Ejército ni el régimen (Vargas Llosa, Conversación); Yo convine con Miguel y Amelia que no le dijeran nada de la quedada de Teodoro, porque la cosa estaba en veremos (Carrasquilla, Tiempos).

13.18i Se ajusta a la pauta «hasta + grupo nominal» un lleno hasta la bandera (‘completo’). De modo similar a como las locuciones mencionadas al final del § 13.18c se restringen a la función de atributo (y no se usan, por tanto, como modificadores nominales), también se limitan a esta función varias introducidas por la preposición hasta, como en estar hasta la coronilla o tener a alguien hasta la coronilla. Otra opción, que prefieren algunos fraseólogos, es analizar estas expresiones como parte de locuciones verbales. El verbo más común en todas ellas es estar, pero también se registra tener. A este grupo pertenecen hasta el tope, hasta las narices, hasta las teleras:

Tú eres una grosera, y estoy hasta las narices de aguantarte, ¿te enteras? (Hidalgo, I., Hijas); Su amigo, el genio, está siempre dándome dolores de cabeza —me dijo—. Me tiene hasta la coronilla (Vargas Llosa, Tía); Campera era un buen tipo, agudo sentido del humor, sibarita, hiperbólico, lírico hasta las teleras, cantante de ópera sobre todas las cosas del mundo (Matilla, Españolito); Yo estoy hasta el moño de jugar al escondite (Gala, Durmientes).

La primera opción explica mejor que la segunda el texto citado de Matilla, puesto que hasta las teleras no se inscribe en un grupo verbal.

13.18j A partir del adverbio fuera se forman fuera de órbita (‘desproporcionado’) y fuera del agua (‘al margen’, en parte de las Antillas), también limitadas, por lo general, a la función de atributo. Se usa detrás del palo (‘in albis, sin entender nada’) en Cuba. Como en el caso de las citadas en el apartado anterior, algunos autores prefieren considerar estas expresiones segmentos integrados en locuciones verbales:

Tiraba la taza con una irritación que la dejaba fuera de órbita, flotando como una idiota (Padilla, H., Jardín); No seas loca, mi hermana, no lo hagas. Aún estás fuera del agua, puedes salvarte, salvar a tu hija, luego no podrás (Parrado, Bembeta).

Otras locuciones adjetivas se crean con esquemas sintácticos algo más complejos, como en de bote en bote.

13.18k Entre los esquemas coordinados que dan lugar a locuciones adjetivas destacan los dos siguientes:

A. Coordinación de adjetivos, o de adjetivos con otras clases de palabras.

B. Coordinación de términos de preposición, sean nominales, adjetivales o verbales.

Pertenecen al grupo A las locuciones contante y sonante (‘dinero pronto, efectivo, corriente’); convicto y confeso (‘probado y confesado’); corriente y moliente (‘llano, común’; también común y corriente o común y silvestre, la última aplicada casi siempre a las personas); sano y salvo (‘sin lesión, enfermedad ni peligro’); mondo y lirondo (‘limpio, sin añadidura’); guapo y apoyado (‘que reúne las condiciones necesarias y cuenta con respaldos poderosos’, común en el Caribe continental); hecho y derecho (‘cabal, maduro, cumplido’); puro y duro (‘sin concesiones, en toda su crudeza’); vestido y alborotado (‘plantado, burlado’, en México y parte de Centroamérica); limosnero y con garrote (‘inconforme, demandante’, en Centroamérica); vivito y coleando (‘indemne’). Se ejemplifican a continuación algunas de ellas:

El almacén quedó mondo y lirondo, pero ni un solo gramo de mantequilla se aprovechó para su prosaica utilidad (Boadella, Memorias); Como las camionetas eran tres, no supo en cuál se había subido y se quedó vestido y alborotado y con el birrete como priapo derrotado en la mano (Flores, Siguamonta); Si acaso lo miraba por la tele y era más bien como un gesto de solidaridad para que su chamo, vuelto todo sudor de manos, se sintiera guapo y apoyado (Minniti / Graf, Vinotinto); Me decía que cuando lo llevaban al cementerio oyeron unos golpes en el ataúd, lo abrieron y salió el abuelo vivito y coleando (Navajas, Agonía); Años más tarde apareció el coronel Apolinar Morillo, convicto y confeso del asesinato (Salvador Lara, Historia).

13.18l Corresponden al grupo B entre tonto y bobo (‘confundido, perdido’, en Colombia y otros países del área caribeña); sin oficio ni beneficio (‘ocioso, desocupado’); de rompe y rasga (‘de ánimo resuelto y gran desenfado’, también de rompe y raja en algunos países); de usted y tenga (‘respetable’, usada en Puerto Rico y otros países antillanos); de lavar y planchar (‘muy tratable’, usada en el Caribe continental); de mírame y no me toques (‘delicado, frágil’, también de veme y no me toques en los países andinos):

En aquellas barriadas de extrarradio, habitadas por obreros y gente sin oficio ni beneficio, reinaba la anarquía y el desdén rencoroso de las normas (Martín Gaite, Usos); Entonces vio al hombre y adoptó su tono de darse a respetar, de usted y tenga. “¿Qué desea? ¿Le puedo ayudar en algo?” (García Ramis, Días); Aunque parezca pedante y vanidoso, sentimos mutua admiración. Somos auténticos: de lavar y planchar (Tiempo [Col.] 7/5/2007): […] unas copas de vidrio fino como las que pone la patrona en la mesa cuando tiene visitas, esas de mírame y no me toques (González, E., Dios); […] en la peatonal y en tal bulevar morazán y en los colegios de los ricos, de veme y no me toques (Oviedo, General).

13.18m Se asimilan en parte a las locuciones adjetivales las locuciones participiales, como dejado de la mano de Dios, visto para sentencia o meado por los perros (‘muy desgraciado’), esta última vulgar, usada en el área rioplatense: Ya tenía mi segundo disgusto. Parecía que estaba meado por los perros y no me conformaba (María, D., Viajes). Se dice meado de perros y meado de gatos en Chile. A partir del participio hecho (con sus variantes de género y número) se forma hecho polvo, como en Estoy hecho polvo (‘agotado, destrozado’) y otras similares con trizas, papilla, puré, etc. (§ 38.6ñ). No obstante, hacer mantiene sus propiedades sintácticas como verbo transitivo (Lo hicieron papilla). Se usa hecho pichacha (‘golpeado, arruinado’) en varios países centroamericanos; hecho pebre es común en Chile:

Yo me escuché pronunciar, hecho pebre, añicos, las palabras que siguen […] (Edwards, Anfitrión); No puedo dormir. El maldito sueño del avión siniestrado me ha dejado hecho polvo (Salisachs, Gangrena); El señor Téllez, cuando ocurrió esa cosa horrible, seguramente se quedó hecho migas (Chacel, Barrio).

Información adicional

En relación con este capítulo, la siguiente entrada del Glosario de términos gramaticales podría ser de su interés:
locución adjetiva

 

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