Sintaxis

29 La preposición y el grupo preposicional

29.8 Usos particulares de las preposiciones (II): en, entre, hacia, hasta, para, por, sin, sobre, tras

29.8a Con la preposición en se ubican personas o cosas espacial o temporalmente: en aquellos años, en la ciudad, en la presente situación, en ese punto. Esta es, de hecho, la preposición que expresa de forma más característica el concepto de ‘ubicación’. Se usa para indicar el lugar que ocupa lo que está en la superficie de algo (en la mesa, en la playa) o en su interior (en el cajón, en mi cabeza), y se emplea tanto en las situaciones en las que hay contacto físico con algo (El cartel está en la pared) como en las que se expresa solamente proximidad (Te espero en la puerta). Forma, además, grupos preposicionales de naturaleza predicativa que manifiestan el estado en que se encuentra algo o alguien: en alemán (El libro está en alemán), en monedas de diez centavos (Quiero el cambio en monedas de diez centavos), en pantalones, en perfectas condiciones, en putrefacción, etc. Son numerosos los complementos introducidos por esta preposición en los que se denota el final de un movimiento o el resultado de un proceso, sin duda restos del valor que tenía «in + acusativo» en latín. Se trata de construcciones como entrar en la ciudad, penetrar en los tejidos, ingresar en el ejército, desembocar en el mar, precipitarse en el abismo, convertirse en polvo, acabar en desastre y otros muchos. En el español medieval existen abundantes testimonios de ir en o llegar en, que conservan el uso latino:

E otrossi el puede camiar las promisiones que los omnes finieren pora ir en ierusalem. o a otras Romerias (Alfonso X, Primera Partida); El accepto de ir en Greçia (Fernández Heredia, Historia).

Véanse también, sobre este punto, los § 29.7b y 36.9c. Sobre la alternancia en ~ a en algunos de estos contextos, entrar {en ~ a} la casa, véanse los § 36.4l. y 36.9a. Se forman asimismo con esta preposición un gran número de locuciones adverbiales, como se explica en el § 30.16.

29.8b Cuando la preposición en introduce sustantivos temporales, adquiere varios significados. Si la expresión temporal es referencial, designa el momento o el período en que se localiza el suceso o el estado del que se habla: Se casó en 1976; En el siglo pasado tuvimos grandes poetas; Alabó los éxitos alcanzados en el primer trimestre del año (sobre la posible ausencia de la preposición en este caso y en otros semejantes, véanse los § 39.3j y ss.). Si es cuantitativa, puede adquirir este mismo valor. En este caso, alterna con a lo largo de y expresa el lapso en el interior del cual se da la situación descrita, como en Llegó a tener diez hijos en ocho años (Campoamor, Poemas) o en Era su primera oportunidad de poner en práctica la habilidad adquirida en cuatro años de hacer esgrima frente a un espejo (Allende, Zorro). Otras veces, la expresión «en + grupo nominal temporal» designa el tiempo que tarda en alcanzarse o en terminarse la situación, aspectualmente delimitada, que manifiesta el predicado principal. En estos contextos, en alterna con al cabo de, como en Paul cerró el negocio en cuarenta y ocho horas (Vargas Llosa, Paraíso) o en En dos años volvían los chicos de la Universidad hechos unos pedantones y empeñados en buscar clientela debajo de las piedras (Clarín, Cuervo). Esta última pauta es infrecuente en la lengua clásica. Se recomienda usar al cabo de, dentro de o después de en estos contextos cuando el tiempo del que se habla no es el empleado en realizar la acción, sino el que transcurre hasta que se inicia o se lleva a cabo, como en Te llamaré dentro de (mejor que en) quince minutos. En cambio, en Leyó el diario en quince minutos se indica el tiempo que abarca la acción de la que se habla, no el que ha de transcurrir hasta que se inicie. Sobre las características particulares de oraciones como Alcanzó la cima de la montaña en dos horas, véanse los § 23.3h, i.

29.8c Se consideran incorrectos los usos de en por de, característicos de los complementos del nombre, que se extienden en algunos países por influencia del inglés: Me encanta la casa en la esquina por Me encanta la casa de la esquina; Mira la figura en la página 10 por Mira la figura de la página 10, etc. Existen, no obstante, algunas excepciones (§ 12.10i y ss.). También se considera incorrecto tirarse en el suelo por tirarse al suelo; en la esperanza de por con la esperanza de, así como ayudar en por ayudar a (Me ayudó en llevarlo por Me ayudó a llevarlo). El gerundio preposicional con en (en llegando) se analiza en el § 27.4j y ss. La construcción «en + infinitivo» se subordina de forma característica a los predicados que expresan el tiempo empleado en alguna cosa: emplear, ocupar, tardar, etc., como en Tardó dos horas en llegar a la oficina. Sobre esta construcción, véase el § 36.9j. Las locuciones del tipo de tres en tres, de diez en diez, etc., se describen en los § 21.8c y 29.4p. Los grupos semánticos en los que cabe clasificar los complementos de régimen introducidos por esta preposición se examinan en los § 36.9a y ss. Las alternancias entre en y otras preposiciones (o entre presencia y ausencia de la preposición, como en hablar ruso ~ hablar en ruso) se analizan en los § 36.3f y 36.4l, n, q.

29.8d La preposición entre restringe fuertemente su término, como se señaló en el § 29.6o. Posee dos significados básicos, de los que se derivan otros. En el primero, que se examinará en este apartado y en el siguiente, se expresa ‘localización’, mientras que en el segundo, que se analizará en el § 29.8f, se hace referencia a cierta ‘relación múltiple’. En efecto, la preposición entre introduce los límites (espaciales, temporales o de otro tipo) de una situación o un estado: La letra eme está entre la ele y la ene. Del mismo modo, si se dice que cierta reunión tendrá lugar entre abril y julio, se hace alusión a un punto temporal indeterminado situado entre los dos extremos que se mencionan. Otras veces, el punto al que se alude es equidistante o intermedio, como en un tono entre irónico y socarrón o en Salió de Palacio entre alegre y triste (Galdós, Episodios). Esta construcción da lugar a locuciones como entre Escila y Caribdis (‘entre dos situaciones muy peligrosas’), entre chivo y conejo (‘en una situación o estado intermedios entre bien y mal’), que se usa en Panamá, o entre Pinto y Valdemoro (‘en una situación de indeterminación entre dos cosas’), utilizada en España. Sobre la variación en el caso de los pronombres personales coordinados en las construcciones con entre en la lengua actual y en la antigua (entre tú y yo, entre ti y mí, etc.), véanse los § 16.3d y 31.4k.

29.8e Tienen sentido superlativo las atribuciones en las que se destaca una cualidad entre todos los individuos que la poseen, como en Fuiste grande entre los grandes (Pavlovsky, Cámara). Sobre estos complementos y su relación con los partitivos, véase el § 45.13i. Se ha observado que los grupos nominales en plural construidos como término de la preposición entre pueden dar lugar, con ciertos predicados, a dos interpretaciones. En una de ellas, se destaca un elemento del conjunto que se menciona (Apareció un Goya entre los cuadros almacenados); en la otra, se sitúa en su interior sin pertenecer al grupo (Apareció un ratón entre los cuadros almacenados). En función de esta ambigüedad, poseen dos sentidos oraciones como Es inútil buscar una joya entre todas estas novelas.

29.8f La mayor parte de los usos de entre en los complementos de régimen, descritos en los § 36.9k y ss., corresponden a la primera de las dos interpretaciones a las que se aludió en el § 29.8d. En el segundo de los sentidos a los que allí se hizo referencia, se expresa con la preposición entre la existencia de relaciones recíprocas de diverso signo entre personas o cosas, unas veces de cooperación (Entre todos lo conseguirán; Hablaron entre sí), otras de signo contrario (el odio que aún persiste entre las familias). En una variante de este sentido, llamada a veces aditiva, se denota la concurrencia de factores como desencadenante de algún suceso (Entre el frío y la falta de sueño, vas a caer enfermo) o la suma de personas o cosas que intervienen en algún cómputo (Entre niños y adultos podían contarse más de treinta comensales). En el habla popular o rural de Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Panamá y otros países centroamericanos, y también en el de Colombia y la República Dominicana, se atestigua el uso de entre por dentro de con sentido temporal, como en Entre un mes volveré a visitarte, que se considera incorrecto. Sobre el uso similar de entre por dentro de en otros contextos (entre el cajón, entre el agua), recuérdese el § 29.6p. En la lengua culta de México y Centroamérica se usan las construcciones entre más y entre menos por cuanto más y cuanto menos (Entre más lo intenta, más difícil le resulta). En el resto del ámbito hispánico es uso restringido a ciertas variantes del habla popular y no ha pasado a la lengua estándar. Se ejemplifica esta construcción en el § 45.11q.

29.8g La preposición hacia expresa dirección u orientación con respecto a un punto, a menudo en concurrencia con a, como en Se dirigen {a ~ hacia} el desierto; La casa está orientada {a ~ hacia} el norte; Se pasaba las horas muertas mirando {al ~ hacia el} horizonte. Los complementos de régimen introducidos por hacia, descritos en los § 36.9ñ y ss., están relacionados con este valor, que se extiende a los complementos con esta preposición de algunos sustantivos que expresan reacciones favorables o desfavorables:

Nuestra ambivalente actitud hacia los Estados Unidos […] (Martín Gaite, Usos); Buenos Aires me parecía llena de violencia hacia los recién llegados (Mallea, Bahía); Yo corría a casa repleto de amor hacia mi linda familia (Chávez, Batallador).

Se analizan otros aspectos de estos usos en el § 36.9p. La preposición hacia posee un segundo significado, en el que presenta como aproximada la ubicación de algo en el tiempo o en el espacio, como en Llegaré hacia las tres, o en Luego, hacia la mitad del segundo acto, […] se describe al muchacho (Alberti, Adefesio).

29.8h La preposición hasta expresa el límite de una acción, un proceso o una situación, como se señaló en el § 29.6h: Llegó hasta el muelle y dio la vuelta; Estuve allí hasta las doce; Trabajaban hasta el agotamiento; Seguía fumando el cigarro hasta que le quemaban los dedos. El uso de «hasta + infinitivo» se asocia con una interpretación causal o consecutiva, como se hizo notar en el § 29.6j. Cuando se construye con términos nominales de sentido temporal (hasta el jueves, hasta las cuatro), el grupo preposicional encabezado por hasta modifica a un predicado durativo, como en Trabajaba todos los días hasta las tres. En los § 23.4k y ss. se explica que los complementos formados con esta preposición están además restringidos por el aspecto morfológico perfectivo que corresponde al predicado principal, como en Hasta que cerraron el local {estuvieron ~ *estaban} bailando. Sobre la omisión del adverbio no, que se documenta en algunos países en oraciones como El tren llegó hasta muy tarde, véanse los § 48.11v, w. Sobre la negación expletiva —en el sentido de ‘sin interpretación semántica’— subrayada en No me levanto hasta que no me den una explicación, véanse los § 48.11a y ss.

29.8i Es característico de México y de algunos países centroamericanos (entre otros, Costa Rica, Guatemala y El Salvador), el uso de hasta adelante o hasta atrás en el sentido de ‘lo más adelante posible’ y ‘lo más atrás posible’, respectivamente, como en Fui a sentarme hasta atrás (Mastretta, Vida). Sobre esta pauta se forma la locución verbal ponerse hasta atrás, que en México significa ‘emborracharse’: Ella dijo que esa noche se iba a poner hasta atrás y su anuncio causó la alegría de todos (Ramírez Heredia, Rayo). La preposición hasta interviene en la formación de muchas locuciones adjetivales en las que se pone de manifiesto que se alcanza o se sobrepasa algún límite, sea físico, emocional o de otro tipo. Poseen desigual extensión geográfica, pero su significado es relativamente similar: hasta verte, Jesús mío; hasta la coronilla; hasta decir basta; hasta el copete; hasta el gorro; hasta las narices; hasta el tupé, etc., como en Estábamos hasta la coronilla de las leyes de don Mauro (Chase, Pavo).

29.8j Si bien no parecen existir dudas acerca de la naturaleza adverbial de hasta en expresiones del tipo de Hasta tú estarías de acuerdo, como se hizo notar en el § 29.2d y en los apartados a los que allí se remite, es más complejo distinguir el uso adverbial de hasta del preposicional en ciertas expresiones que indican límite, como en Podía permitirse el lujo de repartir hasta diez mil ducados anuales de limosna sin dejar de hacer obras costosas (Domínguez Ortiz, Clases). Estas construcciones dan lugar a una paradoja sintáctica. En el ejemplo que se acaba de citar, hasta encabeza el complemento directo del verbo repartir, que ha de constituir un grupo nominal (no, en cambio, preposicional). Cabe pensar que este empleo es también adverbial, si bien no admite el adverbio incluso como paráfrasis, sino la locución adverbial como máximo. Puede entenderse, además, en el mismo sentido, que en estas construcciones hasta incide solamente sobre el numeral cardinal, como hace alrededor de en Yo calculo haber leído alrededor de mil cartas (Martín Gaite, Usos). Las preposiciones desde y hasta se suelen presentar como prueba de la naturaleza referencial de la expresión «hace + grupo nominal temporal»: desde hace tres meses, hasta hace cinco minutos. Sobre este punto, véase el § 24.6e.

29.8k La preposición para expresa destino en sentido físico y también en el figurado. La preposición introduce, en efecto, complementos locativos que denotan el límite de un movimiento, como en Voy para mi casa o Ven para acá. Este uso se registra ya en la lengua medieval: Tornós’ pora su casa (Cid). El término de para indica también el límite temporal prospectivo en el que se supone que algo estará concluido, como en Lo tendré preparado para el martes24.4e). El concepto de ‘destino’ admite muchos usos figurados. El de ‘finalidad’ o ‘propósito’ suele ser considerado el más característico de todos ellos (Salí para despejarme), como se explica en los § 46.1b y 46.7. Entre los demás, destacan los sentidos de utilidad o servicio (Para el viaje he preparado una merienda y algo de lectura, o en tiempo para descansar, pastillas para la garganta, cuadernos para pintar); destinatario de una acción o de un objeto material (Lo compré para ella), y orientación o intención de ciertas acciones (Estudia para médico). La mayor parte de los complementos de régimen introducidos por esta preposición, descritos en los § 36.10 y 46.4h y ss., corresponden a tales sentidos. No se consideran hoy complementos indirectos los introducidos por para, como se explica en los § 35.1m y 46.7a. La neutralización ocasional de los usos de por y para, como en ¿{Para ~ Por} qué madrugas tanto?, se estudia en los § 46.1c y ss.

29.8l Con la preposición para se introducen complementos de cuantificadores expresos o tácitos (bastante, demasiado, mucho, suficiente) en los que se supedita cierta situación a expectativas que no se alcanzan o que se sobrepasan, como en Está (muy) alto para su edad o en Es (demasiado) tarde para ir a cenar. Estas construcciones se analizan en los § 20.5a y ss. y 46.4l y ss. También se usa esta preposición para introducir complementos nominales o pronominales que designan a la persona que sostiene cierto parecer. En este caso, para equivale a según, como en Para él, yo estoy loco ~ Según él, yo estoy loco39.8q). Se emplea, finalmente, esta preposición para presentar lo que destaca como ejemplo prototípico de alguna propiedad, como en Para buena vida, la que se pega la juventud de hoy día (CREA oral, España).

29.8m La construcción «para + infinitivo» posee varios significados que se analizan en los § 26.13q y 46.7. Desde el punto de vista discursivo, destaca entre esos usos el que permite al hablante justificar su aserto inmediatamente posterior en función de algún supuesto que lo relativiza, como en Para ser justos, esto no es del todo cierto. No muy alejada de este esquema está la pauta «para + grupo nominal comparativo», casi siempre en incisos. Se usan estas expresiones para completar la mención inmediata de algo que, en opinión del que habla, justifica más adecuadamente su razonamiento o posee la propiedad señalada en mayor grado que lo presentado con anterioridad:

El mundo cruje y amenaza derrumbarse, ese mundo que, para mayor ironía, es el producto de nuestra voluntad (Sábato, Hombres); Es espigado, rubio, con una permanente sonrisa alumbrándole el rostro, de amabilísimo talante, y, para mayor precisión, zurdo como el abuelo (Gala, Manuscrito).

Se han lexicalizado en España como locuciones adverbiales para más inri y para mayor inri, que se emplean en el habla coloquial con el sentido de ‘para mayor escarnio’. Se suelen usar en posición de tópico (§ 40.2): La batida se había improvisado sin contar con Moro y, para mayor inri, en el operativo de la misma se había comprometido a la Comandancia de la Guardia Civil (Díez, Fantasmas). La perífrasis verbal «estar para + infinitivo» se analiza en los § 28.10k, l. Pueden verse otros aspectos de la gramática de esta preposición en los § 39.8ñ y ss.

29.8n Las preposiciones para y por tienen usos cercanos por razones históricas. Ambas derivan de una forma iberorrománica por en la que habían confluido formal y semánticamente las preposiciones latinas pro, que denotaba ‘posición delantera o anterior’, pero también ‘sustitución’ y ‘causalidad o finalidad’, y per, que expresaba ‘movimiento a través’, además de ‘instrumento’ y ‘causalidad’. El resultado fue una preposición de significado tanto causal como final, que muy temprano empezó a combinarse con a, especializada como elemento direccional. La agrupación por a admitía las variantes pora, per a y pera, cuyo valor originario era inequívocamente final, y que concurría en español antiguo con por en casi todos los usos. El direccional aparece, por ejemplo, en Dexando van los delant, por el castiello se tornavan (Cid) o en Fuése pora la villa do Olimpias yazié (Alexandre). Un proceso lento condujo a la diferenciación paulatina de por y para y a su especialización en los valores de causalidad y finalidad. Sin embargo, dicha especialización no impidió que por mantuviese su valor causal y final originario. En la lengua actual, ambas preposiciones son prácticamente intercambiables en un buen número de contextos, sobre todo con subordinadas de infinitivo negadas (Me río {por ~ para} no llorar), pero también en otras, como se explica en los § 46.1c, d. Suele preferirse por cuando las nociones de causa y finalidad se identifican o se confunden en una misma entidad, como en todo por la patria.

29.8ñ La concurrencia de por y para se da también en los usos temporales (Si no llueve {para ~ por} la primavera, habrá sequía en verano), si bien para la primavera expresa tiempo preciso en el futuro, mientras que por la primavera indica tiempo aproximado (§ 29.6d). El complemento para mí en un asunto desconocido para mí alude a la persona a la que afecta algo, al igual que en bueno para todos, mientras que el complemento del participio desconocido en desconocido por mí constituye propiamente el complemento agente de una forma verbal (§ 41.3l y ss.), lo mismo que en un árbol derribado por el viento. Se retomarán estos valores en los apartados siguientes.

29.8o Como se observó en el § 29.5j, la preposición por introduce complementos de lugar que expresan el trayecto o el curso de un movimiento (Paseaban por el centro de la calle), así como la ubicación aproximada de algo (Viven por el barrio norte; No veo nada por aquí). Este último sentido de localización inexacta se extiende a los complementos temporales, como en Las obras estarán terminadas por Navidad o en El suceso tuvo lugar allá por los años treinta, uso ya presente en la lengua clásica: Que por mayo era por mayo / quando los grandes calores / quando los enamorados / van servir asus amores […] (Cancionero Sánchez Badajoz). Esa construcción ha dado lugar a las locuciones adverbiales por la mañana, por la tarde, por la noche, que concurren con en la mañana, en la tarde, en la noche, así como con las variantes correspondientes con a (a la mañana, a la tarde, a la noche) y a veces con de (Trabaja de mañana; Llegará de tarde; Ya es de noche). Véase también sobre este punto el § 30.6b.

29.8p Se ha criticado en ocasiones, como posible anglicismo, el uso de por en lugar de durante ante grupos cuantitativos de sentido temporal: Estaré aquí por tres meses. No obstante, este valor se documenta ampliamente en la lengua antigua:

Mandó por siete días tod’ el mundo andar (Berceo, Loores); Luego el Rey se puso en oracion por tres dias que ninguno lo pudo ver ni fablar (Valera, D., Crónica); Nosotras somos buenas por dos meses (Delicado, Lozana).

Este uso de por es hoy más frecuente en el español americano que en el europeo, pero se documenta en ambos:

Por cuatro noches había atendido, con afán de fiebre, los discursos tumultuosos de Sánchez Garzón (Mujica Lainez, Galaz); Declaró un duelo público en la ciudad por tres días (Torres, Malena); La dueña nos cedía por dos horas, a poco precio, la habitación a la calle (Mallea, Bahía); Por tres segundos estuvo mudo y con expresión atónita (Pérez-Reverte, Carta); Por tres semanas le tuvo en su casa, cuidándole con esmero (Menéndez Pelayo, Heterodoxos).

El empleo temporal de por que se acaba de describir (sobre el que se vuelve en los § 23.3q-s) contrasta con el llamado expletivo o enfático, en el que puede omitirse sin afectar el sentido. Adquiere por este valor de forma característica con el sustantivo vez:

Por tres vezes se vio temblar l’infierno (Boscán, Poesías); Al pico de una mozuela / por tres veces se quebró (Sor Juana, Villancicos); Por dos veces todavía giró la cabeza; y, a punto ya de doblar la esquina, se detuvo (Ayala, Usurpadores).

Repárese en que la preposición por puede omitirse en esta construcción con el sustantivo vez, pero no con sustantivos como ocasión, oportunidad, etc.: […] presidente de la República y alcalde por dos ocasiones (Vistazo 6/2/1997). En estos casos por suele alternar con en, que resulta incluso más frecuente en los textos. Sobre alternancias como El día {que llegué ~ en que llegué}, véanse los § 44.2t y ss.

29.8q Se construye con la preposición por el complemento agente, tanto de los participios (El manifiesto fue firmado por numerosas personalidades: § 41.3l y ss.) como de ciertos sustantivos (el rechazo de la propuesta por todos los grupos: § 12.11j y ss.). Encabeza asimismo esta preposición de forma característica los complementos causales construidos con grupos nominales y adjetivales, así como con oraciones subordinadas: Está cerrado por vacaciones; No toma la medicina por prescripción facultativa, sino por mera hipocondría; Lo regañaron por perezoso y por hablar con sus compañeras. Sobre la elipsis del infinitivo ser en por perezoso, véase el § 46.4c. La relación que existe entre estos complementos y las subordinadas sustantivas causales se explica en los § 46.4a y ss.

29.8r Los grupos nominales introducidos por la preposición por adquieren otros significados. Expresan aquello a favor de lo cual se actúa, a veces en alternancia con para o con en favor de (trabajar por la paz); los medios o los recursos empleados en alguna acción (Habían tomado la sede por la fuerza); la vía por la que se recibe o se envía algo, en alternancia con a través de (por teléfono, por correo aéreo); la cantidad por la que se vende o se compra alguna cosa, a veces en alternancia con a cambio de (Lo había adquirido por muy poco dinero); la persona o cosa que sustituye a otra (Iré yo por él), y también lo que se busca o se persigue, sobre todo con ciertos verbos de movimiento (ir por leña, venir por el dinero). Sobre la variante con a (ir a por leña), recuérdese el § 29.5n. Se usan también los grupos preposicionales introducidos por la preposición por —a menudo en posición de tópico, aunque no siempre— para señalar los indicios que permiten llegar a alguna conclusión (Por la cara que puso, yo diría que no sabía nada), así como la persona que no objeta alguna actuación. Así, en Por mí, que se maten, se viene a decir ‘por lo que a mí respecta, en lo que a mí concierne’, en marcado contraste con Que se maten por mí, donde se sugiere ‘por mi causa’.

29.8s Las construcciones del tipo «sustantivo + por + sustantivo», con nombres en singular (casa por casa, pieza por pieza), pueden formarse con cualquier nombre contable. Se usan para expresar que la acción significada por el predicado se aplica a todos los miembros de un conjunto considerados uno a uno o uno tras otro, como en Recorrió toda la biblioteca libro por libro o en Se hizo una requisa más drástica que la anterior, casa por casa, y esta vez se llevaron hasta las herramientas de labranza (García Márquez, Cien años). La preposición por alterna con a en muchas de estas construcciones (piedra a piedra, casa a casa, libro a libro):

Simaetha dejó deslizar su sucinta vestidura y, pieza a pieza, echó al aire lo insignificante que debajo conservaba (Mujica Lainez, Escarabajo); Noticias de ese tipo circulan casa a casa sin que uno haya dicho una sola palabra (Kociancich, Maravilla); El túmulo de Caracciolo Palomares se fue haciendo piedra a piedra (Morón, Gallo).

Se asimila a esta alternancia la construcción uno {a ~ por} uno: Los discos se fabricaban uno a uno (ABC Color 21/10/2002). Sobre la relación de estos grupos con la perífrasis «ir + gerundio», véase el § 28.13ñ. Para los usos de por en las construcciones distributivas (tres por cabeza, cuatro por persona), véase el § 19.9s. Para las locuciones adverbiales formadas con la preposición por, véase el § 30.16. Sobre el uso de por en los complementos predicativos, con el sentido de ‘en calidad de’ (tomarlo por tonto, tener a alguien por persona honrada), véanse los § 38.10a y ss. Para la alternancia por ~ de en los complementos agentes (querido {de ~ por} todos), véase el § 27.8p. Esta misma alternancia se registra también en pares como sujetarlo {por el ~ del} brazo, como se observa en el § 36.10f. La perífrasis «estar por + infinitivo» se estudia en los § 26.6f, g. El uso concesivo de por en construcciones como por fuerte que sea se analiza en el § 47.15. En relación con otros aspectos de la gramática de la preposición por, véanse el § 36.10 y el capítulo 46.

29.8t La preposición según se estudió en los § 29.2e-g. La preposición sin expresa privación o carencia. Su término puede ser un grupo nominal (Lo hizo sin ninguna ayuda) o una oración subordinada sustantiva, sea de verbo en forma personal (Apareció sin que nadie se diera cuenta) o de infinitivo (Actúan sin pensar en las consecuencias), además de un pronombre o un grupo pronominal (sin ella, sin ustedes dos). Los grupos preposicionales formados con sin pueden ser atributos (La prefiero sin alcohol) y, de hecho, alternan con los adjetivos: estudiantes {sin trabajo ~ desocupados}. Esta preposición posee un valor opuesto al de con y ambas concurren en las disyunciones (con su ayuda o sin ella). Se documenta también la pauta con o sin ayuda, que muestra la coordinación de preposiciones (§ 31.4d). Algunos de los sentidos particulares de con se extienden a sin, en especial los de compañía y colaboración (trabajar {con ~ sin} ayudantes), instrumento (comer {con ~ sin} cuchara), posesión o inclusión (habitación {con ~ sin} vistas) y también el de condición suficiente o necesaria (§ 47.11f y ss.): Sin esta beca no podrá terminar los estudios; Con este salvoconducto podrá usted pasar sin problemas.

29.8u La preposición sin pertenece al grupo de los inductores negativos, al igual que el adverbio no y otras muchas palabras negativas. Los efectos de sin como elemento negativo, como en {sin ~ no} contar con nadie, se analizan en los § 48.6s y ss. Esta preposición da lugar a una forma habitual de lítote cuando aparece precedida por el adverbio no. Ello permite manifestar de manera atenuada contenidos que el hablante no desea presentar expresamente o de forma directa: no sin razón por con razón; no sin vacilar un poco por vacilando un poco, etc.

Yo me estaba solazando —no sin pudor escribo el verbo— con la renovada energía de mi inteligencia, cuando ocurrió algo extraordinario (Bioy Casares, Clave); Se trataba de cruzar los límites legales para ganar algunos dólares que me permitirían sobrevivir mediocremente, no sin correr algunos, muy lejanos, riesgos con las autoridades (Mutis, Maqroll); Empujé la puerta de reja, atravesé el jardín, y no sin cierta impresión vaga de temor fui a golpear la puerta interna (Lugones, Fuerzas).

Está semilexicalizada la expresión «no sin antes + infinitivo», como en Me sirvieron café y me inscribieron sin más trámites, no sin antes advertirme que no estaban burlando instancias sino rindiendo tributo a los dioses insondables de la casualidad (García Márquez, Vivir), en la que antes puede seguir al infinitivo: Decidimos despedirla mediante un pretexto, mas no sin firmarle antes, con dirección y teléfono, una amplia carta recomendándola (Espinosa, E., Jesús). Es menos frecuente la variante de esta alternancia con oración subordinada sustantiva de verbo finito, pero se documenta igualmente: El gobierno decretó su expulsión, no sin que antes hubiese yo asistido con ellos a los ejercicios de San Ignacio de Loyola (Rubén Darío, Vida). Para otras formas de lítote, véanse los § 28.2g, 48.4ñ y 48.6t, u. La alternancia entre «no + participio» y «sin + infinitivo» (no hecho ~ sin hacer) se analiza en el § 48.10c; la que se da entre «no + gerundio» y «sin + infinitivo» (no teniéndolo en cuenta ~ sin tenerlo en cuenta) se examina en los § 48.10d-h. Sobre el uso imperativo de «sin + infinitivo» (¡Sin empujar!), véase el § 42.5r. Para las locuciones adverbiales formadas con sin (como sin duda), véanse los § 30.16 y 30.17.

29.8v La preposición so se describió brevemente en los § 29.2b, c. La preposición sobre expresa localización orientada en el eje vertical. Identifica, pues, la posición de algo o alguien asignándole un lugar superior al que ocupa la persona o cosa que designa su término. Sobre es la preposición opuesta a bajo y comparte —de hecho— algunos de sus contextos, como en {bajo ~ sobre} la mesa; dos grados {bajo ~ sobre} cero. La relación posicional que establece sobre puede darse con contacto físico (La carta estaba sobre la mesa del comedor) o sin él (La lámpara del techo colgaba sobre la mesa del comedor). Del sentido puramente físico de la preposición (El amarillo resalta sobre el negro) se pasa con facilidad a los figurados, incluso con los mismos predicados (La musicalidad de sus versos resalta sobre la atonía de los de sus coetáneos), sin que se pierda su valor semántico básico. Por extensión de significado, se usa asimismo la preposición sobre en los complementos que expresan relación de prominencia o prioridad, como en Recordaba al negrito al que quería sobre todas las cosas (Siglo 1/4/1997), y en otros similares que se detallan en el § 36.10p.

29.8w Aunque concurren a veces sobre y además (de), especialmente cuando preceden a los infinitivos ser y estar, y también a algunos otros verbos de estado, estas construcciones se sienten hoy arcaicas o muy literarias:

Sobre estar enfermo, estoy muy sin dineros (Cervantes, Quijote II); El rostro del buen mozo, sobre ser correcto, tenía una expresión espiritual y melancólica que era puramente de apariencia (Clarín, Regenta); ¿No era cierto que sobre haberle llegado de fuera el estímulo carnal rindióse a él, como sus propios amigos, con tremendas resistencias? (Longares, Corsé).

Los complementos de régimen construidos con la preposición sobre y encabezados por nombres y verbos que expresan superioridad o hegemonía (predominio, ventaja, prevalecer, reinar) se analizan en el § 36.10p.

29.8x Con la preposición sobre se introducen también grupos nominales que denotan el tema o el asunto sobre el que versa algo, tanto si inciden sobre sustantivos que expresan informaciones (una película sobre la guerra de Troya, el reportaje sobre las víctimas de la catástrofe) como si modifican a ciertos verbos que manifiestan esos contenidos: Trataron, sobre comida, estando delante el ventero (Cervantes, Quijote I). En relación con este punto, véase también el § 36.10ñ. La preposición sobre introduce, además, grupos nominales definidos de sentido temporal, en especial los que hacen referencia a las horas. Se indica en esos casos tiempo aproximado, como en los siguientes ejemplos:

Era la noche de los siete toques del reloj del caballito pero algo antes, sobre las seis y media calculo yo (Vallejo, F., Fuego); El Ronco llegará sobre las dos (Parrado, Muerte); Solía llegar a su casa sobre las 6 de la mañana, en que se ponía a navegar por Internet (Chavarría, Pica).

Este sentido se extiende en ocasiones a otros cómputos, en los que se expresa también aproximación o cercanía: Y el recental, ya nos anda sobre las 1000 pesetas, aproximadamente (CREA oral, España). Se considera incorrecto el uso de sobre por hacia o a que se documenta en el lenguaje deportivo de algunos países (tirar sobre puerta) y el de sobre por contra, atestiguado en la misma variedad idiomática (Hicieron falta sobre el defensa central). Tampoco se recomienda el empleo de sobre en lugar de de cuando precede a la expresión de un número total del que se toma solo una parte. Se trata de un calco del francés: Sufren esta enfermedad uno de diez españoles (no … uno sobre diez).

29.8y La preposición tras expresa localización orientada respecto del eje del observador, como se hizo notar en el § 29.6b. Es la preposición opuesta a ante y concurre con ella en algunos contextos locativos, {ante ~ tras} la puerta. El grupo nominal que constituye su término alterna con detrás de. Designa con mucha frecuencia la persona o la cosa que se interpone entre algo o alguien, lo oculta o impide percibirlo, como en Las extremas medidas de seguridad impidieron un acercamiento a los periodistas, que se limitaron a realizar su trabajo tras una valla en la que fueron ubicados (Tribuna [Hond.] 8/1/1998), pero también lo que sigue a algo en una sucesión, que puede ser estática, como en El seis ha de estar tras el cinco, o dinámica, Y seguí mi camino tras Alexis, y sin más tomamos el primer taxi que pasó (Vallejo, F., Virgen). En este último caso se denota a veces la idea de persecución, sobre todo con ciertos verbos de movimiento: Hace años que la policía anda tras él.

29.8z Con términos temporales, tras equivale a después de, como en “No, pelona, todavía no quiero que me lleves”, le decía a la muerte mi abuela materna, tras veinte años de silla de ruedas y uno de cáncer (Mastretta, Cielo). Este sentido prevalece en muchos nombres abstractos a los que no puede aplicarse el concepto de ‘posición física’, como en La abrió y sacó, tras alguna vacilación, el primer tomo de Las Mil y Una Noches (Borges, Ficciones). Es también esta interpretación la que corresponde a los infinitivos: Don Mamerto alzó la cabeza tras abrochar sus polainas (Donoso, Marquesita). Con la fórmula «sustantivo + tras + sustantivo», de uso muy común, se expresa la repetición de algo en alguna secuencia temporal:

Gekrepten le ganaba vuelta tras vuelta a Oliveira (Cortázar, Rayuela); Queta estaba haciendo tomar al gringo de lo lindo: whisky tras whisky para él y para ella copitas de vermouth (Vargas Llosa, Conversación); Noche tras noche la disfruté (Torres, Malena); Desde el director hasta el último de los profesores nos traen de un ala, todo el día, todos los meses, año tras año (Monteforte, Desencontrados).

Para otros aspectos de la gramática de esta preposición, véase el § 36.10r. Como se hizo notar en el § 29.3f, los complementos de tras introducidos por de son algo más comunes en la lengua actual que los que introducen otras preposiciones, sobre todo si estas construcciones se forman con pronombres personales (tras de mí es más frecuente que tras mí) y con infinitivos.

 

Nueva gramática de la lengua española
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