Sintaxis

17. Los demostrativos

17.1 Introducción. El concepto de deixis. Los demostrativos como expresiones deícticas

17.1a Los demostrativos son pronombres, determinantes o adverbios que expresan la situación espacial o temporal de alguien o algo en relación con la que corresponde al hablante o al oyente. Los demostrativos constituyen los representantes más característicos del paradigma de las categorías deícticas. En efecto, la deixis es la propiedad que poseen muchas expresiones gramaticales para denotar significados que dependen de la localización tempoespacial de los interlocutores. Por ejemplo, si entre un grupo de caballos se señala uno y se usa el grupo nominal este caballo, se lo estará identificando por su cercanía con la posición que ocupa el hablante. Al señalarlo, se lo distingue de los demás miembros del grupo, lo que pone de manifiesto que la significación mostrativa está a menudo asociada con el valor discriminativo u opositivo. Si se señalan otros caballos de ese mismo conjunto y se usan las expresiones ese caballo o aquel caballo, también se los estará identificando de acuerdo con su mayor o menor proximidad al hablante o al oyente. En este capítulo se estudian los determinantes demostrativos (este libro, esos papeles, aquellos días), los pronombres demostrativos (esto, eso, aquello; también este, ese, aquel, en algunas de sus interpretaciones) y los adverbios demostrativos (aquí, hoy, así, entonces). Antes de describir las características gramaticales de todas estas unidades, es oportuno presentar con mayor detalle el concepto de deixis, puesto que algunas de las distinciones que se suelen hacer entre los demostrativos se establecen en función de nociones que se aplican igualmente a otros elementos deícticos.

17.1b La propiedad fundamental de las unidades deícticas radica, como se ha explicado, en que lo designado por ellas está en función de la situación espacial o temporal de los interlocutores. Si la expresión aquel caballo se usa acompañada del gesto, podrá referirse a cualquier caballo que se señale o se identifique entre otros, siempre que esté a cierta distancia del hablante. El grupo nominal el día de hoy puede emplearse, análogamente, para designar cualquier día, siempre que coincida con aquel en que se emitan esas palabras. Su referencia cambiará, por consiguiente, y podrá adquirir tantos valores cuantos sean los días en que se emita. Esta propiedad caracteriza de modo general las unidades deícticas, sean espaciales o temporales. En efecto, si alguien usa la expresión lo que está a mi derecha, gira después ciento ochenta grados y repite esas mismas palabras, se estará refiriendo a algo distinto. Este hecho es consecuencia de que el posesivo mi y el sustantivo derecha tienen propiedades deícticas. Los demostrativos no son, como se ve, las únicas categorías deícticas de la lengua española. Cuentan también con un componente deíctico en su significado los pronombres personales (capítulo 16), los posesivos (capítulo 18) —que se asimilan en buena medida a los anteriores—, los morfemas verbales de tiempo y persona (capítulos 4, 23 y 24), ciertos verbos de movimiento como ir, venir, traer o llevar y algunos adjetivos locativos y temporales que se estudian en los § 17.1m-p.

17.1c Los rasgos gramaticales compartidos por todas las expresiones que se acaban de mencionar se interpretan en función del vínculo que esas formas lingüísticas contraen con aquello a lo que se refieren. Los grupos nominales formados con demostrativos son expresiones referenciales cuya interpretación depende de las coordenadas de la enunciación. No obstante, las expresiones referenciales pueden no ser deícticas, como sucede con los nombres propios, mientras que otras, como los pronombres personales, lo son inherentemente. En efecto, la distinción entre yo, tú, él se basa en el concepto de persona, que se define, a su vez, en función de los participantes en el discurso. Si se prescinde del rasgo de confianza o de familiaridad, una paráfrasis aproximada del pronombre podría ser ‘la persona a la que ahora me dirijo’ o ‘la persona que tengo delante de ’ (se subrayan los elementos deícticos en las paráfrasis). También la información temporal puede ser deíctica o no deíctica. Si se compara el adverbio demostrativo entonces con el grupo preposicional en 1969, se comprobará que el primero hace referencia a un punto temporal o un período que se considera lejano respecto del momento de la enunciación. El intervalo temporal designado cambiará, en consecuencia, en función del pun to temporal en el que se use esa palabra, de forma similar a como cambia lo designado por las expresiones deícticas aquel, hoy, a mi derecha o tú. Así pues, entonces es un adverbio deíctico. En cambio, esta clase de información no interviene en la interpretación del grupo preposicional en 1969, de sentido temporal. Se obtiene una diferencia similar entre acá y en Venezuela. En relación con las propiedades gramaticales de las expresiones que designan años, véanse los § 14.8m y ss.

17.1d El hecho de que el referente de un grupo nominal varíe en función del momento en que se produce la enunciación es una propiedad compartida por muchas expresiones referenciales. En efecto, el grupo nominal el libro puede referirse a distintos libros en actos de enunciación igualmente diversos. Sin embargo, lo que diferencia una expresión deíctica de una expresión referencial no deíctica es el hecho de que, en el primer caso, la localización del referente está asociada, de manera directa o indirecta, a algún componente del acto de la enunciación. En efecto, la oración Jaimito se comió los dulces que Lucía había guardado para ti solo contiene dos pronombres (dejando ahora de lado el morfema se): uno es el relativo que, que no tiene rasgos deícticos; el otro es el personal ti, que sí los posee. Para poder interpretar este último pronombre es preciso que esa expresión se dirija a algún interlocutor, incluso imaginario. Mucho más controvertida resulta la cuestión de si los pronombres personales de tercera persona poseen o no rasgos deícticos, es decir, si ella los posee en Jaimito se comió los dulces que Lucía había guardado para ella (tanto si ella se refiere a Lucía como si alude a alguna otra persona). Por un lado, el pronombre ella no designa a un participante del acto enunciativo en el ejemplo propuesto; por otro, los pronombres de tercera persona identifican sus referentes en función de su lejanía respecto del hablante. Están, pues, estrechamente relacionados con los demostrativos, que se definen precisamente en función de sus rasgos deícticos (aquel caballo). Se retomará esta cuestión polémica en los apartados siguientes.

17.1e A menudo se asocia la deixis con la mostración gestual, es decir, con la identificación del referente por medio de un gesto. Recuérdese, no obstante, que el ejemplo mencionado antes lo que está a mi derecha posee valor deíctico aunque el hablante no señale físicamente ningún objeto. Los demostrativos se caracterizan, en cambio, por el hecho de que van acompañados muchas veces de gestos corporales, como se refleja en los ejemplos que aparecen a continuación:

“Me gusta ese broche”, le dijo, señalando unas piedras que llevaba prendidas a su chaqueta la doctora (Nuevo Herald 25/6/1997); Tú has de tener cristiana resignación y aceptar la voluntad de Dios, para sacar adelante a estas criaturas (hace un gesto hacia sus sobrinos), a estos huérfanos que aquí esperan todo de tu entereza… y de la mía (Melcón, Catalina); —El espacio que ocupa la línea de energía es muy ancho. Abarca a estas dos avenidas —su mano derecha hizo un ademán para señalar tanto a la Calzada de Guadalupe como a la Calzada de los Misterios—; tendremos por tanto que recorrer las dos para asegurarnos que ambas queden bien “limpias”. Empecemos hoy por esta. —Su índice apuntó hacia la Calzada de los Misterios (Velasco Piña, Regina).

17.1f Se suele distinguir entre elementos deícticos opacos, que pueden requerir información gestual para identificar el referente, y elementos deícticos transparentes, que apuntan por sí mismos de modo inequívoco a las entidades a las que refieren. El pronombre personal yo es un buen ejemplo de deíctico transparente, ya que es capaz de identificar su referente (el hablante) sin necesidad de gesto alguno. En cambio, la mera enunciación del pronombre él no garantiza la identificación del referente. La deixis que se obtiene por simple mostración, es decir, por la presencia física de lo que se señala, se denomina ostensiva. Ha sido llamada también deixis ad oculos y deixis sensible.

17.1g Los elementos deícticos opacos admiten, además del uso ostensivo, un uso discursivo, en el que señalan a una expresión del contexto lingüístico, en lugar de hacer referencia al contexto extralingüístico. Este tipo de mención se suele llamar referencia fórica (del griego -phorikós, derivado de la raíz phérein ‘llevar’). Cuando un grupo nominal con un demostrativo se usa de un modo fórico, toma su referencia de un grupo nominal que aparece en el mismo texto. Este empleo del demostrativo puede ser anafórico (del griego ana- ‘hacia arriba’ o ‘hacia atrás’) o catafórico (del griego kata- ‘hacia abajo’ o ‘hacia delante’). En el primer caso, el demostrativo hace referencia a un grupo nominal situado delante de él, que se denomina antecedente. Se subraya con trazo discontinuo el antecedente del demostrativo en el texto que sigue:

Tengo muchos proyectos como intérprete, pero esos se realizarán hasta que finalicen las grabaciones de la serie, para poder desplazarme sin presiones (Excélsior 25/7/2000).

En el segundo caso, el demostrativo se refiere a un grupo nominal que se denomina consecuente y se sitúa tras él en el discurso. En los siguientes ejemplos lo señalado con trazo discontinuo es el consecuente del demostrativo subrayado:

Pero había que decir esto: la materia de su arte era el silencio (País [Esp.] 5/1/1978); No hablaron un largo rato y luego el ministro dijo esto: —No sé si me entienda usted, señor, y francamente ya no me importa (Fuentes, Cristóbal).

Aun así, el empleo catafórico de los demostrativos está muy próximo al ostensivo. Como se comprueba, en las secuencias citadas no se señalan personas o cosas con el gesto, pero se presentan o se muestran abiertamente informaciones. Los usos anafórico y catafórico de los demostrativos se analizarán en el § 17.3. Se dedica a la anáfora y la catáfora el § 16.6.

17.1h Los usos fóricos de los demostrativos no dejan de ser deícticos, pero se diferencian de los ostensivos en que convierten el texto en el espacio en el que se realiza el señalamiento que caracteriza cualquiera de las formas de deixis. La referencia anafórica y la catafórica constituyen, pues, manifestaciones más abstractas del fenómeno de la deixis, y se aplican también a varios tipos de pronombres, así como a los procesos de elipsis (§ 16.6). Tal como suele hacerse en los estudios de sintaxis, se entenderá aquí que la deixis por antonomasia es la ostensiva. Debe tenerse en cuenta que, a pesar de ser textual, es también deíctico en el sentido más estricto (por tanto, no fórico) el uso de los adverbios de lugar que se emplean para referirse a fragmentos anteriores o posteriores de un texto. También se utilizan para hacer referencia a ese mismo texto, que se entiende metafóricamente como un espacio. Este tipo de referencia se suele denominar deixis textual:

Las estrategias detalladas más arriba las aplicaré a tres casos de estudio, por llamarlos de alguna manera (Arqueoweb 5/2003); En resumen: según lo que hasta aquí hemos visto, los mercados pueden ser libres o intervenidos, transparentes o con fricciones, perfectos o imperfectos, y normales o forzados (Tamames, Curso); Los agentes neurolépticos producen disturbios motores del tipo parkinsoniano y otros síntomas extrapiramidales que más adelante veremos (Barrera / Kerdel, Adolescente).

17.1i La deixis textual se manifiesta asimismo en los usos en los que los demostrativos no identifican su referencia por asimilación a la de su antecedente, sino que se refieren a la palabra misma en un uso metalingüístico. Como en otras manifestaciones de la deixis textual, la diferencia con la ostensiva radica en que el referente no está físicamente presente en el momento de la enunciación en tales casos, sino que se localiza en el discurso anterior o posterior. En los ejemplos que siguen, la palabra que funciona como antecedente o consecuente aparece con subrayado discontinuo y se marca la expresión deíctica con trazo continuo:

Irene no logró deletrear mentalmente esa palabra, cla-ri-ne-te, con lo que un ligerísimo tono bermellón empezó a adueñarse de sus mejillas (García Sánchez, Historia); Y si uno se toma la molestia de hojear el Diccionario de Autoridades, podrá encontrar la voz praxis en algún viejo texto de fray Ángel Manrique. ¿Es eso anglicismo? (ABC 13/11/1987); No podía evitar buscar a las muchachas en el cine, acercarme a ellas, apropincuarlas (dice el diccionario, ese cementerio de elefantes lingüísticos a donde van a morir las palabras, que esta palabra no se usa más que en sentido festivo) (Cabrera Infante, Habana).

17.1j Atendiendo al tipo de información semántica que encierra, la deixis se puede dividir en los siguientes grupos:

1. Personal

2. Temporal

3. Locativa

4. Cuantitativa

5. Modal

Como se explicó en los apartados precedentes, son elementos deícticos de persona aquellos que hacen referencia a los participantes en el acto de la enunciación. En español realizan esta clase de deixis los pronombres personales, los posesivos y la flexión verbal de persona. Cabe agregar a esta relación los propios demostrativos en usos como este profesor que les habla, si bien no codifican la deixis gramaticalmente. No existen, pues, en español pronombres demostrativos exclusivos para hacer referencia a las personas, pero se asimilan en alguna medida a ellos expresiones como menda o servidor, que se analizan en el § 16.1f, en cuanto pueden usarse como sustitutos de yo.

17.1k Las categorías que tienen marcas deícticas de persona se organizan en función de una distinción tripartita, como se explica en el capítulo 16: la primera persona hace referencia al hablante; la segunda caracteriza al oyente, mientras que la tercera se define por la negación de las otras dos. Como se ve en los § 16.1b, c, la tercera persona no tiene el mismo estatuto que las demás, que representan los dos componentes básicos del acto de la enunciación: el hablante y el oyente. De hecho, si la noción de deixis se caracteriza estrictamente en función de los participantes en el acto comunicativo, el pronombre le no será una categoría deíctica en Le dije a Luis que no me molestara, puesto que ni le ni Luis son participantes en el acto verbal al que esas palabras pertenecen. La solución tradicional de esta paradoja consiste en asimilar a los participantes en el discurso las personas o las cosas a las que se refieren las informaciones que se transmiten. Los pronombres de tercera persona intervienen de forma característica en relaciones anafóricas y catafóricas (§ 16.6), como el pronombre él en el texto que sigue (se subraya con trazo discontinuo su antecedente): Raúl dijo que le gustaría leer los textos. […] Si el colombiano se quedaba, él estaba dispuesto a partir (Pitol, Juegos). Asimismo, pueden participar en relaciones deícticas ostensivas, como en estos otros textos:

La lámpara me la dio ella —y señaló a la dama pintada en el muro (Fernández Spencer, Pueblo); Clinton: “Pregúntele a él” (señaló con la cabeza a Mark Gearan, su director de comunicación, que estaba sentado enfrente de Reeves, en uno de los sillones de la oficina oval de la Casa Blanca) (Proceso [Méx.] 1/9/1996); Él solo conoce a Frank y a Olivera, pero ni a mí ni a ti —señaló a Ojo de Palta—, y mucho menos a él —miró al árabe— (García, A., Mundo).

También contienen un elemento deíctico de persona los posesivos, que se organizan en torno a los ejes señalados en el apartado anterior: mi [primera persona] libro, tu [segunda persona] libro, etc. (§ 18.1e). Igual que con los pronombres personales, las formas de primera y segunda persona de los posesivos son propiamente deícticas, mientras que las de tercera solo lo son indirectamente, tal como se ha explicado.

17.1l El segundo tipo de deixis que se mencionó en el § 17.1j es la temporal. La flexión verbal contiene rasgos deícticos de persona y de tiempo. En efecto, las formas verbales incluyen información de persona. Así, el verbo llegamos en Ayer llegamos tarde expresa que la acción que se menciona se aplica al grupo constituido por el hablante y otras personas, pero también por varios hablantes (primera persona del plural). A la vez, llegamos contiene información temporal, puesto que indica que la acción de llegar tuvo lugar antes del momento de la enunciación. Repárese, además, en que entre ayer y llegamos se establece cierta suerte de concordancia, ya que ambas voces son deícticas. Se examina esta concordancia en el § 23.7f. En general, la información temporal contenida en el verbo permite localizar —directa o indirectamente— los acontecimientos en relación con el momento en que se habla. Los tiempos verbales llamados absolutos23.1g, m-ñ) se orientan desde el momento de la enunciación. Los denominados relativos toman, en cambio, como eje deíctico otro punto temporal que proporciona el discurso. Por ejemplo, el pretérito dijo en Luis dijo que ayer habíamos llegado tarde, es el eje deíctico del tiempo relativo habíamos llegado. Los tiempos relativos se consideran el equivalente de las relaciones fóricas en el ámbito temporal.

17.1m La deixis de tiempo se ordena sobre el eje «presente–pasado–futuro». Estos términos no se aplican solo a los tiempos verbales. En efecto, son deícticos el adverbio demostrativo entonces17.9g-i) y los adjetivos pasado (como en el verano pasado), próximo (en el mes próximo), reciente, entrante, nuevo, presente, moderno, actual, último, anterior, posterior y contemporáneo, entre otros. Así, la expresión el verano próximo designa el primer verano posterior al momento en que se habla; la pintura contemporánea se refiere a la pintura correspondiente a un presente extendido o ampliado (§ 23.5d), es decir, a un intervalo temporal que contiene el momento del habla; la expresión un suceso reciente designa un suceso que ha tenido lugar en cierto punto del pasado separado del momento del habla por un intervalo breve. Se aplican paráfrasis similares a los demás adjetivos deícticos mencionados. Se ejemplifican a continuación algunos de ellos:

Roca, el actual presidente, no le va en zaga, y procura emular a los mejores gobernantes (Montalvo, Catilinarias); Hizo medio siglo precisamente en julio pasado (Usigli, Gesticulador); Para el verano próximo estaría pendiente comenzar la carretera entre San Martín y San Rafael Cedros, también a cuatro carriles (Salvador Hoy 5/2/1997); Mostró su preocupación por el alza registrada el reciente mes de octubre (Universal [Ven.] 6/11/1996); Piensa regalarle un ejemplar a la reina de España cuando venga el mes entrante para festejar el V Centenario del Descubrimiento (Prensa [Arg.] 19/4/1992); ¿Ya eres la nueva esposa de mi papá? (Solares, Mártires); El gran problema de las ciudades contemporáneas es el automóvil (Proceso [Méx.] 15/9/1996).

17.1n Algunos de estos adjetivos tienen adverbios o preposiciones como correlato, y también ciertas expresiones verbales que se les asimilan: actual ~ hoy; reciente ~ hace poco; próximo ~ dentro de poco; entrante ~ que viene, etc. Se miden siempre desde el momento del habla las expresiones construidas con dentro de o con el adjetivo próximo, pero no se miden desde el momento de la enunciación, sino desde algún otro punto introducido en el discurso, las formadas con al cabo de o con el adjetivo siguiente17.9e). Así, el próximo encuentro es el encuentro que tiene lugar en algún punto posterior al momento del habla, mientras que el encuentro siguiente es el que sigue a otro que se menciona antes, como en En el mes de marzo tendrá lugar una reunión. El encuentro siguiente (es decir, ‘siguiente al que se acaba de mencionar’) será en septiembre. Se analizan otros aspectos de estas diferencias en los § 13.8ñ y 24.4f-j.

17.1ñ También pueden ser deícticas las expresiones referenciales construidas con los nombres de los días de la semana y de los meses del año. Por ejemplo, en la oración El lunes voy a llegar tarde, el grupo nominal el lunes designa el lunes siguiente al día en el que se está hablando, mientras que en El lunes llegaste tarde se refiere al lunes anterior al día en que se emite el enunciado. Se analizan estas diferencias en los § 14.8c-r. Se obtienen contrastes similares en pares como En enero {viajará ~ viajó} a Italia. Como se ve, estas expresiones nominales pueden adquirir un valor prospectivo o retrospectivo dependiendo del tiempo de la oración en la que se insertan. Pueden ser o no deícticos, asimismo, grupos nominales como el primer viernes de agosto, según designen cierta fecha, pasada o venidera, próxima al día en que se habla (interpretación deíctica), o bien cierto día del año en el que supuestamente tiene lugar un suceso cíclico (interpretación no deíctica). Son parecidos los contrastes que se establecen en alternancias como Al final del verano se {recogió ~ recogerá ~ recoge} la uva. En cambio, otras expresiones, como el jueves diez de diciembre de 2009, poseen referencia unívoca, por lo que se asimilan a los nombres propios.

17.1o El tercer tipo de deixis introducido en el § 17.1j es la locativa. Presentan deixis locativa los adverbios demostrativos aquí, ahí, allí, acá y allá, que se analizarán en el § 17.8. También establecen esa forma de mención los determinantes demostrativos (esta mesa) y los pronombres demostrativos (esto). La comportan asimismo ciertos adjetivos con valor espacial, como norteño, occidental, oriental, superior, inferior, etc., así como muchos adverbios y locuciones, además de grupos sintácticos tanto adverbiales como preposicionales: a la izquierda, adelante, un poco más arriba, etc. (§ 30.5). De este modo, mientras que el adjetivo superior no presenta valor deíctico en Ella era muy superior a él, lo tiene, en cambio, en Mi oficina está en el piso superior (es decir, ‘superior a aquel en el que estoy ahora’). Este mismo grupo nominal puede usarse también sin valor deíctico, como en el primero de los dos textos que siguen, o bien con valor anafórico, como en el segundo:

Las principales calles del sector Montesano estaban compuestas de casas de dos y tres pisos. Luego del desbordamiento, apenas si quedaba el piso superior de la mayoría de ellas (Universal [Ven.] 2/1/1989); Salón de un piso reconstruido de dos plantas, en una casa antigua del centro de Madrid. Una escalera comunica con el piso superior (Alonso Santos, Pares).

17.1p Los sustantivos y adjetivos extranjero, forastero y nativo se interpretan a menudo deícticamente. La referencia de la expresión nominal los ciudadanos extranjeros puede ser, por tanto, distinta si la oración se emplea en Bogotá, en Buenos Aires o en Lima. Así pues, el significado del adjetivo extranjero contiene información deíctica porque los grupos nominales que se construyan con él podrán designar individuos diferentes en función del lugar donde se emplee. Al igual que en el caso de superior, el punto de referencia necesario para interpretar estos adjetivos y sustantivos puede también formar parte del discurso y proporcionarse en un fragmento anterior del texto, o bien en uno posterior. Se ilustra la segunda opción en la cita siguiente: Hay un total de 26 ciudadanos extranjeros desaparecidos, y presuntamente secuestrados, en Líbano (País [Esp.] 2/2/1987).

17.1q Los verbos ir, venir, llevar y traer también aportan información deíctica. El que dice Marisa no vino aquella tarde comunica que cierta persona no se desplazó al punto en que se situaba el que habla en cierto momento del pasado, o bien al punto en que se sitúa en el momento de pronunciar esas palabras. Frente a otros idiomas románicos y germánicos, en la mayor parte de las áreas hispanohablantes se requiere en estos casos la coincidencia entre el punto de destino de la acción y el lugar en que está situado el hablante, no así el oyente. No resultarían, por tanto, naturales expresiones como Mañana vendré a tu casa si se está hablando por teléfono. Este requisito deíctico no se manifiesta, sin embargo, en algunas variedades lingüísticas, como el español chileno y el hablado en parte de las zonas andina y rioplatense. Tampoco se da tal restricción en las áreas en que el español está en contacto con el catalán o con el inglés. Se ilustra a continuación este último uso:

—¡El noticiero de las cinco! —gritó de pronto el monstruo, mirando su reloj—. ¡Ya vengo, ya vengo, bajo a escucharlo y subo! (Bryce Echenique, Martín Romaña); —¡Hola!… Un minuto, por favor… ¡Régine, teléfono! —¡Vengo! (Monegal, Jardín).

17.1r La deixis correspondiente al tipo 417.1j) es la cuantitativa. Expresa deixis relativa a la cantidad el cuantificador tanto en ejemplos como No quiero tanto, por favor. En esta oración, tanto se diferencia de mucho o demasiado en que hace referencia a cierta cantidad particular de algo (acaso comida o bebida, pero también cualquier otra materia o sustancia) que se muestra o se percibe (deixis ostensiva). Tanto y sus variantes morfológicas en diversos contextos (tan, tanta, tantos y tantas) poseen asimismo usos anafóricos, como en A ella le gustaba mucho el brócoli, pero a mí no me gustaba tanto. Se estudiarán en los § 17.10o-r. Finalmente, la deixis de modo o manera (tipo 5) es propia del adverbio así, que se puede parafrasear como ‘de este modo’; por tanto, con un demostrativo (§ 17.9j-p).

 

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