Sintaxis

18. Los posesivos

18.6 El antecedente de los posesivos

18.6a En las secciones anteriores se ha estudiado la división fundamental que se reconoce tradicionalmente entre los posesivos: la que opone los posesivos prenominales o átonos a los posnominales o tónicos. En el § 18.1a se comprobó, además, que en función de sus rasgos morfológicos los posesivos admiten numerosas agrupaciones. Los grupos nominales formados con posesivos antepuestos (como su casa) son expresiones referenciales, ya que los posesivos átonos convierten el grupo nominal en definido, tal como se ha explicado. Los posesivos de tercera persona pueden o no ser reflexivos. Así, el auto del que se habla en Antonio trajo su auto puede ser o no el de Antonio, y la prima que se menciona en Beatriz acababa de conocer a una prima suya puede ser o no de Beatriz. Si el posesivo su se interpreta como reflexivo en Antonio trajo su auto, tendrá a Antonio como antecedente, pero si se interpreta como no reflexivo, tendrá como antecedente algún grupo nominal presentado en el discurso previo.

18.6b Los posesivos de tercera persona (su, suyo y sus variantes de género y número) coinciden en la propiedad que se analiza con los pronombres no posesivos él, ella (y sus variantes). Así, del mismo modo que él puede referirse o no a tu amigo en Tu amigo siempre habla de él, el posesivo su puede referirse o no a el periodista en El periodista presentó su informe. La correferencia es obligada, sin embargo, en los llamados posesivos enfáticos. Así, el antecedente de sus es los pobres en Los pobres también pasan sus malos ratos luchando por la vida (Benavente, Losa). Se obtienen vínculos similares, igualmente obligados, en El problema tiene sus dificultades o Vivió su vida como pudo. Esta última oración posee un complemento cognado (es decir, formado con la misma base léxica que el verbo al que modifica). Estos complementos, que favorecen la interpretación reflexiva de los posesivos, se analizan en el § 34.5.

18.6c Son igualmente posesivos enfáticos, y por tanto reflexivos, los que se usan en otras expresiones que denotan encarecimiento, pero también cálculo aproximativo, así como diversos matices afectivos:

Así se hace otra pequeña charla, pero ya cuando el niño tiene sus cuarenta días (Burgos, E., Rigoberta); Y ahora lo mismo: mi pan de Viena por la mañana, con su manteca colorá y su azúcar, no hay quien me los quite con el café (Quiñones, F., Hortensia); Él tenía su risa y su encanto para alcanzarlos; yo no tenía nada (Serrano, E., Dios); Vera es una muñequita que cocina, se viste, mueve el cuello, y se pasea con su camisita y su canesú, se pone los rulos y se alisa el pelo (Rubio, Sal); Esto de las biografías definitivas tiene su gracia (Vargas, Pasado).

Los posesivos enfáticos se usan a menudo en la descripción de situaciones habituales, características o esperables. Así, en Se levantaba temprano, se preparaba su desayuno, salía a dar su paseo y se compraba su periódico no se dice de alguien que preparaba el desayuno de otra persona, y tampoco se quiere expresar que el periódico que compraba era uno que ya le pertenecía (su periódico), lo que sería absurdo. Estos posesivos son reflexivos, pero no expresan propiamente relaciones de posesión o pertenencia, sino más bien la atribución a una persona o una cosa de propiedades típicas o características suyas, así como su participación en acciones o situaciones que le afectan, especialmente si el hablante las asocia con algún estereotipo.

18.6d Los posesivos enfáticos se pueden sustituir a menudo por artículos, o bien pueden ser omitidos sin perder información que no sea estilística, como en La casita tenía {tejado ~ su tejado}. El posesivo mis en Yo también tengo mis problemas alterna con mis propios, pero también podría omitirse sin que la oración sufriera un cambio notable de significado. Repárese, por otra parte, en que el posesivo enfático no es contrastivo: una casa no puede tener el tejado de otra, y una persona no puede dar el paseo de otra. Las construcciones de posesivo enfático son, asimismo, características de los grupos verbales idiomáticos o semiidiomáticos que contienen posesivos reflexivos. Así, en Los ingleses se tomaron su revancha sin saberlo (Mundo [Esp.] 1/7/1996), donde su alterna con la, no se dice que la revancha tomada fue la del grupo designado por el sujeto, en lugar de la de algún otro grupo que no se menciona, ya que no parece posible que alguien se tome la revancha de otro. Existen otros muchos casos similares.

18.6e Son reflexivos los posesivos, tónicos o átonos, contenidos en un buen número de modismos. Estos posesivos poseen variantes de persona que alternan en función de sus antecedentes. Así, concuerdan le y suyo en rasgos de número y persona en Esta casa le costó lo suyo. Si el primer pronombre se cambia por uno de una persona o número distintos, el posesivo habrá de modificarse igualmente. Así pues, las opciones son estas:

Esta casa {le costó (a él) lo suyo ~ le costó (a usted) lo suyo ~ me costó lo mío ~ te costó (a ti, a vos) lo tuyo ~ les costó (a ustedes) lo suyo ~ nos costó lo nuestro ~ os costó lo vuestro ~ les costó (a ellos) lo suyo}.

El grupo pronominal que encabeza el artículo neutro equivale a mucho en estos casos. He aquí algunas muestras de esta concordancia:

Un gran pintor debe pasar trabajando lo suyo durante treinta años, aunque al intenso Van Gogh le bastaron diez (Prensa [Nic.] 1/4/1997); Peleó en varas el de Sotillo Gutiérrez y cobró lo suyo (ABC 22/9/1997); Y tú, calma la fiera del carácter y suaviza los nervios, que también tienes lo tuyo (Lázaro, Humo); Yo también he vivido lo mío, que antes de casarme con Menéndez ya había tenido otro que me dejó plantada (Fernán Gómez, Viaje).

18.6f Las relaciones de concordancia que se analizan son análogas a las que manifiestan las locuciones verbales que contienen reflexivos (§ 16.4d), como en No da más de sí; No doy más de mí; No das más de ti. He aquí otras locuciones que presentan variantes en las que los reflexivos han de concordar:

hacer de las {mías ~ tuyas ~ nuestras ~ vuestras ~ suyas}; ir a lo {mío ~ tuyo ~ nuestro ~ vuestro ~ suyo}; a {mi ~ tu ~ nuestra ~ vuestra ~ su} vez; por {mi ~ tu ~ su ~ nuestra ~ vuestra} parte; ser algo cosa {mía ~ tuya ~ nuestra ~ vuestra ~ suya}.

Cabe añadir a las locuciones anteriores la serie salirme con la mía, salirte con la tuya, salirse con la suya, etc. Se ilustran a continuación algunas de estas variantes concordadas:

Los piratas seguían haciendo de las suyas en connivencia con su Gobierno (Bosch García, Sueño); Mis disgustos me ha costado, pero sí, al final me salí con la mía (Cabal, Briones); ¿Pero es que de verdad crees que vas a salirte con la tuya? (Moreno-Durán, Diana); Si hay un poco de suerte, nos saldremos con la nuestra (Calvo Sotelo, Muchachita); Iba a lo suyo… Ella iba a lo suyo (Posse, Pasión); ¡Ve a lo tuyo y no me amargues la tarde, que el público nos mira! (Santana, Tendido); Bien —continuó el militar—, dejemos para otro día esas vainas de Capablanca y vayamos a lo nuestro (Zaldívar, Capablanca); Volvió a tomarme la mano y me pidió que a mi vez yo tomara a uno de mis hijos y él a los otros (Jodorowsky, Danza); Nuestro banco les ha prestado a ustedes. Para poderlo hacer, tuvimos a nuestra vez que pedir prestado (Santander, Extensionista); Él tiene inmunidad parlamentaria, posiblemente a futuro; pero por mi parte tengo la conciencia tranquila (Tiempos 18/9/2000); Una resistencia armada por vuestra parte resultará tan solo provechosa para los sepultureros (Savater, Catón); Si deseo contar algo a mis amigos, eso es cosa mía (Vargas, Pasado); Eso es cosa tuya. Hacé lo que te parezca (Shand, Sastre).

18.6g Se registran en la lengua descuidada variantes no concordadas de algunas de estas construcciones, generalmente a favor de la variante de tercera persona. Se trata de secuencias como Esta casa te habrá costado lo suyo (por … lo tuyo); Yo siempre me salgo con la suya (por … la mía), y otras similares. La concordancia es doble en la locución verbal tener sus más y sus menos (‘discrepar, discutir’, pero también ‘tener ventajas e inconvenientes’):

Tiene sus más y sus menos el salir de Chile por unos cuantos días (Hoy [Chile] 18/8/1986); Ella y yo tuvimos nuestros más y nuestros menos en la guerra (Pinilla, Valles); Mujer, como has tenido tus más y tus menos con él, ha supuesto que te interesaría saberlo (Zunzunegui, Ricahembra).

18.6h Existen asimismo unas pocas locuciones que contienen posesivos invariables en persona. Por ejemplo, la locución de suyo (como en Esta situación es de suyo muy complicada) equivale a ‘de por sí’, y no admite variación de persona ni de número. Así, demandas (femenino plural) no concuerda con suyo (masculino singular) en La negociación paso a paso se eterniza porque las demandas son, de suyo, ilimitadas (País [Esp.] 26/7/1997). Admite variación de número ser la mía/ser la nuestra (‘ser la ocasión favorable o decisiva para alguien’), pero se utiliza menos con otras personas.

18.6i Los posesivos que requieren antecedente son los de tercera persona, ya que los de segunda y primera tienen referentes no ambiguos: el hablante y el oyente. A pesar de que la mayor parte de los posesivos de tercera persona admiten múltiples antecedentes, se asocian con los que proporciona el discurso inmediato. Así, si no se introducen en él otros referentes, la interpretación natural de la oración Marta llevó a su hijo al colegio asignará el nombre propio Marta como antecedente de su. El antecedente puede ser una expresión definida, como en los textos siguientes:

Monique permanece inmutable, las manos juntas cerca de la boca, la espalda descubierta; sus cabellos cortos castaños se enrulan sobre la almohada (Monegal, Jardín); La historia de Nicaragua ha estado determinada por su situación geográfica privilegiada (Arce, M., Sandino); La tercera hija de West denunció a su padre (Vanguardia [Esp.] 2/1/1995); Don Uriel decidió llevar su auto al centro de la ciudad (Velasco Piña, Regina); La semana de siete días y los nombres de estos tienen su origen en esta concepción del cosmos (Altschuler, Hijos),

pero también una indefinida, como en Algunos finqueros no registran sus pistas para no arriesgarse a realizar todos los engorrosos trámites burocráticos que eso implica (Siglo Veintiuno 6/5/1997).

18.6j El pronombre genérico uno constituye un antecedente apropiado de los posesivos de tercera persona. Así pues, su se puede referir a uno en los siguientes ejemplos:

Uno acepta su propio declive cuando teme no responder, no estar a la altura de lo que se espera de ti (García Sánchez, Alpe d’Huez); Uno demuestra su amor por medio de acciones (Esquivel, Deseo); La reconocí en seguida: uno siempre recuerda sus sueños (Cabrera Infante, Habana).

Por el contrario, el pronombre se de las impersonales reflejas (§ 41.10), también genérico o generalizador, no constituye un antecedente apropiado para los posesivos reflexivos. Así pues, el posesivo su no se refiere a se en Cuando se piensa en su trabajo. Esta oración no significa ‘Cuando uno piensa en su trabajo’, sino ‘Cuando se piensa en el trabajo de él, de ella, etc.’, donde se hace referencia a individuos presentados en el discurso previo.

18.6k A diferencia del pronombre se, el sujeto tácito de tercera persona de los infinitivos (§ 26.7) es un antecedente adecuado para los posesivos:

Los Vela decidieron hacer su fiesta de inauguración el veinte —dijo, sentándose en la silla frente al escritorio de Felipe (Belli, Mujer); Ella la llamó al dormitorio, como siempre que quería hablar sin ser oída por las criadas, y le pidió repetir sus recriminaciones (García Márquez, Amor).

En el primero de los ejemplos de este bloque, el infinitivo hacer tiene un sujeto tácito (§ 26.7 y 26.8) cuyo contenido viene determinado por el sujeto de decidieron. Este sujeto implícito es, a su vez, el antecedente del posesivo su. Del mismo modo, en el ejemplo de García Márquez el antecedente del posesivo sus es el sujeto de repetir, que toma su contenido del pronombre le.

18.6l La sintaxis suele rechazar como antecedentes de los reflexivos los sujetos tácitos de interpretación inespecífica (§ 26.8b). Resultan, en efecto, anómalas oraciones como *Hay que procurar ser feliz por sus medios con el significado ‘Hay que procurar ser feliz por los medios de uno’. En lugar del posesivo, se emplea en estos casos el grupo prepositivo de uno. No se dice, pues, con este sentido, Conviene cuidar sus asuntos, sino Conviene cuidar los asuntos de uno o … los asuntos propios.

18.6m En las páginas precedentes se explicó que los posesivos coinciden con los pronombres personales en un gran número de rasgos, hasta el punto de que estas propiedades comunes son interpretadas por algunos gramáticos como argumentos a favor de considerarlos una variante suya. En los § 16.6i y 19.9l se explica que los pronombres personales pueden interpretarse distributivamente como variables ligadas o vinculadas. Cuando se interpretan así, los pronombres no tienen un referente único, aunque posean rasgos definidos. El pronombre él se refiere sin duda a un individuo particular en la oración Todo el mundo cree que él es inteligente (interpretación de referente único), pero no puede decirse lo mismo del sujeto tácito de es en Todo el mundo cree que Ø es inteligente, en la interpretación en la que el antecedente de Ø es todo el mundo (interpretación de variable ligada). Se obtiene la misma diferencia entre Marta tiene su teoría (donde su equivale a ‘la de ella, la de Marta’) y Aquí cada uno tiene su teoría (Cortázar, Glenda), donde se habla de un número indeterminado de teorías posibles, tantas cuantas personas pueda denotar potencialmente la expresión todo el mundo. La interpretación de variable ligada, o interpretación distributiva, suele ser compatible con las paráfrasis cada uno el suyo, cada una la suya y otras similares que reflejan la idea de distribución.

18.6n El hecho de que el posesivo su no distinga, como se explicó, entre uno o varios poseedores da lugar a situaciones de ambigüedad. Sin embargo, estas no se limitan a las oposiciones entre singulares y plurales, ya que la interpretación de variable ligada es una tercera opción. En efecto, se advierten varias interpretaciones en la oración Los niños esperaban a su mamá. Es posible entender que su significa ‘la de él o de ella’, por tanto la mamá de una persona particular, esté o no incluida en el grupo de niños (interpretación de referencia única). Otra opción es pensar que los rasgos del poseedor que hay que suponer en el posesivo su son de plural (‘la de ellos o de ellas’). Esta es la lectura natural si se habla de un grupo de niños que son hermanos, pero también sería natural si a quien se espera es a la mamá de un conjunto de hermanos que no constituye el grupo designado por los niños. Esta interpretación es igualmente de referencia única, pero se diferencia de la anterior en los rasgos gramaticales del posesivo. Queda, por último, la lectura de variable ligada. Esta interpretación es distributiva, y es la que se obtiene si se quiere decir que cada niño del grupo espera a su propia mamá.

18.6ñ Se observa la alternancia entre el singular y el plural en la lectura de variable ligada: su mamá equivale, en efecto, a sus mamás en una de las interpretaciones de Los niños esperaban a su mamá. Se obtiene una alternancia similar en Todos los pasajeros llevaban {su maleta ~ sus maletas}. Los artículos determinados de interpretación posesiva (§ 14.7f-r y 18.7) dan lugar a alternancias similares, como en Los pasajeros se habían abrochado {el cinturón ~ los cinturones}.

18.6o El cuantificador todos (Todos esperaban a su mamá) admite las interpretaciones que se han denominado de referente único, mientras que cada19.9k, l) solo da lugar a la lectura de variable ligada, como consecuencia de su naturaleza distributiva. Si se hubiera dicho Cada niño esperaba a su mamá, no resultaría natural la interpretación según la cual la mamá esperada es la de alguna persona no mencionada en la oración, o la del grupo de hermanos a los que se alude en el discurso precedente. Como se comprueba, la interpretación de variable ligada no solo es distributiva, sino también multiplicativa, ya que el posesivo bajo el ámbito del cuantificador cada da lugar a que se designen tantos individuos como puedan fijarse en algún dominio discursivo. En los siguientes ejemplos, el posesivo funciona como una variable ligada por el grupo nominal que aparece con subrayado discontinuo:

Decidimos que cada uno exprese su crítica y su opinión (Tiempos 18/9/2000); Al fin y al cabo cada uno vive su vida, y eso es lo más cierto (Vega Herrera, Ipacankure); Pero cada uno tiene su estilo. El mío es tratar de sobreponerme a esas minicrisis por la vía del razonamiento (Benedetti, Primavera).

18.6p Los posesivos prenominales aceptan antecedentes indefinidos, como en Nadie confía en su vecino (en el sentido de ‘el vecino propio’, no en el de ‘el vecino de otra persona’) o en los ejemplos siguientes, donde se señala con subrayado discontinuo el antecedente del posesivo:

En la vida nadie labra su estaca (Flores, Siguamonta); Nadie debería estar triste, porque nadie hace su propia tristeza (Mahieu, Gallina); Nadie quiere su propio mal (Beuchot, Filósofos); Entonces no sabía —sigo sin saber— cómo puede alguien imponer su voluntad a una muchacha punk (Fogwill, Cantos); Me repugna que alguien convierta su propia debilidad en un espectáculo (Mendoza, M., Satanás).

La capacidad de constituir el antecedente de un posesivo con la lectura de variable ligada se extiende a algunos grupos nominales genéricos, como en La gente se quedó en su casa (es decir, ‘cada uno en la suya’), aunque la oración es igualmente compatible con la interpretación de referente único, en la que se alude a cierta casa de una o varias personas a la que se habrá aludido en el discurso anterior. Se ha observado en recuentos estadísticos que la interpretación de variable ligada es la que prevalece en la mayor parte de las oraciones así construidas.

 

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