Morfología

2. El género

2.9 Los sustantivos epicenos. Alternancias con otras clases de nombres

2.9a Como se explicó en el § 2.1h, se llaman tradicionalmente epicenos los sustantivos de un solo género que designan seres animados sin especificar su sexo. Estos nombres no poseen, por tanto, ninguna marca formal que especifique el sexo del referente. Así pues, aunque existen la perdiz macho y la perdiz hembra, el sustantivo perdiz es exclusivamente femenino: una perdiz/*un perdiz. La mayor parte de estos sustantivos son nombres de animales:

búho, camaleón, cebra, culebra, hiena, hormiga, jilguero, jirafa, lechuza, liebre, mosca, mosquito, rata, sapo, tiburón, etc.

No lo son otros, sin embargo, como se verá en los apartados siguientes.

2.9b Los sustantivos epicenos que designan animales contrastan con los comunes en cuanto al género y también con los que admiten moción genérica, es decir, con los que poseen una forma masculina para designar el macho y una femenina para referirse a la hembra, como sucede en los pares siguientes:

burro/burra; canario/canaria; cerdo/cerda; conejo/coneja; cordero/cordera; elefante/elefanta; gallo/gallina; gato/gata; jabalí/jabalina; león/leona; oso/osa; pájaro/pájara; palomo/paloma; pato/pata; perro/perra; ternero/ternera.

Los sustantivos epicenos, a diferencia de los comunes en cuanto al género o de los ambiguos, no se marcan como tales en el DRAE. Se indica, en cambio, en cada entrada el género que les corresponde: masculino en el caso de mosquito, femenino en el de pantera, etc. Es oportuno recordar en este sentido que la información gramatical incluida en los diccionarios indica el género que poseen los sustantivos en la gramática, no el sexo que corresponde a las personas o a los animales que dichos sustantivos pueden designar. En cuanto que los epicenos son sustantivos masculinos o femeninos, entienden algunos autores que la clase de los nombres epicenos no es propiamente una clase gramatical. Se retomará esta cuestión en el § 2.9j.

2.9c Si bien jilguero es un sustantivo epiceno, como se ha explicado, también se conoce jilguera, menos usado que jilguero hembra. Como femenino de tigre, se usa tigra en Colombia y otros países americanos, como en Sabiendo que habría sido como consolar una tigra atravesada por una lanza (García Márquez, Amor), pero se prefiere tigresa o tigre hembra en otros muchos. En el español medieval y en el clásico, se empleaba una tigre: Avéis de ordenar que esta misma hechizera me ayude a ganar para vos esta alma, y que siendo una tigre fiera se trasforme en oveja mansa (Torres, B., Crónica). Este uso no es hoy general, pero se documenta ocasionalmente en textos del siglo xx: Y, lanzándosele como una tigre, la levanta de la greña (Carrasquilla, Marquesa). Como se observó en el § 2.1h, también algunos nombres de plantas admiten la aposición de macho y hembra. Están, entre ellos, acebo, datilera, espárrago, mamón, ombú, palmera, plátano, ruda, sauce.

2.9d Los sustantivos macho y hembra constituyen, como se vio en el § 2.1h, las formas adecuadas para deshacer la posible ambigüedad de los sustantivos epicenos que designan animales. La concordancia no está condicionada por el sexo de la entidad designada, sino por el género del sustantivo que forma el grupo nominal. Se dice, por tanto, El tiburón hembra es muy peligroso, y no *El tiburón hembra es muy peligrosa. Aunque el sustantivo hembra es femenino y el sustantivo macho, masculino, no hay contradicción gramatical en grupos nominales como un tiburón hembra o la ardilla macho, puesto que se trata de aposiciones (véase el § 12.13).

2.9e Solo algunos nombres de persona son epicenos. Los sustantivos criatura y víctima son femeninos, independientemente del sexo de las personas designadas. La expresión una criatura podrá aludir, por tanto, a un niño de corta edad, y es posible referirse a un varón fallecido con el término femenino la víctima. Si bien estos sustantivos mantienen en los modificadores nominales y en las construcciones atributivas el género gramatical que les corresponde léxicamente, como en La víctima del robo estaba sumamente {*nervioso ~ nerviosa} o una criatura muy {pequeña ~ *pequeño}, se documentan a veces modificadores explicativos que hacen referencia al sexo del ser designado, como en ¿Veis esa repugnante criatura, / chato, pelón, sin dientes, estevado, / gangoso, y sucio, y tuerto, y jorobado? (Moratín, Poesías). Se usan aquí en masculino los adjetivos que se subrayan, a pesar de que el sustantivo epiceno criatura es de género femenino. Recuérdese que, de forma análoga, no se registra concordancia de género en oraciones como Este libro es una maravilla o en el ejemplo citado Greta Garbo es un mito del cine.

2.9f El sustantivo masculino miembro designa cada una de las extremidades articuladas por el tronco del ser humano o de los animales. Se usa como epiceno cuando designa la persona que se integra en un grupo o en una comunidad, pero empieza a ser empleado también como común en cuanto al género en este último sentido: el miembro/la miembro. He aquí algunos ejemplos de este uso, que se considera correcto:

Entre los efectos que le fueron incautados a la miembro de ETA se incluye una agenda electrónica (Vanguardia [Esp.] 31/8/1994); “No nos hace falta saber lo que va a pasar […] dentro de tres años”, dijo la miembro de la junta […], vicepresidenta ejecutiva de Miami Free Zone Corporation (Nuevo Herald 21/4/1997); A la hora de hacerlo, nadie mejor que Justa Montero, miembro destacada de la Asamblea Feminista de […] (Pueblos 31/10/2006).

Así pues, se admiten las dos opciones en alternancias como Ella es {el ~ la} miembro más notable del equipo. Se ha documentado el sustantivo miembra, que no se recomienda. El sustantivo rehén está ampliamente atestiguado como epiceno (Ella era el único rehén), pero hoy predomina su uso como común en cuanto al género (el rehén/la rehén):

Queda suspendido en el aire un instante (aprovechado para arrastrar a la rehén hasta la orilla) (Berlanga, Gaznápira); Le convenía mantener tranquila a la rehén (Victoria Zepeda, Casta).

2.9g El sustantivo bebé es común en cuanto al género en muchos países americanos (Es un bebé precioso ~ Es una bebé preciosa): […] sobre la piel de una bebé rosada (Proceso [Méx.] 29/12/1996), pero es epiceno en España: Los padres de Almudena García, un bebé de nueve meses de Bembibre (León), anuncian […] (Mundo [Esp.] 30/3/1997). La oposición bebe/beba se documenta en el Río de la Plata, el Caribe insular y algunos países andinos —a veces en la forma bebé/beba—, entre otras áreas, en ocasiones coincidentes con las que admiten bebe o bebé como sustantivo común en cuanto al género:

Con una mano lee una revista y con la otra hamaca el cochecito donde está el bebe, al que no se ve (Rovner, Foto); Los amores de un bebe y una anciana que además es algo así como su tía […] (Vargas Llosa, Tía); Tanto la madre como la bebe fueron trasladadas al Hospital Jackson Memorial (Américas 14/4/1999); Sara se levanta como por un resorte, alza en brazos a la beba y le pone el biberón en la boca (Halley, Amor).

2.9h En la lengua popular de varios países americanos y algunas regiones españolas se han documentado los sustantivos ovejo, yerna y otros similares que en la variedad culta se sustituyen por formas heterónimas (carnero, nuera). Se extiende el femenino ídola en la lengua juvenil de Chile y el Río de la Plata, y a veces también en la conversacional (una cantante nueva que es ídola de todos los jóvenes). Este uso no ha pasado tampoco a los registros más formales.

2.9i No son epicenos sustantivos atributivos como desastre, encanto, caos, maravilla o belleza, entre otros muchos similares (§ 12.14ñ y ss.), ya que no designan seres animados, aunque puedan predicarse de ellos, como en {Ella ~ Él} es un encanto o {Este escritor ~ Esta escritora} es una maravilla37.10i). Si bien sustantivos como mamarracho o vejestorio se asimilan a menudo al paradigma de los epicenos, se están extendiendo sus variantes femeninas mamarracha y vejestoria, y —en el primer caso— también el sustantivo común en cuanto al género mamarracho (por tanto, un mamarracho/una mamarracho). He aquí algunos ejemplos de estos usos:

Aprendí que lo que tengo que hacer es usar esa libertad, aunque sin ser una mamarracha (Metrópoli 15/2/2006); Sentía su honor manchado con el ejemplo que esta hija daba a las de los demás al amancebarse con un aborto de eclesiástico y vestir pantalones como si fuera un mamarracho o una turista (Rubio, Sal); A mí misma me daría un poco de repelús que Sergio o Diego se enamoraran de un vejestorio como yo (Rico Godoy, Mujer); Siempre que se trata de nombramientos en el exterior, destierran unas vejestorias de museo que ya no pueden ni con la fe de bautizo (Asturias, París).

2.9j Comparada con la clase de los sustantivos comunes en cuanto al género o con la de los ambiguos, la de los sustantivos epicenos es relativamente secundaria, ya que la información que este grupo aporta solo es pertinente de forma indirecta a efectos sintácticos. En muchos casos, los nombres epicenos ponen de manifiesto que lingüísticamente no interesa el sexo de la persona designada. Suelen considerarse epicenos los sustantivos masculinos personaje y vástago, así como el femenino persona, pero la referencia que cabe hacer en todos ellos al sexo del individuo designado es irrelevante: {Mario ~ María} es el personaje central de la obra. Entre los demás sustantivos de persona, no abundan los epicenos. Pariente es común en cuanto al género. Se dice, en efecto, Es pariente {mío ~ mía}, al igual que Son turistas {italianos ~ italianas}. No obstante, se usa también como epiceno, como en La consideraban un pariente lejano. En el español europeo, más que en el americano, se emplea el femenino parienta en la lengua popular, y a veces en la conversacional, con el sentido de ‘esposa’. En América se registra parienta como femenino de pariente: Demetrio se había enredado con Dominga Davis, una parienta de ambos (Hoy [Chile] 19/5/1997). Está sujeto a la misma alternancia el sustantivo familiar, que se usa unas veces como común, como en Una familiar suya residente en Buenos Aires se puso en contacto con ella (Voz Galicia 15/1/2004), y otras como epiceno (Ella es familiar mío).

2.9k No son epicenos los sustantivos masculinos de persona que se usan como términos no marcados de una oposición, por lo que cubren también los referentes que corresponden al otro sexo. Como se explicó en los § 2.2a y ss., el grupo nominal los franceses puede abarcar el conjunto de los franceses y las francesas. Tampoco son epicenos los sustantivos que designan parejas de varón y mujer (esposos, novios, reyes), a los que se aludió en el § 2.2l. En estos casos y en otros análogos, el masculino funciona asimismo como el género no marcado. Cabe, pues, decir Tiene dos hijos: un niño y una niña, o Vendrán mis dos hermanos: Manuel y Ana. Recuérdese el § 2.2h.

Información adicional

En relación con este capítulo, la siguiente entrada del Glosario de términos gramaticales podría ser de su interés:
nombre epiceno

 

Nueva gramática de la lengua española
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