Sintaxis

12. El sustantivo y el grupo nominal

12.9 Componentes del grupo nominal. Locuciones nominales frente a grupos nominales

12.9a Los grupos nominales se construyen en torno a un sustantivo, sobre el que pueden incidir varios modificadores y complementos. El grupo nominal más simple es el constituido por un solo nombre, como en Me gusta mayo; Entra aire; Llamó Marta. Estas construcciones están restringidas por diversos factores que dependen, por un lado, de la información léxica asociada al sustantivo (por ejemplo, el hecho de que aire sea un nombre no contable o que mayo se asimile a los nombres propios: § 12.7d). Por otro lado, también dependen de las relaciones sintácticas que el grupo nominal establece con los constituyentes de su entorno, por ejemplo el hecho de que entrar sea un verbo inacusativo (§ 41.4), de forma que el grupo nominal que funciona como su sujeto pospuesto no siempre requiere un artículo (§ 15.12). Sobre el sustantivo pueden incidir artículos y otros determinantes (Te llamó el jefe; No me gusta este autor; Algunas fechas no eran correctas), pero también adjetivos (Entra aire frío; Espero noticias recientes), sustantivos o grupos nominales (el doctor García), complementos preposicionales de muy diverso tipo (mirada al futuro; lazos de colores; ladrones sin escrúpulos; viaje al Polo Norte; idea de que vengas), así como oraciones de relativo, también de diversas clases (cosas que faltan; El gato, que seguía allí).

12.9b Los grupos sintácticos que se han mencionado pueden combinarse siguiendo ciertas pautas que corresponde analizar a la Gramática. Como resultado de tales combinaciones pueden obtenerse secuencias de cierta extensión y de notable complejidad interna. Así, en el primero de los ejemplos que siguen se subraya el grupo nominal que constituye el término de la preposición entre; en el segundo se subraya el que ejerce la función de sujeto de devolviera, y en el tercero se marca otro, aún más extenso, cuya función es la de sujeto del verbo subía:

Y, antes de que Diágoras pudiese impedirlo, se introdujo entre los surcos de la lenta y pesada muchedumbre que bajaba por la calle en aquel momento, atraída por la tragedia (Somoza, Caverna); Si una más que improbable decisión arbitral devolviera la ciudad a manos de su anterior mayoría […] (País [Esp.] 12/9/1996); Y mientras el tibio y denso perfume, con reminiscencias de almizcle, de incienso, de coles remojadas, de anís, de pescado en vinagre, de violetas abriéndose, de sudores de niña virgen, subía como una emanación vegetal o una lava sulfurosa hasta su cerebro […] (Vargas Llosa, Elogio).

La mayor parte de los elementos que inciden sobre el sustantivo se estudian en esta obra en capítulos diferentes, en particular los adjetivos, los artículos, los demostrativos, los posesivos, los cuantificadores, los numerales y las oraciones de relativo. Aunque en los capítulos dedicados a estos elementos se hacen diversas consideraciones sobre la posición que ocupan estas unidades, se dedicará a este asunto una sección del presente capítulo (§ 12.16), ya que afecta en su conjunto la estructura del grupo nominal. También se analizarán aquí los modificadores del sustantivo a los que no se dedican capítulos independientes en esta obra: los complementos preposicionales del nombre y las diversas clases de construcciones apositivas que se reconocen.

12.9c Las pautas a las que se alude en los apartados precedentes pueden combinarse de varias formas: los determinantes inciden sobre los sustantivos, como en la semana, pero también sobre el grupo nominal que estos forman con sus complementos: la [semana próxima]; algunos [filósofos racionalistas]; otras [formas de pensar]. Así pues, los grupos nominales marcados entre corchetes están contenidos en otros grupos nominales. Los adjetivos antepuestos inciden sobre segmentos análogos: oscuras [noches de invierno]; leves [nubes de algodón]. Los determinantes se anteponen a su vez a estos últimos grupos: las [oscuras [noches de invierno]]. Como se comprueba, en los grupos nominales se pone muy claramente de manifiesto la capacidad de los segmentos sintácticos para incrustarse dentro de otros análogos. Así, el grupo nominal viejas novelas románticas de librería de ocasión tiene como núcleo el sustantivo novelas. Sus componentes no inciden sobre él de forma paralela, sino de manera articulada, escalonada o jerarquizada, es decir, subordinados unos a otros, como muestran los corchetes en viejas [[novelas románticas] [de [librería [de ocasión]]]]. A estos recursos se añaden los que permite la coordinación de segmentos, como en dos o tres días; ojos negros, grandes y profundos; cosas que faltan y que se necesitan, o en los ejemplos de Somoza y de Vargas Llosa que se citan en el apartado precedente.

12.9d Como se ha explicado, un complemento nominal puede incidir sobre un sustantivo, pero también sobre el segmento que este forma con algún modificador o complemento suyo. Así pues, la secuencia «A de B de C» podrá corresponder al esquema sintáctico [A de [B de C]], o bien a la variante [[A de B] de C], que el análisis sintáctico debe distinguir. A la primera opción corresponden grupos nominales como el sistema de recaudación de impuestos, o como los subrayados en los textos siguientes:

Un hombre con traza de viajante de comercio, o de inspector de alcoholes, se les aproximó, obsequioso (Roa Bastos, Madera); […] beber altos jarros de vino de Portugal y discurrir delgadamente con otros hidalgos de gotera (Mujica Lainez, Galaz); Soy amigo de gente de muy diverso signo (Hoy [Chile] 10/11/1997); Habían planeado que nacería en Jalapa, en la casa de la tía abuela de Lorenza (Galindo, Bordo).

Así pues, en el primer ejemplo, el grupo preposicional de comercio modifica a viajante, no a traza de viajante. En cambio, corresponden a la pauta [[A de B] de C], en la que C puede tener sus propios complementos, los textos siguientes:

Gauna se convenció de que el estado de ánimo de las noches del 27 era irrecuperable (Bioy Casares, Sueño); […] ya sentado ante la larga mesa de madera de su escritorio (Vargas Llosa, Cuadernos); El maestro caminaba muy aprisa con sus pasitos cortos que desencuadernaban el ritmo de marcha de mi padre (Roa Bastos, Contravida).

En el último ejemplo del bloque, por tanto, de mi padre modifica a ritmo de marcha, no a marcha: [[ritmo de marcha] de mi padre].

12.9e Estas formas de incidencia pueden considerarse también desde el punto de vista semántico. Muchos complementos del nombre expresan relaciones de especificación: el complemento añade rasgos descriptivos que aumentan la comprensión del grupo nominal y disminuyen su extensión. Así, el grupo nominal los filósofos racionalistas denota un conjunto de individuos más restringido que el que corresponde a los filósofos13.2a). Otras veces, la relación que se establece entre el complemento del nombre y el sustantivo es de atribución, y, más concretamente, de adscripción del complemento a la clase de objetos denotada por el núcleo. Sucede así en la cordillera de los Andes, el día de ayer, el problema de la droga o el hecho de quebrantar la sentencia. En todos estos grupos nominales es posible parafrasear la relación semántica entre sustantivo y complemento por medio de una oración en la que el complemento funciona como sujeto, y el núcleo del grupo nominal, como atributo: ‘Los Andes es una cordillera’, ‘Ayer fue un día’, ‘La droga es un problema’, ‘Quebrantar la sentencia es un hecho’. Esta relación resulta aún más nítida en los siguientes pares de oraciones:

La cordillera de los Andes es muy extensa ~ Los Andes es una cordillera muy extensa;

El día de ayer fue muy lluvioso ~ Ayer fue un día muy lluvioso;

El problema de la droga es muy serio ~ La droga es un problema muy serio;

El hecho de quebrantar la sentencia es grave ~ Quebrantar la sentencia es un hecho grave.

Se dedicarán varias secciones del presente capítulo a analizar esas construcciones (§ 12.13 y 12.14), que se delimitan esquemáticamente en los apartados que siguen.

12.9f El término aposición se usa con varios sentidos en las gramáticas. En la interpretación más restrictiva, se llaman aposiciones o construcciones apositivas las secuencias en las que un sustantivo o un grupo nominal incide directamente sobre otro, como en el señor Gobernador o en tu amiga la actriz. En este mismo sentido restrictivo, también son aposiciones los grupos nominales que precisan o aclaran la referencia de un grupo nominal —a menudo, identificándolo de manera unívoca— en una construcción parentética: nuestra invitada, la actriz María Fernández. Las aposiciones del primer tipo corresponden a la pauta «A B» (donde A y B son sustantivos o grupos nominales), y se llaman tradicionalmente especificativas; las segundas, que corresponden al esquema «A, B», se denominan en la tradición explicativas. Existe más acuerdo sobre lo apropiado del término aposición explicativa para denominar la segunda variante que sobre la idoneidad del término aposición especificativa para designar la primera, sobre todo si se atiende a la caracterización que se acaba de hacer del término especificación. Esta cuestión se retomará en el § 12.13. Importa resaltar ahora que en el sentido estricto del término aposición, esta noción requiere contigüidad entre dos sustantivos o dos grupos nominales. Existe otro uso, más abarcador, del término aposición, según el cual se extiende a los grupos nominales en los que los segmentos A y B están separados por la preposición de, es decir, a construcciones como el problema de la droga y los demás grupos nominales de estructura atributiva que se mencionan al final del apartado precedente.

12.9g Es clásica entre los gramáticos hispánicos, desde Antonio de Nebrija, la observación de que corresponden dos sentidos a la expresión el asno de Sancho. Si de Sancho es un modificador restrictivo, ayudará a especificar cierto tipo de asno, por oposición a los demás (> su asno). Si la relación interna que se da en esa construcción es atributiva, se predicará de Sancho el hecho de ser un asno, de forma relativamente parecida a como en el mes de enero se atribuye a enero la propiedad de designar cierto mes. En esa segunda interpretación, la expresión el asno de Sancho designa un individuo, al igual que lo haría el nombre propio Sancho. A la misma pauta corresponden grupos nominales como el bobo de Luis o el genio de tu hermano (en uno de sus sentidos), pero también los citados la cordillera de los Andes o el día de ayer, entre otros muchos similares que se analizarán en los § 12.13 y 12.14.

12.9h Tanto la concepción restrictiva como la amplia de la noción de ‘aposición’ tienen ventajas e inconvenientes. En la concepción estricta no hay aposición en la calle de Alcalá, pero sí la hay en la calle Alcalá, ya que solo en el segundo caso existe contigüidad entre dos sustantivos. De acuerdo con el mismo criterio, habría aposición en el rey poeta, puesto que poeta es sustantivo, pero no es claro que la hubiera en el rey sabio, puesto que sabio puede ser adjetivo o sustantivo. Este punto de vista ha sido criticado por los defensores de la concepción más abarcadora de la noción de ‘aposición’. A su vez, este otro punto de vista ha sido considerado inadecuado, puesto que traza límites poco justificados entre expresiones como el bueno de Arturo, que sería una estructura apositiva, y el buen Arturo, que no lo sería.

12.9i El debate entre los dos sentidos del término ‘aposición’ es más propiamente terminológico que conceptual. La cuestión se reduce en cierta medida a determinar cuál es el término más adecuado para identificar los grupos nominales que poseen estructura atributiva (es decir, aquellos en los que se predica alguna propiedad de un grupo nominal o de una oración en el interior de otro grupo nominal). En esta obra se optará por la concepción más amplia del término aposición, pero se explicarán los puntos de contacto (sintácticos y semánticos) que existen entre las dos interpretaciones mencionadas. Algunos defensores de la hipótesis restrictiva entienden que es adecuado considerar apositivas construcciones como el nombre “Marina”, ya que poseen un sentido metalingüístico que las diferenciaría de la variante el nombre de Marina. Desde la segunda opción cabría señalar que la expresión el nombre de Marina es ambigua, ya que puede identificar un nombre (al igual que en la calle de Alcalá), pero también a una mujer, como en Ahora resulta que el nombre de Marina es Luisa. No carece, por tanto, de justificación el dar cabida entre las construcciones apositivas a una de estas dos interpretaciones. Se retomará esta cuestión en el § 12.13.

12.9j La división entre elementos especificativos y explicativos caracteriza a las aposiciones, como se acaba de exponer, pero se extiende a otros modificadores, fundamentalmente los adjetivos, algunos grupos preposicionales, los participios y las oraciones de relativo. Se subrayan varios modificadores del nombre o del grupo nominal de tipo explicativo en los ejemplos siguientes:

Sé por qué me contaba lo de su amigo, el senador (Serrano, M., Vida); ¡[…] y ella me encontrará, / la que no temblará frente al amor, la que estará fundida conmigo / en la vida o la muerte! (Neruda, Versos); Los búlgaros, cansados y con una motivación relativa, deberán reponer fuerzas (Mundo [Esp.] 16/7/1994); Y esa, furibunda, acaso desmedida, noble y directa, es su respuesta (García Sánchez, Alpe d’Huez); ¡Bendito sea Dios!, que ha prolongado la vida de los míos un año más […]! (Sawa, Iluminaciones).

Así pues, solo son aposiciones los segmentos subrayados en los dos primeros ejemplos. Estos grupos nominales definidos (el senador, la que no temblará frente al amor, etc.) ejercen una función identificadora, ya que permiten que el oyente sepa a qué individuo se está haciendo referencia. Por extensión de significado, se llaman a veces apositivas las subordinadas adjetivas explicativas (§ 44.1l). No lo son en sentido estricto, puesto que no son expresiones referenciales, pero coinciden con las aposiciones en que aportan informaciones complementarias o aclaratorias en el interior de ciertos incisos38.11e).

12.9k La aportación semántica de estos modificadores está en relación con su naturaleza categorial. Así, los grupos nominales son expresiones referenciales, a diferencia de los preposicionales, los adjetivales o las oraciones de relativo. Las relativas sin antecedente expreso (o relativas libres: § 44.1e y ss.) se suelen asimilar a los grupos nominales definidos, por lo que identifican, como ellos, una persona o una cosa, en el sentido de que precisan su referencia. Así, las dos relativas libres que se subrayan en los versos de Neruda que se acaban de reproducir aclaran la referencia del pronombre ella, introducido en el texto inmediatamente precedente. Estas construcciones se analizan en los capítulos 22 y 44. Los adjetivos y las oraciones de relativo con antecedente expreso son elementos predicativos, por lo que, usados como modificadores explicativos, añaden un estado o una propiedad transitoria de algo o de alguien (como hace el adjetivo cansado en la cita de El Mundo que se reproduce en el apartado anterior), o bien una característica o una cualidad suya, como sucede con los adjetivos subrayados en el ejemplo de García Sánchez: furibunda, desmedida, etc. Se analizan otros aspectos de estas construcciones en los § 38.11 y 38.12.

12.9l En las secciones precedentes de este capítulo se han analizado varios tipos de sustantivos; en las siguientes se tratarán diversos aspectos de la estructura del grupo nominal y se prestará particular atención a la forma y el significado de los complementos preposicionales del sustantivo. Constituye una cuestión previa la delimitación entre los grupos nominales y las locuciones nominales, sobre todo porque ambas unidades pueden estar formadas por secuencias de palabras que pertenecen a las mismas categorías. Así, en la oración Compré una mesa redonda, el sustantivo núcleo del grupo nominal es mesa, mientras que en Convoqué una mesa redonda, el núcleo del grupo nominal es la locución nominal mesa redonda. En efecto, como se explica en el § 1.10b, las locuciones nominales constituyen una sola pieza léxica. A pesar de que poseen una estructura sintáctica compleja, aparecen en el diccionario porque su significado no se obtiene composicionalmente, es decir, combinando los principios de la gramática para obtener unidades complejas a partir de otras más simples caracterizadas en función de estos mismos principios. En efecto, la expresión cajón de sastre está en el DRAE porque no designa un cajón relacionado con cierto sastre, sino un conjunto de cosas diversas y desordenadas. La locución puede ser más o menos transparente y estar motivada, pero no por ello constituye un grupo nominal. Nótese que el sustantivo cajón no admite adjetivos pospuestos (*el cajón ancho de sastre ~ el cajón ancho del armario), y que los modificadores que admite, antepuestos o pospuestos, inciden sobre toda la locución, no únicamente sobre el nombre: *cajón verdadero de sastre ~ verdadero cajón de sastre ~ cajón de sastre verdadero. La locución se comporta, por consiguiente, como un solo sustantivo en el interior de un grupo nominal: […] un verdadero cajón de sastre de la psicología del pensamiento (Pinillos, Psicología).

12.9m Son muy escasas las excepciones que se encuentran a la generalización que se acaba de introducir. Se trata de combinaciones como figura (puramente) decorativa, en la que puede preceder un adverbio al adjetivo decorativa, a pesar de que figura decorativa es una locución nominal. Se aplica este mismo esquema a secuencias como Eres un caso (completamente) perdido, donde caso perdido es una locución nominal. Aun así, se trata de una pauta muy infrecuente entre las locuciones nominales: cabo (*completamente) suelto; carta (*absolutamente) blanca (en el sentido pertinente de ‘potestad o capacidad discrecional otorgada’), etc. Se registran ocasionalmente estas intercalaciones con el adjetivo mismo:

En el ojo mismo del huracán de una crisis que ya causó una fuerte sacudida (País [Esp.] 29/8/2008); Estoy en la cresta misma de la ola (Arguedas, J. M., Cartas).

Así pues, mismo interrumpe aquí las locuciones ojo del huracán y cresta de la ola. Aunque no es frecuente que el segundo miembro de la locución admita sus propios complementos y modificadores —*cajón [de sastre experimentado]—, se encuentran algunas excepciones, como silla [de ruedas giratorias]. Esta propiedad se extiende a ciertas clases de compuestos nominales (§ 11.2s).

12.9n El hecho de que sean tan infrecuentes los modificadores que interrumpen las locuciones nominales constituye una diferencia notable entre estas y las verbales, ya que las últimas admiten con facilidad adverbios entre el verbo y sus complementos: meter siempre la pata, tomar sistemáticamente el pelo (a alguien), o bien el propio sujeto: cuando te toma alguien el pelo. Esta marcada diferencia entre ambos tipos de locución se ha aducido como argumento para considerar que las locuciones nominales serían en realidad compuestos sintácticos. No se adoptará aquí este análisis porque el término compuesto sintáctico es poco transparente, en cuanto que caracteriza una unidad de naturaleza morfológica (‘compuesto’) en función de su comportamiento sintáctico, es decir, en función de su pertenencia a otra parte de la gramática. Las locuciones nominales que contienen la expresión «de + grupo nominal definido» no admiten la sustitución de este segmento por un posesivo: la edad del pavo > *su edad; el amo del cotarro > *su amo, lo que confirma que estos modificadores no son propiamente grupos preposicionales.

12.9ñ El grado de transparencia de las locuciones nominales es muy variable: la expresión un diente de leche designa un diente, pero un diente de león designa una planta; la expresión un hombre de paja se refiere a un hombre, pero un hombre de nieve designa cierto muñeco de forma humana; una caja de caudales se refiere a una caja, pero una caja de dientes designa una dentadura postiza en algunos países americanos. Análogamente, flor de chivo se refiere a cierto arbusto en Cuba (no a una flor); corte de pastelillo denota cierta maniobra en el manejo de automóviles en Puerto Rico, y niña de los ojos equivale a pupila. De manera similar, caballo de batalla (caballito de batalla en algunos países) denota el aspecto principal de una controversia; ojo de buey, una claraboya; y luna de miel, un período. En algunos casos cabe mantener la denotación que corresponde al primer sustantivo si se interpreta de forma metafórica: una caza de brujas puede interpretarse como cierto tipo de caza, un juego de niños como cierto tipo de juego, etc. Aun así, juego de niños constituye propiamente una locución nominal cuando designa cualquier acción que se lleva a cabo sin dificultad, tal como explica el DRAE.

12.9o En función de la pauta sintáctica a la que pertenecen, las locuciones nominales pueden clasificarse como sigue:

1. «sustantivo + adjetivo»: aguas menores, árbol respiratorio, arca cerrada, cabeza magnética, cabo suelto, caja fuerte, cama elástica, cama redonda, cama turca, cardo borriquero, carta blanca, caso perdido, chivo expiatorio, cosa fina, cosa mala, ensaladilla rusa, fiebre amarilla, figura decorativa, fruta prohibida, fuerza mayor, gramática parda, habas contadas, llave inglesa, manga ancha, martirio chino, mirlo blanco, mosquita muerta, peste negra, pez gordo, ropa vieja, sentido común.

2. «adjetivo + sustantivo»: malas artes, media naranja.

3. «sustantivo + de + sustantivo o grupo nominal»: acuse de recibo, agua de borrajas, alma de cántaro, ancho de banda, ayuda de cámara, bautismo de fuego, becerro de oro, boca de lobo, caballo (o caballito) de batalla, cabeza de ajo, cabeza de chorlito, cabeza de turco, cajón de sastre, canto de sirena, carne de cañón, caza de brujas, cortina de humo, fin de semana, furgón de cola, hombre de paja, juego de niños, lengua de trapo, lobo de mar, merienda de negros, ojo de buey, orden del día, pájaro de cuenta, paño de lágrimas, pata de gallo, piedra de toque, sala de espera, sopas de gato, talón de Aquiles, torre de marfil, valle de lágrimas.

4. «determinante + sustantivo + de + nombre propio o grupo nominal»: el amo del cotarro, el chocolate del loro, el gusanillo de la conciencia, el lucero del alba, el pelo de la dehesa, el rigor de las desdichas, la cresta de la ola, la cuadratura del círculo, la cuenta de la vieja, las cuentas del Gran Capitán, la docena del fraile, la ley del embudo, la manzana de la discordia, la purga de Benito.

5. fórmulas coordinadas: alfa y omega, cara y cruz (también cara o cruz), carros y carretas, dimes y diretes, duelos y quebrantos, el oro y el moro, santo y seña, sapos y culebras, tira y afloja, tirios y troyanos, toma y daca.

12.9p No corresponden a la relación anterior las fórmulas nominales que se incluyen en otras locuciones. Así, la expresión pitos y flautas no pertenece al grupo 5, puesto que forma parte de la locución entre pitos y flautas. Esta locución posee, como otras muchas, la estructura de un grupo preposicional y constituye una locución adverbial, no nominal. Por razones análogas, tampoco pertenecen a las pautas sintácticas descritas otras expresiones nominales que no aparecen independientemente, como las que se subrayan en las siguientes locuciones:

con pelos y señales, llevar (a alguien) por la calle de la amargura, de padre y muy señor mío, de tomo y lomo, a pies juntillas, faltar (para algo) el canto de un duro (o no suceder (algo) por el canto de un duro), costar (algo) Dios y ayuda, no ser trigo limpio.

Sí corresponden, en cambio, a las locuciones nominales algunas que admiten varios contextos sintácticos, incluso cuando uno de ellos predomina por su frecuencia sobre los demás. Así, el más frecuente con la fórmula agua de borrajas es quedar (algo) en agua de borrajas, pero no es el único:

Esta disposición no es más que agua de borrajas (Vanguardia [Esp.] 21/5/1994); Pero, claro, todo se volvió agua de borrajas, comedia de enredo (Castellanos, R., Eterno).

Se aplica el mismo razonamiento a aguantar (o tragar con) carros y carretas, que alterna con otras opciones: He pasado por carros y carretas; he renunciado a todo (Martínez Mediero, Vacaciones); o a prometer el oro y el moro, también registrada con pedir, ofrecer y otros verbos: Ya no se conformaba con pedir el oro y el moro (Mendoza, Ciudad). Existen otros muchos casos similares.

12.9q Cabría agregar a la lista del § 12.9o la pauta «preposición + sustantivo». La ortografía ha integrado en una sola palabra voces como sinvergüenza o sinvivir10.1m), pero se admiten las dos opciones en para nada o paranada (‘persona inútil, de escasa valía o influencia’ en México, Centroamérica y el área andina’). Posee el mismo significado que don nadie o donnadie, que podría agregarse al grupo 2:

No estaba el acaudalado padre por cargar con “un para nada” y con lo que Dios enviara después, en cambio de sangre azul” (Rendón, Sol); Vive Dios que no sé cuál de los tres es más almártaga ni más paranada (Carrasquilla, Marquesa); Si agarrás de alguna parte a ese don nadie, aunque sea un poquito, no volvés a entrar a esta casa nunca más (Ramírez, Baile); Aquí, un donnadie que quita el trabajo a los nacionales; un advenedizo (Martínez Salguero, Combate).

12.9r Los límites entre las locuciones nominales y los compuestos son escurridizos. Por un lado, las locuciones nominales son sensibles a las relaciones de concordancia (un cabo suelto > varios cabos sueltos; su media naranja > sus medias naranjas). Aun así, se ha debatido largamente, y desde varios marcos teóricos, la cuestión de si la variación que se detecta en el plural de un buen número de compuestos (§ 3.5) debe interpretarse como indicio de que la doble marca de concordancia excluye a tales expresiones del paradigma de las unidades morfológicas, o bien pone de manifiesto que la noción misma de ‘composición’ es graduable. Se analiza de forma somera esta cuestión en el § 11.2. A ello debe agregarse que el concepto de ‘locución’ se refiere a una unidad en esencia fraseológica, mientras que el de ‘compuesto’ hace referencia a una unidad morfológica. Al considerar que furgón de cola es una locución nominal, en lugar de un compuesto, se da a entender que pertenece a un grupo de expresiones del que también forman parte tomar el pelo o con su pan se lo coma, es decir, a cierto grupo de unidades léxicas que se caracterizan por su naturaleza no composicional, no tanto por pertenecer al ámbito de la morfología. No obstante, cuando las pautas que están en juego afectan a segmentos característicos de los esquemas compositivos (en particular nominales y adjetivales) se obtiene la confluencia del punto de vista fraseológico y el morfológico. A estas unidades afecta, de hecho, en mayor medida que a las demás, la controversia de la que se habla.

12.9s Se ha debatido largamente la cuestión de si algunas locuciones, en especial las del grupo 212.9o), deberían interpretarse como grupos nominales. El criterio de la posible expansión sintáctica sugiere una respuesta negativa: el orden del día ~ *el orden de este día; el santo y seña ~ *el santo y la seña, etc., con muy escasas excepciones, como las mencionadas en el § 12.9m. Ello no significa que los límites entre las locuciones nominales y los grupos nominales sean del todo nítidos. En efecto, tienen entrada en el DRAE las expresiones pasta de dientes, caña de pescar, silla de montar, coche de niño, molino de viento, cuchillo de monte, reloj de pulsera, libro de familia y motor de explosión, pero no figuran en él pasta dentífrica, barco de vela, coche de alquiler, cuchillo de cocina, máquina de escribir, libro de bolsillo o reloj de pared. La noción de ‘composicionalidad’, cuya importancia en la oposición «morfología–sintaxis» se destaca en los § 1.10c y 11.2j y ss., es, en efecto, gradual. Las formas complejas que se recogen en el DRAE se definen allí como ‘combinaciones estables’, lo que permite dar entrada a las fórmulas lexicalizadas que constituyen locuciones nominales en sentido estricto, pero también a otras expresiones acuñadas de uso frecuente que presentan cierto grado de composicionalidad. Se entenderá aquí, por esta misma razón, que no corresponden propiamente al apartado 1 del § 12.9o expresiones como puerta blindada o lucha interior, a pesar de que tienen entrada en el DRAE. Tampoco se consideran locuciones nominales las combinaciones restringidas de sustantivos y adjetivos que suelen denominarse colocaciones o solidaridades léxicas, como enemigo acérrimo, esfuerzo ímprobo o error garrafal. Se retoman más adelante algunos aspectos de la relación entre locuciones y grupos nominales.

12.9t Las expresiones con un infinitivo en el complemento preposicional se han interpretado a veces como compuestos sintácticos (§ 11.1b). Sin embargo, no aboga a favor de ese análisis el que el infinitivo pueda aparecer con su complemento: ganchos (también pinzas en algunos países) de tender la ropa, cuchillo de cortar el pan, lentes de ver de cerca. Tampoco apoya este análisis el que la preposición de alterne a menudo con para, a veces preferida en estos contextos: lentes para ver de cerca, cuchillo para cortar el pan. Se obtienen alternancias similares en pares como una aguja {de ~ para} coser maletas; papel {de ~ para} escribir. Como se comprueba, los grupos nominales así construidos se interpretan de forma composicional o articulada. Las diversas expansiones que admiten son, además, incompatibles con las unidades morfológicas.

Información adicional

En relación con este capítulo, las siguientes entradas del Glosario de términos gramaticales podrían ser de su interés:
aposición, atribución, coaparición, compuesto sintagmático, locución sustantiva, sintagma nominal

 

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