Sintaxis

34 El complemento directo. Transitividad e intransitividad

34.3 Clases semánticas de verbos transitivos. Interpretación de su complemento directo

34.3a Los verbos transitivos se clasifican sintácticamente en función de la categoría gramatical que corresponde a su objeto directo, como se explicó en el § 34.1a, es decir, según admitan grupos nominales (comer), oraciones sustantivas (opinar) o ambos elementos (pedir). Como se acaba de explicar, son muy escasos los verbos transitivos que aceptan complementos directos pronominales, pero no nominales. Desde el punto de vista semántico, los verbos transitivos se pueden clasificar con varios criterios. Los que se mencionan a continuación no son los únicos posibles, pero sí los más estudiados:

A. Su modo de acción

B. La clase nocional a la que pertenecen

C. La naturaleza léxica de su complemento directo

D. La interpretación semántica de su complemento directo

Estos cuatro criterios están relacionados, como se explicará en los apartados que siguen.

34.3b De acuerdo con el criterio A, los verbos transitivos corresponden a las clases aspectuales de predicados que se analizan en los § 23.3 y 23.4: verbos de actividad (empujar un coche), de realización o efectuación (leer un libro), de consecución o logro (alcanzar la cumbre) o de estado o propiedad (merecer un castigo). Cabe agregar algunos verbos más a este paradigma, como el grupo de los llamados semelfactivos (tocar el timbre), descritos en el § 23.3v. Como se explica en esos apartados, el complemento directo de los verbos que expresan realizaciones designa el límite o el final de una acción que se supone que ha de culminar. Así, el predicado escribir una novela hace referencia a una acción que culmina cuando la novela queda terminada. Ello constituye una forma de reflejar la antigua idea, recordada en el § 34.1e, de que la acción que el verbo denota pasa a su complemento, al menos en ciertos casos. A diferencia de estos complementos, los objetos directos de los verbos transitivos de actividad (manejar un auto) o de estado (contener agua) no se asocian con límite alguno. Esta diferencia semántica posee algunas consecuencias de naturaleza sintáctica que se analizan en los apartados mencionados.

34.3c Muchos verbos de acción poseen acepciones que expresan estados o propiedades, lo que da lugar a interpretaciones semánticas diferentes, aunque relacionadas con las anteriores. Así, los verbos abrir y cerrar pueden designar estados o situaciones, como en Este centro comercial abre sus puertas de diez de la mañana a diez de la noche (es decir, ‘las tiene abiertas’). El predicado subrayado no denota, pues, en este caso, una acción, ni una sucesión de acciones, sino un estado que persiste durante el tiempo que se indica. Del mismo modo, llevar designa cierta acción en Llevé la silla a su lugar, pero denota un estado o una situación en Lleva mechas en el pelo. Otros verbos de movimiento dan lugar a alternancias sistemáticas similares a estas: atravesar designa una acción en Atravesamos el río y conseguimos llegar al poblado, pero expresa un estado o una situación en Un puente de madera atravesaba el río. Se analizan en el § 23.9k algunas de las repercusiones que estas diferencias semánticas tienen para el aspecto verbal, como en Las tropas rodearon la ciudad ~ Las murallas rodeaban la ciudad.

34.3d De acuerdo con el criterio B, los verbos transitivos pueden denotar muy diversas nociones: transferencia (dar), posesión (tener), percepción (ver), juicio (creer) y otras similares que se enumerarán en los apartados que siguen. Desde el criterio C, los complementos directos nominales pueden carecer de toda restricción léxica (imaginar), pero también pueden denotar seres animados (vacunar), solo personas (condecorar), sucesos o eventos (presenciar, narrar), sensaciones o sentimientos (exteriorizar, externar), medidas o magnitudes espaciales (medir), temporales (tardar) o de otro tipo —a veces en alternancia con estas (retroceder {varias páginas ~ diez años} o correr una maratón, recorrer mil metros)—, entre otras muchas nociones que pueden constituir clases semánticas de extensión y comprensión sumamente variable. El verbo externar (derivado de externo: § 8.6h) se usa en México, Centroamérica y las Antillas, entre otras áreas: Me dio la impresión de una extranjera común y corriente, reservada y fría al externar sentimientos (Nación [C. Rica] 23/1/1997). Los verbos transitivos que eligen o permiten complementos directos oracionales se agrupan semánticamente en varias clases en los § 43.4l y ss.

34.3e En los últimos años se ha prestado particular atención al criterio D. Los complementos directos se suelen dividir en afectados y no afectados. La afectación a la que se hace referencia mide gramaticalmente el hecho de que se provoque o no un cambio de estado en la persona o la cosa que constituye el paciente de la acción que se menciona. Los complementos de los verbos de estado y situación son siempre no afectados, pero los de los verbos de acción pueden pertenecer a ambos grupos. Las consecuencias sintácticas más inmediatas de esta distinción son la admisión o el rechazo de ciertas combinaciones, entre otras «estar + participio»; «quedar + participio»; «(estar) para + infinitivo», o (con mayores reservas) «(estar) sin + infinitivo», como en Los campos están quemados; Quedó totalmente renovado o en sabores sin adulterar (frente a un cambio que no {era ~ *estaba} deseado). Los verbos transitivos que designan acciones que producen algún efecto en la entidad que las recibe son más numerosos que los que no lo causan. Se ha observado que ciertos verbos admiten las pautas sintácticas mencionadas en unos contextos con mayor naturalidad que en otros, lo que se suele relacionar con el carácter afectado o no afectado de su complemento directo. Se obtienen así contrastes como en estudiar a fondo un problema ~ estudiar Física en la Universidad; recibir un mensaje ~ recibir una buena impresión, y otros similares que se analizan en el § 34.3p.

34.3f Piensan algunos autores que la oposición que se acaba de mencionar podría reducirse a la que se establece en A, en cuanto que los verbos que poseen complementos afectados suelen designar realizaciones, en lugar de estados, propiedades o actividades (§ 23.3). En efecto, en los § 28.16a y ss. se hace notar que la perífrasis «estar + participio» se obtiene de manera más natural en expresiones como ver un informe que en otras como ver un paisaje, lo que se atribuye a que ver es en el primer caso un predicado de realización cuyo significado está próximo a ‘examinar, revisar’. Al poseer el predicado un límite, la construcción «estar + participio» (está visto) se interpreta en el primer ejemplo de forma más natural que en el segundo. Se obtienen alternancias similares en poseer una casa ~ poseer a alguien (‘apoderarse de su ser’: Estaba poseído por el demonio). Aun así, la cuestión es polémica, ya que se ha observado que la perífrasis «estar + participio» es adecuada con ciertos verbos de estado, como en Todo el país está cruzado por modernísimas autopistas (Prensa [Hond.] 12/2/2003) o en La ciudad de los oficiales en el monte está rodeada de alambradas (Fuentes, Cristóbal).

34.3g La pertinencia de los criterios C y D se comprueba de otras maneras. La interpretación semántica del complemento directo de un verbo transitivo puede depender, en efecto, de factores léxicos, pero también de variables discursivas. Cambia, pues, el significado del verbo pintar en pintar una pared, pintar un cuadro y pintar un paisaje. Los diccionarios reflejan adecuadamente esta diferencia otorgando a tales sentidos acepciones diferentes. Por el contrario, no cambia en lo sustancial el significado del verbo empezar en empezar un cuaderno, empezar una botella de coñac, empezar una novela y empezar un vestido, aunque se sepa que en el primer caso se hable de escribir, en el segundo de beber, en el tercero de leer o quizá de escribir, y en el último de coser o confeccionar. La cuestión de cómo sobrentienden los hablantes estos verbos ha recibido particular atención en los estudios modernos sobre la relación entre el léxico y la sintaxis. Por un lado, se reconoce que la adaptación contextual de un verbo a muy diversas situaciones no implica necesariamente cambios en su significado. Por otro, el conjunto de opciones que proporciona su complemento directo puede estar restringido, lo que impone ciertos límites a tal adaptación. Si se analiza desde el punto de vista lexicológico el verbo transitivo probar en uno solo de sus sentidos, importará determinar en qué medida es compatible la descripción que se haga de su significado con el conjunto de elementos que se admitirían de forma natural como objetos directos (un dulce, un sillón o un auto, por ejemplo, pero no tan claramente una novela o una película). Se registran otros muchos casos similares que ponen de manifiesto la relación que existe entre la gama o el abanico de opciones que se permiten como complementos directos de un verbo y la descripción que pueda hacerse de su significación.

34.3h Las diversas interpretaciones de un mismo verbo transitivo dan lugar unas veces a diferencias marcadas, que los diccionarios suelen reflejar, pero en otros casos proporcionan distinciones más sutiles que no siempre tienen cabida en ellos. El análisis de tales diferencias cobra particular interés cuando no se trata de casos aislados, es decir, cuando dan lugar a regularidades que permiten establecer ciertos paradigmas. Así, el verbo vaciar puede parafrasearse como ‘dejar algo vacío’ (vaciar la botella), pero también equivale a ‘verter el contenido de un recipiente’ (vaciar el vino), como explica el DRAE. Corresponde a este segundo sentido el siguiente texto: Todos cooperamos para asar los corderos, vaciar el vino de los chuicos a los jarros y de estos a los vasos (Araya, Luna). Así pues, en el primer caso se vacía lo que contiene algo, mientras que, en el segundo, lo vaciado es la materia contenida. Esta diferencia no constituye una particularidad de este verbo. En efecto, el complemento directo de limpiar puede designar la materia que se quita o se extrae de algún sitio (limpiar el polvo, la suciedad, la basura), o bien el lugar en el que está depositada (limpiar el salón, el auto, el suelo). Cabe establecer una distinción similar en el caso de evacuar (no así en el de desocupar o verter), lo que da lugar a alternancias como evacuar a los habitantes ~ evacuar la ciudad y a otras análogas que se basan en la misma diferencia de sentidos. Así pues, algunos verbos, que componen un grupo relativamente reducido, muestran la alternancia «continentecontenido». Lo mismo puede decirse de otras alternancias similares a las que se aludirá en los § 34.3k y ss. y en otros apartados a los que se remitirá desde allí.

34.3i Aunque se reconoce por lo general que existe relación entre los cuatro criterios introducidos en el § 34.3a, son relativamente escasos los estudios que los vinculan de modo sistemático. Como se vio en los apartados precedentes, existe relación entre D y A y entre C y D. Se da asimismo una conexión estrecha entre A y B. En efecto, los verbos transitivos que denotan estados, propiedades o situaciones (por tanto, no acciones ni procesos) pueden agruparse en función de varias clases semánticas de predicados, lo que permite subordinar el criterio B al A. Se destacarán las principales en los apartados que siguen.

34.3j Denota existencia el verbo transitivo haber (Hay tiempo: § 41.6a y ss.), así como el verbo hacer en Hace calor41.6l y ss.) o en Hace dos años que no la veo24.6). Expresan atribución o caracterización constituir, ejemplificar, ilustrar, representar, simbolizar, suponer y unos pocos verbos más en oraciones como las siguientes:

Esto no representó un gran obstáculo para el consejo de ancianos (Satué, Desierto); Un color que será todo lo bonito que quieras, pero que aquí solamente significa odio (Palou, Carne); Enamoriscarse y conquistar a Estela hubiera implicado un cambio de actitud (Vergés, Cenizas); Para mí el naufragio de la Santa María no fue un desastre sino que iba a constituir una gran ventura (Roa Bastos, Vigilia).

Estos últimos verbos poseen relación estrecha con los copulativos. En efecto, si se dice que cierta decisión representa un fracaso, se predica de ella el serlo o se le atribuye esa propiedad. Esta cuestión se estudia en el § 37.6d.

34.3k Los verbos transitivos de estado o situación pueden expresar asimismo posesión, presencia o manifestación de algo. Es el caso de aunar, concitar, contener, encerrar (en el sentido de ‘contener’), incluir, ofrecer (en el sentido de ‘presentar, hacer patente’), ostentar, poseer, reunir (en reunir grandes cualidades) o tener. Se ejemplifican a continuación algunos de estos usos:

Su perfecto estado de conservación ofrece grandes posibilidades para su estudio (García Ramos, Fósiles); Reúne las cualidades del locutor y las del informador (Cebrián Herreros, Información); El Carnaval de Oruro —que ostenta el título de Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad— se caracteriza por su estructura dramática (Prensa [Bol.] 1/2/2003).

Es una observación tradicional que varios de los llamados verbos de posesión denotan más propiamente ubicación o inclusión. Cuando se dice de una casa que tiene un precioso balcón, se indica en realidad que el balcón ‘está en ella’ o que ‘forma parte de ella’. Entre los demás verbos que se relacionan con la esfera de la posesión, y que alternan los usos activos con los estativos, están los que expresan la continuidad o el mantenimiento de lo que se tiene (conservar, guardar, mantener, sostener, etc.). Resalta claramente la diferencia entre ambas interpretaciones al comparar el significado de guardar en los textos siguientes, en los que se denotan estados o situaciones:

La imagen de Mahoma que guardaba la entrada yacía derribada y rota en el suelo (Gurrea, Cuentos); […] un frasquito que llevaba siempre colgado al pescuezo, en el que guardaba las cenizas de la que había sido su casa (Restrepo, L., Multitud),

con estos otros, en los que guardar hace referencia a acciones:

Con toda discreción guardó los objetos en la bolsa (Jiménez Diego, Memorias); Al meter la mano en el costurero para guardar la cinta de medir se pinchó el meñique (Ducoudray, Ojos).

34.3l Otros verbos transitivos de estado o situación que denotan ubicación expresan además extensión, más exactamente la propiedad de ocupar algo cierto espacio, hallarse en él o localizarse en función de la posición que corresponde a otra cosa. Se trata de abarcar, atravesar, bordear, cercar, circundar, cobijar, componer, comprender, cruzar, cubrir (en el sentido de ‘estar sobre’), incluir, integrar, llenar, ocultar, ocupar, rebasar, tapar, etc., como en los textos siguientes:

Nos dirigimos al área de kioscos y glorietas que bordea el malecón (Rodríguez Juliá, Cruce); Los ojos ocupan la parte anterior y están en una cavidad membranosa fibroconectiva (Alezzandrini, Oftalmología); Hizo un gesto con la barbilla, señalando los objetos que llenaban la habitación (Pérez-Reverte, Maestro); El clasicismo en escultura comprende varios estilos (Bassegoda, Atlas); [El azafrán] cubre los campos de color lila aterciopelado (Domingo, Sabor).

Como se ve, no se predica ninguna acción de cierta área de kioscos y glorietas en el primer ejemplo, y tampoco se obtiene ese tipo de interpretación en los demás. El verbo caber pertenecía a este grupo en la lengua antigua, en la que mantenía el régimen del verbo latino capĕre, como en Eran seis medias tinajas, que cada una cabía un rastro de carne (Cervantes, Quijote II), donde equivale al actual contener. Expresan ordenación espacial o temporal los verbos de estado preceder y seguir (La letra ñ sigue a la n). Estos verbos pueden designar también acciones, al igual que los demás que se mencionaron en este apartado.

34.3m Casi todos los significados expresados por el resto de los verbos transitivos que denotan estado o situación en alguna de sus acepciones se pueden agrupar del siguiente modo:

Afección: amar, odiar, respetar, temer.

Pensamiento y juicio: conocer, creer, intuir, saber.

Percepción: ver, recordar.

Expresión: decir (como en lo que dice el letrero), rezar, explicar, aclarar.

Medida: costar, pesar, medir, valer, durar, tardar.

Proporción: duplicar, doblar (como en La cifra doblaba la cantidad presupuestada), superar (en La situación nos supera).

Causa: causar, originar, provocar, probar (en Estos testimonios no prueban nada), mostrar, revelar, suscitar, implicar.

También como en los apartados anteriores, muchos de estos verbos tienen correlatos activos: El fiscal probó la acusación; Debemos superarnos; No me provoques, etc. El uso de recordar al que se hace referencia aquí es el que corresponde a ‘traer a la memoria’, como en El islote recuerda a un cetáceo (Biológica 9/1998). Contrasta, por tanto, con el uso propiamente activo de este mismo verbo en Estoy tratando de recordar. Sobre la preferencia de la construcción «estar + gerundio» en el segundo caso, véase el § 28.12g. Como se ha explicado, el verbo cubrir denota un estado cuando significa ‘estar sobre algo’ (La nieve cubre los campos), no cuando expresa la acción que desemboca en dicho estado (cubrir el cadáver con una manta). Existen otros muchos contrastes similares. Designan asimismo estados o propiedades, en algunas de sus acepciones, ciertos verbos de significación modal, como necesitar (Las paredes necesitan una mano de pintura), requerir, precisar o merecer, como en La impertinencia de Godofredo merece un castigo (Tomeo, Mirada), entre otros.

34.3n Un rasgo característico de los verbos que expresan la noción misma de ‘causa’ es el hecho de que sus sujetos pueden designar o no con igual naturalidad un agente (en el sentido técnico de un ‘participante activo al que cabe suponer intención o voluntad’). A este grupo pertenecen causar, motivar, originar, provocar, etc. Estos verbos constituyen un subgrupo de los llamados tradicionalmente verbos de influencia, del que forman parte también forzar, hacer, invitar u obligar. Repárese en que las oraciones siguientes se construyen con verbos transitivos y sujetos no personales:

Esta escena provocó una tempestad conyugal (Martínez Salguero, Combate); Su confianza con migo me obligó a esconderla (Balza, Mujer); Estas palabras podían haber causado una alegría inconmensurable a Marcos si hubiesen sido pronunciadas en un tono menos frío y mecánico (Prada Oropeza, Hora); Esta situación originó que cada uno de los funcionarios de la institución haya duplicado su trabajo (Tiempos 15/1/1997).

Los verbos que se subrayan en estos otros ejemplos poseen, en cambio, sujetos de persona que se interpretan como instigadores de las acciones que se mencionan o como participantes activos en ellas, aunque no necesariamente intencionales:

Puede que, sin quererlo, hayas provocado una desgracia (Jodorowsky, Pájaro); En una oportunidad, los padres la obligaron a apagar la luz a determinada hora (Rausch, Esclavitud); Adriano Gomara había invitado a pasar el otoño dentro de la casa a las autoridades nativas con sus familias y sus séquitos (Donoso, Casa).

34.3ñ En los apartados precedentes se agruparon semánticamente los verbos transitivos que denotan estados, situaciones o propiedades y se comprobó asimismo que muchos de ellos pueden expresar también acciones en determinados contextos. Una cuestión debatida es si a estos usos dobles deben corresponder o no acepciones distintas en los diccionarios. No existe una respuesta uniforme a esta cuestión, pero se observa que en muchos casos los diccionarios dan cabida de forma expresa a una y otra posibilidad. Se suele aceptar, por ejemplo, que rodear no posee exactamente el mismo significado en Las tropas rodearon la ciudad que en Las murallas rodeaban la ciudad. Repárese, en el mismo sentido, en que ocupar un lugar puede significar ‘hallarse en él’ o bien ‘apoderarse de él’, lo que el DRAE refleja en acepciones distintas del verbo ocupar. También el que sustituye a otra persona puede ocupar su lugar, o bien hacer que otro lo ocupe. Al primer sentido corresponde el texto siguiente: Fue descalificado por excederse en los gastos de su campaña proselitista y su esposa lo sustituyó en la candidatura (Nuevo Herald 10/2/1997). En el segundo sentido, sustituir se construye con un complemento de régimen que encabeza la preposición por, como en Una garúa de chismes e intrigas cayó sobre él, hasta que Gómez lo sustituyó por su cuñado Francisco Colmenares Pacheco (Herrera Luque, Casa). El verbo reemplazar da lugar a una alternancia similar, que se extiende a otros predicados.

34.3o Aunque son mucho más numerosos, los verbos transitivos que expresan acciones o procesos se suelen agrupar tradicionalmente en menos clases semánticas. Forman el grupo más nutrido los verbos de acción que se denominan verbos causativos. Los efectos a los que dan lugar las acciones que denotan se pueden expresar con adjetivos (limpiar ‘hacer que quede limpio’), con verbos (matar ‘hacer morir’; sacar ‘hacer salir’) o con ambos (secar ‘hacer que se seque o que quede seco’; romper ‘hacer que se rompa o que quede roto’). Es amplísimo el número de verbos que pueden corresponder a alguno de estos grupos. Se describen sus principales características en el § 34.6. Unos pocos entre ellos admiten paráfrasis con fórmulas comparativas, como en abaratar ‘poner algo barato o más barato’. Coinciden, en lo fundamental, con los que en el § 23.3j se denominan verbos de consecución gradual.

34.3p El concepto de ‘objeto afectado’, introducido en el § 34.3e, permite interpretar semánticamente los verbos transitivos en función del efecto que producen las acciones que denotan. Así, verbos como desgarrar, deteriorar, golpear, incendiar, manchar, recortar, romper, junto con agrandar, arreglar, componer, corregir, limpiar, reparar y otros semejantes, denotan diversas acciones que afectan a la forma, el tamaño, la integridad, el aspecto y otras propiedades semejantes de las personas o las cosas que reciben tales acciones. Los verbos que las designan pueden concebirse, por tanto, en función de sus resultados. Muchos verbos de movimiento transitivos toman igualmente un complemento directo que representa el objeto afectado por algún desplazamiento en función de la dirección, la distancia, la forma en que se produce el movimiento, etc., como (en algunas de sus acepciones) bajar, deslizar, escurrir, llevar, mover, subir, traer. Otros verbos transitivos designan actuaciones relativas a la posesión de algo, más exactamente a su adquisición o a su pérdida, por consiguiente, acciones que producen cambios de estado. A este grupo pertenecen, entre otros muchos, abandonar, adquirir, alquilar, comprar, conseguir, dar, dejar, guardar, lograr, perder, recibir, tener, vender, etc.

34.3q La caracterización de los verbos de acción según el efecto que la acción produce constituye una constante o un principio teórico aplicado en gran número de estudios lexicológicos y lexicográficos, sean clásicos o modernos, aunque con diferencias formales esperables en función de los diversos análisis. Expresan, por ejemplo, acciones que producen cambios de estado anímico los verbos de afección de naturaleza causativa. Así, alegrar se interpreta en los análisis lexicológicos como ‘hacer alegrarse’; alegrarse como ‘pasar a estar alegre’, y alegre como ‘el estado del que posee alegría’. Similar interpretación de las acciones en función de sus efectos suele usarse para caracterizar asustar, emocionar, enamorar, horrorizar y otros muchos verbos transitivos semejantes a estos. Los verbos de afección se interpretan otras veces como el simple resultado de experimentar la sensación, el sentimiento o la emoción a la que se hace referencia, como en odiar a alguien (‘sentir odio hacia alguien’). También los llamados verbos de transferencia (como dar, conceder, otorgar, repartir, difundir, regalar, prestar y otros de significado similar —además de sus opuestos quitar, robar, etc.—) se analizan a menudo en esos estudios como verbos de acción descritos en función de sus efectos, ya que puede interpretarse que lo causado es ahora el cambio de posesión. Además de con un complemento directo, estos verbos se construyen normalmente con uno indirecto que designa al que adquiere o pierde la posesión de algo (véase el § 35.5d), como en Le regalaron un vestido precioso; Nos dieron lo que habíamos pedido; Le robaron el bolso.

34.3r Un grupo numeroso de verbos transitivos reúne los llamados tradicionalmente verbos de creación o de efectuación, cuyo complemento designa lo que pasa a tener existencia como consecuencia de la acción que expresan en alguna de sus acepciones: componer (en componer una sinfonía), construir, edificar, escribir, esculpir, levantar (en levantar una torre de oficinas) o rodar (en rodar una película), entre otros. Varios de ellos admiten dos interpretaciones, ya que la entidad designada por el complemento directo puede preexistir (pintar una pared, coser papeles, bordar un pañuelo) o bien pasar a tener existencia como consecuencia de la acción misma (pintar un cuadro, coser el ajuar, bordar una flor en un pañuelo). En ciertos casos, solo el contexto permite distinguir un sentido del otro. La clase de verbos transitivos opuesta a la anterior desde el punto de vista semántico es la de los que implican la destrucción, la anulación o la pérdida de integridad de lo designado por su complemento directo, como agotar, clausurar, desarticular, matar, pulverizar, quebrar, quemar, romper y muchos verbos más.

34.3s En el § 8.6k se explica que los llamados verbos instrumentales se derivan morfológicamente de diversos nombres de instrumento que participan en alguna acción. La mayor parte son transitivos, como cepillar (‘alisar con cepillo’), tamizar (‘pasar por tamiz’), telefonear (‘llamar por teléfono’) y otros semejantes que allí se mencionan. Estos verbos designan, por tanto, acciones que se conciben a partir del papel que desempeña en ellas el instrumento con el que se llevan a cabo. Se diferencian, pues, de verbos como usar, emplear o utilizar en que el objeto directo de estos últimos designa aquello que se usa como instrumento en la consecución de la acción:

Los delincuentes utilizaron un pick up para cometer los delitos mencionados (Diario de Hoy 17/12/2004); Para disminuirla, algunos grupos emplearon una terapia intermitente en vez de continuada (Pérez Manga, Cáncer).

34.3t Aunque los llamados verbos de fase se suelen asociar con las perífrasis verbales (§ 28.10 y 28.11), pueden ser igualmente verbos transitivos. En efecto, los verbos cancelar, continuar, empezar, finalizar, iniciar, interrumpir, proseguir, reanudar, seguir, suspender, terminar y otros similares expresan alguna de las fases que pueden reconocerse en los procesos (inicio, mantenimiento, finalización), así como su interrupción, su anulación o la reiteración de uno de estos estadios (particularmente el inicio) o bien del evento en su conjunto:

Colón inició la travesía oceánica el día 26 de mayo de 1502 (O’Gorman, Invención); Krieger, por respuesta, reanudó la marcha (Giménez-Arnau, Islas); Cuelga con muchas disculpas por haber interrumpido la reunión familiar (Santiago, Sueño).

Sobre las varias interpretaciones a las que pueden dar lugar cuando su complemento directo designa algo material, como en empezar una novela, véase el § 34.3g.

34.3u Los demás verbos transitivos de acción o proceso se suelen clasificar en grupos semánticos que constituyen clases tradicionales. La mayor parte de ellas se corresponden con capacidades humanas, por lo que su delimitación depende en buena medida de las distinciones que puedan hacerse entre tales facultades. Se distingue tradicionalmente la clase de los verbos de voluntad (querer, desear, ansiar, apetecer, etc.), algunos de los cuales introducen complementos de régimen (aspirar a algo). Forman otro grupo los verbos de lengua o de comunicación verbal (decir, explicar, referir, contar, asegurar, confesar, narrar, etc.). La mayor parte de ellos admiten grupos nominales y oraciones subordinadas sustantivas, como se explica en el § 43.4l. Muchos verbos de lengua se pueden asimilar en alguna medida a los de creación (§ 34.3r) en cuanto que denotan acciones que dan lugar a la existencia de lo que se menciona: decir disparates, pronunciar una palabra, contar historias, etc. Tienen asimismo ciertos puntos en común con los llamados verbos de emisión (emitir ondas, desprender olor, soltar aceite, etc.). Sin embargo, unos y otros pueden ser también intransitivos (referirse alguien a algo, sangrar una herida).

34.3v La mayor parte de los verbos de percepción son transitivos o admiten usos transitivos, tanto si la percepción es física (mirar, oír, escuchar, oler), como si es intelectiva (comprender, entender) o de cualquiera de los dos tipos (ver, captar, notar, percibir). Las particularidades gramaticales de estos verbos en las construcciones de infinitivo se analizan en los § 26.9 y 26.10. Entienden algunos lexicólogos que, en un sentido amplio, la percepción es una de las formas en que se puede recibir o experimentar algo, lo que permite inscribir a estos verbos en un grupo más amplio de verbos transitivos que contiene otros como padecer, soportar, sufrir y quizá también recibir. Ese grupo puede abarcar asimismo los verbos de afección, mencionados antes (§ 34.3q), cuyo rasgo más característico es el de denotar impresiones, sensaciones, sentimientos y otras nociones que poseen en común el hecho de ser experimentadas. El grupo, igualmente tradicional, de los verbos de pensamiento posee límites imprecisos, ya que abarca la adquisición de conocimientos, informaciones u opiniones (aprender, averiguar; pero enterarse con complemento de régimen), su posesión, su mantenimiento o su existencia en el individuo (saber, conocer, pensar, creer), su pérdida o su ausencia (olvidar, descreer, ignorar) y otras nociones que afectan a varios de los grupos mencionados y en cuya caracterización intervienen además otros componentes semánticos (deducir, colegir, cavilar, conjeturar, idear, imaginar, etc.).

34.3w En otros muchos casos, la complejidad de la carga semántica que caracteriza a los verbos transitivos traduce la complejidad misma (conceptual, social, científica, etc.) de muy diversas acciones o actuaciones. Algunas de ellas ponen de manifiesto normas jurídicas o administrativas (encausar, expropiar, subarrendar, subastar, testificar); otras, solo se conciben si se consideran ciertos recursos científicos o técnicos (clonar, cuartar, engranar, entretelar, telegrafiar) o se alude a rasgos igualmente particulares que se establecen en función del dominio del conocimiento al que tales acciones correspondan. Aun así, entienden algunos lexicólogos que el peso de la información se puede centrar en el sustantivo en no pocos de estos casos, lo que simplifica de forma considerable la caracterización semántica de los verbos transitivos que denotan acciones. Desde este último punto de vista, el que sea difícil delimitar en términos sociales o psicológicos conceptos como ‘traición’ o ‘promesa’ no afecta necesariamente a la interpretación semántica de los verbos transitivos traicionar (‘cometer traición’) o prometer (‘realizar una promesa’), lo que no implica que su definición lexicográfica coincida de manera forzosa con tales interpretaciones simplificadas. Existen otros muchos casos similares.

Información adicional

En relación con este capítulo, las siguientes entradas del Glosario de términos gramaticales podrían ser de su interés:
verbo, verbo causativo, verbo de influencia, verbo de lengua, verbo de movimiento, verbo de pensamiento, verbo de percepción, verbo de voluntad, verbo psicológico

 

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