Sintaxis

26 El verbo (IV). Las formas no personales: el infinitivo

26.9 El infinitivo con los verbos de influencia y de percepción (I). Características de estas construcciones

26.9a Han sido sumamente debatidas entre los gramáticos clásicos y modernos la forma y la interpretación de los infinitivos que se subrayan en Vio a Rocío salir de su casa o Se oía a los frailes cantar gregoriano (con verbos de percepción), y también en Hizo leer en voz alta el documento o Déjame decirte una cosa (con verbos de influencia o causación). Son tres, fundamentalmente, las cuestiones que resultan controvertidas en estas oraciones. La primera es de naturaleza funcional, la segunda es categorial y la tercera es semántica. No todos los gramáticos se interesan en igual medida por las tres, ni entienden que poseen relevancia semejante, pero casi todos los autores que las mencionan hacen notar que están relacionadas. La solución que haya de dárseles habrá de tener en cuenta, por consiguiente, los vínculos que existen entre ellas.

26.9b La primera cuestión es la función sintáctica que corresponde a los segmentos subrayados en el apartado anterior. Parece haber acuerdo hoy en día en que se trata de predicados, más exactamente de complementos predicativos, lo que se ve confirmado por el hecho de que estos infinitivos alternan con adjetivos (La vi sentarse ~ La vi cansada; Hazlo menguar ~ Hazlo más pequeño) o con otros atributos que desempeñan esa función (Déjenlo descansar ~ Déjenlo en paz).

26.9c La segunda cuestión es la relativa a la categoría sintáctica que corresponde a los segmentos subrayados en el § 26.9a. Si bien no hay duda de que se trata de grupos verbales, puesto que contienen un núcleo verbal y sus complementos, es más dudoso en cambio que estén también incluidos o inscritos en oraciones subordinadas sustantivas análogas a las que se reconocen en Esperamos recibir noticias. Las oraciones subordinadas sustantivas de verbo finito no son imposibles en español en la función de complemento predicativo (§ 38.6i y 38.9e), pero sí poco frecuentes, y a veces están restringidas al habla coloquial (La vi que salía corriendo; No me hagas que pierda los nervios). Se exceptúan las que se forman con los verbos haber (Los hay que tienen mucha suerte) y dejar (Déjala que se vaya). Aun así, como se verá en los § 26.9n, p, los segmentos de infinitivo destacados en el § 26.9a no comparten algunas de las propiedades sintácticas de estas oraciones.

26.9d La tercera cuestión problemática a la que se ha hecho referencia es característica de los complementos predicativos no opcionales, como se explica en los § 38.7a, d-g. El complemento directo de la oración Dejó contenta a su hija es su hija, pero esta expresión nominal no designa el paciente (es decir, ‘la entidad dejada’), por lo que la oración no implica Dejó a su hija. De manera análoga, el complemento directo de Hizo desaparecer las huellas es las huellas, pero este grupo nominal tampoco designa la noción causada o la entidad que corresponde al paciente del verbo hacer, es decir, ‘lo que fue hecho’. Como en el caso anterior, Hizo desaparecer las huellas no implica Hizo las huellas. Se suele considerar que la noción causada en esta última oración de infinitivo es la desaparición de las huellas o el hecho de que las huellas desaparezcan, pero no existe completo acuerdo entre los gramáticos sobre la forma en que la sintaxis ha de reflejar esta interpretación. También de forma análoga, la entidad vista en Vio a Rocío salir de casa es un suceso o una situación, y la noción dejada en Dejó escapar un suspiro es, aproximadamente, ‘que el suspiro se escapara’. El análisis gramatical no debe ser ajeno a estas consideraciones semánticas, pero la forma precisa en que deben reflejarse en la sintaxis está sujeta a debate, como se explicará en los apartados que siguen.

26.9e La existencia de los problemas a los que se alude en los apartados precedentes era reconocida en la gramática tradicional, y la solución propuesta a menudo en ella heredaba en buena medida la más común en la gramática latina. Consiste en entender que las oraciones de infinitivo mencionadas contienen sujetos en acusativo. Esta solución, que se sigue considerando bien encaminada en la actualidad, permite suponer que el complemento del verbo de percepción o causativo es una entidad oracional o cuasioracional, como la encerrada entre corchetes en Vio [a Rocío salir de casa], con la particularidad de que el segmento subrayado es el sujeto de la oración marcada (que carece de verbo en forma finita) y a la vez el complemento directo del verbo principal. Los corchetes encierran el argumento que corresponde al paciente del verbo ver, es decir, el segmento que denota la noción vista.

26.9f La aparente contradicción que supone asignar dos funciones gramaticales a una expresión (Rocío sería a la vez sujeto y complemento directo en Vio a Rocío salir de casa) se resuelve acudiendo a la doble interpretación del término sujeto que se expone en los § 1.12b, d, e, q. Como allí se explica, cuando se opone a complemento directo, el término sujeto designa una función sintáctica, pero, cuando se opone a predicado, designa un concepto semántico que corresponde tradicionalmente a la partición lógica de las proposiciones. Como estas dos interpretaciones de sujeto se refieren, por tanto, a paradigmas diferentes, las dos funciones gramaticales de a Rocío en la oración propuesta no se consideran contradictorias. Es importante hacer notar, además, que el sujeto de la unidad proposicional subordinada recibe de ver la marca formal propia de la función sintáctica de complemento directo: la preposición a. Sin embargo, a ese segmento (a Rocío) corresponde una sola función semántica (no es, por tanto, paciente de ver a la vez que agente de salir). El análisis de construcciones del tipo de con ella a su lado (esbozado en los § 38.9c, f, g) pone de manifiesto una dualidad similar en el segmento que se subraya: término de la preposición con por una parte (cf. contigo a mi lado, con alteración morfológica en los rasgos de caso del pronombre, § 16.3a, b, e, f) y, por otra, sujeto de predicación de una construcción bimembre cuyo predicado es a su lado.

26.9g Otros gramáticos han propuesto estructuras tripartitas para las construcciones de infinitivo mencionadas (aproximadamente, [Vio] [a Rocío] [salir de casa]) y han aducido que el tercero de los problemas identificados al comienzo de esta sección, su interpretación semántica, no debe ser considerado en el mismo plano que los otros dos. Este último análisis admite a su vez dos variantes, según salir de casa se considere un grupo verbal inscrito en una subordinada sustantiva de sujeto tácito, o bien no inserto en ella. En esta segunda variante, a diferencia de la anterior, la secuencia Vio a Rocío salir de casa no contiene una subordinada sustantiva. Aunque todas estas opciones son hoy objeto de debate entre los gramáticos, parece gozar de mayor aceptación el análisis que se esbozó en el § 26.9e. No alcanza, en cambio, la misma unanimidad la elección de la categoría gramatical que corresponde en esa estructura al segmento proposicional encerrado allí entre corchetes. En los apartados siguientes se describirán las características sintácticas fundamentales de estas construcciones.

26.9h Los verbos de influencia o causación34.3m) que muestran la estructura que se describe son fundamentalmente dejar y hacer. Otros como mandar y ordenar no se ajustan a ella porque las oraciones de infinitivo con las que se construyen se interpretan como complementos directos (Mandó al embajador negociar una tregua > Se lo mandó) cuando mandar significa ‘ordenar’, o bien como complementos de régimen cuando significa ‘enviar’ (Nos mandaron a pasear). Aun así, mandar se asimila parcialmente a hacer en algunos aspectos de su sintaxis, puesto que admite la anteposición de los pronombres átonos en oraciones como La mandaron azotar, que significa ‘Mandaron que la azotaran’. Es esperable, por consiguiente, el contraste entre Le mandaron estudiar (‘Le ordenaron que estudiara’, donde le es complemento indirecto de mandaron) y Lo mandaron a estudiar (‘Lo enviaron a que estudiara algo’).

26.9i En el español americano se usa «mandar a + infinitivo» en alternancia con «mandar + infinitivo», lo que permite que la oración mencionada Lo mandaron a estudiar pueda recibir también la interpretación ‘Lo enviaron a ser estudiado’ o ‘Fue enviado a que lo estudiaran’. En este uso de «mandar a + infinitivo» es posible, por consiguiente, que precedan a mandar uno o varios complementos del infinitivo:

Se lo mandó a decir en una carta como la cosa más natural (Montenegro, Hombres); Papá Toussaint iba delante, vestido con el traje blanco de dril cien que se mandó a coser especialmente para la ocasión (Montero, M., Trenza); Los he mandado a poner en libertad y a darles recursos para que regresen a su tierra (Uslar Pietri, Oficio); La manda a asesinar su esposo, señora (García Márquez, Obra periodística); Chicho le mandó a avisar a su amigo de juventud (Jorquera, Chicho); Ella lo mandaba a bombear para nuestro lado (Sacheri, Tito).

26.9j Es igualmente posible que el pronombre átono sea complemento de mandar, construcción común a todas las variedades del español. Así, el pronombre me es complemento directo de mandó en Cuando mi padrino me mandó a cuidar al Chancho la primera vez, me sentí muy orgulloso (Vargas Llosa, Lituma), donde el grupo preposicional «a + infinitivo» tiene sentido final (§ 46.8). A esta misma pauta corresponde Se guardaron de hacer sus comentarios hasta que la recepcionista los mandó a sentarse (Rovinski, Herencia). Por otra parte, «mandar + infinitivo transitivo» se asimila también en el español americano a las construcciones análogas con hacer y dejar que pueden dar lugar a la interpretación pasiva del infinitivo. De hecho, los complementos agentes a los que se hizo referencia en el § 26.6ñ, como en Se dejó invitar por ella, resultan naturales también con mandar: —¿Crees que me siento con derecho a todo? —¿Por qué? ¿Porque un día delaté a una mujer y otro día te pegué y otro día te mandé seguir por un detective? (Fuentes, Laura Díaz).

26.9k Los verbos obligar e invitar se diferencian de los anteriores en que seleccionan un complemento directo nominal que se interpreta como paciente (Lo obligaron a firmar implica Lo obligaron; Me invitaron a cenar implica Me invitaron), además de un complemento de régimen que encabeza la preposición a y que contiene la subordinada de infinitivo (§ 36.6j). El verbo permitir contrasta con dejar en estas construcciones, ya que muestra una sintaxis cercana a la de ordenar. El infinitivo forma parte, por tanto, de una subordinada sustantiva de complemento directo (Le permitió salir > Se lo permitió) y no alterna con complementos predicativos (*Le permitió libre). Como el verbo dejar rechaza la primera construcción (Lo dejó salir > *Se lo dejó) y admite la segunda (Lo dejó libre), se considera que el infinitivo con el que se puede construir ejerce la función de complemento predicativo.

26.9l Son muchos los verbos de percepción que admiten grupos verbales de infinitivo en función predicativa. Entre los verbos de percepción visual, ver es el más usado en esta construcción predicativa esquematizada en el § 26.9e: Desde allí vio entrar a Fermina Daza del brazo de su hijo (García Márquez, Amor). Aunque con menor frecuencia, también se emplea en ella mirar:

Noche y día estoy mirando flotar delante de mis ojos aquellos pliegues de una tela diáfana y blanquísima (Bécquer, Leyendas); Se había peinado, se había puesto una cinta y abotonado la blusa y la chompa y los miraba beber (Vargas Llosa, Conversación); Se sentó al lado y la miró dormir (Gamboa, Páginas),

así como observar:

Alba la observaba ir y venir por el cuarto, con su camisón de novicia flotando alrededor del cuerpo (Allende, Casa); Algunas tardes, aquellos displicentes héroes acudían a observarlo actuar a Dindi (Mujica Lainez, Escarabajo); Una vez, mientras me observaba levantar pesas, me preguntó por qué me había dedicado al culturismo (Bolaño, Detectives),

y también, en el ámbito de la percepción auditiva, notar y sentir:

Los notaron llegar a la placita que cercaba la iglesia porque una parvada de niños corrió a encontrarlos (Mastretta, Mal); Envueltos en saliva espumosa noté salir los improperios, los gritos de ira contra mi hermano (Vallejo-Nágera, Yo); Aunque sentía llegar ese primer grito del niño encerrado, el viejo se estremece (Sampedro, Sonrisa).

26.9m Otros verbos de percepción auditiva son también posibles en este tipo de construcciones. La pauta «oír + infinitivo» es igualmente común en el español europeo y en el americano:

Y mi rey tiene hambre… ya le oigo llorar… (Galdós, Fortunata); Son, de algún modo, símbolos del Secreto, oigo repetir (Borges, Ficciones); —Calor, ¿eh? —le oigo decir. Sí —concedo sin interés (Marsé, Montse); Durante meses oí hablar de un tren especial que cruzaría Francia y llegaría hasta Bilbao (Rossi, A., Distraído).

En cambio, la construcción «escuchar + infinitivo», ya presente en la lengua clásica, se usa más en la actualidad en el español americano, aunque no sea desconocida en el europeo:

capítulo lxvi Que trata de lo que verá el que lo leyere o lo oirá el que lo escuchare leer (Cervantes, Quijote II); Les ocurría a todos los que coincidían con ella y la escuchaban opinar, discutir, hacer propuestas o tomar decisiones (Vargas Llosa, Fiesta); Nunca en mi vida los escuché discutir (Giardinelli, Oficio); Mariana lo escuchó darle instrucciones para que comprara al día siguiente unos bonos de corta duración (Ferré, Batalla); La mujer era una sombra silenciosa y movediza a la que solo se le escuchaba respirar, jadear, quejarse (Muñoz Molina, Sefarad).

En algunos de estos casos no se oponen oír y escuchar en su significado, sino que se emplea el segundo con el sentido que corresponde al primero.

26.9n Los infinitivos que caracterizan la construcción analizada en los apartados anteriores están limitados sintáctica y semánticamente. Los verbos de percepción aceptan complementos infinitivos que expresan acciones o movimientos (La vi acercarse). Cuando se construyen con subordinadas sustantivas, admiten también complementos que expresan estados y propiedades (Vi que tenía razón), pero en la construcción de infinitivo los rechazan (*La vi tener razón; *La vi estar cansada: § 26.10n). Contrastan igualmente Observo que la niña es ahora más aplicada y *Observo a la niña ser ahora más aplicada; Ya veo que tienes mucha suerte y *Ya te veo tener mucha suerte, entre otros muchos pares semejantes. No se aplicaba esta restricción en la lengua antigua:

E dixo un omne a Socrat: —Non te vi aver nunqua cuidado (Buenos proverbios); Onde es menester que los acometamos muy de rezio, ca los veo estar muy firmes que non se quieren arrancar (Crónica popular del Cid); Non pude aver conclusión, / aunque los vi ser plazientes / a difinir responsión / con graçiosos continentes (Santillana, Triumphete); Algunos veo estar llorando: mas si aquellas sus lágrimas saliesen de corazón, no se moverían tan presto á risa (Granada, Escala).

Véase el § 26.10ñ para las construcciones antiguas en las que estos infinitivos admitían sujeto expreso.

26.9ñ Se hace notar en el § 43.1e que los verbos de percepción se acercan a los de juicio en la construcción con que (ver que…), pero no lo hacen en las de infinitivo. Así pues, ver que… viene a equivaler a ‘comprender algo’ o ‘apercibirse de ello’, no necesariamente a través de la vista. Cuando selecciona una oración subordinada de infinitivo introducida por la preposición de se usa con el sentido de ‘procurar’: Se habló que habría que hacer un estudio de la caída de las aguas, un estudio pluviométrico para ver de resolver este tema (País [Ur.] 4/10/2001). En este mismo sentido se empleaba en la lengua antigua mirar de como en E por esta causa, miraba de ser ella presta a toda su voluntad (Delicado, Lozana). Este uso persiste en la actualidad, y es algo más frecuente entre hablantes de origen catalán:

mira de ahuyentar a esa pareja, y diles que se apresten (Sanchis, Retablo); Les inyectan bencina o qué sé yo directamente en el corazón y la diñan sin sufrir. Mira de enterarte (Marsé, Rabos).

Construido con infinitivo (La vi salir), el verbo ver expresa percepción visual, no intelectiva, lo que parece favorecer que los estados de cosas a los que se refiere su complemento infinitivo constituyan acciones o sucesos susceptibles de ser percibidos físicamente. Los verbos hacer y dejar no están sujetos a esta restricción. Se construyen, pues, tanto en la lengua antigua como en la moderna, secuencias como Nos hacía ser un poco mejores o Dejémoslo estar. He aquí otros ejemplos similares:

No la pude hacer estar atenta ni volverla dócil (Alemán, Guzmán I); Como si saber que algo fue irremediable pudiera hacernos estar más conformes con ello (Marías, J., Batalla); Es el cariño —pensaba— que las hace ser crueles sin querer (Cela, Pascual Duarte); —Pobre criatura si la dejamos ser como las demás —dijo Diego (Mastretta, Mal); Y ni siquiera nos dejaron estar con él (Vargas Llosa, Ciudad).

26.9o Los complementos infinitivos de los verbos de percepción e influencia no suelen admitir el adverbio no (*Me vieron no salir) ni los tiempos compuestos (*La vieron haber llegado). Aceptan algunas perífrasis verbales de significación aspectual (Nos hacían empezar a estudiar a las siete de la mañana; Déjenme volver a leerlo) y —con más restricciones— algunas modales, como en Nos hacen tener que salir de nuestros países (Nuevo Diario [Nic.] 27/10/2007). En la lengua actual son raras las formas pasivas en estos complementos de infinitivo:

Su incredulidad le hacía ser mal visto del rey (Menéndez Pelayo, Heterodoxos); Pero contuvo el gesto de huida que se le acumulaba y la dejó ser acariciada, ser contemplada, ser gustada y relamida por la atención senil y calculadora (Martín-Santos, Tiempo),

especialmente las que aparecen en los complementos infinitivos del verbo hacer (*Van a hacer ser condecorado al teniente). Estos complementos se registran, sin embargo, en los textos antiguos:

Destos çercos vi ser derribados / los que escodriñavan las dañadas artes, / e la su culpa vi fecha dos partes (Mena, Laberinto); Mas la voz de solo Cristo, pontífice nuestro, está acepta delante del Padre, que hace ser oídas todas las voces de todos los suyos (Ávila, Avisos).

26.9p Se han propuesto muy diversas causas para las limitaciones que en la lengua actual se perciben en los complementos infinitivos de los verbos de percepción e influencia. Unas están relacionadas con el hecho de que los complementos predicativos exigidos u obligatorios están seleccionados generalmente por el verbo principal, como se expone en el § 38.7. Otras explicaciones asocian esas restricciones con el hecho de que los infinitivos que aparecen en estas pautas denoten acciones o sucesos, no propiedades (a diferencia de lo que sucede en los textos antiguos que se han citado). Algunos autores vinculan las restricciones mencionadas con la coincidencia temporal entre el verbo principal y el subordinado, de la que se habló en los § 26.4f, k —si bien esta explicación solo es válida para los verbos de percepción—. Otros, finalmente, entienden que estas limitaciones son consecuencia de que los grupos verbales de infinitivo de los que se habla desempeñan su función predicativa sin formar parte de subordinadas sustantivas.

Información adicional

En relación con este capítulo, las siguientes entradas del Glosario de términos gramaticales podrían ser de su interés:
verbo de influencia, verbo de percepción

 

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