Sintaxis

17. Los demostrativos

17.5 Los demostrativos pospuestos

17.5a El artículo precede siempre al sustantivo. Los posesivos pueden precederlo (mis cosas) o seguirlo (cosas mías) con las diferencias sintácticas y semánticas que se explican en el § 18.3. También los demostrativos pueden usarse en posición posnominal en grupos sintácticos encabezados por artículos determinados o por posesivos. Este uso procede, igual que en el caso de los posesivos pospuestos o de determinantes como bastantes o varios, de su origen como adjetivos latinos. La construcción es más frecuente con artículos determinados en el habla coloquial, pero se atestigua también en registros más elevados, especialmente con el demostrativo aquel:

¡Qué puntilloso nos ha salido el canónigo este! (García-Badell, Funeral); Venían con el agente ese que me había hablado del Consejo del Menor (Viezzer, Hablar); El tipo aquel, en su gabán largo, muy abrochado, ha tenido un sobresalto (Alba, V., Pájaro); El verano aquel llegó hasta nosotros bañado en dólares y entusiasmos (Salisachs, Gangrena).

Son infrecuentes, en cambio, los demostrativos pospuestos en los grupos sintácticos que contienen posesivos prenominales:

Yo le he visto por la mañana, jugando al ordenador con su amigo ese, el de la perilla (Mañas, Kronen); Tu olor ese de que hablabas entró en mí (Martín Recuerda, Engañao).

17.5b La concurrencia en un mismo grupo nominal del artículo determinado y el demostrativo representa una opción marcada respecto de la presencia de un solo determinante. Como se explicó en las secciones precedentes, los rasgos semánticos fundamentales de los demostrativos son la definitud y la deixis. En los grupos nominales con demostrativo pospuesto, el artículo o el posesivo aportan la identificación del referente asociada a la definitud, mientras que el demostrativo aporta información de carácter localizador. Se ha observado repetidamente que los demostrativos pospuestos del español se acercan a los adverbios demostrativos pospuestos del francés (ce livre-là ‘ese libro de ahí’) o del inglés (this book here ‘este libro de aquí’). La contribución del demostrativo está próxima a la que aportarían los grupos prepositivos formados con adverbios deícticos locativos (de aquí, de ahí, de allí) o temporales (de ahora, de entonces), con algunas diferencias que se explican en esta misma sección.

17.5c A pesar de la diferencia semántica que se expuso en el apartado precedente, el demostrativo en posición posnominal mantiene su valor de definitud, lo que explica que sea incompatible con el artículo indefinido (*un libro este), con los numerales (*dos libros aquellos) o con los indefinidos (*algunas muchachas esas). El demostrativo es compatible con un cuantificador cuando este aparece precedido de otro determinante, como en ¿Por qué no me contás el cuento de los dos locos esos? (Cossa, Criado). En este ejemplo, el determinante los marca la definitud del grupo nominal, y el numeral dos funciona a la manera de un adjetivo cuantificativo, tal como se explica en los § 21.2b y 29.6.

17.5d Se ha señalado en numerosas ocasiones que los grupos nominales con artículo definido y demostrativo posnominal muestran implícita o explícitamente ciertas valoraciones del hablante. Los demostrativos posnominales suelen resultar enfáticos, y expresan a menudo distancia, ironía, menosprecio y otras connotaciones similares, sobre todo con los demostrativos ese y este. Esos valores acentúan los significados minusvalorativos ya presentes en las piezas léxicas o en el conjunto de la oración, o bien los añaden si no aparecen expresos. Las connotaciones a las que se alude son más frecuentes si se habla de personas:

Suponete que corrés detrás del tonto ese y te saca un cuchillo (Rovinski, Herencia); […] la americana aquella, rubia, bronceada, ligeramente varonil, siempre en botas y sombrero cowboy (Vargas Llosa, Cuadernos); Pues a mí se me figura que es el barrigón ese que estaba en medio y que ni alzó los ojos (Rulfo, Pedro Páramo); Pues sí que hemos dao en hueso, con la tía esta (Alonso Santos, Estanquera); Pues como verá es un zaforas el Fernando Malón este, siempre dispuesto a mandar, no se fíe, hay que echarle a la calle (García-Badell, Funeral),

pero se registran igualmente si se habla de otras entidades:

Aquí, la democracia esa de los cojones la han traído ellos (Pérez Merinero, Días); Freddy decía que sí, sencillamente, sisí, sisí, sin dejar ni un momento la sonrisita esa (Vergés, Cenizas); Casi me muero a los pocos meses de salir de allí por el puñetero parásito ese (Barnet, Gallego); ¡Al fin sirvió para algo la reliquia esta! (Fuentes, Cristóbal); No me extraña nada con el pingajo ese que te cuelga de la nariz (Roncagliolo, Jet Lag).

17.5e El demostrativo pospuesto puede ayudar también a identificar personas o cosas que forman parte del conocimiento compartido por los interlocutores sin que estén necesariamente presentes las connotaciones mencionadas:

Yo no sé tocar ningún instrumento, iba solo a mirar. Me gustaba el tío este. Cantaba bien y era guapo (Loriga, Héroes); Mira, dice la señora esta que el señor del papel, que fue su chofer, en efecto, hace unos meses le llevó a un amigo para que trabajara de jardinero (Solares, Mártires); ¡Me ha gustado mucho el osito ese que habla y conduce un avión! (Madrid, J., Flores).

17.5f Como se ve, la posposición no implica por fuerza un cambio de significado del demostrativo, pero sí cierto resalte de los valores que expresa en posición antepuesta. En las oraciones siguientes, el significado del grupo nominal subrayado es muy semejante al que tendría con el demostrativo antepuesto y sin artículo. Así, en el texto de Martín Recuerda que encabeza la serie de ejemplos, el grupo nominal aquella puerta que tanto se abre y se cierra podría sustituir al que aparece sin que se produjera un cambio apreciable de significado; en el de Martín Gaite, el grupo nominal esta bata podría ocupar el lugar de la bata esta sin alterar el sentido:

Mirar al fondo, a la puerta aquella que tanto se abre y se cierra (Martín Recuerda, Arrecogías); ¿Quiere la bata esta? Se va a enfriar (Martín Gaite, Fragmentos); Y te prometo no reírme más de tus boleros. La letra esa que me dijiste… es muy linda (Puig, Beso); Perdone, ¿no me reconoce? Soy el que le trajo los documentos aquellos (Fisas, Historias).

17.5g Son escasos los usos peyorativos con el demostrativo aquel. Expresiones como los tiempos aquellos, las golondrinas aquellas o la citada el verano aquel17.5a) no sugieren necesariamente connotaciones distintas de aquellos tiempos, aquellas golondrinas o aquel verano. De hecho, el uso de aquel que se llamó evocador en el § 17.2s se obtiene tanto con demostrativos antepuestos como pospuestos. Se ejemplifican los últimos a continuación:

¿Por qué el reblandecimiento ante una lejanía, un recuerdillo, la música aquella, el aroma aquel, la ausencia de la que nos ha sido única, sin más? (Mojarro, Yo); Cuando volvemos la cara, ya no están las personas con las que íbamos hablando, ni la mañana aquella, ni la risa (Gala, Petra); Recosté mi cabeza sobre su regazo sin demasiado esfuerzo y me quedé así largo rato dejándome amar por la mano aquella que lentamente me devolvía mi perdido derecho a la infancia (Panero, Lugar).

17.5h El grupo nominal en el que se halla el demostrativo pospuesto puede incluir otros complementos, como grupos preposicionales, adjetivales, oraciones de relativo o subordinadas sustantivas. El orden relativo del demostrativo y los otros complementos variará dependiendo de la relación semántica que establezca cada complemento con el núcleo del grupo nominal. También está en función de la naturaleza categorial de cada complemento, de su longitud o del número de modificadores que contenga el grupo nominal. Cuando el complemento del nombre es un grupo preposicional, lo más habitual es que este siga al demostrativo. En los ejemplos que se citan a continuación se marcan con trazo discontinuo los grupos preposicionales que modifican al sustantivo y ocupan una posición posterior a la del demostrativo pospuesto:

Y eso lo dice un tío como yo que siempre ha sido una perfecta inutilidad para la cosa esta de los deportes intelectuales (Pérez Merinero, Días); Siempre, claro, que a uno no le reviente las tripas el acentillo ese del solista (Rojo, Hotel); He luchado, desde la noche aquella de la celosía (Alberti, Adefesio); También me dejó sus libros esos de poemas y la novela de puras palabras raras que no entiendo bien (Martín Campo, Carreteras); ¿Y el asunto aquel de la prótesis potenciadora…? (Hinojosa, Taxi); Así se llamaba tu novela aquella de 1976 (Mundo [Esp.] 13/4/1995).

Esta pauta se generaliza a los demás modificadores del nombre, particularmente a los grupos adjetivales y las oraciones de relativo especificativas:

Disculpen, voy a poner en sus vidas un poco de orden: primero, el niño este absurdo, que deje ya la game-boy o le suelto una galla que le saco los dientes (Lindo, Tinto); En eso alguien detiene a la mujer esa tan rara (Puig, Beso); Ella no se irá; barbotó el tipo aquel a quien ya comenzaba a odiar (Chávez, Batallador); Quién sabe si volveré a ver con mis ojos la tierra esta en la que nací y me crié (Asenjo, Días).

17.5i El orden contrario, «grupo preposicional–demostrativo», menos habitual, se ejemplifica a continuación:

Por un acaso en la carta de testamento esa ¿no aparece algún otro criado? (Riaza, Palacio); Cuando mi padre le dio las mismas razones a mi madre que antes le dio a Penny López en la escalerita de sacacorcho esa, las palabras fueron las mismas (Fuentes, Cristóbal).

Estos últimos grupos preposicionales son análogos a los adjetivos de relación. De hecho, no se suele obtener esta pauta con complementos preposicionales argumentales. Al igual que los grupos preposicionales mencionados, los adjetivos de relación no se sitúan tras el demostrativo pospuesto, sino delante de él:

¿Se acuerda, compañero Rodríguez, del cuchillo cocinero ese, que un día por casualidad se me cayó en la mesa cuando usted estaba almorzando? (Skármeta, Cartero); Y desde que se conocieron en el grupo teatral aquel, tantos sitios, incluido el peor de todos, el penúltimo (Pombo, Héroe); ¿Sabe de lo que yo me preocuparía, en todo caso? De la resistencia francesa esa en la que militan los jodidos rojos españoles (Val, Hendaya).

Así pues, los grupos preposicionales que se usan tanto antepuestos como pospuestos al demostrativo posnominal son los que expresan cualidades o se asimilan sintácticamente a las locuciones adjetivales. Se ilustran a continuación las dos posiciones sintácticas con la misma expresión:

Inés, mi madre no se siente bien, y esta mañana sí que hacía un frío de la patada en la casa esa de mierda (Bryce Echenique, Martín Romaña); Hoy es la fiesta de mierda esa (Álvarez Gil, Naufragios).

17.5j Tal como se deduce del apartado anterior, los adjetivos calificativos pueden aparecer pospuestos o antepuestos al demostrativo. El orden «adjetivo–demostrativo» se ilustra a continuación:

Un viejo taxi de estación se ocultaba casi entre los rosedales para que el bólido loco este no me deje sin trabajo ni carcocha (Bryce Echenique, Huerto); Entonces, cuando la gente protestaba por asuntos de ecología, el conejo rosa aquel escribía (Sánchez-Ostiz, Infierno); El tío canijo aquel tuvo tiempo de agarrarse a la barra con una mano y allí quedó colgando, un pie en el estribo y otro en el aire (Marsé, Rabos); ¡Candela, no sabes el efecto que me está haciendo el licor mágico este…! (Alonso Millán, Raya).

17.5k Los grupos adjetivales no ocupan el lugar de los adjetivos en esta pauta. No admiten permutación, en consecuencia, los dos segmentos subrayados en este fragmento: A todos los de mi familia, que los han matado ustedes con las bombas esas tan gordas […] (Arrabal, Arquitecto). Esta pauta se ve condicionada por el hecho independiente de que los grupos adjetivales que contienen cuantificadores de grado tienden a rechazarse como modificadores posnominales en las expresiones definidas, ya que no ejercen apropiadamente la función de complementos restrictivos. Son excepción los cuantificadores superlativos: Solo se veían desde allí las copas {altas ~ más altas ~ *muy altas} de los árboles.

17.5l El orden contrario, «demostrativo–adjetivo calificativo», aparece en los siguientes ejemplos:

Yo también habría imaginado algún motivo, una función para la copa esta misteriosa que ya me está poniendo de los nervios (Belbel, Elsa); Tal vez un poco demasiado blanquito, y los pelos esos rojitos me recuerdan al guacamayo, pero no se puede pedir todo (Alonso, Supremísimo); Yo quería que nos fuéramos de la casa esta vieja y de madera (García Ramis, Días).

A esta misma pauta pertenecen también los fragmentos transcritos a continuación. Contienen oraciones de relativo especificativas y otros modificadores restrictivos similares situados igualmente tras el demostrativo pospuesto:

Lo que sale de mi cocina por culpa de la leña esa barata que usted me compra (Murillo Gómez, Dogma); Podíamos pasar por la pizzería esa nueva que han puesto cerca de la Plaza del Ayuntamiento (Mañas, Kronen); Habían sido sorprendidos por la cámara en el instante aquel indefinible en que una boca rompe a hablar (Trías, Encuentro); Y ahora, de golpe, me sale con la vaina esta increíble de la tijerita, además (Bryce Echenique, Magdalena); Aquí sí que me lo trae de cabeza con el asunto [de] las erres y el estribillo ese dichoso del perro de San Roque (Sánchez Ferlosio, Jarama).

Las subordinadas sustantivas que complementan al nombre se asimilan a este mismo esquema, como en Maximiliano volvió a sentirse atormentado por la idea aquella de que su querida se iba a volver mística (Galdós, Fortunata). Se retomará esta última construcción en los apartados siguientes.

17.5m No existe acuerdo entre los gramáticos sobre la naturaleza categorial del demostrativo pospuesto. No puede considerarse un determinante demostrativo, ya que, como se explicó, son el artículo o el posesivo los que ejercen este papel en la posición inicial del grupo nominal. El demostrativo pospuesto no se asimila tampoco a los adjetivos restrictivos. Desde el punto de vista semántico, se diferencia de ellos en que parece modificar a todo el grupo nominal, en lugar de solo al sustantivo. Desde el sintáctico, resalta especialmente el que no admita sustantivos tácitos. Así pues, frente a la gente de aquí > la Ø de aquí, o las mesas azules > las Ø azules, no se obtiene la gente esta > *la Ø esta. Entienden algunos autores que la relación sintáctica que existe entre el grupo nominal y el demostrativo pospuesto es una relación apositiva especificativa semejante a la que se establece en mi amigo Justo. Como se explica en el § 12.15, a esta expresión parece corresponder la estructura [mi amigo] [Justo], en lugar de [mi] [amigo Justo]. De modo similar, cabe pensar que la segmentación de el muchacho este será [el muchacho] [este], en lugar de [el] [muchacho este]. La primera segmentación lleva a analizar el demostrativo este como pronombre, no como determinante pospuesto. Aunque este análisis se considera bien encaminado, debe explicar el hecho de que los modificadores restrictivos preceden o siguen al demostrativo en contextos diferentes, como se vio en los apartados anteriores. El problema de hacer compatibles estas diversas posiciones sintácticas con la estructura apositiva que se acaba de mencionar no ha recibido todavía una solución enteramente satisfactoria en los estudios de sintaxis.

17.5n Los demostrativos pospuestos son característicos de los grupos nominales definidos, como se ha explicado: el hotel este ~ *un hotel este. Constituyen una excepción aparente las secuencias que se citan a continuación, en las que el demostrativo se pospone a un sustantivo en torno al cual se forma un grupo nominal indefinido o sin determinante. El demostrativo remite a un antecedente situado en el discurso anterior y aparece seguido de uno o varios modificadores:

La noticia fue para él una verdadera contrariedad porque interrumpió las cuentas que su mujer le estaba dando, de las compras de la mañana. Un tiempo este que él no estaba para perder, pensaba con creciente despecho (Nácher, Guanche); Un episodio —este últimocuya ocurrencia parecía muy improbable (Collyer, Habitante); Un punto este importante para la discusión de la intervención de la sociedad en el contenido de las teorías científicas (Sánchez Ron, Ciencia); Se asomaba al balcón mirando en dirección al puerto, al mar, gesto este que hacía por instinto, por pura necesidad de percibir su presencia (García Sánchez, Historia); Caminaban del brazo, Marie Claude exultante, tironeándole más que simplemente colgándose al llevarle de un puesto a otro para comparar calidades y precios, detalle este que parecía tener muy en cuenta (Goytisolo, Estela).

Los modificadores que aquí se mencionan no pertenecen al mismo grupo sintáctico que el demostrativo. En efecto, el ejemplo de Collyer que se cita pone de manifiesto que este último aparece en un inciso aclaratorio que interrumpe el grupo nominal indefinido un episodio cuya ocurrencia parecía muy improbable. Cabe pensar que, aun en ausencia de pausa, el demostrativo este realiza el mismo papel en el texto citado de Nácher o en el de Sánchez Ron, como si se dijera un tiempo, este, que él no estaba para perder. Repárese en que el demostrativo este podría alternar en el texto de Sánchez Ron con este de que hablo. Como se explica en el § 12.15, donde se analizan otros aspectos de esta construcción, las aposiciones explicativas son grupos nominales que pueden presentar cierta complejidad sintáctica, tanto si aparecen en incisos como si constituyen estructuras yuxtapuestas.

17.5ñ No deben confundirse las estructuras anteriores con las estructuras bimembres, frecuentemente exclamativas, del tipo de ¡Qué tiempos aquellos!42.15i, j). En este tipo de ejemplos, el demostrativo tampoco forma parte del grupo nominal inicial, sino que constituye un pronombre independiente dentro de la estructura «predicado + sujeto»:

¡Qué humanidad esta! (Arrabal, Arquitecto); ¡Lindo enemigo ese! (Viñas, Maniobras); ¡Año de horrores este de 1917! (Hernández, R., Secreter); ¡Dichosa edad y tiempo dichoso aquel de los noventayochistas […]! (Jiménez Losantos, España).

Al igual que las oraciones exclamativas a las que se asimilan (¡Buen partido el de ayer!), estas oraciones son atributivas porque contienen un sujeto y un atributo, pero no son copulativas, puesto que carecen de cópula. Poseen, sin embargo, correlatos en ese tipo de oraciones, como Mal camino es ese (Martín Gaite, Fragmentos).

 

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