Sintaxis

25. El verbo (III). El modo

25.5 El modo en las subordinadas sustantivas (III). Otros contextos de alternancia

25.5a Se obtienen alternancias del indicativo y el subjuntivo con los verbos presumir (de) (en el sentido de ‘alardear’), jactarse (de), vanagloriarse (de) y otros semejantes que expresan contenidos afirmados o dados por ciertos, pero también los sentimientos de orgullo o satisfacción que se asocian con ellos. Cuando se enfatiza el primer componente, se construyen con indicativo:

Se volvió a jactar de que nos podía conseguir el carro de un amigo (Bryce Echenique, Martín Romaña); El Gobierno presume de que se están construyendo carreteras (Proceso [Méx.] 20/10/1996); Se vanaglorió de que con máster o sin máster ahora sería traductor estrella (Labarca, Butamalón),

cuando se da mayor relevancia al segundo, lo hacen con el subjuntivo:

El Tíber podía jactarse de que yo hubiera nacido en la proximidad de sus riberas (Mujica Lainez, Bomarzo); Un tiparraco que presume de que se le llame el Mulo, de apodo, es algo que hiere mi sensibilidad (Ayerra, Lucha); Y dice más, vanagloriándose de que él no acudiera al primer desfile: “Yo me libré del primer desfile por haber llegado dos semanas después”(Vázquez Montalbán, Galíndez).

El adjetivo orgulloso induce el subjuntivo en su complemento oracional, como en Ufano de su ascendencia —orgulloso de que su bisabuelo hubiese sido objeto de tan extraordinarios honores— no ponía en duda que en estas islas se hubiesen visto seres sobrenaturales (Carpentier, Concierto); pero se documenta alguna vez con indicativo, acaso porque el complemento del adjetivo se interpreta con valor causal, como en El menor de ellos podía tener quince años y se sentía orgulloso de que ya se había ganado un premio de ópera prima (García Márquez, Noticia).

25.5b Los sujetos y los complementos oracionales de los verbos de afección o de reacción emocional se construyen en subjuntivo, como se señaló en el § 25.3q. Se ha observado, no obstante, que algunos de ellos se usan en ocasiones en indicativo. Lo hacen, en primer lugar, en las variantes de las prótasis condicionales que se asimilan en parte a las subordinadas sustantivas, tal como se explica en los § 47.2b y ss., como en ¿Le molesta si fumo?, que alterna con ¿Le molesta que fume? En segundo lugar, las subordinadas encabezadas por que introducen a veces el indicativo con los verbos mencionados, más frecuentemente en el español americano que en el europeo. Se trata de secuencias como Me alegro de que terminaron ya el trabajo; Me preocupa que lo agarraron a él y otras semejantes. Los ejemplos siguientes ilustran esa pauta en la lengua escrita:

A algunos amigos españoles les sorprenderá que ha hablado de esta forma acerca del alcohol (Vargas, Pasado); Se alegra de que trajo sus cosméticos y artículos de tocador, porque de camino a la casa no vio tiendas (Santiago, Sueño); Me entristece que los luteranos y los musulmanes han celebrado antes que nosotros el nuevo año (Aridjis, Espectáculo); Lamenta que, en muchas ocasiones, la mujer se acostumbra a hacer lo que el hombre le exige (Salvador Hoy 14/11/2000); Le molestaba que, junto a la mención a sus patrocinados por la que batió su cobre, figuraba otra favorable a los bálticos (País [Esp.] 9/7/1997).

25.5c Cabe pensar que la extensión del indicativo a los contextos característicos del subjuntivo que se describe en el apartado precedente se da porque los hablantes ponen el contenido asertivo de tales predicados por encima del emotivo, es decir, del que induce el subjuntivo de forma generalizada con los predicados que se mencionan. Mucho más general es la alternancia modal con el verbo lamentarse (de). Los usos con subjuntivo son más frecuentes en los textos, pero el indicativo se acepta también de manera natural en casi todas las áreas hispanohablantes. Los casos con indicativo son más numerosos en el coloquio que en los textos narrativos o descriptivos, pero se documentan también en estos últimos:

Se lamentaba de que el otro día vino a la casa presidencial el comandante del acorazado (García Márquez, Otoño); Se lamentaba de que sus íntimos como Jermyn y sus poetas Davenant y Endymion Porter se dejaban arrastrar por las frecuentaciones sociales (Otero, L., Temporada); Al igual que otros dirigentes empresariales se lamenta de que el 50 por ciento de las medidas de la ley de presupuestos aún no han sido explicadas con claridad (Vanguardia [Esp.] 9/11/1996).

En algunos de estos casos, el empleo del indicativo deja en suspenso la factividad del predicado (recuérdese el § 25.3z), por tanto la asunción de que se da por cierta la situación de la que se habla, como en Se lamentaba de que ganaba muy poca plata, lo que no era cierto.

25.5d El temor constituye, sin duda, un tipo de emoción. El empleo del subjuntivo en el complemento oracional del verbo temer es, por tanto, enteramente esperable:

El médico teme que se le haya recrudecido la enfermedad (Baroja, Susana); Temo que reconozca mi voz (Pinto, Despertar); Tocó apresuradamente, como el que teme que se le deshaga en las manos lo que cree un sueño (Asturias, Hombres); Temiste que fuera a ser modisto o sastre (López Páez, Herlinda); Temo que sea una broma o incluso una trampa (Piglia, Respiración).

Cuando se construye con indicativo, temer expresa ‘sospecha o recelo’, contenidos que suelen asociarse con las creencias o las percepciones. Es de resaltar que los complementos más frecuentes en estos casos sean las oraciones formadas con futuros o con perífrasis verbales de sentido prospectivo:

Temo que hallaré la muerte fría / envuelta en (bien que dulce) mortal cebo (Quevedo, Heráclito); Temo que ha de llegar a tanto, que me ha de quitar la vida en breve (Cervantes, Extremeño); Palden temía que estaba a punto de pasar por lo que se llamaba “una sesión de tortura programada” (Mundo [Esp.] 15/3/1995); Temía que el soñador se había puesto un disfraz (García Vega, Años); Preferiría que no lo hiciese, pero temo que quiere hacerlo y lo va a hacer (García Sánchez, Alpe d’Huez).

25.5e El empleo del indicativo asciende notablemente con el verbo pronominal temerse, en cuyo complemento se registran los dos modos. Se muestra el indicativo en estos ejemplos:

Me temo que tendré que salir de casa (Alonso González, Flor); Me temo que tiene que ver con algo más que con él y conmigo (Silva, L., Rif); Y entre todos me temo que pueden hacer saltar la bolsa de valores (Vilalta, Mujer); Para hablarle con franqueza, me temo que irá de mal en peor (Vargas Llosa, Fiesta),

y el subjuntivo en estos otros:

Pues yo me temía que no viniera, motivado al frío que hace (Galdós, Misericordia); Por otra parte me temía que volviera a surgir el nombre de Alejandro (Cabrera Infante, Habana); También se temía que Prats publicara sus memorias revelando la traición de los generales (Allende, Paula).

Como en los casos de temer analizados en el apartado anterior, en muchos de los contextos en los que temer y temerse se construyen con indicativo se expresa ‘sospecha’, es decir, una actitud proposicional. Ello permite agrupar este verbo con otros que introducen creencias o estados de cosas correspondientes a contenidos asertivos. Cuando se emplean con subjuntivo, predomina en temer y temerse la noción de ‘temor’, es decir, la manifestación de una emoción o una reacción emotiva.

25.5f No es del todo obvio que a las diferencias que se presentan en los apartados precedentes de esta sección y de la anterior, puestas objetivamente de manifiesto en la sintaxis, hayan de corresponder acepciones distintas de esas voces en los diccionarios, pero es oportuno hacer notar que así sucede en algunos casos. El verbo temer posee en el DRAE una acepción en la que se considera sinónimo de sospechar o creer, y otra distinta en la que significa ‘tener a alguien o algo por objeto de temor’. También proporcionan ejemplos de esta situación los verbos confiar (en) y soñar (con). La alternancia modal con soñar se explicó en el § 25.4o. El DRAE le asigna un significado como verbo de representación, acepción que corresponde al indicativo, y otro distinto como verbo de voluntad (‘anhelar persistentemente algo’), acepción que corresponde al subjuntivo. El verbo confiar (en) se construye asimismo con los dos modos, si bien predomina el subjuntivo en los textos. Se ilustran ambos a continuación:

Palacio ha confiado en que haya un movimiento desde dentro del régimen iraquí que ponga fin a la solución (País [Esp.] 17/3/2003); “Va a ser difícil, pero confiamos en que pronto se reactive la liga”, expresó (Nación [C. Rica] 19/2/2004); No sé en cuántos años más, pero confío en que es posible conseguir esos votos tarde o temprano (Caras 9/1/1998).

El DRAE define confianza en su primera acepción como una forma de esperanza, mientras que en la segunda interpreta esta noción como una forma de seguridad. La primera interpretación parece corresponder, en efecto, a las condiciones que facilitan el uso del subjuntivo, mientras que la segunda corresponde a las que inducen el indicativo.

25.5g Otros gramáticos entienden que la alternancia «futuro de indicativo–presente de subjuntivo» en el caso de confiar (en) está en función del grado de seguridad, de vehemencia o de implicación que el hablante pone de manifiesto con respecto a la situación que se describe (mayor en el indicativo que en el subjuntivo). Este factor se ha señalado algunas veces como el más relevante para explicar la misma alternancia en los complementos del verbo esperar, que se construye con subjuntivo, como en Espero que vuelva (Martín Gaite, Visillos) o en […] esperando que las trincheras se cerrasen como cicatrices (Fuentes, Laura Díaz), pero también con el futuro de indicativo, como en estos otros ejemplos:

Yo espero que seréis tal gobernador como vuestro juicio promete (Cervantes, Quijote II); Espero que obedecerá usted a su padre, evitando el roce de una familia del pueblo (Ayguals, Bruja); Cuando entre en vigor, yo espero que dará buenos resultados (Época [Esp.] 16/6/1997).

Otras veces, el futuro que sigue a esperar designa una situación no prospectiva, ya que puede equivaler a un futuro de conjetura, y por tanto a un presente de incertidumbre (§ 23.14h y ss.), como en Espero que habrá podido recuperar el tiempo perdido y que me habrá perdonado (Ocampo, V., Testimonios). Cabe pensar que interviene en estas alternancias modales una traslación semántica desde una actitud proposicional (la afirmación de lo que se cree o se presenta como cierto, aunque sea en el futuro) hasta la valoración o la estimación de lo que se afirma, especialmente si se tiene en cuenta que la esperanza es una noción intencional.

25.5h Algunos autores han defendido que las alternancias modales con esperar revelarían en español los dos sentidos que corresponden en francés al par attendre y espérer, o en inglés a wait y hope. No obstante, esta explicación —que vincula el indicativo a la noción de ‘espera’ y el subjuntivo a la de ‘esperanza’— implicaría que el primer uso se ha de asociar con la permanencia en un lugar o en una situación, condición que no se da necesariamente en los textos mencionados. Así, por ejemplo, esperar (a), que indica ‘espera’, se construye con subjuntivo: Esperen a que terminemos. Por otro lado, aunque «esperar + subjuntivo» suele corresponder a espérer o hope, son frecuentes los casos en los que tiene el sentido de attendre o wait:

Disfrute un café mientras espera que llegue el siguiente (Hoy Digital 7/4/2003); Natalia se levanta sin hablar. Va a la ducha, la abre y deja correr el agua. Cuando está caliente pone el tapón y espera que la tina se llene (Gamboa, Páginas).

A la vez, «esperar + indicativo», que solo suele emplearse con futuro, denota normalmente ‘esperanza’, como en Espero que sabrás apreciarlo (Vilalta, Piso).

25.5i Los verbos reprochar, quejarse, echar en cara, censurar y otros semejantes se parecen a los examinados en los apartados precedentes en que dan lugar a alternancias que pueden analizarse haciendo referencia a la estructura informativa de la oración, o bien a las relaciones entre las clases semánticas de los predicados. Estos verbos admiten, en efecto, los dos modos en la subordinada sustantiva de su complemento. Puede entenderse que con indicativo presentan como nuevo el contenido del reproche, la crítica o la queja, que así forman parte de lo que el enunciado afirma:

Me reprocha que no siente placer (Rossi, María); Se quejaban de que no había nada de comer (Cabada, Agua); No quiero que después me echen en cara que soy una villana y que por mi culpa llegamos tarde (González, E., Dios); Censuró que los dirigentes de los partidos políticos en sus declaraciones oficiales dan la tregua (Dedom 30/10/1996).

Como sucedía en los contextos analizados en el § 25.4i, usados con subjuntivo, esos mismos verbos presentan de manera implícita como consabida la información que expresa su complemento, aun cuando puede no haberse hecho expresa en el discurso precedente. Así pues, en los ejemplos de este grupo, construidos con subjuntivo temático (recuérdese el § 25.3r), no se informa propiamente de los contenidos que son reprochados o censurados, sino de la existencia misma de esas formas de evaluación negativa:

Le reprochó que no estuviera a la altura de las circunstancias (Sánchez-Ostiz, Infierno); Y ahora se quejan de que el Gobierno dicte medidas de seguridad (Salisachs, Gangrena); Volvieron a discutir y Cecilia le echó en cara que hubiese votado por los derechistas (Chavarría, Pica); Se le censuró que explicara en clase de retórica a todos los autores clásicos o que mostrara sus fallas (Osorio, Eco).

25.5j Junto a la interpretación que se acaba de ofrecer, basada en el peso de las funciones informativas, cabe señalar que las quejas y los reproches pueden concebirse como expresiones de malestar, por tanto como declaraciones de que existe cierto estado de cosas negativo. A la vez, pueden interpretarse como manifestaciones de sensaciones o de sentimientos. Como se ve, cada una de estas descripciones favorece las condiciones semánticas de cada uno de los dos modos. Es plausible que la aproximación de base funcional y la aproximación de base semántica o léxica no sean incompatibles, ya que la primera puede concebirse como el resultado natural en la sintaxis de las alteraciones o modulaciones del significado que caracterizan a la segunda. La solución lexicográfica de estas alternancias se torna difícil cuando el diccionario no puede asignar dos significados distintos a las voces que se consideran en función del modo elegido. Así, el adjetivo falso introduce subordinadas en subjuntivo, como se explicó en el § 25.3v, pero allí mismo se hizo notar que acepta también las construidas en indicativo, como en Es falso que hay un nuevo gobierno de soviets (Candelaria, Días). En estos casos y otros similares, el hablante antepone el contenido asertivo de la subordinada a su interpretación como información enjuiciada o valorada, con lo que se obtienen alternancias similares a las analizadas en los apartados precedentes. El efecto de la negación sobre la elección del modo se estudiará en el § 25.7. En los restantes apartados de esta sección se tienen en cuenta factores léxicos, históricos y geográficos diferentes de los mencionados anteriormente.

25.5k Como la mayor parte de los verbos de actitud proposicional (§ 15.10g), el verbo creer se construye con indicativo (Creemos que está informado), fuera —claro está— de los contextos modales a los que se ha hecho referencia antes y que se examinarán en el § 25.7. No obstante, el empleo de creer con subjuntivo sin negación ni interrogación tiene antecedentes en latín, ha permanecido en italiano (Credo che sia una buona idea) y se documenta en el español medieval y en el clásico:

En çibdad de Galilea, / Nazarec creo que sea, / oviste mensajería / del ángel que a ti vino (Arcipreste Hita, Buen Amor); Creyó que los diablos oviessen hecho aquello (Bernal, Floriseo); No sé qué me diga, creo que fuera milagro (Alemán, Guzmán I); Mas, con todo, creo que fuera mejor dar cuenta desto a Anselmo (Cervantes, Quijote I).

Este uso se atestigua asimismo en textos del siglo xviii y posteriores, tanto españoles como americanos:

Los caballos […] nos atropellan, haciéndome dar tan recio golpe en el eje delantero, que creí que me hubiese descoyuntado (Montengón, Eusebio); Muchos creen que sea obra de los pólipos (Moya, Filipinas); Subí corriendo, creyendo que fuera para alguna diligencia judicial (Fernández Lizardi, Periquillo); Creí que fuera el grito de algún pájaro extraño (Güiraldes, Xaimaca); Aún medio dormida, creí que fuera el gaditano que intentaba volver a sus andadas (Mutis, Maqroll); V. cree que yo haga un uso indiscreto de esta aventura de mi vida, y eso, en verdad, honra poco a su perspicacia (Selgas, Rostro).

25.5l El verbo parecer37.10) se construye con ambos modos. Se usa con indicativo como verbo asertivo, es decir, para hacer notar que algo tiene visos de ser cierto, como en Parece que va a llover o en estos otros ejemplos:

Cuando llegamos a la embajada parecía que nos esperaban (Cifuentes, Esmeralda); Parece que el domingo hay un partidazo (López, W., Vine); El perro vagabundo le vio caminar con el paso firme del que parece que sabe dónde quiere ir (Díez, Oscurecer).

Con este mismo modo y con complemento indirecto, parecer introduce una opinión o un punto de vista:

Nos parecía que la historia del edificio venía de muy lejos (Azuela, A., Casa); Me parece que ese trabajo no era lo más adecuado para mí (García Morales, Lógica); Nos pareció que había pasado algo malo (García Ramis, Días).

25.5m El verbo parecer induce exclusivamente el indicativo en la lengua actual en los contextos afirmativos y construidos con complemento indirecto: Me parece que Luisa {es ~ *sea} inteligente. Esta restricción es del todo esperable, ya que en esas oraciones se presentan opiniones, es decir, estados de cosas que se tienen por ciertos. No representan una excepción construcciones como Me parece muy bien que venga, ya que en esta oración es el predicado complejo parecer bien (y, en concreto, el adverbio predicativo que contiene) el inductor del modo subjuntivo en la subordinada sustantiva (recuérdese el § 25.3w). En el español antiguo se encuentran algunas excepciones con parecer y subordinada en subjuntivo, pero en casi todas ellas aparece un auxiliar modal (poder, deber, etc.), lo que da lugar a los efectos que se mencionaron en los § 25.2b, d:

Se ha venido a vivir una vida más áspera de lo que a mí me parece que puedan llevar sus pocos años (Cervantes, Galatea); De ésas me paresce a mí que debiera ser esa vaca (Fernández Oviedo, Indias).

25.5n Se ha observado que, usado sin complemento indirecto y con subjuntivo, el verbo parecer muestra una fuerte tendencia a inducir la interpretación contrafáctica (§ 47.8h), de forma que Parece que {sea ~ fuera} de día implica ‘No es de día’. Se obtienen inferencias similares en los siguientes textos:

¡Parece que tuviera en mis armarios / Preso al verano! (Ibarbourou, Raíz); Parece que hayan pasado los comanches —dijo Natalia (Goytisolo, Diario); Parece que me haya negado usted una limosna —dijo (Marías, J., Mortal); Parecía que estuviéramos en otoño y que caminara por encima de las hojas (Alba, V., Pájaro); Al fondo, una escalera que parece que subiera al infinito […] (Caballero, N., Bisagras); Usted parece que tuviera pirañas en la cartera, señora (Skármeta, Cartero); Parece que hayamos caído en otro planeta (Blasco Ibáñez, Jinetes).

La implicación que se menciona no es imposible con indicativo, como en Parece que estamos en verano, pero se considera mucho más débil. A su vez, se documentan algunos casos en los que el subjuntivo no da lugar de manera tan clara a esa inferencia, en especial en oraciones construidas con las formas hubiera o hubiese cantado. Así, de Parecía que hubiese leído mi pensamiento (Salisachs, Gangrena) no se infiere necesariamente ‘No había leído mi pensamiento’. Pueden verse los § 24.2q-x sobre otros aspectos de la inferencia contrafáctica con el pluscuamperfecto de subjuntivo.

25.5ñ El modo en las interrogativas indirectas43.7 y 43.8) está unas veces inducido por un determinado predicado, pero sujeto otras a cierta variación, sea histórica, geográfica o simplemente contextual. Así, el subjuntivo no suele alternar con el indicativo en los contextos en los que se expresa dependencia o independencia, como en Eso depende de qué día fijemos o en Indistintamente de cuál sea el candidato que obtenga la plaza [...] (País [Esp.] 2/2/1999). Tampoco lo hace en […] según quién sea el nuevo ministro (País [Ur.] 4/3/2001), si bien el modo está aquí inducido por la conjunción subordinante según.

25.5o La variación es mayor en otros casos. Por ejemplo, en las interrogativas indirectas que complementan al verbo saber, el subjuntivo era común en el español antiguo: Si en su yra yaçes, non quí te defienda (Apolonio), lo que se extendía a otros verbos de posesión o adquisición de conocimiento: Infórmate de quién sea (Calderón, Hija). Este uso del subjuntivo es, en la actualidad, más frecuente en el español americano que en el europeo, aunque con ciertas restricciones. Así, la oración No sé si te guste esta comida es hoy normal en el español de México, Centroamérica, Chile y las áreas caribeña y andina. Se diría, en cambio, No sé si te {gusta ~ gustará} esta comida en los países del Río de la Plata y en España. Pero el indicativo es también posible en los países del primer grupo si el hablante supone que su interlocutor ya conoce la comida de la que se habla. En cambio, el subjuntivo no suele admitirse en los del segundo grupo, aun cuando se considere muy improbable que se dé la situación a la que se hace referencia.

25.5p Si bien se documentan interrogativas indirectas con subjuntivo en la lengua escrita de casi todos los países (casi siempre en contextos negativos), son mucho más frecuentes en las áreas que se han mencionado. He aquí algunos ejemplos:

No cuándo sea el momento adecuado (Proceso [Méx.] 10/11/1996); No si sea importante, pero es el tipo de cosas de las que me encanta enterarme (Contreras, G., Nadador); No si sepas: Cipriano tiene poco dinero (López Páez, Herlinda); No si deba contarte todo lo que sé (Aguilar Camín, Error).

En otras variedades del español (entre ellas, la europea y la rioplatense) se prefiere el futuro o el presente de indicativo en estos contextos: No sé cuándo será el momento oportuno; No sé si lo sabes (o lo sabrás), etc.

25.5q Se observa un marcado decrecimiento de la frecuencia de estas construcciones en el español europeo, aunque se atestiguan esporádicamente en la lengua de los dos últimos siglos:

—¡Ah! ¿No sabéis aún quién sea? (Larra, Doncel); Yo no muy bien qué sea materia ni qué sea espíritu; pero me parece que lo característico de la vida es la aparición súbita de especies nuevas (Ortega Gasset, Artículos).

La opción con el verbo auxiliar poder en subjuntivo es más común, pero menos frecuente que en el español americano:

Y quisiera saber quién pueda ser el lejano cronista que le cifre los mensajes (Rojo, Hotel); Y por eso no si pueda aún existir para ti la posibilidad de un regreso (Mutis, Maqroll); Yo ya no si pueda vivir sin ti, Carlos (Parra, Obscenidad).

25.5r La presencia del subjuntivo en la interrogación indirecta está también sujeta a variación según las clases semánticas de predicados. Así, el subjuntivo es muy raro en la lengua contemporánea con el verbo preguntar: Le preguntaron si lo {sabía ~ *supiera}, pero era frecuente en la medieval:

Estonce miro el golpe que hiziera Galaz en el escudo y en el cauallo de Boores, e pregunto quien lo fiziera (Demanda); Le preguntó qué mal fuesse el suyo porque assí llorava (Ortúñez, Espejo).

En cambio, en los contextos que expresan indiferencia se mantiene actualmente la vitalidad que caracterizó a esta construcción en la lengua antigua:

Más allá de quién tenga la razón, lo cierto es que los únicos perjudicados han sido Nelson Mandela y todos los niños africanos (Semana 9/10/2000); “¡Para lo que me importa ya cuál haya de ser mi destino!”, dijo Esteban (Carpentier, Siglo); No importa cuál sea su posición respecto al sexo entre los adolescentes (Tiempo [Col.] 11/11/1996); A mí no me interesa a quién tenga que enfrentar (Clarín 15/1/1997).

Como en las pautas examinadas en los apartados anteriores, el subjuntivo alterna a menudo en estas construcciones con «poder + infinitivo»: quién tenga ~ quién puede (o pueda) tener. El indicativo es posible asimismo en todas ellas, con la consiguiente pérdida del sentido hipotético o virtual que el subjuntivo aporta en esos contextos.

Información adicional

En relación con este capítulo, la siguiente entrada del Glosario de términos gramaticales podría ser de su interés:
verbo psicológico

 

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