Sintaxis

20. Los cuantificadores (II). Cuantificadores indefinidos. El concepto de ámbito

20.8 Cuantificadores evaluativos (IV). Su interpretación semántica

20.8a El significado de los cuantificadores evaluativos puede estudiarse desde varios puntos de vista. Atendiendo a su posición escalar, puede entenderse que los cuantificadores evaluativos están ordenados en una jerarquía: (un) poco > bastante > mucho > demasiado. El lugar de harto en esta jerarquía es impreciso (§ 19.2n y 20.7a), ya que unas veces está más cerca de mucho y otras de demasiado. En cambio, un tanto y un tanto cuanto oscilan entre el significado de un poco y el de bastante.

20.8b Se ha observado que mucho tiende a ocupar el lugar de demasiado en ciertos contextos, como en Como era muy caro, no lo compré; Son muchos estudiantes para un aula tan pequeña. En el español conversacional de muchos países americanos sucede también lo contrario, ya que en esas variedades se usan oraciones como La quiero demasiado con el sentido de ‘la quiero muchísimo’, es decir, sin que se haga presente la noción de ‘exceso’. En algunos países (entre ellos el Perú y Puerto Rico), este significado se asocia especialmente con el habla de los jóvenes. Forma parte del español general, por el contrario, la relativa neutralización que se da entre bastante y mucho en un buen número de contextos. Aun así, se ha observado que el acercamiento de bastante al significado de mucho es algo mayor en el español americano que en el europeo:

La ciudad es bastante ruidosa, sucia y fea (Gánem, Caminitos); En ese tiempo yo me encontraba en el norte del Tolima ya en una situación bastante favorable, después de año y medio en que habíamos logrado dar de baja a casi todos los bandoleros (Alape, Paz); La pepa de zamuro es la semilla de un árbol frondoso, crece en el monte y resulta bastante difícil de hallar (Piquet, Cultura); Yo estaba bastante escéptico cuando comenzó el estudio (Nuevo Herald 17/2/1997).

20.8c Si se aborda el análisis de los cuantificadores desde un punto de vista nocional, importará determinar la naturaleza semántica de lo que se cuantifica. En el § 20.6 se vio que los límites entre los usos pronominales y los adverbiales son a veces escurridizos, de lo que se deduce que también lo son las nociones que se cuantifican en uno y otro caso. De hecho, la interpretación de los cuantificadores pronominales evaluativos en los contextos no anafóricos se obtiene con diversos recursos, unos léxicos y otros más propiamente pragmáticos. Ilustran el primer tipo de recursos los casos en los que el verbo restringe semánticamente su complemento directo, como en En tres horas no he recorrido demasiado, donde se habla de cierto espacio lineal, o en un famoso arquitecto que ha construido muy poco últimamente, donde se alude a edificaciones. Corresponden, en cambio, al segundo tipo las situaciones en las que la información de la que se trata se obtiene del entorno discursivo. Si se considera el significado de mucho en A raíz del referéndum de 1980 se inició un proceso en el que todas las grandes empresas se van a Toronto, y Montreal ha perdido mucho (Vanguardia [Esp.] 30/7/1995), se comprobará que es el contexto precedente el que sugiere aquí ‘desarrollo’, ‘actividad empresarial’, ‘inversiones’ u otros significados análogos, aun cuando ninguna de estas expresiones se mencionan en el texto. En A mí me han dado mucho, el éxito de la serie es un regalo maravilloso (Razón [Esp.] 19/12/2003) —pronunciado por un actor en una entrevista— se connota, en cambio, ‘experiencia’, ‘satisfacción’ u otras formas semejantes de enriquecimiento personal. Se obtienen conclusiones similares en otros muchos casos. Los cuantificadores evaluativos adverbiales adquieren muy diversos valores: frecuencia (Viene poco por aquí), intensidad (Se esfuerza mucho), tiempo (Aquello duraba demasiado, con adverbio argumental) y otros similares que se analizan en el § 30.4.

20.8d Si se atiende a la orientación de los cuantificadores, cabe hacer otro tipo de consideraciones. Se ha observado repetidamente que el cuantificador poco se caracteriza por su peculiar orientación negativa, ya que presenta la cantidad evaluada como insuficiente, deficitaria o, en general, inferior a la esperable de acuerdo con alguna norma o alguna expectativa: Trajo poca comida; Obtuvo pocos puntos; Te esforzaste poco. En este sentido, poco se opone a demasiado, ya que este último cuantificador introduce la valoración contraria, en cuanto que denota exceso: demasiada comida, demasiado esfuerzo, etc. En cambio, las combinaciones del cuantificador poco y el artículo indefinido (un poco, unos pocos, unas pocas) expresan cantidades pequeñas (unas pocas monedas) o grados mínimos de alguna propiedad (un poco mareado). El cuantificador poco expresa, pues, insuficiencia, noción que es relativamente independiente de la de cantidad (Había poca comida en el frigorífico), mientras que un poco indica cantidad pequeña (Había un poco de comida en el frigorífico) o expresa el grado también bajo de una propiedad (La tela es un poco áspera), de un cómputo temporal (He dormido un poco) o de otra magnitud (Ha trabajado un poco: § 30.4). La locución adverbial un poco es solo indirectamente cuantificativa cuando se usa en el sentido de ‘en cierta forma’, como en Cada cual es un poco la historia de las habitaciones que lo han cobijado (Landero, Juegos). No obstante, no pierde del todo en estos contextos su vínculo con los usos anteriores, ya que atenúa en ellos la fuerza de la aserción.

20.8e Los adjetivos a los que modifica poco suelen expresar cualidades positivas o tenidas por tales: una medida poco oportuna; Es poco simpático; La situación era poco atractiva; Es muy poco hábil (Morón, Gallo). Ello facilita de manera notable la creación de usos eufemísticos (Es un muchacho poco inteligente), como se hace notar en el § 48.6i. Por el contrario, los adjetivos a los que modifica un poco, al igual que algo, suelen expresar los significados opuestos, como en Resulta un poco raro; Me tiene ya un poco harta; Parecía un poco torpe, o en Sería un poco absurdo creer que el paso del tiempo no nos afecta (Benedetti, Porvenir). Con los adverbios se obtienen efectos similares: poco convincentemente, poco democráticamente, frente a un poco atolondradamente. Los cuantificadores poco y un poco suelen orientar en las direcciones apuntadas los adjetivos y adverbios que no expresan léxicamente una valoración positiva o negativa. Así, poco deprisa, poco lejos, poco independiente o poco azul expresan insuficiencia respecto de ciertas expectativas del hablante. Por el contrario, en un poco deprisa, un poco lejos, un poco independiente y un poco azul se valoran negativamente las maneras, los estados o las propiedades de las que se habla. En efecto, decir de alguien que es poco independiente es dar a entender que debería serlo más; pero si se dice de esa persona que es un poco independiente, se sugerirá que no debiera serlo. Se matizan, no obstante, estas conclusiones en los apartados que siguen.

20.8f Las distinciones introducidas en el apartado anterior deben relativizarse en ciertos contextos. Cuando modifica a predicados verbales, el adverbio poco mantiene el significado que se ha explicado. En cambio, con un poco se pierde en parte el efecto de sentido descrito. Así, si bien se siente como anómala la oración Leonor es un poco simpática —en cuanto que orienta negativamente la cualidad de la simpatía, contra lo que dicta el sentido común—, no se valora de modo negativo ninguna acción en estudiar un poco o descansar un poco. Esta propiedad se extiende a algunos participios:

La ventana estaba un poco abierta (Edwards, Patio); Al frente, en un sillón un poco alejado […] (Donoso, Novelitas); Su compañero, Benigno Sampués, permanece un poco apartado (Navajas, Agonía).

20.8g Si bien se observa cierta contradicción, como se ha visto, en los contextos en los que un poco incide sobre adjetivos que expresan cualidades positivas, no siempre se orientan en sentido contrario las expresiones en las que modifica a adjetivos que denotan conceptos no valorativos: Ella me observó, mordaz, con sus ojos un poco almendrados, y desapareció (Mujica Lainez, Ídolos), por lo que cabe pensar que las expectativas del hablante tienen acaso mayor peso en estos efectos que la valoración positiva o negativa que se asocie con determinados predicados. A ello se añade que los cuantificadores comparativos que expresan desigualdad alteran la orientación de estas oposiciones. Contrasta, pues, la relativa extrañeza de combinaciones como un poco seguros o un poco inteligente con la naturalidad de un poco menos seguros o un poco más inteligente. El interés lingüístico de este tipo de contrastes radica en que ponen en juego ciertas informaciones que aporta el diccionario (por lo que no son ajenas a la lexicología); a la vez, los resultados tienen relevancia para la sintaxis de los cuantificadores así como para la gramática del discurso, puesto que están en función de la orientación argumentativa que el hablante quiera dar al enunciado.

20.8h La orientación negativa del cuantificador poco tiene un correlato patente en el hecho de que poco —y sus variantes de género y número— puede actuar como inductor negativo48.6i) y, por tanto, legitimar la presencia de expresiones sintácticas que suelen requerir una negación, como las subrayadas en Pocas personas están dispuestas a mover un dedo para ayudarla y otras similares que se analizan en los § 48.6i, j. Como se ha explicado, los cuantificadores un poco y unos pocos se diferencian de poco(s) en que presentan una orientación positiva (Nos dio unos pocos dátiles; Te esforzaste un poco), por lo que no legitiman la presencia de términos de polaridad negativa: *Unos pocos están dispuestos a mover un dedo para ayudarla.

20.8i En el español coloquial de muchos países hispanohablantes se utiliza a veces un poco en el sentido de ‘mucho’ o de ‘bastante’ en expresiones eufemísticas, como Es un poco tonto o Está un poco borracho. El diminutivo poquito (Es un poquito burra) acentúa la ponderación de la cualidad negativa que se predica. En el habla coloquial de Colombia y Venezuela se admite el uso de un poco para expresar una cantidad superior a la normal: En el concierto había un poco de gente (es decir, ‘mucha gente’); Tengo un poco de trabajo esta semana (es decir, ‘mucho trabajo’). Se emplean además en el habla coloquial de los países del Caribe continental las variantes un pocotón —también usada en el Perú—, un poconón y un poconotón, como en De arranque le echó un pocotón de polvo de ají en los ojos (Vargas Llosa, Tía), es decir ‘una porción grande de polvo’. En el español hablado en Chile, las Antillas y en el de algunos países centroamericanos (Costa Rica, entre otros) se dice un buen poco en el sentido de mucho, como en Todos sabemos que falta un buen poco para eso o en estos otros ejemplos:

Remedio: Darle efectivamente el espacio que pide y un buen poco más: así volverá solo y mucho menos necesitado de aire (Hoy [Chile] 12/5/1997); Ellos se sirvieron un buen poco, unas buenas presitas tenía la ollita (Vélez, Cuentecito).

La expresión se considera arcaica en España, y aparece raramente en los textos:

Pudieron la muy bella forastera y la farmacéutica gentil (claro es que no la pobre Pura) llegar a casa de las Rivas, alzándose las faldas un buen poco (Trigo, Jarrapellejos); Mas apenas había salido a la calle, cuando su pasante, que tenía un buen poco de ingenuo, le dijo […] (Alvarado, Cartas I).

20.8j En el § 20.5a se vio que algunos cuantificadores evaluativos dan lugar a dos lecturas, según sea la estimación que realizan relativa a una norma o a un propósito. En la segunda interpretación, el cuantificador bastante admite un complemento final, como en bastantes piedras para levantar un muro. El verbo bastar y el adjetivo suficiente seleccionan como argumentos (§ 46.4l) este mismo tipo de complementos. Todavía se emplea en la lengua literaria el adjetivo bastante con el sentido del antiguo participio de presente del verbo bastar, generalmente en posición posnominal. Aun así, son más frecuentes los usos antiguos de esta construcción que los modernos:

[…] y por otras cosas que tomó por causas bastantes (Medina, Lima); Ese maldito hipócrita tiene alma bastante para cometer semejante infamia (Espronceda, Sancho Saldaña); Si él se sintiera con fuerzas bastantes, sería de ellos (Blasco Ibáñez, Arroz); Sentía en sí fe y aliento bastante para derrocar los muros al son de las trompetas (Menéndez Pelayo, Heterodoxos); Se comprende perfectamente que la filosofía, en su primer estadio, no poseyese agilidad bastante (Ortega Gasset, Historia).

Interpretado sin este vínculo final, el cuantificador bastante expresa una medida estimable de cualquier magnitud, como en La novela me gustó bastante. En el § 20.5c se hizo notar que fuera de contexto muchas oraciones pueden ser ambiguas entre una y otra interpretación.

20.8k El sentido final del cuantificador bastante está estrechamente relacionado con su origen participial. Cuando se dice en el español actual Entra bastante aire, se expresa, en esa interpretación, que el aire que entra es suficiente en relación con algún fin (la combustión de algo, la respiración, la oxigenación, etc.) que el hablante y el oyente han de conocer para dar sentido completo a la oración (evaluación relativa a una finalidad). En la otra interpretación de esta secuencia se dice únicamente que la cantidad de aire que entra es considerable o mayor que la esperada (evaluación relativa a una norma). Esta última interpretación es la que prevalece en Hoy hace bastante frío. Por el contrario, prevalece la primera en la oración Ya es bastante, dicha al camarero que nos sirve el café, puesto que con esa expresión (en la que bastante alterna con suficiente) le comunicamos que la cantidad de café que nos ha servido es suficiente para satisfacer nuestro gusto o nuestra necesidad. Como se vio en el § 20.3e, la presencia del adverbio ya favorece esta segunda interpretación. También lo hace el artículo determinado (recuérdese el ejemplo las bastantes veces, mencionado en el § 19.6b). La expresión adverbial lo bastante, que puede a su vez modificar a grupos adjetivales y adverbiales, da lugar a este mismo sentido, como muestran los siguientes ejemplos:

Era lo bastante elocuente para que uno se sintiera culpable de un delito sin nombre (Solarte, Ahogado); Yo ya había calado lo bastante a Doazan, para saber que dos fuerzas opuestas tiraban entonces de él (Mujica Lainez, Escarabajo); […] un grupo lo bastante amplio y bien situado como para encuadrar al resto (Sampedro, Mongoles); Le preguntó en voz no lo bastante baja cuánto ganaba el ingeniero (Monteforte, Desencontrados); Menos mal que Oralia lo vio a tiempo. Afligida por no encontrarse lo bastante cerca, no se le ocurrió más que hacer un fuerte “crrrr” para atemorizarlo y detenerlo (Hayen, Calle).

Cuando el complemento con para no se expresa en estos casos, se deduce del contexto previo o de la situación, como en Él no era lo bastante fuerte o en Nos arriesgábamos a un castigo pueril o a una reprimenda si no cantábamos lo bastante alto los nombres y los títulos del escalafón (Muñoz Molina, Ardor). La preposición con, también seleccionada por el adjetivo suficiente, favorece esta misma interpretación: Ya fue bastante con que yo te diera la idea sin saberlo (Cortázar, Modelo).

20.8l Alternan con la construcción descrita en el apartado anterior y presentan su mismo significado el adverbio suficientemente y la expresión verbal lo suficientemente:

En vez de esposas, tenía en las muñecas una cuerda, lo suficientemente larga para que pudiese rascarse o comer (Vargas Llosa, Tía); Nunca parecía suficientemente conforme (Viñas, Hombres); Sebastián conocía lo suficiente al panameño para captar a simple vista que tenía pleno conocimiento de los motivos de su preocupación (Vázquez-Figueroa, Piratas).

20.8m En el español hablado en buena parte de las áreas rioplatense, centroamericana y caribeña, se usa «lo suficiente + grupo adjetival o adverbial», además de «lo suficientemente + grupo adjetival o adverbial»:

Cuando ella pasaba con el limpión, todavía Natanael era lo suficiente humano como para mirarla (García Márquez, Obra periodística); […] como se puede deducir de informes equívocos y reticentes de espeleólogos y buscadores de tesoros; lo suficiente claros, sin embargo, para quienes conocen las amenazas que pesan sobre los que intentan violar el gran secreto (Sábato, Héroes); Su voz no era lo suficiente fuerte para dar un auxilio que penetrara ese cielo azul y llegara a los oídos de algún dios (Quesada, Banana); Estos imbéciles… y yo se lo digo porque tengo experiencia… bien engañados…, lo suficiente recalentados, son capaces de ejecutar actos que le pondrían a usted la piel de gallina (Arlt, Locos); Recientemente, los niños arrastran sus pies hacia el pasillo. Espera a que estén lo suficientemente lejos de su puerta para que no la puedan oír, entonces cierra su puerta y corre hacia el teléfono. —¿Correa? (Santiago, Sueño); Mi pueblo está situado en un rincón perdido de la provincia de Badajoz, a no mucha distancia de las Vegas Altas del Guadiana, pero lo suficiente lejos para no haberse beneficiado de sus planes de regadíos (Chamizo, Paredes).

No existe un análisis sintáctico de estas secuencias unánimemente aceptado. Cabe considerar que su segmentación sea diferente según estén formadas por adjetivos o por adverbios: [lo suficiente] [buenos] en el primer caso, frente a [lo] [suficientemente buenos] en el segundo. De hecho, resultaría normal concluir un período con la expresión … pero no lo suficiente, pero no lo sería con la variante *… pero no lo suficientemente, donde se rechaza la presencia de lo.

20.8n Las dos interpretaciones de los cuantificadores evaluativos a las que se ha hecho referencia se extienden a otros, como se señaló en el § 20.5a, pero especialmente a mucho y a demasiado. Contrastan, pues, Hace mucho frío y Trabajas demasiado (evaluación relativa a una norma) con Hace mucho frío para salir a dar un paseo y Eres demasiado joven para manejar un auto (evaluación relativa a una finalidad). Las construcciones finales introducidas por demasiado se analizan en el § 46.4i. El complemento preposicional de este cuantificador puede adquirir también una interpretación que suele considerarse concesiva, pero que podría entenderse como una variante de la estimación relativa a una norma. No se expresa, en efecto, finalidad en Me estoy poniendo profundo, tal vez demasiado para ser un picapleitos que trabaja en un banco (Hidalgo, Azucena), donde se dice que el exceso del que se habla lo es teniendo en cuenta (o tomando como norma) la situación actual de cierta persona. Sobre estas construcciones véanse los § 45.14v y 47.14o.

20.8ñ Se han estudiado con cierto detalle en los últimos años las variantes que presenta la interpretación de los cuantificadores evaluativos que se ha denominado relativa a una norma y, en particular, el hecho de que afecte a la comparación implícita de dos magnitudes. En efecto, es frecuente que la evaluación se efectúe al considerar una proporción establecida entre la cantidad o el número de elementos que cumple con todas las propiedades expresadas en el enunciado, y otra cantidad u otro número que cumple solo con una parte de ellas. Cuando se dice En este barrio hay pocas tiendas, se compara implícitamente el número de tiendas existentes en el barrio con el número de tiendas de otros barrios de características similares, o bien con el número de ellas que se considera adecuado o suficiente. Sin embargo, si se dice Pocas tiendas de este barrio están abiertas a mediodía, no se procede de igual manera. En este caso se entiende que la proporción entre el número de tiendas del barrio que están abiertas a mediodía y el número total de tiendas con las que cuenta el barrio es inferior a la que se considera normal. Así pues, en el primer ejemplo se compara una magnitud expresa (el número de tiendas de un barrio) con alguna otra externa que queda implícita, pero en el segundo se evalúa la proporción que corresponde a dos magnitudes que se obtienen de la información presentada explícitamente.

20.8o En los estudios sobre el significado de los cuantificadores evaluativos suele llamarse base de la proporción la noción respecto de la cual se establece la comparación implícita que estos cuantificadores llevan a cabo. Para determinarla suele ser fundamental tener en cuenta la estructura informativa que posea el enunciado (§ 40.1), pero en ciertos casos intervienen, como se verá, factores discursivos externos a ella. En efecto, las dos oraciones que siguen solo se diferencian mínimamente en el orden de las palabras, pero la interpretación semántica del grupo nominal muchos ingleses no es la misma en ellas, y tampoco se reduce meramente al concepto de ‘énfasis’:

En la década de los ochenta, muchos ingleses veraneaban en la Costa Brava ~ En la década de los ochenta veraneaban en la Costa Brava muchos ingleses.

Aun cuando estas dos oraciones expresan significados próximos, no son equivalentes. En la primera se dice que, al comparar el número de ingleses que veraneaban en la Costa Brava en ese período con el número total de ingleses, se obtiene una magnitud elevada o superior a la media. La base de la proporción es, por tanto, el número total de ingleses. En la segunda oración se dice algo diferente, concretamente que, al comparar el número de ingleses que veraneaban en la Costa Brava en ese período con el número total de veraneantes en ese lugar y en esa época, se obtiene una cifra alta. La base de la proporción es, por tanto, el número de veraneantes en la Costa Brava en la década de los ochenta. Por lo común, la base de la proporción que caracteriza a los cuantificadores evaluativos tiende a establecerse de acuerdo con la información semántica dada, presupuesta o, en términos generales, temática40.1f). La primera de las dos oraciones examinadas, con sujeto preverbal, comunica cierta información respecto de los ingleses; la segunda, con sujeto posverbal, lo hace con respecto a lo que sucedía en la Costa Brava en la década de los ochenta. De hecho, solo esta segunda oración admitiría, por ejemplo, como continuación natural la secuencia … y, en cambio, pocos alemanes. Las dos oraciones expresan significados cercanos, como se ha señalado, pero no son intercambiables, ya que la base de la proporción que se utiliza para establecer la aportación semántica del cuantificador muchos es diferente en ellas.

20.8p El complemento o coda de las construcciones partitivas proporciona generalmente la base de la proporción de la que se habló en el apartado anterior, al menos en los casos en que ese complemento aparece explícito. Así, la secuencia A la reunión asistieron pocos de mis estudiantes expresa que se obtiene una cifra más baja de lo esperado al comparar el número de asistentes a cierta reunión con el número de mis estudiantes. Si la oración hubiera sido, en cambio, A la reunión asistieron pocos estudiantes, cabría entender que el número de estudiantes que asistieron es bajo en relación con el número total de estudiantes (lectura partitiva), o bien que se valora como escaso el número de estudiantes que asistieron (comparado con los asistentes habituales o posibles). Como se comprueba, la información aportada por la coda de las construcciones partitivas se suele relacionar con el discurso previo, lo que contribuye a que sea seleccionada como base de la proporción y a que, en ocasiones, aparezca tematizada: De los estudiantes del curso, a la reunión asistieron muy pocos.

 

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