Sintaxis

23. El verbo (I). Tiempo y aspecto. El aspecto léxico. Los tiempos del modo indicativo

23.11 El pretérito imperfecto (cantaba) (II). Desarrollos de la noción de copretérito. Valores modales del imperfecto

23.11a Existen varios desarrollos del análisis del pretérito imperfecto como copretérito. Una serie de propuestas, elaboradas en modelos teóricos diversos, tienen en común el hecho de suponer que las oraciones construidas en pretérito imperfecto necesitan un dominio o un marco anterior al momento del habla en el que se sitúa el evento al que se hace referencia. Tal entorno se presenta unas veces como situación pretérita, otras como escenario, como espacio mental paralelo o como plano inactual, entre otras denominaciones introducidas en varios sistemas terminológicos. En estos análisis, el pretérito imperfecto no ha de poseer un pretérito como antecedente temporal, al menos no en la forma en que un pronombre reflexivo ha de encontrar un antecedente en cierto entorno sintáctico para poder ser interpretado. En su lugar, la situación pasada que ha de suponerse es abstracta y ha de ser evocada por el hablante aunque no esté verbalizada. Así, en el ejemplo propuesto en el § 23.10f A Luisa le presentaron dos muchachos; uno de ellos era rubio, y el otro, moreno, el dominio o el marco necesario para interpretar era sería la situación en la que se realiza determinada presentación. Al ubicar en ese marco o ese escenario a los dos muchachos de los que se habla, se obtendrían inferencias correctas, puesto que el ser rubio pasa a ser una característica de uno de los muchachos que presentaron a Luisa. De esta forma, era rubio deja de denotar una propiedad relativa al tiempo en que se realizó cierta presentación, tal como se pretende. Desde este mismo punto de vista, no es preciso dar forma lingüística al marco necesario para interpretar el ejemplo, propuesto antes, Los mayas poseían conocimientos muy amplios de matemáticas, pero sí evocarlo de manera implícita. Esta postura suele ser aceptada por los defensores de la opción B23.10b), pero se considera demasiado vaga entre los proponentes de la opción A.

23.11b Se han planteado extensiones de la noción de ‘marco’ o de ‘escenario’ evocados por el pretérito imperfecto para que abarque situaciones no solo pretéritas, sino también supuestas, por tanto irreales. De esta forma, se puede dar cabida —entienden algunos gramáticos— a muchos de los llamados usos modales de este tiempo. En efecto, se ha llamado imperfecto onírico o de figuración al que se usa en las oraciones en las que se describen hechos soñados o imaginados. Nótese que la expresión subrayada con trazo discontinuo en el texto siguiente no es un adjunto temporal, sino más bien locativo o situacional. Aun así, proporciona el entorno, el escenario o el espacio mental al que se alude en los apartados precedentes: En mi sueño usted me soplaba lo que tenía que dictarles a los alumnos. Y yo le daba un premio (Cohen, Insomnio). Así pues, un verbo conjugado constituye, desde este punto de vista, solo una de las formas en las que puede introducirse dicho marco situacional: Una noche soñé que se me rompía el coche en medio del bosque (Dragún, Violador). Los adverbios modales (§ 30.9) alternan con los predicados verbales y proporcionan pares muy similares al citado en mi sueño… ~ soñé que… como en evidentemente… ~ es evidente que… El sueño del que se habla puede introducirse también en una oración independiente de la que contiene el pretérito imperfecto: Tuve un sueño muy extraño, doctor. […] Yo estaba en un hospital, doctor, en este hospital si mal no recuerdo, y usted venía a verme (Paso, F., Palinuro).

23.11c La estrecha relación que existe entre las situaciones pretéritas y las irreales se extiende a otros muchos contextos, entre los que destacan especialmente los cuentos y otros tipos de narraciones. Lo descrito en ellas se presenta unas veces como hechos antiguos, y otras, como hechos imaginados, es decir, pertenecientes a un mundo de ficción. El concepto de ‘imperfecto de figuración’ se les aplica, pues, de igual modo: Esto era un sencillo molinero, que tenía un molino y vivía en una casita que cerca de él tenía (Curiel, Cuentos). La relación entre lo acaecido y lo imaginado está además mediatizada por la noción de ‘alejamiento’ o ‘distanciamiento’, como se verá en los apartados siguientes.

23.11d En el llamado imperfecto lúdico, característico de las situaciones que imaginan los niños en sus juegos, se supone asimismo un escenario hipotético o irreal:

hazte cuenta que vamos los dos en una barca. Oye, —¡qué‚ divertido! Tú eras el que iba remando; la mar estaba muy revuelta, muy revuelta (Sánchez Ferlosio, Jarama); Jugábamos a que yo era su barman y le preparaba su primer whisky (Cormillot / Lombardini, Beber); Me cantaba al oído hasta que me obligaba a jugar a que éramos artistas (Bain, Dolor).

Se han ofrecido al menos dos interpretaciones de los usos que se acaban de describir. Para unos autores, estos son valores modales del pretérito imperfecto porque introducen situaciones irreales —o al menos no factuales, en el sentido explicado en el § 25.1c— casi siempre dependientes de predicados que las crean. Para otros, ello no impide, tal como se entenderá aquí, que se consideren a la vez extensiones naturales de la noción de ‘copretérito’, concebida en el sentido amplio que se ha explicado, que incluye marcos o escenarios evocados. Cabe pensar que ambos análisis se aproximan si se entiende que el marco situacional del que se habla se caracteriza en estos casos por el hecho de estar alejado de la situación actual.

23.11e El alejamiento o distanciamiento —sea real o ficticio— del que se habla caracteriza también al llamado imperfecto de cortesía, con el que se introducen situaciones que se interpretan en presente, como en Yo… venía a pedirle un favor (Buero, Valmy). Cuando se expresan deseos, es habitual que el imperfecto de cortesía alterne con el condicional simple (deseaba ~ desearía):

—¿Es usted el señor de Caballero? —Servidor de usted… yo deseaba… (Galdós, Tormento); Le quería pedir el favor de que me guardara mi revólver (Alape, Paz).

Estos usos son particularmente frecuentes con querer y desear, pero se rechazan en ellos los verbos que expresan sentimientos relativos a la manifestación de tales deseos. Alternan, pues, deseaba y desearía, pero no lo hacen me gustaba y me gustaría. Sobre la alternancia querría ~ quisiera, véase el § 23.15u.

23.11f Aunque cabría suponer que en Yo deseaba…, usado como pretérito de cortesía, se sobrentiende ‘… cuando vine (o he venido)’ o alguna expresión pretérita similar, parece preferible entender que la situación pasada no se identifica mediante una forma verbal pretérita en el imperfecto de cortesía, sino de manera parecida a como se da sentido a los pretéritos imperfectos que se analizaron en los apartados precedentes. En efecto, venía viene a significar ‘vengo’ en el ejemplo de Buero que se citó en el apartado anterior; deseaba puede alternar con deseo en el de Galdós, etc. Estas formas verbales se interpretan, pues, como presentes, pero a la vez designan situaciones enmarcadas en un escenario supuesto o ficticio que se crea, por razones retóricas, en ciertas relaciones sociales sujetas a fórmulas convencionales.

23.11g Este uso del pretérito imperfecto se extiende a los enunciados en los que se solicitan disculpas (Me quería excusar por…) y a otros que expresan muy diversas formas de solicitud o de sugerencia. Nótese también que podíamos significa ‘podemos’ en ¿No podíamos ir a alguna [pensión] un poco más cara, que no hubiera pulgas? (Alonso Santos, Moro). Así pues, con el imperfecto de cortesía se presentan las situaciones reales como si no lo fueran, es decir, como ficticias o como pretéritas. Se alejan por tanto de manera deliberada de la realidad con la intención de atenuar lo que en ellas se afirma o se demanda. Es oportuno resaltar que no deja de constituir una convención verbal el hecho de que el presente se pueda asociar —así sea veladamente— con la rudeza o la brusquedad, lo que sucede en español, pero no en otras lenguas. Existe, por otra parte, una estrecha relación entre el imperfecto de cortesía y el llamado imperfecto pro condicional23.15q), como pone de manifiesto que se reconozca tradicionalmente un condicional de cortesía23.15ñ). Alternancias como las siguientes dan lugar a secuencias casi sinónimas:

¿No {podíamos ~ podríamos} ir a otra pensión?;

Yo {quería ~ querría} pedirle a usted un favor.

Tales equivalencias prueban que las características que se suelen atribuir al pretérito imperfecto (“presente del pasado”) y al condicional simple (“futuro del pasado”) se neutralizan en parte cuando las situaciones que parecen pretéritas se presentan en realidad como no factuales, en el sentido de circunscritas a un entorno hipotético, supuesto o ficticio.

23.11h El imperfecto que se llama a veces citativo o de cita puede tener igualmente cabida en los desarrollos del copretérito a los que se hizo referencia en los apartados precedentes. El que pregunta ¿Tú jugabas al fútbol, no es cierto? puede querer saber si cierta persona tuvo en el pasado la afición que se menciona, pero también puede querer confirmar determinada información, relativa al presente, que posee acerca de ese individuo. En esta segunda interpretación la oración significa, aproximadamente, ‘¿Es cierta la información (conocida) según la cual tú juegas al fútbol?’. En lugar de ‘conocida’ podría entenderse aquí ‘oída’, ‘leída’, ‘recibida’, entre otros participios que pueden parafrasear el hecho de que la información ha sido emitida por un tercero. Este uso de cantaba permite al hablante eludir la responsabilidad directa por sus palabras, y también —al igual que otros usos analizados en los apartados precedentes— evitar la rudeza que podría asociarse con el presente: ¿Tú juegas al fútbol, no es cierto?

23.11i El valor citativo del pretérito imperfecto se ve favorecido por el ámbito amplio de la negación (§ 48.4) en las preguntas negativas y también por los predicados que introducen el discurso directo. Así, la pregunta que aparece en el fragmento siguiente se interpreta como ‘¿No es cierto que decías que ya renqueabas…?’: Pero bueno, ¿no decías que ya renqueabas delante de las hermanas Monteys y que te serviste de esa pata coja para seducir…? (Marsé, Muchacha). La relación entre el uso citativo del pretérito imperfecto y la traslación del discurso directo al indirecto, de la que se habló en el § 23.10j, se pone también de manifiesto de otras maneras. Como se vio, el que pregunta ¿Cómo se llamaba tu amigo? no sugiere necesariamente que el amigo de su interlocutor haya cambiado de nombre. Podría haber usado el presente llama, pero la elección del pretérito imperfecto le permite no tanto localizar un estado de cosas en un momento anterior como evocar la situación pasada en la que se le comunicó dicha información. Debe tenerse en cuenta, en cualquier caso, que el concepto de ‘cita’ que se emplea en la denominación imperfecto de cita es amplio, ya que la información que se reproduce no tiene que haberse expresado en la misma forma en que el hablante la presenta. Las citas son referencias a enunciados verbales proferidos o vertidos, y ese aspecto de su significado es el que prevalece en el uso del imperfecto que ahora se examina. Para otros aspectos de la gramática de las citas, véanse los § 43.9 y 43.10.

23.11j El valor citativo del pretérito imperfecto está estrechamente relacionado con el pretérito prospectivo, característico de los sucesos anunciados, planificados o previstos, hasta el punto de que algunos autores no hacen distinción entre estos dos usos. El que afirma En principio, mi avión salía mañana a las 23.50 o pregunta ¿A qué hora empezaba la película de esta noche? se refiere indudablemente a hechos del futuro, pero también a sucesos anunciados o previstos. Esta interpretación característica se obtiene con predicados télicos, como en los ejemplos propuestos, pero también con los atélicos, como en Esta tarde hablaba el Presidente por la televisión (en el sentido de ‘estaba previsto que hablara’). Algunos autores distinguen hoy este uso del pretérito imperfecto, con el que se alude a la planificación o previsión pasada de algo, del imperfecto de sentido condicional, mientras que otros identifican ambos usos: Mi avión {salía ~ saldría} mañana.

23.11k Conviene resaltar que el resultado de emplear pretéritos imperfectos para designar hechos venideros no es anómalo, a diferencia de lo que sucedería si se emplearan pretéritos perfectos simples en esos mismos contextos: Mi avión {salía ~ *salió} mañana a las 23.50. Análogamente, el complemento temporal subrayado en Laureano se iba dentro de cinco días (Fernández Castro, Novia) solo es compatible con sucesos que tienen lugar después del momento del habla (§ 24.4g). Aun así, este complemento modifica a un pretérito imperfecto (iba), es decir, a un verbo en pasado. Existen varios factores que intervienen en este uso del pretérito imperfecto. Por un lado, alterna con el condicional simple, como se ha explicado (… se iría dentro de cinco días), al igual que lo hace el imperfecto de cortesía, como se vio en los apartados precedentes; por otro, se entiende que iba posee un significado próximo al de un presente prospectivo23.6n), pero interpretado desde un pasado. La situación pretérita necesaria para dar sentido a estos pretéritos imperfectos puede no hacerse expresa, pero constituye un plan de actuación, por tanto un marco o un escenario situado en el pasado, en el sentido que se definió en el § 23.11a.

23.11l El pretérito imperfecto que describe hechos previstos o planeados se considera prospectivo porque alude a situaciones posteriores al momento del habla, lo que confirman los complementos adverbiales mencionados (mañana, dentro de cinco días). No obstante, el término prospectivo podría llevar a equívoco, ya que el suceso previsto puede ser posterior al momento en que se planea, pero anterior al momento del habla, como sucede en Mi hermano llegaba ayer, pero algunos problemas de salud lo han obligado a posponer el viaje. También en este caso están próximos el pretérito imperfecto y el condicional simple. Como se vio, ambos comparten la importante propiedad de ser los únicos tiempos simples relativos. Comparten también segmentos morfológicos, puesto que el antiguo auxiliar del condicional (cantar-hía) era un imperfecto (§ 23.15c). El condicional simple se considera un “futuro del pasado”, y el imperfecto, un “presente del pasado”. Así pues, cuando el imperfecto prospectivo aparece subordinado a un pasado, designa una situación posterior a un pretérito y adquiere, en consecuencia, un significado próximo al del condicional. Nótese que podría usarse irías por ibas en el ejemplo que sigue de Benedetti; saldría por salía en el de Fernán Gómez, y echarían por echaban en el de Sánchez Ferlosio:

Llamé a tu oficina y me dijeron que hoy no ibas (Benedetti, Primavera); La camioneta de transportes que había apalabrado Juan Conejo […] salía a la mañana siguiente (Fernán Gómez, Viaje); Ya creí que nos echaban el multazo (Sánchez Ferlosio, Jarama).

Los resultados de esas sustituciones no son del todo equivalentes, ya que el imperfecto prospectivo comparte con el presente prospectivo (§ 23.6n) la connotación relativa a la rotundidad, la seguridad o la firmeza en lo que se afirma, como en Hoy no voy al trabajo. En los tres ejemplos mencionados alternan el pretérito imperfecto y el condicional simple, pero los dos primeros encajan más propiamente en la categoría tradicional de ‘hechos previstos o planeados’, ya que admiten paráfrasis intencionales: ‘Habías decidido no ir’, ‘Tenía previsto salir’.

23.11m Al igual que sucede con el condicional simple (§ 23.15), los sucesos previstos o anticipados expresados con el imperfecto prospectivo pueden o no verificarse. El pretérito imperfecto no informa, por consiguiente, acerca de su posible desenlace, lo que se interpreta como consecuencia de su naturaleza imperfectiva. Así, el que lee en un texto el fragmento Aquel día se representaba Hamlet en el Teatro Nacional y no sigue leyendo no podrá saber con seguridad si la representación se llevó o no a efecto. Es relativamente frecuente emplear el imperfecto prospectivo para designar hechos frustrados. Como este tiempo verbal no informa directamente de que lo sean, se precisa algún otro recurso sintáctico para poner de manifiesto esta información, a menudo una oración adversativa como la del ejemplo del apartado precedente Mi hermano llegaba ayer, pero algunos problemas de salud le han obligado a posponer el viaje, o como la que contiene este otro: El segundo encuentro del acuerdo estaba programado para el lunes y martes, pero la intensidad de la agenda hizo que las reuniones se prolongaran por un día más (Época [Chile] 10/4/1997). Nótese, en el mismo sentido, que la oración Mi avión salía mañana a las 23.50 admite continuaciones como …, pero tengo que confirmarlo en la línea aérea, a la vez que otras como …, pero se canceló el vuelo por la huelga de pilotos. El que resulte frustrado o no un acontecimiento venidero descrito con un pretérito imperfecto constituye, en definitiva, una inferencia que puede verse confirmada o cancelada en el contexto inmediato.

23.11n El rasgo de intencionalidad que caracteriza al pretérito imperfecto que expresa hechos anunciados, planificados o previstos, al que se ha hecho referencia en los apartados precedentes, ha llevado a algunos autores a llamar desiderativo al valor del imperfecto más comúnmente denominado condicional. En efecto, el uso de cantaba por cantaría se muestra en el siguiente fragmento de fray Luis de León: […] derecho me iba al río, si no os viera (León, Nombres). El pretérito imperfecto es aquí dependiente del imperfecto viera (otro pretérito) que aparece en la prótasis, de acuerdo con la pauta «Si tuviera, {daba ~ daría}». Se obtiene esa misma alternancia en Como se retrasara un día más, no la {admitían ~ admitirían}.

23.11ñ No hay propiamente alternancia entre cantara y cantaría en las prótasis condicionales, puesto que en ellas se rechaza el condicional (*Si cantaría), pero sí la hay en las oraciones subordinadas a un pretérito imperfecto o a un pretérito pluscuamperfecto de subjuntivo situados en esa posición. Alternan, pues, llegaban y llegarían en Si nos hubieran dicho que llegaban esta tarde, hubiéramos preparado unas flores para recibirla (Barea, Forja). En cualquier caso, la fórmula «Si tenía, daba» se usa con sentido contrafáctico (§ 47.8q), por tanto no solo en la interpretación iterativa o habitual: Si se enteraban los demás, yo estaba perdido. El marco irreal al que aquí se hace referencia puede adquirir otras formas, como se explica en el apartado siguiente.

23.11o Es habitual que este uso del pretérito imperfecto esté introducido por muy diversas construcciones de sentido condicional, a veces en posición de tópico. La alternancia cantaba ~ cantaría es particularmente frecuente con las expresiones con gusto, gustoso, de buena gana, de buen grado, de mil amores y otras similares, que expresan la disposición favorable de alguien a hacer realidad un deseo o a aprovechar una oportunidad: ¡De buena gana te quitaba la nariz de un bocado! (Lorca, Tragicomedia). También favorecen la alternancia las fórmulas Yo que {tú ~ vos ~ usted}; Yo en {tu ~ su} lugar, y otras similares, lo que permite alternancias como Yo que vos me lo {pensaba ~ pensaría}. Se obtiene igualmente la alternancia de cantaba y cantaría con las pautas «Por mucho que tuviera, no {daba ~ daría}»; «Con tal de que tuviera, {daba ~ daría}», o «De tener, {daba ~ daría}», como en De poder hacerlo, me {iba ~ iría} con ustedes.

23.11p Se extienden estas alternancias a los contextos que contienen gerundios de interpretación condicional (§ 27.5n-q), como en Bajando un poco el precio, seguro que {vendías ~ venderías} sin problema tu apartamento, y a otras expresiones similares. Menos clara es la vinculación a los contextos de sentido hipotético de los adjuntos temporales ahora mismo, en este preciso momento, etc., como en Ahora mismo me comía unas sardinas (Vázquez, Á., Juanita Narboni). De modo paralelo a como en muchos países americanos se sustituye el futuro sintético por el analítico (iré ~ voy a ir: § 23.14r), también tiende a sustituirse el condicional simple por las perífrasis verbales con pretérito imperfecto (iría ~ iba a ir). Este fenómeno, que se extiende al imperfecto de sentido condicional, permite explicar la marcada preferencia por iba a llegar, en lugar de llegaba, en el sentido condicional pertinente aquí, como en Mi hermano llegaba ayer, pero algunos problemas de salud lo han obligado a posponer el viaje.

23.11q Los usos del pretérito imperfecto descritos en los apartados precedentes son modales, en el sentido de que hacen referencia a situaciones no factuales, y también en cuanto que aparecen introducidos por operadores de irrealidad. Como se ha explicado, los pretéritos de cortesía, de figuración o de cita, así como el lúdico o el prospectivo, pueden considerarse extensiones del análisis tradicional de cantaba como copretérito, siempre que se amplíe adecuadamente mediante la noción de ‘marco’, ‘dominio’ o ‘escenario’ que se presentó en los apartados anteriores. Aun así, la cuestión es hoy polémica. Algunos gramáticos entienden que dicha asimilación estaría forzando el concepto original de ‘copretérito’, que es de naturaleza referencial (por tanto, una forma de dependencia anafórica), ya que las extensiones introducidas por los marcos o los escenarios evocados implican hacer uso de unidades que, como los operadores modales, poseen propiedades gramaticales distintas de las que caracterizan a las expresiones anafóricas.

23.11r Entre los autores que suscriben la opción C del § 23.10b, es común afirmar que el problema fundamental del análisis del pretérito imperfecto es el de hacer compatible de manera suficientemente explícita la contribución de los dos rasgos que allí se mencionan al significado de este tiempo verbal. Se explicó a lo largo del § 23.10 que se critica a veces a los defensores del análisis del pretérito imperfecto como copretérito por no definir con claridad la vinculación anafórica de este tiempo con su antecedente temporal. También se ha criticado a los gramáticos que entienden que la naturaleza aspectual del pretérito imperfecto anula sus propiedades de copretérito porque no suelen proporcionar explicaciones suficientemente explícitas de la naturaleza incompleta de muchas secuencias formadas con pretéritos imperfectos. Ciertamente, no se considera incompleta la oración Los mayas poseían conocimientos muy amplios de matemáticas. Como se ha explicado, desde uno de los puntos de vista expuestos la forma poseían tendría el rasgo temporal de pasado y el aspectual de imperfectivo, sin que se requiera ninguna otra especificación. Ahora bien, en oraciones como La niña tenía frío o El mayordomo bajaba las escaleras se describen asimismo situaciones pretéritas en las que se omite su inicio o su final. No obstante, a diferencia del ejemplo de los mayas, estas oraciones suelen entenderse como incompletas. El análisis estrictamente aspectual, que evita considerar el pretérito imperfecto como tiempo relativo, proporciona para la segunda de ellas la interpretación ‘El bajar el mayordomo las escaleras es una situación en curso ubicada en el pasado’. La cuestión de si debe considerarse o no suficiente esta interpretación es muy polémica. Se abordará de manera esquemática en los apartados siguientes.

23.11s Se han dado varias soluciones al problema de la interpretación incompleta de los pretéritos imperfectos no anclados. Una solución radical del problema consiste en negarlo, o bien en considerarlo extralingüístico. Por una parte, los autores que defienden la opción A del § 23.10b suelen entender que no son menos incompletas las variantes con pretérito perfecto simple de oraciones como las mencionadas en el apartado precedente (La niña tuvo frío; El mayordomo bajó las escaleras). Por otra, la situación respecto de las que se orientan los demás tiempos relativos (había cantado, habré cantado, etc.) no siempre aparece expresa en la oración. A ello puede agregarse que los artículos determinados que se usan sin un contexto adecuado que permita la identificación del referente del grupo nominal que encabezan dan lugar igualmente a secuencias incompletas. De otro lado, el inconveniente fundamental de desestimar el problema de la interpretación incompleta de los pretéritos es el hecho de dejar fuera de la gramática —o en un lugar muy impreciso dentro de ella— la relación entre tiempos verbales y adjuntos temporales, y también entre el tiempo de la oración subordinada y el de la oración principal. Ambas son, sin embargo, cuestiones centrales en la mayor parte de las teorías sintácticas. No parece, pues, que el problema de la interpretación incompleta de los pretéritos imperfectos no anclados se pueda ocultar, y tampoco parece correcto entender que es una cuestión externa al análisis gramatical.

23.11t Una solución menos radical del problema —y acaso mejor encaminada que la postura de negar su existencia— es entender, como hacen otros autores, que los dos rasgos del pretérito imperfecto que se han descrito en la sección anterior y en esta deben relacionarse, más concretamente, que el rasgo anafórico que da sentido al término copretérito es una consecuencia o una manifestación gramatical del aspecto imperfectivo. Es lógico pensar, desde este punto de vista, que un pasado imperfectivo ha de necesitar algún anclaje temporal. El presente es también imperfectivo, pero —frente al pretérito imperfecto— ya está identificado por el momento del habla. Los pretéritos perfectivos aportan un término en razón del concepto mismo de ‘perfectividad’, pero —como se vio en los § 23.9c, g— este límite puede obtenerse de diversas formas.

 

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