Sintaxis

23. El verbo (I). Tiempo y aspecto. El aspecto léxico. Los tiempos del modo indicativo

23.3 El aspecto léxico o modo de acción (I). Clases de situaciones y de propiedades

23.3a Se explicó en el § 23.2d que el aspecto léxico (también modo de acción o cualidad de la acción) es una propiedad de los predicados (por tanto, no solo de los verbos). En las páginas siguientes, se mostrará que esa propiedad se obtiene de su significación, pero también del contexto sintáctico inmediato. Se han propuesto varias clasificaciones de los verbos —y, por extensión, de los predicados verbales— atendiendo a su aspecto léxico. En la tradición gramatical hispánica, suelen manejarse clasificaciones binarias, como la que divide los verbos en durativos o permanentes (trabajar, vivir) y puntuales o desinentes (llegar, arrancar). Existen asimismo algunas clasificaciones ternarias, como la que divide los predicados en acciones, como cantar; procesos (sobre todo cambios de estado), como variar, y estados, como residir. También hay clasificaciones de los predicados por el modo de acción (tradicionales y modernas) que contienen cuatro, cinco, seis o más grupos. En los últimos años ha alcanzado cierta difusión la siguiente clasificación cuatripartita:

1. Actividades: correr por el parque, empujar un carro, golpear la puerta, llorar, llover, manejar un auto, pasear, trabajar.

2. Realizaciones o efectuaciones: comer un platillo, construir un dique, escribir una carta, leer el diario, recitar un poema.

3. Consecuciones o logros: alcanzar la cima, caerse, entrar en la casa, ganar la carrera, llegar, perder las llaves.

4. Estados: creer en alguien, merecer un premio, residir en un lugar, saber algo, ser alto, tener plata.

En el resto de esta sección y en la siguiente se analizarán estas clases de predicados, los rasgos gramaticales que las caracterizan y también las coincidencias y divergencias que existen entre ellas.

23.3b Las actividades son denominadas procesos por algunos autores, mientras que otros usan este término —como se hará aquí— en los sentidos más generales que reconoce el DRAE. Existen asimismo gramáticos que agrupan los tipos 2 y 3 de esta clasificación en uno solo, mientras que otros optan por subdividir los cuatro, o algunos de ellos. La clasificación cuatripartita que se acaba de presentar tiene varios precedentes en la historia de la gramática y en la de la filosofía del lenguaje. Fue introducida, en esa versión particular, hace más de medio siglo y ha sido adoptada en un gran número de estudios sobre el modo de acción, por lo que se usará también aquí en sus aspectos fundamentales. Como se explicará en esta misma sección, algunos predicados pueden cambiar de grupo en función de diversos criterios. Esta clasificación cuatripartita contiene dos tipos de unidades: piezas léxicas (llover, llegar) —es decir, unidades recogidas en los diccionarios— y grupos sintácticos (escribir una carta, ganar la carrera), por tanto informaciones que los diccionarios no pueden contener. De esta última característica se deduce uno de los rasgos más representativos del aspecto léxico: su naturaleza composicional. Los rasgos que determinan el modo de acción pueden ser, en efecto, aportados por el verbo, pero también por alguno de sus complementos. A la naturaleza composicional del aspecto léxico se dedica la sección siguiente.

23.3c Los términos que dan nombre a estos cuatro grupos se interpretan de la forma (relativamente técnica) en que se definen en la gramática de los modos de acción, y no en el sentido habitual con el que se caracterizan esas palabras en los diccionarios. Así, podría entenderse que designan actividades los verbos jugar o correr, pero no escuchar o sonreír, en cuanto que se percibe con claridad la existencia de acción en los primeros, pero no de manera tan clara en los últimos. De igual forma, el verbo dormir suele agruparse con los predicados de actividad (frente a dormirse), a pesar de que el sueño se caracteriza por la inactividad del que lo experimenta. Las actividades se conciben en la gramática del modo de acción como situaciones sujetas a un curso o un desarrollo y se definen en función de una serie de contextos sintácticos que se analizarán en los apartados siguientes. Uno de sus rasgos fundamentales es que no necesitan un límite para poder ser concebidas, lo que —de nuevo— es independiente lingüísticamente del hecho de que se espera del que duerme que despierte en algún momento, o del que corre que deje de hacerlo.

23.3d El concepto de ‘actividad’ se suele relacionar también con el de ‘movimiento’, pero estas nociones no han de estar necesariamente vinculadas. Verbos como pensar o elucubrar designan acciones sujetas a un curso; sin embargo, carecen de movimiento, no así de desarrollo. Constituyen actividades (en el sentido restrictivo que se ha explicado) beber, buscar, comer, empujar, escuchar, fumar, hablar, jugar, mirar, respirar, sonreír, manejar un auto, tocar un instrumento y otras muchas acciones, entre las que destacan las que expresan fenómenos atmosféricos, aunque carezcan de sujeto (llover, nevar, granizar) o formas de moverse (andar, bailar, nadar, correr, rodar, pasear), entre otros muchos predicados.

23.3e Las actividades se oponen a las realizaciones (grupo segundo) en cuanto a que estas últimas poseen límite, además de duración. Así pues, escribir una carta (realización) denota una acción que culmina cuando la carta está escrita; empujar un carro (actividad), en cambio, constituye una acción inherentemente no delimitada. Las consecuciones o logros coinciden con las realizaciones en poseer límite temporal, pero se diferencian de ellas en que las primeras carecen de duración. Se interpretan, pues, como sucesos puntuales (llegar a la esquina, caerse, entrar en la casa, etc.). Las consideraciones que se hacen en los apartados precedentes sobre el sentido técnico de estos conceptos se aplican también aquí. Es habitual, por ejemplo, analizar caerse como predicado de consecución o logro, a pesar de que quien se cae no logra ni consigue nada. Finalmente, los estados son propiedades de las personas o de las cosas cuya duración depende de un gran número de factores, léxicos unas veces y extralingüísticos otras (ser amable, estar contento, vivir, tener dinero, caber en un lugar, merecer algo, etc.). Se analizarán en los § 23.3x y ss.

23.3f Los rasgos mencionados pueden cruzarse, lo que permite caracterizar los tipos de sucesos en función de su presencia o su ausencia. Existen muchas clasificaciones que los combinan. La siguiente distribución de rasgos (o alguna variante mínima suya) está entre las más repetidas:

  duracióndelimitacióndinamismo
1. Actividadesno
2. Realizaciones o efectuaciones
3. Consecuciones o logrosno
4. Estadosnono

El primer componente (duración) se distingue de la imperfectividad, ya que esta última noción no es de naturaleza léxica. Aunque algunos autores han usado el término imperfectividad para designar lo que aquí se denomina duración, se evitará esa opción terminológica porque podría provocar confusión. El segundo componente que el cuadro muestra (delimitación) se denomina habitualmente telicidad23.2d) en los estudios sobre el aspecto, y permite distinguir los tipos de eventos delimitados o télicos (también desinentes en la tradición gramatical española), marcados con en el cuadro, de los no delimitados o atélicos, que se marcan con no. Nótese que las realizaciones son eventos télicos, al igual que las consecuciones, pero estas últimas son eventos puntuales, a diferencia de las primeras, puesto que carecen de duración.

23.3g El concepto de ‘dinamismo’ es el más controvertido de los tres. Se ha usado con varios sentidos, pero parece predominar hoy el que sirve para oponer los estados a todos los demás eventos. Se retomará esta cuestión en el § 23.3x. Existen dudas acerca de si ciertos predicados deben corresponder al grupo 1 o al 4. De hecho, algunos, como vivir, habitar o dormir, poseen características de los dos o acepciones que corresponden a uno u otro grupo. Así, el verbo vivir hace referencia a acciones si se usa en grupos verbales como vivir intensamente la vida o saber vivir, pero denota propiedades o estados (aproximadamente, ‘estar vivo’) en oraciones como Los mosquitos viven pocos años.

23.3h La presencia del rasgo de duración en los predicados de actividad explica que sean compatibles con los complementos preposicionales encabezados por las preposiciones «durante ~ por + grupo cuantificativo temporal». Así, en El técnico trabajó durante una hora en la cancha (País [Ur.] 4/10/2001), se muestra que la acción de trabajar no posee límite en sí misma, pero sí duración. Se aplica el mismo razonamiento a las secuencias que se citan a continuación:

Dirigió durante muchos años el periódico The Review (Savater, Infancia); Por fin había encontrado lo que busqué durante años en tantos cines (Cabrera Infante, Habana); Luché durante varias semanas para no defenderme, dejarlo atravesar mi conciencia sin retenerlo (Jodorowsky, Danza); En la corte española bregué por 7 años hasta llegar a las Capitulaciones de 28 artículos y addendas (Roa Bastos, Vigilia); Ricardo le brindó por mucho tiempo al equipo su esfuerzo y trabajo (Prensa Libre 17/9/1996); Marcharon por horas, torciendo a un lado y otro, en busca de las luces del poblado (Uslar Pietri, Visita).

Los predicados que se acaban de mencionar rechazan los complementos temporales análogos introducidos por la preposición en, puesto que esos complementos expresan límite:

Te esperé {durante ~ *en} una hora;

Luchó {durante ~ *en} varias semanas.

No obstante, algunos de estos verbos pueden adquirir un límite convencionalmente si se reinterpretan para que designen el ingreso en una actividad o el acceso a ella, como en En solo dos horas manejó (es decir, ‘consiguió manejar’) la compleja máquina que le habían asignado. No se recomienda el uso de la preposición en con el sentido de ‘dentro de’, como en Te recogeremos en dos horas.

23.3i Los predicados que expresan realizaciones admiten con naturalidad los complementos temporales encabezados por en. Así, en el texto siguiente se dice que el proceso de devastación de que se habla se culminó en pocos minutos: Al regreso de la casa de empeño vimos devastar en minutos el comercio de la carrera Octava (García Márquez, Vivir). Análogamente, en Rossini compuso El barbero de Sevilla en pocas semanas, se dice que la ópera de la que se habla estuvo concluida en ese período. Los predicados de consecución se asimilan a los de realización en este punto. No obstante, como no poseen duración, no se pueden asociar con períodos. El lapso denotado en la construcción «en + grupo cuantificativo temporal» no es ocupado en ellos por el evento mismo. Por el contrario, corresponde a una extensión temporal anterior a la consecución del evento, más exactamente una fase (se retomará esta noción en el § 23.9j), como en Murió en unas pocas semanas (es decir, ‘al cabo de pocas semanas’, ‘después de transcurridas unas pocas semanas’), o en los textos siguientes:

Se leyó una declaración que en dos minutos se aprobó (Hoy [Chile] 5/5/1997); Un ejemplar de C. grandiflorus poco ramificado, de unos 90 cm de alto […] llega en tres años […] a una altura de unos 4 m (Tiscornia, Plantas).

Así pues, en tres años admite en el último ejemplo las paráfrasis ‘al cabo de tres años’ o ‘después de tres años’, puesto que llegar es un predicado de consecución. Repárese ahora en que en leer el diario en media hora no se admite la paráfrasis ‘al cabo de media hora’. Ello se debe a que leer el diario es un predicado de realización, no de consecución. Los complementos del tipo «en + grupo cuantificativo temporal» designan aquí el lapso que ocupa el suceso mismo que designan.

23.3j Existe un grupo de verbos que oscila sistemáticamente entre las clases 1 y 2. Se trata de los llamados verbos de cambio gradual o de consecución gradual. En efecto, verbos como adelgazar, aprender, empeorar, envejecer, mejorar, madurar o progresar denotan procesos que pueden concebirse como télicos o atélicos con igual naturalidad. Puede decirse de una persona que adelgazó en seis días o durante seis días; que aprendió ruso en un año o durante un año; que mejoró en tres semanas o durante tres semanas. Cuando se interpretan como realizaciones, estos verbos expresan que se ha alcanzado el estado que forma parte de su significación: “mejor”, en el caso de mejorar; “delgado”, en el de adelgazar; “saber”, en el de aprender, etc.:

Morris consiguió mejorar la imagen de Clinton (Proceso [Méx.] 1/9/1996); Lograste adelgazar, pareces más joven (Padilla, H., Jardín).

Pero las propiedades asociadas a estos verbos son relativas, de modo que pueden incrementarse en alguna escala. No resulta, pues, difícil interpretar los verbos que las desencadenan como actividades: el que adelgaza durante un mes progresa en su delgadez, es decir, adquiere grados nuevos en esa escala, pero no alcanza ningún límite. Muchos verbos de este grupo, aunque no todos, se usan a veces con el adverbio comparativo más en contextos en los que no ha tenido lugar previamente el cambio de estado que denotan. No es extraño, por ejemplo, decir de una fruta verde que “debe madurar más”, incluso si antes no ha madurado.

23.3k El que las actividades constituyan eventos durativos, además de atélicos, es compatible con el hecho de que puedan (o deban) empezar, y también con el hecho de que hayan de concluir en algún momento. En general, los verbos de actividad resultan más naturales con «dejar de + infinitivo», con «parar de + infinitivo» o con «cesar de + infinitivo» que con «terminar de + infinitivo», como en Para ya de gritar o en Tienes que dejar de hacer ejercicio. Se rechazaría, pues, la sustitución de dejar o cesar por terminar en los textos siguientes:

En la mitad de la noche, su corazón había dejado de latir (Grandes, Aires); Dejó de vestir la ropa distinguida que Minervina disponía semanalmente (Delibes, Hereje); El teléfono no había cesado de sonar (Vicent, Balada).

Los predicados verbales que expresan actividades denotan situaciones que cesan, más que eventos que terminan. Se conciben o se representan, por tanto, sin límite final. Se documentan algunas excepciones aparentes, como Esperen a que termine de llover (González León, Viejo). Cabe pensar que la elección que el hablante hace aquí de terminar, en lugar de cesar o dejar, sugiere la existencia de cierta cantidad de lluvia que ha de caer, lo que permite reinterpretar el verbo de actividad como predicado de realización. Sobre la diferencia entre las nociones de ‘término’ y de ‘cese’, véanse también los § 28.11a, b. La variante nominalizada de los predicados de actividad permite interpretarlos externamente en lugar de en su transcurso. Se caracteriza por admitir sin dificultad los verbos terminar y acabar: cuando termine su trabajo en esta empresa, o Acabó su vida; A las 19:00 terminaba su paseo.

23.3l Los predicados de realización admiten «terminar de + infinitivo» sin dificultad, puesto que —por su propia definición— expresan eventos sujetos a término, es decir, sucesos de naturaleza delimitada: Abre a ver si ya lo terminaron de arreglar (Martín Campo, Carreteras). Como se ha visto en el apartado anterior, algunos predicados de actividad parecen admitir esta construcción, como en Habíamos terminado de comer o en Cuando terminaron de hablar, se acercó de nuevo (Cabrera Infante, Delito). Sin embargo, cabe entender que en estos casos se reinterpretan como realizaciones. De hecho, puede decirse Comimos en solo diez minutos para manifestar que la acción de comer alguna cosa (que queda inexpresada) concluye al cabo de ese lapso. En el ejemplo de Cabrera Infante que se acaba de citar, se entiende ‘terminaron de hablar de ello’, lo que permite suponer igualmente que el predicado de actividad se convierte en predicado de realización.

23.3m La presencia de límite en las realizaciones explica que acepten las construcciones «demorar(se) en + infinitivo» o «tardar en + infinitivo»:

Era la persona que he visto demorarse más tiempo en tomarse un café negro (Cabrera Infante, Habana); Tardó un mes en recuperarse, y volvió de nuevo a la guerra (Pérez-Reverte, Territorio).

Los predicados de actividad son, en principio, incompatibles con esta construcción, puesto que carecen del límite que la preposición en exige en ellas. Muestra esta incompatibilidad la oración agramatical *Tardaré en esperarte. No obstante, se admiten tales complementos si los predicados pueden ser reinterpretados en el sentido de «volver a + infinitivo», «empezar a + infinitivo» u otras perífrasis verbales similares que contengan un límite inicial, como en Tardó muy poco en posar de nuevo para él o en los dos años que se demoró en trabajar para intentar recuperar la plata. En este último ejemplo, dos años denota un lapso previo al inicio de la actividad. Con los predicados de logro, la construcción expresa el tiempo que precede a la consecución del suceso: En cuanto al tiempo que han tardado en encontrar empleo, el 53% lo hizo en menos de tres meses (Metro 26/1/2004).

23.3n Los predicados de actividad se construyen con «llevar + gerundio» y grupos nominales temporales cuantitativos, puesto que esta perífrasis (analizada en los § 28.15a y ss.) es durativa. Con ella se expresa, en efecto, el tiempo que ocupa algún proceso en curso, sin que se tenga en cuenta su posible final, como en Llevo meses dándole vueltas a esa cuestión o en Ya llevamos cinco semanas buscando a su esposo (Dou, Luna). Los predicados de realización se asimilan a este grupo, al igual que lo hacen en otros contextos que se verán más adelante, ya que pueden prescindir de su componente télico y convertirse en predicados de actividad: Llevo toda la mañana escribiendo esta carta. Los predicados de realización admiten también la construcción «tomarle o llevarle a alguien + grupo nominal temporal cuantitativo»: Nos pareció un baile ágil y complicado que llevaría algún tiempo aprender (Steimberg, Espíritu). Esta pauta se extiende a aquellos predicados de consecución en los que se interpreta una fase previa al límite que los caracteriza, como en Solo le tomará un rato llegar al pueblo caminando.

23.3ñ La perífrasis «estar + gerundio» (§ 28.12) es compatible con verbos de varias clases aspectuales, pero se ha observado que con los de consecución suele dar lugar a la interpretación iterativa o cíclica de los eventos: San Marcos no se quedó atrás y estuvo llegando continuamente, pero la defensa somoteña sofocó cada amenaza (Prensa [Nic.] 7/1/2002). Esta interpretación iterativa pasa a ser la única posible cuando la perífrasis se construye en un tiempo perfectivo. Con los no perfectivos, puede obtenerse la interpretación en la que se alude a una fase previa a la que designa el evento, de forma que el logro se transforma en realización: El tren ya estaba llegando a la estación cuando se produjo el accidente (es decir, ‘no había llegado’); Se estaba muriendo, pero reaccionó a los antibióticos (es decir, ‘iba a morirse’, ‘estaba a punto de morirse’). Véase también sobre este punto el § 28.12k.

23.3o Los complementos con durante a los que se aludió en los apartados precedentes se han de construir con grupos nominales temporales cuantitativos. De lo contrario, pueden designar, como se explica en el § 29.6k, períodos en el interior de los cuales se localiza un evento. En este último caso, ya no proporcionan diagnósticos adecuados para comprobar la presencia de los rasgos mencionados en el cuadro del § 23.3f. Se obtienen así contrastes como Llegó durante el verano ~ *Llegó durante dos horas. La agramaticalidad de la segunda oración se deduce de la ausencia en el verbo llegar del rasgo o el componente atélico presente en durante dos horas. Como los predicados de realización poseen un componente durativo y otro télico, dejan en suspenso este último en las combinaciones con durante. Ello da lugar a la llamada interpretación de acción inconclusa: la oración Leyó el diario durante media hora implica, en efecto, ‘No terminó de leer el diario’. Como ya se vio, si se dice Leyó el diario en media hora, se interpreta que se concluyó su lectura. Aun así, muchos hablantes prefieren usar la perífrasis progresiva «estar + gerundio» para la primera opción, ya que inhibe más claramente el componente télico de los predicados de realización: Estuvo leyendo el diario durante media hora. Como se ve, la interpretación de acción inconclusa es el resultado de convertir las realizaciones en actividades anulando o suspendiendo su componente télico.

23.3p La lectura de acción inconclusa permite asimismo entender alternancias como {Dejó ~ Terminó} de tocar la pieza en los términos que se introdujeron en el § 23.3k. El predicado tocar la pieza designa una actividad en el primer caso y, por tanto, puede cesar (es decir, dejar de tener lugar). Designa, en cambio, una realización en el segundo, por lo que puede llegar a su fin. Muchos predicados de realización dan lugar a dos lecturas en las construcciones con «dejar de + infinitivo». El que dice Dejé de leer el diario puede informar de que interrumpió su lectura (‘interpretación de acción inconclusa’), pero también puede expresar que no volvió a leerlo más, acaso porque le desagradaba. En este segundo valor, leer el diario se concibe como evento repetido o cíclico. La interpretación que se obtiene en tal caso con «dejar de + infinitivo» es la del cese de esa ocupación habitual, como sucede en la oración Dejé de fumar.

23.3q Los complementos temporales introducidos por durante y por a los que se ha hecho referencia (durante dos años, por dos meses, etc.) pueden admitir varias lecturas. Como se ha explicado, en la interpretación cíclica o iterativa, se denota la repetición del evento. Así, en el texto siguiente no se habla de interpretaciones continuas o sujetas a prolongación: El compositor interpretará durante tres días […] en el Tívoli varias de sus obras (Vanguardia [Esp.] 16/10/1995). Se introduce, en cambio, cierto evento del tipo ‘realización’ (concretamente, “interpretar alguna obra”) que tiene lugar en tres ocasiones dentro de un determinado período. Aun así, nótese que interviene en esta interpretación cierta información extralingüística, como es el hecho de que la actuación de un mismo artista no se prolonga sin límite día y noche.

23.3r Con muchos verbos de realización y de consecución, los complementos temporales introducidos por las preposiciones durante y por dan lugar a la llamada interpretación de estado resultante. Así, aunque la acción de encerrarse en un cuarto sea puntual, en el siguiente texto se construye el verbo encerrarse con un complemento de duración: De vuelta a Santiago me encerraba en mi pieza por cuatro días (Serrano, M., Vida). Ello es posible porque el complemento que se ha subrayado no hace referencia a la acción que expresa encerrarse, sino que mide la duración de su estado resultante, esto es, estar encerrado. He aquí otros casos similares:

De pronto, sin ningún anuncio, se rompió el contacto durante dos semanas (García Márquez, Noticia); Los ex empleados cumplieron la exigencia gubernamental de desalojar la catedral metropolitana que ocuparon durante 15 días (Jornada 26/1/1996); […] cuando la traca se cortaba, apagándose por algunos segundos (Blasco Ibáñez, Arroz); ¿Y os extraña que me perdiese durante semanas drogándome hasta la inconsciencia, hasta el robo y hasta la cárcel? (Luca Tena, M. L., Millón); […] lo que paralizó por varias horas la ciudad capital (Universal [Ven.] 6/4/1999); […] un magistrado que encarceló durante tres días a un empresario por un delito ecológico del que finalmente fue absuelto (Vanguardia [Esp.] 21/4/1994).

23.3s La interpretación de estado resultante es característica de los verbos de cambio de estado. En cuanto que el movimiento conlleva un cambio de estado, puede entenderse que esta interpretación se aplique también a algunos verbos de movimiento. Así, el que dice Saldré a la calle durante un rato (o, simplemente, un rato) no habla del tiempo que empleará en realizar la acción de salir a la calle, sino del tiempo que espera permanecer en la calle una vez que haya salido. En Se fue por un mes a Navalcarnero (Galdós, Episodios), se entiende igualmente ‘Estuvo en Navalcarnero durante un mes’. La interpretación de estado resultante está, sin embargo, restringida. Nótese que no se obtiene con el verbo llegar. Si llegar se interpretara como ‘quedarse’, tendrían sentido oraciones como *Llegó a la ciudad durante dos semanas, a diferencia de lo que sucede. Admite la interpretación mencionada alcanzar el éxito (como en Con esa machacona melodía alcanzó el éxito durante varias semanas), que adquiere así el significado de ‘gozar del éxito o permanecer en él’; pero la rechaza ganar la carrera, que no puede usarse para hacer referencia al estado subsiguiente que consigue el triunfador. El estado resultante se verbaliza a menudo (aunque no en todos los casos) con «estar o quedar + participio», como en paralizar algo ~ quedar algo paralizado; ocupar algo ~ quedar algo ocupado; apagarse algo ~ quedar algo apagado. Los adverbios locativos pueden ocupar el lugar del participio, como en salir ~ estar fuera.

23.3t Otros complementos adverbiales y preposicionales son sensibles a los rasgos de telicidad. Los complementos de un tirón, de un jalón, de una vez, poco a poco, gradualmente, completamente o por completo30.8b, 30.16v y 39.2b) son característicos de los predicados de realización, como en leer una novela de un tirón o reescribir por completo la obertura. Entienden algunos autores que esos modificadores adverbiales no solo focalizan el rasgo télico del evento, sino que pueden llegar a reproducirlo con mayor o menor abstracción. Por una parte, las realizaciones constituyen, en efecto, “eventos que se completan” en razón de su propia definición. Por otra, las locuciones poco a poco, gradualmente y de una vez expresan la existencia de diversos estadios que pueden seguirse al llevar a cabo una acción, donde cabo significa ‘fin, extremo, límite’. Es esperable, por consiguiente, que solo puedan llevarse a cabo los tipos de eventos que poseen final. Por el contrario, el adverbio indefinidamente modifica a los predicados que expresan actividades. La ausencia de término en estas últimas coincide en buena medida con el significado que aporta la propia definición de ese adverbio. Al considerar atentamente las paráfrasis de otros adjuntos modales o temporales, surgen de manera análoga los rasgos semánticos que caracterizan los eventos a los que estos modifican. Sobre la compatibilidad similar que se obtiene en las perífrasis verbales (como en Han de serlo necesariamente), véase el § 28.1v.

23.3u Muchos predicados de realización expresan acciones que causan efectos en las entidades designadas por los complementos que las reciben, e incluso dan lugar a la existencia o a la desaparición de las cosas así designadas. El hecho de pintar un cuadro afecta a la existencia del cuadro, pero el de leer un libro no afecta al libro. El concepto de ‘objeto afectado’ es, sin embargo, polémico, ya que los efectos de los que se habla no han de medirse necesariamente en términos físicos. En el § 28.16f se considera el verbo ver y se explica que resultan mucho más naturales oraciones como El documento ya está visto que otras, en apariencia similares, como El paisaje ya está visto. Se explica allí que esta diferencia está en función de que la acepción que corresponde a ver pertenezca al grupo de las realizaciones (‘revisar, analizar’) o de las actividades (‘divisar, mirar’). En cuanto a que alguien puede decir de determinada novela que “ya está leída”, es igualmente natural interpretar la novela como objeto afectado. En cualquier caso, lo que resulta relevante para la determinación de los tipos de eventos caracterizados en el § 23.3f es la existencia o la presencia de un límite como componente fundamental del proceso.

23.3v Se ha observado en los estudios sobre el aspecto léxico que no encajan propiamente en ninguno de los grupos del § 23.3f verbos como gritar, chillar, estornudar, toser, bostezar, saltar, golpear, parpadear, tocar (en tocar el timbre) o besar. Estos verbos se denominan semelfactivos (lat. semel ‘una vez’) porque designan situaciones que tienen lugar con una sola acción o un solo movimiento. Ofrecen cierta resistencia a los complementos temporales encabezados por la preposición en (en un minuto, en una hora, etc.), por lo que no encajan bien en el grupo de los predicados de consecución. Pueden usarse como verbos de actividad para expresar un número indeterminado de repeticiones de la acción que denotan:

Recuerdo que toqué el timbre durante un largo rato y nadie me abría la puerta (García Lao, Muerta); Salte durante treinta segundos y repose durante quince (Gedovius, Decídase).

De forma análoga, la oración Golpeó la mesa es apropiada para describir situaciones en las que se da más de un golpe en la mesa. Esta facilidad para pasar a denotar actividades diferencia asimismo los predicados semelfactivos de los de consecución. Estos últimos rechazan la recategorización mencionada en ausencia de complementos de duración o de iteración: Llegó tarde; Perdió las llaves. Los predicados semelfactivos se han interpretado, de hecho, como un tipo particular de verbos de actividad.

23.3w En el polo opuesto a los predicados semelfactivos están los verbos frecuentativos. La acción que denotan es inherentemente iterativa y solo se cumple si se realiza varias veces, o bien se fragmenta, se parcela o se desdobla entre los argumentos del predicado. El verbo frecuentar lleva asociado un componente iterativo (frecuentar un bar) que no se puede expresar de forma independiente porque se aportaría información redundante (*frecuentar un bar todos los días). Si bien no es posible frecuentar un bar una sola vez, es posible, en cambio, hojear un libro una sola vez si se pasan varias de sus páginas en esa ocasión, no si se pasa una sola. Se obtienen resultados semejantes con los verbos picotear, repicar, repiquetear, golpetear y otros semejantes en algunos de sus sentidos (§ 8.3-5). El verbo menudear suele construirse con sujetos plurales, lo que da lugar a la multiplicación de los sucesos, como en Menudearon las toses y los resuellos (Mujica Lainez, Escarabajo); pero también se puede usar con el sentido de ‘repetir a menudo’, con sujeto singular y complemento directo plural, como en Tuve que recoger vela, mucha vela, no menudear tanto mis visitas, y estas acortarlas todo lo que me era posible (Galdós, Prohibido).

23.3x En el último grupo de la clasificación de predicados introducida en el § 23.3a, figuran los estados. Los predicados de estado se caracterizan por su carácter no dinámico. El concepto de ‘estado’ que aquí se maneja es amplio, puesto que da cabida también a las propiedades. De hecho, las propiedades se suelen concebir como estados permanentes (ser alto, ser australiano, derivar del francés antiguo, caber en un lugar, limitar con un terreno, proceder de cierta familia), por oposición a los estados episódicos o transitorios (estar enfermo, estar lleno, figurar a la cabeza). Se analizan varios aspectos de esta clasificación en los § 13.4k y ss. y 37.7d y ss. Los verbos de acción que poseen usos como verbos de estado (a menudo permanente) forman un grupo nutrido. Presentan una diferencia notable en su comportamiento con los pretéritos: en su interpretación como verbos de acción admiten tanto el imperfecto como el pretérito perfecto simple; pero usados como verbos de estado rechazan este último. Se obtienen así contrastes como los siguientes:

Los ciudadanos se {levantaban ~ levantaron} en armas;

Los abetos se {levantaban ~ *levantaron} majestuosos a lo largo de la alameda.

Se retomará esta cuestión en el § 23.9. Estos contrastes, que son de naturaleza aspectual, ponen de manifiesto que el aspecto perfectivo o terminativo que caracteriza a la forma canté no es apropiado para los estados permanentes, en la medida en que estos no admiten modificadores que restrinjan la predicación a un instante o un período. En cuanto a los predicados de estado que denotan comportamientos (ser amable, ser tacaño, ser bueno), existe acuerdo casi general en asimilarlos a los que expresan actividades (portarse bien, tratar mal a alguien, etc.), ya que admiten «estar + gerundio», imperativos y otros contextos similares, en especial los que muestran la posibilidad de una acción o un comportamiento están sujetos a control.

23.3y El estudio del modo de acción se remonta a Aristóteles. Ha sido abordado desde múltiples perspectivas por un gran número de lingüistas y filósofos a lo largo de la historia de ambas disciplinas. En los últimos años, el concepto mismo de ‘modo de acción’ ha sido puesto en tela de juicio con el argumento de que son demasiados los casos en los que se produce la recategorización de los eventos, lo que haría de esta noción —en opinión de algunos autores— una propiedad más pragmática o discursiva que estrictamente semántica. Repárese en que de la definición del verbo desfilar cabe deducir que pertenece al mismo grupo que marchar. Al caracterizarlo como verbo atélico se predice, correctamente, la gramaticalidad de oraciones como El ejército desfiló ante su excelencia durante una hora, pero no se predice, en cambio, la de la variante El ejército desfiló ante su excelencia en una hora, que resulta natural si desfiló se interpreta como ‘consiguió desfilar’ o ‘completó el desfile’. No parece que esta segunda interpretación pueda ser prevista por el léxico —continúa el argumento—, por lo que sería el resultado de una adaptación contextual condicionada por factores externos al significado de la palabra y, en definitiva, al análisis gramatical mismo.

23.3z Por oposición a la línea de razonamiento que se acaba de esbozar, parece hoy mayoritaria —aunque no exclusiva— la postura según la cual los cambios de clase obedecen al hecho de que ciertos rasgos semánticos necesarios en la caracterización lexicológica de los predicados (no necesariamente en la lexicográfica) pueden estar o no activos, lo que debería establecerse mediante principios restrictivos. Así, las dos interpretaciones del ejemplo propuesto podrían tener relación con el hecho de que desfilar se interprete como marchar (predicado atélico), o bien como pasar en fila (predicado télico). En cualquier caso, debe hacerse notar que la relación que existe entre la (a)telicidad de los predicados y su definición lexicográfica es una cuestión no suficientemente investigada. Cabe también pensar que, al igual que muchos sustantivos pueden interpretarse como contables o no contables en contextos diferentes (§ 12.3), los predicados verbales puedan estar o no delimitados en función de las diversas formas en que se conciba su significación. Se han dedicado no pocos esfuerzos en los últimos años a estudiar la aportación que hacen a la categorización de los eventos ciertos componentes de la oración distintos del verbo. Esta cuestión se considerará de forma resumida en la sección que sigue.

Información adicional

En relación con este capítulo, las siguientes entradas del Glosario de términos gramaticales podrían ser de su interés:
acción, aspecto léxico, estado, evento, proceso

 

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