Sintaxis

34 El complemento directo. Transitividad e intransitividad

34.11 Complementos directos lexicalizados. Locuciones verbales formadas con verbos transitivos

34.11a Son muchas las locuciones verbales que se forman con verbos transitivos. Como sucede con otras locuciones (§ 13.18 y 30.15-17), se registra en las verbales considerable variación histórica y geográfica, pero también sintáctica, léxica y —en menor medida— incluso morfológica. El grupo nominal que contienen estas locuciones puede ejercer la función de complemento directo independientemente de que los grupos verbales estén lexicalizados. Aun así, en el § 1.10f se explica que la sustitución de tales complementos por pronombres átonos (tomarle el pelo a alguien > tomárselo; meter la pata > meterla) es algo más común en el español europeo que en el americano, lo que parece indicar que el grado de lexicalización de estas expresiones es mayor en el último que en el primero: Porque meter la pata, la ha metido hasta el corvejón en multitud de ocasiones (Norte Castilla 17/12/2008). Las locuciones verbales se caracterizan además por la gran facilidad con que pueden segmentarse y admitir adverbios en su interior. Ello pone de manifiesto que, aunque aparezcan en los diccionarios (en cuanto que son expresiones lexicalizadas), constituyen grupos verbales cuyos componentes muestran cierta autonomía sintáctica. Se subrayan en las siguientes locuciones los adverbios que separan el verbo transitivo de su complemento directo:

—Pero si estamos vivos —intervino uno que no había abierto nunca la boca (Sábato, Abaddón); Alice Gould ha tomado lindamente el pelo a sus criadas, fingiendo la historia de los cafés y pidiendo que le sirviesen la cena a la hora del desayuno (Luca Tena, Renglones); Rompió finalmente el hielo y saludó de una manera muy cordial (Vanguardia [Col.] 17/12/2008).

34.11b Un grupo numeroso de locuciones verbales contiene pronombres personales átonos, casi siempre lo, la o las, cuyo referente se intuye unas veces por el contexto, pero queda sin especificar en la mayor parte de los casos. Así, los infinitivos pasarlo o pasar la se usan con adverbios de modo o manera (bien, mal, regular, maravillosamente, cómo, etc.) para hacer referencia a la acción de atravesar o experimentar alguna situación circunstancial. Podría tal vez entenderse pasarlo, en el sentido de ‘pasar el tiempo’, y pasarla como ‘pasar la situación, la coyuntura o la circunstancia’, pero esas interpretaciones son sumamente inseguras. La variante pasarla es más frecuente en el español americano que en el europeo. En el habla coloquial de algunos países (entre ellos, el Uruguay, el Paraguay, el Ecuador, así como algunos países de las áreas centroamericana y caribeña) el verbo pasar se emplea también sin complemento en el sentido mencionado, como en ¿Cómo pasaste?; Que pases muy bien, etc.:

Nadie se está haciendo millonario con este filme y la pasamos bien así (Clarín 22/1/2002); Mediante comida típica nuestra y chupe pasamos de lo mejor (País [Ur.] 12/7/2001); Puntual, a las doce de la noche comenzará el festejo y bailaremos, y lo pasaremos bien con las amigas (Lázaro, Humo); Incluso el pobre analista las pasó mal (Benedetti, Primavera); No, si al final lo pasaremos divinamente esta noche (Moncada, Mujeres); Estuvimos ahí en la escuela misma, estuvimos internas. Súper bien pasamos (CREA oral, Paraguay).

Se usa asimismo el plural las en otras locuciones formadas con el mismo verbo pasar, como en pasarlas amargas o pasarlas moradas (‘padecer graves dificultades’); la segunda, más frecuente en el español europeo; la primera, más común en el americano:

Las pasé amargas con ese libro (Nación [Chile] 14/8/2005); Los animales […] empezaban a ponerse nerviosos, y los cuidadores las pasaron moradas para impedir una estampida (Rivera Cruz, Fiestas).

34.11c La lista siguiente constituye una relación parcial de locuciones verbales similares a las que se acaban de mencionar. Contienen complementos pronominales lexicalizados en la función de objeto directo. La mayor parte de estas locuciones, aunque no todas, son propias del registro coloquial. Las paráfrasis que se ofrecen son aproximadas:

apostárselas ‘garantizar anticipadamente’, en uno de sus sentidos, en México y parte de Centroamérica;

arreglárselas, apañárselas, avenírselas, componérselas o ingeniárselas (para algo) ‘actuar con ingenio para lograrlo’;

barajarla más despacio ‘explicar de forma más detallada’, en México, Centroamérica y parte de las áreas caribeña y andina;

comérsela ‘soportar algo’, en el Uruguay;

creérselo, creérsela o tenérselo creído ‘actuar con suficiencia o arrogancia’;

dársela (a alguien) con queso ‘engañarlo’, en España;

dárselas (de algo) ‘fingir lo que no se es’;

diñarla o palmarla ‘fallecer’, más usada en España;

echársela ‘presumir’, en Puerto Rico y otros países antillanos;

embarrarla ‘equivocarse’, en parte del área caribeña;

estar a verlas venir ‘carecer de los bienes materiales básicos’;

habérselas (con algo o con alguien) ‘contender con ello o con él’;

jugársela ‘arriesgarse’;

jugársela (a alguien) ‘comportarse deslealmente con esa persona’;

montárselo (de una determinada manera) ‘organizarse la vida’, en España;

no acabársela ‘no soportar algo’, en México y parte de Centroamérica;

no pensárselo dos veces ‘actuar de inmediato, no demorar una decisión’;

pasarla, pasarlo o pasar (de una determinada manera) ‘hallarse en ese estado circunstancial’;

pegársela (a alguien) ‘engañarlo’;

rebuscárselas ‘sortear dificultades’ en el área rioplatense;

regarla ‘cometer un error’, en México y parte de Centroamérica;

sabérselas todas ‘tener gran habilidad para desenvolverse con éxito’;

tomarla (con alguien) ‘tenerle inquina o manía’, en España;

verlas venir ‘esperar a que suceda algo o a que actúen los demás’;

vérselas (con alguien o con algo) ‘enfrentarse a él o a ello’;

verlas o vérselas feas ‘pasar dificultades’, en Chile, el área rioplatense, y en parte de Centroamérica y del Caribe continental;

vérselas negras (para algo) ‘encontrar grandes obstáculos al intentarlo’;

vérselas y deseárselas (para algo) ‘pasar por grandes dificultades para lograrlo’, en España.

Se ilustran a continuación algunas de ellas:

Es gordo y fuerte como un toro y a mí me parece que pronto se las habrá conmigo (Benejam, Escuela); Y de verlo por ahí, casi me las apuesto que lo mandaría de nuevo al camposanto (Rulfo, Pedro Páramo); Marginado de los cenáculos culturales adictos al poder político, se las avino para desarrollar una gigantesca e imponente tarea intelectual (Mercurio [Ec.] 24/12/2008); Entonces inmediatamente venía la obediencia porque, si no, las veíamos feas de verdad (CREA oral, Venezuela); No logra quitarse de la cabeza lo de la pobre Nacha, porque a ella no se la pega, bien que alcanza a comprender sus motivos (Hayen, Calle); Augusto Jota se da cuenta que ha vuelto a meter las botas y, para acabar de embarrarla, se calló (Moreno-Durán, Diana); Pero la han tomado conmigo y me están buscando las vueltas (Savater, Caronte); Ahora sí que la regaste, Voz. Vete a la chingada (Chávez, Batallador).

34.11d La variación sintáctica que registran algunas locuciones que contienen complementos directos lexicalizados se comprueba de diversas maneras. Se acaba de aludir a la alternancia pronominal en series como pasarla bien ~ pasarlo bien ~ pasar bien. Muchas locuciones verbales se construyen con nombres no contables (§ 12.2) en función de objeto directo. Estos sustantivos se usan sin artículo, como en correr prisa, dar bola, dar guerra o traer cola, con algún cuantificador: correr bastante prisa, dar mucha guerra, dar poca bola o traer mucha cola: Seguro que va a ser muy llamativo y va a traer mucha cola (Mundo [Esp.] 23/10/2007). Otras locuciones se forman con sustantivos contables en singular precedidos de artículo (arrimar el hombro, besar el suelo o el piso, mamar el gallo, meter la pata), o en plural, la mayor parte de las veces sin él (atar cabos, dar señales de vida). Son menos las que admiten estos últimos sustantivos usados sin determinante ni cuantificador (chupar rueda, dar parte, hacer noche, plantar cara, etc.). Solo algunas admiten adjetivos calificativos que modifiquen potestativamente al sustantivo, como en hacer migas o buenas migas (con alguien); llevar (alguien o algo) mal camino. Son, en cambio, numerosas las locuciones verbales que contienen objetos directos lexicalizados y que se usan en contextos negativos o irreales, como en Eso no me importa un real o en si lo que me ofreces valiera un pimiento, y en otras muchas construcciones similares que se analizan en el § 48.7.

34.11e Las alternancias de «presencia-ausencia» de determinante en los grupos nominales lexicalizados con función de objeto directo pueden cambiar el sentido en algunas locuciones, mientras que lo mantienen en otras. No se altera, en efecto, el significado en los contrastes de «presencia–ausencia» de artículo en (no) pegar (el) ojo48.6d) ni tampoco en sentar (la) cabeza:

Ahora tengo esposa, he sentado cabeza y me tomo la realidad en serio (Antognazza, Vida); Hoy, cansado de tantas noches de vino y rosas, ha sentado la cabeza y quiere empezar a trabajar seriamente (Tomeo, Amado).

Se modifica, en cambio, el sentido si se compara abrir la boca (‘decir palabra’), como en Si abres la boca eres hombre muerto, con abrir boca (‘despertar el apetito’, más usada en el español europeo): Para abrir boca, un tentempié frío muy variado (Maqua, Invierno). Otras muchas locuciones verbales presentan formas similares de variación en lo relativo al determinante. Se usa, por ejemplo, hacer vista gorda en Chile, hacer la vista gorda en España y hacerse de la vista gorda en la mayor parte de los demás países hispanohablantes: Ni por lo de la brujería protestó nadie, se hicieron de la vista gorda (Hayen, Calle). Del mismo modo, en el español europeo se usa dar la lata (‘molestar’), mientras que en varios países americanos se emplea con idéntico significado dar lata: Molina, te voy a dar lata otra vez (Puig, Beso). Existen otros muchos casos similares de variación sintáctica.

34.11f Es mucho menos frecuente la variación morfológica en las locuciones verbales de objeto directo, pero se atestigua a veces, como en dar bola ~ dar bolilla (‘prestar atención’, usada sobre todo en el área rioplatense): A las otras yo no les daba mucha bolilla porque estaba sumergida en mi propio mundo (País [Ur.] 4/10/2001). Es, en cambio, muy abundante la variación léxica, como lo muestran los diccionarios y otros repertorios léxicos. Se trata de alternancias del tipo de dar el gatazo (en muchos países americanos) ~ dar el pego (en el español europeo); meter la pata ~ meter el choclo (‘equivocarse’, la primera de uso general; la segunda, común en México y parte de Centroamérica, en alternancia con la primera); darse un batacazo ~ darse un frentazo (la segunda, frecuente en México), entre otras muchas similares.

34.11g En general, son muy numerosas las locuciones verbales de verbo transitivo que se usan en ámbitos geográficos de mayor o menor extensión. En el registro coloquial de varios países hispanohablantes —no necesariamente coincidentes— se utilizan, entre otras muchas, formas complejas como las siguientes:

dar atole o atol con el dedo ‘engañar’; dar bola ‘hacer caso’ sobre todo en el Río de la Plata, pero ‘coquetear’ en el Ecuador; dar chicharrón ‘matar’; dar guasca ‘fustigar’; dar manija ‘animar, incitar’; hablar paja ‘decir trivialidades’; hacer roncha ‘hacerse notar’; hacerse bolas ‘confundirse’; sacar canas verdes ‘disgustar’.

Se ejemplifican a continuación algunas de estas construcciones:

Algún día entrarían en la adolescencia y ella temía que le sacaran canas verdes (Donoso, Elefantes); Ahí mismo le dieron chicharrón, sobre la pila de mazorcas tiernitas quedó (Flores, Siguamonta); Las “mujeres” de don Júbilo estaban en la calle, se hacían bolas con los puntos y las rayas, confundían los sonidos o los traducían de manera equivocada (Esquivel, Deseo); Cuando el Turco avisó lo que le había ocurrido a un oficial de los paracaidistas, el tipo no le dio bola (Fogwill, Cantos); Nos siguen dando atole con el dedo. Todo es mentira (Aguilera Malta, Pelota).

Existen incluso locuciones de este grupo que reciben una interpretación en unos países y otra en otros. Está entre ellas dar corte, que significa ‘hacer caso’ o ‘reparar en alguien’ en el Río de la Plata, pero ‘causar vergüenza’ en Cuba y en España, y ‘despedir a alguien de un empleo’ en El Salvador.

34.11h Muchas de las locuciones verbales que contienen complementos directos se integran en grupos verbales más amplios dejando libres otras funciones sintácticas, por ejemplo, la de complemento indirecto en sorber el seso a alguien (‘obsesionarlo, ejercer sobre él una influencia desmedida’), la de complemento del nombre en saltar la barda de algo (‘tener éxito’ en El Salvador y otros países centroamericanos), cualquiera de estas dos en llamar la atención {a ~ de} alguien, o la de complemento de régimen en tener chaqueta con alguien (‘discutir con él’, en Cuba y otros países antillanos). Se ejemplifican seguidamente algunas de estas locuciones, y se subraya el complemento que queda libre:

El nombre le llamó la atención (García Márquez, Amor); Lo cual no ha llamado la atención de los viajeros (Expreso [Perú] 15/4/1992); Pero las mejores tenistas nacionales tendrán una nueva oportunidad de medir sus posibilidades frente a promesas regionales que no tardarán en saltar la barda del profesionalismo (Salvador Hoy 26/8/1996); Oye, hoy vamos a tener chaqueta con Bejuco (Parrado, Muerte).

34.11i También, al igual que otras locuciones, las que contienen complementos directos lexicalizados poseen muy diverso grado de transparencia. Es posible deducir con facilidad el sentido de algunas porque mantienen en parte su interpretación composicional, como pisar el acelerador ‘dar celeridad a algo’, en España, cruzar el charco ‘cruzar el mar, generalmente el océano Atlántico’ o la citada abrir la boca ‘decir palabra’. Son opacas, en cambio, tomar el pelo (a alguien) ‘burlarse de él’, llevar la corriente (a alguien) ‘mostrar aparente conformidad con lo que dice’, pelar el diente (a alguien) ‘sonreírle, adularlo’ o la mencionada mamar el gallo (a alguien) ‘burlarse de él’. Las dos últimas son comunes en el Caribe continental:

La muerte se vengó de este tipo que tanto le había tomado el pelo (Galeano, Días); Aprendió con los años a llevarle la corriente y decirle sí (Fuentes, Cristóbal); También se maman el gallo, se insultan, se sacan la madre y alguna vez se pegan tiros, pero en la asamblea de los muchachos no pasa nada (Morón, Gallo); ¡Conque punto en boca! Y pelarle el diente a la madrastra; y hacerle a su Merced hartas feligranas (Carrasquilla, Marquesa).

34.11j Las locuciones verbales se distinguen de las construcciones de verbo de apoyo (también llamadas de verbo soporte, vicario o ligero), ya que, como se explica en el § 1.10k, estas últimas se forman con verbos parcialmente desemantizados y con sustantivos (casi siempre derivados) que aportan el contenido léxico que caracteriza a la construcción, como en dar un paseo ~ pasear. Los verbos de apoyo transitivos más frecuentes son los siguientes:

Dar: dar un giro, ... un paseo, un paso, una vuelta; también dar (a alguien) a veces (algo) aviso, ... caza, confianza, conversación, ejemplo, esperanzas, respuesta, sepultura, término, tiempo, un beso, una explicación, un golpe, etc.

Echar: echar el cerrojo, ... una cabezada, una carrera, una partida, etc.

Hacer: hacer un aterrizaje, ... una copia, un favor, una pregunta, un viaje; también hacer alarde, ... amistad, bromas, burla, caso, cosquillas, daño, deporte, fotos, fuerza, gimnasia, gracia, ilusión, justicia, memoria, mención, méritos, negocio, oposiciones, oración, pedazos, propaganda, referencia, etc.

Tener: tener (a alguien o a algo) admiración, ... cariño, estima, lástima, manía, miedo, etc.; también tener amistad, ... ánimo, cabida, calor, origen, sueño, ventaja, voluntad, etc.

Tomar o coger: tomar o coger fuerzas, ... impulso, velocidad, un hábito, un vicio, etc.

A mayor distancia en número de combinaciones se encuentran pedir, poner y otros verbos:

Pedir: pedir disculpas, ... explicaciones, etc.

Poner: poner (a alguien) un castigo, ... una multa, objeciones, problemas, etc.; también poner paz, ... piso, precio, proa; también poner (a algo) fin, ... remedio, término, etc.

En las locuciones verbales no se suelen admitir los sinónimos: se dice tomarle (a alguien) el pelo, no el cabello. Los sinónimos —y, en general, los términos que se aproximan semánticamente— se aceptan, en cambio, con ciertas limitaciones, en las construcciones de verbo de apoyo, así como en las llamadas colocaciones, que (como se indicó en el § 34.4h) son combinaciones léxicas restringidas semánticamente, como en sortear un inconveniente, un peligro, un problema, etc. o en sembrar la duda, la incertidumbre, la sospecha, etc.

Información adicional

En relación con este capítulo, las siguientes entradas del Glosario de términos gramaticales podrían ser de su interés:
coaparición, locución verbal, verbo de apoyo

 

Nueva gramática de la lengua española
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