Sintaxis

46 Construcciones causales, finales e ilativas

46.12 Las construcciones ilativas (II). Particularidades de algunas conjunciones

46.12a Son escasas las diferencias dialectales en el uso de las partículas ilativas, pero se reconocen algunas relativas a los registros lingüísticos. Las locuciones conjuntivas ilativas de aquí que y de ahí que son mucho más frecuentes en la lengua escrita que en la oral; conque es menos usada en la lengua literaria que en la prosa ensayística o en la lengua coloquial, salvo que la primera reproduzca el coloquio. En cambio, de modo que, de manera que o así que se utilizan en todos los registros. Se han observado, en cambio, grandes diferencias geográficas en el uso de pues —sea conjuntivo o adverbial—, mucho más frecuente en la lengua oral de México y Centroamérica que en la de otras áreas hispanohablantes. Véanse sobre esta partícula los § 30.13j y ss. y 46.12m y ss.

46.12b Las conjunciones ilativas son poco numerosas: Pienso, luego existo; Así te mueras; Conque decidí quedarme. Son muchas, en cambio, las locuciones conjuntivas ilativas. Con los adverbios demostrativos (§ 17.7-9) se forman de ahí que, de aquí que y así que, además de la locución adverbial de sentido ilativo así pues. La pauta «de + sustantivo + que» da lugar a las locuciones de forma que, de modo que, de manera que y de suerte que. La última, de muy amplio uso en el español clásico, es hoy más común en la lengua escrita que en la oral. Esta locución se suele asociar con los registros idiomáticos más elevados en el español europeo, no tanto en el americano:

Suponía que el percance quedaría resuelto al día siguiente con el regreso del tren, de suerte que ahora su única preocupación era esperar el domingo para reanudar el viaje (García Márquez, Funerales); […] desde lo oscuro de la muerte en la que también yo sentía que me iba hundiendo a cada remada, de suerte que ya éramos un ahogado y medio (Roa Bastos, Vigilia); Adolecemos de la misma incapacidad en lo referente al espacio, de suerte que invocar una Eternidad anterior es tan decisivo como invocar una Infinitud (Borges, Historia).

Sobre el uso final de de forma de, de manera de, etc., seguidas de infinitivo, véanse los § 46.10u y ss.

46.12c Sobre la pauta «por + sustantivo + que» se forma la locución ilativa por manera que, muy habitual en los textos antiguos y usada hoy en algunos países americanos:

Los procuran vestir con debido color, así se han de preciar de que en toda su gente relumbre su mucha liberalidad y bondad. Por manera que los de su casa ni estén en ella faltos, ni salgan de ella quejosos (León, Casada); Luego ella misma se puso a dirigir a las mujeres de su servidumbre por manera que todo quedó a muy buen recaudo (Roa Bastos, Vigilia); Las criaturas reconocen su punto céntrico en el Criador; por manera que los impíos ateístas que niegan la existencia de un Dios criador y conservador del universo, proceden contra el testimonio común de las naciones (Fernández Lizardi, Periquillo).

46.12d La combinación de la preposición con y la conjunción subordinante que da lugar a la conjunción conque. No obstante, su significado no puede relacionarse sintácticamente con el que corresponde a sus componentes: conque expresa un sentido próximo a de modo que, como en Ah, conque la lucha guerrillera te parece menos peligrosa (Fuentes, Gringo), mientras que el valor de con en los complementos de régimen depende del sentido particular que esta preposición adquiera en función del predicado al que modifique, como en Me conformo con que me llames de vez en cuando; Bastaba con que la habitación estuviera limpia. También se distingue la conjunción conque de la combinación de la preposición con y el pronombre relativo que, como en Era sorprendente el placer con que comía todo aquello o en Debía ser su novio por el cariño con que pronunció la palabra Pipo (Cabrera Infante, Habana).

46.12e Tanto en los complementos de régimen («con + conjunción que») como en las relativas («con + relativo que») es necesaria la separación ortográfica. Se escribe, por tanto, Ya sabes que yo estoy al margen de esa cuestión, conque no me preguntes nada, donde conque es conjunción; pero no es correcto escribir La desconfianza conque me miró (en lugar de … con que me miró), ni tampoco Es suficiente conque firme aquí (en vez de … con que firme aquí). A pesar de que con lo que y con lo cual son grupos preposicionales relativos (§ 44.2), el que sus correlatos no relativos (con eso, con ello) no se empleen con este mismo valor hace pensar que se asimilan en alguna medida a las locuciones ilativas:

Las cosas nunca llegaron a ir bien, con lo que no había tenido más remedio que soportarlas, pasando de la tolerancia al odio (Sánchez, H., Héroe); Hay muchos que siempre tienen en la boca el no, con lo cual lo estropean todo (Rumbo 20/10/1997).

46.12f Las locuciones conjuntivas ilativas se construyen en indicativo, excepto de ahí que y de aquí que, que van seguidas de subjuntivo. Se explicó en el § 25.13n que algunas locuciones admiten el subjuntivo usadas en sentido final, por tanto ya no propiamente ilativo, como en los siguientes ejemplos:

Mandó a los caballeros que sacaran sus monturas al borde de la carretera de modo que por la tierra blanda las herraduras no hicieran ruido (Sender, Carolus); Se ha quitado el abrigo y tras doblarlo cuidadosamente, de forma que solo el forro quedara expuesto a la violencia de la lluvia, ha salido a la calle (Millás, Visión).

Esta interpretación es compatible con la consecutiva, en la que puede sobrentenderse el determinante tal: Escríbelo de (tal) manera que todo el mundo lo entienda. Debe observarse, además, que en la interpretación consecutiva de estas formas no se obtienen aquí locuciones, sino estructuras de cuantificación nominal, puesto que de tal manera que alterna en estos contextos con de una forma tal que y otras construcciones formadas libremente en la sintaxis.

46.12g A pesar de que los usos que se acaban de explicar son finales, más que ilativos, las locuciones conjuntivas ilativas formadas con los sustantivos forma y manera mantienen una relación estrecha con los correspondientes grupos sintácticos consecutivos en contextos no finales, lo que se comprueba en las construcciones ilativas en las que es posible suprimir el determinante tal, con solo un ligero cambio en el significado:

Un tercio de los melanomas suelen surgir de un nevus preexistente, de tal manera que se ha de estudiar cuidadosamente cualquier cambio de tamaño forma y color en una lesión pigmentada (Rapado, Salud); El actual sistema nos obliga a elegir a una lista, es decir, a un partido, de tal forma que realmente no somos representados por nadie (Metro 26/1/2004),

pero también en las que no lo contienen, aunque podrían admitirlo, lo que da lugar a alternancias como de forma ~ de tal forma:

La señora Holdein fue perceptiva a la posible intencionalidad del gesto de mi madre […], de forma que se levantó (Puértolas, Noche); Las Fuerzas Armadas no han reclamado en ningún momento que se les confiara la tarea de enjuiciar y sancionar a los delincuentes, de manera que estos permanecerán sometidos al fuero regular de la justicia civil (Vargas Llosa, Pantaleón); Clavé los ojos en la puerta y no los desvié en ningún momento, ni siquiera para mirar el reloj, de forma que no sabía cuánto tiempo había pasado cuando finalmente la puerta se abrió (Etxebarria, Beatriz).

Se producen las confluencias entre la construcción consecutiva y la ilativa que se mostraron en los apartados precedentes como consecuencia del valor demostrativo que puede adquirir el determinante tal.

46.12h Aunque las conjunciones suelen ser elementos átonos, muchas locuciones conjuntivas son o pueden ser tónicas: a fin de que, al objeto de que, con tal (de) que, etc. Entre las locuciones ilativas tónicas destacan especialmente de modo que y de manera que, así como las que contienen adverbios demostrativos: así que, así pues, de ahí que y de aquí que. Estas últimas mantienen además el acento ortográfico que caracteriza a esos adverbios:

El historiador interpreta en función de algo que no se dice en el mismo texto, de ahí que la filología haya podido quedar solo como ciencia auxiliar de la historia (Lledó, Días); Para el teólogo, como para el abogado, el dogma, la ley es algo dado, un punto de partida que no se discute sino en cuanto a su aplicación y a su más recto sentido. Y de aquí que el espíritu teológico o abogadesco sea en su principio dogmático (Unamuno, Sentimiento); Solo estaba seguro de que ellos no me veían y que en algún lugar se encontraba Caridad, así que me dispuse a aguantar sin moverme todo el tiempo que hiciera falta (Bolaño, Pista).

Desde el punto de vista discursivo, de ahí que y de aquí que son dos locuciones peculiares, ya que presentan la información oracional que introducen —siempre en subjuntivo— como conocida por el lector o el oyente, aunque esa suposición sea a menudo retórica. La mayor parte de las conjunciones ilativas presentan, en cambio, esa información como conclusión, corolario o recapitulación de algún razonamiento previo.

46.12i Se mantiene en parte la estructura sintáctica que da lugar a las locuciones de ahí que y de aquí que. De acuerdo con ella, es posible reponer un verbo (de ahí se deduce, … se sigue, … se desprende, … se infiere, etc.) y obtener así una subordinada sustantiva de sujeto. Esta pauta posee asimismo puntos de contacto con las construcciones absolutas. En efecto, de ahí puede concebirse como una locución adverbial predicativa en una oración absoluta cuyo sujeto sería un grupo nominal, como el subrayado en Entre los espías una palabra de más puede significar la muerte, de ahí su mutismo (Quesada, Banana). Si en lugar de un sujeto nominal aparece una subordinada sustantiva, se obtendría una estructura predicativa «predicado + sujeto», en lugar de la construcción «conjunción subordinante + oración» que caracteriza la estructura ilativa. Algunos hablantes usan la coma para dar a entender que es la estructura predicativa la que desean construir:

De ahí, que muchos, cuando se encuentran en presencia de un rostro nuevo, es como si de pronto, tuvieran ante los ojos un mapa (Arlt, Aguafuertes); De ahí, que esta enfermedad, una vez declarados sus primeros síntomas sea ya incurable y mortal en pocos días (Azar, Border).

No obstante, al igual que no se añade coma en la variante nominal de esta construcción (el ejemplo citado de Roberto Quesada), tampoco se recomienda usarla en la variante oracional. Por otra parte, no se hace pausa entre ahí y que en estas oraciones: Tenía fama de ser un as en conseguir las indemnizaciones de automóviles robados, de ahí que también hiciera buenas migas con Brutus (Sánchez-Ostiz, Infierno).

46.12j Como se señaló, el adverbio demostrativo así forma parte de la locución así que, en la que no pierde enteramente su sentido deíctico o anafórico original. En estos casos, así que equivale a de modo que, de suerte que, pero también a y de ese modo:

Si fuere al contrario, seré loco de veras y, siéndolo, no sentiré nada. Ansí que de cualquiera manera que responda, saldré del conflito y trabajo en que me dejares (Cervantes, Quijote I); Al final le entregaron siete pesos y pico, así que por lo menos su hijo no nacería sin nada que ponerse (Vergés, Cenizas); Ni siquiera con sus buenas notas pudo encontrar algo, así que le pidió a su novio con quien ya estaba hablando de matrimonio, que la ayude en su búsqueda (Popular 21/2/2004).

La locución así que admite la variante así es que: Le aseguro que puedo dispararle antes de que me maten, así es que mejor nos vamos respetando (Esquivel, Agua). En el habla coloquial de México y de algunos países centroamericanos se ha documentado la variante dequeísta así es de que, que se considera incorrecta y se recomienda evitar. Sobre la forma ansí en el ejemplo de Cervantes y otras posibles variantes de así véase el § 17.9.

46.12k Existen otros puntos de contacto entre el adverbio así y las construcciones ilativas. Por un lado, así admite paráfrasis como de ese modo o de esa manera, que remiten necesariamente al discurso precedente. Los adverbios consecutivos así pues y así30.13j y ss.) expresan, por otro, contenidos similares a los de las conjunciones ilativas. A estos vínculos pueden añadirse otros. En efecto, si se considera la oración subrayada en el texto siguiente:

Muchos hombres de negocios se comportan exactamente igual que los camareros. Creen como los camareros que todo lo que no mata engorda. Y así están de gordos los camareros y los hombres de negocios (Carrión, I., Danubio),

se comprobará que así no denota en ella ‘cierta forma de estar gordo’. Cabe, pues, pensar que así cuantifica a distancia al adjetivo gordo, de forma similar a como lo hace el adverbio bien en la oración exclamativa Bien que estabas callado42.15m). Ello da lugar a paráfrasis como … y de ahí que estén tan gordos los camareros y los hombres de negocios, con la locución ilativa ya analizada de ahí que. Sobre el vínculo entre así y las construcciones ilativas, véase también el § 17.9o.

46.12l Muchas conjunciones ilativas inician período, incluso turno discursivo. Cuando encabezan preguntas, es habitual que se formule en ellas una recapitulación, a veces inesperada, o se solicite simplemente alguna aclaración de lo que se ha dicho:

—¿De modo que murió? —Sí. Quizá usted debió saberlo (Rulfo, Pedro Páramo); ¿De manera que a ti te dejaron en libertad a condición de que ayudases a coger al Bizco? (Baroja, Hierba); Así que van seis, ¿no? (Benet, Región); Lidia: —Ah, ¿de manera que te descontaste? Laurita: —Sí. Eso ocurre, ¿no? (Marsillach, Aniversario); —¿Así que encontraste a Neno acostado con tu mujer? (Piñera, Ring).

En las preguntas y exclamaciones que encabeza conque es más frecuente, en cambio, que se exprese ironía, escepticismo o reproche tras la averiguación de algo que pone en entredicho al interlocutor:

Cuando Carlina lo supo se quedó meditabunda; ¡Ah, conque no vería más al monstruo! ¡Conque no la perseguiría! (Sánchez Gómez, G., Novelas); —¿Es un héroe entonces el Cigüeña? —Ah ¿conque llamáis Cigüeña a Gerardo, eh? (Delibes, Madera); —Ah, ¿conque ese es el chiste? —Cada quien mata pulgas a su manera (Fuentes, Cristóbal); Mesalina: ¡Ah, sinvergüenza, conque tenías ensayo! ¿Eh? Camaleón: Amorcito, te lo juro, puedo explicártelo todo (García May, Operación).

46.12m La partícula pues es especialmente compleja en su interpretación ilativa. Recuérdese que posee un uso distinto como conjunción causal explicativa, como se indicó en los § 46.6n y 46.6q. Como expresión ilativa, pues admite dos usos. En el primero es tónica y se suele considerar adverbio (§ 30.13j y ss.). Se caracteriza por aparecer al final de una oración, como en Levántate, pues (Quintero, E., Danza), o bien en un inciso, como en estos ejemplos:

No olvidemos que hoy es lunes: día de correo. Hay, pues, que esperar la carta del lejano pueblo natal (Mejía Nieto, Relatos); Aquí está mi esqueleto, pues, entre la mesa y la silla (González León, Viejo); El tiempo es, pues, precioso y la concentración fundamental (Arrabal, Torre); Gervasio se encontró, pues, haciendo de bisagra, conciliando dos caracteres antagónicos (Delibes, Madera); Miren, pues, el hombre ha leído (Uslar Pietri, Oficio).

La otra variante de pues es átona. Se ha considerado que, en este segundo sentido, pues es una conjunción ilativa expletiva, ya que puede omitirse en un gran número de casos. Aun así, su presencia, más habitual en la lengua coloquial, añade énfasis a la expresión y constituye, además, una marca que señala expresamente el deseo del hablante de establecer algún vínculo entre la información que le sigue y la que ya se ha presentado antes. Tal conexión no siempre se traduce en una relación lógica:

Si pasa algo, pues que lo diga (Grandes, Aires); Y como hay un artículo que lo prohíbe, cuando la hagamos, pues hay que traer al guardia y reprimir a los trabajadores (Paz Hernández, Huelga); Verás, es que como yo soy española, pues yo me siento desamparada y sola (Romero Esteo, Vodevil); Lo primero quería decir que ellos estaban por la sociedad […] y lo segundo pues que no eran ateos (Vergés, Cenizas).

46.12n En la lengua oral del español europeo y en la de muchos países americanos, pero en especial México y los de las áreas centroamericana y caribeña, el uso de pues al que se hace referencia es particularmente frecuente como marca que separa ciertas subordinadas antepuestas en posición de tópico del resto de la oración. El repetido empleo de esta fórmula ha provocado su desgaste fonético. La forma pues ha dado lugar a la variante pos. Esta grafía aparece con frecuencia en los textos literarios que desean reproducir tales usos orales, pero se recomienda evitarla en los demás niveles lingüísticos:

—¿Por qué no se está en su casa? —¡Pos no está poco espetada la madamita! (Galdós, Audaz); Si está muerto, pos entiérrenlo (Rulfo, Llano); —Pos solo si lo pido a mis amigos y ellos arreglan todo —repuso muy seguro de sí (Martín Moreno, Negro); —¿En cuál cerro? —Pos por esos andurriales (Rulfo, Pedro Páramo); ¿Estás malo?… Pos amuélate y trabaja (Trigo, Jarrapellejos); Pos fíjese que yo no opino, fue la respuesta (Pérez-Reverte, Reina).

Se recomienda asimismo evitar las grafías pe, pes, pis, po, pu, pue, pus e incluso ps, que se registran ocasionalmente.

46.12ñ La conjunción ilativa pues admite una gran variedad de usos discursivos, a menudo separados por fronteras imprecisas. Se utiliza a menudo en la lengua coloquial como apoyo para iniciar una respuesta o una réplica: —¿Y qué se necesita? —Pues la verdad es que no lo sé muy bien, o en —Digo lo que es. Y me quedo corta. —Bueno, pues dilo, di todo lo que pienses (Sierra, M., Palomas). Una variante de este uso es el empleo de pues al inicio de ciertas narraciones. En esos casos puede haber o no ilación con lo que se ha dicho antes, pero la elección de la partícula por el hablante da a entender, como en otros casos, que desea establecer dicho vínculo aunque no sea real:

Pues resulta que ayer, tras dejar a la Bernarda de vuelta en su casa con la virtud intacta pero un par de buenos moretones en las nalgas, me acometió un arrebato de insomnio (Ruiz Zafón, Sombra).

Otra variante de este mismo valor de pues da lugar al uso de esta conjunción ilativa para romper el silencio o reanudar un diálogo:

Necesito esa guita para dejar la calle. Me muero de frío y de aburrimiento, como los pandas del zoo (Transición). Bueno, pues yo ya estoy lista, a ver el cacharro de la música… (Caballero, Squash).

46.12o En el uso llamado contrastivo, pues introduce alguna afirmación opuesta a la que se acaba de presentar, como cuando alguien dice Aquí no hay cigüeñas, y su interlocutor replica Pues en mi pueblo hay cientos. He aquí otro ejemplo de este mismo uso:

Ana: De muy mal gusto. Pedro: Estoy de acuerdo. Ana: Me refiero a la blusa. Lili: (Acercándose a Elena.) A ver… pues a mí me gusta, aunque huele un poco a sudor… (Caballero, Quinteto).

Las réplicas que encabeza pues en este uso son muy a menudo breves y contundentes: —Me gusta mucho. —Pues a mí nada. Se obtiene otra variante del uso contrastivo de pues cuando el hablante no desea negar lo que ha dicho su interlocutor, sino más bien agregar una apostilla que lo presenta como sorprendente o inesperado, como en —¡Este poema es fantástico! —Pues lo ha escrito Pablito, o en —Qué golfo, qué golfo he sido… —¿Sí?, pues hay quien le quiere canonizar en vida (Martínez Mediero, Vacaciones). Este empleo de pues puede considerarse el opuesto al uso de como que en la réplica (¡Como que es de Neruda!), explicado en el § 46.6s. Es también frecuente el uso contrastivo de pues en las construcciones en las que no encabeza período ni turno discursivo, como en A mi mamá no le hace gracia, y a mi papá, pues aún le hace menos.

46.12p La partícula pues puede anteponerse a casi cualquier fragmento discursivo que constituya la respuesta a alguna pregunta si el hablante entiende que la contestación era obvia (pues a las dos, pues de madera, pues en cualquier momento, pues yo). He aquí otros ejemplos:

Tomás: (a Manuel) Oye, trae algo para festejar… Manuel: ¿Festejar? ¿Qué? Tomás: Hombre, pues el ciclón. Es lo que se acostumbra (Piñera, Siameses); —¿Y de dónde sacarán dinero para vestirse? —¿De dónde?, pues de los hombres (Magaña, Signos); Ah, perfecto. ¿Quiere guerra? Pues la tendrá (Ribera, Sangre).

Es frecuente que pues se apoye en un vocativo o una interjección al comienzo de una réplica, lo que acentúa el carácter enfático de esta: —Ya. Anda, estate callada y vente. —¡Voy, voy! Pues hijo, ¡ni que tuvieras veinte años! (Cela, Colmena).

46.12q Otras veces se usa pues para indicar inseguridad o indecisión del hablante, sobre todo si se pronuncia con alargamiento de la vocal e o de la s final:

—¿Y qué habría que hacer? —Pues… leer esto con un lápiz, marcando aquí y allá lo que a su juicio se deba quitar (Mujica Lainez, Ídolos); —¿Qué vas a hacer tú en París? —¿Yo? Pues… no sé. De momento, me voy con ella (Grandes, Malena).

En ocasiones, la indecisión del hablante es tal que la oración queda suspendida tras el pues: Como no me atrevía a decirle nada, pues…

46.12r En el uso de pues llamado recapitulativo, se combina a menudo esta conjunción con el adjetivo bueno, cuyo valor en este contexto se acerca en alguna medida al que corresponde a las interjecciones (§ 32.1). La combinación bueno, pues… retoma aquí alguna información previa trayéndola a la conciencia del hablante para usarla como soporte argumentativo de lo que sigue:

¿Viste el bajito que bailaba con la coja, que luego resultó que la tía no era coja, sino que le daban ataques epilépticos? Bueno, pues cada vez que pasaba por mi lado, ¡zas! […] (Alonso Millán, Parejas).

46.12s Se reconoce generalmente que la dificultad en separar los valores de pues viene en parte determinada porque los límites entre los usos de esta voz, a los que corresponde algún significado, no siempre se diferencian con claridad de los que carecen propiamente de contenido. En general, las partículas expletivas se caracterizan por que no establecen vínculos discursivos expresos y se emplean más bien, como algunos usos de pues, como manifestaciones de la llamada función fática del lenguaje, es decir, el simple mantenimiento del canal entre el oyente y el hablante. Como se ha explicado, estas partículas expresan a veces de forma imprecisa el deseo del que habla por trabar su propio discurso o presentarlo con una ilación de la que en realidad carece. La conjunción ilativa se usa, de manera similar, como recurso para indicar que el canal sigue abierto mientras se encuentra la forma de proseguir la frase que se ha iniciado: Tendrás que convenir conmigo que de todas nosotras, yo soy la que lleva una vida, cómo te diría yo, pues eso, más normal, sí (Hidalgo, I., Hijas). Este último uso de pues guarda relación con el de la locución adverbial o sea, que se analiza en el § 30.13p.

 

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