Sintaxis

16. El pronombre personal. La correferencia. Las formas de tratamiento

16.5 Los pronombres recíprocos

16.5a La sintaxis de los pronombres recíprocos es relativamente similar a la de los reflexivos, pero su significado suele ser más complejo. Así, mientras que la oración Ella se cuida designa una situación en la que el agente y el paciente del verbo cuidar coinciden en un mismo individuo, la oración Ellos se cuidan (unos a otros) describe una situación en la que el proceso del que se habla se desdobla entre los que participan en él, de forma que cada uno de los individuos se interpreta como agente de la acción de cuidar con relación a otras personas, y a la vez como paciente de ella cuando son los demás los que la ejercen.

16.5b No existen en español pronombres átonos exclusivamente recíprocos. Como se explicó en el § 16.3, los pronombres nos, os, se admiten usos reflexivos y también recíprocos. En las construcciones de duplicación aparecen pronombres tónicos que deshacen la posible ambigüedad: Se adoran a sí mismos ~ Se adoran el uno al otro; Nos echábamos la culpa a nosotras mismas ~ Nos echábamos la culpa unas a otras. En ausencia de pronombres tónicos (Se adoran; Nos echábamos la culpa) puede producirse ambigüedad entre la interpretación reflexiva y la recíproca, que —como en tantos otros casos de ambigüedad— suele aclararse por la situación o el contexto. El antecedente de los pronombres recíprocos tónicos es un grupo nominal en plural o formado por coordinación. Los pronombres átonos no se asimilan enteramente a ellos en este punto, ya que el pronombre átono se, que carece de rasgos de número, admite como antecedentes, en su interpretación recíproca, grupos nominales formados por sustantivos colectivos en singular. Así, cabe interpretar la oración Esta familia se odia en el sentido de ‘Cada uno de sus miembros odia a los demás’, aun cuando no se excluya la interpretación reflexiva (‘Esta familia se odia a sí misma’). Recuérdese el § 12.4m.

16.5c Los pronombres tónicos recíprocos aparecen en grupos preposicionales. Estos grupos se construyen de dos formas:

1. Con la preposición entre y un pronombre personal con rasgos de plural (explícitos o implícitos): entre sí, entre ellas, entre nosotros, etc.: Se relacionan entre sí; Se ayudan entre ellas; Nos ayudamos entre nosotros.

2. Con una preposición que separa las expresiones formadas por los indefinidos uno y otro: el uno al otro, las unas con las otras, etc.: Se ayudan el uno al otro; Se relacionan las unas con las otras.

A la pauta 1 corresponden estos ejemplos:

Se miraron entre sí para saber si estaban todos (Yánez Cossío, Islas): Si queréis, os apañáis entre vosotros, yo no quiero saber nada (Grandes, Edades); Me enternece la posibilidad de comunicarnos entre nosotros (Guido, Invitación); No vale la pena estar peleándonos entre nosotras (Viezzer, Hablar); Se palpan entre ellos y sonríen (Parra, E., Tierra).

Pertenecen a la pauta 2 estos otros:

Arremetieron el uno contra el otro, y, sin mirar reglas, movimientos, entradas, salidas y compases (Cervantes, Persiles); Afirmamos enfáticamente que habíamos nacido el uno para el otro (Galdós, Episodios); Estos pueblos están tratando ahora de independizarse los unos de los otros (García Márquez, General); […] los cuales se habían precipitado hacia la salida y habían caído los unos sobre los otros en confuso montón (Mendoza, Trayecto).

Los pronombres con los que se forma la pauta 2 no son, pues, personales en sentido estricto, pero se asimilan a ellos en esta construcción.

16.5d En la pauta 1 concuerdan el pronombre recíproco y su antecedente en número y persona. Así, la anomalía de oraciones como *Nos ayudamos entre sí es consecuencia de que el pronombre (3.ª persona) no concuerda en rasgos de persona con su antecedente, el sujeto de ayudamos (1.ª persona plural), ni con el pronombre recíproco nos, que muestra los mismos rasgos. En las variantes Se ayudan entre sí (sea ellos o ustedes) u Os ayudáis entre vosotros se respeta dicha concordancia de número y persona. La discordancia que presenta el ejemplo propuesto es paralela a la que se observa en oraciones reflexivas como *Nos ayudamos a sí mismos, lo que muestra de nuevo el estrecho paralelismo que se establece entre las construcciones recíprocas y las reflexivas. Como la pauta 2 no se forma con pronombres personales, sino con indefinidos, la concordancia del reflexivo y su antecedente afecta a los rasgos de número, no a los de persona. Se extiende, sin embargo, a los de género (Las trabajadoras se ayudaban las unas a las otras), con las restricciones que se analizarán en las páginas que siguen.

16.5e La pauta 2 constituye un grupo preposicional de estructura peculiar, puesto que en lugar de presentar la preposición al principio, como sucede en otras lenguas (cf. al. voneinander, lit. ‘de uno otro’), esta aparece en el interior del grupo (uno de otro). Las expresiones así construidas se ajustan, por tanto, al esquema «(el) uno + preposición + (el) otro», y admiten las variantes de género y número que se describirán más adelante. Excepciones como la que se observa en este texto son solo aparentes: […] la contrariedad que entre sí tenían con las unas las otras (León, Nombres), ya que las otras es el sujeto de tenían y no forma parte de un grupo preposicional.

16.5f Las expresiones recíprocas del tipo 2 funcionan sintácticamente como los grupos preposicionales. Pueden usarse para responder preguntas en las que se exigen estos grupos: así, la pregunta ¿De quién hablan? puede contestarse con De sí mismos, pero también admite como respuesta El uno del otro. Además, pueden coordinarse estos grupos preposicionales con otros que no son recíprocos. Se coordinan, en efecto, los dos grupos que se subrayan en Es difícil saber si hablan de su trabajo o más bien el uno del otro. Así pues, al igual que en Los muchachos se reían de sí mismos el complemento de régimen de reír es el grupo preposicional de sí mismos, el complemento de régimen del mismo verbo en la oración Los muchachos se reían los unos de los otros es el grupo preposicional los unos de los otros.

16.5g De forma similar a como el grupo a sí mismo puede duplicar un pronombre en función de complemento directo (No se respeta a sí mismo) o indirecto (Se echa la culpa a sí mismo), la expresión el uno al otro puede duplicar la información que expresa el pronombre átono. De hecho, la vuelve más precisa, puesto que los pronombres recíprocos nos y os carecen de género y el pronombre se no posee ni género ni número:

No nos entendemos bien, creo que nos ofendemos el uno al otro (Navajas, G., Destrucción); Espiándose el uno al otro sonríen en silencio (Rivera Garza, Llorar); Vaya, vaya, se limitó a comentar, veo que ya os habéis presentado el uno al otro (Mendoza, Ciudad).

16.5h Los grupos pronominales recíprocos coinciden también con los reflexivos en que el antecedente de los pronombres que los forman puede quedar sobrentendido, como ocurre en Hay que confiar más los unos en los otros. Cuando está expreso, suele ser el sujeto de la oración, hecho observable en la mayor parte de los ejemplos aducidos, aunque —al igual que sucedía con los reflexivos— también los recíprocos admiten en algunas ocasiones antecedentes que no desempeñan esa función. Se subrayan los antecedentes de los pronombres recíprocos en los grupos verbales siguientes: separar a los contrincantes unos de otros; mezclar bien las dos sustancias una con otra. Los pronombres reflexivos no tienen antecedentes externos a su propia oración, como se vio en el § 16.4a. Tampoco los poseen los recíprocos. Así pues, la expresión unos de otros en Los estudiantes decían que sus profesores no hablaban bien unos de otros se refiere necesariamente a sus profesores, no a los estudiantes (cf., por el contrario, … no hablaban bien de ellos, sin pronombre recíproco).

16.5i Los dos pronombres que forman los grupos sintácticos recíprocos han de concordar en número. No se construyen, pues, grupos preposicionales recíprocos con número distinto, como *el uno a los otros, *la una de las otras, *los unos con el otro, etc. No es tan firme, por el contrario, la concordancia de género entre los dos pronombres. Cuando los sustantivos que se coordinan en el antecedente son de género distinto, la concordancia se establece habitualmente en masculino, que se considera el género no marcado (§ 2.2):

Luca y Paola se aferraron el uno al otro (Polimeni, Luca); El hombre y la mujer se apartaban de golpe el uno del otro, como si les hubiera dado una corriente eléctrica (Muñoz Molina, Sefarad); Sabía que cuerpo y mente dependían inexorablemente el uno del otro (Vázquez-Figueroa, Tuareg); Me dijo la Mary, sin muchas aclaraciones, que algo raro pasaba entre tía Victoria y Luiyi, que ella los veía disgustados el uno con el otro, y que una noche incluso los había oído discutir (Mendicutti, Palomo); Tuvo que revisar completamente su vida, quién era ella, quién eras tú, qué erais el uno para el otro (García Hortelano, Mary Tribune); Buscábanse sin cesar Anselmo y Felicita, vivían el uno para el otro (Pérez Ayala, Belarmino).

No obstante, a veces se mantiene la diferencia de géneros, sobre todo en la lengua literaria, como en los textos siguientes:

Se persiguen el uno a la otra (Santiago, Sueño); Desde un principio se hicieron mucha gracia el uno a la otra (Marsé, Rabos); A la luz de los faros se restituyeron el uno a la otra la capa de raso azul por la capa forrada de raso carmesí (García Hortelano, Gramática); Alejados la una del otro, Matilde y Gabriel se hallan sentados en dos butacas (Buero, Trampas); Kyle y Meghan la siguen a cada cuarto, se persiguen el uno a la otra alrededor de ella (Santiago, Sueño); Nos quedamos los dos sin saber qué hacer el uno con la otra (Cabrera Infante, Habana); El nombre mágico les cambia las ideas y jubilosamente, quitándose uno a otra la palabra, celebran las gracias del niño (Sampedro, Sonrisa).

Esta última pauta es rara en la lengua conversacional, en la que se usa la otra variante de forma general: Dependemos el uno del otro; Nos ayudamos el uno al otro en lo que podemos; etc.

16.5j No se produce propiamente discordancia de género en oraciones como Los cónyuges acabaron odiándose el uno al otro, puesto que el sustantivo cónyuge es común en cuanto al género: Su cónyuge lo miraba {airado ~ airada}. El grupo «el uno + preposición + el otro», o su variante en femenino, lleva a interpretar sus antecedentes plurales como grupos formados por solo dos individuos: Los hombres se miraron el uno al otro; Las corredoras no se alejaron la una de la otra en toda la carrera. Existen, sin embargo, excepciones —sobre todo cuando se omite el artículo—, que se analizarán en las páginas siguientes.

16.5k Los grupos pronominales recíprocos con discordancia de género son infrecuentes construidos en plural, pero aparecen de forma ocasional en los textos literarios:

El Amor era lo único importante de la vida, aquel Amor que unía los cuerpos y las almas de los hombres y las mujeres por toda la eternidad, que los disolvía a los unos en las otras y a las otras en los unos (Caso, Peso); […] aquellas que encuentran en la fuerza del músculo o de la lágrima, el arma para sojuzgarnos los unos a las otras y las otras a los unos (Vanguardia [Esp.] 8/4/1994).

16.5l No se obtienen oraciones recíprocas cuando los grupos el uno y el otro, o sus variantes morfológicas, están coordinados. No se exige, por tanto, en estos casos concordancia de género ni de número, como en No podía contestar ni al uno ni a la otra; Critican tanto a los unos como a las otras; Uno y otra hicieron lo que se les pidió; Has de elegir entre el uno y la otra. Suelen entender los gramáticos que tampoco forman expresiones recíprocas (en el sentido que se ha explicado) estos grupos sintácticos cuando el uno, el otro o sus variantes se usan como elementos anafóricos que desempeñan funciones diferentes en la oración, como en Los unos increpaban a los otros o en La fuerza del amor no consiste sino en […] tomar uno de la otra lo que a esta le sobra y al otro le falta (Roa Bastos, Vigilia). Cabe decir lo mismo si esas funciones se desempeñan en el interior del grupo nominal, como en … lo que no hacía sino incrementar la devoción del uno hacia la otra. Aun así, han hecho notar algunos autores que incluso en muchos de estos casos se denotan relaciones mutuas. En la oración El uno nunca hablaba bien del otro, se alude a dos personas que hablan mal la una de la otra, a pesar de que el sujeto es un grupo nominal en singular. Aun así, estas oraciones no se consideran recíprocas, ya que los grupos nominales indefinidos desempeñan funciones distintas, y se admite además libremente la discordancia de género y número: El uno nunca hablaba bien de las otras.

16.5m Se explicó en los apartados anteriores que las dos expresiones nominales que forman el grupo preposicional recíproco se construyen con los indefinidos uno y otro, siempre en este orden y separados por una preposición. Estos grupos aparecen más frecuentemente con artículos, pero también se utilizan sin ellos. Alternan, por tanto, Nunca se alejan la una de la otra y Nunca se alejan una de otra. Aunque los textos muestran que falta a veces el artículo en la primera de las dos expresiones (como en Nunca se alejan una de la otra), se prefieren en la lengua culta las construcciones en las que el artículo se omite en las dos o bien está presente en ambas. Se muestran a continuación varios ejemplos de grupos recíprocos formados sin artículo en la lengua antigua y en la moderna:

Has de llevar las riendas en la mano con tal destreza, que al uno las aprietas y al otro las aflojes, para que así se aguarden uno a otro (Granada, Libro); Las vicisitudes de la vida las habían alejado considerablemente una de otra (Galdós, Fortunata); Estábamos en los sauces y las dos nos abrazábamos llenas de felicidad y nada celosas una de otra (Cortázar, Final); Sale sin esperar respuesta y tropieza en el pasillo con su marido, susurrándose palabras uno a otro (Sampedro, Sonrisa); Unidos así uno con otro parecían no tanto una estampa inmortal como una fábula inventada por el desasosiego de las torres de petróleo (Cohen, Insomnio); Apenas se habían movido mientras hablaban, aunque se habían separado considerablemente uno de otro (Pombo, Héroe); En adelante debían ser dos distintos, alma y cuerpo recuperándose, congraciándose uno con otro, en un eterno ir y venir sin tregua (Urroz, Plegarias).

Cuando el antecedente del grupo recíproco es genérico, se suele preferir el masculino plural en los dos segmentos pronominales, tanto si estos se construyen con artículo, como en el ejemplo citado Hay que confiar más los unos en los otros, como si aparecen sin él: Hay que confiar más unos en otros. En la lengua antigua era posible el singular en esta construcción genérica (por tanto, «uno + preposición + otro»), uso muy poco frecuente en la actualidad: No ay cosa mas facil que acusar vno a otro, ni mas dificil que no tener el que acusa culpas, que le pueda otro acusar (Quevedo, Política).

16.5n En las páginas precedentes se ha comprobado que los grupos pronominales de naturaleza recíproca son siempre preposicionales. La preposición es obligatoria incluso en los casos en que el verbo no la exige. Contrastan, pues, Una rama del árbol tocaba (a) la otra, donde la preposición a no es forzosa, con Las ramas se tocaban la una a la otra, donde sí lo es. Solo en raras ocasiones se registran casos sin preposición en la lengua clásica: […] y finalmente, aunque quiera / atropellar nuestra vida / por el riesgo, y a sus ojos / morir con galantería, / el uno el otro se estorba / porque su dama se irrita (Moreto, Yo).

16.5ñ Los grupos preposicionales recíprocos desempeñan las funciones que corresponden a otros no recíprocos. Los complementos pueden serlo del verbo —directos, indirectos o de régimen, como se ha señalado—, pero también del adjetivo, como en los ejemplos que siguen (se subrayan los grupos adjetivos o adjetivales):

No puede ser librado dél sino por la mano de otro caballero, puesto que estén distantes el uno del otro dos o tres mil leguas, y aun más (Cervantes, Quijote II); Solo después, cuando estaban en la cama, desnudos y hartos el uno del otro, quiso explicarle por qué había venido (Grandes, Aires); Tú o yo podíamos enamorarnos de otras personas permaneciendo fieles el uno al otro (Navales, Cuentos); Durante más de una hora permanecieron juntos, atentos el uno al otro, enzarzados en una animada discusión acerca del azar (García Morales, Lógica); Estar alejados el uno del otro por un tiempo puede ser beneficioso (Ferré, Batalla); Muchas personas —pensó— sostenían una conversación sin estar absolutamente pendientes el uno del otro (Martini, Fantasma).

También funcionan estos grupos preposicionales como complementos del adverbio, como en un descubrimiento que hicieron independientemente el uno del otro.

16.5o Resultan polémicas las construcciones en las que los grupos preposicionales recíprocos complementan a los sustantivos. De hecho, las condiciones en las que se permiten estos complementos no han sido delimitadas por los gramáticos con suficiente precisión. En la mayor parte de los casos no es posible esta pauta, de modo que no existe construcción recíproca equivalente a sus retratos de sí mismos. La lengua rechaza, por tanto, la secuencia *sus retratos el uno del otro. Deben descartarse las excepciones aparentes que representan las construcciones formadas con verbos de apoyo o verbos soporte (§ 1.10k-m), puesto que el grupo preposicional recíproco puede incidir sobre el verbo, en lugar de hacerlo sobre el sustantivo: Para no tener relación el uno con el otro, Ugarte me hablaba en castellano y Allen en inglés (Baroja, Inquietudes). No son, en cambio, falsas excepciones las que ponen de manifiesto los textos siguientes. La pauta que representan es algo más habitual en la lengua clásica que en la moderna:

Manifiesto es que, con vergüenza el uno del otro, por no ser odiosamente acusado de cobarde, esperáramos aquí la muerte con nuestro amo (Rojas, Celestina); En la misma angostura de las paredes donde se desarrolla la sociedad familiar, padre y madre son modelos natos de los hijos, y además, ideales el uno del otro (Ortega Gasset, España); Siento nuestros corazones golpear en la puerta el uno del otro (Güiraldes, Xaimaca).

16.5p A pesar de las excepciones que se acaban de citar, los grupos preposicionales recíprocos formados con la pauta «el uno + preposición + el otro» y sus variantes morfológicas son relativamente anómalas en español cuando modifican a los sustantivos. Esta laguna, que el adjetivo mutuo suple en parte, se debe probablemente —piensan algunos gramáticos— al hecho de que el uno sigue manteniendo cierta independencia sintáctica como grupo nominal en la construcción «el uno + preposición + el otro», lo que le impide aparecer junto a otro sustantivo (retrato en el ejemplo propuesto en el apartado precedente) sin marca formal que establezca esa relación de dependencia. Muchas de las excepciones aparentes a esta generalización se pueden reinterpretar como locuciones preposicionales, como en Caminaban a cierta distancia el uno del otro, o como en Dorrego y Rosas están en presencia el uno del otro, observándose y amenazándose (Sarmiento, Facundo). Los que parecen complementos del sustantivo en otros casos pueden serlo en realidad del verbo, como en Sentían una gran admiración el uno por el otro o en el ejemplo de Baroja que se reproduce en el apartado precedente.

16.5q Existe una marcada tendencia, analizada en el § 29.3, a reinterpretar o reanalizar como locuciones preposicionales los adverbios que admiten grupos encabezados por la preposición de. En esas páginas se explica que unos gramáticos asignan a expresiones como encima de la mesa la estructura de un grupo adverbial (por tanto, [encima ] [de la mesa]), mientras que otros les otorgan la estructura de un grupo preposicional (por tanto, [encima de] [la mesa]). Aunque parecen ser más los argumentos que apoyan la primera opción, tal como allí se indica, tiene interés señalar que en las construcciones recíprocas el adverbio puede quedar fuera del grupo «(el) uno + preposición + (el) otro», como en Viven cerca el uno del otro o Los libros estaban encima unos de otros. También puede aparecer, junto con la preposición de, entre las dos expresiones pronominales: Viven el uno cerca del otro; Los libros estaban unos encima de otros. Se obtienen pares semejantes con dentro (de), alrededor (de), enfrente (de), detrás (de) y otras secuencias que contienen la pauta «adverbio + de». La opción en la que el grupo recíproco excluye el adverbio se muestra en los textos siguientes:

Por consiguiente, íbamos muy cerquita el uno del otro… (Alarcón, Relatos); Andábamos los dos tan cerca el uno del otro que nos hicimos un lío con nuestras piernas y abrigos y acabamos tropezando y cayendo ambos al suelo (Vila-Matas, Suicidios); Estamos cada vez más lejos el uno del otro (Zarraluki, Historia); Nos sentamos enfrente uno de otro, nos quedamos mirándonos un largo rato (Mansilla, Excursión); En la alfombra respirábamos tan cerca uno del otro (Serrano, M., Olvides).

La opción en la que la secuencia «adverbio + de» aparece entre los dos pronombres se ejemplifica en estos otros:

Las sillas estaban unas encima de otras y algunas sobre la mesa (Pérez Ayala, Troteras); Después, colocándose uno enfrente del otro a la distancia de unos pocos codos, empiezan a encender y a apagar la luz (Página 20/2/2004); Sus retratos aparecían con frecuencia uno cerca de otro en aulas, sacristías y despachos (Martín Gaite, Usos); Estos canutillos van quedando unos enfrente de otros y también escalonados (Guevara, T., Pueblo); Corrieron, acezando, uno junto a la otra, una detrás del otro (Donoso, Elefantes); Quedaron el uno enfrente del otro, separados por un velador de malaquita (Aparicio, César).

Una opción plausible, aunque no desarrollada en los estudios sintácticos sobre estas construcciones en español, sería considerar que el segmento que aparece entre los dos pronombres en estos casos no es una locución preposicional, de forma análoga a como tampoco es forzoso suponer que lo sean las expresiones —similares a estas— con las que se forman grupos relativos, como los subrayados en las razones independientemente de las cuales se tomó la decisión o en la mesa encima de la cual se hallaba la carta. Esta línea de análisis exige postular para los grupos recíprocos una estructura sintáctica más compleja que la que presentan los grupos preposicionales de preposición intercalada.

16.5r En los apartados anteriores se han analizado las características sintácticas de las oraciones que contienen pronombres recíprocos, así como las propiedades morfológicas de esas unidades y los procesos de concordancia a los que se someten. Desde el punto de vista semántico debe señalarse que la reciprocidad es una relación bidireccional en unos casos (Los dos jóvenes se amaban profundamente) y multidireccional en otros (Los jugadores no se fiaban unos de otros). Se ha observado, sin embargo, que la reciprocidad no se da siempre de forma estricta en términos semánticos, sin que ello lleve a pensar que los pronombres que establecen esas relaciones dejen de ser recíprocos. Ciertamente, si sabemos que Manuel no detesta a Jaime, la oración Manuel, Jaime y Carlos se detestan no describirá una situación verdadera. Repárese ahora en que el significado de la oración Las hojas de los árboles se tocaban no puede ser el que corresponde a ‘Cada hoja de cada árbol tocaba a las demás y era tocada por estas’, puesto que es prácticamente imposible encontrar en el mundo real una situación como la que se describe. Las relaciones de reciprocidad que se aplican a los conjuntos de personas o cosas son a menudo no estrictas, en el sentido de que no debe esperarse que cada elemento de un conjunto ejerza sobre todos los demás la acción que el verbo describe, y que a su vez la reciba de cada uno de los otros elementos de ese grupo.

16.5s La reciprocidad no estricta se da muy frecuentemente en las llamadas configuraciones lineales, es decir, en las oraciones que se construyen con predicados que imponen una ordenación temporal o espacial a sus argumentos, como estar encima, suceder, estar dentro y otros similares. Así, en la oración Las muñecas rusas suelen estar unas dentro de otras no puede darse la reciprocidad estricta que reconocemos en Martín y Sofía se aman. Por razones lógicas, es evidente que si A está dentro de B, B no podrá estar a su vez dentro de A. Se aplica el mismo razonamiento a Los emperadores se sucedieron unos a otros durante cinco dinastías; Los elefantes se sostenían unos sobre otros; Los tomos de la enciclopedia se amontonaban unos sobre otros en un rincón, y otras muchas oraciones similares que son recíprocas a efectos sintácticos, pero que desde el punto de vista semántico no describen las situaciones bidireccionales que se han analizado.

16.5t Los predicados verbales que admiten la supresión del grupo preposicional formado con los pronombres recíprocos coinciden en líneas generales con los que en el § 31.6c se llaman simétricos. Se trata de predicados colectivos que se atribuyen a grupos en lugar de a individuos: luchar, llevarse bien, hacer las paces y otros similares de naturaleza relacional. La presencia de «(el) uno + preposición + (el) otro» no es imprescindible en estos casos, pero se suele añadir por razones de énfasis (Hicieron las paces el uno con el otro; Lucharon ferozmente unos con otros; Se llevan bien unos con otros), y de manera muy especial en los contextos en los que se desea evitar la interpretación no colectiva o no simétrica de esos predicados. Así, la oración Hicieron finalmente las paces puede involucrar a un tercero (‘… con alguien’), pero el grupo preposicional recíproco (el uno con el otro) deshace esta posible interpretación al imponer la correferencia con el sujeto.

Información adicional

En relación con este capítulo, las siguientes entradas del Glosario de términos gramaticales podrían ser de su interés:
pronombre recíproco, sintagma pronominal

 

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