Sintaxis

37 El atributo (I). Clases de expresiones predicativas. El atributo en las oraciones copulativas

37.4 Clases de expresiones predicativas (III). Oraciones y grupos verbales en función de atributo. Construcciones conexas

37.4a Las oraciones subordinadas se asimilan a las expresiones atributivas en un buen número de contextos. Aun así, las relativas atributivas están restringidas por factores tanto semánticos como sintácticos. Las oraciones de relativo con antecedente no incorporado se rechazan como atributos en las oraciones copulativas:

Ella es {*que ~ quien} me ayuda; El niño está {sediento ~ *que tiene sed}; Estos libros son {nuevos ~ *que los acabo de comprar}; Las flores están {caras ~ *que han subido de precio}.

Las relativas preposicionales se rechazan igualmente en estos contextos: Este es el asunto al cual me referí ayer ~ *Este asunto es al cual me referí ayer. Tampoco se admiten las relativas atributivas en las semicopulativas, como en Sigue {roto ~ *que no lo reparan}.

37.4b No se consideran excepciones a la generalización introducida en el apartado precedente oraciones como Está que muerde; Estoy que me caigo de sueño, o como Compréndanlo, estaba que la curiosidad me reconcomía (Pérez Merinero, Días). Estas subordinadas suelen analizarse como consecutivas en las que se ha omitido el grupo cuantificativo (tan rabioso, tan enojado, etc.), como se explica en el § 45.14h. Aunque algunos autores las han considerado relativas, este otro análisis tiene la ventaja de que es compatible con el carácter extremo de la situación denotada por ellas. Prevé, además, la presencia de un que no precedido de preposición, así como la aparición en el interior de la subordinada de pronombres átonos correferentes con el sujeto de la atributiva. Así, a partir de Tan contentos están, que no hay quien los eche de casa (Mundo [Esp.] 28/7/1994) podría obtenerse Están que no hay quien los eche de casa.

37.4c Cabe añadir, también a favor de interpretar estas oraciones como consecutivas, que si fueran relativas atributivas, no habría lugar para la concordancia en primera persona que muestra el verbo reventar en ¡Mi corazón está que reviento! (Paso, F., Palinuro). Se esperaría solo la tercera persona, puesto que revienta habría de concordar con corazón. Por otro lado, si estas subordinadas fueran relativas, en lugar de consecutivas, no habría tampoco explicación para la agramaticalidad de las secuencias anómalas del § 37.4a. Ello no significa, sin embargo, que los grupos cuantificativos que contienen las consecutivas a las que se alude se puedan eliminar libremente. No se han estudiado los factores que impiden esta reducción en ciertos casos. Algunos son relativos al registro lingüístico (siempre coloquial o conversacional) que las caracteriza, pero no es evidente que todos lo sean. No se omitiría, por ejemplo, el grupo cuantificativo tan embargado por la emoción en Estoy tan embargado por la emoción que simplemente me refugio en el silencio (País [Esp.] 4/10/1997).

37.4d Son relativas especificativas las subordinadas en las que el antecedente del relativo se antepone por razones enfáticas, como en No dijo nada que tuviera interés > Nada dijo que tuviera interés, o en los textos siguientes:

Nada encontré que me hiciese cambiar de esta opinión (Cabello, Bolos); Nada material toco que no sean ristras de palabras (Cohen, Insomnio); Si algo dije que valiese la pena de ser oído, el mérito de ello debió de estar en la materia misma, y no en mi palabra (Montalvo, Tratados); Notó algo en su hermano Juancho que no le gustó del todo (Herrera Luque, Casa).

37.4e Más polémico resulta analizar las subordinadas atributivas que se subrayan en los textos siguientes, todas construidas con verbos de percepción:

He visto a Johnny que se ha quitado de golpe la frazada con que estaba envuelto (Cortázar, Reunión); Cuando la vi que iba para la cocina a buscar la botella de alcohol, boté a todas las vecinas del apartamento (Barnet, Gallego); Instantes después los oí que golpeaban a una puerta (Mujica Lainez, Escarabajo); Murió papá, de pura muerte, y yo lo escuché que se moría (Cabrujas, Acto); La vi que agarraba el revólver (Vargas Llosa, Casa); Un Peludo iba por la calle y vio a la Muerte sin que Ella lo viera a él, y la oyó que decía “Me tengo que llevar hoy un peludo” (Cabrera Infante, Tigres); Se imagina a encapuchados que derriban la puerta (Edwards, Anfitrión).

Se ha debatido en los estudios sobre la atribución si estas oraciones subordinadas son relativas o sustantivas. Las que se mencionan se construyen en indicativo, alternan con infinitivos (Lo vi {que salía ~ salir} corriendo), pero no lo hacen con relativas preposicionales (*Lo vi con el cual…). Se interpretan como atributos los complementos de infinitivo que admiten estos mismos verbos (Lo vi salir corriendo). El problema en estos últimos casos no es tanto identificar el complemento predicativo como determinar si constituye una oración sustantiva o un grupo verbal. Se aborda esta cuestión en los § 26.9c y ss.

37.4f Entienden algunos gramáticos que el elemento seleccionado por el verbo de percepción es, en realidad, la oración subordinada. Según este análisis, el que dice Yo la vi que llegó muy bien (CREA oral, Costa Rica) afirma que vio cierta situación o que se apercibió de ella. Desde este punto de vista, la estructura de estas oraciones se asimilaría a la de los complementos predicativos del objeto directo construidos con verbos de juicio, como en Considero a Juan una mala persona. Tal como se explica en el § 38.7, el que a Juan sea el objeto directo de esta oración es compatible con el hecho de que “lo considerado” no pueda ser aquí cierto individuo, sino más bien cierto estado de cosas. Una variante de este análisis consiste en suponer que el sujeto de la subordinada sustantiva se antepone por un proceso de prolepsis. Sostienen, en sentido contrario, otros autores que las subordinadas mencionadas son relativas. Por un lado, las subordinadas sustantivas (al menos, las de verbo en forma personal) no denotan estados episódicos de las personas o las cosas. Por otro lado, los análisis que las consideran sustantivas prevén indebidamente que el verbo de percepción que aparece en esas secuencias se interpretará como verbo de juicio (como en Veo que tiene razón: § 43.1e). Sin embargo, estas subordinadas designan estados de cosas que se perciben físicamente, no situaciones que se comprenden o se reconocen como ciertas. Alternan cómo y como (por tanto una interrogativa y una relativa) en pares como Ya te veo {cómo ~ como} estás.

37.4g En el español coloquial europeo —más raramente en el americano— se atestiguan también subordinadas atributivas con los verbos desear, elegir, escoger, necesitar o querer, siempre con subjuntivo, como en Lo quiero que tenga las mangas más cortas; La necesito que sea más grande; Lo hemos elegido que tenga vistas al mar. Estos verbos pertenecen al grupo de los llamados intensionales15.10d, 25.2l y 25.11c). Estos verbos inducen la lectura inespecífica de sus complementos directos, lo que no implica que estos hayan de ser necesariamente indefinidos: En cuanto al auto nuevo, lo quiero que tenga cinco puertas. Como sucedía en los complementos atributivos oracionales de ver y oír, se ha debatido también si estas últimas subordinadas predicativas son sustantivas o relativas. A favor de que sean relativas está el hecho de que alternen con adjetivos, como en Lo quiero {más grande ~ que sea más grande}, el que no alternen con infinitivos (*Lo quiero ser más grande) y también el que puedan formarse a partir de los grupos nominales que las contienen, como en Quiero un jarrón que tenga dos asas > Lo quiero ~ Lo quiero que tenga dos asas. Otros argumentos parecen favorecer, por el contrario, el análisis de estas subordinadas como sustantivas: rechazan los grupos relativos preposicionales (*En cuanto al auto, lo quiero con el que me sea fácil manejar) y no admiten variantes con indicativo.

37.4h El modo indicativo es compatible con las relativas en los grupos nominales indefinidos de interpretación específica, como en Quiero un jarrón que {tiene ~ tenga} dos asas. La elección de tiene induce la interpretación específica del grupo nominal (‘cierto jarrón particular’), como se explica en el § 25.10. Aun así, desde la hipótesis que defiende la naturaleza relativa de las oraciones que se analizaron en los apartados precedentes, podría alegarse que la interpretación específica del grupo nominal se rechaza porque es incompatible con la estructura sintáctica de la oración, no porque la subordinada atributiva sea sustantiva. Se retomará este punto en las secciones siguientes. Sea cual sea la opción que se adopte, estas oraciones tienen puntos en común con las sustantivas y con las relativas. Comparten con las primeras el estar seleccionadas o regidas por un predicado, así como el modo que se asocia con dicha rección: el subjuntivo con los intensionales y el indicativo con los verbos de percepción. Las relativas no forman parte de las construcciones seleccionadas, pero los complementos predicativos se integran en ellas (§ 38.7 y 38.8), de forma que, en los contextos restrictivos descritos, las oraciones subordinadas muestran propiedades comunes con esas estructuras.

37.4i Mayor consenso concita la hipótesis de analizar como relativas las subordinadas atributivas que se construyen con el verbo haber, como en Los hay que tienen mucha suerte. A diferencia de las subordinadas examinadas en los apartados precedentes, en estos casos la construcción admite las relativas preposicionales en función de atributo (concretamente, complemento predicativo del objeto directo). Se subrayan estas oraciones relativas atributivas en los ejemplos que siguen:

Lo que se sabe de algunos ministros —los hay de los que no se sabe nada […]— es puramente personal (Triunfo 9/7/1977); Los hay que bajan a la ciudad con sus cultivos y los venden en sitios como ese (Álvarez Muro, Poética); Hay periodistas y periodistas, y los hay a los que les gusta jugarse la piel en una ensalada de tiros (Vanguardia [Esp.] 17/6/1994).

Repárese en que la preposición de que encabeza la primera de estas oraciones corresponde al verbo saber, no al verbo haber. Así pues, de los que es un grupo relativo como los analizados en el § 22.3. Es asimismo característico de esta pauta anteponer el complemento directo del verbo haber a la manera de otras expresiones focalizadas (§ 40.4):

Algunos [=‘hombres’] habrá que con la primera intención […] se cansan presto (Zayas, Desengaños); Señora hubo a quien se le cayó el abanico y caballero que lo recogió trasmutado en sombrero (Landero, Juegos); No obstante, algunos hay que alcanzan la condición de hombres propiamente dicha (Cerezales, Escaleras).

37.4j Las relativas predicativas en las oraciones de haber pueden ser también contiguas al antecedente:

Hay concejales a los que únicamente se les ve cuando hay sesión plenaria (Mundo [Esp.] 15/10/1995); Hay autores de los que rara vez se habla (ABC 1/11/1986).

La oración anterior admite en estos casos dos interpretaciones: una de localización, en la que la relativa es especificativa (‘Aquí están algunos autores de los que rara vez se habla’), y otra caracterizadora, en la que la subordinada funciona como complemento predicativo (‘De algunos autores rara vez se habla’). El contenido proposicional de la oración puede fijar una de las dos interpretaciones, como sucede en Hay días en que me da por preguntar bobadas (Chamorro, E., Cruz), donde parece obvio que no se están localizando días, sino que se está caracterizando una propiedad individual (‘Algunos días me da por preguntar bobadas’).

37.4k En las oraciones con el verbo haber alternan la presencia y la ausencia de los pronombres átonos como sustitutos del objeto directo: Hay vino > Sí que hay ~ Sí que lo hay15.6i, 34.2i y 41.6h). Los objetos directos tácitos pueden tener complementos predicativos expresos, lo que da lugar a alternancias como No hay mejores ~ No los hay mejores. Las relativas en función de atributo se asimilan en este punto a los adjetivos: {Hay ~ Los hay} a quienes esas cosas no les importan nada. Las subordinadas relativas construidas como complementos predicativos en estos contextos están también restringidas por la naturaleza del grupo nominal al que modifica el predicativo. Este recibe la interpretación no específica (§ 15.9b y ss.), es decir, no designa los miembros particulares de una clase, sino a la clase en sí. En efecto, la elección del indicativo en casos como En la tienda solo había cajas que contenían libros de texto indica que se piensa en unas cajas particulares. La relativa subrayada no funciona como predicativo, como muestra la agramaticalidad de *En la tienda solo las había que contenían libros de texto. En cambio, en la variante En la tienda solo había cajas que contuvieran libros de texto (donde el subjuntivo muestra que no se piensa en unas cajas particulares, sino en toda la clase formada por ellas), la oración de relativo puede funcionar como predicativo: En la tienda solo las había que contuvieran libros de texto.

37.4l Las oraciones de relativo construidas como complementos predicativos con el verbo haber permiten clasificar personas o cosas. Por esta razón, son muy frecuentes las que se forman con tiempos imperfectivos. Así, el presente de interpretación genérica (§ 23.5g y ss.) favorece que las propiedades atribuidas caractericen tipos de individuos, como en Hay muchos platos en la cocina mexicana que emplean el chile; Hay personas que no leen nunca; Hay abrigos que están hechos de materiales más resistentes; Los hay que siempre tienen suerte. El verbo impersonal haber no es el único que admite estas relativas predicativas. Se forman también con el verbo tener, como en Tenía libros que hablaban de tesoros ocultos > Los tenía ~ Los tenía que hablaban de tesoros ocultos.

37.4m Como se vio en el § 37.4a, las oraciones subordinadas sustantivas de verbo en forma personal no ejercen la función de atributo en las oraciones copulativas. Existe acuerdo casi general en que en la oración El problema es que nos faltan medios se predica de cierto estado de cosas el ser un problema (> Que nos faltan medios lo es) en lugar de predicar de cierto problema el que designe cierta situación (> *El problema lo es). El atributo es, por tanto, el problema, y el sujeto es que nos faltan medios. El peculiar orden sintáctico de estas oraciones y las interpretaciones que pueden recibir se estudiarán en los § 37.5j y ss. Resulta, en cambio, más complejo analizar la distribución de funciones sintácticas en las copulativas que vinculan dos infinitivos, como en Elegir es renunciar (Regàs, Azul) o en Exigirle cuentas era perder el tiempo (Palou, Carne). Estas oraciones se abordarán en el § 37.5t.

37.4n Con algunos verbos copulativos y semicopulativos se percibe la alternancia entre los grupos verbales de infinitivo construidos con ser y los atributos y predicativos nominales, como en Llegó a ser ministra ~ Llegó a ministra; Resultó ser un engaño ~ Resultó un engaño. He aquí otros ejemplos de estas alternancias:

Pero primero quiero probar, es decir, primero quiero fracasar en mis ambiciones por llegar a ser estrella de cine (Quesada, Banana); Si es así vete con Granada Films y nunca llegarás a estrella rutilante (Martínez Mediero, Lola); Ha resultado ser una calamidad para nosotros (Vallejo-Nágera, Yo); Tanto como material novelístico como en la vida real todo aquello resultaba una calamidad (Pitol, Juegos); Esteban se portó bien con ella, y Antonia pareció ser feliz (Espido, Melocotones); Tita Lucía siempre pareció feliz, incluso en el Asilo (Maqua, Invierno).

37.4ñ La alternancia resulta menos natural en algunos de estos casos con atributos adjetivales, como en Llegó a ser peligroso ~ *Llegó a peligroso. Se extiende a algunos complementos causales, aunque limitada a los atributos adjetivales. Se dice Cayeron por ser incautos (adjetivo) o … por ser unos incautos (sustantivo), pero también solo … por in cautos (sin artículo ni infinitivo). Lo mismo en Fueron despedidos por ser unos inútiles (o … por ser inútiles), pero también solo … por inútiles, con ausencia de artículo y de infinitivo. Como se ha señalado, numerosos gramáticos entienden que el verbo ser se elide en estos contextos. Parece apoyar este análisis la existencia de construcciones con doble atributo: El castigo fue injusto por excesivo, puesto que se acepta generalmente que los infinitivos tienen sujetos tácitos (§ 26.2d) y que estos sujetos admiten atributos, como en Es muy peligroso manejar borracho. Para las construcciones del tipo de Estudia para abogado, véase el § 46.4n.

37.4o La alternancia entre grupos infinitivos con ser y no infinitivos no suele afectar al sentido. No existe diferencia apreciable de significado entre Llegó a ser ministra y Llegó a ministra, o entre Resultó ser un engaño y Resultó un engaño. Estas alternancias eran más frecuentes en la lengua antigua, en la que se admitían muchos grupos verbales de infinitivo construidos con ser, y a veces con estar, que suele rechazar el español contemporáneo:

No me habían de mover sus trasnochados conceptos, ni había de creer ser verdad aquel decir (Cervantes, Quijote II); Del cielo se juzgaron ser dignos (Rojas, Celestina); Creyeron ser la opinión suya errada (Santillana, Bías); Vemos ser más amigos aquellos que se entienden e son concordes (Torre, A., Visión); La gente contraria vido ser en mucho mayor número que la suya (Pulgar, Varones).

La construcción se extendía a los usos de ser como auxiliar de perfecto: Supo ser venido aquel que tanto ella quería (Ortúñez, Espejo). En el español actual se construyen con infinitivos los complementos directos de varios de los verbos señalados (como en Cree ser inteligente), pero los complementos predicativos de esos verbos se forman ahora sin el verbo ser (se dice Se cree inteligente, no *Se cree ser inteligente), a diferencia de lo que permitía la lengua antigua y todavía permiten otras lenguas románicas. A la construcción Parece ser inteligente se dedicarán los § 37.10n y ss.

37.4p Los gerundios se asimilan a las expresiones predicativas, como en La fotografiaron sonriendo (en la interpretación en la que sonriendo se predica de la) o en Me lo imagino paseando por la Calle Mayor, donde la expresión subrayada es complemento predicativo del complemento directo lo. Los gerundios predicativos se pueden coordinar con otras expresiones predicativas, como en Pasó la tarde callado y mirando por la ventana. Obsérvese, en el mismo sentido, que los gerundios con función predicativa alternan con naturalidad con expresiones adverbiales que describen alguna propiedad episódica del sujeto durante el desarrollo de una acción: Salieron {corriendo ~ muy deprisa}. Los gerundios predicativos presentan numerosas particularidades que se estudian en los § 27.6 y 27.7.

37.4q Los participios se asimilan a los adjetivos en no pocos aspectos de su gramática (§ 27.10), pero mantienen algunas de sus propiedades verbales (§ 27.11). Este hecho explica que un participio en función de complemento predicativo pueda admitir a su vez otro complemento predicativo, como se comprueba en los textos siguientes:

Encontré a nuestro juez acostado vestido (Quiroga, H., Desterrados); Madre e hijo habían examinado muchas veces, a partir de un tenue ejemplar considerado bellísimo y perfectísimo, los casos de otras flores de la misma serie (Pombo, Metro); Silba con furia, desatado, Eolo vuelto loco, alma en pena, sábana olvidada en la mañana, víctima de vendavales nocturnos en la terraza (Giardinelli, Oficio); Debía hablarles de la desigualdad de los hombres nacidos libres (Otero, L., Temporada); La imagen que cambiaba de rostro en una triada opresora hecha visible en los retiramientos del oleaje (Lezama, Paradiso).

37.4r La sintaxis permite lo que parece ser un segundo atributo, subrayado en estos ejemplos, porque los participios mantienen sus propiedades como formas verbales (en este caso de los verbos acostarse, considerar, volverse, nacer y hacer). Aun así, la oración de participio que constituyen se predica de uno de los argumentos del verbo como lo haría cualquier adjetivo calificativo. Los participios admiten otros complementos predicativos más complejos en oraciones como un pastel mandado hacer de encargo, que se analizan en el § 29.6h. Esta propiedad de los participios no es compartida por los adjetivos, que no aceptan otros adjetivos en las construcciones de complemento predicativo. El hecho de que algunos de estos predicativos sean potestativos (vestido, en el primer ejemplo del apartado anterior) y otros sean obligatorios (bellísimo en el segundo) se examina pormenorizadamente en el § 38.7.

37.4s Los complementos predicativos del participio se distinguen de los que admite el verbo principal en concurrencia con otro predicativo cuando uno de los dos es participio:

Las mujeres lucimos más bonitas embarazadas (Mastretta, Vida); Mi padre murió fusilado con 28 años (País [Esp.] 17/3/2003).

Así, con 28 años no es complemento predicativo de fusilado, sino de murió, y embarazadas no es complemento predicativo de más bonitas, ya que los adjetivos no admiten estos complementos, sino de lucimos.

37.4t A pesar de que forman parte de expresiones semilexicalizadas, los sustantivos pedazos y trizas se predican del participio hecho en los ejemplos siguientes:

Destrozaron una buena parte de lo conocido, y el resto quedó hecho trizas y salpicado de sangre (Allende, Casa); Abrumábale el peso […] obligándole a huir de Constantinopla con el corazón hecho pedazos y la conciencia salpicada de sangre (Coloma, Pequeñeces).

Pertenecen a un paradigma reducido de locuciones verbales hacer algo {añicos ~ migas ~ polvo ~ puré}, entre otras variantes que se mencionan en el § 38.6ñ.

37.4u Las oraciones encabezadas por que en la pauta es que…40.7b y 46.6u), donde es puede alternar con era, son analizadas como subordinadas sustantivas por casi todos los gramáticos, pero unos las consideran sujetos pospuestos y otros atributos análogos a los subrayados en Es de día o Era muy temprano. Usadas dentro del discurso propio se utilizan para justificar lo que se acaba de decir, como en Con todo, bastaba una miradita de sus ojos saltones para que se me pusieran los nervios de punta. Es que la vieja parecía verle a una hasta el hígado (Benedetti, Montevideanos). Empleadas en la réplica, introducen también una justificación del hablante, esta vez ante lo expuesto por su interlocutor:

—No me lo digas otra vez. —Es que esa es la verdad, papi —se atrevió a insistir Yolanda (Vergés, Cenizas); —¿No dijo usted que se llamaba Zamora? —le pregunté. —Es que me llamo Zamora Zapata y prefiero llamarme Zapata (Ibargüengoitia, Herodes); —¿Cómo decías que te gustaba? —Es que si decía que no, se iban a enojar conmigo (Donoso, Mocho); —Muchas gracias, señor —contestó un poco más tranquilo otra vez—, pero es que yo nunca tomo (Mutis, Maqroll).

Se usan también estas construcciones para introducir una pregunta en el discurso, muchas veces retórica. Cuando no lo es, el hablante suele temer o sospechar una posible respuesta, lo que la convierte igualmente en orientada:

Dígame, Madre, ¿es que tiene algún pretendiente? (Allende, Cuentos); Saltó el conde: —¿Es que dudáis que traiga poderes suficientes de representación? (Gala, Manuscrito); —¿Es que sabes algo? Me clavó los ojos (Rey, Sebastián).

 

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