Sintaxis

41 Oraciones activas, pasivas, impersonales y medias

41.13 Las construcciones medias (I). Los verbos pronominales

41.13a Se llaman verbos pronominales los que contienen en su conjugación formas pronominales átonas con rasgos de persona. Así, el verbo arrepentirse es pronominal porque se conjuga en la forma me arrepiento, te arrepientes ~ arrepentís, se arrepiente, etc., y no *arrepiento, *arrepientes ~ *arrepentís, *arrepiente, etc. Estas expresiones exigen siempre concordancia de número y persona entre el sujeto y el pronombre átono. Así pues, los tres segmentos que se subrayan a continuación concuerdan en la primera persona del singular: Yo me canso; los tres que se marcan en el ejemplo siguiente concuerdan, análogamente, en la segunda persona del singular: Tú te mareaste.

41.13b Los llamados verbos doblemente pronominales35.2ñ) se construyen con dos pronombres átonos. Uno de ellos admite las tres personas y aparece en dativo, mientras que el otro es un pronombre de tercera persona que concuerda con el sujeto. Así, el verbo ocurrir(se) es doblemente pronominal en oraciones como Se me ha ocurrido una idea. El pronombre dativo es me, y alterna con otras personas, como en Se {te ~ le ~ nos…} ha ocurrido una idea. El pronombre se permanece fijo en tercera persona y concuerda con el sujeto una idea. Como se verá en esta sección, muchos verbos pronominales alternan esta construcción en la sintaxis con otras en las que no son doblemente pronominales.

41.13c Se apuntó en el § 41.1a que el término voz media se aplica tradicionalmente a los verbos intransitivos que designan cambios de estado, así como procesos experimentados por algún sujeto que no suele ejercer control directo sobre ellos. Muchos verbos latinos expresaban en voz pasiva estos significados: terrēri (‘asustarse, amedrentarse’), solvi (‘liberarse’), mutāri (‘cambiar’), verti (‘volverse’), etc. La flexión de estos verbos manifiesta rasgos característicos de las oraciones pasivas, pero, tal como se vio en las páginas iniciales de este capítulo, la morfología pasiva del latín destaca la presencia de un elemento que recibe o experimenta alguna acción, sin que sea imprescindible la existencia de un agente que la cause. Tiene particular interés el hecho de que el latín admitiera el uso de algunos de estos verbos en su interpretación pasiva además de en la reflexiva. Así, formas como lavāri, vestīri, tondēri, adornāri, etc., eran utilizadas tanto para expresar sentidos pasivos (‘ser lavado’, ‘ser vestido’, ‘ser afeitado’, ‘ser adornado’) como valores reflexivos (‘lavarse’, ‘vestirse’, ‘afeitarse’, ‘adornarse’).

41.13d Muchos verbos deponentes latinos alternaban asimismo con variantes transitivas en las que se expresaba la reflexividad a través de un pronombre: Lavor y Ego me lavo; Lavāris y Tu te lavas; etc. Se ha señalado repetidamente en los estudios históricos que en algunas de estas alternancias se mantenían diferenciados los usos transitivos reflexivos (curāre se suamque aetātem ‘cuidarse, mantenerse en forma’) y las formas pasivas con sentido medio (Corpŏra curāri possunt ‘Los cuerpos pueden curarse, sanar’). Al desaparecer de manera progresiva la morfología pasiva, el sentido medio adoptó también la forma pronominal transitiva, pero solo en tercera persona del singular y del plural. Así pues, se usaba Ille se curat no solo con el sentido transitivo (‘Él se cura a sí mismo’), sino también con el medio (‘Sana; pasa a estar curado’). Estas últimas formas alternaron durante un tiempo con la que muestra la morfología pasiva (Corpus curātur ‘El cuerpo se cura, sana’). Creció pronto en el latín tardío el número de verbos que expresaban el sentido medio con pronombres reflexivos, especialmente los de tercera persona (se mundāre ‘purificarse’; se movēre ‘moverse’). Las impersonales latinas que se formaban con morfología pasiva (amātur, fertur, itur, venītur, vincĭtur, vivĭtur, etc.) siguieron un camino evolutivo similar al de las reflexivas y medias, lo que dio lugar a las construcciones impersonales con se que se estudiaron en el § 41.10.

41.13e En el sentido restrictivo del concepto voz, este término se aplica a las manifestaciones morfológicas de la diátesis. Tal como se señaló, si la voz es un exponente morfológico de la diátesis, no es del todo correcto analizar las oraciones pasivas del español como manifestaciones de la voz pasiva (El atleta fue galardonado), ya que esta forma de diátesis se expresa con los recursos sintácticos («ser + participio») que se describieron en el § 41.2, no con recursos morfológicos. Los verbos pronominales contienen pronombres átonos como parte de su estructura morfológica: cansarse, cerrarse y otros muchos que se analizarán en los apartados que siguen. Ha sido muy debatida la cuestión de si el término voz media es apropiado para designar la estructura gramatical que corresponde a estas unidades. Muchos gramáticos responden afirmativamente, pero otros no se suman a esta opinión y entienden que los pronombres átonos no deben asimilarse a los morfemas flexivos. Como es sumamente polémico que en el español exista una voz media (sin desvirtuar el sentido del término voz), se evitará aquí este término. Es útil, en cambio, la expresión construcción media aplicado a las oraciones intransitivas que expresan cambio de estado, sea con verbos pronominales (Se secan los campos) o no pronominales (Crece la hierba). También lo es distinguir entre la interpretación media de una oración refleja (Me mojé ‘Resulté mojado’) y la interpretación reflexiva (Me mojé ‘Vertí algún líquido sobre mí mismo’). Como se verá en esta sección, existen relaciones sistemáticas de forma y sentido entre las oraciones que muestran los procesos en desarrollo y las que presentan la acción de llevarlos a cabo, así como las que describen los estados en los que desembocan.

41.13f El morfema pronominal átono que caracteriza a los verbos pronominales no es argumental, por lo que no le corresponde una función sintáctica. El morfema se en El niño se despertó no constituye, por tanto, el complemento directo de despertar, sino un segmento que forma parte de la constitución léxica del verbo despertarse, y está sujeto a las particularidades morfofonológicas que se describen en los § 16.3p,16.11 y 41.13. Como los pronombres átonos me, te, se, etc., pueden ser reflexivos, la estructura sintáctica del español no aclara en sí misma la ambigüedad que puede producirse cuando estos segmentos se interpretan como argumentos. Así pues, como ya se explicó, la oración Se secó puede ser reflexiva (Se secó con una toalla) o media (Se secó al sol).

41.13g El español deja a menudo abierta la elección entre la interpretación media y la reflexiva de muchas oraciones construidas con verbos pronominales. La elección entre una y otra es relevante, pero ha de hacerse a partir del contexto o la situación. Es clásica en la gramática tradicional española la polémica acerca de si Me lavo (frente a Me lavo a mí mismo) debe analizarse como oración intransitiva, de forma que me sería la marca del verbo pronominal lavarse, o bien como transitiva y, en tal caso, me constituiría el complemento directo reflexivo del verbo lavar. El hecho de que varios verbos que designan acciones relativas al aseo personal se usaran como deponentes en la voz pasiva en latín (lavāri ‘lavarse’, tondēri ‘rasurarse’, vestīri ‘vestirse’) da a entender que se concebían como procesos que afectan al que los realiza, más que como acciones que lleva a cabo sobre sí mismo. Este es uno de los argumentos que se han presentado para defender la primera opción y por tanto para defender su carácter intransitivo. Otros autores no comparten este punto de vista y entienden que —fuera cual fuera la situación en latín— en el español actual Me lavo es una oración transitiva en la que el pronombre me designa el complemento directo. De este modo, se distinguen claramente en castellano el uso pronominal del verbo llamar (Así es como me llamo) y el transitivo (Se llama a sí mismo Campeón). Como en otros muchos casos, el primer uso alterna en la lengua clásica con la pasiva de participio (Así es como soy llamado).

41.13h Las estructuras de doblado pronominal (descritas en el § 16.14) solo son compatibles con la interpretación reflexiva, como en el ejemplo citado Se llama a sí mismo Campeón. Los complementos como por sí solo suelen elegir la interpretación media o intransitiva de los verbos pronominales, en los contextos en los que esta se admite. La variante por sí mismo, que equivale aproximadamente a ‘sin ayuda de otros’ (§ 16.4d), supone por lo general un comportamiento activo por parte del sujeto, pero ello no implica necesariamente que el verbo sea transitivo en lugar de pronominal:

Se recostó en el sillón, dejando que Ferrando o Fernando se explicara por sí mismo (Goytisolo, Estela); Jamás se asearía por sí mismo (Castilla, Psiquiatría 2); Le educarían para que pudiera defenderse por sí mismo (Moix, Peso); Cuando el hombre deja de creer en Dios, cree que lo que hace se justifica por sí mismo (Vanguardia [Esp.] 30/9/1995).

Resultaría extraño, en efecto, decir La puerta se abrió por sí misma (en lugar de … por sí sola), en tanto en cuanto en esa oración no se manifiesta ningún comportamiento activo. No obstante, se ha documentado también la variante por sí mismo con verbos pronominales, casi siempre de cambio de estado, en los que se expresan procesos no sujetos a control alguno:

El placer, que la aniquilaría en breve término, es fugaz y se desvanece por sí mismo, transformándose en un nuevo dolor más lento (Ganivet, Conquista); Te diría también que merezco esta muerte, que esta herida se abrió por sí misma, sin ayuda de nadie (Sanchis, Naufragios); […] una puerta que parece que se mueve por sí misma, que no hay que abrirla (Chacel, Barrio); La imagen es un dato de la realidad, una prueba que se define por sí misma, que no necesita el proceso intelectivo de la lectura (Traversa, Cine).

41.13i Se explicó en los § 41.11p y 41.12a que los adverbios agentivos son compatibles con las pasivas reflejas aunque en estas se omita el agente, como en Se hundió el barco deliberadamente, es decir, ‘fue hundido’. Los verbos pronominales suelen rechazar esta interpretación, pero la aceptan algunos de ellos que expresan acciones controladas o sometidas a control por parte del que las lleva a cabo, como en Se levantó deliberadamente de la cama. Se percibe mayor contradicción en Se despertó deliberadamente o en Se durmió deliberadamente, en la medida en que resulta difícil percibir en esas acciones el control consciente del que las realiza.

41.13j Los verbos pronominales pueden analizarse con tres criterios:

1. Desde el punto de vista morfológico

2. Desde el punto de vista sintáctico

3. Desde el punto de vista semántico

El criterio 1 permite dividir los verbos pronominales en intrínsecamente reflexivos y pronominales alternantes. Los primeros no se usan sin el morfema pronominal: arrepentirse, desgañitarse, dignarse, etc. Los segundos, que constituyen el grupo mayoritario, poseen variantes sin él. Estas variantes pueden ser intransitivas, como en La violencia recrudece (construcción común en las áreas chilena, andina y rioplatense), o bien transitivas, lo que resulta mucho más frecuente: Los campos se secan [secarse, verbo pronominal] ~ El sol seca los campos [secar, verbo transitivo].

41.13k Los verbos intrínsecamente reflexivos se denominan también pronominales inherentes. Como el verbo arrepentirse carece del correlato no pronominal *arrepentir, no se usa en la forma *yo arrepiento, *tú arrepientes, etc., sino solo acompañado del pronombre átono: yo me arrepiento, tú te arrepientes, etc. Son escasos los verbos exclusivamente pronominales, ya que la mayoría admiten, a veces de forma minoritaria, un uso no pronominal. La siguiente lista no es exhaustiva, pero contiene los verbos más característicos que se emplean como pronominales exclusiva o preferentemente:

abalanzarse, aborregarse, abstenerse, aburguesarse, acartonarse, acurrucarse, adentrarse, adormilarse, adueñarse, agolparse, agusanarse, antojarse, arracimarse, arremolinarse, arrepentirse, arrogarse, atenerse, atreverse, bifurcarse, condolerse, contonearse, demudarse, desdibujarse, desentenderse, desgañitarse, despelotarse, desquitarse, desternillarse, desvivirse, dignarse, empecinarse, enamoriscarse, endeudarse, enfrascarse, enfurruñarse, enlozanarse, ensañarse, ensimismarse, esforzarse, fugarse, grillarse, guasearse, herniarse, indisciplinarse, inmiscuirse, jactarse, mofarse, obstinarse, pavonearse, pitorrearse, portarse, querellarse, rebelarse, regodearse, repanchi(n)garse, repantigarse, resentirse, sincerarse, suicidarse, transparentarse, ufanarse, vanagloriarse.

41.13l En la lista precedente se han incluido algunos verbos que admiten variantes transitivas en otras acepciones (como portarse ~ portar). Se han incluido asimismo otros, como atreverse, arrogarse, dignarse, etc., cuyas variantes no pronominales se usaron como formas transitivas en la lengua antigua. Así, existió el verbo transitivo atrever, ya perdido, y también existieron los verbos transitivos arrogar, condoler, desvivir, dignar, jactar, obstinar, rezagar, sincerar y algunos más, todos actualmente en desuso. También aparecen en esa relación algunos verbos pronominales cuyo correlato transitivo está restringido, como en el caso de resentirse. Este verbo se usa como transitivo en México y gran parte de las áreas centroamericana y andina: Ella resentía no ser tan oscura como sus hermanas (Cabrera Infante, Habana).

41.13m No se han incluido en esta relación los verbos que son inherentemente pronominales en alguno de sus sentidos, pero que no lo son en otros con los que no mantienen relación desde el punto de vista sincrónico, como sucede con comportarse o despedirse (existen comportar y despedir, pero con otro significado). Cabría agregar a esta lista varios verbos pronominales, como acatarrarse, enterarse y quejarse, que cuentan con correlatos transitivos de muy escaso uso (acatarrar, enterar y quejar). Llama especialmente la atención el gran número de verbos inherentemente pronominales que se construyen con complemento de régimen:

abalanzarse (sobre), abstenerse (de), adentrarse (en), arrepentirse (de), atenerse (a), dignarse (a), enterarse (de), incautarse (de), inmiscuirse (en), jactarse (de), obstinarse (en), quejarse (de), querellarse (contra), vanagloriarse (de), entre otros muchos.

Algunos admiten más de una preposición, como atreverse (a ~ con ~ contra), esforzarse (en ~ por), etc.

41.13n De acuerdo con el criterio 241.13j), los verbos pronominales admiten varias divisiones. Solo algunos de ellos son inacusativos. Por otra parte, un gran número de estos verbos se construyen con un solo argumento, como en Los campos se secaron. Otros, en cambio, introducen complementos de régimen que se corresponden con el objeto directo de sus variantes transitivas. Dicha propiedad da lugar a menudo a alternancias en las que se percibe solo una pequeña diferencia de significado entre las dos opciones, como en olvidar algo ~ olvidarse de algo; lamentar algo ~ lamentarse de (o por) algo. Por el contrario, las diferencias de significado que se obtienen son considerables en otros pares:

abandonar algo ~ abandonarse a algo; decidir algo ~ decidirse a algo; despedir a alguien ~ despedirse de alguien; desprender algo ~ desprenderse de algo; esconder algo ~ esconderse de algo.

Véanse también, en relación con este punto, los § 34.7b y ss. y 36.3.

41.13ñ En el apartado precedente se mencionan los verbos pronominales olvidarse y lamentarse. Una diferencia notable entre ellos radica en el hecho de que el primero admite una variante transitiva (Me olvidé el paraguas > Me lo olvidé), mientras que el segundo la rechaza: Se lamentaban de su mala suerte ~ *Se lamentaban su mala suerte. La mayor parte de los verbos pronominales son intransitivos, pero son transitivos, en cambio, los que aparecen en grupos verbales como beberse el vino, creerse los infundios, estudiarse la lección, desayunarse los cereales (también noticias, anuncios, etc.), encontrarse a un amigo, llevarse la plata, esperarse una sorpresa. Se añaden otros en el § 34.7c. Los verbos que se acaban de mencionar alternan con variantes transitivas no pronominales (beber el vino, creer los infundios, etc.). Ello ha llevado a algunos gramáticos a entender que tales variantes pronominales son, en realidad, combinaciones de verbos transitivos con dativos aspectuales: § 35.7v-z. Estos dativos se llaman también concordados porque, a diferencia de los demás, presentan necesariamente los mismos rasgos de número y persona que el sujeto: Yo me leí ayer todo el diario. No es claro, sin embargo, que este fenómeno sea sintáctico en lugar de léxico, ya que, si se compara el significado de las variantes sin pronombre átono con las que lo muestran (como se hace someramente en el § 35.7y), se observan diferencias particulares que no parece posible reducir a un principio sintáctico. De hecho, en estos contrastes la presencia del pronombre concordado denota algo más que el énfasis o el encarecimiento de la acción que por lo común aporta el dativo aspectual.

41.13o No prescinden del morfema se otros verbos pronominales transitivos, como apropiarse, ganarse, jugarse, perderse, quedarse o saltarse en oraciones como las siguientes:

Pero el General persistió en su sordera y se saltó sus preguntas (Herrera Luque, Casa); Benjamín y Jacinto repartían el café del termo, y Paco Bodes se apropiaba la botella de licor (Díez, Fuente); Los que tienen miedo no merecen ayuda, menos aún en medio de una guerra, porque en ella todos se jugaban la vida (Zúñiga, J. E., Noviembre); ¡No se pierdan el espectáculo! (Arrau, Norte); Cada uno se gana la vida como puede (Fisas, Historias).

Puede haber influido la existencia de encontrarse a alguien en la creación del verbo pronominal transitivo tropezarse (tropezarse a alguien), en lugar de tropezarse con alguien, como en Me lo tropecé en la calle y me invitó a fumar y a bebernos una botella de vodka (Menéndez, Muerte). Sobre el verbo pronominal copulativo estarse (estarse quieto, estarse callado), véase el § 38.5i. Acerca de las alternancias entre quedar y quedarse como verbo semicopulativo, véase el § 38.2l.

41.13p No existe una clasificación semántica suficientemente precisa de los verbos pronominales (criterio 3 en el § 41.13j), pero se ha observado en múltiples ocasiones que un gran número de ellos denotan o bien cambios de estado (cansarse, despertarse, hundirse, levantarse, moverse, secarse), o bien procesos o reacciones de carácter mental, afectivo o emocional. De hecho, estos procesos son compatibles con las alternancias a las que se refiere el primer grupo mencionado: aburrirse, arrepentirse, asustarse, enojarse, preocuparse. Proporcionalmente, son poco numerosos los verbos pronominales que no corresponden a ninguno de esos dos grandes grupos, en buena medida porque sus sujetos designan participantes activos: confesarse, contenerse, decidirse, justificarse, etc.

41.13q Si se interpreta en sentido amplio el concepto de cambio de estado, como se sugiere en el apartado precedente, el grupo más numeroso de verbos pronominales del español es el que corresponde a este paradigma. Admite muchas divisiones, pero cabe destacar en él los siguientes grupos:

1. Verbos que expresan cambio de modo general: alterarse, cambiarse, convertirse, transformarse, volverse.

2. Verbos que denotan cambio de lugar o de posición: acercarse, acostarse, agacharse, alejarse, desviarse, inclinarse, ladearse, lanzarse, levantarse, moverse, reclinarse, sentarse, separarse, torcerse, tumbarse.

3. Verbos que expresan cambio de forma, presencia, apariencia, constitución o aspecto externo: ablandarse, calentarse, congelarse, estrecharse, llenarse, mostrarse, ocultarse, presentarse, rizarse, secarse.

4. Verbos que expresan cambio en la consistencia o la integridad de algo, a menudo con algún grado de pérdida o menoscabo: agriarse, apagarse, arrugarse, averiarse, corromperse, desteñirse, fraccionarse, mancharse, oscurecerse, oxidarse, romperse, vaciarse.

5. Verbos que expresan cambio de estado anímico o emocional: aburrirse, aficionarse alegrarse, cansarse, confundirse, enojarse, entristecerse, escandalizarse, indignarse, interesarse, molestarse, preocuparse, sorprenderse.

41.13r El cambio de estado que estos verbos denotan se concibe unas veces como adquisición de una propiedad (humanizarse ‘adquirir humanidad’; industrializarse ‘adquirir naturaleza industrial’, ‘pasar a la industrialización’; contagiarse ‘pasar al estado de contagio’) y otras como su pérdida (despoblarse ‘perder población’; desinhibirse ‘abandonar, dejar la inhibición’). En la mayor parte de los casos se interpreta como el proceso consistente en pasar al estado que expresa el participio, como en sentarse (‘pasar a estar sentado’). Manifiestan también el estado resultante ciertos adjetivos de naturaleza resultativa (§ 13.2t y 27.10f) con los que se relaciona el verbo pronominal (llenarse ‘pasar a estar lleno’) o una expresión adverbial que exprese un significado similar (salirse ‘pasar a estar fuera’).

41.13s El hecho de que el español permita usar ciertos verbos de movimiento para designar estados o propiedades, como en la carretera que va de Santiago a Valparaíso o en un problema que viene de lejos23.3x), tiene consecuencias en el paradigma de los verbos pronominales, ya que algunos verbos que expresan movimiento (alzarse, erguirse, levantarse) se emplean en sentido figurado en oraciones que no designan procesos, sino estados o propiedades:

El complejo turístico se alzará en Llaguapí (Labarca, Butamalón); Encima de ella se yerguen los cielos de los espíritus bienaventurados (Peña, E., Rosa); La fiesta era la oportunidad de penetrar al fin en aquella mole que se levantaba sobre ellos como una incógnita lejana y anhelante (Durán, Revolución).

41.13t Los verbos pronominales se ajustan, como se ha explicado, a pautas semánticas relativamente firmes. Ello ha suscitado repetidas veces entre los gramáticos la cuestión de si su naturaleza pronominal se deduce directamente de su significado o, por el contrario, ha de marcarse en el diccionario en cada caso particular. Esta es una pregunta todavía no resuelta de modo satisfactorio, sobre todo porque las pautas semánticas generales que se han descrito no permiten prever los muy numerosos casos particulares que se presentan. Aun así, las alternancias que surgen no son del todo arbitrarias. El hecho de que el verbo cortarse sea pronominal aplicado a una salsa (Se cortó la mahonesa: oración media), pero no al pan (Se cortó el pan: pasiva refleja) está relacionado con que la acción de cortar el pan requiere un agente externo, de forma que el proceso que tiene lugar no se puede llevar a cabo sin su intervención. En el ejemplo de la salsa, el verbo cortarse denota un proceso que no requiere intervención externa.

41.13u No es tampoco arbitrario el hecho de que abrirse o cerrarse puedan ser verbos pronominales, pero no lo sean generalmente inaugurarse o clausurarse. En general, el que no se formen verbos pronominales a partir de los verbos transitivos que expresan creación (componer, construir, elaborar, escribir, fabricar, inaugurar) y tampoco con algunos de los que denotan la acción contraria (clausurar, derribar, derruir) es señal de que la lengua interpreta esos eventos como acciones que exigen intervención externa, y no en función de procesos que desembocan en estados. Los numerosos casos en que esta última interpretación semántica es posible (abrir ‘hacer abrirse’; abrirse ‘pasar a estar abierto’) se han analizado como muestras de que la diátesis media tiene un correlato semántico que corresponde a la forma en que se perciben o se conceptualizan los cambios de estado que con ella se expresan. Aun así, es considerable la variación histórica y geográfica que se ha documentado en el grupo de los verbos medios del español y de otras lenguas romances, por lo que el debate sobre las dos opciones que se presentaron al principio del apartado precedente, predictibilidad semántica o idiosincrasia léxica, permanece abierto en la actualidad.

41.13v El modo de acción de los verbos también condiciona su capacidad para pertenecer a paradigmas pronominales. Así, aborrecer, amar, detestar y odiar (verbos transitivos que denotan emociones o afecciones) carecen de variantes pronominales. Existen, pues, las formas verbales aborrecerse u odiarse, con pronombre reflexivo, pero no los verbos pronominales correspondientes. Los verbos que se mencionan se diferencian de los que componen el grupo 5 del § 41.13q en que no expresan procesos, sino estados o actividades (en el sentido restrictivo que recibe este concepto en el § 23.3: aborrecer a alguien durante toda la vida). En la medida en que los verbos de estado no son pronominales (con algunas excepciones, como estarse quieto o saberse la lección), no sorprende la aparente laguna que se observa. Nótese, en el mismo sentido, que aburrirse admite la paráfrasis ‘pasar a estar aburrido’ de forma similar a como lo hacen la mayor parte de verbos pronominales que denotan procesos que desembocan en estados. Estas paráfrasis son inadecuadas para amar, odiar y los demás verbos mencionados.

41.13w Existen escasas diferencias entre los verbos pronominales en el mundo hispánico. Se dice en Chile pagarse de una cantidad en el sentido de ‘cobrarla’: Cuando fue a hacer el giro se encontró con la desagradable sorpresa de que el banco se había pagado de 20000 en intereses (Cuarta 9/7/2003). En Chile y los países andinos se usa recibirse de un título o un grado en el sentido de ‘tomar posesión de él’, como en Me recibí de licenciada. En varios países americanos, aunque no en todos, se emplean demorarse, enfermarse, regresarse a un lugar, soñarse con algo o alguien y otros verbos pronominales similares a estos, a menudo en alternancia con usos no pronominales (Se demoró mucho ~ Demoró mucho):

Y el propio joven admite que soñó con ese nirvana prometido por sus instructores (Hoy Digital 29/3/2004); Una noche Tati se soñó con los dos mongolitos de Bosconia (Gamboa, Páginas); Siempre regresa con los bolsillos vacíos (Proceso [Méx.] 12/1/1997); Hay colombianos que ‘triunfan’ en Nueva York, otros que se regresan con los bolsillos vacíos (Tiempo [Col.] 1/7/1989); El grupo se demoró tres días para llegar a la cima (Comercio [Ec.] 22/10/2002); La policía demoró 45 días en coger a los asesinos (López Navarro, Clásicos).

Se analizarán otras diferencias entre verbos intransitivos pronominales y no pronominales en la siguiente sección.

Información adicional

En relación con este capítulo, las siguientes entradas del Glosario de términos gramaticales podrían ser de su interés:
diátesis, oración intransitiva, oración media, verbo doblemente pronominal, verbo pronominal, voz1

 

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