Sintaxis

42 La modalidad. Los actos de habla. Construcciones imperativas, interrogativas y exclamativas

42.5 Los enunciados imperativos (III). Aspectos sintácticos y semánticos. Otras oraciones de sentido imperativo

42.5a Con las oraciones imperativas se solicitan por lo general acciones u omisiones, es decir, comportamientos sujetos a la voluntad de los individuos. Los predicados que designan estados o propiedades tienden a rechazar los imperativos (caber, ser calvo, tener frío, yacer), pero los admiten en ocasiones, como muestran los textos siguientes:

Viajad y conoced mundo (Burgstaller, Vegetales); Sé bueno, déjame dormir en tu cuarto (Marsé, Muchacha); Pónganse bien arrogantes, / tengan coraje y firmeza (Jardiel, Angelina).

Obsérvese que el verbo ser aparece en imperativo en la oración Sé bueno. Se reconoce generalmente que estas diferencias son semánticas o pragmáticas, en cuanto que el imperativo permite que los predicados de estado se reinterpreten como predicados de actividad (en el sentido restrictivo que recibe este término en el § 23.3). Están, por tanto, en función del posible control que el sujeto del imperativo pueda ejercer sobre la acción que el verbo o el predicado verbal (ser bueno, tener coraje) designen. Muchos de los predicados de estado que admiten imperativos pasan a adquirir sentido incoativo o inceptivo en esas construcciones. Así, el imperativo de tener pasa a significar ‘adquirir, pasar a tener’ (Ten valor) o ‘sostener’ (Tenme un momento este paquete). Cuando suponer significa ‘constituir, representar’ no admite imperativo (La reunión supuso un fracaso), pero en su acepción de ‘hacer una suposición’ lo acepta con naturalidad: Supón que…; Suponte que…; Suponete que… (en las zonas voseantes). Existen otros muchos contrastes análogos entre usos estativos y no estativos de los verbos.

42.5b En las alternancias descritas en el apartado anterior interviene la naturaleza pronominal o no pronominal del verbo construido en imperativo. Así, merecerse admite el imperativo con mayor naturalidad que merecer, como en Merézcanse lo que se les da. Pocas veces se usa en imperativo el verbo estar, frente a estarse, con sujetos en singular. Así pues, *Está tranquilo (agramatical como imperativo) contrasta con Estate tranquilo; Estense tranquilos; Estaos tranquilos. No necesitan pronombre enclítico las formas estad, esté y estén:

Tómalo de una vez y estate quieta (Ponte, Contrabando); Él también está inmiscuido en esto así que estese tranquilo (Lara, Charras); Suba la escalerilla y estese arriba un rato (Quiroga, Nombre); Vístanse y estense por allá hasta la hora de comer (Carrasquilla, Tiempos); Estaos quietos, por favor, estaos quietos (Tizón, Velocidad); Mercedes, estad tranquila y cuidaos mucho (Díaz Lozano, Ciudad); Molina… mañana esté listo con sus cosas para dejar la celda (Puig, Beso); Estén atentos (Expreso [Perú] 1/10/1990).

Esta construcción se extiende a las perífrasis de gerundio. Se dice, en efecto, Estate esperando, pero *Está esperando es agramatical en la interpretación imperativa. Como se explicó, la variante de cortesía correspondiente a usted admite la ausencia del pronombre: Esté (usted) esperando en la puerta y pasaré a recogerlo.

42.5c Aunque el verbo saber no rechaza el imperativo Sabe que…, se ha usado más la forma imperativa sábete. En ella podría reconocerse el morfema te como un pronombre dativo concordado (§ 35.7r y ss. y 35.7v y ss.), o bien como el imperativo regular del verbo pronominal saberse. Ninguna de estas formas del verbo saber es común en la lengua hablada actual, pero ambas eran frecuentes en la lengua literaria clásica y se han mantenido largo tiempo en los registros formales de la lengua escrita, en la que aún se documentan:

Pues sábete, arrapiezo, que el señor tu padre fue el mayor amigo que en mis mocedades tuve (Palma, Tradiciones VI); Bien, pues sábete que yo no sé nada del sexo (Alegre, Locus); Sábete que por encima de mí está el rey don Carlos, a quien represento (Fuentes, Ceremonias); Siéntete y sábete testigo del cuerpo y de la respiración (Calle Capilla, Yoga).

Se usa también el imperativo de segunda Sepas que…, aunque menos que las perífrasis de obligación a las que equivale: Has de saber que…; Debes saber que…

42.5d Los imperativos pueden formarse con perífrasis verbales aspectuales (§ 42.3p), al igual que las formas no imperativas: «empezar + infinitivo» (Empieza a estudiar); «ir + gerundio» (Vayan pasando). Los imperativos no suelen admitir perífrasis modales, lo que puede atribuirse a que estas perífrasis dan lugar a interpretaciones estativas, especialmente las formadas con deber, haber de, tener que o poder (*Puedan entrar; *No puedas marcharte). Repárese en que los verbos flexionados que aparecen en las expresiones Debes decírselo o Puedes entrar están en presente de indicativo, no en imperativo. Se usa de modo retórico «no querer + infinitivo», como en No quieras saber lo que me dolió su muerte (Cortázar, Reunión), donde no se pide exactamente al oyente que cancele su voluntad de conocer algo, sino que se expresa que es muy grande el dolor del que se habla.

42.5e Carece de variante afirmativa la pauta «No se {te/les/os} ocurra + infinitivo». Se usa para pedir encarecidamente a alguien que no se lleve a cabo alguna acción: No se te ocurra escribir nada (Ponce León, Seducción). La perífrasis tempoaspectual «ir a + infinitivo» (§ 28.8) acepta el imperativo en las oraciones negativas. En esos casos, el verbo ir no se interpreta necesariamente como verbo de movimiento (No se lo vayas a decir; No te vayas a caer; No se lo vayan ustedes a creer), a diferencia de lo que sucede en las variantes afirmativas (Ve a decírselo; Vayan a hacer la tarea). Véase también, en relación con esta cuestión, el § 46.8. El verbo irse no forma perífrasis de gerundio en las oraciones declarativas. Cuando se dice Se fue acostumbrando, el pronombre se corresponde a acostumbrarse, no a ir. El español coloquial europeo (más a menudo que el americano) las admite, en cambio, en las oraciones imperativas, como en Vete acostumbrándote o en Vete terminando. Recuérdese que no se suele usar ve como imperativo de ir en América, como se explica en los § 4.13i, j.

42.5f Las perífrasis de gerundio que forma ir se admiten igualmente en las oraciones imperativas (Vayan sentándose; Ve poniendo la mesa). No sucede lo mismo con las de «venir + gerundio», ya que dan lugar, como en el caso de poder, a interpretaciones estativas. En el español coloquial de ciertas zonas noroccidentales del área andina se construyen, por influencia del quechua, perífrasis en imperativo con «dar + gerundio»: Deme cerrando la puerta (‘Cierre la puerta, por favor’); Démelo trayendo (‘Tráigamelo, por favor’). La perífrasis adquiere el sentido de ruego cortés, por lo que admite también paráfrasis como ‘Hágalo por mí’, ‘Hágalo en mi lugar’ y otras similares. Esta idea de sustitución está presente en el uso no imperativo de la construcción, como en Le di haciendo el deber (‘Hice por él el deber’); ¿Me diste hablando con el profesor? (‘¿Hablaste en mi lugar con el profesor?’). Son todas ellas construcciones frecuentes en el habla popular que no se usan en los registros formales. Véanse también los § 27.2l y 28.15v.

42.5g Como la perífrasis con irse se rechaza en ausencia de imperativo, resulta esperable que no se admitan dos pronombres átonos en esas construcciones. En lugar de *Se fue haciéndose a la idea, se dice Se fue haciendo a la idea. Sin embargo, como el imperativo forma dicha perífrasis, la correspondiente oración imperativa con dos pronombres átonos resulta natural: Vete haciéndote a la idea alterna con Ve haciéndote a la idea28.13q). En la expresión fija Vete a saber se usa el verbo irse como única opción, pero se trata de una construcción lexicalizada, puesto que no existe la variante *Váyase a saber (frente a Vaya usted a saber, Vaya uno a saber o Vaya a saberse). El verbo andar está sujeto a una alternancia similar a la que muestra ir en el español del Río de la Plata, en el que alternan Andate preparando con Andate preparándote, la segunda más propia del habla coloquial.

42.5h Se suelen denominar imperativos condicionales los que se interpretan semánticamente como prótasis condicionales en el primer miembro de un grupo sintáctico coordinado por las conjunciones y u o. Así, el que dice Da un paso más y estarás perdido no pide a su interlocutor que dé un paso más (frente a lo que esa oración parece expresar), sino que sugiere el significado que puede expresarse mediante el período condicional ‘Si das un paso más, estarás perdido’. Se aplican paráfrasis del mismo tipo a Haz lo que te digo o no sales de casa este fin de semana; Piensa mal y acertarás, o a Cómete toda la carne o te castigo sin ver la televisión. Estas construcciones son frecuentes tanto en la lengua oral como en la escrita:

¡Habla ahora mismo o te mato! (Muñoz Molina, Invierno); ¡Detente o te arrepentirás toda tu vida! (Cuauhtémoc, Grito); ¡Lárguese de acá o llamo a la policía! (Bayly, Días); Acude pronto, o te atormentaré eternamente por el poderío de mis graves palabras (Mujica Lainez, Bomarzo); Ya ves lo que le pasa a Cristina, lo que le pasó a Carmen Muñoz. Si te digo… Es que me sublevo. ¡Cásate y verás! (Aub, Calle); Un escritor decía: “El jugador, en el fondo, quiere perder, no de otro modo que el héroe que va a la guerra quiere morir. Muéstrame un jugador y te mostraré un perdedor, muéstrame un héroe y te mostraré un cadáver” (Pozo, Noche); Por otra parte, conviene aprovechar las lecciones que nos dicta la propia Roma. “Divide y vencerás”, buen Sosígenes (Moix, Sueño); ¡Dame un taparrabos y moveré al mundo! (Fuentes, Región).

42.5i Los imperativos condicionales aparecen a menudo cuando se pretende transmitir amenazas y advertencias en las que se perciben diversos grados de énfasis o de coacción. Destaca especialmente su estructura sintáctica porque, aunque carecen de marcas sintácticas de irrealidad, admiten con naturalidad las expresiones idiomáticas que las requieren. Así, la locución verbal mover un dedo no se usa en oraciones afirmativas (*Ayer movió un dedo por mí), sino en oraciones negativas (Nunca movió un dedo por mí) y condicionales (Si mueves un dedo por él…), entre otras estructuras análogas de significación irreal, como se explica en el § 48.7. Resulta, en cambio, natural decir Mueve un dedo y eres hombre muerto (imperativo condicional formado con la conjunción y). Ello revela que la construcción imperativa condicional aporta las marcas de irrealidad y de futuridad que la locución necesita. Repárese en que tampoco se dice, de manera análoga, *Hice la menor tontería48.8k), pero resulta natural la expresión Haz la menor tontería y disparo. Se analizan hoy en varios marcos teóricos los diversos modos de representar formalmente esas informaciones (relativas a contenidos irreales tácitos) a las que la sintaxis es sensible.

42.5j La paráfrasis a la que dan lugar los imperativos condicionales depende de la conjunción copulativa con la que se construyen. El fragmento de Muñoz Molina que encabeza el grupo de textos citados en el § 42.5h admite la paráfrasis ‘Si no hablas ahora mismo, te mato’ porque está construido con la conjunción disyuntiva o (por tanto, A o B > Si no A, B). La variante con y (Habla y te mato) daría lugar a la inferencia contraria (por consiguiente, A y B > Si A, B). Aun así, existen factores discursivos que condicionan esas interpretaciones. El que dice Dale el dinero y no lo verás nunca más puede estar sugiriendo a su interlocutor que dé cierta cantidad de dinero a otra persona a cambio de determinado beneficio inmaterial (‘el no verlo nunca más’), por tanto A y B > Si A, B. No obstante, es igualmente posible que con sus palabras pretenda hacer ver al oyente que no debe entregar el dinero del que se habla, puesto que, de hacerlo, obtendría un resultado no deseado (‘el no verlo nunca más’). En los estudios de pragmática se ha observado que la elección que el oyente debe hacer entre estas dos interpretaciones opuestas es el resultado de ponderar ciertas informaciones que proporcionan el contexto y la situación.

42.5k Los imperativos retóricos no solicitan ninguna acción del destinatario al que se dirigen. Se asimilan a ellos otros imperativos que se asocian con diversos matices expresivos. Muchos imperativos retóricos están lexicalizados o semilexicalizados:

Fíjate tú; Imagínate; Mira quién ha venido; Veamos; Vete a paseo (también … al diablo; … al demonio; … a freír espárragos, etc.); Vete (o Vaya usted) a saber; Échale un galgo (también … los perros); Tócate las narices; Ve nomás; Ándale pues; Échate ese trompo a la uña (los tres últimos, comunes en México); Chúpate esa (también … esa mandarina en la Argentina y España); Toma ya; Figúrese; Friégate (el último en Chile).

He aquí algunos ejemplos de esas construcciones

Anda, vete a paseo (Gutiérrez Aragón, Morirás); Vete al diablo —le dije— y dame más té (Mutis, Maqroll); ¿Será posible? Encima, no se arrepiente de nada. Tócate las narices (Río Val, Muerte); Es que ellos no tienen el problema. Coche blindado y escolta, ¡toma ya! (Martín Vigil, Defensa); Fue el que se llevó, estando casado, figúrese, a la Catarinita (Medina, D., Cosas).

Algunos de ellos confluyen con las interjecciones formadas a partir de verbos, que se describen en los § 32.5h y ss.

42.5l Un gran número de estos imperativos lexicalizados admiten variantes con formas voseantes: Andá nomás; Andate al diablo (también a pasear); Cantale las cuarenta; Contame una de vaqueros; Echate ese trompo a la uña; Echale los perros; Fijate; Mirá vos; Mirame la seña, etc., pero también otras alteraciones características de las expresiones lexicalizadas. En el español del Río de la Plata son comunes entre las fórmulas imperativas lexicalizadas Andá a que te cure Lola; Andá a cantarle a Gardel (Anda a cantarle a tu abuela en Chile); Embromate; Escuchá, María, si llueve; Golpeá que te van a abrir, o Vení mañana que hay confites, todas ellas destinadas a desestimar algún requerimiento. En el área andina se registran Anda a ver si ponen las gallinas; Muérete de ganas, además de muchas de las mencionadas anteriormente. No todas las variantes expresivas de los imperativos lexicalizados son conocidas en todos los países, pero la mayor parte de ellas cuenta con equivalentes cercanos en significado y uso.

42.5m Junto a las expresiones lexicalizadas o semilexicalizadas que se citaron arriba, existen otras, también retóricas, que se forman con mayor libertad sintáctica, como las que contienen la preposición para42.13y), y en particular el grupo preposicional para esto en construcciones en las que se sugiere que se ha realizado inútilmente alguna acción esforzada (Enrólate en el ejército para esto; Estudia una carrera para esto), como en los ejemplos siguientes:

¡Pásate toda la mañana en la cocina para esto! (Vázquez, Á., Juanita Narboni); ¡Ten un chófer para esto! (Martín Vigil, Defensa); Hazte socio de un club liberal para esto, para oír sermones peripatéticos (Reina, Seducción); Ten amigos para esto (Armada, Edad).

42.5n También son retóricos los imperativos que solicitan que se lleve a cabo la acción contraria a la que expresan, casi siempre construidos con sujeto antepuesto, como en Tú sigue gritando (dicha a alguien para pedirle que deje de gritar) o en este texto: Tú sigue perdiendo el tiempo, guapo, tú siempre erre que erre, ya verás luego, cuando termine el curso (Tizón, Labia), así como los que se usan para dar a entender que no debe tener lugar algún estado de cosas presente o manifiesto, como en No seas ridículo (que implica ‘Eres ridículo’) o en Seamos serios (que implica ‘No somos serios’ o ‘No eres serio’).

42.5ñ En las secciones anteriores se explicó que es posible ordenar, aconsejar o recomendar algún comportamiento con oraciones declarativas. En tales casos, las oraciones declarativas o aseverativas no se limitan a describir cierta situación. Como se vio, el que dice Está usted despedido (ante el interlocutor adecuado y en el contexto esperable) realiza un acto verbal. Se ha observado la marcada tendencia que existe en español a construir estas oraciones declarativas en presente de indicativo y con pasivas reflejas de verbos realizativos. Se subrayan estas formas verbales en los ejemplos que siguen:

Mediante esta circular se ordena a todos los regimientos que…; Se prohíbe fumar; Se recomienda precaución; Se ruega silencio; Se pide a todos los inscritos que presenten su solicitud en…

Estos enunciados no son imperativos, pero poseen valor ilocutivo. Con los pronombres y usted los presentes de indicativo adquieren el mismo valor. Las formas verbales que se subrayan en estos textos están en presente de indicativo, no en imperativo:

¡Usted se me calla! Yo hago lo que me da la gana (Candelaria, Golpe); Prende el vehículo con un chillido de engranajes, se asoma por el lado abierto, alza su dedo en advertencia. —Usted se me va a su casa y me espera (Santiago, Sueño); Ustedes se me quedan afuera, que quiero hablar con el joven (Herrera Luque, Casa).

Como se ve, la descripción de un estado de cosas que afecta al interlocutor se interpreta a menudo en español como una forma de pedirle que realice una acción, unas veces de manera cortés (Usted me dice lo que quiere y yo se lo busco) y otras de manera más ruda (Tú te comes ahora mismo todos los macarrones). Se analizan otros aspectos de esta connotación del presente de indicativo en el § 23.6o.

42.5o No son tampoco oraciones imperativas, pero se interpretan como peticiones o requerimientos, muchas de las que se forman con futuros. Estas oraciones adquieren, pues, valor ilocutivo: Acamparemos aquí; Estaréis esperando con el motor en marcha; Irás y le dirás que recapacite; Te agradeceré mucho que eches un vistazo a este texto. Sobre este uso del futuro pueden verse también los § 23.14d, e. En el habla coloquial de algunos países andinos se atestiguan casos de enclisis en las formas del futuro con valor optativo, como en Dirasme si puedo poner tu foto en mi club.

42.5p Constituyen actos verbales en los que se solicitan o se ordenan acciones diversas los formados con «a + infinitivo», propios del registro coloquial: A comer; A dormir; A estudiar; A trabajar, o ¡A especular se ha dicho! (Tiempos 2/12/1996). Todas ellas constituyen asismismo actos verbales. Muchas de estas construcciones impositivas se caracterizan por su tono expeditivo:

A callar y a tus cosas, metomentodo (Sanchis, Aguirre); ¡A ordeñar las ovejas, ya! (Collyer, Pájaros); A trabajar, que no debemos saber de descanso si queremos conservar este puesto (Parra, King Kong); ¡Silencio! ¡A callar todos! (Alonso Millán, Parejas).

No obstante, se documentan ocasionalmente estas expresiones en contextos en los que se recomienda algo, por tanto en situaciones que no llevan aparejada desconsideración hacia el interlocutor: A dormir, mujer. Mañana lo acompañaremos al tren (Bryce Echenique, Martín Romaña).

42.5q También se emplea «a + infinitivo» en invitaciones vehementes a realizar alguna actividad, a menudo placentera:

¡A bailar, a bailar! —gritaron Paco, Edelmira, Obdulia y Ronzal (Clarín, Regenta); Y si usted no tiene adornos que ponerse, ¡a la verbena igual! ¡A vivir que son dos días! (Landero, Juegos); ¡A disfrutar se ha dicho; a pasarlo bien! (Sánchez Ferlosio, Jarama); ¡A distraerse! Estamos en Carnaval (Buero, Detonación).

Se registran, no obstante, algunos usos de esta construcción en fórmulas exclamativas de sentido opuesto, como en ¡A jorobarse tocan y punto en boca! (Gironella, Millón). La expresión a seguir bien se emplea en España como fórmula de despedida en contextos poco formales: —Pues mire, muchas gracias. […] —A seguir bien (Molina Foix, Quincena). No se asimilan, en cambio, a esta construcción de sentido imperativo las expresiones a ver, que manifiesta expectativa, y a saber, que encabeza las enumeraciones.

42.5r Suelen resultar poco consideradas con el interlocutor las expresiones de sentido imperativo, propias del español coloquial europeo, que se construyen con «sin + infinitivo», como ¡Sin ofender!; ¡Sin insultar!; ¡Sin avasallar!: Hace falta un hombre en casa, eso se ve, y un servidor está hecho con material de primera, señora, así que sin faltar (Alonso Santos, Estanquera). Tienen, como las anteriores, fuerza ilocutiva, en lo que coinciden con algunos gerundios (andando, andandito, callandito: § 27.2i y ss.).

42.5s Con los adverbios arriba y abajo y con los grupos preposicionales encabezados por la preposición a se forman expresiones exhortativas y desiderativas. Unas veces constituyen incitaciones a actuar dirigidas a uno o varios interlocutores, pero otras se usan únicamente como expresiones retóricas que se asimilan a las imprecaciones:

Arriba los pobres del mundo, de pie los esclavos sin pan (García, A., Mundo); ¡Tu gente son los blancos! ¡Abajo con él! (Solares, Nen); ¡Abajo el mal gobierno! ¡Muera la corrupción! —vociferaba el Pana (Campos, Carne); ¡A la hoguera con las nodrizas! (Nieva, Carroza).

42.5t En el habla coloquial de muchas zonas hispanohablantes, pero sobre todo de España, las Antillas, Centroamérica y el Río de la Plata, se usa el esquema «ya estás + gerundio» para expresar un mandato perentorio, como en Ya estás llamándola para disculparte con ella o como en los ejemplos siguientes:

Pues ya estás volando a por ella. Yo me quedo de guardia aquí (Martín Gaite, Fragmentos); Ya estás corriendo para la casa si no quieres que te lleve al cuartelillo (Marsé, Rabos); Quien está perdido eres tú, y ya te estás largando inmediatamente de aquí (Martín Cerezo, Sitio).

Información adicional

En relación con este capítulo, la siguiente entrada del Glosario de términos gramaticales podría ser de su interés:
oración (de modalidad) desiderativa

 

Nueva gramática de la lengua española
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