Sintaxis

22. Relativos, interrogativos y exclamativos. Sus grupos sintácticos

22.16 Interrogativos y exclamativos (IV). Cómo y por qué. Locuciones que se les asimilan

22.16a El adverbio interrogativo-exclamativo cómo admite varias interpretaciones. En la lectura de modo o manera, introduce oraciones interrogativas directas o indirectas en las que se requiere la satisfacción de esa incógnita, como en Aún no han averiguado cómo ocurrió el accidente. En esta oración se expresa, en efecto, el desconocimiento de la información que se asigna a dicha variable, en concreto la forma en la que sucedió cierto accidente. En las oraciones exclamativas correspondientes, el hablante manifiesta su sorpresa, su disgusto o su admiración por la manera de ser o de actuar a la que se hace referencia: ¡Cómo habla la naturaleza al corazón del hombre! (Fernán Caballero, Gaviota). La interpretación de manera puede obtenerse en las oraciones en las que cómo es adjunto (las mencionadas en las líneas precedentes), pero también en las que es argumento (¿Cómo se portó?) y en las que es atributo: ¿Cómo es ella?30.9e).

22.16b Con verbos de percepción, como ver, oír o escuchar, el adverbio cómo puede introducir interrogativas indirectas del tipo de las mencionadas en el apartado precedente: No vi cómo lo hizo. Sin embargo, en ocasiones es necesario distinguir entre la percepción del modo y la del hecho en sí. En la construcción Ya verás cómo consigue ganar (con el adverbio interrogativo cómo), se hace referencia a la manera de conseguir algo. En cambio, en Ya verás como consigue ganar, la conjunción como introduce una subordinada completiva que alude al propio hecho de la consecución (§ 43.3l). Se plantea un problema cuando la percepción del modo y la del hecho resultan inseparables, lo que hace difícil dilucidar si se trata de una interrogativa (cómo, con pronunciación tónica y acento gráfico) o de una completiva (como, con pronunciación átona y sin tilde). Por esta razón son admisibles las dos opciones que aparecen en Ya verás {cómo ~ como} llegamos tarde. Se registran a menudo casos en los que la variante tónica neutraliza las dos interpretaciones, incluso dando preferencia a la de hecho sobre la de manera:

Observen cómo la Comisión Europea abrió ayer una investigación sobre dos regímenes de ayudas aprobados el pasado año (Canarias 2/2/2001); Es habitual escuchar cómo el locutor despide con un abrazo a su invitado, a quien no conoce más que de la charla concluida (Muñoz/Gil, Radio); Habían visto cómo las llamas se iban apoderando de los pisos intermedios y crecían peligrosamente hacia la parte superior del edificio (Mendoza, M., Satanás).

Así, en el primero de estos ejemplos no se pide exactamente que se observe la forma en que se abrió cierta investigación, sino más bien que se repare en el hecho de que este suceso tuvo lugar. En el segundo se hace referencia de manera simultánea al modo de despedirse y al hecho de hacerlo. Esta doble interpretación se obtiene también en el tercero. Véase asimismo sobre esta cuestión el § 43.3l.

22.16c Aunque el sustantivo manera forma parte del grupo preposicional de ninguna manera, con esta expresión, asimilada a una locución adverbial, no se niega en muchos casos la existencia de formas de ser o de actuar, sino que se rechaza enfáticamente el contenido del predicado en su conjunto, de modo similar a como lo hace la locución adverbial en absoluto48.13p, q): Esta es una falta que nosotros de ninguna manera podemos tolerar (Asenjo, Días). Las oraciones interrogativas retóricas y exclamativas encabezadas por el adverbio cómo comparten esta propiedad. Así, en Pero ¿cómo puede mi Gobierno tolerar interferencias de un ejército extranjero en el territorio nacional? (Britton, Siglo), el adverbio cómo no introduce una pregunta acerca de las posibles formas de tolerar ciertas interferencias, sino que denota veladamente el significado de la expresión mencionada de ninguna manera, con la que —como se acaba de señalar— no siempre se niegan modos de proceder.

22.16d La interpretación causal de cómo surge indirectamente como desarrollo de los valores mencionados: Según veo, te gusta demasiado lo que de ella se destila. —¿Cómo lo sabes? —Por tu nariz colorada —dijo Ardid (Matute, Gudú). Repárese en que no se pierde del todo la lectura de manera en estos casos, ya que ciertos complementos adverbiales de manera son compatibles con la noción de causa, como en Lo sé de buena fuente. Está próxima a esta interpretación la que proporciona cómo en los contextos en los que equivale a cómo es que o a cómo es posible que. Se obtiene dicha lectura en muchas oraciones negativas. Así, en el texto siguiente se pregunta la razón por la que alguien no hizo algo, y no la manera en que dejó de hacerlo: Entonces, madre, si Céspedes mentía, ¿cómo no le estudiaste la pupila? (Rubio, Sal).

22.16e Se obtiene asimismo la interpretación causal en ciertas interrogativas no negativas, en especial cuando el que habla manifiesta no entender alguna situación o desconocer las causas que conducen a ella. También en estos casos se sugiere veladamente la inexistencia de un motivo justificado para algo, bajo la apariencia de una pregunta acerca de posibles maneras de actuar:

Pero, hijas mías, ¿cómo pretendéis que yo la cure? (Galdós, Nazarín); ¿Cómo se le atolondra pensar que un nonato viejo como usted puede entrar de nuevo en el vientre de su madre y nacer? (Roa Bastos, Contravida); No comprendo cómo a estas alturas, con la cantidad de problemas que da, esta carretera sigue igual que hace veinte años (ABC 5/5/1989).

22.16f La lectura que se acaba de describir se obtiene con frecuencia en los contextos en los que la pregunta que cómo introduce se interpreta como apódosis de un período condicional, sea antepuesto o pospuesto. A las pautas cómo… si…; si…, cómo…; cómo es que… si… o cómo… cuando… corresponden estas oraciones: ¿Cómo dices que te interesa si no le prestas la menor atención?; ¿Cómo viniste ayer, cuando sabías que ella no iba a estar?, así como el siguiente texto: Si no ha pegado un tiro en toda la guerra por temor a caerse del retroceso, ¿cómo quieres que sepa interpretar correcta, adecuada, amorosamente, las palabras Reich e imperio? (Val, Hendaya). En las oraciones copulativas en las que cómo se construye con posible, admisible y otros adjetivos similares que funcionan como atributos de subordinadas sustantivas, se introducen igualmente preguntas retóricas o exclamaciones en las que se niega la existencia de alguna razón que justifique cierta situación real, presente o no:

¿Cómo es posible que usted se niegue a hacerlo? (Paz Hernández, Huelga); ¿Cómo era admisible, bramaba el artista, que su discípulo hubiera supuesto, conjeturado, admitido, que él, él, Él, fuese capaz de asumir una actitud tan atrozmente torpe? (Mujica Lainez, Cisnes).

22.16g En su interpretación cuantitativa, el significado de cómo está muy cerca del de cuánto. Esta interpretación es habitual en las oraciones exclamativas, sean directas o indirectas:

Ramonín, ¡cómo te amo! (Pombo, Natura); Es sorprendente cómo cambia uno cuando se pone viejo (Shand, Sastre); Ay, señorita… Si supiera cómo me gustaría regalarle una flor y darle un beso (Dolina, Ángel); ¡Y cómo corre el condenado! (García May, Operación).

Tampoco se pierde en estos casos el vínculo de cómo con su sentido original de manera. Así, en Esta glándula se desarrolla de una manera exagerada después de los cincuenta años (Sintes, Peligros), se habla de la manera en que crece cierta glándula (de una manera exagerada), pero también del tamaño que alcanza, al igual que en ¡Hay que ver cómo has crecido, criatura! (Alonso Millán, Oportunidad). De forma análoga, cuando García Márquez escribe en su autobiografía Cómo habrá cambiado el mundo que ya nadie espera el tren (García Márquez, Vivir), se admira de la forma en que han tenido lugar ciertos cambios, pero también en relación con la magnitud que estos adquieren. Por último, el que exclama ¡Qué manera de llover! o ¡Cómo llueve! muestra su sorpresa por la intensidad o la fuerza de la lluvia (es decir, por el modo en que esta se precipita), pero a la vez por la cantidad de lluvia que cae. Existen otros muchos casos similares que acercan las nociones de manera y de cantidad.

22.16h La interpretación cuantitativa de cómo no se suele obtener en las oraciones interrogativas. Así, cómo no equivale a cuánto en ¿Cómo te gusta el café?, con interrogativa directa (a diferencia de la exclamativa correspondiente ¡Cómo te gusta el café!), ni tampoco en No sé cómo le gusta el café, con interrogativa indirecta. Sí equivale, en cambio, a cuánto en los textos siguientes, en ambos casos en oración exclamativa:

—¡Cómo tardan! —dijo la marquesa (Fernán Caballero, Gaviota); Cómo te gusta recordar cosas de la única elástica que verdaderamente no se arruga: la de la lengua (Carrera, Cuentos).

Se registran, no obstante, algunas excepciones aparentes. En efecto, las interrogativas retóricas (§ 42.12) no se interpretan como preguntas verdaderas y —de hecho— se asimilan en buena medida a las exclamaciones, como se ha comprobado en los apartados precedentes. No sorprende, desde este punto de vista, que los usos cuantitativos de cómo que se registran en secuencias interrogativas se circunscriban a este tipo de oraciones. La interpretación de cómo es, en efecto, cuantitativa en la oración siguiente: ¿Has visto cómo llueve? (Muñoz Molina, Invierno).

22.16i Cómo suele equivaler a cuánto en la interpretación intensiva o intensificativa de este último adverbio. El adverbio cuánto no suele expresar frecuencia (Voy poco al cine ~ *¿Cuánto vas al cine?; cf. cada cuánto), por lo que es lógico que no se emplee tampoco cómo en esa interpretación. Por influencia del inglés, se utiliza cómo en lugar de cuánto en el español de Puerto Rico, como en Pato, ¿qué tal, cómo te gusta tu nuevo coche? (Morales, A., Verdad). Tiene mayor extensión en el área caribeña el uso de cómo por qué en ¿Cómo le pareció el juego de anoche? y otras secuencias similares.

22.16j Se usa el adverbio exclamativo cómo en su interpretación cuantitativa con varios predicados que tienen argumentos de esa misma naturaleza: el ya citado tardar, así como demorarse, durar o pesar, entre otros. El verbo costar admite también esta alternancia cuando se refiere al hecho de resultar penosa alguna tarea: Habrá que hinchar la fe para reconstruir el futuro. Pero cómo cuesta (Salvador Hoy 15/11/2000). No la admite, en cambio, cuando denota la propiedad de tener algo determinado valor o precio: ¡{Cuánto ~ *Cómo} cuesta hoy un kilo de manzanas! Cabría pensar que esta asimetría se relaciona con la naturaleza pronominal de cuánto en estos últimos contextos, ya que se pregunta en ellos por ciertas unidades de medida. En general, no se extiende a cómo la interpretación pronominal de cuánto. Se rechaza, por consiguiente, la equivalencia entre ambos adverbios en Hay que ver cuánto logró recorrer sin detenerse, donde cuánto significa ‘cuánta distancia, cuánto trecho’. Se exceptúan las construcciones formadas con la pauta «a + cómo cuantitativo», características de los verbos costar, vender, salir, etc., cuyos complementos denotan precio. Estas construcciones, en las que alternan cómo y cuánto, son también peculiares porque admiten la interpretación cuantitativa de cómo en contextos interrogativos:

Trataba […] de preguntar para qué servía esto y aquello y lo de más allá, y cuánto costaba y a cómo se vendía (Pardo Bazán, Pazos); Diga usté a cómo la paga, respondió don Pioquinto (Buitrago, J., Pescadores); ¿A cómo estaba el dólar en el peor momento de la crisis de diciembre de 1994 y de enero de 1995? (Excélsior 1/11/1996); ¿A cómo las naranjas? (Cardoza, Guatemala); ¿A cómo se cotizan? (Moreno-Durán, Diana); ¿A cómo amanecería esta mañana nuestro pesito de hojalata, mis valedores? (Mojarro, Yo); ¿A cómo está frente al dólar? (Quesada, Banana).

La sintaxis de cómo en las oraciones del tipo ¡Cómo es hermosa! se analiza en el § 42.15u. El uso de cómo y cómo que en la réplica (¿Cómo dice usted?; ¿Cómo que no querés venir?) se describe en los § 42.11v y ss.

22.16k No son numerosas las locuciones formadas con el adverbio cómo. La locución cómo así (que) introduce interrogativas de interpretación similar a las encabezadas por cómo es que… Este uso, muy extendido en la lengua clásica, está vivo hoy en el español de ciertas zonas de Centroamérica, el Caribe continental y el área andina:

—¿No sabes ni quiénes ni dónde? —dijo Ludovico—. ¿Y cómo así tenías una Tribuna en el bolsillo cuando te detuvieron en Vitarte, papacito? (Vargas Llosa, Conversación); Entonces yo le dije: “Doctor, ¡cómo así que mi tesis no fue Summa cum laude, si usted mismo me dio la calificación […]!” (CREA oral, Colombia); Fui caletero, yo vendía helados, yo vendía en la panadería bueno, haciendo muchas cosas pues. —¿Y cómo así logró hacer un capital? (CREA oral, Venezuela).

También se usa cómo así en la réplica con el sentido de ‘¿Cómo es eso?’ o ‘¿Cómo puede ser eso?’:

—Acaso entonces más… —dijo Enrique. —¿Y cómo así? —Porque esta vendrá a contarme los secretos de su novio (Unamuno, Tula); —Hace unos cinco años que no me confieso. —¡¿Cómo así?! (Vegas, Falke); —¡Queeé! ¿no era Aminra? Por Dios, cómo así, qué pasó… (Burrell, Envidia).

22.16l Se utiliza cómo no, a la manera de una locución interjectiva, para expresar aquiescencia. Como en las construcciones descritas en los apartados precedentes, también este uso está hoy más vivo en el español americano que en el europeo, aunque se registra en ambos:

—¿Conoces este libro, Colibrí? —¡Cómo no, mi ama! (Bravo, Mónica); Parece que unos policías municipales lo atoraron. —¿Estás seguro? —Sí, cómo no, incluso después lo llevaron a las oficinas de la fiscalía federal (Victoria Zepeda, Casta); ¿Se acordará usted? ¿Y cómo no? —dijo el negrito (Valera, Cuentos); —Pero… ¿me presentará, supongo? —¡Ah! ¡cómo no! Yo siempre soy gentil con mis amigos (Cambaceres, Rumbo).

Cómo no coincide en este uso con desde luego, por supuesto, claro que sí y otras locuciones adverbiales similares. Al igual que sucede con esas otras fórmulas, se emplea también cómo no en los contextos en los que se solicitan informaciones con otros recursos. En estos casos, cómo no expresa sobre todo la disposición del hablante a cooperar: —Buenos días. El salón Capri —digo. —Cómo no —dice el conserje (Saer, Imborrable).

22.16m En muchos países americanos se usa cómo no como fórmula de asentimiento dirigida al que solicita permiso para entrar: —¿Se puede? —¡Cómo no! En el español americano, no así en el europeo, se utiliza además esta expresión en las réplicas para hacer notar cierta manifestación de coincidencia que resulta ser solo aparente. Este uso de cómo no es característico de los contextos irónicos o sarcásticos, por lo que se entiende que el hablante no está de acuerdo con lo que se acaba de decir: Pues que no se case. —¡Ah, sí! ¡Cómo no! Que no se case. No, Mariano, esto no puede quedar así (Torres, Malena). Se emplea, finalmente, en los incisos para enfatizar lo palmario de una afirmación o una deducción: La militancia debió ratificar este golpe de ingenio —cómo no— y la competencia se transfirió a niveles inferiores de la dirigencia (Hoy [Chile] 21/4/1997). En el español coloquial venezolano se usan también las variantes cómo nie y cómo ñe.

22.16n Se explicó en el § 22.2b que el interrogativo por qué es analizado por unos gramáticos como grupo preposicional (es decir, como una unidad construida sintácticamente) y por otros como locución adverbial interrogativa (por tanto, como una pieza léxica). Se incluirá aquí entre las palabras interrogativas y exclamativas porque se acepta tradicionalmente que forma parte del paradigma al que pertenecen cómo, cuándo, dónde y otros adverbios interrogativos, a lo que se añade que esta expresión cuenta con equivalentes léxicos en otras lenguas, como se vio en el § 22.2b. No obstante, se explica en el apartado siguiente que existen argumentos a favor y en contra de las dos opciones que se mencionan.

22.16ñ Como se recordó en el § 22.2b, es discutible que la combinación por qué constituya una locución adverbial interrogativa. Con por qué se pueden construir preguntas que constituyen unidades no oracionales, al igual que con otros interrogativos:

¿Por qué yo? ¿Quién me acosa? (Aguilar Camín, Adriano); ¿Por qué esa frase, por qué ahora? Es un mal presagio (García Sánchez, Alpe d’Huez).

Esta expresión se sustantiva y da lugar a porqué ‘causa, razón’: […] pero sin acertar a comprender ni el cómo ni el porqué (Ruiz Zafón, Sombra). No apoya, en cambio, el análisis de por qué como locución adverbial interrogativa el hecho de que pueda coordinarse con otros interrogativos, ya que la expresión por qué razón comparte esa misma propiedad: Había cosas que se intuían, que, sin saber cómo ni por qué, se adelantaban al tiempo (Salisachs, Gangrena). Por otra parte, por qué admite, como los demás interrogativos, los sustantivos enfáticos de los que se habló en los § 22.2m y ss.: por qué diablos, por qué narices, etc.: Pero ¿por qué diablos nos dejó el acceso libre? (Monegal, Jardín); sin embargo, los grupos preposicionales también aceptan estas construcciones: ¿Se puede saber de qué diablos me estás hablando, Susi? —gritó Patty (Bayly, Días). Parece apoyar, en cambio, el análisis de por qué como locución adverbial el hecho de que posea las dos interpretaciones semánticas que se analizan en los apartados que siguen, ya que los grupos preposicionales por qué razón o por qué motivo no admiten con claridad más que una de ellas.

22.16o Las interrogativas directas negativas construidas con por qué pueden interpretarse de dos formas. En la primera lectura se usan para preguntar la razón por la que no tiene lugar una situación, o la causa por la que algo o alguien no presenta cierta propiedad, como en el texto siguiente: ¿Por qué no están bien amolladas las velas, por qué no están tiesas las contras? (Fuentes, Naranjo). En la segunda interpretación se entienden como sugerencias o como invitaciones a actuar: ¿Por qué no sales a dar un paseo? Las tiendas están llenas de adornos, de perfumes, de trapos (Bravo, Mónica). No se descarta que pueda existir ambigüedad entre ambas interpretaciones (podría haberla, por ejemplo, en la oración ¿Por qué no respondes? si se desconoce el discurso previo), pero el contexto y la situación deshacen la ambigüedad en casi todos los casos. A ello cabe añadir que existen varios factores gramaticales que permiten diferenciar las dos interpretaciones. Se obtiene la lectura causal, en lugar de la de sugerencia, en casi todas las oraciones construidas con tiempos verbales distintos del presente, así como con perífrasis verbales prospectivas aunque tengan el auxiliar conjugado en este tiempo:

¿Por qué no me has avisado de que te ibas? (Chacón, Voz); Si ella tiene pájaros, ¿por qué no había de tenerlos yo? (Pitol, Juegos); —¿Estás bien? —¿Por qué no iba a estar bien? (Espido, Melocotones); Claro que sí, por qué no vas a poder si cualquiera puede, tú puedes (Fuller, Dilemas).

22.16p La lectura de sugerencia es, como se ha explicado, característica del presente de indicativo. Aun así, se observa cierta tendencia a preferir la interpretación causal en las oraciones que, a pesar de estar construidas en ese tiempo, tienen sujetos preverbales (¿Por qué Javier no responde?). Por el contrario, las oraciones con sujetos en posición posverbal son igualmente compatibles con las dos interpretaciones (¿Por qué no responde Javier?). Sobre este punto, véanse también los § 42.9c y ss. Se bloquea la lectura de sugerencia cuando el adverbio de negación induce un término de polaridad negativa (§ 48.6a). Así pues, esta interpretación de sugerencia resulta natural (junto con la causal) en ¿Por qué no viene Carlos? o en ¿Por qué no viene alguien?, pero se rechaza en ¿Por qué no viene nadie?, donde solo se obtiene la causal. Los indefinidos negativos en posición preverbal (§ 48.3) se asimilan a esta última pauta. Contrasta, por consiguiente, ¿Por qué no haces la tarea de la escuela? (interpretación causal o bien de sugerencia) con ¿Por qué nunca haces la tarea de la escuela? (solo interpretación causal). Esta última oración se concibe como un reproche, además de como pregunta acerca de las razones por las que no tiene lugar cierto estado de cosas.

22.16q Se obtiene solo la interpretación de sugerencia en las interrogativas de infinitivo: —¿Por qué no dejar eso a los políticos? —insistía ella (Mallea, Bahía), lo que se deduce del significado prospectivo característico de estas construcciones (§ 26.14k). No suelen aparecer en esta pauta los grupos preposicionales interrogativos por qué razón o por qué causa. Solo en parte pueden considerarse excepciones fórmulas semilexicalizadas como por qué no decirlo, ya que con ellas el hablante se pregunta sobre cierta causa, pero también se sugiere a sí mismo la conveniencia de manifestar determinada información: […] incidente que me contrarió por ser yo alérgico a toda clase de manchas en la ropa y, por qué no decirlo, en la conciencia también (Chávez, Batallador). Finalmente, los predicados verbales de estado favorecen la interpretación causal, ya que en la de sugerencia se presentan actuaciones posibles (por tanto, acciones o procesos): ¿Por qué no estás en la Selección? (Clarín 17/4/1997).

22.16r Mucho menos usada que por qué es hoy la locución a qué: Si nadie ha de compartir mi convicción de que el mundo es un desbarajuste, ¿a qué decirlo con palabras inteligibles? (Torrente Ballester, Saga). Las locuciones a santo de qué, a cuento de qué y a cuenta de qué encabezan interrogativas retóricas, sean directas o indirectas. Con las tres se da a entender que no existe justificación para algo, por lo que las preguntas que se formulan en relación con ciertas causas conllevan implícitamente su propia respuesta:

A santo de qué nos exigen a los militares lealtad a regímenes desleales con el ideal, con la tierra y con la raza (Asturias, Presidente); Pensaba en el fondo que él era un pendejo que a cuento de qué le daba más importancia a la apariencia que al contenido (Azuela, A., Casa); —Cuánto me alegro, señor. No sabe qué ganas tenía de verle. —¿Y a cuento de qué esas prisas? (Ayerra, Lucha); ¿Y a cuenta de qué lo de mirar a las ventanas del hotel Roma? (Delgado, Mirada).

Este uso de a cuento de qué no está restringido léxicamente por ningún predicado, por lo que se distingue en la sintaxis de la locución verbal venir a cuento de algo, en la que el término subrayado alterna con grupos nominales, oraciones y pronombres de diversas clases:

Aunque parezca que no, viene esto a cuento de que el paje […] veía las cosas con otra serenidad (Navarro Villoslada, Urraca); A cuento de qué venía aquello, pensaba (Pérez-Reverte, Piel).

22.16s Es muy raro en la lengua actual el uso antiguo de qué con el sentido de por qué, es decir, como adverbio interrogativo causal:

Mas ¿qué me detengo yo en comprobar la nulidad de los secretos que se atribuyen unos ignorantes vagabundos? (Feijoo, Teatro III); Dixo: “¡Ea, cristianos!; ¿qué estáis parados?; salga ya alguno de vosotros” (Cervantes Salazar, Crónica).

 

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