Sintaxis

17. Los demostrativos

17.3 Los demostrativos en el texto

17.3a En las secciones anteriores se han presentado los usos deícticos de los demostrativos. Se explicó asimismo en ellas que los pronombres y determinantes demostrativos pueden utilizarse también en referencias textuales. Estos son los llamados usos fóricos, descritos en los § 17.1g, h. Los demostrativos establecen en tales casos una relación de correferencia con otro grupo nominal. Si este aparece antes en el texto, será el antecedente del demostrativo, y se obtendrá una relación anafórica. Si aparece después, será su consecuente y la relación será catafórica. Ilustran la relación anafórica los ejemplos siguientes:

Familiares y amigos del imputado se mostraron recelosos a hablar con periodistas que cubrían la remisión de este (Salvador Hoy 15/11/2000); No explicó nada a su compañero. Este, por su parte, tampoco le habló, ni trató de disuadirlo o detenerlo (Aguilera Malta, Pelota); Entre enero y abril de 1931, dos sucesos habían de afectarme muy de cerca: la revuelta de San Carlos y el cierre de la Universidad. De aquella fui mero espectador, no actor (Laín Entralgo, Descargo); Era dinero del enlace, claro. Y sus papeles. Pero esos no los necesité nunca (Alba, V., Pájaro).

Corresponden a la catafórica estos otros, con el demostrativo este y sus variantes:

Estos son los datos concretos: 1100000 ha de nuestro país sufren una erosión extrema; 2500000 ha, una erosión muy alta; 5500000 ha, una erosión alta; 13000000 ha, una erosión media (Mundo [Esp.] 20/2/1996); Estos fueron algunos de los árboles estudiados: Eucalyptus viminalis, Syagrus romanzoffianum, Phoenix loureiri, Phoenix canariensis (Prensa [Arg.] 2/5/1992); Esta fue su respuesta: “Lógicamente, le he manifestado a él mis inquietudes. No podría llegar a tomar una decisión sin plantearle mis pensamientos previamente” (Nación [C. Rica] 6/10/2000).

17.3b Al igual que este (junto con sus variantes de género y número) en los textos anteriores, el demostrativo neutro esto se utiliza con frecuencia en la escritura para introducir citas, por lo general seguido de dos puntos:

Era, si no me acuerdo mal, lo que cantaba esto: “Agora que calla el viento / y el sesgo mar está en calma…” (Cervantes, Galatea); Se enjugaba los ojos, comprimía su emoción para no dejarse vender por ella, y me dijo esto, que me impresionó vivamente: “Soy muy desgraciada… no lo sabes tú bien. Tenme mucha lástima, porque de veras la merezco” (Galdós, Incógnita); Pero puedo decirte esto: si quieres saber de Mariana, habla con tu tía Cordelia (Aguilar Camín, Error).

Muestran el mismo uso los grupos nominales deícticos lo siguiente, lo que sigue y otros similares:

Se conocerá la diferencia que hay, por ejemplo, entre el carácter de Guadalajara y el carácter de Puebla, en lo siguiente: En Puebla invitan al forastero a visitar las iglesias; en Guadalajara a visitar los establecimientos de beneficencia (Altamirano, Clemencia); Efectivamente, Irungaray me escribió con fecha 25 de febrero, entre otras cosas, lo que sigue: Tiene usted a Carrera humillado (Montúfar, Memorias).

Se hacen algunas consideraciones sobre los demostrativos como introductores del discurso directo en el § 43.9b. Se analizarán otros aspectos de los demostrativos de uso catafórico en esta misma sección (§ 17.3m-ñ).

17.3c Suele establecerse correlación entre aquel y este cuando los demostrativos se refieren a dos grupos nominales que han aparecido previamente en el texto. Aquel se vincula en estos contextos al antecedente más lejano de los dos posibles, mientras que este se usa para hacer referencia al más cercano. Estos usos son anafóricos a la vez que propiamente deícticos. Son anafóricos porque se establece una relación de correferencia entre el demostrativo y su antecedente; son deícticos porque se interpretan a partir de las relaciones de proximidad y de lejanía que proporciona la organización lineal del discurso:

Después de la tormenta llega la calma. Ojalá sirvan esta y aquella para reflexionar (Vanguardia [Esp.] 28/4/1995); José es apolíneo, Juan dionisíaco; aquel es la luz, este las tinieblas (Ortiz Trixac, Lances); La política de carreteras y demás obras públicas, así como la minería, hicieron un contrapeso desmesurado al trabajo rural, y desde luego este fue declinando proporcionalmente en la medida en que fueron incrementándose aquellas (Tamayo, Hombre).

El demostrativo ese no participa de este uso.

17.3d Para señalar a qué grupo nominal, de varios posibles, hace referencia el demostrativo, basta a veces con la presencia de este o de aquel, que se emplean para deshacer una ambigüedad posible. En el texto siguiente se señala con subrayado discontinuo el grupo nominal que constituye el antecedente del demostrativo y se marca entre corchetes el que no realiza este papel porque está demasiado lejos de él:

Junto a la exigencia de [puestos de trabajo], freno a los precios y revisión de estos, se pidió enseñanza gratuita, socialización del suelo, hasta llegar a gritar insistente y masivamente que España, mañana será republicana (País [Esp.] 10/9/1977).

El uso anafórico del pronombre demostrativo este en la lengua del coloquio se asocia frecuentemente con la censura o la crítica cuando se mencionan opiniones ajenas: Ayer paralizaron con más de 100 buses las entradas y salidas de la calle […]. Estos piensan que con el cierre de las calles van a lograr que la Corte falle a su favor (Siglo 1/11/2000).

17.3e Es posible, pero no habitual, la alternancia en el discurso de los demostrativos y los pronombres personales. Como se explica en el § 16.3m, los pronombres personales tónicos están muy restringidos para hacer referencia a las cosas o a los animales. Se puede decir, por ejemplo, de una escritora que es muy original, y es posible atribuir la misma cualidad a una novela, pero la oración Ella es muy original es aplicable al primer caso, no al segundo. Es lógico, en consecuencia, que en los ejemplos que siguen no alternen los demostrativos con los pronombres personales (él, ella, etc.):

Su nariz captó de nuevo el olor dulzón y corrupto, una mezcla de pegamil y carroña que evidentemente emanaba del perro. Este escondió el rabo ante la inquisitiva mirada de su amo (Marsé, Muchacha); Veamos ahora cómo se nutre la planta. Esta extrae las sustancias necesarias para su desarrollo y su nutrición del terreno y del aire (Rigau, Arboricultura); Pero la manifestación más típica es la que atañe al ojo. Este pierde su natural brillo, haciéndose opaco y seco (Sintes, Peligros); […] pero sin precisar la fecha. Esta parece haber sido definitivamente decidida durante la audiencia concedida el jueves al embajador de España (País [Esp.] 11/9/1977).

Los antecedentes de los pronombres personales pueden ser sujetos tácitos, así como pronombres átonos. Por ejemplo, el sujeto de empeñarse en Se empeñó en que él lo haría muy bien puede ser el antecedente del pronombre él, aunque no necesariamente. También el pronombre le podría serlo en Le dijo que él era capaz de arreglarlo. Estos antecedentes resultarían, en cambio, inapropiados en Se empeñó en que este lo haría muy bien o en Le dijo que este era capaz de arreglarlo. Para interpretar estas últimas oraciones en un texto tendrían que haber aparecido, pues, otros grupos nominales en el discurso precedente.

17.3f Los pronombres personales carecen de rasgos deícticos relativos a la proximidad o lejanía de lo que se designa, a diferencia de los demostrativos. Aportan, en cambio, información focal. No son, pues, equivalentes las dos opciones de este par: El gerente discutió el asunto con el jefe de ventas, aunque {este ~ él} no era la persona directamente afectada. Si se elige este, se aplicará la restricción relativa a la proximidad del antecedente descrita en el § 17.3c, por lo que el antecedente de este será el jefe de ventas. Si se elige él, la oración será ambigua. La alternancia entre la omisión del sujeto y la elección del pronombre personal depende de que se entienda o no que se ha alterado la información temática que la oración introduce, como se explica en el § 33.5. El lector o el oyente pueden entender que la presencia de un sujeto tácito en la subordinada concesiva (aunque no era la persona directamente afectada) significaría que la información contenida en ella se predica de el gerente, de forma que el pronombre él permitirá que se atribuya al jefe de ventas. Pero el que procesa esta oración también puede entender que él significa aquí ‘él mismo’ (§ 16.4k), de manera que el contenido de la subordinada se seguirá predicando del sujeto de la principal.

17.3g Si no hay razones para entender que ha existido un cambio en la información temática, el pronombre personal sujeto no estará justificado, de modo que la elección estará entre el sujeto nulo y el demostrativo: Puede haber uno o varios árbitros y estos pueden dirigir el juego tanto fuera como dentro de la cancha (Arce, M., Sandino). En general, es difícil que se den las condiciones apropiadas para que alternen el demostrativo y el pronombre personal. El primero significará aproximadamente ‘la persona que se acaba de mencionar’; el segundo introducirá un nuevo tema discursivo, que puede ser contrastivo, en el sentido que se da a este término en el § 40.3u. Este último sería, en efecto, el resultado de sustituir esta por ella en el texto siguiente: Romeo olvidó los estudios y solo pensó en la preciosa Julieta, y esta dijo que apenas cumpliera los 18 años, el mes entrante, se casarían (Siglo 7/6/1997).

17.3h La relación que se establece entre el grupo nominal y el demostrativo puede ser de correferencia estricta, pero también son posibles vínculos más laxos, como la llamada anáfora de sentido16.6j), que se obtiene asimismo con el artículo definido. En efecto, en los dos textos que siguen aparece la expresión ese problema. No obstante, este grupo nominal se interpreta en ellos de manera diferente:

Otro de los problemas de la comunidad […] es que todos los desperdicios que vienen desde fuera, independiente de los que tienen, a lo largo le hacen daños a su propia ecología y deterioran realmente el entorno de su hábitat. Para Abbott hay que tratar de resolver ese problema (Listín Diario 4/3/1997); —¿Desde cuándo está trabajando a pérdida Enafer? —Desde hace ocho años, pero ese problema tiene dos aspectos: el relativo a la infraestructura (línea férrea) y el concerniente al servicio de transporte de pasajeros y carga (Expreso [Perú] 1/10/1991).

En el primer texto, ese problema retoma la mención expresa de cierto problema que se ha presentado en el discurso inmediatamente anterior, en el que se describe como tal. En el segundo texto no se menciona, en cambio, el término problema antes de que aparezca la expresión subrayada, pero el oyente infiere sin dificultad que “el trabajar a pérdida” es un problema. Ello permite que se pueda interpretar el grupo nominal definido ese problema que aparece a continuación en el texto.

17.3i De manera muy similar, en el fragmento siguiente no se menciona la palabra estrategia antes de que aparezca la expresión demostrativa que se subraya:

La competitividad se establece con los canales de otras cadenas. Lo que se pretende con tal estrategia es cubrir el espectro más amplio posible para responder a la variedad de audiencias (Cebrián Herreros, Información).

Como antes, el lector infiere que lo que describe la oración que encabeza este texto es una estrategia. Las inferencias afectan del mismo modo a la interpretación lingüística de lo que se expresa, como el ser algo un sonido, una palabra, una frase, etc.:

Pues acuérdate, porque a mí nunca se me olvida nada, advirtió el gringo. Volví a sentir una sensación desagradable cuando lo oí decir esta frase por segunda vez (Ibargüengoitia, Crímenes).

Puede obtenerse asimismo el antecedente a través de relaciones de hiponimia (Han contratado a un nuevo defensa central. Este jugador), entre otras semejantes. En los estudios de sintaxis del discurso se han analizado desde varios puntos de vista las formas en que se obtienen las inferencias necesarias para dar sentido a los grupos nominales demostrativos que carecen de antecedente expreso, pero de los que cabe inferir atributos (como en ‘un defensa es un jugador’) que podrían servir como tal. El proceso interpretativo al que se alude es de gran complejidad, y está sometido a restricciones que solo se han investigado parcialmente. Se tratan algunos aspectos de esta cuestión en los § 14.5, 14.7 y 17.4f y ss.

17.3j Se usa solo en contextos anafóricos el determinante de origen participial dicho, que presenta variación de género y número (por tanto, dicho, dicha, dichos, dichas). Equivale aproximadamente a ‘el mencionado’. Dicho se diferencia con nitidez de otros demostrativos en que no admite más uso que el anafórico, como da a entender su origen verbal. En efecto, la diferencia fundamental entre dicho árbol y ese árbol estriba en que el primer grupo nominal se refiere necesariamente a la mención verbal de un árbol que se ha introducido en el discurso previo. El segundo admite este mismo uso, pero puede también utilizarse para señalar físicamente un árbol, es decir, puede emplearse de forma deíctica.

17.3k El demostrativo dicho permite que los grupos nominales aparezcan como sujetos preverbales sin necesidad de la presencia de otro determinante, lo que justifica su inclusión en esa clase de palabras. En la lengua medieval y en la clásica, los grupos nominales con dicho y sus variantes solían construirse con artículo, lo que indica que dicho aún no se había integrado en el grupo de los determinantes. Tal como se espera de un participio, también se podía combinar con posesivos y demostrativos. El cambio categorial desde su origen participial hasta su uso como determinante en el español de hoy es muy semejante al sufrido por los cuantificadores bastante/bastantes o varios (sobre esta cuestión, véase el § 13.9). El que dicho se use en posición prenominal en los textos antiguos indica que se interpreta como adjetivo (§ 27.11e) o al menos que comparte ciertos rasgos con los miembros de esa categoría. Se ejemplifica a continuación el uso antiguo de dicho como participio no integrado todavía en la clase de los determinantes:

Es nuestra merçed y voluntad que agora y de aqui adelante para en toda vuestra vida seades mayoral de la dicha casa de sant lazaro de la dicha çibdad de seuilla en logar del dicho alfonso de carrion mayoral que fasta aqui della era (Mayorazgo); Iten, que todos los navíos que vinieren de la dicha isla, vengan a haçer su dicha descarga al puerto de Cádiz (Diario Colón); Primeramente son doce tablas generales que sirven a los doce meses del año. En la cabeza de cada tabla está escrito el nombre del mes a quien sirve la tabla; y cada una de estas dichas tablas generales se divide en cuatro columnas que descienden de lo alto a lo bajo (Chaves, Espejo); Tórnanse a sentar con toda la su dicha modestia y reposo (Casas, Historia); Tambien á los soldados y á todas las demás personas vedamos que no se atrevan á pelear, así á pié como á caballo, en los dichos espectáculos con toros ni otras bestias (Mariana, Juegos).

17.3l Los contextos restringidos en los que se admiten actualmente participios antepuestos al sustantivo se analizan en el § 27.11e. A este grupo pertenecen hoy mencionado y citado en usos similares a los que se acaban de reproducir. El uso antiguo de dicho ha sobrevivido en los actuales adjetivos antedicho, susodicho y supradicho, que solo se construyen con artículo, al igual que citado, mencionado, etc.:

Es operación fundamental la de escurrir hasta el máximo la antedicha pulpa de calabaza (Vergara, Comer); Comenzó a hacerle efecto la Deha, la susodicha hormona suprarrenal (País [Col.] 8/7/1997); Pues, señor, allá por los años de 1814 había en Lima un maestro de escuela llamado don Bonifacio. […] El supradicho don Bonifacio esgrimía la despótica palmeta en una escuela de la feligresía de San Sebastián (Palma, Tradiciones III).

El uso anafórico de la pauta «artículo definido + mismo», como en Zavala insistió en lo difícil que resulta hoy demostrar la naturaleza ilegal de una importación y ubicar a los responsables de la misma (Blanco y Negro 4/1/1998), se analiza en los § 13.11a-n y 16.6n, o.

17.3m En los apartados anteriores se han presentado las características fundamentales de los demostrativos en las construcciones anafóricas. Como se vio en el § 17.3a, cuando el grupo nominal que contiene el demostrativo es correferente con otro grupo nominal que aparece tras él en el discurso, se obtienen contextos de catáfora. El demostrativo más habitual en las relaciones catafóricas es este (junto con sus variantes morfológicas). Si bien la distancia entre un demostrativo anafórico y su antecedente puede ser variable, los demostrativos en usos catafóricos están restringidos por requisitos de contigüidad o de adyacencia. De hecho, la oración que contiene el consecuente del demostrativo suele aparecer inmediatamente después en el texto: En el ángulo superior izquierdo de la hoja estaban escritos su nombre, apellidos paterno y materno y además esta frase: “Condesa D’Alambert” (Araya, Luna).

17.3n El uso catafórico de las expresiones referenciales es característico de las oraciones atributivas. En el § 16.6d se explica que, ante pares de secuencias como La de Mateo era una familia extraña ~ La de Mateo conocía mucho a su familia, se llega fácilmente a la conclusión de que la primera oración podría usarse en comienzo absoluto (es decir, sin discurso previo), a diferencia de la segunda. Ello significa que la interpretación catafórica de la de Mateo (o de la Ø de Mateo, si se postula un segmento nominal tácito o nulo que aquí representa al sustantivo familia) está vinculada a la naturaleza atributiva de la oración. Para interpretar el segundo ejemplo es necesario, por el contrario, retomar anafóricamente un sustantivo del contexto previo: hija, hermana, amiga o incluso familia, si se ha mencionado antes.

17.3ñ Las construcciones copulativas en las que intervienen demostrativos interpretados catafóricamente pueden ser más complejas. En efecto, repárese en que, a pesar de que la palabra época no ha aparecido en el discurso previo, el texto siguiente se interpreta sin dificultad:

Tampoco aquella fue una época que yo recuerde con amargura. No. Me divertía con algún chico de mi edad y, a decir verdad, los sustos no me hacían mella (Chávez, Batallador).

A menos que se buscara un efecto estilístico especial, difícilmente podría usarse esta oración en comienzo absoluto, a diferencia del ejemplo mencionado La de Mateo era una familia extraña. De hecho, aunque la palabra época no se haya mencionado en el texto previo (no transcrito aquí), se han presentado en él una serie de sucesos que el presente fragmento retoma y caracteriza como una época, de acuerdo con el proceso inferencial descrito en los apartados precedentes. Así pues, el demostrativo aquella obtiene del texto previo una parte de las informaciones que lo caracterizan, puesto que hace referencia a cierta situación reflejada en él. Toma, en cambio, otra parte del texto siguiente, dado que posee los rasgos morfológicos de género y número que aporta el sustantivo época, situado más adelante en el texto. También obtiene de él su interpretación semántica, puesto que aquella significa aquí ‘aquella época’. Una partición similar entre las informaciones que el demostrativo obtiene anafórica y catafóricamente se da en secuencias como Esa es una cuestión peliaguda, o en las que se subrayan en los ejemplos siguientes:

Las damas de encaje y organdí no quisieran verla, niña, pero esta es la oportunidad para que se encuentre con el hombre de sus sueños (Reyes, C., Carnaval); Si aquel es el objetivo básico del socialismo, estamos ante una meta que puede ser muy bien compartida por cualquier partido del centro y aun de la derecha (Gutiérrez / Miguel, Ambición).

Información adicional

En relación con este capítulo, las siguientes entradas del Glosario de términos gramaticales podrían ser de su interés:
anáfora, discurso directo

 

Nueva gramática de la lengua española
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