Sintaxis

40 Las funciones informativas

40.3 El concepto de tópico (II). Vínculos sintácticos y discursivos entre el tópico y la oración a la que corresponde

40.3a El criterio C40.2c) alude a los recursos gramaticales que permiten relacionar un tópico (casi siempre inicial) con la oración en la que este se integra como parte de alguna relación predicativa. Las construcciones llamadas comúnmente tematizadas o topicalizadas (también de tematización o de topicalización) contienen un tópico inicial (normalmente preoracional, pero a veces también medial) que se puede vincular de varias formas con la oración que lo sigue. La situación más común es que sea un pronombre átono el que establezca ese vínculo. Así, en Eso yo lo sabía (Purroy, Desertor), el pronombre demostrativo eso constituye el tópico inicial y el pronombre lo retoma su referencia en el interior en la oración. Esta construcción se ha dado en llamar dislocada o de dislocación. Aunque algunos autores optan por usar este término como equivalente de construcción de tópico inicial, sea cual sea la variedad que esta presente, se usará aquí en el sentido restrictivo que se ha explicado.

40.3b Los pronombres átonos del español muestran rasgos de acusativo o de dativo, lo que limita notablemente las funciones sintácticas que puede ejercer en su oración el pronombre que retoma el tópico inicial. Se subrayan tanto el tópico inicial como el pronombre átono en los textos que siguen:

Eso mismo yo me lo he preguntado muchas veces (Mundo [Esp.] 12/5/2005); A la muchacha le cubría la piel ese polvo de las cáscaras muy pulidas (Ponte, Contrabando); Mis medias las zurzo yo misma noche a noche (Parra, King Kong); A los rascacielos bajos también se les llama casas, pero tienen prohibido tener jardín (Benedetti, Primavera); A la mujer la vio en seguida; solo atravesar el frágil puente (Hernández Vélez, Naturaleza).

Las construcciones en las que un pronombre dativo o acusativo reproduce otro complemento del mismo predicado se denominan de doblado (o duplicación) pronominal. Se estudian en el § 16.14. El segmento que sigue al tópico inicial en las construcciones dislocadas contiene, lógicamente, el foco. Es esperable, en consecuencia, que pueda establecerse algún contraste entre este último y algún otro elemento del discurso, como en La culpa la tiene usted, no el maestro. Repárese en que resultaría incoherente la variante *La culpa la tiene usted, no la razón, puesto que la estructura sintáctica de esta última oración presenta como tema (la culpa) una información que en la segunda parte se hace contrastar con el foco (la razón). Se produce, por tanto, un desajuste de funciones informativas.

40.3c Los pronombres átonos no son optativos en las construcciones de tópico inicial, especialmente si este es un grupo nominal o pronominal definido: *Eso mismo yo me he preguntado muchas veces. De hecho, la presencia o ausencia de la duplicación y la posición del sujeto son los rasgos fundamentales que diferencian las estructuras de topicalización y las de focalización. El sujeto posverbal es compatible con el tópico inicial, como en Todas las cosas útiles se las había enseñado ella (González, E., Dios). No lo es, en cambio, el sujeto preverbal. Contiene, pues, un foco inicial (en lugar de un tópico) la oración Eso mismo me he preguntado yo muchas veces (con sujeto pospuesto). Se dedicará a esta construcción la sección siguiente (§ 40.4). Es igualmente esperable que las oraciones Eso digo yo y Eso, lo digo yo no sean equivalentes ni intercambiables. El pronombre eso es el foco de la primera (que equivale aproximadamente a Eso es lo que digo yo), mientras que es el tópico de la segunda oración (que equivale aproximadamente a En cuanto a eso, lo digo yo). Aunque los tópicos iniciales suelen ir separados por comas del resto del enunciado, algunas veces se escriben sin ellas, porque no siempre van seguidos de pausa:

Contigo, iría hasta el fin del mundo; Contigo iría hasta el fin del mundo; Aquí no cabe nadie; A Clara la vi enseguida.

40.3d El pronombre lo reproduce los grupos adjetivales atributivos: Diego es muy inteligente, pero Luis no {lo es ~ *es}. En las construcciones de tópico inicial se observa, sin embargo, alternancia entre la presencia del pronombre lo y su ausencia, como en Muy inteligentes, no parecía que {lo fueran ~ fueran}. La opción que predomina es la que no lo contiene, como en Muy serio no creo que sea (en el texto de Eloy Herrera que se citó en el § 40.2e). Se ilustran a continuación las dos opciones:

Lo he comprado porque dicen que no tiene colesterol. […] Malo no creo que sea (Gracia Arnaiz, Paradojas); Crisan: —¡Hombre, yo no conozco a Satanás personalmente, pero tonto no creo yo que sea! (Arniches, Don José); —Pues mira. Suena original. —Original, no creo que lo sea. Seguro que ya se le ha ocurrido a algún zumbado (Silva, L., Niebla).

Aunque los pronombres átonos del español son definidos, pueden retomar tópicos indefinidos, casi siempre de interpretación específica:

Hemos avanzado mucho en mi partido y cualquier crítica la acepto no solo con buen humor, sino sonriendo (López Alba, Relevo); Cuando a un hombre lo sacan de su territorio se hace peligroso, yo he sufrido tanto que soy ya un forastero (Cela, Cristo); Una excepción la constituyen los sapos y las ranas que retornan al agua para reproducirse (Vattuone, Biología I); Una Unión Aduanera la forman países que suprimen todos los impuestos de importación sobre su comercio recíproco en todos los bienes (Fairlie, Relaciones).

Es más difícil obtener esta pauta en los tópicos de las construcciones dislocadas si son inespecíficos, como en *Alguna novela, Diego la va a escribir pronto. Los focos, en cambio, admiten sin dificultad este tipo de segmentos antepuestos (Alguna novela va a escribir Diego pronto), como se explicará en la sección siguiente.

40.3e Como el castellano carece de pronombres átonos de genitivo, no posee equivalentes pronominales de oraciones como el catalán Jo d’això no m’en recordo (lit. ‘Yo de eso, no me acuerdo de ello’). En estos casos, el español opta por las construcciones de tematización sin marca pronominal: Yo de eso no me acuerdo; De ese asunto prefiero no hablar. Véanse también, en relación con esta cuestión, los § 33.2e y ss. En algunas variantes del habla coloquial muy informal se construyen alguna vez estas oraciones con pronombres tónicos definidos, como en De Clara, hace siglos que no sé nada de ella. Estas construcciones están muy desprestigiadas, incluso en los registros informales, por lo que se recomienda evitarlas. Se registran también ocasionalmente variantes de ellas —asimismo desaconsejadas— en las que el grupo nominal inicial y el reproducido no concuerdan en su constitución sintáctica, especialmente la pauta «grupo nominal como tópico inicial + … + grupo preposicional con pronombre tónico», como en Ese tema, no pienso hablar contigo de él. Véase también, en relación con este punto, el § 40.3l.

40.3f En los § 34.2h, i se explica que alternan la presencia y la ausencia de pronombre cuando el objeto directo reproduce un grupo nominal sin determinante, como en Unos problemas tienen solución y otros no {tienen ~ la tienen}. Así, junto a Yo he buscado bibliografía y no la hay (Expreso [Perú] 1/10/1990), podría decirse igualmente … y no hay. La variante con pronombre suele asociarse con un nivel de lengua más elevado. Como se explica en los apartados a los que se remite, algunos autores entienden que el español posee un elemento nulo en posición de objeto (… y no hay Ø; … y otros no tienen Ø), lo que presenta la ventaja de no llevar a suponer que ciertos verbos transitivos pasan a usarse como intransitivos. Con todo, esta interpretación ha sido criticada porque obliga a extender el elemento nulo a los argumentos de naturaleza preposicional (Diego se acuerda de todo, pero yo no me acuerdo Ø), extremo que solo algunos autores aceptan. En las construcciones formadas por grupos nominales sin determinante como tópico inicial, se registra también la alternancia entre la presencia y la ausencia del pronombre. Aun así, predomina esta última opción, como en Pan no quiero (en lugar de *Pan, no lo quiero), junto a El pan, no lo quiero. He aquí otras construcciones similares sin pronombre que reproduzca el tópico inicial:

Agua no había en Hydra (Mujica Lainez, Escarabajo); Novio no tenía. Una vez tuvo uno. Pero de eso hacía mucho tiempo (Bolaño, 2666); Iré hasta allí a pedirte, con mi madre. Porque padre no tengo (Vargas Llosa, Lituma); Sostén me parece a mí que no lleva (Pérez Merinero, Días).

40.3g La variante con pronombre de esta última construcción es menos frecuente en los textos. Corresponde a secuencias como Solución, no creo que la haya o como Su cara no creo que la olvide (Tomás, Orilla). No se ha de confundir esta pauta con la de foco inicial. La escritura no refleja la entonación en estos casos, pero la interpretación es considerablemente distinta. Así, mientras que en el texto de Mujica Lainez se predica algo del agua (tópico del enunciado: ‘En cuanto al agua, no había’), en el primero de los que siguen no se predica nada del estupor, sino que este se destaca o se enfatiza (‘Estupor es lo que provocó…’). Se obtienen interpretaciones similares en los demás textos de este grupo, todos con foco inicial:

Estupor provocó el primer recuentro, […] había sido rechazado por 15 votos a favor, 10 en contra y 3 abstenciones, al no alcanzar el quórum requerido de 24 votos (Época [Chile] 10/7/1996); Pena y compasión dije sentir por nuestro joven mandatario (Rumbo 20/10/1997); Suerte has tenido de que no viniera el general Catroux (Vanguardia [Esp.] 24/10/1994); Dolor y sufrimiento nos causabais (Ruz, Mayas).

40.3h Los posesivos constituyen otra forma de establecer el vínculo necesario entre el tópico inicial y el resto de la oración, más frecuentemente en la lengua oral, como en En cuanto a Marta, me dijo su madre que había abandonado los estudios. Los textos siguientes corresponden a esta misma estructura:

Y en cuanto a los demás, su futuro también era incierto (Obando, Paraíso); —Por lo que toca a mí —prosiguió irguiéndose la tía Latrana—, ha de saber su mercé que el árbol de la generación de mi casa dice que […] (Fernán Caballero, Clemencia); A propósito de Gisela, ayer su productor Ricardo Saavedra conversó con algunos periodistas en el Studio 4 y aclaró lo que pasó el viernes (Expreso [Perú] 6/5/1997).

40.3i No hay pleno acuerdo entre los gramáticos acerca de si la topicalización constituye un proceso de adelantamiento sintáctico de cierta información contenida en la oración que sigue al tópico inicial. Los que argumentan a favor de que lo es, aducen, entre otras razones, el hecho de que la preposición que encabeza muchos de estos segmentos está exigida por el predicado verbal que aparece tras ella. Así, la oración De fútbol, no pienso hablar contigo comienza por la preposición de, que está exigida o seleccionada por el verbo hablar, es decir, por un verbo que aparece más adelante en la oración. Otros, por el contrario, entienden —parece que con más argumentos— que el tópico no es un elemento adelantado desde el interior de la oración, sino más bien situado directamente fuera de ella y vinculado al resto del mensaje con varios recursos formales (en especial el de los pronombres, pero también otros). Este último análisis, pero no el anterior, es compatible con los tópicos que preceden a las oraciones interrogativas directas (Y ella, ¿qué te dijo?), a las indirectas (A ti no sé qué te diría), a las imperativas (A ese, dale fuerte) o a los predicados realizativos que constituyen actos de habla (De ese asunto, te prometo que no se hablará más):

Y de ella, ¿qué nos va a quedar? (Sarduy, Pájaros); Y yo, ¿dónde me escondo? (Mendizábal, Abuela); De la poesía de él ¿qué opinas tú? (Prensa [Nic.] 3/2/1997); Y a él, ¿quién lo amparaba? (Scorza, Tumba); A mí, déjame vivir como se me antoja (Monegal, Jardín).

Puede darse el caso de que el tópico constituya el segmento interrogativo al que sigue una oración no interrogativa, como en ¿Tus lentes? No sé dónde están, lo siento o en ¿Más tiempo? Mucho me temo que no tenemos. Los tópicos que siguen a los grupos interrogativos se documentan en la lengua literaria, pero son raros en los demás registros: ¿Quién a nuestras puertas en noche inclemente se acerca imprudente para molestar? (Reuter, Música).

40.3j Como se ha explicado, los tópicos iniciales se relacionan, en la variante más sencilla de esta construcción, con una determinada función gramatical que desempeña dentro de la oración un pronombre (Eso, lo decía yo). No obstante, como se ha visto, pueden también carecer de exponente gramatical dentro ella: De eso, mejor no hablamos. Pueden, asimismo, corresponder a algún segmento ubicado en una subordinada sustantiva:

La intensidad del retorno, en mis condiciones, no creo que la haya tenido alguien (Cardoza, Guatemala); El libro pidió que lo escribiera el periodista Guillermo Gorroño (Nación [Arg.] 15/5/2002); En cuanto al sueldo créame que lo estaba necesitando (Chávez, Batallador); Respecto del nombramiento sostuvo que lo aceptaba (Clarín 25/4/1979).

40.3k Los tópicos iniciales que se retoman en el interior de las subordinadas sustantivas pueden estar vinculados con la posición de sujeto dentro de ellas:

Eso me parece que no es correcto (Proceso [Méx.] 3/11/1996); El escenario, pienso yo que ha cambiado poco (ABC 12/5/1988).

Aun así, esta construcción es polémica. Unos autores entienden que el sujeto de está en Luis creo que está enfermo es Luis, de modo que creo que sería una expresión añadida o insertada a la manera de un inciso parentético (como al parecer o probablemente), a pesar de que no exista pausa separadora. Otros consideran, por el contrario, que Luis ocupa una posición periférica, es decir, que constituye un tópico preoracional. En la posición de sujeto de está se hallaría un elemento pronominal nulo (Ø) similar al que caracteriza otras muchas oraciones de sujeto tácito: § 33.4 y 33.5. A favor de la segunda opción parece estar el hecho de que los modificadores temáticos en cuanto a, en lo que respecta a, etc., se admiten con normalidad en las oraciones así construidas. En efecto, estas expresiones introductorias no se anteponen a los sujetos: {Luis ~ *En cuanto a Luis} llamó ayer, sino a los tópicos, tal como marca la coma en En cuanto a Luis, llamó ayer. Se analizan otros aspectos de ambas posturas en los § 22.17d y ss.

40.3l No parece que existan en español tópicos de sujeto antepuestos a la oración que los retoma, a diferencia del francés (Moi, je pense que…, literalmente ‘Yo, yo pienso que…’) y de otras lenguas. Cuando se dice En cuanto a mí, no sé lo que haré, el pronombre constituye el término de la preposición a, que forma parte de la locución temática «en cuanto a + grupo nominal». El pronombre no está justificado sintácticamente, en cambio, en *A mí, no sé lo que haré, puesto que no concuerda con los rasgos del sujeto tácito de haré. Es frecuente en la lengua espontánea de muchos países, así como en las variantes más informales del registro coloquial, la discordancia que se observa en Yo, me parece que… (por A mí me parece que…). Esta construcción está desprestigiada, por lo que se recomienda evitarla en todo tipo de contextos:

Yo me parece que debe de quedarme una empanada o dos (Sánchez Ferlosio, Jarama); A ver si lo recordamos. Yo me parece que doce, ¿no? (CREA oral, España); Yo, me parece que me voy a dar una vuelta… (Sanchis, Figurantes).

40.3m Tal como es esperable, los tópicos oracionales que se retoman en una subordinada sustantiva no han de concordar con el sujeto del verbo que les sigue. No lo hacen, en efecto, el grupo nominal los caballos [plural] y el verbo parece [singular] en el texto que sigue, pero sí concuerdan los caballos [plural] y van [plural] en este mismo fragmento: La chica le pide que no corra tanto, los caballos parece que van a desbocarse, pero el mayordomo no le hace caso (Puig, Beso). Se registran en el habla espontánea variantes de estas oraciones con el verbo parecer en plural (Los caballos parecen que van…), acaso por influencia de las expresiones en plural entre las que se ubica. Estas variantes se consideran incorrectas, y se recomienda evitarlas.

40.3n Como se explicó en la sección precedente, es esperable la presencia del pronombre átono reduplicado si el segmento inicial se interpreta como tópico (Este libro podríamos regalárselo a tu primo), y su ausencia si se interpreta como foco (ESTE libro vamos a regalarle, no el que tú decías). Importa, pues, resaltar que la interpretación informativa que reciben los temas depende de manera decisiva de su posición sintáctica. Considérense los contrastes siguientes:

Eso es imposible saberlo; *Eso es imposible saber; Eso es imposible de saber; *Es imposible saberlo eso; Es imposible saber eso.

La duplicación que muestra la primera variante (con eso como tópico inicial) es característica del registro coloquial, tal como se ha explicado. Esta reduplicación no es potestativa con los tópicos definidos. Se rechaza, pues, la segunda variante, al igual que se rechazaría en A Clara no sé bien qué {decirle ~ *decir} y en otras muchas construcciones similares. La variante tercera es característica de los infinitivos transitivos, que adquieren interpretación pasiva. Se analiza en el § 26.5. La irregularidad de la cuarta opción (sin pausa ante eso) se debe a que los tópicos finales son raros en español, como se vio en el § 40.2k, y a que, cuando existen, se separan de la oración mediante comas. La anomalía de esta cuarta variante radica, por tanto, en que el verbo saber se construye con dos objetos directos, y también en que aparece en ella una construcción de tópico final. La última oración muestra la variante gramatical correspondiente a la anterior.

40.3ñ Los tópicos iniciales que se analizaron en los apartados anteriores encabezan oraciones independientes. Las construcciones topicalizadas no se excluyen, sin embargo, de las subordinadas sustantivas. Se subrayan los tópicos y los pronombres que los retoman:

Confieso que mi viudez la pasé mal (Giardinelli, Oficio); Nos están mandando el aviso de que la vida la tenemos hasta más allá del cielo que se aclara (Azuela, A., Tamaño); Y al final resulta que tu obra la ha escrito otro (Casaccia, Babosa); Decía que la culpa la tenía Senta (Palou, Carne); En realidad Irene pensaba que a la madre de Rafa, como de verdad le gustaría que ella estuviese era hibernada o en formol (García Sánchez, Historia); Como no sabía si a Miralles le gustaba o no, contesté que aún no me había formado una opinión de ella (Cercas, Soldados).

40.3o En el § 43.3r se observa que en la lengua antigua se repetía a veces la conjunción que cuando algún inciso interrumpe la oración subordinada introducida por el verbo principal. En la lengua espontánea del español actual se registra ocasionalmente esta construcción, en especial cuando el inciso de que se habla está representado por un tópico inicial situado ante una subordinada sustantiva, como en Preguntaban que las vacunas que cuándo las tendrían disponibles. A pesar de que esta construcción se documenta en la lengua medieval y en la clásica, como se explica en el apartado al que se remite, carece de prestigio en la actual, por lo que se recomienda evitarla.

40.3p Se registran también tópicos iniciales en oraciones subordinadas de relativo, siempre tras el grupo relativo (§ 22.17), como en El pelotón es un gran rebaño en el que a ciertos corredores no les gusta rodar (García Sánchez, Alpe d’Huez). En los ejemplos siguientes se subraya el grupo relativo con trazo discontinuo y se marca el tópico con trazo continuo:

una novela a la que los críticos me parece que no le han dado la importancia que tiene; esos ahorradores a los que los créditos se les conceden ahora con cuentagotas.

Otras veces, el segmento temático que sigue al grupo relativo está situado en un inciso, como en Estimo muy discutible la delegación de facultades que, en lo relativo a la fijación de sus recursos, se establece en los artículos transitorios (CREA oral, Chile).

40.3q Las construcciones de infinitivo topicalizado presentan algunas variantes. Como se explica en el § 26.14g, los infinitivos en posición de tópico inicial pueden duplicarse en la oración que sigue a este, como en Recibirlo, yo le recibo o en los textos siguientes:

Verse, se ven en el cuarto del señor Conde, que es el mejor; y saberlo, lo sé porque una noche que subí al tejadillo de ahí enfrente […] miré al balcón del señor Conde, que tenía luz, y había otra persona con él (Picón, Hijastra); Hay que finalizar la jugada. Ojalá marque alguno más. Intentar, lo intentaré (Mundo [Esp.] 11/2/2009); Ver, me parece que no veía nada (Kociancich, Maravilla); Dibujar, sí dibujaba. Muñecos de carbón sobre las piedras, los muros y los sardineles (Quintero, E., Danza).

Esta construcción (en la que el infinitivo tematizado puede contener o no un pronombre enclítico) se asocia a menudo con un esquema discursivo más amplio en el que la pauta reduplicada introduce cierta información que se concede, a la que se opone otra de mayor peso argumentativo en el texto que sigue. Es muy común, por ello, que vaya seguida de una oración adversativa, como en los ejemplos siguientes:

Saber, sabe. Pero cuando la función es unipersonal, y la habilidad innata lo transforma en egoísta, el chileno pierde, y pierde River (Olé 2/3/2008); Caminar, caminaba, pero allí no era Casiano quien llevaba a la mujer, sino ella quien lo arrastraba con su vibrante paso de navío de guerra y su desafiante sonrisa (Sánchez, H., Héroe); La limpiadora me encaró: —Estar, estuvo. Pero ya no (Galeano, Bocas); El Athletic empieza a exhibir hábitos de mal alumno. Estudiar, estudia, pero no le cunde (Correo Digital 14/4/2009); Bueno, comer come, pero lo imprescindible (ABC 27/8/2007),

o bien de una justificación de lo que se acaba de afirmar: Comprar no voy a comprar, los precios van a bajar, les guste o no les guste, así de sencillito (Expansión 26/7/2009). Tras el infinitivo en posición de tópico inicial, es también posible (sobre todo en los registros poco formales) construir un inciso con la fórmula «lo que se dice + infinitivo». Este inciso admite paráfrasis como ‘en sentido estricto’, ‘interpretado al pie de la letra’ y otras similares, como en los textos siguientes:

Saber, lo que se dice saber, no, pero sí sabía que no era algo malo (Quesada, Banana); Aparecer, lo que se dice aparecer, no. La vi, eso sí (Bolaño, Detectives); Bueno conocer, lo que se dice conocer, le digo. Lo vi un par de veces (Piglia, Respiración).

40.3r El carácter temático del infinitivo reduplicado en las construcciones de tópico inicial se ve confirmado por las partículas introductorias temáticas a las que se ha hecho referencia (en cuanto a, como, lo que se dice, etc.), como en En cuanto a comprar, no compraré nada o en Lo que se dice estudiar, no estudia. En una variante de esa construcción, el infinitivo temático aparece introducido por la preposición por, como en los siguientes ejemplos:

Claro que no tendrá. Te digo yo que por no tener no tiene ni vergüenza (Aldecoa, J., Mujeres); Los clásicos adoraban la unidad pero en la variedad. Aquí por no haber no hay ni tragedias (Alegre, Locus); Por no entender no entiendo ni el lenguaje que ahora se usa en los informes policiales (Muñoz Molina, Jinete); Por no tener no tenemos ni dioses que nos hundan las balsas en medio de borrascas (Rojo, Hotel).

En esta variante se duplica el infinitivo, pero también la negación. Se expresa en el segundo miembro de estas construcciones un valor mínimo relativo a la información que introduce el primero. Este segmento es el que aparece encabezado por el adverbio ni (‘ni siquiera’) en los textos que se citan: vergüenza en el primero, tragedias en el segundo, etc.

40.3s Los infinitivos topicalizados que corresponden a las perífrasis verbales (o construcciones asimiladas a ellas, § 28.6) alternan las estructuras sintácticas en las que aparece el infinitivo hacerlo, como parte de la información remática, con otras en las que no existe ninguna marca formal como sustituto del grupo verbal que el infinitivo representa. Se producen, pues, alternancias como las siguientes:

Estudiar no quieren ~ Estudiar no quieren hacerlo; Cocinar, no sabe todo el mundo ~ Cocinar, no sabe hacerlo todo el mundo; Me parece que viajar, no voy a poder este verano ~ Me parece que viajar, no voy a poder hacerlo este verano; Entender, podía, pero expresarse, ya no ~ Entender, podía hacerlo, pero expresarse, ya no.

40.3t El vínculo entre el tópico inicial y la oración que lo sigue puede no ser formal. Se reproducen en estos casos las conexiones de tipo semántico y pragmático que se analizan en los § 14.4-6 en relación con la interpretación de los artículos determinados. Así, podría decirse, por ejemplo, En lo que respecta a Japón, me dijeron que la vida en Tokio está carísima. La relación «partetodo» que se reconoce en esta oración (Tokio–Japón) es característica de la anáfora asociativa (§ 14.5). Existen otros muchos casos similares. En cuanto que la interpretación de estos vínculos exige mayor esfuerzo por parte del receptor, las construcciones así formadas podrán ser más o menos felices en función de que hablante y oyente compartan las suposiciones que no se hacen expresas. Se subrayan en estos ejemplos los temas iniciales que no son retomados por pronombres en la oración que los sigue:

Por lo que toca a la forma, no hay los abismos y la coordenación de especie a especie que quieren muchos (Clarín, Plagios); —En cuanto a los asuntos serios, el tema resulta más complejo —seguía diciendo Teo— (Pérez-Reverte, Reina); En lo relativo a la educación, los precursores podían retrotraerse a los primeros cristianos, las escuelas eclesiales y monásticas durante la Edad Media, […] (Vidal, Cristianismo); “A los clientes que quieran reportar un servicio o conectar con un ejecutivo de la empresa, ahí está la conectividad”, puntualizó (Hoy Digital 7/4/2003).

40.3u Se suele llamar tópico contrastivo o paralelo el que introduce un elemento del que se predica alguna información que contrasta con la que se atribuye a otro, generalmente también expreso, como en Este libro puedes llevártelo, pero aquel otro no te lo puedo dejar. Son característicos de los segundos miembros de las oraciones coordinadas en las que se da elipsis de verbo:

A Krieger le brillaba el azul de los ojos, a Latour el charol de las chinelas y a Slattery la suciedad (Giménez-Arnau, Islas); A Juan le habían asediado los remordimientos y a Dulce la desesperanza (Argüelles, Letanías); Entregó a Hermógenes la lanza y a Olegario la tea (Donoso, Casa); La boca me sabe a sangre y las manos a panteón (Castellanos, R., Eterno).

En relación con estas oraciones, véase el § 31.8. Los tópicos contrastivos se diferencian de otras informaciones temáticas en que no se eliden en el discurso. Se acercan a los focos en la medida en que entran en relaciones de contraste, pero aparecen en las construcciones sintácticas características de los tópicos, entre ellas la que muestra la reduplicación pronominal: A ti puede que te guste el color del sofá, pero a mí me parece horrible.

40.3v En el § 33.5 se explica que la presencia o ausencia de sujeto expreso depende en español de factores relativos a la estructura informativa. Los sujetos preverbales se omiten cuando son temáticos. Así, se omite el sujeto de dijo en el primero de los textos siguientes porque es temático, ya que su referente (Ulrica) ha sido introducido en el discurso precedente:

Ulrica me invitó a su mesa. Me dijo que le gustaba salir a caminar sola (Borges, Libro); Diana dijo también que sí, que accedía. Para que a nadie le quedara la menor duda de que no lo había pedido ella, les dijo a sus amigos que el miércoles había sido “el día más triste” de toda su vida (Mundo [Esp.] 3/3/1996).

En cambio, en el segundo, el autor opta por dejarlo expreso (ella), ya que no queda del todo claro en el texto precedente si el tema introducido es Diana. Existen otros muchos casos similares.

40.3w No se omiten los sujetos que se asimilan a los tópicos contrastivos. Cabe pensar, por tanto, que algunos sujetos preverbales se interpretan o no contrastivamente. Obsérvese que el pronombre sujeto él no aparece en el primero de estos dos diálogos, pero no se suprimiría en el segundo:

¿Quiere el niño venirse con nosotros? —Dice que no.

El niño está enfermo. —Él dice que no.

Aunque el pronombre él se refiere al niño del que se habla en los dos diálogos, encabeza en el segundo una afirmación que contrasta con la opinión manifestada por el que emite la primera parte de ese mensaje. El locutor no está representado en la secuencia, pero aun así, el referente del pronombre él (tema contrastivo) —es decir, el niño— está en correlación con esa persona. El pronombre él no está marcado en la oración con el acento enfático que caracteriza a los sujetos focales contrastivos situados en posición preverbal. En el primer par se omite, en cambio, de forma natural el sujeto expreso, de acuerdo con la tendencia general a elidir los temas que se describió en el § 40.1p.

40.3x Se observa un contraste similar en los dos diálogos siguientes, que comparten la misma pregunta inicial. El pronombre yo no aparece en el primer diálogo, pero no puede suprimirse del segundo:

¿A qué hora llegaste anoche? —No recuerdo.

¿A qué hora llegaste anoche? —Yo no te hago esas preguntas.

El que responde en el segundo diálogo desea contrastar su propia persona con el emisor de la pregunta que se le dirige. Implícitamente, también desea contrastar su respuesta con esa misma pregunta. Aunque el que la formula no está representado en la oración (ni directa ni indirectamente), el pronombre yo se interpreta como tema contrastivo, y no se suprime. En la primera oración, por el contrario, se elide simplemente una información temática, como en muchos de los ejemplos analizados arriba. Constituyen una excepción algunas variedades del español hablado en el área caribeña, en las que los pronombres tónicos preverbales no reciben necesariamente interpretación contrastiva (§ 41.9f). En estas áreas, la pregunta del primer diálogo admitiría con naturalidad la respuesta Yo no recuerdo sin que el hablante quiera dar a entender que otra persona recordaría esa información.

 

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