Sintaxis

18. Los posesivos

18.2 Propiedades fundamentales de los posesivos

18.2a Los posesivos son elementos deícticos, al igual que los pronombres personales (§ 16.1a). Como se deduce de los conceptos de ‘1.ª persona’ y ‘2.ª persona’, los pronombres que poseen esos rasgos se refieren al que habla o al que escucha. Así, el pronombre yo hace referencia al que habla, y otro tanto hacen los posesivos mi y mío. Es similar la interpretación de tu, tuyo o su, suyo y sus variantes morfológicas. Al igual que en los pronombres personales, en los posesivos las formas de tercera persona hacen referencia a personas, animales o cosas. También de manera paralela a lo que sucede con los pronombres personales, los posesivos pueden ser argumentos del sustantivo al que modifican. Así, en el grupo nominal la construcción de la casa, de la casa es un argumento de construcción que realiza la función semántica (§ 1.12e) de paciente (también tema, para algunos gramáticos). Cabe atribuir la misma función al posesivo su en su construcción, donde denota igualmente aquello que es construido. Se retoma esta cuestión en los § 18.5e-i.

18.2b Los posesivos prenominales cumplen simultáneamente dos funciones: son, por un lado, complementos del nombre, análogos a los que se introducen con la preposición de (como en la casa de Ana ~ su casa); son, por otro, determinantes definidos, es decir, permiten a un nombre común en singular aparecer como sujeto antepuesto al verbo, a diferencia de los adjetivos prenominales (Su amigo vino ayer ~ *Buen amigo vino ayer). Los posesivos posnominales se asimilan tradicionalmente a los adjetivos y, como ellos, ejercen solo la primera de estas funciones. El contraste entre la función determinativa del posesivo antepuesto y la de adjetivo restrictivo del pospuesto se refleja en la notable diferencia de significado que se obtiene en pares como mi marido y amigo suyo ~ mi marido y su amigo. En el primer caso se interpreta una única expresión referencial. Se entiende, pues, que el grupo nominal denota un único individuo, que es a la vez marido de una persona y amigo de otra. En cambio, en el segundo caso aparecen dos determinantes. Son dos, por tanto, las expresiones referenciales y también —por consiguiente— las personas designadas.

18.2c Los posesivos pospuestos alternan con grupos preposicionales formados por «de + pronombre personal o grupo nominal», como en amigo {suyo ~ de él ~ de tu padre}. Se pueden coordinar, además, con estos mismos grupos preposicionales, como en El capitán es amigo mío y de tu padre (Marsé, Embrujo). Sin embargo, a diferencia de los pronombres personales, los posesivos no constituyen por sí mismos un grupo nominal. Así pues, suyo no forma un grupo nominal en El problema es suyo sino que —como se ha explicado— puede considerarse un adjetivo equivalente al grupo preposicional «de + grupo nominal». El concepto mismo de ‘pronombre posesivo’ puede parecer paradójico, en el sentido de que resulta peculiar denominar pronombre a un elemento léxico que por sí solo no puede ser sujeto u objeto directo en ningún contexto sintáctico. No obstante, este hecho deja de ser sorprendente si se tiene en cuenta que los posesivos pueden interpretarse como pronombres personales con marcas inherentes de caso. Varios gramáticos han llamado la atención sobre el hecho de que son muchas las lenguas en las que la forma equivalente a mi o a mío es el genitivo del pronombre yo, lo que aducen como un argumento más a favor de integrar los posesivos en la clase de los personales. Por otra parte, si se consideran los posesivos como una clase transversal, en el sentido que se apunta en el § 1.9, cabe pensar que nuestra es en nuestra casa un determinante posesivo, y en una casa nuestra un adjetivo posesivo, sin que ello implique contradicción.

18.2d Al igual que los grupos preposicionales paralelos formados por «de + grupo nominal», los posesivos no admiten modificadores de grado. Tanto en un caso como en el otro se exceptúan los modificadores que se reinterpretan como adjetivos calificativos. Así, en Le impresionó la coincidencia y le pareció muy de Cayetana (Serrano, M., Vida), se entiende ‘… muy propia de Cayetana’. De manera análoga, se forman secuencias como muy mío o tan nuestro en las que se interpreta ‘peculiar, especial o característico de alguien’:

Una institución tan entrañable, tan colombiana, tan nuestra […] (Vallejo, F., Virgen); Parece salir de un sopor muy suyo (Aguilar Mora, Cadáver); Con gesto que era muy suyo cuando preocupábale algo, empezó a pasearse (Loveira, Inmorales).

Aun así, el posesivo puede admitir a veces la gradación en contextos enfáticos que no anulan enteramente la interpretación posesiva, como en Siento esta tierra muy mía o en Nadie podrá llamarte caprichosa porque mandas en lo que es tuyo y muy tuyo (Chamorro, V., Muerto). Lo mismo ocurre con el adjetivo propio13.11ñ-t y 16.4t), que aporta a menudo paráfrasis adecuadas de este uso. Este adjetivo tiene un sentido estrictamente posesivo (‘perteneciente o relativo a alguien’), además de otro propiamente calificativo, lo cual permite entender contrastes como Se adapta al hábitat que le es (*muy) propio (uso posesivo), frente a Tal comportamiento es (muy) propio de él (uso calificativo). Para las construcciones del tipo más mío que tuyo y la interpretación de más como ‘más propiamente’, véanse los § 45.12f-h.

18.2e Los posesivos concuerdan con el nombre o el pronombre al que modifican: sus cabellos rubios, esas amigas vuestras, Nada mío deja de ser tuyo. Como los posnominales se asimilan a los adjetivos restrictivos, tal como se ha explicado, pueden ser atributos en las oraciones copulativas:

Esto es él, esto es suyo, estos pies se confunden con la tierra, son del mismo color (Hora 28/2/1997); Las demás agencias han incrementado en un veinticinco por ciento sus clientes, algunos de los cuales eran nuestros (Miralles, Motín); En el centro de los dos triángulos entrelazados haz grabar: “yo soy tuyo y TÚ ERES mía” (Jodorowsky, Pájaro); Marcos explota la finca, pero no es suya (Guelbenzu, Cadáver),

y también complementos predicativos:

Empezó a entregarme los secretos que lo hicieron mío (Díaz Martínez, Piel); En Gran Bretaña, donde estuvo exiliado, lo consideran suyo y lo programan mucho más que aquí (Vanguardia [Esp.] 28/4/1995); Con los 15 pesos, que conservaban intactos, compraron en Pachuca una carga de maíz, la cual fue traída en el pollino aquel que provisionalmente tomaron por suyo (Rubín, Rezagados).

18.2f Como sucede con otros complementos restrictivos (el de Marta, el azul), los posesivos tónicos aparecen en grupos nominales definidos con sustantivo tácito. Su antecedente, subrayado con trazo discontinuo, se interpreta anafóricamente en los textos que siguen:

Todas me parecían un remiendo torpe sobre aquel desgarrón de silencio que se iba espesando y se bifurcaba en dos caudales divergentes, el suyo y el mío (Martín Gaite, Nubosidad); El problema en países como los nuestros es que se meten a la política (Caretas 28/9/2000).

Puede, asimismo, interpretarse catafóricamente (casi siempre en oraciones copulativas), como en estos otros ejemplos:

Se decía que la suya era una de las muchas manos negras tras la trama de la caída de Cuba y la guerra con Estados Unidos (Ruiz Zafón, Sombra); El suyo había sido un largo y difícil camino (Pérez-Reverte, Reina).

18.2g La combinación del artículo definido y un posesivo tónico (los míos, los tuyos, los suyos…) admite un uso propiamente sustantivo (por tanto, sin antecedente ni consecuente), en el que significa ‘sus partidarios, sus adeptos, sus familiares, etc.’, como en los siguientes ejemplos:

Aquí, con los suyos, está condenado a muerte (Jaramillo Agudelo, Cartas); Nunca olvido a los míos; espero sacar pronto a mi madre del Cristo del Consuelo, donde vive (Vistazo 21/9/1997); A la gente no le gusta mucho que los suyos aparezcan en las secciones policíacas (Ojeda, Santa); No, ese no sería jamás uno de los nuestros (Tiempo [Esp.] 23/4/1990).

18.2h Los posesivos tu y tus admiten un uso genérico o generalizador (a veces encubridor del hablante), en el que admiten la paráfrasis ‘de uno cualquiera’. Comparten este rasgo con la flexión verbal de segunda persona y con los pronombres personales tú, te y ti. Así, es frecuente emplear oraciones como Casi nunca encuentras entrada en la ópera con el sentido de ‘Casi nunca se encuentran entradas en la ópera’. Cabe decir lo mismo de Si quieres la paz, prepara la guerra y de otros muchos casos. Esta interpretación se extiende al posesivo tu y a su plural tus, como en Cuando hablas demasiado de tus problemas… (es decir, ‘Cuando alguien habla demasiado de sus problemas…’) o en Si dominas tus impulsos no disfrutas de ellos, y entonces los impulsos te martirizan. Lo mejor es dejarlos que actúen por su cuenta (Moncada, Caprichos). En cambio, el posesivo posnominal tuyo y sus variantes de género y número son raros con esta interpretación generalizadora.

18.2i Los posesivos prenominales ocupan en español la posición de los determinantes, a diferencia de otras lenguas románicas como el catalán (la seva casa lit. ‘la su casa’ ~ *seva casa) o el italiano (il suo amico lit. ‘el su amigo’ ~ *suo amico). Están, pues, en distribución complementaria con ellos en el español general. Se dice, {el ~ este ~ mi ~ algún} libro, pero no *el mi perro, *algún su amigo, *un mi coche, *muchos sus problemas, etc. Sin embargo, demostrativo y posesivo pueden concurrir en expresiones de carácter formal, normalmente en el lenguaje escrito (pero véase el apartado siguiente):

Tan grata nueva la hemos celebrado en esta su casa (Universal [Ven.] 21/4/1993); En aquella mi sexta mañana de soledad en el mar, pensé que todo eso estaba ocurriendo (García Márquez, Náufrago); El día se despeña suavemente en esa su mitad (Puga, Silencio); De alguna manera esta mi visión pesimista lastimosamente se ha confirmado (Tiempos 19/9/2000); La solución más famosa y persistente es la creación de una realidad trascendente que [...] justifique los fenómenos de este nuestro mundo (Prada Oropeza, Hora).

Este uso se atestigua ampliamente en el español medieval y en el clásico. He aquí algunas muestras:

Dize el Almirante que aquella su navegación avía sido muy cierta y que avía carteado bien (Diario Colón); —Oh señora de mi alma, Dulcinea, flor de la fermosura, socorred a este vuestro caballero (Cervantes, Quijote I); Todo lo cual está el día de hoy en estas nuestras Indias bien probado, y parte dello yo que escribo esto he experimentado (Casas, Apologética); E con esos sus embajadores le envió hasta mill pesos de oro (Fernández Oviedo, Indias).

18.2j La combinación «demostrativo + posesivo» presenta varios usos en el español actual. En algunas zonas del área andina pertenece a la lengua estándar, incluso a la conversacional: Como yo había criado a esta mi hermanita desde que nació, eso me causó un sufrimiento muy grande (Viezzer, Hablar). En otras zonas es más propio de los registros formales, como se ha explicado. Aun así, se perciben también usos lexicalizados o cuasilexicalizados. Mientras que en el texto de Prada Oropeza citado en el primer grupo de ejemplos del apartado precedente este nuestro mundo alterna con este mundo nuestro, no se diría este día suyo en la cita siguiente: ¡Reciban mis mejores expresiones de felicitación en este su día! (Bolsa de mujeres 2/2002). Existen otros casos similares en los que no se da la alternancia.

18.2k Se distingue la combinación «determinante demostrativo + posesivo antepuesto», a la que hacen referencia los apartados precedentes, de la combinación «pronombre demostrativo + adjetivo posesivo». En esta última opción, es el posesivo el que modifica al demostrativo. Aun así, cabe pensar, que en estos contextos se sobrentiende un sustantivo tácito, al igual que en otras secuencias similares que se analizan en los § 14.1p y 15.2:

Llegaba a veces al absurdo de desear vivamente estar en muchas partes a un tiempo […] en un país como en aquel suyo, donde había muchos prados verdes, pero también en una región seca, de cielo diáfano, sin nubes, sin lluvias (Clarín, Hijo); Cuando tengas dos hijitos como estos nuestros, que te alegren, ahuyentarás tus aprehensiones (Fernán Caballero, Familia).

Esta pauta se extiende a las combinaciones con los indefinidos. Así, el adjetivo míos modifica al pronombre unos en el texto siguiente: Incluso dijeron que […] me había regalado unos pendientes de brillantes. La verdad es que eran unos míos de pura bisutería (Cambio 16 5/3/1990).

18.2l El posesivo se usaba en la lengua antigua como un adjetivo antepuesto al sustantivo, como hoy en día en catalán, italiano o portugués (§ 18.2i). Podía, pues, aparecer precedido de otros determinantes, especialmente con nombres de persona, aunque no solo con ellos. Desde el inicio del idioma alternan el posesivo como determinante con su empleo como adjetivo antepuesto al nombre. El uso del posesivo como adjetivo tras determinante estaba sujeto a variables similares a las que hoy regulan su distribución en las lenguas románicas que muestran las dos opciones, como en catalán un meu amic ~ un amic meu. El posesivo se podía combinar con los artículos definido e indefinido, así como con demostrativos, numerales cardinales y cuantificadores existenciales y evaluativos. Las principales pautas en las que los posesivos seguían a otros modificadores del sustantivo son las siguientes:

A. «Artículo definido + posesivo»:

Mas yo uençuda tiendo los mis reales braços a los tos ynoios (Alfonso X, General Estoria II); Ella es los tus pies & tu la su cabeça (Pérez, Confesiones).

B. «Artículo indefinido + posesivo»:

Sabido esto por el dicho Diego Velázquez, movido más a codicia que a otro celo, despachó luego a un su procurador a la isla Española (Cortés, Cartas); Esta yuca estaba allí de unos indios que pocos años había vivían en aquella comarca, y unos sus vecinos, con guerra que les dieron, los hicieron retraer más adentro en unas montañas (Cieza, Guerras).

C. «Numeral cardinal + posesivo»:

El Emperador por fazer le onrra enuio a el dos sus sobrinos don Johan el adelantado & a alexi el camarero (Gran conquista de Ultramar); […] assi que no finco dellos fueras noe e su mugier e tres sos fijos (Alfonso X, España I).

D. «Cuantificador existencial + posesivo»:

Solos los señores, e algunos sus parientes e algunos principales e mercaderes, tienen heredades e tierras proprias (Fernández Oviedo, Indias); […] si algun onbre otorga a otro morada en alguna su casa […] (Partidas).

E. «Cuantificador evaluativo + posesivo»:

No se puso luto ni consintió ponérsele nadie, por no enturbiar con el dolor particular de muchos sus deudos, amigos, servidores y criados (Zapata Chaves, Miscelánea); Et con poca su gent mato muyt grant numero et multitut de los enemigos (Fernández Heredia, Traducción Orosio).

18.2m Las pautas D y E son las menos frecuentes en los textos. Las pautas A y B, muy comunes en la lengua medieval, fueron cayendo en desuso en la clásica, especialmente la primera. Ambas pervivieron, sin embargo, en las hablas septentrionales y noroccidentales de la Península Ibérica, en las que todavía se registran: Y a too y a esto, finuca ella; finuco el su andar; finuco el su vestir, aunque el vestío sea probo (Pereda, Sotileza). La pauta B (un su amigo, una mi hijita) se documenta hoy en la misma área. También se registra en México, en particular en el estado de Chiapas, así como en varios países centroamericanos, especialmente Guatemala, Nicaragua y El Salvador. Se atestigua asimismo en el Paraguay y en el área de Cajamarca (Perú), entre otras regiones andinas. A esta pauta corresponden los textos siguientes:

Cabe señalar que los desconocedores en materia de montañismo suelen pensar que llega uno con un su grupo y sube de inmediato a la montaña (Torres Nava, Conquista); Se fue quedando en los huesos, el pobre, con una su mirada como de chucho triste (Flores, Siguamonta); Fumó, sin aprender, unos sus cigarritos y empezó a leer, por exigencias del estudio, la teoría de la plusvalía (Flores, Siguamonta); Se le entrega un su cochito o una su ovejita o unas sus dos gallinitas (Burgos, E., Rigoberta).

18.2n Algunos estudiosos atribuyen el uso de la pauta B en América a la influencia de lenguas indígenas como el quechua o el aimara, ya que todas las zonas en las que se da la combinación de artículo y posesivo son áreas de gran presencia indígena. Sin embargo, es más probable que esta pauta muestre simplemente la pervivencia de la antigua construcción castellana, ya que ni el quechua ni el aimara tienen artículo y en estas lenguas se marca la posesión con un sufijo. En las zonas señaladas alternan tres construcciones, que representan las pautas su amigo, un su amigo y un amigo suyo. Las dos variantes con posesivo antepuesto difieren sintácticamente. Así, el posesivo es definido en su amigo, pero no lo es en la otra (un su amigo). Existen, además, algunas diferencias entre ellas relativas a su posible uso con subordinadas de relativo, como se explica en los § 18.3j-m.

18.2ñ Como se ha indicado, la pauta B hoy se atestigua asimismo en la zona noroccidental de España. En los textos españoles de los siglos xix y xx se documentaba este uso también en otras áreas. Predominan en los textos los sustantivos que denotan parentesco y otros vínculos familiares o sociales:

Emigraba a un pueblo vecino, donde un su yerno que allí vivía le daba de mal comer (Ganivet, Trabajos); La jorobada y un su hermano […] entraban con las manos de papel, y dando brazadas por entre las mesas del centro (Galdós, Fortunata); Fue este don Esmeraldino vizconde, por lo que de él oí contar a un su criado de librea y escopetero, el hombre más hermoso de Portugal en su tiempo (Cunqueiro, Merlín); Sus fantasiosas respuestas y altanería doblegaron al fin a las damas quienes, orgullosas de una su abuela española […] (Gómez Ojea, Cantiga); Lo mejor era esperar hasta que llegara un su amigo hábil abogado (Martín-Santos, Tiempo).

Información adicional

En relación con este capítulo, la siguiente entrada del Glosario de términos gramaticales podría ser de su interés:
distribución complementaria

 

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