Sintaxis

26 El verbo (IV). Las formas no personales: el infinitivo

26.10 El infinitivo con los verbos de influencia y de percepción (II). Orden interno de los segmentos. Combinaciones con pronombres átonos

26.10a El orden más habitual en el que se presentan los componentes de la construcción predicativa que se ha descrito es «verbo principal–infinitivo», como en Vi llegar a los niños. No es frecuente en la lengua oral, aunque tampoco inusitado, que el infinitivo predicativo siga al complemento directo del verbo principal (Vi a los niños llegar), en lugar de precederlo; sin embargo, dicha estructura aparece con frecuencia en la lengua escrita, especialmente en la literaria:

Veía al raposo descender al prado (Delibes, Ratas); Lucas vio al hombre salir (Caballero Bonald, Días); Vieron al gato erizarse, tenso el lomo y los bigotes, bufando con expresión de terror en su pequeño rostro (Zúñiga, J. E., Noviembre); Al abuelo le gustaba bajar a la piscina con él y sentarse allí a la sombra viendo al nieto cruzar una y otra vez a nado la piscina (Pombo, Metro); A veces se les oía a los tres charlar hasta altas horas de la noche por las cercanías del circo (Santos Febres, Pez); A tientas, una vez percibida la cama, dejó a una de sus manos navegar sin rumbo por la oscuridad hasta dar con la suave cabeza de Max (Cohen, E., Muerte).

Esta pauta es menos frecuente en la lengua periodística: El veterano portero francés no reaccionó cuando vio al búlgaro iniciar su larga carrera (Vanguardia [Esp.] 14/4/1994).

26.10b La marcada preferencia que existe por la variante en la que el infinitivo se sitúa junto al verbo principal hace que resulten forzadas oraciones como Dejó un suspiro escapar (frente a Dejó escapar un suspiro) o La policía hizo a todo el mundo abandonar el edificio (frente a La policía hizo abandonar el edificio a todo el mundo). Resultan en cambio aceptables Veíamos la lluvia caer; Dejemos las cosas estar (construcción semilexicalizada); Hacía al público temblar de emoción, o viendo los coches pasar. En general, favorece la posibilidad de construir secuencias como estas últimas el hecho de que el infinitivo contenga complementos que alarguen la estructura, como en Gonzalo ordenó al carro detenerse en Santa Beatriz (Ribeyro, Geniecillos), donde se subraya el complemento de detenerse, no el de ordenar, o en Nunca había visto a este actor interpretar Hamlet con tal variedad de matices. En ausencia de estos complementos del infinitivo se prefiere más frecuentemente el orden contrario: No se oía cantar a los pájaros; ¿Dejan pasar a los periodistas?; Si oyes entrar a alguien, avísame. Se exceptúan, no obstante, los casos en los que el infinitivo lleva complementos análogos a los del verbo principal. En lugar de Vio besar a su novio a su hija, se prefiere (por razones estilísticas) la variante Vio a su hija besar a su novio. Para la posición de los pronombres átonos en estas construcciones véanse los § 16.13h y ss. y 26.10d-h.

26.10c En los § 38.7g y ss. se señala que, por razones gramaticales diferentes, tienen sentido segmentaciones como Considerar [incapaz a alguien] y también [Considerar incapaz] a alguien. La integración del verbo principal y el complemento predicativo da lugar a veces a expresiones lexicalizadas, como en Hacer añicos el sofá. Aun así, esos segmentos no constituyen compuestos sintácticos, puesto que aceptan, entre otras propiedades, que se interponga entre ellos el sujeto de la predicación: Hacer el sofá añicos. Ello refuerza la idea de que las segmentaciones [Veíamos alejarse] los barcos y Veíamos [alejarse los barcos] son ambas correctas, ya que explican aspectos diferentes de la gramática de esas oraciones. De hecho, se piensa generalmente que la integración de los dos verbos, principal y subordinado, en un predicado complejo (ver pasar, hacer temblar, oír entrar, etc.) constituye una fuerte tendencia del español actual que se evita pocas veces en la lengua común (a diferencia de la literaria, como se vio en los apartados anteriores). Al igual que otros predicados complejos se lexicalizan con complementos predicativos no infinitivos (hacer añicos, hacer trizas; § 35.3d y 38.6ñ), también lo hacen a veces los formados con verbos de influencia como en dejar caer una indirecta, en hacer llegar un paquete o en dejar saber algo, la última calco del inglés. Todas estas consideraciones apoyan la idea de que las estructuras analizadas están sujetas a una doble segmentación, o a un proceso de reanálisis, en el sentido de una alteración formal en la estructura sintáctica que resulta necesaria para explicar propiedades que no son esperables si se acepta una sola segmentación.

26.10d Una de las consecuencias de la doble segmentación que se describió en el apartado precedente es la posición de los pronombres átonos en las construcciones de infinitivo con sujeto en acusativo. Se analiza en el § 16.13 la posición de los pronombres átonos en las construcciones de infinitivo. Interesa resaltar aquí que el complemento directo del infinitivo no puede anteponerse al verbo principal si no se crea el predicado complejo que se describió en el apartado anterior. Se dice, por tanto, Veíamos a los barcos abandonar el puerto, y también Veíamos a los barcos abandonarlo (donde lo = el puerto), pero se rechaza la anteposición en el segundo caso: *Lo veíamos a los barcos abandonar. Cuando el sujeto de la expresión predicativa no está presente, puede formarse el predicado complejo. La anteposición es entonces posible, y hasta preferible, como en Hizo averiguar algunas cosas > Hizo averiguarlas > Las hizo averiguar; Ello hace suponer que estamos en lo cierto > Ello hace suponerlo > Ello lo hace suponer.

26.10e Cuando el infinitivo subordinado corresponde a un verbo transitivo en el llamado uso absoluto34.4b), la construcción que se analiza podría ser ambigua, ya que el pronombre átono podrá complementar al verbo principal (Mandaron a los estudiantes leer > Los mandaron leer) o bien al verbo subordinado (Mandaron leer esos libros > Los mandaron leer). Las oraciones interrogativas dan lugar a una hipotética ambigüedad similar a esta, ya que a quién en la oración ¿A quién hiciste leer estos libros? podría representar el complemento directo de hiciste, pero también el indirecto de leer. Raramente se produce confusión en estos casos, pero es oportuno señalar que la sintaxis del español es compatible con todas esas interpretaciones.

26.10f Se explica también en el § 16.13a que en las perífrasis verbales y en otros predicados complejos no pueden coincidir dos pronombres átonos en sus rasgos morfológicos. En Le dejó leer el libro cabe la opción Le dejó leerlo, y también Se lo dejó leer, de acuerdo con el proceso morfofonológico que impide la secuencia *le lo en esas oraciones, descrito en el § 16.11a. No se produce aquí, por tanto, la confluencia de pronombres con los mismos rasgos (le es dativo y lo acusativo). También puede decirse Lo vio leerlos, donde los podría designar ciertos escritos y lo podría referirse a una persona. En este caso no es posible la anteposición del complemento del infinitivo porque se produciría la confluencia de dos pronombres de acusativo. La sustitución de le + lo por se + lo es igualmente común a las variantes leístas y a las no leístas. En unas y otras se admite Se lo hizo perder (donde lo = el tiempo) o No se la dejan probar (donde la = la tarta). En el § 16.9g se hace notar que el pronombre átono de acusativo (la en La llamó tonta) adquiere la forma se si el atributo aparece como pronombre átono en el español europeo (§ 38.6n): Se lo llamó, en alternancia con La llamó así.

26.10g Aunque con algunas diferencias en la extensión geográfica de estos usos, el verbo hacer se asimila a los demás verbos mencionados cuando el complemento átono del infinitivo no se antepone. Como se vio en los apartados precedentes, se admiten pronombres átonos con igual caso en grupos sintácticos diferentes, como en No la dejaban ver esa película > No la dejaban verla (en alternancia con No le dejaban verla en algunos países); La vieron besar a su amigo > La vieron besarlo (sobre la imposibilidad de adelantar el pronombre lo en oraciones como esta última, véanse los § 16.13a, f). El verbo hacer da lugar a alternancias entre pronombres de dativo y de acusativo (incluso para hablantes no leístas). La variante con pronombres de acusativo es rara en el español europeo, pero alterna en el americano con la otra variante (le), como en La crisis {lo ~ le} hizo perder mucha plata. Se muestran a continuación algunos ejemplos de las dos opciones en el español americano:

El punto más sensible del desbarajuste lo constituyó, sin embargo, un trivial sacrificio de orden doméstico que le hizo tomar conciencia del grado al que había descendido (Moreno-Durán, Diana); Es probable que los colaboradores […] no hayan advertido el salto hacia atrás que le hicieron dar con esas declaraciones (Nación [Arg.] 12/7/1992); El handicap de 58 kilogramos lo hizo perder energías en los finales (Universal [Ven.] 17/4/1988); Se dio cuenta por fin del amor profundo que lo había hecho viajar diez años en pos de una mujer desconocida (Jodorowsky, Pájaro).

26.10h El que la alternancia que se acaba de describir, característica de hacer, no se extienda (para los hablantes no leístas) a otros verbos que admiten infinitivos predicativos parece estar relacionada con el hecho de que el predicado complejo que hacer forma con el infinitivo posee un mayor grado de integración léxica. Este hecho permite entender que se forme el predicado complejo encorchetado en La crisis [hizo perder] a los inversionistas mucho dinero. El verbo principal y el subordinado se integran así en una forma compleja, que exige complementos a los que correspondan funciones distintas y manifestaciones morfológicas también diferentes. La elección de pronombres de acusativo (La crisis lo hizo perder mucha plata) podría interpretarse, pues, como muestra de que los hablantes que la prefieren no crean el predicado complejo al que se ha hecho referencia (hacer perder), sino que otorgan mayor libertad sintáctica a sus componentes. Véanse también sobre esta cuestión los § 16.13a y ss.

26.10i Se ha señalado en la abundante bibliografía sobre estas cuestiones que los sujetos en acusativo alternan a veces con sujetos en nominativo. Como suele ser habitual, el término nominativo se interpreta aquí en el sentido de caso recto1.8l), por oposición al anterior, ya que en español no existe morfología de caso en los sustantivos. Es difícil, no obstante, valorar la alternancia a la que se alude. En efecto, se han presentado dos análisis de oraciones como Se oye cantar el ruiseñor (Lorca, Años). En el primero, se interpreta cantar el ruiseñor como el sujeto paciente de una pasiva refleja (por tanto > Se oye, no Se lo oye), es decir, como el segmento sintáctico que designa lo que es percibido. Desde este punto de vista, la oración contrasta con Se oye cantar al ruiseñor en cuanto que en este segundo caso se interpreta un se impersonal, que es compatible con el complemento directo, como se explica en el § 41.10f: Se lo oye cantar. Otros gramáticos entienden, por el contrario, que el ruiseñor puede ser sujeto en acusativo en el primer caso aun en ausencia de preposición y a pesar de su posición pospuesta, por tanto oír [el ruiseñor cantar], como en ver [los barcos pasar]. Subyace en esta polémica la posible capacidad del sujeto del infinitivo para independizarse o no sintácticamente del verbo principal. La segmentación ver [salir el sol] explica que puedan formarse oraciones como Lo único que deseo ver es salir el sol, pero, al mismo tiempo, el sol puede ser interpretado como sujeto en acusativo, puesto que se puede decir Verlo salir.

26.10j Se han aducido asimismo algunos posibles argumentos en contra de la posibilidad de que los infinitivos admitan en español sujetos en acusativo. Está entre ellos el hecho de que el verbo al que complementa el infinitivo puede carecer de complemento directo en estas oraciones, como en Hay que dejar hacer las cosas, donde no se dice quién las hace; en Hemos visto aceptar propuestas menos justificadas, donde no se dice quién las aceptó, o en No es de buena educación hacer esperar, donde no se especifica quién espera o esperará. Otros gramáticos entienden que este elemento puede ser tácito, y algunos extienden incluso esta posibilidad a los infinitivos de los verbos atmosféricos, como en Veo llover26.8q). No existe, sin embargo, unanimidad en cuanto a la aceptación de estas posibles extensiones.

26.10k El análisis del infinitivo con sujeto en acusativo también ha sido puesto en tela de juicio con el argumento de que las formas en acusativo no suelen pasar a sujetos de las correspondientes oraciones pasivas en ciertos casos. En efecto, las oraciones pasivas con el verbo hacer son raras en esos contextos: Fue hecho arrodillarse. No obstante, si se forma el predicado complejo al que se hace referencia en los apartados precedentes (como en [hacer callar] a alguien) se obtiene un complemento directo que puede pasar a sujeto de la oración pasiva correspondiente:

Fue hecho callar por el capellán que no pudo entender aquella intromisión luterana dentro de su iglesia (García Márquez, Amor); Fue hecho renunciar de su intención (Nuevo Diario [Nic.] 15/5/2002).

Esta misma pauta se documenta en la lengua clásica:

Por algunos de los dichos procuradores nos fue hecho saber que […] (Ordenamiento Toledo); Mientras se apercibía fue hecho matar de Herodes en venganza de la muerte de su padre (Lope Vega, Pastores).

El proceso de reestructuración que se ha descrito se extiende a otros casos. Así, en cuanto que hacer llegar se considera un predicado complejo transitivo (casi equivalente a enviar), admite complemento directo, y también la pasiva correspondiente: El ofrecimiento fue hecho llegar al ministro […] en la visita que realizó a mediados de la pasada semana (Canarias 25/5/1999).

26.10l El verbo dejar no es infrecuente en las estructuras descritas en el apartado anterior si la pasiva es refleja (los dos puntos que se dejaron escapar por el mal entendimiento de los defensas), pero es menos habitual en ellas si la pasiva es perifrástica. Aun así, aparecen ocasionalmente estas construcciones en la lengua escrita contemporánea, sobre todo en la periodística:

Esto consiste en extraer lo máximo que se pueda sin afectar el tamaño del stock de largo plazo si el recurso es dejado crecer por sí solo (Barrantes, Análisis); Los veteranos jugadores defensivos […] fueron dejados ir de aquella dominante unidad (Vocero 11/9/2004); Va en pos de recuperar los puntos dejados escapar hace 10 días (Mercurio [Chile] 28/1/2005); Otro familiar […] denunció que su padre fue dejado morir (Clarín 3/2/1997).

26.10m El complemento directo pasa a sujeto de las oraciones pasivas en las construcciones de infinitivo formadas con los verbos de percepción, pero también en estos casos se prefiere la pasiva refleja a la perifrástica: Los barcos ya no se ven alejarse; Se veían pasar los trenes. La lengua antigua admitía, en cambio, con naturalidad la pasiva de participio en estas construcciones:

Tienen grandes alas. Algunas vezes son vistos bolar enel ayre otras vezes andar enla tierra (Valera, D., Crónica); Nunca en sus votos públicos ni fablas priuadas fue visto desuiar punto de la justicia por affeción ni por interesse suyo ni ageno (Pulgar, Varones); No fue visto usar de su poder, ni guardarle, sino antes ir contra él, y menospreciarle (Solórzano Pereira, Política); No por esto fue visto mandar que los hombres no saliessen con armas a tales, o tales horas de la noche (Márquez, Gobernador).

26.10n Los grupos verbales de infinitivo en función predicativa, sobre todo los construidos con ser y estar, eran muy frecuentes en la lengua antigua subordinados a verbos de entendimiento, de juicio y, a veces, de lengua. En la actualidad, se dice Vi que tenía razón o Lo creí más alto, pero no Lo vi tener razón ni Lo creí ser más alto. En la lengua antigua se documenta ampliamente esta otra opción:

Creyeron ser la opinion suya errada (Santillana, Bías); Vemos ser más amigos aquellos que se entienden e son concordes (Torre, A., Visión); Creyó ser ratones los que el daño habían hecho (Lazarillo); Pero viendo ser todo perdimiento / y aprovecharles poco o casi nada, / de voto y de común consentimiento / su clara destruición considerada, / acuerdan de dejar el fuerte asiento (Ercilla, Araucana I); Decían que me apaciguase, que no importaba estar testadas las partidas ni escrito a la margen habérmelos vuelto (Alemán, Guzmán I); ¿Quién te movió a matarme mis soldados, pues veías ser imposible el escaparte? (Cervantes, Quijote II); Aun reprehende a los que dicen ser esto revelación divina y no cosa natural (Huarte, Examen); Comenzó a caer tal granizo de libros sobre los pedantes que desde luego los menos locos reconocieron ser inevitable su ruina (Moratín, Lección).

Pueden verse otros ejemplos en el § 37.4o.

26.10ñ La construcción que se describió en el apartado anterior llega hasta el siglo xix: Entiendo ser verdad lo que nos dijo el borrachín de Amador (Galdós, Episodios). Se ha documentado también en el siglo xx, pero con muy escasa vitalidad. Se ha señalado que los infinitivos de este grupo no parecen tener sujetos en acusativo, sino en nominativo. Desde este punto de vista, que parece apropiado, en Y, respondiéndole yo ser esto imposible sin quedar deshonrado, se sosegó (Cervantes, Galatea), el pronombre esto es el sujeto del infinitivo ser. Repárese en que en Aun reprehende a los que dicen ser esto revelación divina y no cosa natural (Huarte, Examen) aparece un demostrativo que separa el verbo ser de su atributo (la opción que muestra el texto no es … los que dicen esto ser… sino … los que dicen ser esto…). Apoya el análisis de estos segmentos como sujetos no acusativos el hecho de que la lengua antigua admita el pronombre ello en estas oraciones (es decir, la pauta que corresponde a Entiendo ser ello verdad), como en los textos siguientes:

Yo, fiándome d’él, creyendo ser ello assí, púsele en compañía de mi hija Clavela y le he hallado abraçado y besando con ella (Lope Rueda, Engañados); Yo bien vi ser ello así, porque al tiempo que fue a su celda, yo quedé bueno y libre (Concepción, Memoria).

Si el pronombre neutro fuera un sujeto en acusativo, debería esperarse únicamente en estos casos Lo entiendo ser verdad o Creyéndolo ser así, ya que el pronombre personal ello no puede ser complemento directo; compárese con *Dijo ello, frente al demostrativo eso (Dijo eso). Se exceptúa el español coloquial peruano, como se explica en el § 16.2e. Para los grupos verbales de infinitivo en función de atributo en las oraciones copulativas y seudocopulativas (Parecen tener razón; Resultó ser cierto), véanse los § 37.4n-o y 38.3e y ss.

26.10o Si bien las perífrasis causativas con «hacer + infinitivo» pertenecen al español general (hacer saber ‘informar’; hacer morir ‘matar’; hacer ver ‘mostrar’), son más numerosas en el español del Perú y otros países andinos por influjo del quechua y el aimara: hacer querer ‘ofrecer’; hacer seguir ‘imitar’. En el habla popular y rural del Ecuador —especialmente en el habla de la población indígena— se usa la construcción «hacer (de) + infinitivo»: Ella hace trabajar (‘Ella trabaja’); Ana hace de comer (‘Ana come’); Me hice de caer (‘Me caí’). Es asimismo característico del habla popular del norte de la Argentina y ciertas zonas de Bolivia y del Paraguay el uso expletivo de hacer en oraciones como Ella hace decir que… por Ella dice que…

26.10p El verbo mandar se asimila a hacer en la construcción descrita en los § 26.9h y ss.: Se {mandó ~ hizo} excusar. No obstante, en el español de Chile, el Río de la Plata y los países andinos, entre otros, es común mandarse mudar en el sentido de ‘irse’:

Me mandé mudar vigilándolos a distancia (Roa Bastos, Supremo); No soy de las que se mandan mudar de la noche a la mañana sin decir ni adiós (Vargas Llosa, Pantaleón); Y a veces la propina ni siquiera es buena, pero para qué seguir pensando, ya se mandó mudar y todo está tranquilo (Cortázar, Fuegos); A ver si te mandás mudar muchacho y dejás tranquilos a los mayores (Güiraldes, Segundo).

Esta locución admite las variantes mandarse a mudar, mandarse a cambiar (esta última, común en el Ecuador) y mandarse cambiar. Van cayendo en desuso las perífrasis con mandar y los verbos apear, cambiar, entrar y sentar que se usan en algunas áreas del español centroamericano, como en Mándese entrar (‘Entre, por favor’).

26.10q Alternan hacerse de rogar y hacerse rogar, ambas igualmente correctas, en muchos países hispánicos. La variante sin de se muestra en estos ejemplos:

Siempre es bueno hacerse rogar, repitió como tantas veces (Allende, Eva); No se haga rogar tanto, don Aquilino (Vargas Llosa, Casa); Ella se hizo rogar un rato, pero al fin, tras haberles arrancado la promesa firme de no irse de la lengua […] (Martín Gaite, Irse); Poco se hicieron rogar para quitarse las blusas y las faldas (Carpentier, Siglo); Rice entendió que debía levantarse y acompañarlo sin hacerse rogar (Cortázar, Fuegos).

La variante con de se documenta ya en los textos clásicos y se usa tanto en el español europeo como en el americano:

Y sin hacerse más de rogar se sentó en el tronco de una desmochada encina (Cervantes, Quijote I); Me suplicaron cenase con ellos aquella noche. Híceme algo de rogar, aunque poco (Quevedo, Buscón); —Por favor —insistió ella—. No te hagas de rogar. —No me hago de rogar —dije y no dije más (Cabrera Infante, Habana).

La variante hacerse del rogar se conoce en el español de México, así como en el de Costa Rica y otros países centroamericanos.

Información adicional

En relación con este capítulo, la siguiente entrada del Glosario de términos gramaticales podría ser de su interés:
caso recto

 

Nueva gramática de la lengua española
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