Sintaxis

27 El verbo (V). Las formas no personales: el gerundio y el participio

27.2 El gerundio y otras clases de palabras. Gerundios lexicalizados y semilexicalizados

27.2a Se usa el gerundio como adjetivo en las formas lexicalizadas ardiendo e hirviendo, y, con mayores restricciones, también colgando. Estos gerundios pueden funcionar sintácticamente de manera similar a los modificadores restrictivos o especificativos (El agua hirviendo es la de la cazuela grande), lo que en general está vedado a otros gerundios (*El agua entrando en la pecera es la de la fuente). El uso adjetival resulta a veces difícil de distinguir del que corresponde al gerundio predicativo interno al grupo nominal (una niña llorando). Se retomará esta cuestión en los § 27.2b y 27.7f. He aquí otros ejemplos:

Le lavaban las heridas con vino hirviendo, para evitar la gangrena (Mujica Lainez, Bomarzo); Es una roca ardiendo, pienso, apabullado (Chávez, Batallador); Entraron en una amplia habitación en penumbra, atiborrada de frascos, ramajes secos, yerbas colgando del techo y oraciones impresas enmarcadas en la pared (Allende, Amor).

27.2b Los gerundios adjetivales mencionados heredan algunos de los complementos característicos de los verbos, como el circunstancial en su puchero en Dormitaba junto a la puerta de la cocina, desde la que llegaba el agradable aroma de café hirviendo en su puchero (Pérez-Reverte, Maestro). No obstante, cuando existe conflicto entre los modificadores de los adjetivos y de los adverbios, los gerundios adjetivales suelen preferir los primeros. Se documenta en ocasiones agua muy hirviendo (aunque no resulta igualmente natural en todos los países), pero se rechaza la variante *agua hirviendo mucho, es decir, la que pone de manifiesto en estos casos los rasgos verbales del gerundio:

Se le han de echar como seis cuartillos de agua muy hirviendo (Olivas, Cocina); Hecho esto así, llevan toda aquella tierra y la ponen en unas canastas muy grandes con unos tinajones debajo y echan agua muy hirviendo encima (Villagutierre, Historia).

Los gerundios predicativos no se asimilan a los adjetivales categorialmente, pero pueden aparecer en los mismos contextos sintácticos que los adjetivos, e incluso alternar con ellos, como en Casi la prefiero llorando a eufórica. El gerundio llorando mantiene sus propiedades verbales en La vi llorando, lo que se comprueba por los modificadores adverbiales que admite (se dice La vi llorando mucho, no *La vi muy llorando) y por la presencia de otros complementos característicos de los verbos, como el directo, el indirecto, etc. (Lo veía leyendo el periódico). En los § 27.2d-f se analizan otros modificadores característicos de los adjetivos que pueden afectar a los gerundios.

27.2c El gerundio puede adquirir, como se ha explicado, las funciones gramaticales que corresponden al adverbio, pero son muy limitados los contextos en los que acepta otros comportamientos característicos de esta clase de palabras. Destaca entre todos ellos el adverbio de grado tan, que en la lengua literaria aparece como modificador de un número reducido de gerundios. La forma callando sobresale por su frecuencia:

Cómo se pasa la vida, / cómo se viene la muerte / tan callando (Manrique, Coplas); Y no se lo dijo tan callando, que lo dejase de oír Clara (Cervantes, Quijote I); Hizo lo mesmo Mercepel con los últimos de la vanguardia del marqués, al arroyo de Bayárcal, lo uno y lo otro tan callando, que no se sintió voz ni palabra (Hurtado Mendoza, Guerra),

pero también se documentan otras:

Sancho se agazapó debajo del rucio, poniéndose a los lados el lío de las armas y la albarda de su jumento, tan temblando de miedo como alborotado don Quijote (Cervantes, Quijote II); Desque vuestras coplas vy, / vo pensando / en el fuego [en] que me quemo, / el qual yo nunca sentí / tan quemando / en grado tanto supremo (Mazuela, Poesías).

El uso de «tan + gerundio» se convierte a veces en rasgo de estilo. La combinación obtenida no pertenece en tales casos a la lengua común, pero, usada por los escritores, adquiere un indudable valor expresivo en ciertos textos literarios:

Pero aquí me paso la vida tan escribiendo (Bryce Echenique, Martín Romaña); No había que sacar los ojos de donde debían de estar […] ni andar por ahí tan distraída, tan mirando el aire como si vieras cosas (Saguier, Purificación); Ojalá, algún día, ante un altar, con muchas flores, y con todos mis amigos presentes, una mujer me suelte un sí tan rotundo, tan profundo, y tan arrojándose entre mis brazos como el que Sandra me soltó (Bryce Echenique, Martín Romaña).

27.2d En el habla familiar se usa con frecuencia el diminutivo en algunos gerundios, especialmente corriendito, callandito y andandito (los dos últimos también en imperativos):

Me lo hizo aprender y, corriendito, que no se me fuese mientras encontraba el papel, lo apunté (García Hortelano, Mary Tribune); —Debíamos de acercarnos callandito —sugería Fernando (Sánchez Ferlosio, Jarama); Matemos a los caciques y partirán corriendito (Arrau, Norte); Vamos, pícaro, pon de punta los huesos, y andandito, que la cosa apura (Palma, Tradiciones IV).

El habla coloquial, sobre todo si es afectiva, extiende ocasionalmente estos usos a otros gerundios:

¿Cómo le va? Muy bien, gracias, ¿y usted? Tirandito, no pueo queharme (Azúa, Diario); Han preparado un programa que va a dejar a los 850 playeros de propio y a los 12 000 veraneantes que tienen la suerte de encontrar sitio aquí, temblandito de emoción (ABC 4/8/1989); Órale, mi reina, bajandito, que no quiero arrancarme y dejarla colgada, con una pata arriba y la otra abajo (Hayen, Calle).

27.2e Se registran gerundios con diminutivos en -ico y en -illo en las áreas o los estados de lengua en los que se usan dichos sufijos (§ 9.2b): ¿No veen aquel moro que callandico y pasito a paso, puesto el dedo en la boca, se llega por las espaldas de Melisendra? (Cervantes, Quijote II). Los gerundios en -illo son característicos del español europeo, como el popular tirandillo, común en España (—¿Cómo te va? —Tirandillo). Se documentan ocasionalmente en España otros gerundios en -illo, menos frecuentes que el anterior:

Voy mejorandillo. Eso no quita para que cada día que pasa me acuerde más de la tierra (Delibes, Diario); Don Pantaleón Matarrubia y Holguín va por la acera silbandillo, dando patadas a lo que encuentra (Zamora Vicente, Traque); Subió con toda rapidez y se asomó a la tinaja que todos le señalaron. Dentro de ella, nadandillo, nadandillo, estaba el Faraón (García Pavón, Reinado).

27.2f Algunos gerundios construidos con diminutivos admiten adverbios de grado:

Vio que la llave, como presumía, estaba por la parte de afuera, lo cual simplificaba mucho su trabajo; avanzó dos pasos callandito, muy callandito (Pereda, Sotileza); Movió los labios juntos, en señal de lanzar un beso, y fuese tan callandito como vino (Villaverde, Cecilia Valdés).

Se percibe cierta variación en la capacidad de los gerundios con diminutivo para mantener las propiedades sintácticas de esta forma verbal. Así, el gerundio callandito no mantiene algunas de las del verbo callar, entre otras el complemento directo. Contrastan, por tanto, Se marchó callando sus intenciones y Se marchó callandito. De todos modos, en el lenguaje afectivo de muchos países americanos se usan gerundios con diminutivos en construcciones plenamente verbales:

Él mismo se la fue clavandito como si le gustara el frío del jierro (Gallegos, Bárbara); Estuvimos chismeandito (Álvarez Muro, Poética); Llegandito a las afueras de México, cayó el crepúsculo (González, E., Dios); Don Ernesto había muerto antes de la Revolución Libertadora, comenzandito el Gobierno del General Cipriano Castro (Morón, Gallo); La casa se construyó pasandito la revolución en terrenos de ricos venidos a menos (Mendoza, M. L., Perro).

Solo de manera excepcional se encuentran estas construcciones en el español europeo, y aun así con mayores limitaciones: Estaba llorando como una Madalena y yo deseandito preguntarle si estaba él mejor (Quiñones, F., Hortensia).

27.2g Muchos gerundios presentan un elevado grado de lexicalización, hasta el punto de que se asimilan en buena medida a las locuciones adverbiales. Se usa pitando en el sentido de ‘deprisa, precipitadamente’ en España, México y algunas partes de las áreas centroamericana y andina: Han comenzado a romper sillas y a destrozar las mesas, y he tenido que salir pitando del tumulto (Perucho, Pamela). Se emplean con este mismo sentido piteando en Bolivia, guapeando en el Perú, arando (que también puede significar ‘a gatas’) o carpiendo en la Argentina, y rajando en el Uruguay y el Paraguay. Pertenecen a este mismo grupo bufando, zumbando y otros gerundios. Es importante resaltar que solo algunas de estas formas se usan como verbos plenos (se dice rajo, pero no pito o zumbo, en el sentido pertinente aquí). Se presentan a continuación otros ejemplos de la pauta descrita:

Por algo me sacan carpiendo de todas partes, que lo diga Lutecia (Cortázar, Rayuela); Envolví unas mudas, las metí en una bolsa, y salí de casa zumbando (Martínez Reverte, Gálvez); Se hundió el frente y tuvimos que salir echando leches hacia la frontera (Cercas, Soldados).

27.2h Está igualmente lexicalizado, y es general en el mundo hispánico, el gerundio volando en el sentido de ‘muy deprisa’, frente a su significado literal ‘yendo por el aire’. Este uso es frecuente sobre todo con verbos de movimiento como ir, salir, venir, etc.:

El tiempo se fue volando y si no es por el sacristán […], hubiera sido impuntual (Elizondo, R., Setenta); Me dio tanto miedo, que me regresé volando a la cama (Alatriste, Vivir); Tuvieron que llevarla volando a la casa, amarrada a la silla (Solares, Mártires); Él espera hasta que ella entre en su casa antes de pisar el acelerador y salir casi volando, como si no aguantara estar allí un minuto más (Santiago, Sueño); Voy a echar una parrafada con Núñez y luego me largo a casa volando (Vázquez Montalbán, Soledad).

El uso adverbial de volando se extiende a las construcciones formadas con otros verbos, como en Préstame el libro: lo leo volando y te lo devuelvo o en los ejemplos que siguen:

Manejar sé de sobra, y el tráfico de Lima lo aprenderé volando, don Cayo —dijo Ambrosio— (Vargas Llosa, Conversación); Y no hables de ella con ese tono de rendida admiración. Mejor contéstame volando mis tres preguntitas (Fuentes, Cristóbal); Se acaba la cosecha y te despachan volando (Fuentes, Región).

Se emplea también corriendo en el sentido de ‘muy rápido’, por tanto no solo como gerundio de un verbo de movimiento:

Dije que no y a las dos horas mi abuela entró en coma. Telefoneé corriendo a la revista, dije que sí y mi abuela se recuperó (Millás, Articuentos); Isabel, preocupadísima por mamá, que ha caído en cama con jaqueca, se ha presentado corriendo en casa (Delgado, Mirada).

27.2i Los gerundios son usados frecuentemente con sentido imperativo. Algunos en particular se emplean como fórmulas directivas o exhortativas cercanas a las interjecciones en contextos en los que se ordena algo, como ¡Andando! (también ¡Andandito!, citado en el § 27.2d), ¡Corriendo! o ¡Volando!:

Mire Gómez, deje de hacerse el imbécil y entrégueme al prisionero o aquí mismo le meto un balazo aunque después me muera. Así que, andando (Chao, Altos); Entonces Lucrecia dijo alzando la voz: —Vámonos, volando. Aquí ya nadie nos necesita —y se echó a llorar (González, E., Dios); Luego, se ven los rostros, y se dicen con los ojos: “¿Qué aguardamos?”, ¡volando, enseguida como dos flechas hacia la choza! (Mera, Cumandá); El guardia joven se puso en movimiento para secundarle. —Circulen, circulen, andando (Sánchez Ferlosio, Jarama); —¡Maquillaje! —llamó Juanito desde la puerta—. ¡Arriba, corriendo! (Díaz Martínez, Piel).

Sobre el uso de vamos en contextos similares, véase el § 32.6j.

27.2j La pauta descrita en el apartado precedente se extiende a otros gerundios no lexicalizados. Se usan en distintas partes del mundo hispánico, con valor imperativo, los gerundios apurándose (¡Apurándose, que no tenemos su tiempo!), circulando, moviéndose, corriéndose (en el ómnibus: ¡Vamos, señores, corriéndose al fondo!), pagando, avanzando, saliendo o arreando (el último en España), entre otros:

Ya te has llevado injustificadamente tus millones, pues venga, circulando (20 Minutos 18/7/2006); —Pues arreando, Paquito, que estoy que pego bocados. —En seguida va a estar, don Antonio. Ahora mismo voy (Pérez Merinero, Días).

El uso interjectivo y, en particular, exhortativo del gerundio está en expansión en la lengua actual. Entre los deportistas se utiliza pasando (¡Vamos, muchacho, pasando ya la pelota al compañero!); entre los técnicos de medios audiovisuales, grabando (¡Silencio! ¡Grabando!), aunque no para pedir que se realice una grabación, sino para comunicar que se empieza a realizar. En Venezuela y otros países del área caribeña, es muy común emplear el gerundio hablando para advertir al que interrumpe una conversación telefónica de que la línea está ocupada. En el lenguaje de los camareros, se usa en España marchando con valor interjectivo para dar a entender que se está preparando o está en marcha el pedido que se acaba de hacer, y a veces también para hacerlo: ¡Marchando cuatro cervezas, chico! —gritó Anselmo (Aparicio, Retratos).

27.2k La fórmula «gerundio + que es gerundio», usada en casi todas las áreas hispanohablantes con valor exhortativo, es humorística. Se construía en principio con los verbos andar y arrear, pero poco a poco se ha ido extendiendo a otros muchos, hasta hacerse productiva:

Andando, que es gerundio, como dice mi amigo Popa (Paz, S., Cielo); Arreando, que es gerundio (Caballero Bonald, Días); Las cosas claras, señora. Respondiendo, que es gerundio. ¿Se había comprometido a renunciar al premio en metálico si su novela salía elegida? (Paso, ); Desdramatice el tema y abreviando, que es gerundio (Ameztoy, Escuela).

27.2l En los § 28.15v y 42.15f se hace referencia a los imperativos de cortesía formados con gerundios y el verbo dar en el sur de Colombia, como en Dámelo llevando (‘Llévamelo, por favor’), y en el español de la Sierra ecuatoriana (Dame llevando). El segundo se diferencia fundamentalmente del primero en que admite un solo pronombre clítico. En el español del Ecuador se utiliza también esta estructura con otras formas del verbo dar, por calco del quechua, como en ¿Te dio trayendo el libro? (‘¿Te trajo el libro?’). Expresa, en cambio, una petición descortés «mandar + gerundio» en el español popular ecuatoriano, como en Le mandó sacando (‘Le pidió de malos modos que se fuera’). En algunas zonas de Bolivia, el Perú y el noroeste argentino se usan, igualmente por calco del quechua, diciendo y haciendo en construcciones como ¿Qué haciendo? o ¿Qué diciendo? con el significado de ‘¿Por qué?’, ‘¿Para qué?’ o ‘¿Cómo?’. En el español coloquial del Ecuador (en especial el serrano), estas fórmulas pueden utilizarse además con entonación exclamativa para expresar el rechazo enfático a una propuesta, como en —¿Vienes con nosotros? —¡Qué haciendo! (es decir, ‘¡De ninguna manera!’).

27.2m Está semilexicalizado el gerundio dependiendo, que alterna con la locución preposicional en función de o con la preposición según. Mantiene, sin embargo, el régimen verbal de depender, es decir, la preposición de:

Dependiendo solo del mercado, géneros como la poesía, el teatro, la danza, etc., podrían desaparecer (Vargas Llosa, Excepción); “El intelectual” le llamaban en guasa sus hermanos. Él se encogía de hombros y callaba o los mandaba al carajo, dependiendo del humor (Marqués, Mirada); En nuestro pueblo las ratas se comportan de una manera y otras veces de otra, dependiendo de la situación, a la que procuramos adaptarnos con celeridad (Bolaño, Gaucho).

El gerundio dependiendo mantiene más claramente su naturaleza verbal cuando se construye con sujeto expreso:

[…] dependiendo esto de factores múltiples, entre los que, posiblemente, se hallen hasta el clima (Vargas Llosa, Pantaleón); El movimiento es, según los casos, luz, calor, sonido, etcétera, dependiendo estas diferencias […] del mayor o menor número de vibraciones de la onda etérea (Lugones, Fuerzas).

27.2n Están asimismo semilexicalizados los gerundios incluyendo, excluyendo y exceptuando en algunos de sus usos. Incluyendo se relaciona semánticamente con inclusive, y excluyendo y exceptuando lo hacen con exclusive, aunque estas voces no comparten en rigor los mismos contextos sintácticos. Los gerundios mencionados aparecen muy frecuentemente en incisos:

Jursich fue pasando todos los tomos de García Márquez, incluyendo las memorias y las últimas novelas breves (Abad, Angosta); Durmieron, pues, todos como marmotas en invierno, exceptuando el can Eliabur, que acompañó a su amo (Luján, Espejos).

Los gerundios excluyendo y exceptuando comparten algunas propiedades con otras partículas que expresan excepción, como excepto, menos y salvo31.12). Al igual que excepto, salvo, etc., se usan en contextos generalizadores que se construyen con cuantificadores universales o asimilados a ellos, como siempre (Llamaba siempre por las noches, exceptuando los domingos), todos (Todas las condiciones pueden ser negociadas, incluyendo la primera), nadie, nada, cualquiera, cada, la totalidad y otros semejantes. El gerundio incluyendo (que posee otras propiedades sintácticas: § 27.2o) se asimila a exceptuando y excluyendo en este punto:

Nos habíamos despojado de todo lo superfluo, incluyendo nuestra pistola de seis tiros, a fin de hacernos más ágiles (Nogales, Memorias); Importada de Oriente, igual que todos sus divinos compañeros —de nuevo exceptuando a Zeus—, la diosa del amor, del erotismo y la fecundidad […] (Reverte, Ulises); He intentado, además, que la música suene siempre, incluyendo los pasajes hablados (Cultural 7/4/2003); Se ignoraba todo sobre su familia y no se le conocía relación social ninguna, exceptuando al de los Alumbres (Pérez-Reverte, Maestro); Hope ofrece por el precio mencionado 710 hectáreas de terreno en cualquier planeta del sistema solar, excluyendo la Tierra (País [Col.] 22/7/1997); Tenía cuarenta y dos años y no recordaba haber creído nunca, exceptuando quizá un breve paréntesis adolescente (Millás, Desorden).

27.2ñ Los entornos generalizadores a los que se refiere el apartado anterior se obtienen asimismo con el presente, el imperfecto y otras formas verbales imperfectivas características de los contextos genéricos (Hacía mucho frío en invierno, excluyendo algunas mañanas soleadas). También se logran con superlativos, que unas veces contienen en su complemento partitivo alguna expresión cuantificativa universal, como la que se destaca en Exceptuando al Príncipe Almíbar y algún que otro soldado […], ese Duque es el más joven de cuantos hombres hemos podido contemplar en cuarenta días (Matute, Gudú), y otras lo dejan tácito, como en Ella era, sin duda, la más inteligente, exceptuando a tía Clotilde.

27.2o Como otros gerundios semilexicalizados, también exceptuando, excluyendo e incluyendo conservan algunas de sus propiedades verbales, aunque no todas. Así, suelen mantener la presencia de la preposición a cuando el complemento que introducen es de persona. Ello indica que este complemento funciona sintácticamente como objeto directo de los verbos exceptuar, excluir e incluir. No obstante, el hecho de que la preposición esté ausente otras veces en esos mismos contextos pone de manifiesto la proximidad de estos gerundios a las partículas que expresan exclusión e inclusión. La presencia de la preposición se registra en los textos siguientes:

Los detenidos, exceptuando a las mujeres, iban esposados de dos en dos (Palou, Carne); Todos exceptuando a Moisés levantan las manos (Paz Hernández, Paraíso); Recuerdo que las mujeres (incluyendo a Pilar Berruguete) se habían hecho trajes especiales para estrenarlos aquella noche (Salisachs, Gangrena); Ningún familiar, excluyendo a los que tuvieran relación sexual con el afectado, ha sufrido contagio (Ricardo/Anabitarte, Sida); Cada viajero, incluyendo a Mary Graham, la compañera de Lord Cochrane, lo ha agregado al capítulo de la nostalgia (Hoy [Chile] 5/5/1986).

Su ausencia, que se considera menos recomendable, aparece en estos otros:

Lo hicieron también todos los que lo sucedieron, incluyendo Galo Plaza (Caretas 26/6/1997); Esto lo proyecta a las otras mujeres incluyendo su hija (Antognazza, Vida); Otros se hallaban en línea para solicitar empleos con la ciudad, incluyendo José de Goti, principal jefe en la operación de boletas (Nuevo Herald 15/3/1998); Exceptuando el propio Hitler y parte de su grupo, pocos alemanes más han querido morir numantinamente (Vanguardia [Esp.] 14/12/1995).

El indefinido pocos, usado en el sentido de ‘casi ninguno’, se asimila en este último ejemplo a los indefinidos mencionados en el § 27.2n. Algunas de estas alternancias pueden estar influidas por el inglés including.

27.2p Igualmente semilexicalizado está el gerundio pasando (por), característico de las construcciones generalizadoras y muy frecuente en las enumeraciones que se construyen con desde y hasta (a veces también con de y a). Se expresa en ellas que uno o varios elementos ocupan un lugar intermedio en alguna relación más amplia que se suele presentar como universal:

Bailaron desde vals hasta zacandul, pasando por polcas, redobas y habaneras (Elizondo, R., Setenta); En medio de la vivacidad de los colores que iban del azul al amarillo tenue, pasando por el rojo y el naranja, ella había encontrado su propio destino (Volpi, Klingsor); Estos amores que, por transitorios e imposibles, algo tienen de las nunca agotadas leyendas que nos han hechizado durante tantos siglos, desde Píramo y Tisbe hasta Marcel y Albertine, pasando por Tristán e Isolda (Mutis, Maqroll); Han sido anarquistas desde el príncipe Bakunin al conde Tolstoi, pasando por el poeta Shelley (Sábato, Fin).

27.2q Existen otros gerundios lexicalizados o semilexicalizados. El gerundio tirando (ya mencionado con otro valor) se usa, seguido de la preposición a, con un sentido similar al del adverbio casi, sin que se pierda sin embargo el significado del verbo tirar:

Era de estatura mediana, muy moreno, tirando a gordo. —Lárgate de aquí, chavo. —Tardé en comprender que se dirigía a mí (Bolaño, Detectives); Era alta, muy delgada, cimbreña, con el pelo teñido de rubio y los labios pintados de un color rojo oscuro, tirando a morado (Casaccia, Babosa).

Para la forma lexicalizada ir tirando, véase el § 28.13c. También está semilexicalizado andando el tiempo (aproximadamente, ‘transcurrido cierto tiempo’), que se asimila a las locuciones adverbiales temporales. Esta expresión admite variantes con otros grupos nominales de significado temporal en los que aparecen sustantivos contables en plural: andando los años, andando los meses, andando los siglos, etc.

Se hablaba de él como si solo fuera un “nombre”, un mito o un dios que, andando el tiempo, debía llegar lejos, muy lejos (Salisachs, Gangrena); Una vez más hubo de verlos, andando los años, y hasta paseó con ellos llevándolos de la mano en las tierras del Paraíso Terrenal (Roa Bastos, Vigilia); Para no pocos las declaraciones de Andrade de que viviría en el centro no pasaban de ser un mero formalismo. Pero, andando los meses […] (Caretas 18/7/1996); La metalurgia es un fenómeno cultural que acompaña al hombre en su historia y que, a efectos científicos, se resuelve, andando los siglos, en una serie de hechos regulados por leyes fisicoquímicas (Calvo, F., Contribución).

Acepta igualmente variantes con un sustantivo contable en singular, como en andando el día, andando la tarde, andando la noche. En ese caso se obtienen paráfrasis como ‘a medida que avanza el día, la tarde, la noche’ o ‘transcurrida cierta parte del día, de la tarde, de la noche’:

Pero me temo que cuando pase la resaca nocturna, andando el día, la realidad devenga en verificar que nada de eso fue cierto, que todo ha sido la pura y simple proyección de mi de seo (Beccaria, Luna); Mucho importa ese primer núcleo original, ese pimpollo primerizo físico-anímico del cual brota después —andando la primavera— la flor (Álvarez, L., Limpieza).

Se forman locuciones adverbiales o adjetivales con otros gerundios, como en a la chita callando, vivo (o vivito) y coleando o en burla burlando, característica del español europeo:

Los ánimos tendieron a sosegarse y hasta alguno que otro de los que habían huido regresó a su casa a la chita callando (Goytisolo, Liberación); Allí la situación era muy pareja y andábamos como peces en acuario: vivos y coleando (Sánchez, H., Héroe); Creo que queda claro el grado de disolución intelectual en que me sumí, burla burlando (Guelbenzu, Río).

27.2r Es menor el grado de lexicalización que presentan los llamados gerundios de ubicación o de orientación locativa. Estos gerundios se forman muy frecuentemente con verbos de movimiento y son los únicos que pueden ser sustituidos por adverbios locativos (—¿Dónde está la Municipalidad? —Bajando la calle, al final de la cuesta) o pueden funcionar sintácticamente como atributos de lugar, por lo general antepuestos: Torciendo a la derecha (> allí) estaba el mercado, o en Enfrente, cruzando el pasaje y haciendo pendant con nuestra cuartería, había una comunidad china (Cabrera Infante, Habana). Muchos de estos gerundios se usan como adjuntos que especifican un lugar, una dirección o una trayectoria:

Irás al convento de La Latina, que entiendo está en la calle de Toledo, bajando a mano derecha (Galdós, Episodios); Don Francisco Rodríguez vivía por Lavapiés, siguiendo por la lejana calle de la Fe, torciendo a mano izquierda, en un callejón angosto y desusado (Gabriel Galán, J., Bobo); Stalin los reúne a todos en el salón de conferencias, a mano izquierda, entrando por la puerta principal como quien va hacia el comedor del Terrible (Cabrujas, Día).

27.2s Los gerundios de ubicación coinciden con otros muchos en que se construyen sin sujeto expreso, pero se diferencian de ellos en que su sujeto tácito no toma como antecedente un elemento nominal o pronominal introducido en la oración, o recuperado en el texto que sigue. Como se explicará en los § 27.3a-c y 27.3m-p, la interpretación de los sujetos tácitos se obtiene generalmente de algún elemento de la oración principal. Así pues, se supone que el gerundio siguiendo tiene un sujeto tácito en oraciones como Al valle llega uno por un camino estrecho, siguiendo el curso de un arroyo. La referencia de ese sujeto la proporciona aquí el pronombre uno. La oración de gerundio encabezada por siguiendo expresa en este ejemplo el modo en que se realiza la acción o el proceso expresados por el verbo principal. En muchas de las construcciones formadas con gerundios de ubicación, el sujeto tácito del gerundio queda sin antecedente y adquiere un carácter inespecífico o impersonal, por lo que puede hacer referencia al hablante o al oyente.

27.2t Los gerundios de ubicación limitan los posibles complementos del verbo sobre el que se forman. Resulta natural decir, en efecto, Bajando la cuesta había una fuente, pero no se admitiría un adverbio de manera que modificara al gerundio (*Bajando deprisa la cuesta había una fuente). Se trata de una restricción similar a la que caracteriza a los complementos formados con «al + infinitivo» (§ 26.13f y ss.), que poseen significado análogo: Al bajar la cuesta, había una fuente. Estos gerundios admiten, en cambio, los complementos del verbo necesarios para acotar el significado espacial o temporal de todo el predicado, como en […] de allí hasta la casa del difunto Juan Salinas, luego bajando la calle hasta la casa del ciudadano Antonio García (González Garza, Laredos). Los gerundios de ubicación más frecuentes son atravesando, bajando, cruzando, doblando, girando, pasando, siguiendo, subiendo, torciendo, viniendo y yendo.

27.2u La naturaleza imperfectiva del gerundio tiene varias consecuencias sintácticas y semánticas que se analizarán en los apartados que siguen. A esas propiedades debe añadirse el hecho de que los gerundios aparezcan en series, casi siempre binarias, con mayor frecuencia que las demás formas no personales del verbo. Se expresa generalmente en estas agrupaciones que alguna situación prosigue o se repite, como en buscando y buscando, caminando y caminando, o en Siguió creciendo y creciendo. Se construyen estos grupos con pares de términos opuestos (yendo y viniendo, entrando y saliendo, subiendo y bajando), así como con gerundios repetidos:

Y fatigadas máquinas que aúllan y lloran / empujando la proa, pateando los costados, / mascando lamentos, tragando y tragando distancias (Neruda, Residencia); Me imagino a mi padre hablando y hablando y diciéndole que teníamos que irnos todos a Rusia (Muñoz Molina, Sefarad).

Aun cuando algunas de estas series se documentan con infinitivos o con formas personales del verbo, abundan sobre todo con gerundios. Resultan particularmente expresivas las que se construyen con dos gerundios, el segundo de los cuales se diferencia del primero solo en un prefijo, como en los textos siguientes:

Dezía esto bolviendo y rebolviendo acá y acullá su cavallo (Avellaneda, Quijote); Se arrojó a coger el dinero que tenía Zacarías en la mano izquierda, jurando y perjurando que se lo había de arrancar o poco había de poder (Espronceda, Sancho Saldaña); De modo que volvió a su clausura, pasando y repasando los pergaminos (García Márquez, Cien años); Y el paisaje punteaba de millares de hombres corriendo a la deshilada, matando y rematando, saqueando a los heridos y a los muertos (Pérez-Reverte, Sol).

Presentan alguna semejanza con los gerundios, sin ser formas verbales, los sustantivos derivados de antiguos participios pasivos de futuro o surgidos a imitación de otros existentes en latín, como la doctoranda, los educandos, los graduandos, el laureando, los resultandos, los considerandos de una sentencia, el sustraendo de una resta, etc. Estos derivados se estudian en el § 6.11g.

 

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